Martes, 6 de enero de 2015

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN, DURANTE LA 18.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Mientras Mi tormenta de Luz se aproxima al mundo, reverencien al Sagrado y Misericordioso Corazón de Dios, pues Él está atento a la voz de vuestras súplicas.

Eleven vuestro pensamiento a Dios y sean dignos, de esa forma permitirán, Mis compañeros, que el Propósito de Dios se manifieste en la Tierra.

El Plan no perderá tiempo y a través de Sus fieles seguidores se cumplirá.

Después de dos años compartidos junto Conmigo, Yo vengo nuevamente a renovarlos y a consagrarlos. Mi Espíritu omnipresente, bondadoso y misericordioso agradece a todos los fieles que han sido consecuentes con Mi Llamado de oración.

No teman por los tiempos que enfrentarán, recuerden que Yo estoy presente en vuestros corazones.

Abran cada día más las puertas a Mi Divina Misericordia, pues Mis últimas Gracias están siendo derramadas sobre el mundo.

Por eso, a través de estos días, he proclamado Mis pedidos a todos y así, todos podrán estar atentos a la gran necesidad de Dios de que todas las almas se vuelvan redimibles, amables a los Ojos de Dios, bienaventuradas a los Ojos de Mi Madre.

Quiero cerrar este encuentro, Mis compañeros, entregándoles nuevamente los Sacramentos para que puedan encontrar en ellos la esperanza de proseguir, pues en el fin de los tiempos, Mis amigos, ustedes encontrarán en cada uno de los Sacramentos las puertas a la salvación y a la redención.

A través de Mi Llamado al ecumenismo crístico, Mi Corazón prepara en los planos sublimes a los nuevos sacerdotes. 

Pero sepan que Mi Corazón ve el potencial y no las dificultades. Cada una de vuestras almas tiene un don que Yo les entregué.

A través de los sacerdotes, reflejarán como espejos Mi petición espiritual de unificar los pueblos, las razas y las lenguas.

¡Ay de aquellos que no han entendido Mi Propósito!

Mi verdadera Iglesia se encuentra en el corazón de todas las almas. Pero aún las almas de este mundo material necesitan de muchos rituales, de muchas ceremonias, de mucha consagración para que todos esos atributos, que son movimientos sacerdotales de luz, puedan imprimir en todos los corazones los códigos de Mi Redención y de Mi Retorno, los que ahora Yo les estoy proporcionando a ustedes.

Pero aún la humanidad deberá recibir estos códigos, será a través de los sacerdotes, servidores y apóstoles, aquellos que vivan Mi Evangelio del corazón, que evangelizarán en la Nueva Tierra a través del ejemplo y de la conversión. 

Mientras la lluvia cae sobre vuestros espíritus, reciban los rayos cósmicos que vienen del universo, los puntos de luz que se congregan en este Centro, las puertas de liberación que se abren para los no redimidos. Todos los espíritus del mundo son ayudados a través de esta tormenta de luz, principalmente, aquellos que cayeron en los abismos y que perdieron la esencia de Dios.

Yo vengo, a través de este encuentro nocturno, a recordarles el compromiso de vivir el Plan. Por eso, Yo les entrego los Santos Sacramentos para que se puedan fortalecer y unir a Mí.

Pues en esta hora necesito, Mis compañeros, de vuestra entrega suprema para que Mi Corazón pueda tener morada en vuestros templos, aún no he podido entrar en algunos seres, pero Mi Espíritu de Paz está trabajando en cada uno de ellos.

Por eso, hoy Yo vengo como Sacerdote Mayor y muestro esta Faz para el mundo entero, recordando el principio de la Última Cena, el gran misterio de Amor que Yo celebré con todos ustedes y que, a través de los tiempos y de los siglos, deberá seguir siendo renovado por todos los sacerdotes.

Renueven vuestros espíritus, recen por aquellos que Yo llamaré para oficiar Mi Celebración, pues el mal no descansará buscándolos; pero en vuestra unión interna como almas y corazones, así como fue en estos dos días, ustedes ayudarán, Mis Compañeros, a que el planeta no sufra, a que las almas se liberen y la Tierra no colapse.

Porque la Fuente de Mi infinita Misericordia podrá seguir descendiendo sobre este mundo y en este lugar para la reparación y la redención de las almas.

Así espero, Mis compañeros, vuestra respuesta fiel.

Elevemos a Dios todas las súplicas, las intenciones, los sufrimientos, pero también las alegrías que alcanzaron durante estos días.

Reconozcan, Mis amigos, la vibración suprema de vuestros espíritus y no permitan que este mundo superficial les retire la unión con Dios.

Día a día, trabajen sin cansancio y sin demora para que vuestras almas se fusionen con Mi Alma, para que Mi Cuerpo Glorificado sea en vuestros cuerpos y Mi Divinidad pueda transformarlos, así como Dios lo pensó desde el principio.

Cantemos a Dios, Nuestro Señor:

¡Oh! Sangre de Cristo, 
derramada sobre el mundo,
purifica nuestra alma,
alivia nuestro corazón.
Ten piedad de nosotros, Señor.
(tres veces)

En unión perfecta con el Cielo y la Tierra, el mundo superior y el mundo inferior, los ángeles, arcángeles, hombres y almas; elevemos a Dios, hermanos, las ofertas al Altar del Creador para que puedan ser el testimonio visible de la conversión de los seres.

Adoremos al Señor del Universo, abramos las puertas a la Gracia de Dios. El universo, todo el universo, está atento a este momento.

Cántico: Pater Noster.

Mientras son partícipes de la Comunión con Mi Santísimo Cuerpo, sientan en vuestros corazones e internos la llegada de los ejércitos y los coros celestiales.

Reverencien este momento en el que un Portal de Luz proveniente de la Consciencia de Dios, a través del Corazón Santísimo de Su Hijo, es irradiado desde aquí hacia el mundo entero.

Alabemos a Dios, glorifiquemos al Padre, santifiquemos Su Nombre.

Yo les agradezco, porque muchos recibieron en estos días la Fuente de Mi Misericordia.

Vayan en paz, renuévense todos los días, no se olviden de Mí, siempre los esperaré en el templo del corazón.

Agradezcamos.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.