APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CASA SANTA ISABEL, LUANDA, ANGOLA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Hoy, Mi Corazón se abre para recibirlos a todos, porque en Mi Corazón de Madre está su refugio y su paz.

Hoy, vengo con toda la Luz del Cielo, con la Luz de todas las estrellas y soles, con el poder de toda la Creación para derramar Mis Gracias sobre ustedes y el mundo y, especialmente, para hacerle recordar a la humanidad su deuda espiritual con África, que aún deberá ser saldada por todos. Porque este continente y todas sus almas deberán resurgir en la esperanza y en la fe de esperar la Llegada de Cristo, algún día.

Por eso, hoy estoy aquí con ustedes, para confirmarles su salvación y su gran momento de redención.

Yo estoy aquí para poder abrazarlos y contenerlos, para que sientan el latir de Mi Corazón de Madre, un latir que siempre está con ustedes, que los comprende y que los acepta, que los recibe y que los ama, así como Dios los ama en esencia y en espíritu.

Por esa razón, estoy aquí, hijos Míos, no solo para bendecir su casa, sino también para bendecir a toda África; para retirar del sufrimiento y del cautiverio espiritual a cuantos están dentro de él, en muchos lugares de este continente. Por eso, Soy la Madre de todos, la Señora de África, la Coronada de Estrellas, la que tiene la Luna a Sus Pies y el rosario entre Sus Manos.

Hoy, he escuchado especialmente sus voces y he sentido profundamente su amor, su fe por Mi Corazón Inmaculado. Esto abre las puertas de los Cielos, a pesar de las condiciones de la superficie. Los corazones a través de las puertas del Cielo son curados y redimidos, y reciben la Gracia que tanto esperan y necesitan en esta hora.

Así como les dije el otro día, hoy les vuelvo a decir que confíen, Mi Hijo ya tiene pensado Su Retorno, el gran momento de Su encuentro con cada uno de ustedes. Por eso, sigan obedientemente las enseñanzas de la cristiandad, el ejercicio poderoso de la oración del corazón.

En estos tiempos difíciles y definitivos, Yo les vengo a pedir, Mis hijos amados, que nunca dejen de construir los puentes entre el Cielo y la Tierra; porque así permitirán que no solo Mi Corazón esté presente entre ustedes, sino que también el Poderoso y Eucarístico Corazón de Mi Hijo pueda estar presente, entre ustedes, para poder protegerlos del mal y de la adversidad, de la falta de paz y de sosiego.

Él Me envía aquí, en este día especial, para reconsagrar sus corazones y sus vidas, para que acepten este camino que hoy les muestro hacia el Reino de Dios. Porque ustedes, a través de su esfuerzo y dedicación en la Obra Redentora de Mi Hijo, han permitido que Yo llegue a África y, a través de aquí, a todo el continente africano.

Piensen por un momento qué es lo que significa que la Virgen de Kibeho, la Madre de África, retorne una vez más a su continente; porque quiero que el mundo entero recuerde lo que aún debe colaborar y reconstruir en África; porque es una obligación y un compromiso de todos Mis hijos de la Tierra.

Aquí existen tesoros espirituales desconocidos por todos, y hoy revelo esto al mundo entero, para que le den valor y apoyo a toda África. Porque aquí existen corazones muy valiosos, corazones muy esforzados y dedicados para estar al lado de Mi Hijo, en Su Camino de Redención y de Paz.

Su alimento espiritual, en este lugar, ha sido abundante: el alimento de la fe, de la confianza, del amor y de la perseverancia, que ha permitido crear las condiciones necesarias para que esta peregrinación se pudiera cumplir.

Aquellos que aparentemente no tienen nada, tienen la Gracia primera, directamente del Padre Eterno de recibir Su Amor Consolador, Su Amor Compasivo y Su Amor Salvífico, porque la fe de los corazones simples y pobres es verdadera; y es esto lo que transforma al mundo entero.

Hijos Míos, alégrense porque hoy estoy aquí y Soy su Madre.

Hoy, vengo por ustedes y por todos sus hermanos de África; vengo por aquellos que son descartados, esclavizados, oprimidos, rechazados y que están bajo la impunidad de estos tiempos.

Sobre este lugar donde hoy aparezco, en el corazón de esta sagrada casa de Mi prima, Santa Isabel, la Madre de Dios vuelve a pisar la cabeza de la astuta serpiente, para que los corazones se liberen del infierno y las almas sean rescatadas de los abismos de la Tierra, bajo la poderosa intervención de San Miguel Arcángel y de todas Sus Huestes de Luz.

Por eso, ¡alégrense, Mis queridos hijos! Mi Palabra viene a confortarlos y a sanarlos.

Mi Corazón se abre como un sagrado templo para que sus esencias puedan entrar y, una vez más, estar en adoración al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; porque esto, una vez más, le permitirá a África y al mundo entero, construir el camino de la paz que está perdida, del amor y de la reconciliación que muchos necesitan.

Extendiendo Mis Brazos y Mis Manos sobre ustedes, Mis hijos, como la Inmaculada Madre de Dios y Señora de toda África, vengo a derramar sobre ustedes Mis Gracias, como un poderoso afluente de Luz y de Misericordia, para que sus secuelas y traumas, dolores y angustias, perturbaciones y caos sean disipados por Mi intercesión.

Acepten esta Luz que hoy les ofrezco.

Coloquen sus manos en señal de recepción y de profunda gratitud para recibir de la Madre Celeste lo que tanto necesitan y aspiran, porque Dios Me ha permitido concederle a cada uno de ustedes una Gracia espiritual, aquella Gracia que hoy no comprenderán pero que algún día sabrán. 

Será esa Gracia que hoy les ofrezco que los salvará y los redimirá, que los elevará a Dios como dignos hijos del Padre. Por eso, lleven hacia su corazón esa Gracia y comulguen de Mi Presencia, para que así comulguen de Mi Hijo.

Yo estoy aquí feliz por estar con ustedes y por poder cumplir Mis promesas, así como las promesas de Mi Amado Hijo, que llegará en los próximos días al encuentro de ustedes, para poder abrazarlos con el fuego poderoso de Su Amor y Redención, para que sus almas se puedan elevar, para que sus miradas alcancen el esperanzador horizonte que les trae la Tierra Prometida, la Buena Nueva, el reencuentro con la Paz y el Amor de Dios.

Confíenle a Mi Corazón todas sus angustias y penas. Confíenle a Mi Corazón todo lo que hoy les sucede y dejen que Yo los pueda transformar, dejen que Yo los pueda consolar. Así como tuve a Mi Hijo Jesús en Brazos, deseo tener a cada uno de ustedes en Mis Brazos.

¿Aceptan esto que hoy les ofrezco?

Los presentes responden: Sí.

No escucho.

Los presentes responden con intensidad: ¡Sí!

Yo sé que lo aceptan, Mis hijos. Por esa razón también estoy aquí, para que esa Gracia los ilumine y los ampare, para que vuelvan a estar en Mi Paz, que es la Paz del Reino de Dios.

De África surgirán las vocaciones para formar parte de la legión de Mi Hijo, para unirse a la Obra de Su Misericordia y Redención. Y esos corazones, que vivirán la vocación hacia la consagración total de sus vidas, algún día, Mis hijos, serán espejos preciosos de Dios que ayudarán a reconstruir espiritualmente a toda África; porque a través de la consagración de la vida y del corazón, el mundo recibe la paz.

En estos últimos cinco años, los acompañé de cerca en cada momento de oración, como en cada momento de tristeza. 

Mi Manto siempre estuvo con ustedes y siempre estará sobre ustedes; porque es Mi deber, el deber de una buena y poderosa Madre, unirlos a Dios a través de la Luz de Mi Corazón.

Que este Manto de la Señora de África se extienda a todo este continente, para que más almas y corazones, para que más vidas y consciencias estén protegidas de todo mal por la poderosa espada de San Miguel Arcángel, que siempre los liberará de toda adversidad; porque hoy Él decreta, en el Cielo y en la Tierra, el fin de su cautiverio, y todos Sus Ángeles trabajan para que esa liberación suceda.

Confíen en que esto sucederá y las puertas de la Misericordia se abrirán sobre ustedes y así, como muchos hijos Míos en el mundo entero, verán venir al Hijo del Padre entre las luminosas nubes del Cielo, junto a su Señora y al Arcángel Miguel, en eterno servicio a Dios para poner fin a la oscuridad del planeta y restablecer el Reino de Dios en los corazones. 

¡Que así sea!

Desde hace cinco años esperaba este momento, este momento de su consagración a Mi Inmaculado y Materno Corazón.

Los invito a todos a colocarse de pie para que Yo los pueda consagrar como Hijos de María, y que este momento de consagración no solo sea una bendición para ustedes y para el mundo entero, sino una profunda transfiguración de toda África, para que todos Mis hijos de África alcancen los Rayos de la Misericordia de Cristo y despierten en sí mismos los tesoros que Dios les concedió.


Por eso, en este momento,
escucha la voz de Tu Sierva, Adonai,
que clama por estos, Tus hijos,
Tus hijos de África.

Bendícelos, Señor, 
con la Luz de Tu Poderoso Espíritu,
así como bendijiste a Tu Esclava
y a los apóstoles de Cristo en Pentecostés.

Derrama los Dones sobre ellos 
para que en sus vidas descubran las virtudes y las Gracias
de vivir el compromiso sagrado con Dios,
por el cumplimiento de Su Plan en la humanidad
y en todo el planeta.

Irradia, Señor, 
la Luz de Tu Sacratísimo Corazón,
bajo la intercesión de sus Ángeles de la Guarda,
que hoy expanden sus alas
para proteger a los Hijos del Padre,
aquellos que han sido consecuentes con la oración del corazón,
que Te han adorado y Te han alabado,
que Te reconocieron y Te invocaron
como el Poderoso Señor del Universo y de la Tierra.

Oh, Amado Señor, 
derrama Tus Gracias sobre ellos y el mundo.

Que las heridas más profundas y desconocidas sean curadas
para que los corazones, en este momento, se puedan liberar.

Escucha la voz de África, 
escucha la voz de los que lloran y claman,
escucha la voz de aquellos que imploran
por el fin de este cautiverio.

Haz descender, a través de Mi Corazón, Señor, 
Tu Poderoso Reino Celestial
para que estas almas inocentes y puras,
junto con los ángeles, los bienaventurados,
todos los santos y todos los seres de buena voluntad,
anuncien al mundo la Llegada del Salvador.

 

Por esa razón, Yo los consagró, en este día, con todo el Amor de Mi Corazón, con un Amor inextinguible e incomprensible que los lleva a la Verdad y a la Paz.

Vengan hacia Mí, Mis hijos, los Hijos de María, que el Espíritu Santo los bendiga en este momento, bajo la Gracia de Dios, por los Mil Años de Paz; en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Ahora, quiero escuchar el himno de su consagración, porque a través de este himno llegaré a las almas más necesitadas de África.

¡Canten, Hijos de María!

Les agradezco por haber estado Conmigo hasta los tiempos de hoy.

Los amo, siempre.

Mi Luz y Mi Protección estén sobre Mi hija Domingas, para que siempre pueda ser el pilar de Cristo, el puente entre el Cielo y la Tierra que lleve a las almas inocentes hacia Dios.

Por eso, hija Mía, también hoy te bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Canción: “Himno de los Hijos de María”.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA VIGILIA DE ORACIÓN DE NOCHEBUENA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Vamos a escuchar ahora, el Ave María cantado por Piedad.

 

Gracias, hija Mía, por haberme cantado con tanta dulzura y devoción, porque son esta dulzura y esta devoción, que surgen de lo profundo de Mi Maternidad, que hoy quiero compartir con todos Mis hijos. 

Porque, al igual que tuve a Jesús en Mis brazos, hoy quiero tener en Mi regazo a cada uno de ustedes, porque Soy la Madre de la Esencia Crística, de los Cristos del nuevo tiempo, de los Apóstoles de los últimos tiempos, de todos los que deben permitir en esta hora crucial del planeta que el Cristo Interno pueda renacer.

Este es un compromiso anual de todos. Cada vez que se aproxima la Natividad del Señor, coyunturas celestiales y cósmicas se aproximan al planeta, semejantes a aquella coyuntura especial de la Estrella de Belén.

¿Qué será lo que verdaderamente sucedió en aquel tiempo, cuando la Estrella de Belén no solo en este planeta, sino también en todo el universo, anunciaba y guardaba la llegada del Mesías?, porque su presencia protegía ese gran acontecimiento.

Hoy, después de dos mil años, sus corazones vuelven a estar ante el mismo acontecimiento; pero ahora, de un acontecimiento interior y espiritual que Yo vengo a acompañar, y a ayudarlos para que lo puedan vivir, porque Mi Hijo tiene todas Sus Aspiraciones en Sus Manos, aguardando el momento más propicio para cumplir esas Aspiraciones de Dios, que son Sus promesas, y para que esas promesas se puedan cumplir en cada uno de Mis hijos.

Por eso, les vuelvo a decir que, como Madre, como Sierva y como Guardiana de los corazones del mundo entero, sé que esta humanidad no vivió ningún otro tiempo como este, un tiempo doloroso, un tiempo de gran indiferencia y, diría, de gran crueldad   ¡

Pero Yo les pido, hijos amados, que en esta coyuntura especial de la Natividad del Señor y a las puertas de poder renacer Cristo en cada ser, coloquen su mirada en lo Alto, porque desde lo Alto, desde la Fuente Única, desde el propio Padre Celestial y de todos Sus ángeles, llegará la ayuda que el mundo necesita. Porque ustedes, como raza, como civilización presente en la superficie de la Tierra, están en un momento semejante al que estuvo la humanidad hace más de dos mil años.

¿Por qué esta coyuntura, tan semejante, vuelve a suceder en este ciclo definitivo? 

Porque es necesario, hijos amados, en cada nueva Natividad del Señor que celebran y que contemplan con el corazón, que renueven sus votos internos.

¿Será que Mi Amado Hijo necesita que renueven sus votos internos para que pueda renacer el Cristo Interior en cada tiempo?

Yo les puedo decir que sí, Mi Hijo necesita que renueven sus votos anualmente, porque es la forma de que sus consciencias comprendan el sentido del Plan de Dios. 

Sé que, en un punto de la consciencia humana, el Plan de Dios no es comprendido. Pero si en cada nueva Natividad del Señor, ante la oportunidad de renovar sus votos internos cada año, ustedes aman con fervor y devoción este misterio, como en este momento lo están amando, ¿cuánto más podrían comprender y sentir el Plan de Dios, y que dejara de ser algo abstracto e inalcanzable para todos?

Pero tengan presente una cosa, Mis amados, que es muy importante que comprendan: si están nuevamente en un momento semejante al que estuvo Mi Hijo Jesús, hace más de dos mil años, es porque están ante la oportunidad de presenciar en su interior no solo el Cristo Interno, sino que están ante la oportunidad, delante del Sagrado Pesebre de la Familia de Nazaret, de poder comprender que el Plan de Dios es humilde y simple, así como el Nacimiento de Cristo fue humilde y simple.

Porque es a través de esa simplicidad y humildad, de esa pura sencillez del corazón, que Dios realiza Su Obra en este mundo y en otros.

Los invito a preparar con alegría y, diría, con entusiasmo, fervor y esperanza, el Renacimiento de Cristo en cada corazón humano; porque no hay otra salida para esta humanidad, ante todo lo que vive y sufre diariamente. 

Si las almas se vuelven a Dios, si las almas se vuelven hacia su Cristo Interno, ¡cuántas situaciones podrían ser evitadas y resueltas!

Aún Mi enemigo sigue trabajando en contra del Plan de Dios. Pero que la fuerza y el poder del amor, que ustedes sienten por el Nacimiento del Pequeño Niño de Nazaret, sea la premisa y también sea el impulso que los lleve a trascenderse a ustedes mismos y, así, puedan trascender estos tiempos.

Porque si Dios encarnó a través de Su Hijo, en un Humilde Pesebre, para entregarse por el mundo entero; ustedes, en esta analogía del Renacimiento de Cristo en el corazón humano, ¿cuánto más se arriesgarían a hacer por el cumplimiento de la Voluntad del Padre, ante el incumplimiento del Plan de Dios que muchas almas viven?

Pero hoy, con dulzura y devoción, coloco a sus Cristos Internos en Mi regazo y, así, coloco a sus almas; coloco en Mis brazos su vida y hasta todas sus situaciones internas, porque sé que, en este tiempo, así como muchos aprenden a renacer en Cristo, día a día, también muchos de Mis hijos aprenden a cargar su propia cruz, que es la cruz de la deuda de este mundo.

Pero Mi Amor, dulzura y devoción, en nombre de Mi Hijo, vienen a renovar todas las cosas y a todas las consciencias posibles que abran su corazón para acoger la Natividad del Señor.

Les agradezco profundamente, una vez más, por la “Novena por la Reconsagración de las Familias a la Sagrada Familia de Nazaret”, porque han permitido que Nuestros Tres Sagrados Corazones: el Sagrado Corazón de Jesús, el Inmaculado Corazón de María y el Castísimo Corazón de San José, los Tres juntos al mismo tiempo, hayan podido intervenir en la situación delicada de muchas familias del mundo entero, no solo separadas por esta pandemia, sino también separadas por el asedio de Mi enemigo.

Que para el núcleo de las familias que hoy se reconsagran, ante las Aspiraciones y el Plan de Dios, sea un momento de alegría, de júbilo, por poder reconstruir el Proyecto de Dios en esta humanidad, más allá de todo lo que siga sucediendo. 

Si las familias imitan a Nuestra Sagrada Familia de Nazaret, ¡cuántas situaciones podrían resolverse en el mundo!

Si las familias viven la oración, los Sacramentos, la Adoración y el servicio a Dios como medios de reparación, de alivio del sufrimiento y de cura de esta humanidad; y si esto se multiplicara en todas las familias del mundo, ¿cuál sería el efecto de ese gran movimiento?   

Porque en verdad, Mis amados, es una actitud interna la que Yo los invito a vivir en este tiempo, que es la misma actitud interior y espiritual que el Corazón de su Madre Celeste y el Corazón de San José vivieron en aquel tiempo, días previos al Nacimiento de Cristo, siguiendo en obediencia el Llamado de Dios.

Esto es lo que siempre deben recordar las familias: seguir en obediencia y en oración el Llamado de Dios. Así, estarán protegidos, todos los miembros de la familia, de las influencias de estos tiempos, de las interferencias de estos tiempos y de las tendencias de estos tiempos; porque el Proyecto de Dios en cada familia del mundo aún es importante, no está desestimado.

El Proyecto de la célula de la familia ha sido transgredido e interferido, y esto es lo que debe ser reparado por cada miembro de la familia. Es un compromiso interior de cada miembro de la familia que las dádivas, aspiraciones y hasta los tesoros internos del Padre Celestial estén resguardados en la célula de cada familia de este mundo.

Hoy, de manera especial, la Virgen de Nazaret contempla y acoge en Su Seno, en el Vientre Purísimo de la Madre de Dios, a todas las familias refugiadas, desplazadas y descartadas por sus hermanos de este mundo; porque, a pesar de las diferencias o de las creencias que viva esta humanidad, no se olviden de que ante el Padre no solo todos son Sus hijos, sino también todos ustedes son hermanos en un mismo Proyecto y en una misma Aspiración. 

Y eso no cambió; por eso, los invito a mirar a través de Mis ojos lo que Mi Corazón siente y ve de todas las familias refugiadas y de la urgente necesidad de buscar una solución duradera, real, para todas las situaciones de las familias del mundo, no solo las refugiadas, sino también las familias divididas por la discordia y la desunión.

Que el Sagrado Amor, que fue expresado en la Gruta de Belén, hoy esté presente en todos los hogares que escuchan este Mensaje; porque Mi aspiración es que no solo sean buenas personas, sino que sean dignos hijos de Dios.

En el silencio de Mi Corazón, intento reparar a los mundos internos, a todos los que tienen necesidades que deben ser atendidas por el Cielo, por los Sagrados Corazones.

Por eso, les digo que, ante las puertas del Renacimiento de Cristo en cada corazón humano, todos ustedes, Mis hijos, puedan salir fortalecidos de esta prueba mundial, puedan estar firmes y decididos a seguir los Pasos de Cristo, preparando así Su próximo Retorno.

Así como contemplo, en este momento, a todas las familias del mundo como la Señora de Kibeho, aún sigo contemplando, con ardor en Mi Corazón, la aspiración de llegar a Angola.

Por esa razón, deben tener presente Mi aspiración y, por medio de sus oraciones y ofertas, proteger a Mi aspiración de descender en las tierras de Angola, para que Mi Gracia descienda sobre toda África; porque Yo Soy la Señora del Verbo, Soy la Señora de la Palabra, de la Palabra de Dios.

Y así, como en Mi regazo tengo a todas las almas del mundo que aceptan Mi llamado, hoy también tengo en Mi regazo a todos Mis hijos de la Casa Santa Isabel, en Luanda, que a pesar de la adversidad, de la tempestad o aun de los asedios, siempre han sido y siguen siendo valientes, porque aun sin percibir que el amor y la fe de sus corazones mueven montañas, mueven acontecimientos que no son vistos ni percibidos por la mayoría.

Espero que esa fe, ese amor y esa devoción, que ellos tienen a Mi Inmaculado Corazón, sigan construyendo ese puente interno que permitirá algún día, porque esa es Mi Palabra, que la Madre de Dios llegue a África, no solo para bendecirlos, no solo para consolarlos, sino también para que estén en Mis brazos, así como lo estuvo el pequeño Niño Jesús.

Les digo a Mis hijos de Angola, de la Casa Santa Isabel, que así como Yo visité a Mi prima hace dos mil años atrás, también los visitaré cuando el momento lo indique. Solo recen y no dejen de rezar; porque un punto de Luz se ha fortalecido en Angola, a pesar de las circunstancias no solo de ese país, sino también de todo el continente africano.

Mi prima Santa Isabel es la guardiana de su casa, la Casa Santa Isabel, en Luanda, y también es Santa Isabel quien los protege; porque ella fue una gran pionera de las primeras comunidades cristianas, cuando aún Cristo predicaba en Tierra Santa.

Ella sabe que la Casa de los Niños Santa Isabel, en Luanda, es una preciosa y delicada célula del Proyecto de Dios, del Proyecto de Redención de Mi Hijo; porque es así como Dios hace nuevas todas las cosas.

Seguiré rezando, en estos días, para que todos los Cristos Internos puedan despertar, y así puedan despertar los apóstoles de Mi Hijo, los que deberán llevar adelante el Plan preparatorio de Su Retorno en los cuatro puntos de la Tierra.

En honor al esfuerzo de los pequeños niños, adolescentes y jóvenes de la Casa Santa Isabel, en Luanda, deseo escuchar la canción de la Virgen de Kibeho, para que toda la humanidad recuerde que una vez la Madre de Dios apareció para salvar y rescatar a todos Sus hijos, y para decirle al mundo que la Virgen Morena es la Madre de África y de todos los que allí viven, con la esperanza de rehacer sus vidas de una vez y para siempre.

Yo los bendigo y rezo por el Renacimiento de Cristo en cada ser, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Escuchamos la canción de la Virgen de Kibeho.

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ , EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En Amor y Misericordia hoy los encuentro aquí, así como Me he encontrado con el resto de Mis hijos en Medjugorje, momento en el cual su Madre Celeste celebra junto a Sus hijos, no solo el aniversario de las apariciones, que hace más de treinta y seis años he venido realizando no solo por Bosnia y Herzegovina, sino también por el resto del mundo.

Celebro en esta noche la devoción y el cariño de Mis hijos, el amor que tienen los hijos de Dios por la Reina de la Paz.

Hoy vengo desde Medjugorje y uno los dos hemisferios del planeta bajo el Principio del Amor y de la Sabiduría.

Así como en Medjugorje llevé un mensaje de paz para el mundo, en este lugar Yo pude traer un mensaje de consciencia para el mundo, algo que la mayoría de Mis hijos, y sobre todo de la Iglesia de Cristo, demorará en reconocer.

Pero esa no es Mi preocupación, hijos Míos. Mi preocupación, hijos Míos, es su salvación y redención, que vivan la cristiandad que Mi Hijo les enseñó por medio de Su Amor y de Su Misericordia infinita.

En todas Mis apariciones realizadas en el mundo, a lo largo de los tiempos, he traído el mismo mensaje a la humanidad en diferentes tiempos, momentos y circunstancias que los que la humanidad necesitaba del Llamado de Dios, de la Palabra de Dios, de la advertencia para poder cambiar y transformarse.

Se acerca el tiempo y el momento, hijos Míos, en el que la Reina de la Paz se recogerá, así como la Rosa de la Paz también se recogerá.

En sus memorias y en sus corazones deberá estar Mi Presencia, todo lo que Yo les he enseñado a través de los años. De una forma semejante a San Pablo y a San Pedro, ustedes deberán vivir este tiempo. Nada ni nadie les podrá quitar lo que Yo les he entregado aquí, porque lo que Yo he dejado aquí y dejaré, es un profundo tesoro espiritual e inmaterial, del cual las almas se podrán servir en el fin de estos tiempos, para aprender a atravesar el momento más agudo de la humanidad.

Yo agradezco en esta noche la confianza de los que creen en Mí y, sobre todo, el amor que expresan al Reino de Dios por todo lo que han recibido. Eso es inconmensurable, eso es lo que Me trae aquí en esta noche: la respuesta de los que confían y de los que aman, más allá de sus miserias o imperfecciones, porque la verdadera Iglesia de Mi Hijo está en sus corazones y no en los cimientos.

Las verdaderas bases de la espiritualidad de Mi Hijo son el testimonio verdadero de su conversión y redención, de su oración diaria y servicio por la humanidad y los Reinos de la Naturaleza. Ese es el camino hacia la nueva humanidad, no es el camino hacia la nueva era.

Nunca la mente humana podrá comprender el Misterio de Dios. ¿Hasta cuándo Mis hijos, que no entienden, lo desafiarán?

Yo vine a traer a Medjugorje y a este lugar la Gracia maternal de Mi Corazón y eso es lo que se debe perpetuar en sus corazones y almas, ese será el mayor testimonio de amor de sus vidas por Dios y por todo Su Plan de Amor en la humanidad.

Yo vengo a traer un llamado, como he traído un llamado en cada parte del mundo en la que he aparecido a lo largo de los tiempos.

Y en esta noche, Yo puedo recoger de cada lugar, en donde he aparecido y en donde he establecido un santuario de amor y de oración, el amor y la devoción de Mis hijos. Eso es lo que coloco hoy a los Pies del Creador, de los que persisten en la transformación, de los que viven en comunión con Mi Hijo, de los que practican incesantemente el verbo de la oración. Allí están las bases de su fe y de su reconciliación con el Padre Eterno.

Ahora, hijos Míos, con esta consciencia que hoy les traigo por medio de palabras tan simples pero profundas, podrán sentir y percibir cómo la Madre de Dios está aquí y en Medjugorje reuniendo a la consciencia de todos los pueblos y razas, porque Mi mensaje es para toda la humanidad y no solo para una única religión.

Yo les traigo aquí, hijos Míos, la oportunidad de amar por medio de la reverencia al Verbo de Dios que Yo les he traído a lo largo de los tiempos y, sobre todo, en estos últimos años.

Hoy Mi Corazón Inmaculado no solo recoge las súplicas de los hijos de Dios, sino también recoge el amor de los hijos de Dios. Es ese amor, que ustedes pueden tener y vivir por el Padre y por Mi amado Hijo, el que curará y regenerará la Tierra, y pondrá fin a lo que la humanidad hoy está viviendo y atravesando.

Mientras que las religiones y los pueblos no profundicen en el amor y lo vivan verdaderamente con sus semejantes, la humanidad no se renovará. Este es el importante mensaje que hoy les traigo, porque lo deberán recordar y, sobre todo, practicar en este tiempo.

Hijos, como Reina de la Paz, estoy aquí para ayudarlos, para conducirlos y para guiarlos hacia Mi Hijo. Yo les traigo el mismo mensaje y la misma revelación que Mi Hijo les entregó hace más de dos mil años. En el nombre de Mi Hijo, les vuelvo a decir: ámense los unos a los otros, así como Mi Hijo los amó y los sigue amando eternamente.

Es solo eso lo que les pido, porque lo necesitarán. Será por vuestro bien.

Y ahora dedico Mi mensaje a Mis hijos de África, a Mis queridos y pequeños hijos de la santa y humilde Casa Santa Isabel, en Angola.

Así como Yo visité a Mi prima hace más de dos mil años, aunque Yo deje de venir a este lugar desde 8 de agosto, Yo los visitaré, extraordinariamente y milagrosamente, y tendré la dicha de consagrarlos como Mis hijos definitivamente. Esa será la gran y última peregrinación extraordinaria.

Sigan rezando, amando, sirviendo y suplicando por el mundo. Dios, a pesar de lo que ve de la humanidad, está feliz por la voz de sus súplicas, porque Él, el Todopoderoso y Misericordioso, solo puede vivir y morar en los corazones simples y humildes. Dios no mora en las instituciones, Dios está presente en los más pequeños y lejos de los que se dicen poderosos.

Hoy se vuelve a cumplir, hijos Míos, uno de los pasajes de la Biblia. Dios revela Sus misterios a los humildes y pequeños, y derrota a los poderosos y soberbios.

En los más pequeños, como en Mis hijos de África, está el Amor de Dios. Un Amor que precisa ser curado, redimido y cicatrizado por la Mano bondadosa y misericordiosa del Redentor.

Iré a África, cuando el tiempo y el momento lo permitan, pero no falta mucho tiempo. Vivan en Mi tiempo y no sentirán mucho la espera, sino que el tiempo pasará rápido, y así como hoy Me encuentro aquí con Mis hijos, Me encontraré con ustedes en el Amor, en la Gracia y en la Misericordia.

Quisiera dedicar este momento a Mi amada África, que espera hace más de quinientos años por el alivio de su esclavitud y persecución.

Con toda la gloria y el poder que Me ha dado Mi Hijo, peregrinaré especialmente a Angola, para que juntos celebremos el día de la gran unión entre el Cielo y la Tierra, entre Dios y África.

Mis últimas Palabras ya hacen eco en los corazones que las saben reconocer. Estas últimas Palabras que los Sagrados Corazones anuncian al mundo, son las Palabras más salvíficas y redentoras que las almas necesitan para prepararse para el momento importante del Retorno de Mi Hijo.

Beban de la fuente de las Palabras de los Sagrados Corazones. Revivan todos los días Nuestros Mensajes. Les hemos dejado todo lo que necesitan para el tiempo que llegará, el tiempo definitivo que el mundo ya está viviendo y que muchos no quieren reconocer.

Ingresen dentro de su corazón y sientan lo que les dejamos. Los Cielos están cerrando un ciclo antes de lo esperado; pero Mi Amor no los abandonará, cada vez que oren Conmigo allí estaré, Mi Gracia será su fortaleza cuando Yo ya no esté aquí.

El mes de julio y el mes de agosto son los últimos y grandes momentos para la humanidad, de intercesión de los Sagrados Corazones por todas las almas. No pierdan estos dos últimos meses porque llegó el tiempo de la síntesis en sus vidas, de una síntesis espiritual e interior.

Es necesario que vean y recuerden todo lo que ha sucedido en estos últimos doce años, para que puedan comprender lo que sucederá después, así como Dios lo necesita.

Reciban en sus manos una flor de Luz. La blanca flor de Luz es la primera señal que les dejo para que se preparen para el fin del tiempo. Lleven esa flor de Luz, que es el espejo de Mi Amor, hacia sus corazones y sean bendecidos por Mi maternidad, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quiero llevar en Mi Corazón, antes de retirarme, una canción importante para Mí, que es parte de esa síntesis espiritual que ustedes tienen que hacer unidos a Mi Corazón.

Esa canción revela una historia, pero también una inspiración, un testimonio verdadero, humilde y simple, que Yo les enseñé en Aurora.

Tendré la Gracia en esta noche, entre ustedes y con ustedes, de escuchar "Revelaciones de Aurora".

Les agradezco.

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Mi Gobierno Celestial

He aquí Mi gobierno celestial, el que siempre ha descendido al mundo cuando su Madre desciende para abrir los portales de los Cielos.

He aquí Mi gobierno celestial, formado e integrado por los ángeles de diferentes jerarquías, los que en obediencia y de forma incondicional sirven a su Humilde Madre Celestial.

He aquí, hijos, Mi gobierno celestial, que tiene su base fundamental en las enseñanzas de Mi Amado Hijo y en Su Divina Obra de Misericordia.

He aquí, queridos hijos, Mi gobierno celestial, guiado por el Divino Pensamiento del Padre y manifestado por obra de Su Eterna Gracia.

He aquí, Mis pequeños, Mi gobierno celestial, que tiene su sede universal en la Divina Iglesia de Cristo, existente y presente en el sagrado Universo Espiritual.

He aquí, Mis hijos, Mi gobierno celestial, extendido interiormente en este mundo por medio de los que proclaman su fe y su amor por Cristo.

He aquí Mi gobierno celestial, renovándose y expresándose en los corazones devotos y en los espíritus que se entregan por amor al servicio.

He aquí y ahora Mi gobierno celestial, anunciado por Gabriel Arcángel en los primeros momentos de la Anunciación.

He aquí Mi gobierno celestial, proclamado por la humilde palabra de Mi prima Santa Isabel y, a partir de allí, por todas las generaciones.

He aquí y ahora Mi gobierno celestial, extendido en el Universo, después de Mi Asunción a los Cielos, a través de la obra y del servicio inmediato de los ángeles.

He aquí y ahora Mi gobierno celestial, entregado por el Divino Padre y por el Amoroso Hijo durante Mi coronación como Reina y Madre del Universo y de la Tierra.

He aquí, hijos, Mi gobierno celestial, concretado por medio del propósito que el Todopoderoso Me encomendó para este Universo y para este amado planeta azul.

He aquí y ahora Mi gobierno celestial, impulsado como obra a través del estado de Mi eterna Gracia y llevado adelante con el amor maternal de Mi Inmaculado Corazón.

He aquí la Esclava Eterna del Señor, que guarda en Su Reino invisible a todos Sus amados hijos, que protege los pasos de los caminantes de la fe, que guía y conduce a los amantes de Cristo.

He aquí y ahora el gobierno universal de su Madre Santísima, vivo y resplandeciente a través de los Espejos, los que sutilmente irradian los Principios eternos para el surgimiento de la nueva consciencia de la humanidad.

He aquí y ahora el gobierno celestial de la Madre de Dios, el que se lleva adelante a lo largo de los tiempos con la adhesión y la entrega de Sus pequeños hijos.

He aquí y ahora Mi gobierno celestial, manifestado durante estos años de trabajo Conmigo a través de esta obra en la superficie, la que es movida interiormente por los impulsos constantes que envía el Espíritu Santo.

He aquí y en este tiempo, la obra de María Santísima presente en los corazones que forman parte de ella.

He aquí la Obra mariana de Dios a través de todo este grupo de almas que ha dado su sí a María, así como María dio Su sí al Arcángel Gabriel.

He aquí y ahora la obra de la Corredentora Madre de Cristo, obra que se ha expandido y difundido en los cinco continentes, obra que llega a las almas de diversas lenguas del mundo.

He aquí la Obra del Amor y de la Misericordia de Dios por medio de María Santísima, actuando y obrando lentamente a través del amor de Sus hijos y de la fe de Sus soldados.

He aquí la obra que surgió, en el comienzo, en un naranjal de Aurora y que luego despuntó como un gran sol para todo el planeta, llegando hoy a servir y a rescatar a las almas más perdidas.

He aquí la obra de la esperanza, obra de María y obra nuestra, guiada por Su Corazón noble y conducida por Su humilde mano.

He aquí y ahora, la obra de la paz, presente en el mundo por Voluntad del Padre, después de diez años.

He aquí la obra que ha regenerado a muchas vidas, que ha hecho verdaderos milagros en los corazones necesitados, que ha devuelto el amor y la vida a los que los habían perdido.

He aquí y ahora la obra formada por tantos hijos de María que tejen, junto a su Madre, el manto de la paz en el mundo, el manto en donde Cristo posará Sus Pies cuando Él retorne.

He aquí el gozo espiritual de su Madre al ver en los ojos de Sus hijos el brillo de Su Gracia y la esperanza expresada en los rostros de los que la habían perdido.

Demos gracias a Dios por haber permitido que su humilde Señora de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad haya venido a su encuentro para poder hacer de sus vidas receptáculos de la Gracia, instrumentos del amor y columnas de Su eterna y divina misericordia.

Por estos diez años compartidos, hoy Yo les agradezco.

Los bendice bajo la luz del Inmaculado Corazón,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN, DURANTE LA 19.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Mi primo Juan los bautizó con agua, pero Yo los bautizo con el Espíritu de Dios.

Dichosos aquellos que se congregan para recordar Mi pasaje por la Tierra.

Hoy vengo en la santa compañía de Isabel, de Juan y de vuestra Madre María, congregados por el Amor de Dios, participantes de este encuentro infinito entre las almas y el Cielo, entre los corazones y Dios.

Dichosos aquellos que se animaron a ser bautizados, como aquellos que pidieron lavar sus pies para borrar el pasado y el dolor de sus vidas.

De esa forma, Mis compañeros, no vengo a instituir una nueva Iglesia, sino a renovar los Sacramentos de una forma simple y pura, así como Yo les enseñé a los apóstoles en el pasado.

Los Sacramentos servirán de salvación para las almas, pero también la oración servirá para vuestra conversión.

Ante Mi Corazón Eucarístico, contemplen Mi Faz gloriosa, misericordiosa y redentora, la cual traigo desde el universo para todos.

Isabel los acompaña en el espíritu del Amor. Juan los acompaña en la consagración de vuestros corazones. Mi Madre los congrega para que se unan a Mí, porque en este lugar, Mi Madre Santísima instituyó la Adoración, un compromiso que es parte de todos para que esta humanidad y esta ciudad puedan ser liberadas por Mi Misericordia y no por Mi Justicia.

Mientras ustedes hoy son conscientes, gran parte de la humanidad duerme en la ilusión porque muchos pierden la fe por no encontrarme en los antiguos sacerdotes. Pero Yo estoy presente en los Sacramentos, que son la Fuente de Vida y de renovación para todos. 

En cada Sacramento encuentran una llave para acceder a Mi Corazón, porque Mis Rayos permean cada uno de los Sacramentos. Yo les proporciono la renovación y la cura, la trasmutación y la liberación de vuestras vidas.

Por eso, cada vez que pidan un nuevo Sacramento, mediten por un solo instante en lo que recibirán, porque es algo sagrado y bendito que Yo les ofrezco a los Míos.

Por eso, celebren y alégrense cuando cada nuevo hermano sea bautizado y bendecido por los Sacramentos de Dios, porque él lo estará recibiendo en nombre de toda la humanidad.

Vuestros corazones y esencias son únicas ante los Ojos de Dios. 

Mis compañeros, en el Cielo y en el universo no existe la separación entre las almas. Yo los vengo a unir en este tiempo. Vengo a unirlos a través del Amor y de la Verdad, porque el enemigo se ha encargado, en estos momentos, de apartar de Mis caminos a los buenos corazones que deben alcanzar la redención.

Hoy piensen en Santa Isabel y en San Juan, el Bautista, dos grandes Misioneros del Universo Celestial, guardianes de los santos Sacramentos de Dios desde el momento de Mi Ascensión a los Cielos.

Por eso, compañeros Míos, que vuestra sed por buscarme nunca se acabe. No solamente estoy presente en los Sacramentos, sino también en los corazones que buscan la unidad con Dios todo el tiempo. También estoy entre los pequeños, entre aquellos que claman por la redención y por la paz.

Este mundo debe liberarse, amigos Míos, y a través de vuestra consagración sincera eso sucederá.

También estoy presente en estos tiempos, en las pruebas que cada hijo Mío vive, porque a través del sufrimiento y de las pruebas Yo los vengo a fortalecer en el amor al sacrificio, a la entrega, a la liberación. 

Les dejo en esta tarde de Misericordia Mis Gracias, en la Presencia Santísima de María, de Juan y de Santa Isabel, que han sido congregados en este universo, en este espacio y en este lugar, para que vuestros corazones resplandezcan en la fusión perfecta con el Espíritu de Dios.

Sigan orando todos los días. No se cansen de pedir por Misericordia. Recuerden que lo estarán haciendo por aquellos que no oran ni aman a Dios. Por eso, Yo los necesito en este tiempo, firmes y dispuestos.

Vendré a vuestro encuentro cuando ustedes Me lo permitan, porque vivo en cada uno de vuestros corazones. Debo tener un lugar en vuestras esencias para que el mal que los perturba se pueda liberar y así pueda reinar la Gracia de Dios en muchos corazones que la necesitan.

Hoy expongo ante vuestros corazones y espíritus Mi Santísimo Corazón Eucarístico, que es el verdadero Sol del Universo Celestial, el verdadero motivo de vuestras vidas y caminos.

Por eso, hoy los reúno bajo el espíritu de la renovación y de la fe, para que prevalezca en vuestras consciencias la esperanza de proseguir y no se pierda, en ustedes, Mi Misericordia.

He dejado una semilla en este lugar que deberá sembrarse cuidadosamente, porque de ella nacerán nuevos frutos y nuevos corazones se aproximarán, en búsqueda constante de la redención y de la liberación.

Agradezco por vuestro esfuerzo de adorarme todos los días. Este es el mayor sacrificio que Yo adoro, cuando las almas Me contemplan con sinceridad y penetran en la Esencia de Mi Corazón luminoso, a través del Santísimo que expongo al mundo y a la humanidad en todos los sagrarios de la Tierra. Recuerden Mi Presencia en los sagrarios. Recuerden Mi Presencia en vuestros sagrarios internos. Allí, Yo siempre estoy presente, cuando Me llamen, les responderé.

Abro Mis Brazos y extiendo Mis Manos sobre ustedes.

Coloquen vuestras palmas de las manos hacia arriba para que Yo los pueda bendecir y, en este magnetismo divino y espiritual, sus esencias se puedan unir a Mi Corazón.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón:

Él dice que está orando por nosotros, que solo escuchemos.

 

Poderoso Señor del Universo 
que congregas a todas las almas,
que das la vida y la eternidad,
Te pido, Padre amado,
que cuides estos discípulos Míos,
para que siendo caminantes y servidores,
siempre encuentren el camino de retorno,
retorno a Tu Casa Celestial, 
 a Tu infinita Morada de Vida,
principio de Amor y de Unidad.

 

Contemplen a Jesús Glorificado, Él está presente en los corazones simples. Pues aún espero que todos los seres conozcan Mi nueva Faz, para que todos Me tengan presente en sus hogares y siempre recuerden que soy el Pastor de las almas.

Desearía estar más tiempo con ustedes, pero debo ayudar al mundo entero y a la humanidad que está caída en los abismos infernales de este mundo.

Pero a través de vuestra oración misericordiosa en estos días, vuestro esmero y vuestro amor por Mí, muchas almas han sido elevadas al Cielo y muchas penetraron en el océano de Mi infinita Misericordia.

Graben en vuestras consciencias y corazones Mi Sacratísimo Corazón Eucarístico, el Sol de vuestra salvación.

Silenciosamente, realicen una petición a Mi Corazón, un pedido o una súplica que Yo elevaré al Cielo hasta los Pies del Padre Celestial.

Les agradezco por compartir Conmigo este tiempo de Adoración.

Mientras Me elevo, escucharé vuestros cantos. Cuando ellos son verdaderos y amorosos, alivian el Corazón de Dios y las faltas graves se disuelven, la Misericordia se instala y los corazones pobres resucitan.

Queridos compañeros, después de haber sido bendecidos por el Agua de Vida, reciban en reparación y perdón a Mi Cuerpo Glorificado, a través de la Comunión con Mi Sangre y con Mi Cuerpo. 

Recuerden que Yo siempre los esperaré. Mi océano de Misericordia está disponible para todos. Solo busquen a Dios y a Su Amor. Así alegrarán a Mi Corazón.

Vayan en paz y agradezcan al Padre Eterno.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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