Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 31.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

El silencio les abre la puerta para entrar en Mi Corazón y allí permanecer en regocijo y luz.

En estos tres últimos días, hemos recorrido gran parte de Shambhala y Yo les he mostrado, a sus internos, cuáles son los próximos pasos a seguir en este Plan, que debe cumplirse en el fin de los tiempos.

Hoy Mi Corazón se siente honrado por el resultado de su empeño y esfuerzo ante el  Padre  Celestial. Aún es necesario hacer más, porque la humanidad lo necesita, no solo en los encuentros  de oración, en el servicio, sino también en la entrega, día a día.

Estoy con ustedes, acompañándolos, guiándolos; y ahora vayan, vayan de dos en dos como hicieron los misioneros para poder ayudar a las almas y aproximarlas a Mí, en unión con Dios.

Aún el mundo sufre y eso no podemos ocultarlo, es una realidad ante sus ojos, es la consecuencia  de un error continuo que nunca termina por no haber un profundo cambio en la consciencia y en los corazones de todos los seres humanos. Pero el tiempo de Mi Justicia está llegando; por eso Yo los preparo, para que sean portadores de Mi Misericordia y la difundan todos los días, así como las almas lo necesitan en estos tiempos que están llegando.

En Shambhala, hemos vivido un retiro interno que debe quedar grabado en sus memorias; porque  de allí partirán las nuevas cosas, se darán las nuevas obras y las almas se congregarán en torno a Mi Corazón Glorificado para servir al universo en este Proyecto de Redención.

Aún las puertas de la redención deberán estar abiertas para que más almas puedan ingresar; así  como lo hicieron ustedes en estos últimos años, que han sido llamados a vivir el perdón y el amor  en esta escuela del planeta.

Me regocijo cuando existen almas que se animan a seguirme de verdad y que no temen perder   nada; porque en verdad, el universo siempre les da todo, más que a los otros.

Los tesoros que guarda Mi Corazón para ustedes son incalculables e infinitos.

Desearía que no solo amaran Mi Misericordia, sino también Mi Gracia que es el poder vivo de Mi Divinidad, que estuvo entre ustedes en el tiempo pasado para guiarlos hacia la redención y hacia el amor que no conocían y que habían olvidado.

Hoy, ante las puertas de Shambhala, ante los doce coros de ángeles que se congregan alrededor del Rey del Universo, ante la Presencia de Adonai y de la Santísima Virgen María; les vuelvo a  recordar que nunca se olviden de amar, porque si aman como Yo los he amado, sabrán perdonar y no estarán en el pecado.

Mi Misión es que sean apóstoles en este tiempo de tinieblas y de pruebas constantes para todos los corazones. Pero les vuelvo a repetir este Mensaje de Amor porque muchas veces lo olvidan, y sus cosas superficiales emergen y los dejan ciegos, sin poder ver la importancia que tiene el Amor de Dios en estos tiempos.

A través de cada Maratón de oración, Yo les recuerdo la misma llave, hasta que un día la puedan unificar a sus vidas como parte de sus seres y deje de ser solamente un Mensaje para que lo vivan  en la práctica de esta escuela de redención.

Los doce coros representan las doce misiones que aún deberán cumplirse en los cuatro puntos de la Tierra, a las cuales ustedes están siendo llamados a participar y a colaborar para que Mis semillas   de Luz sean sembradas en los más olvidados y abandonados de este mundo.

Hay muchas almas en soledad. Hay muchos corazones que no reciben ni una gota de amor, ni siquiera de amor humano. Por eso, los preparo en estas misiones actuales, no solo a los que sirven, sino también a los que oran, para que puedan dar su gran paso evolutivo a través de un servicio humanitario, en el que el dolor del mundo es insoportable cuando se ve cara a cara.

Así, compañeros, Yo les enseño a hacer lo que Yo hice en el tiempo pasado: amar a los enemigos, triunfar a través del amor, donarse por amor a los otros y alcanzar la unión con Dios, la unión perfecta en esa comunión infinita con el Padre Celestial.

Hoy, les dejo a todos la Presencia de Mi Corazón Glorificado, con Sus doce Estrellas y Sus Rayos de Gracia. Que este símbolo los impulse a adorarme, para que adoren a Dios a través de Su Hijo amado. Que este símbolo represente a través de las Estrellas, la unión entre las naciones y la constitución del Amor eterno para todo el planeta, el Amor Crístico Redentor.

Que los Rayos sean las almas que emergen de Mi Corazón Glorificado, Rayos que se expanden por todos los espacios para iluminar los abismos oscuros de la consciencia y para elevar a los pecadores hacia el Reino de Dios, en donde deben alcanzar la Misericordia por medio de la colaboración con sus semejantes, con Sus servidores y pacificadores.

Que no se vayan de Aurora sin estas señales que Yo les dejo en sus corazones, porque les servirán de ayuda en el momento en el que deberán dar el salto a la evolución, así como los misioneros de Medio Oriente lo han dado y se lo han demostrado a Dios.

Reconozco, como su Señor, la ofrenda que están haciendo a través de las oraciones diarias en los grupos de oración. Eso hace vitalizar el Plan, lo hace vivo en cada uno de ustedes y, amorosamente, se sienten partícipes de esta Obra de Redención y de Paz que será cumplida por medio del esfuerzo  y de la entrega de todos Mis compañeros.

Por esta jornada de oración sucedida, han ingresado a Shambhala Conmigo y sus almas han reconocido la importancia de amar el Plan de Dios y de traerlo hacia la Tierra a través de las buenas obras para que él se pueda cumplir, así como Mi Padre lo espera desde el principio.

Ustedes son un rebaño muy característico que puede despertar a otros rebaños al servicio, a la oración, a la confraternidad; algo que espero cumplir, a través de ustedes, todo el tiempo y todos   los días de la vida hasta el fin de los tiempos, hasta que Yo retorne para presenciar el Juicio de la

Tierra, junto con todos los coros celestiales que dictarán sus proclamaciones de cómo han sido los últimos dos mil años de esta humanidad. En ese momento, ya no habrá más tiempo.

Por eso, vengo en esta hora para motivarlos a la entrega mayor y para que no pierdan de vista el Propósito que brilla frente a sus ojos como un gran sol para iluminar los caminos de todos los servidores.

Hoy, abrazo a aquellos que Me han abierto su corazón y los guardo debajo de Mi Manto para unificarlos con Dios y con Mi Corazón misericordioso.

Pues la oferta que Yo les hago es para todos, pues todos tienen la oportunidad de vivir en el nombre del Amor que proviene del universo para todas las galaxias.

Hoy, les muestro, compañeros, cómo agradar al Corazón de Dios; que está muy olvidado por el mundo, por la guerra y la separación.

Que Dios siempre los escuche, para que Sus Obras se realicen en los corazones simples que en verdad quieran cambiar por el bien de la humanidad y de la Nueva Tierra prometida.

Siempre recen Conmigo para fortalecerse; la oración es el diálogo entre Nuestros Corazones y es por donde puede fluir Mi Gracia hacia sus espíritus.

A pesar de las caídas, Yo los contemplo, porque Mi Amor es más grande que sus pecados o que sus incertidumbres. Aún ustedes no conocen Mi Amor, pero Yo sí les muestro una parte de Mi Amor que es el Amor de Dios, el Amor vivo y sabio que comprende y ayuda a las almas, que las acerca a la Fuente del Amor para renacer todos los días, y para que así cada alma cumpla con su misión que ha venido a cumplir en este tiempo.

Hoy, haré una nueva oración por ustedes y les pido que ahora se unan a Emmanuel. Esta oración, compañeros, Yo la recité a Mis apóstoles en la Última Cena, antes de que Judas Me entregara. Yo   la llamo "Oración del Propósito", porque es el Propósito para esta humanidad desde el principio de los pueblos del desierto, de Abraham, de Moisés y de los profetas.

Oración del Propósito
 
¡Oh, Gloriosa y Nueva Jerusalén!,
que habitas en las dimensiones de Mi Padre.
 
¡Oh, Sagrado Tesoro del Arca de la Alianza!,
que aún vibras en el Reino de los Cielos.
 
Desciende, Nueva Jerusalén, como ciudad resplandeciente,
como Nueva Humanidad sobre los hijos de Mi Padre.
 
¡Oh, Gloriosa y Nueva Jerusalén!
Únete a los espíritus que creen en el Reino de Dios
y que solamente esperan que se cumpla
la promesa del Retorno de Cristo.
 
Mientras tanto, ¡oh, Nueva Jerusalén!,
formada por la Mente Única de Mi Padre
y por Sus Creaciones maravillosas,
hazte vida en las almas que esperan
el cumplimiento del Proyecto Redentor.
 
¡Oh, Gloriosa y Nueva Jerusalén!,
que una vez brillaste en el firmamento de Belén,
cuando el Hijo Primogénito encarnó en la Tierra
para dar testimonio de Misericordia al mundo.
 
Únete, ¡oh, Gloriosa y Nueva Jerusalén!,
al Propósito de los que se han autoconvocado
para vivir Mi Segunda Venida al mundo.
 
Padre, Padre-Madre Emmanuel,
haz descender Tu Nueva Jerusalén que brilla en el universo,
como el principio del nuevo Propósito para la Nueva Tierra.
 
Que Tus leyes y designios, ¡oh Nueva Jerusalén!,
se cumplan en los que esperan Tu llegada.
 
Hoy, abro las puertas ante Ti, ¡oh, Nueva Jerusalén!,
para que el Padre toque el corazón de Sus hijos
y ellos sientan la confianza de vivir en el Propósito.
 
Sagrada y Nueva Jerusalén,
colmada de Ángeles y Arcángeles;
de leyes, dones y designios, desciende a este mundo enfermo
que se oscurece por haberse olvidado de Ti.
 
Que Tu Amor se manifieste, ¡oh, Gloriosa y Nueva Jerusalén!,
para que las almas revivan Tu Principio,
Tu Principio de ascensión y de unificación con Dios.
 
Que la Nueva Humanidad surja
por la llegada de la Gloriosa y Nueva Jerusalén.
 
Que todo se haga Uno
y que en unidad seamos en Mi Padre, Emmanuel.
 
Padre Amado,
así como en el Getsemaní Me entregaste
el mayor peso sobre Mis Espaldas,
que era el pecado del mundo y la perdición de las almas,
después de haber cumplido Tu pedido
en nombre del Amor y de la Unidad,
a Tu lado, ¡oh Emmanuel!,
cumple Mi petición de que Tus hijos reciban la nueva Luz del universo.
 
Emmanuel, abre las puertas de la Nueva Jerusalén,
para que todos puedan entrar y no dejes a nadie afuera.
 
Que Tu Mirada paternal, Emmanuel, ilumine a las almas
y que, en Tu Nuevo Reino, seamos Uno para siempre.
 
Amén.
Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, DURANTE LA 7.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DEL NIÑO REY, RIO DE JANEIRO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Delante de la majestad de Mi Reino, honremos la Presencia de María Santísima y del Castísimo Corazón de San José.

Hoy, los Tres Sagrados Corazones vienen a consagrar a esta Comunidad como la Nueva Tierra; las nuevas semillas de luz para la humanidad, semillas de luz que rebrotarán en los corazones que están heridos, por medio del amor, de la unidad y de la caridad.

Los Tres Sagrados Corazones honran y glorifican a sus almas porque este espacio será para Dios un punto de luz para todo Río de Janeiro. Principalmente en los momentos más difíciles y duros, en los que las almas podrán encontrar aquí el consuelo que buscan y el amor que el mundo no les puede dar, porque Mi Corazón Sacratísimo, el Inmaculado Corazón de María y el Casto Corazón de San José, rebrotaron en estas esencias desde el principio de este proyecto, cuando inició esta tarea con los niños, con los jóvenes y con los adultos; una tarea donada al Corazón de Dios.

Por eso, hoy en el mundo, y a lo largo de la historia de esta humanidad también existieron muchos seres humildes, al igual que Mi sagrada Madre. Y existen en este tiempo, seres humildes que se donan a Dios, que a través de su caridad y entrega, confían en el pleno Amor de Cristo, y en el Propósito que Dios tiene para cada una de sus vidas.

Nuevamente, Río de Janeiro se ha vuelto una ciudad salva, porque muchos puntos de luz en el mundo se reencienden en esta hora en los Centros Marianos, en el corazón de las familias y en la esencia de todos Mis hijos que se preparan para recibirme en la próxima era, en el silencio del corazón, en la oración misericordiosa, en la fe continua en Dios.

Hoy, he venido con los Sagrados Corazones de José y de María para recordar la tarea que cada uno de ustedes tiene con estos corazones humildes que se ofertan en servicio a ustedes en estos tiempos finales, para guiarlos en la fe, en el amor y en el Propósito de Dios por encima de todas las cosas.

Ábranme sus corazones, porque hoy Cristo quiere entrar en sus moradas. Aliviaré sus sufrimientos, curaré sus tristezas y reencenderé sus corazones en Mi Misericordia.

Hoy, Mi mensaje se hace público para cada uno de ustedes y, especialmente, para todos los que escuchan desde sus hogares.

Quiero agradecer la constancia y la perseverancia del pueblo de Nicaragua por acompañar Mi Propósito Crístico en este tiempo. Prometo llegar a Nicaragua para difundir Mi Misericordia y estar bien cerca de Mis soldados.

La necesidad de Luz está en todo el mundo, queridos compañeros. Por eso, el esfuerzo será máximo por parte de ustedes. Oferten sus cansancios a Dios, sus sacrificios y servicios al Padre, así permitirán equilibrar la balanza que está desajustada y muchos corazones podrán reingresar a Mi Reino de Luz, a través de su sincera y permanente oferta.

Sus oraciones han sido escuchadas por Mi Corazón, también sus cánticos y voces; la alegría podrá curar al mundo en estos tiempos; la oración podrá reparar a muchos corazones.

Los Tres Sagrados Corazones de Jesús, José y María los invitan en esta tarde a ser mediadores ante el Padre. Confíen, queridos compañeros, en que cuando oran con sus corazones, el Padre los estará escuchando y respondiendo a sus necesidades urgentes.

Hoy, los quiero cerca de Mi Corazón y quiero que lleven la sagrada Cruz de Emmanuel en esta noche como un estandarte de redención y de paz para la Tierra. Porque no solo los corazones que viven sobre la Tierra serán liberados, sino los espíritus impuros serán elevados por Mi Corazón para que puedan reencontrar a Dios en sus vidas, vidas invisibles, vidas perdidas.

Necesito que todos puedan obrar a través de Mi Corazón, que puedan sentir a través de Mi Corazón, que se animen a amar y a perdonar a través de Mi Corazón.

Abandonen ahora sus viejos sentimientos, abran las puertas para lo nuevo que está llegando, a pesar de las dificultades y de los errores. El Universo Celestial nunca los abandonará, Dios ha escuchado sus oraciones y súplicas, y muchos corazones se han visto favorecidos con todo esto.

Hoy, los invitamos a ingresar en Nuestra Unidad Celestial. Y hoy vengo a esta Nueva Tierra para dar esperanza, alegría y amor para todos. Estas serán las llaves que les permitirán encontrar los caminos seguros hacia Mi Corazón. Abran sus ojos a través del corazón y sientan Mi Paz perpetua, en esta hora definitiva.

Hoy, recojo a cada uno de Mis rebaños y uno a todos los corazones orantes del mundo en la esperanza de que se puede proseguir y continuar adelante, caminando firmes entre las ruinas y mirando silenciosamente hacia el horizonte, para poder percibir Mi Regreso, que está próximo.

Hoy, estoy entre los pequeños niños, que son el fiel ejemplo para su santificación. Imiten sus pasos simples y sinceros, porque así estarán bien cerca de Mi Corazón misericordioso. Podrán ser seres en profunda y verdadera humildad y, de esta forma, estarán unidos al Padre.

Quiero que sientan Nuestros Tres Sagrados Corazones, silenciosos. Por primera vez derramaré Mi Misericordia bien cerca de ustedes, a través de su oración. Traigan sus consciencias a Mi Manantial.

Invito a todas las familias y compañeros que están en sus hogares y grupos de oración para que recen Conmigo por el mundo, por el equilibrio de esa gran balanza del universo, por la redención y la paz en la humanidad, por el amor en todos los corazones.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón: 

El Señor nos pide que toquemos 33 veces el campanario.

Ante la Presencia de los Tres Sagrados Corazones, rezaremos la Coronilla de la Divina Misericordia, cincuenta cuentas, y a pedido de Nuestro Señor, cinco niños de Crer-Sendo rezarán ante Cristo, para pedir por Su Misericordia. Nosotros acompañaremos esa oración.

 

Virgen María:

Queridos hijos, busquen la Paz. Busquen la Paz por encima de todas las cosas. La Paz que viene del corazón, que nace de su unión con Dios. Estoy con ustedes para estos tiempos difíciles. Les agradezco, ahora y siempre.

 

San José Castísimo: 

Queridos hijos, sigan al rebaño que representa al Gran Pastor. Él siempre guiará sus pasos, conducirá sus vidas. Yo me he ofertado en esta vida para guiar sus esencias hacia el Gran Corazón Redentor.

Agradezco a los misioneros por sus obras. San José está con ellos y con todos aquellos que quieran servir en la reparación de las ciudades y de los pueblos, de los corazones que sufren, de las familias que necesitan de ayuda humanitaria. Estoy entre los servidores.

 

Los niños oran la Coronilla.

 

Cristo Jesús:

Sagradas oraciones son hechas por las almas inocentes y esto enriquece el Corazón de Dios con alegría y, en Su profunda Piedad infinita, derrama Su Amor y Su Misericordia a través de los Sagrados Corazones, creyendo que es posible alzar hacia la Luz a toda la humanidad, para que ingrese en el Corazón de Su Reino y reciba la Paz que tanto necesita

Como hace más de 2000 años, instituyo la Eucaristía como el Sagrado Sacramento para sus corazones.

En esta tarde de Misericordia y de Piedad para el mundo, invito a Mis amigos a que Me acerquen el pan y el vino para hacer la consagración y para que comulguen en todos los niveles de consciencia con Mi Amor misericordioso, con Mi Corazón compasivo, con Mi Paz.

Queridos Míos, Yo bendigo estos Sagrados Sacramentos, como muchas veces bendije sus caminos, con la esperanza de que puedan renacer en Mi Corazón todos los días y encontrar la fe y la fortaleza en Mi Comunión eterna, para que a través de ella, reciban Mis Códigos Celestiales, aquellos que Yo alcancé en la Pasión por todos ustedes, por muchas almas en el mundo.

Oremos.

Los niños oran el Padre Nuestro.

Vayan en Paz. Yo los bendigo en la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Nuestros Sagrados Corazones honran su alegría; alegría en el Cielo, alegría en la Tierra. Los corazones sinceros y las almas que sufren resucitan a Dios por amor y gloria al Universo Celestial.

Amén. Amén. Amén.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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