Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO DURANTE LA 47.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN LA CIUDAD DE ASÍS, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Oremos.

 

"Escucha Padre la voz de Tus criaturas, de todos los seres de buena voluntad y de bien.

Escucha Padre la voz de Tus hijos, de todos los que guardan Tu Divina Esperanza; de todos los que aspiran a encontrar Tu Voluntad, Tu Amor y Tu Gracia. 

Padre amado, desciende ahora sobre Tus criaturas; que todo sea permeado por Tu Luz, para que el sufrimiento se transforme en alegría; para que el error se transforme en liberación; para que los pecados se transformen en salvación y todos encuentren el Gran Portal hacia Tu Paz.

¡Oh, Padre amado!, hoy Me postro ante Ti, en la compañía luminosa de San Francisco, porque Él Me ha pedido que orara por la humanidad. Y hoy Me uno a Su Corazón santo que demostró, en tiempos pasados, el amor por la Creación y la vida. Y así, que cada esencia sea restaurada por Tu Amor. Que se desvanezcan las injurias. Que resplandezca Tu Misericordia y que se abran los corazones que están cerrados a la esencia de Tu Divino Amor.

¡Oh, Padre amado!, cuánto has dado Tú por todas Tus criaturas. Cuánto Te has donado por cada esencia creada. Cuánto, Tú, Padre, has manifestado a través de los Reinos de la Naturaleza. Que el Reino Mineral sea acogido por el corazón humano. Que el Reino Vegetal sea alabado por los hombres de la superficie de la Tierra. Que el Reino Animal sea rescatado y curado por las manos que se donan para servirlo incondicionalmente.

Que ya nadie más muera sobre esta Tierra. Que ya nadie más sufra la indiferencia. Que ya nadie más pierda la oportunidad de amar y de encontrar Tu Reino, Tu Reino Celestial.

Que todo el mal generado entre los pueblos, entre las naciones y en los Reinos de la Naturaleza, sea restaurado por Tu infinita Misericordia.

Que se abran los ojos, Señor, de los que aún no Te quieren ver. Que se abran los corazones que se distanciaron de Ti por las acciones de los hombres, en todas las religiones. Que ya no existan intermediarios, que todos puedan ser Tus verdaderos instrumentos de Paz.

¡Oh, Señor amado!, Padre de la Creación y de la hermosura, haz descender Tus estrellas de Gloria sobre la humanidad perdida.

Hoy Mi Corazón derrama la Sangre de Su Amor para que todo sea lavado, purificado y se vuelva digno para así encontrar Tu Amor.

¡Oh, Padre de los Universos!, que las almas puedan mirar a los cielos, a las estrellas, al Sol y a la Luna, para contemplar la Luz de Tu Amor. Que cada corazón sienta como Tú, Padre del Amor, todo lo renuevas, todo lo regeneras, todo lo transformas, porque todo a Ti Te pertenece, Padre, en el Cielo y en la Tierra, en el firmamento como en la tierra, en los océanos, en los continentes, en todo lo que Tú has creado, siempre a Ti pertenecerá. 

Y así, aparta, Señor, a Tus criaturas de las influencias del mal. Que esta raza, que está a las puertas de su gran definición, no pierda la unión con Tu Esencia.

Hoy, San Francisco, Tu hijo, y Tu esposa, Santa Clara, Te imploran, amado Señor, por una Gracia mayor, incomprensible e inconcebible para los hombres de superficie. Pero Tú, Señor, que lo puedes todo, Tú que eres la misma Voluntad que expresó el amor, la grandeza y la Creación, concibe en Tus criaturas el principio de Tu Compasión, para que las almas encuentren el camino de salida hacia la Redención.

Hoy, con San Francisco y Santa Clara, elevo a las estrellas caídas, que cayeron en los abismos, que apagaron su luz interior y que perdieron la llama de Tu Fe. Derramo y coloco esas estrellas sobre el manto de Tu Madre, porque Ella es Quien concibe la vida, la gracia y la oportunidad para todos Tus seres, en Su purísimo y divino vientre. Ella es Quien gesta en Sí la nueva humanidad. Ella es Quien concede la Misericordia de Tu Corazón para que Tus criaturas contemplen Tu Santa Faz.

Es así que con San Francisco y Santa Clara, rodeados por Tu omnipresencia y omnipotencia, Te pedimos a Ti, Señor Altísimo, que separes, que apartes y que distancies a la humanidad del Rayo de Tu Justicia, porque Tú, Padre, Me has enviado para que Tus hijos, que son imperfectos, imitaran Mi camino con el fin de manifestar los Nuevos Cristos.

Hoy vengo aquí, a esta tierra de Asís, para reconsagrarla a Tu Creación, a la hermana Pobreza, a la hermana Humildad, al hermano Sol y a la hermana Luna, como a todo lo que existe en Tus universos mayores.

Que todo sea iluminado por Tu bondadosa Mano. Que Tú, Padre, Amor puro e infinito, señales a Tus hijos con la cruz de la libertad vivida por Tu Unigénito, cargada por Mis Espaldas para la redención de la humanidad.

Que los Reinos de la Naturaleza sean alabados. Que todo el mal generado por la ignorancia de Tus hijos en los Reinos de Tu Creación, sea disipado para que encarne en todos Tu Amor y Tu Compasión.

Hoy le pedimos al hermano Sol, que no deje de brillar en este mundo; que sus rayos penetren en lo más profundo de los corazones más endurecidos. Que la hermana Luna ilumine los caminos de tribulación que muchos hoy viven en estos tiempos, para que todos puedan contemplar cuán grande es Tu Amor, escrito en el firmamento, en las estrellas, en todo el Universo.

Hoy con San Francisco y Santa Clara, unidos en la Santísima Trinidad, Te ofrecemos, Señor, esta oración como súplica de los que aman Tu Creación, Tus Reinos creados a imagen y semejanza, tesoros de Tu infinito Amor.

Ofrecemos Señor, esta comunión con la vida, con la vida eterna, con lo que es real, vivo y resplandeciente. 

Que todos sientan Tu Presencia. Que todos despierten al universo de Tu Paz, de Tu Unidad, para siempre".

Ofrezcamos, por los Reinos que no son contemplados, en presencia de San Francisco y Santa Clara, este cántico que ahora están tocando, que es una oración de aquellos que son verdaderos hijos de Dios y que aman a la Creación y a los Reinos de la Naturaleza.

Hoy Mi Corazón se abrirá como tabernáculo para recibir de todas las criaturas esta oración, desde cualquier parte del mundo, desde cualquier corazón que se una en este momento, al Amor del Creador.

Coloco Mi Mano izquierda sobre el Corazón, elevo Mi Mano derecha sobre el mundo para bendecirlo con todo el Amor de Dios y así, recibo de sus voces la súplica de esta oración.

Los escucho.

Que en el Cuerpo y en la Sangre encuentren el fruto de su salvación y que ese fruto, basado en el Amor, en la Unidad y en la Misericordia de Dios, llegue a todas las almas del mundo.

Que así sea.

Y ahora pidan interiormente a San Francisco y a Santa Clara lo que ustedes necesitan y todo lo que necesitan sus hermanos más que ustedes mismos. Pidan con sinceridad, que estos santos recibirán en Sus corazones sus súplicas. Pidan, y todo será realizado. Pidan por la humanidad. Pidan por los Reinos de la Naturaleza, gravemente ofendidos por esta raza de superficie. Pidan que se pueda concebir el amor, el perdón y la reconciliación entre la Creación y los hombres, para que así se establezcan los mil años de paz.

Coloquen sus manos en señal de oración.

Oraremos el Padre Nuestro lentamente, como si lo pronunciaran por primera vez, para que Su Reino descienda y el mal sea extirpado de la humanidad.

Ahora lleven las manos sobre el corazón para que Yo los pueda bendecir por aquellos que no son bendecidos y que se olvidan que Mi Corazón es el gran tesoro del Amor infinito para toda la humanidad y para los Reinos de la Naturaleza.

Elevando Mi Mano derecha hacia lo Alto, en señal de bendición y de protección, Yo le concedo el perdón a los Reinos Menores ultrajados por esta humanidad de superficie e imploro al Santo Padre, Señor de las Alturas y de la Creación, que tenga Misericordia por aquellos que han caído y han lastimado Su Creación Divina.

Que la Luz, la Paz y el Bien reinen para siempre en los creyentes y en los que aspiran alcanzar, algún día, el Reino de Tu Amor. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Les agradezco por estar unidos a la Creación.