Jueves, 5 de abril de 2018

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Cuando las almas en los días de Maratón de Oración invocan Mi Divina Misericordia, ellas se parecen a las espigas doradas en los campos y Mi Reino brilla en esplendor de oración.

Eso permite que el Jardinero Fiel riegue los jardines, valles y campos del alma con el Agua renovadora de la Divina Misericordia.

De esa forma, las faltas más graves cometidas por la humanidad son perdonadas, porque la oración de esa alma que llama por la Divina Misericordia concede una expiación espiritual e inmaterial, mudando completamente el curso de los acontecimientos planetarios.

De la misma manera, las almas que rezan el Rosario a la Madre de Dios, no solo se tornan rosas en los Jardines del Cielo, sino que también las oraciones por la paz en las naciones del mundo revierten cíclicamente errores gravísimos del pasado, del presente, y modifican, por el mismo poder del Rosario, los acontecimientos futuros, concediendo así una reparación espiritual para las almas por las cuales se ora, como también para las naciones por las cuales se reza.

Deténganse por un momento, con desapego y humildad, lejos de resultados concretos y visibles, e imaginen cuánto puede ayudar la oración sincera de un orante y, más aún, cuánto puede interceder espiritualmente la oración de cientos de almas en el mundo.

Si en verdad las almas confiaran plenamente en el poder superior de la oración del corazón, pronto conocerían los misterios inviolables que ella guarda como tesoro divino y espiritual.

Los animo, compañeros, a valorar cada momento de oración y, en primer lugar, a agradecerle al Padre Eterno por poder estar rezando cada nuevo día, a fin de que el auxilio mayor venga del Universo Celestial e intervenga en todas las causas imposibles.

Quien desea conocer el poder de la oración se sumerge en ella diariamente.

¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!

Los bendice ahora y siempre,

Vuestro Maestro, Cristo Jesús