Lunes, 6 de junio de 2016

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 35ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Sagrado Corazón de Jesús, Fuente de todos los prodigios,

derrama Tu Misericordia sobre los conflictos del mundo.

Amén. (x7)


Hoy estoy contemplando las necesidades del mundo, de todas las almas que deben reencontrar el camino hacia Mi Corazón y hacia Mi Paz.

No dejo de mirar a aquellos que se alejaron de Mí, y que ahora retornan, después de mucho tiempo. Esto es un milagro ante el Universo; es una verdad que las almas que estaban dormidas, despierten a Mi llamado y pasen a formar parte de Mi ejército de Luz, en esta fuente de oración que Yo derramo para todos cuando se unen a Mí.

Hoy los bautizaré.

Hoy los ungiré en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, para que los Dones de Dios puedan volver a encarnar en sus seres, como así lo pensó Dios en el principio.

Quiero estar con ustedes todo el tiempo, y que Me abran las puertas de sus corazones para que yo pueda entrar.

Quiero que sean ese corazón sincero, que tanto aspiran ser, ante Mi Gloria y Mi Reino Celestial, que es la Gloria y el Reino Celestial de Mi Padre, en esta tarde de Misericordia.

Y ahora, en Mi Presencia, quiero escuchar, nuevamente sus voces, abriendo las puertas hacia ese Corazón Sincero que promete, para el mundo, la realización de la obra de Dios en los que se están redimiendo.

Que hoy sean sus almas las que canten, y no solamente sus voces. 

Que eleven, a través de Mi Corazón, este pedido y este testimonio, ante el Padre Celestial.

Canten como si fuera la última vez que Yo estoy con ustedes, para vivificarlos en espíritu y en Mi eterno Amor.

Hagan esta ofrenda por la humanidad, por los que son indiferentes e injustos, por los que duermen y por los que se pierden, día y noche, sin poder ver Mi Corazón.

Canten, así Yo llevo esta canción a Dios, para que Él la escuche, en Su Corazón, como la promesa materializada por sus hijos, en este Universo material y en esta humanidad.

Canten con los ángeles de la guarda y de la eterna compañía. 

Canten una sola vez, pues Yo necesito seguir trabajando, con ustedes, para terminar de cumplir lo que Mi Padre Me ha pedido a través de este encuentro, y en esta nación de Argentina.

Como oferta, escogeré tres almas que encenderán una vela, para ofrecerla como arrepentimiento, reconciliación y perdón, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Mientras Yo escojo a esas almas, canten “Cristo, Tú el Amor”.

La Luz que Yo entrego es la que proviene de Mi Padre y que enciende a las almas en el Amor de Dios, que renueva, que inspira y que motiva a los corazones a que nunca bajen los brazos hasta encontrar su verdadera misión en esta humanidad, y para con este planeta.

Son Mis ángeles, los ángeles de Dios, quienes guían este propósito. 

Es la Luz que Yo enciendo en los que más la necesitan, para que puedan sentirme y vivirme en esta hora crucial de la humanidad. 

Esta Luz se multiplica para todos los que están a su alrededor, que también son invitados a encontrarme en esta propuesta, de amor y de redención, que viene del Universo Mayor para todos los que despiertan a Mi llamado. Y también para los que retornan a Mis brazos después de mucho tiempo.

Así, Yo les entrego Mi Sagrado Corazón como el único amor de sus vidas, como la comunión perfecta con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, para que sus vidas renazcan y encuentren un sentido en esta encarnación, que es la que definirá el próximo paso de su evolución.

Así, queridos compañeros, Yo establezco y constituyo nuevas estrellas en este planeta, que está a oscuras.

Soles que se encienden ante Mis ojos, a través del poder de Mi Amor y de Mi Gracia,que provienen de Mi Divina Misericordia. Así, a todos los bautizo con el Espíritu Santo de Mi Padre, que es la mayor Gracia que se puede recibir en este tiempo de tribulación y de maldades.

Yo les estoy abriendo las puertas para que ingresen al Reino de Dios y para que nunca más se olviden de Él. 

Porque el Reino de Dios debe ser lo verdadero para ustedes, compañeros. Debe ser una aspiración que nunca deben dejar de buscar, ni deben permitirse el cansancio antes de poder encontrarlo.

Mi Corazón, que sufrió y padeció por ustedes en la Cruz, permite estas cosas. Yo hago brotar las flores en todos los corazones.

Hago renacer la vida espiritual en las almas que estaban perdidas y conduzco a Mis rebaños dispersos, hacia el establo de Mi Corazón, en donde podrán sentir el calor de Mi Espíritu y de Mi Vida.

Ahora, sí, los quiero escuchar como una sola voz. Los escucho.

En unión al Espíritu del Padre y de Su Hijo, compañeros, elevemos este ofertorio por Argentina, para que los planes de Dios se cumplan en la mayor cantidad de almas posibles y que ellas despierten a esta convocatoria, a través del llamado interior que emite Mi voz en el Universo y que resuena en todos los corazones de la Tierra.

Delante de los Altares de Dios que hoy están aquí, a través de Mi Presencia misericordiosa, elevemos este ofertorio junto a los ángeles del Cielo, en gratitud y amor.

Cantemos “Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya, Aleluya”.

Compañeros, quiero decirles cuánto los amo y les agradezco por haber estado Conmigo estos días, en oración y en fe, proclamando el Reino de Dios y Su triunfo en la humanidad.

Para elevarme al Cielo, quiero escuchar la voz de los apóstoles, de los apóstoles del amor, de los que se animan a vivir en el Amor de Cristo en estos tiempos.

Que así sea.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.