Sábado, 24 de febrero de 2018

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN LAS NACIONES EN LA CIUDAD DE QUITO, EQUADOR, AL VIDENTE FREY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Vengo aquí, porque es un pueblo que ama a Mi Hijo, que Lo ha reverenciado, que Lo ha honrado, que Lo ha glorificado en todo este Universo y más allá de este mundo.

Hoy estoy aquí, queridos hijos, para derramarles Mi Paz y Mi Gracia, para hacer de sus corazones, corazones fuertes, predicadores de la Palabra de Mi Hijo por medio del ejemplo del amor y de la misericordia, de la fe inquebrantable que ha construido su pueblo a través de los tiempos.

También hoy estoy aquí, queridos hijos, por los primeros pueblos originarios de esta región; por esos pueblos tan queridos y amados por Mí, que en tiempos antiguos, por medio de su amor y su devoción a la Creación, también han dado testimonio del Divino Verbo del Creador, por medio de su súplica y de su unión con el Altísimo.

Hoy vengo a reunir, como Madre del Universo y Madre de todas las culturas, a todos los pueblos del principio, para que, como en Perú, también su pueblo recupere las raíces, los orígenes y los principios que han permitido en este tiempo actual, hacer de su pueblo un pueblo sagrado.

Quiero, queridos hijos, como Madre de las culturas y Madre de todos los pueblos, que protejan sus principios, aquellos que nacieron con la cultura inca en lo más alto de estas montañas sagradas, en donde se reverenciaba el Espíritu de Dios, por medio de Su Presencia a través de los elementos.

Quiero que puedan perdonar, al igual que lo ha hecho Mi Hijo, por todos los que hicieron el mal, por todos los que invadieron sus tierras y sus colonias, haciendo desaparecer, no solo su pueblo original, sino también sus raíces.

Pero recuerden, queridos hijos, que una verdadera civilización de Dios, un verdadero pueblo sagrado, siempre guarda sus dones y sus principios en su sangre. Allí se guardan todos los códigos que pueden volver a despertar, tomando su contacto interior con Dios y con todo el Universo.

Que por medio de su oración y su devoción a Mi Inmaculado Corazón, esos sagrados atributos que sus pueblos del principio adquirieron, vuelvan a despertar en sus corazones, no temiendo ni dudando de vivir lo que verdaderamente son como cultura y como pueblo, porque eso los hará libres y serán tan especiales para Dios como lo son muchos pueblos sagrados en el mundo, que en estos tiempos definitivos y críticos están intentando sobrevivir de la humanidad actual.

Que el espíritu sagrado que una vez estuvo presente en ustedes por la Creación, las estrellas, los soles y los universos, pueda volver a despertar en este tiempo. Eso hará de este lugar, igual que el Perú y que Bolivia, una tierra sagrada para los próximos tiempos.

Crean verdaderamente, queridos hijos, que la marginación social y la pobreza terminarán, no por la mano de los que gobiernan, sino por la Mano poderosa de Mi Hijo, que desde el firmamento hará la señal de la Cruz para cerrar los abismos, en donde muchas pero muchas almas están perdidas y son sometidas día a día sobre esta superficie, dentro de esta vida material, que solo busca la realización y el despertar de la ilusión humana.

Retornen a sus orígenes sagrados como pueblo y como cultura y despertarán en ustedes el verdadero sol interior, así como Mis hijos del Perú lo despertaron en estos últimos días. Así su Madre Celeste, la Señora de todas las culturas y de todos los pueblos va extendiendo Su manto en las Américas; no solo como La Guadalupana, sino como la Madre Sagrada que cuida y protege los principios sagrados de Sus hijos.

Así como su Madre Celeste, cuando estuvo en Tierra Santa, todo Su pueblo sagrado, el pueblo de Su principio, fue protegido por la Mano de Dios.

Yo les vengo a enseñar, queridos hijos, a rescatar los valores de su espiritualidad y de su fe, que los harán libres algún día, de estas presiones constantes que imponen otras naciones.

Quiero volver a despertar, no solo en Perú sino también en Ecuador, esos sagrados valores, que les hará sentir en el corazón el Fuego cósmico del Amor de Dios, que renovará todas las cosas; que hará repoblar esta Tierra de verdaderos espíritus de bien, de los sagrados servidores del amor, que lucharán junto Conmigo por la institución del Reino de Dios sobre la Tierra. Así como muchos más corazones en el mundo que hoy están unidos a ustedes en esta sagrada misión, trabajan por la misma causa y por el mismo espíritu.

Queridos hijos, sonrían a la vida, sonrían al Amor de Dios, porque el fin de su cautiverio está próximo, así como estará el fin del cautiverio en el Perú y las almas se liberarán espiritualmente. Podrán sentir en sus corazones una esperanza renovadora, algo que los llevará a cumplir el Plan de Dios y a vivir cosas grandiosas e impredecibles, que están en el Corazón de Dios escritas y que en este nuevo ciclo, queridos hijos, tan solamente por el trabajo de su oración, de su consagración a Mi Inmaculado Corazón y de la Comunión Reparadora con Mi Hijo, podrán vivir.

Crean que eso será posible, porque si Yo he venido hasta aquí, hasta Ecuador, es porque Dios así lo desea, Dios así lo siente y Él lo hará llevar adelante por medio de Su Servidora fiel, de Su Mensajera Celestial, de la Madre de la humanidad.

Sé que tienen muchas intenciones para Mi Corazón Inmaculado, pero Yo necesito, hijos Míos, que antes de que Me las entreguen para que Yo las lleve en Mi Corazón, recen todos los días por ellas, a fin de que Dios haga de sus intenciones grandes milagros, dentro del tiempo que Dios prevé, bajo el Espíritu de Su Soberanía y de Su Sabiduría. Porque todo tiene un tiempo para poder realizarse, para poder llevarse adelante.

Confíen en que todo tiene un tiempo. No adelanten los acontecimientos, pero sí pidan con fervor, con el fervor de sus corazones, porque así Dios los escuchará por intermedio de Mi Inmaculado Corazón.

Cuando sus soles sagrados e internos despierten, la Tierra podrá ser iluminada de un Espíritu redentor, puro e inmaculado, que pasará por sus corazones y que vendrá directamente de Mi Amado Hijo, para llamar a los últimos no redimidos, a los que formarán las últimas filas de Su ejército de Luz y de oración, sabiendo que en estos tiempos difíciles, la oración será imprescindible en sus vidas. Será ese gran escudo que los alejará del mal, que los apartará de los abismos y de las ilusiones que aún sigue generando Mi adversario, nublando los ojos y dejando a los corazones distraídos, sin la Luz de Dios.

Pero Yo vengo a hacer de sus vidas y del Ecuador, un presente para Dios. Dios ha permitido que el Santo Padre llegara aquí para bendecirlos y que él impartiera por medio de su humildad, el espíritu de la Misericordia renovadora; la Misericordia que finalmente liberará a los corazones que tan solamente, en la simplicidad de sus corazones, digan ´sí´ al llamado de Dios, que hoy es pronunciado por su Madre Celeste.

Mañana rezaremos el Rosario por la Paz y contemplaremos los Misterios Sagrados que vivió la Sagrada Familia y sobre todo Mi Amado Hijo, que es el verdadero testimonio de su redención.

Quisiera que en el día de mañana rezaran el Rosario con el corazón. Que el propio corazón de cada uno de ustedes fuera el que pronunciara las palabras, para que en ustedes despierte una luz infinita, que convertirá cosas imposibles y difíciles dentro de ustedes y alrededor de ustedes.

Y así, el Ángel de la Justicia de Dios, San Miguel, colocará Su espada y hará ennoblecer sus vidas, como miembros de Su ejército celestial, unidos espiritualmente a Su Milicia Divina, para estos tiempos, en donde la batalla fundamental será vivida por medio de la oración del corazón.

Mi Hijo les envía un mensaje, por medio de Su Madre, Madre vuestra.

Él les dice que ha escogido a Ecuador para el próximo encuentro de Misericordia, a fin de que aquí, en este país, no solo las almas se rediman, sino también despierten a los sagrados Tesoros de Dios, que muchos no ven, ni tampoco saben que están guardados en estas sagradas montañas, como el legado del Universo de la Creación. Un legado que hará de esta humanidad una humanidad nueva, bajo la guía de Su Salvador.

Preparen sus corazones para ese momento y llamen a las almas que más necesitan de la Misericordia de Nuestro Señor, para que cuando Él venga a visitarlos y a bendecirlos, transforme todas las cosas y los lleve a Su Corazón, a Su Corazón de Amor.

Hoy estoy tan agradecida por este altar simple, pero bello, que engrandece más a Dios y menos a Mi Corazón, porque todo pertenece al Señor, todo es parte de Su Obra; de la Obra de Su Infinita Misericordia. Eso ténganlo siempre bien presente, porque así estarán en Dios y Él estará en ustedes para siempre.

Antes de despedirme y de recogerme en lo alto de estas montañas, quisiera llevar Conmigo, como ofrenda a Dios, el Ave María que en este momento están tocando, para que por medio de esta melodía y de este canto, muchas más almas reciban la Gracia de Dios que necesitan para poder despertar.

Yo les agradezco por responder a Mi llamado, por haber venido a Mi encuentro; porque en verdad, han venido al encuentro de Dios, del Dios que está presente en todas las cosas y en todos los que abren su corazón a Él.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco.

Lunes, 12 de febrero de 2018

Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA DURANTE LA VIGILIA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN LAS NACIONES, EN LA CIUDAD DE LIMA, PERU, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Hoy vengo a liberar a una tierra oprimida para que alcance la luz del Reino de Dios.

He venido aquí por estos pueblos que tanto amo y tanto aprecio, por su perseverancia para alcanzar la paz; desde Colombia hasta Chile los sagrados pueblos de los Andes no han podido enseñar más cosas al mundo porque desaparecieron por la acción del hombre blanco.

Pero Yo Soy la Señora de todas las naciones, la Madre de todos los pueblos y vengo a enmendar los errores, a disolver los sufrimientos y a traer el Amor del Corazón de Dios.

He escogido llegar primero a Lima, porque es un pueblo que necesita mucho de Dios. Es un pueblo que ha elevado una súplica al Corazón del Hijo Primogénito, quien la ha escuchado. Por eso estoy aquí con la alegría y el júbilo de encontrarlos y de volver a reencontrar a algunos en esta vida, para llevar adelante la misión de Dios, que ya no tiene nación, lengua, ni frontera, sino unión y hermandad entre los corazones que serán parte de este Nuevo Edén, como lo fue una vez América.

Yo estoy aquí, queridos hijos, para traerles la Cura universal, algo muy desconocido por el mundo y por la ciencia.

A través de la Luz de Mis Manos vengo a traerles la cura del espíritu y del alma, para que el sufrimiento de su pasado se pueda borrar y para que las nuevas puertas a la reconciliación se establezcan entre las naciones y los pueblos, a fin de acoger en sus corazones el llamado de Dios, Aquel que viene por última vez a anunciarse, a traer al mundo por medio del mensaje, la Sabiduría y la Misericordia de Dios, la que intenta en estos tiempos permear a las almas, para que puedan ingresar en el camino de la salvación y de la redención.

Yo vengo a dar a sus corazones el testimonio de que es posible vivir el alivio y la cura interior, para que puedan resurgir desde dentro de la Fuente, en donde todo se recrea y se regenera, en donde pueden ser permeados por el Amor y la Compasión de Dios, que los ayudará y los motivará a dar los nuevos pasos hacia la vida consagrada, hacia la vida del Espíritu, hacia la vida del Plan de Dios.

Hoy vengo por los pueblos originarios pero también por los pueblos de hoy, que son los remanentes de los primeros pueblos, que son los que necesitan del mayor alivio de Dios para poder enfrentar estos tiempos que llegarán a la puerta de todas las vidas.

Ahora confíen, queridos hijos, que podrán repoblar la Nueva Tierra por medio de su conversión y de su redención, por medio de la aceptación al llamado de Dios, para que este se edifique en ustedes y se manifieste en esta vida planetaria, que también lo necesita.

Hoy traigo como manto la bandera del Perú, que representa la expresión de su cultura y de sus orígenes, de esas sagradas enseñanzas que fueron vividas en los Andes por los primeros pueblos, antes de la conquista. Enseñanzas que también fueron guardadas en el Arca de la Alianza de Dios, en donde las culturas dejaron para el mundo lo que los hombres blancos no comprendían y nunca comprendieron, por ignorancia, por falta de sabiduría y hasta por temor.

Pero así como Yo vine a México como la Señora de Guadalupe para unir lo que estaba separado entre los hombres, las culturas y los pueblos, hoy vengo como la Señora y Madre de todos los Pueblos, como la Sagrada Mujer que trae el Amanecer de la Nueva Aurora, para que los corazones despunten en su despertar y en su cura interior.

Que cada una de Mis Palabras se cumplan en sus vidas. Que cada Verbo que pronuncie sea un decreto para la concreción del Plan de Dios.

Vivan, queridos hijos, en Mi Corazón de esperanza porque su cautiverio terminará; también aquel cautiverio que es espiritual y que derrota a las almas sin dejarles ninguna fuerza para poder vivir la vida del espíritu y salir de esta ilusión de la vida material.

Necesito, queridos hijos, que reeduquen a sus familias con los principios básicos de la vida para que su pueblo se pueda regenerar y adquirir nuevos valores que permitan manifestar la nueva consciencia y la Nueva Tierra, con ustedes como partícipes de una nueva humanidad que también se debe dar en todos los Andes, en todas estas naciones que abrazan las sagradas montañas, que son parte de los sagrados tesoros de Dios, guardados en su interior como la llama incandescente que todo ilumina y que todo reconsagra.

Recuperen los valores de sus antiguos pueblos. No teman mostrar el valor de su cultura y de sus orígenes, porque eso también es parte de la Obra de Dios.

Queridos hijos, no se dejen influenciar por las modernidades de estos tiempos, por todo lo que viene del exterior de esta nación y que no forma parte de la esencia de su espíritu y de su divinidad.

Necesito que sigan consagrándose a Mi Inmaculado Corazón por medio del acto de su fe, de su amor y de su constancia, mediante la comunión con Jesús, Mi Amado Hijo.

En estos últimos tiempos el Santo Padre los visitó para darles el mensaje de que su pueblo puede vivir los nuevos tiempos haciendo su realización con lo alto y con todos los valores que adquirieron en tiempos pasados, como pueblo de la sabiduría, como pueblo amante de la naturaleza, de la creación, de la vida, de los elementos.

Por eso el Santo Padre viene tan seguido a América, porque no solo es parte de esa nueva humanidad que él está construyendo, poco a poco, sino que también su pueblo y los demás pueblos de América, deben volver a recuperar lo que perdieron con el avance de los hombres con la ciencia que creen que han alcanzado, sin tener la Sabiduría de Dios.

Sean como el Sagrado Cóndor de las montañas que siempre está en alto vuelo para reverenciar a Dios y para dar el grito de esperanza en los mundos sutiles, en donde está el espíritu de quien se ofrenda a Dios en amor y en verdad.

Que sus sagradas raíces sean revividas.

Que hoy sus sagrados códigos sean reintegrados en sus corazones y esencias, para que surja el fuego de esta nueva humanidad, un fuego lleno de esperanza, de alegría, de hermandad y de amor.

He venido al Perú porque también debe tener esa oportunidad, esa gracia inexplicable que Mi Corazón Maternal viene a conceder a las naciones del mundo, especialmente a las Américas.

El mundo debe saber que aquí existen valores que no están perdidos, sino preciosamente guardados en el Arca de la Santa Alianza de Dios. Y Yo, como portera de ese sagrado símbolo de los Universos celestiales, vengo a anunciarles, queridos hijos, que es posible volver a encontrar lo que ya perdieron, por las influencias de estos tiempos.

Que sus santos Ángeles de la Guarda los lleven por ese camino para encontrar los valores de la vida sagrada sobre esta tierra y los valores espirituales, que en sus pueblos originarios los llevaron a estar en contacto con el Universo.

Yo Soy la Madre de las Razas y de todas las etnias, Soy la Señora de todos los pueblos, la que viene a unir a las consciencias y a las naciones en la esencia del amor, esencia del amor que los llevará a comprenderse y a aceptarse, a pesar de las diferencias o de los rasgos. Pero en verdad, queridos hijos, todos son parte de un mismo pueblo, de una misma civilización y de un mismo proyecto pensado por el Único en Su Fuente Creadora de Manifestación y de Luz.

En esta noche de Vigilia, queridos hijos, no solo oramos por Perú y Su Madre ora junto con ustedes por su pueblo, sino que también oramos por las Américas, para que desde aquí pueda despuntar el Sol de una Nueva Humanidad, invadida por el Espíritu del Padre y por la Luz de Su Gracia Redentora.

Les agradezco por estar aquí hoy Conmigo en la simplicidad del corazón, en la humildad de sus esencias porque eso permite, queridos hijos, que Yo pueda también llegar al mundo.

Desde aquí, en Perú, su Madre Celeste también puede ayudar a Venezuela, que está en Mis Cuentas del Rosario para, algún día, retornar a poner fin al cautiverio, junto al Arcángel Miguel. Pero todo tiene un tiempo. Confíen. Todo tiene un tiempo. Todo está marcado en la hora de Dios. Todo se resolverá cuando los corazones simplemente acepten el llamado.

En la unidad con el Padre Yo los bendigo y bendigo a esta nación como Madre de la Iglesia, como Madre de la Esperanza y de la Reconciliación, como Madre del Sagrado Despertar, de la Sagrada Luz Interior de los pueblos originarios, de los que una vez supieron amar a los Reinos y a la Creación incondicionalmente. Eso también ayudará, queridos hijos, a aliviar el sufrimiento de los pecadores, de los que aún siguen cometiendo faltas y ofensas al Corazón de Dios, por medio de la transgresión a los Reinos de la Naturaleza.

Algún día la humanidad sabrá a quién tiene a su lado y que los Reinos creados por el Padre también tienen un propósito en este planeta.

Agradezco también a todos los que oran por los Reinos de la Naturaleza de forma semanal. Eso está ayudando a la esencia de los Reinos para que tenga una sagrada oportunidad en nuevas moradas, en las moradas de Dios en el Universo.

Cada cuenta de oración rezada por los Reinos, es un nudo que desata el sufrimiento de un Reino semejante, sea mineral, vegetal, animal o dévico.

Recuerden que cada cuenta que suman por los Reinos semanalmente, es un gran nudo de sufrimiento que se desata, se alivia y se cura.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por responder a Mi llamado.

Les agradezco hoy por estar aquí en unión y en confianza. Amén.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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