Viernes, 6 de noviembre de 2015

Maratón de la Divina Misericordia
Aparición de Cristo Jesús durante la 28.ª Maratón de la Divina Misericordia, en la ciudad de Boa Vista, Roraima, Brasil, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón

Por Amazonia, Yo daría Mi Vida nuevamente, pero sé que no puedo. Quisiera hacerlo para que la humanidad comprendiera el valor de la Creación de Dios, que es el verdadero testimonio, que es el fiel ejemplo para todas las criaturas de la Tierra que necesitan de los Reinos Menores para poder evolucionar en espíritu y en alma.

Es tan importante el pulmón de este planeta que las almas ni siquiera perciben qué es lo que está sucediendo en toda esa región. Y ¡cómo el Corazón de Mi Padre, que es bendito, también es transgredido por las manos de los hombres cuando cada uno de ellos destruye la Creación!

¿Cómo el mundo podrá estar en equilibrio y en paz? ¿Cómo el mundo podrá liberarse de las guerras y de las persecuciones, si aún la humanidad no entiende lo que está haciendo? Aunque la mayoría percibe con su corazón que las cosas no están bien en estos tiempos. 

Por eso, Yo vengo a cambiar sus vidas según un modelo perfecto, así como lo hice con los apóstoles en el pasado, que aceptaron que Yo les lavara los pies, que aceptaron cenar Conmigo, comer de Mi Cuerpo y beber de Mi Sangre, para resucitar sus espíritus en la redención. 

El poder desconocido de la redención, que proviene directamente del Corazón de Adonai, es ofertado para todas las almas de la Tierra en esta última hora definitiva, en la que todos los corazones del mundo deberán definir sus caminos por el bien o por el mal. Ya no existirán términos medios, no existirá ilusión. No existirá tampoco la vida material en la que todas las almas se sumergen, día a día, alejándose del Corazón de Mi Padre, de la verdadera Luz y del verdadero Amor que nutre a cada consciencia creada, en éste y en otros universos.

¿Qué más podremos hacer, compañeros, para que el planeta sea transfigurado completamente? Si con doce personas, Yo pude alcanzar la Pasión, realizar prodigios y transmitir el Evangelio de la Paz para los cuatro puntos de la Tierra; con cada uno de ustedes, compañeros, bajo el Espíritu de Mi Consciencia Divina, Yo podría realizar muchas cosas más por esta humanidad. Pero son pocos los que fielmente quieren seguir Mi Corazón con total entrega, con total confianza y con total amor a Mi Corazón misericordioso.

Vengo a mostrarles, compañeros, en esta hora, los tiempos de emergencia que todos están viviendo, la falta de paz que hay en el mundo y la falta de unidad entre los corazones del planeta. 

Yo vine a enseñarles en el pasado, sobre la hermandad.  Vine a enseñarles el camino para curar sus vidas y aún no Me he cansado de venir a buscarlos una y otra vez, golpeando las puertas de sus corazones para llamarlos al apostolado y al servicio por la humanidad. 

Sé que muchos de los presentes hoy, despiertan a este propósito. Pero el que ya está en Mi Propósito, ¿está haciendo todo lo que Yo necesito para estos tiempos? 

Necesito que sean Mis apóstoles de la Verdad y del Amor, que la llama de sus corazones nunca se apague, porque será la llama de sus corazones, compañeros, la que será vista por muchos de Mis hijos.  Yo podré entrar en todas las moradas para que los corazones resuciten y la vida se divinice, según los Principios de Dios.

No dejaré de caminar a su lado. Yo soy incansable, compañeros. Vengo desde el Universo Celestial a visitarlos en Divinidad, en Espíritu para poder entregarles Mi Paz y Mi Amor. La Paz y el Amor de Dios deberán ser sus únicos propósitos. 

No hay nada más que hacer en esta humanidad, en cuanto el Amor, la Paz y la Verdad se pierden a través de la aniquilación y de la mutilación de todos los Reinos y de los propios seres humanos que se olvidan que son hermanos, creados por Dios a Su imagen y semejanza desde el principio del Proyecto del Génesis. 

Pero sé que muchos de los hombres de la Tierra no quieren colocar atención en lo que hoy Yo les digo, porque el interés está en la vida material, en la propia realización, en la conquista de los proyectos falsos que caerán por su propio peso en este último ciclo de la transición.

Disculpen, compañeros, por ser Mis Palabras tan fuertes. Yo vengo a despertarlos a una consciencia mayor, pues la humanidad no pone interés en lo que estamos diciendo. Muy pocos leen los mensajes para poder nutrir sus espíritus y así encontrar las bases de la nueva evolución del alma, que podrá trascender estos tiempos finales, en medio de la tribulación y de la oscuridad. Pues quien está Conmigo, nada temerá. 

Mi Corazón es poderoso e invencible. Yo acojo a todos los corazones en Mi Espíritu divino, para que ellos siempre sepan qué hacer en cada momento de la vida, en cada instante en el que Dios los llama a servir.

Ahora sientan Mi Sagrado Corazón que desciende a este mundo en infinidad de Amor, en poder de Gracia y de Misericordia. 

Tomen Mi Corazón con sus manos y colóquenlo en sus corazones. Sientan el fuego de Mi Corazón que trasciende los tiempos, que es un fuego eterno que todo lo transforma y redime en las almas de la Tierra que se abren para reconocer al Rey, desde el principio hasta el fin. 

Tomen Mi Corazón con  sus  manos y sientan el esplendor de la Luz de Dios que viene a decirles que son dignos hijos de Dios, que recuerden esa filiación con el Altísimo que muchos de ustedes la perdieron por las adversidades de Mi enemigo.

Tomen el Corazón con sus manos y sientan el amor que palpita dentro de cada uno de sus seres. Sientan el fuego de Mi redención, el fuego del Amor y de la unidad que viene a conducirlos por la única senda que los llevará de retorno al Corazón de Dios.

Sientan Mi Corazón, en sus manos, que sufre por el mundo, que sufre por los ignorantes. 

Sientan Mi Corazón que les transmite Su Paz, la Paz del Reino de Dios que está muy olvidada por todos los seres de la Tierra. 

Sientan Mi Corazón orante que reza por ustedes con paciencia, con amor, con compasión.

Éste es el Corazón de Jesús que los salva. 

Éste es el Corazón que se entregó por ustedes y padeció por el mundo hasta la última hora de la muerte. 

Éste es el Corazón que triunfó y venció al mal, por el poder del Amor de Dios. 

Éste es el Corazón que perseveró por cada uno de ustedes. 

Es el Corazón de su Maestro que los viene a llamar al despertar, a la consciencia y a la unidad. 

Éste es el Corazón que vive por ustedes, que tiene sed de sus corazones, de sus almas, de sus consciencias infinitas. 

Éste es el Corazón que todo lo acepta, que todo lo ama, que todo lo comprende. 

Es el Corazón que perdona, que libera, que expulsa el mal, que trae la paz y la serenidad para estos tiempos. 

Éste es el Corazón que viene del Universo para recordarles la vida, la vida preciosa que Dios les dio a cada uno de ustedes.

Que sus vidas sean como Mi Corazón, pues la redención es posible cuando el alma se humilla delante del Redentor.

Éste es el Corazón que los espera. Mi Corazón es la puerta hacia la nueva humanidad.

Este es el Corazón del Hijo de Dios que estuvo entre ustedes y que prometió retornar en Gloria para salvarlos y llevarlos al Reino de Dios.

Acepten Mi Corazón, y nunca lo olviden. Quien está en Mi Corazón, tendrá vida eterna.

Y así, escucho sus súplicas, disuelvo sus dudas, curo sus heridas, colmo a sus corazones de Mi absoluto Amor.

Y así los espero todos los días de sus vidas para que Me tengan presente ahora y siempre, hasta que Yo retorne en Cuerpo, Alma y Divinidad, desde los Cielos. Y, con Mis Ángeles de Luz abramos las puertas al Trono de Dios para que Sus Gracias desciendan sobre los corazones que no las merecen, pues la obra de sus oraciones, en estos dos días, concedió estas Gracias para los más pecadores.

Cada vez que un alma es sacramentada por una enseñanza simple que Yo dejé para el planeta, el espíritu recibe la oportunidad de caminar en Mi confianza y de nunca separarse de Mí. Este es el principio espiritual de la ciencia de Mis Sacramentos.

Yo los bendigo. 

Les agradezco por esta oportunidad de que Mi Divina Misericordia se haya aproximado a esta ciudad y a toda la Amazonia. 

Queda para cada orante la misión de seguir orando por los Reinos Menores de la Creación, por todos los ángeles que trabajan por este proyecto del planeta. 

Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vayan en paz y sean la paz, ahora y siempre.