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Hoy, vengo aquí para abrazarlos con el Amor puro de Mi Hijo, porque esa es la principal causa que Mi Hijo lleva adelante para poder cumplir con Su Proyecto en cada una de las almas y de los corazones.
Cuando algo parece que está por terminar, es que algo nuevo está por comenzar. Y, como les he dicho en los últimos días, Mi Presencia Maternal no desaparecerá de ustedes, aunque en este tiempo ya deban caminar con sus propios pies.
Pero Yo estaré allí en el silencio, en el silencio de una Madre que contempla y que ama, de una Madre que conforta y que sostiene, de una Madre que solo lleva a Sus hijos al Corazón de Cristo.
Por eso, estoy aquí una y otra vez, y desciendo al mundo para ayudar a las almas de Cristo; porque es muy fácil, hijos Míos, salirse del camino de la Luz y sobre todo en este tiempo de tantas interferencias y confusiones.
Pero hoy también aquí, vengo con el gozo de Mi Espíritu, de aquella alegría que sintió Dios en Su Corazón Eterno, al saber que a través de Su Hijo Primogénito podría encarnar en el mundo para poder redimirlo y salvarlo.
Es esa alegría que siente Mi Corazón de Madre, que vengo a compartir con cada uno de sus corazones, porque lo más importante en este tiempo es que cada uno de Mis hijos pueda estar en paz, viviendo en confianza lo que ustedes deben vivir, experimentando con paciencia lo que ustedes deben experimentar, porque este tiempo ya estaba previsto y estaba escrito.
Esta es la hora, Mis amados, en la que cada uno por sí mismo deberá sumergirse en el océano de la Confianza de Dios para ser colmado por Su Santa Unidad, para ser colmado por Su Eterno Amor que siempre los ayudará a salir adelante, a pesar de la noche oscura del planeta.
Les pido que ya no tengan miedo de enfrentar lo que cada uno debe enfrentar de sí mismo, porque si Mi propio Hijo enfrentó en Su propia persona todos los errores y pecados del mundo y, más aún, Él se entregó en la Cruz por ustedes, de una forma semejante y profunda ustedes también lo pueden vivir.
Yo no quiero que se desanimen, sino que tengan fe, una fe que les traiga la esperanza de no ver toda la realidad oscura, sino ver en el firmamento ese Punto de Luz que es la Consciencia de Dios, Luz que abarca todo este universo y toda esta Creación, para que Él pueda renovar Su Amor en las almas por la propia experiencia del Amor que ustedes pueden vivir en el día a día.
Porque, así como Mi Amado Hijo vivió, en cada paso de Su Pasión, la experiencia del Amor en Su propia carne, esta es la hora tan prometida, hijos Míos, en la que ustedes mismos pueden vivir también los grados de Amor, de un Amor Crístico, capaz de ir más allá de todas las situaciones y condiciones.
Esta es la gran clave que hoy les traigo.
Esta es la Ley que hoy aquí se cumple, la Ley del Amor de Dios, y no hay nada, absolutamente nada, que esté por encima de ese Amor Divino y Cósmico. No hubiera existido otra razón de Cristo haber encarnado en el mundo, sino para entregarles la lección del Amor de Dios que salvó y convirtió a muchas consciencias en el pasado; así como intenta convertir sus corazones y vidas en un modelo del Amor de Dios, el Amor vivo del Padre. Porque quien está en el Amor de Dios, en el Amor del Padre, todo puede transmutar, liberar y perdonar.
Cuando el Amor del Padre no está presente entre ustedes o no está presente en ustedes, no se cumple Su Voluntad, sino se cumple la propia voluntad humana condicionada, que los llevará una y otra vez al sufrimiento y a la falta de paz.
Pero hoy, ante Mi Presencia amorosa y humilde, puedo estar delante de corazones que representan a muchas naciones y pueblos, a muchas experiencias en la historia de esta humanidad que, a través de los tiempos, más allá de los errores o del pecado, fueron experiencias auténticas que marcaron a esta raza.
Por eso, quiero que a partir de este momento y en la víspera de esta próxima Sagrada Semana, puedan contemplar lo positivo de la vida, la esperanza que puede recibir y vivir el corazón humano, la fe que es capaz de colocarlos en el Camino de Dios.
Es ahí donde Mi Hijo los necesita en este momento, porque Cristo necesita de la ayuda de Sus orantes y servidores para que, por Su divina intercesión, Él pueda transmutar al planeta y a la humanidad de tantas puertas inciertas que están abiertas en este momento. La Presencia de los Sagrados Corazones viene a reerguir a los corazones al Cielo del Padre. Nuestras Divinas Presencias también vienen a cerrar esas puertas inciertas, que solo confunden a las almas en el Camino de Dios.
Las Santas Reliquias de Cristo volverán a estar presentes en estos días; para que, a través de esta Sagrada Semana, una vez más, cada uno de sus corazones y sus esencias puedan llevar consigo los códigos crísticos, aquellos que fueron imantados por el propio Cristo, en cada pasaje de Su Pasión, como también en cada momento que Él compartió con Sus apóstoles y con Su pueblo.
Ustedes son ese pueblo de Cristo que vuelve a reunirse en este lugar, como un rebaño llamado a vivir la unidad, la reconsagración al Propósito de Dios que debe cumplirse en este tiempo.
Eso es lo que Jesús espera de los consecuentes de corazón, de los que no le temen decir sí, por todas estas naciones y por los ángeles de las naciones que hoy aquí están representadas; con amor, dulzura y devoción, vengo a otorgar, una vez más, la consagración de nuevos Hijos de María.
Pueden aproximarse, Mis hijos; y así todos tendrán la Gracia, en este momento, de renovar la consagración a Mi Materno e Inmaculado Corazón para que esta Sagrada Semana pueda tener los frutos espirituales que Cristo espera, los frutos que deben ser entregados y depositados en los corazones; porque en el único lugar donde Dios está presente es en el corazón.
Mis amados hijos, Me alegra tenerlos aquí Conmigo, así como tuve la Gracia muchas veces de estar con los apóstoles y sacerdotes de Cristo en el Santo Cenáculo del Señor; así como tuve la Gracia de acompañar a Mi Hijo hasta Su Muerte en la Cruz, en lo alto del Monte Calvario; así como tuve la Gracia de estar con Su pueblo, con los que sufrían, con los que padecían, con los más humildes entre los humildes y los más pobres entre los pobres; hoy estoy como Madre ante un grupo de almas que vive, en su silencio interior, la experiencia de la pobreza de Dios, que no puede ser comprendida con la mente, sino solamente con el corazón que ama a Nuestro Padre-Madre Creador.
Hoy consagro y bendigo almas que ya fueron bendecidas y consagradas muchas veces, a través de las señales que han recibido, en sus vidas, directamente de Nuestros Sagrados Corazones.
Hoy, dejen a Mis Pies aquello que los acongoje. Dejen a Mis Pies sus sufrimientos, sus incertidumbres, y reciban de Mi Corazón la paz, el consuelo, el mismo consuelo que Dios Me dio cuando vi a Mi Hijo clavado en la Cruz.
Por eso, para las que son madres, entréguenme a sus hijos, para que Yo les pueda entregar a Jesús. Y así intercambiamos Nuestros Corazones, para que sientan en ustedes el Corazón de la Madre de Dios y Su llama de Amor que nunca se apaga, que nunca se extingue, la llama eterna del Amor de Dios, que todo reconstruye y todo repara, a través de esta santa consagración.
Sigan siendo buenos orantes. Nunca se olviden de orar Conmigo. El mundo necesita de muchas oraciones para que se pueda disolver la oscuridad en la propia vida y en la humanidad.
Hijos e hijas, Dios los recibe a través del Templo de Mi Corazón. Que sus vidas sean un precioso oratorio para Dios, un ejemplo vivo de caridad y de servicio, por un solo fin: para aliviar el sufrimiento y para que llegue el tiempo tan esperado de la cura y de la paz, en todas las almas posibles.
Bajo esta Mi aspiración, Yo los consagro como Mis hijos, Hijos de María, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijo:
Cuando necesites retornar al principio del Todo, a tu origen, contempla en la noche el cielo estrellado y pregúntale: ¿Padre, de dónde soy? Así, estarás abriendo tu corazón para despertar al conocimiento de tu existencia.
Ábrete sin miedos, para que algún día sepas de dónde vienes y para qué estás aquí, en este planeta; porque debes reconocer que la verdadera vida no es material, sino inmaterial.
Pero si preguntas de dónde es tu origen interior, debes saber, hijo Mío, que saber eso te compromete a ser responsable y maduro por tu evolución y despertar.
Por eso, te invito a que te arriesgues a saber quién eres en verdad y a que permitas que tu alma sea liberada de la prisión material, que no le permite ser lo que ha venido a ser aquí, en la Tierra.
No hablo de buscar realizaciones, sino de saber para crecer y servir mejor al Plan de Dios; porque el Padre Celestial necesita que Sus hijos estén despiertos y abandonen la ilusión y los placeres de la vida material.
Así, sabiendo quién eres y colocándote a servir, no le temerás a la muerte porque sabrás que el espíritu no muere, sino que se reintegra a la dinámica vida universal.
Sé paciente, pero también sé humilde. Persevera todos los días en la ardiente aspiración de que tu consciencia se eleve para que se expanda, solo con el fin de que seas más consciente, responsable y entregado a la Vida Mayor.
Tienes Mi apoyo y bendición para comenzar ese sagrado camino hacia el retorno a la Existencia Mayor.
¡Adelante!
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijo:
Cree en absoluto en la fuerza y en el poder de la superación que te brinda el Amor de Dios.
Cree que, a pesar de tus más profundas miserias, el Amor de Mi Hijo y Su Misericordia son capaces de colocarte en otra realidad.
Cree que en la superación de ti mismo, aprendes a vivir la redención de todo tu ser y sabes dar los pasos que deben llevarte a cumplir la Voluntad de Dios.
Cree que superándote todos los días, un poco más, disuelves las pesadas cadenas que atan a la humanidad.
Cree que superándote, generarás la condición para que el sufrimiento desaparezca de la faz de la Tierra.
Por eso, cree en absoluto en la fuerza y en el poder de la superación que te brinda el Amor de Dios; porque, de esa forma, estarás recreando a la Creación y las situaciones internas serán otras.
Ten fe y supérate a ti mismo, todos los días. Supera los límites que te imponen los miedos de la consciencia.
Haz nuevas todas las cosas y vive este tiempo de purificación no como un castigo, sino como el gran momento de superarte, para que la humanidad se supere y abandone, de una vez y para siempre, la indiferencia y la frialdad.
Cree en la fuerza de la superación y coloca tu consciencia en otro estado, en lo positivo, en la corriente universal del Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Cuadragesimocuarto poema
Madre de la Misericordia,
ayúdame a superar los miedos de mi consciencia
y que por Tu Gracia los pueda disolver
en el Amor y en la Paz.
Madre de la Misericordia,
que después de tantas pruebas y caídas,
mi alma se encuentre fortalecida para seguir adelante
pudiendo ver las Huellas de Cristo.
Madre de la Misericordia,
libérame del pecado, de las faltas constantes,
retírame las cadenas de la perdición y de la ilusión,
para que yo pueda volar libre como un ave
hasta que pueda encontrar
el camino de retorno al Corazón de Dios.
Madre de la Misericordia,
derrama sobre mi vida los méritos y las victorias
que Cristo alcanzó durante Su Pasión.
Que, por la Luz de Su precioso Cuerpo,
yo pueda elevar la consciencia
para poder estar más unido a Dios.
Que, por el Poder de Su Sangre,
mi alma reciba los impulsos que necesita
para terminar de cursar esta escuela de redención.
Madre de la Misericordia,
escucha mis plegarias todos los días.
Llega a mi vida
para que alcance la liberación de la esclavitud espiritual,
porque así podré ser un discípulo de Cristo,
dispuesto a entregar mi vida
como testimonio de Amor
y como obra de la Misericordia.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Poemas al Inmaculado Corazón de María
Decimoctavo poema
Arca Sagrada de la Santa Alianza,
Dulce Melodía de Dios,
Templo Inmaculado,
Esclava predilecta de Dios,
que podamos alcanzar las esferas celestiales
para que, unidos a Ti, querida Madre,
cumplamos, paso a paso,
todo lo que Tu Hijo espera.
Destierra de nosotros
toda tibieza y fragilidad humana.
Que, con el poder de Tu fuego de Amor Divino,
llevemos adelante esta misión apostólica
del fin de los tiempos.
Libera nuestra mente de todos los miedos.
Que nuestras vidas estén afirmadas en Ti,
Madre Universal,
porque esperamos concretar las aspiraciones de Cristo,
ahora y siempre.
Auxílianos, cuando no tengamos fuerza.
Protégenos, cuando estemos desamparados.
Que podamos sentir el Amor misericordioso de Tu Corazón
en cada etapa de nuestra vida.
Y que, ante Ti,
nuestra fe se pueda expandir,
para que aprendamos a salir
de la mediocridad y de la negligencia,
sabiendo que Cristo espera
nuestra pronta rendición.
Haznos pequeños,
así como Tú, Virgen Santísima,
Te hiciste pequeña y humilde
ante la Mirada paternal de Dios.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mientras el mundo y las naciones se envuelven con el caos, hijos Míos, Yo los llamo a ingresar a Mi Corazón y encontrar la paz. Yo los llamo a cruzar los umbrales de la indiferencia humana que existen dentro de sí mismos, como en todo el planeta. Los llamo a perder el miedo de lo que es verdadero y desconocido para que, así, puedan mirar hacia el propio interior y encontrar lo que verdaderamente son.
Que puedan contemplar el infinito y saber que ese mismo infinito habita en su interior. Y así, como las estrellas guardan en su brillo un gran misterio que parece estar distante de sus vidas, así también, en su interior hay una esencia divina, cuyo brillo, hijos Míos, guarda no solo los misterios sobre ustedes mismos, sino sobre toda la vida, sobre el Plan y el Pensamiento perfecto de Dios para la humanidad y para todas las criaturas.
A pesar de todos los conflictos y sufrimientos, a pesar de todos los estímulos que día a día ustedes reciben para padecer, para perder la esperanza, para vivir la indignación y sentir el dolor de la injusticia, Yo hoy los llamo a estar más allá de todas las apariencias y encontrar lo que es verdadero, a pesar de que casi siempre estuvo oculto a los ojos humanos.
En estos tiempos, hijos Míos, nada más les será oculto, y en sus corazones pueden develar los misterios y dones divinos, pueden descubrir sus verdaderas potencialidades, pueden saber para qué fueron creados, cuál es el propósito de sus vidas; propósito que está más allá de la vivencia del perdón y de la redención, y que se guarda en la expresión y en la manifestación del amor, en aquello que el Amor Crístico despierta en ustedes y en todo.
Estos son tiempos de ser conscientes de la urgencia del planeta, de saber y percibir que el caos anuncia el Apocalipsis, y las Leyes que se cumplen y manifiestan lo que estaba escrito. Pero también es tiempo de saber cuál es la forma correcta de lidiar con la situación planetaria, y esto, hijos amados, no está escrito en ningún Libro Sagrado, porque es parte de la Revelación de estos tiempos; es parte de lo que deben vivir y experimentar en esta etapa evolutiva de la humanidad, y que no estuvieron prontos para vivirlo y conocerlo en otros tiempos.
Las llaves para cruzar los umbrales que los separan de la Verdad y que dividen los ciclos del viejo y del nuevo hombre se encuentran en Nuestras palabras; se encuentran en el estado en el que el Verbo Divino los coloca.
Por eso, no solo escuchen lo que les decimos, sino déjense elevar. Profundicen y busquen en el interior aquello que solo el silencio es capaz de mostrarles y, con esta fortaleza, estarán prontos para profundizar en el propio interior.
Es orando y uniendo el propio corazón a Dios y a los Mensajeros Divinos que podrán ser dignos de conocer lo que los hace semejantes a su Creador. Y de esa forma, hijos Míos, escribirán con sus vidas el Evangelio de estos tiempos; el Evangelio que es la concreción del fin, pero también, el principio de lo nuevo.
Les dejo Mis bendiciones para que estén más allá de todo conflicto interno o externo; para que estén guardados en Mi Corazón y, elevando el propio espíritu, puedan auxiliar a la humanidad a liberarse también de las amarras de la esclavitud de la ignorancia y de la ilusión.
Yo los amo, los amparo y con Mi Amor los guío para que estén en Dios.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Mis amados hijos:
Otra vez en Mi amada casa, en Fátima, donde derramé tantos códigos de amor, conversión y protección para Mis hijos del mundo.
Otra vez en Fátima, para renovar a sus almas con Mi Maternidad y Mi Amor Universal.
Otra vez en Fátima, para que este Reino Celestial, que acoge a todos Mis hijos del mundo, reciba la luz y el amor de la Fuente del Corazón de Dios y se prepare para lo que ya está llegando.
Hoy observo, con gratitud y amor, a algunos corazones que se han ofrecido para sustentar el final de los tiempos y que, verdaderamente, están decididos a seguir fielmente a Mi Hijo y a servirlo más allá de lo que comprenden y de lo que creen que pueden hacer.
A estos hijos Míos los tengo en Mi Corazón.
También observo a aquellos que todavía necesitan de muchas pruebas para rendirse al Amor de Cristo, de muchas explicaciones para aceptar este nuevo ciclo, de muchas seguridades para poder confiar.
A estos hijos Míos los tengo en Mi Corazón.
Observo también a los que son indiferentes, a los que solo piensan en sí mismos, a los que no soportan la fe de los otros e intentan destruirla, a los que tienen tanto miedo de que el mundo deje de ser ese lugar que creen controlar.
Observo a los que no comprenden que transgredir la Ley de la Creación es algo que de forma inminente los colocará frente al Juicio Universal.
A estos hijos Míos los tengo en Mi Corazón.
Observo a los que se burlan de la Gracia y de la Misericordia, a los que levantan su voz y su mano en contra de sus hermanos, creyéndose impunes y dueños de los demás.
Todos están en Mi Corazón.
Traigo para Europa una buena nueva, la última oportunidad para vivir el perdón, la reconciliación, la expiación de los errores.
Como Abogada de todas las criaturas de este mundo estaré en breve, en un próximo ciclo y durante un tiempo aquí con ustedes, recorriendo esta tierra europea que clama por perdón y cura, recorriendo sus naciones, llegando a sus pueblos para que la Luz y el Amor de Dios lleguen a cada rincón.
El Reino de Fátima y la presencia de los Mensajeros Divinos traerán la Gracia de la Renovación, a esta parte del mundo, para que sus corazones puedan recibir los códigos crísticos que prepararán a sus seres para dar la bienvenida a los talentos que Mi Hijo les entregará y que deberán estar disponibles dentro de sus esencias para acompañarlo y servirlo en Su Retorno al mundo, en este próximo tiempo.
Pero hoy también vengo con una advertencia.
La humanidad se enfrentará a sí misma y comprobará que fue indiferente, que se dejó atrapar por la ilusión y perdió el bienestar que le ofrecía el planeta, un planeta al que está perdiendo porque lo maltrató hasta dejarlo agonizante.
Así la humanidad llorará lágrimas de sangre por su necedad, por su soberbia y por su falta de inteligencia. Esta humanidad que hoy está, conscientemente, desintegrando y aniquilando aquel lugar sagrado que le da cobijo, que la alimenta, que la cura y que le ofrece un lugar majestuoso y seguro para las generaciones futuras, para la evolución de la raza.
¿A dónde irán a vivir sus hijos, sus nietos y los hijos de sus nietos? ¿Alguna vez se lo preguntaron?
A lo que ustedes llaman espacios protegidos o búnkeres, ¿cuántos podrán entrar a esos ilusorios lugares?
¿Buscarán otros planetas? ¿Cuáles? ¿Cuántos de ustedes irán a esos ilusorios lugares?
Mi Corazón se llena de dolor, de pena y de agonía al verlos tan ignorantes.
¡Hijos, despierten!
Todavía hay tiempo de equilibrar la balanza, ¡pero tiene que ser ya!
Despierten de este letargo, de este sueño que solo los conducirá a un estado interno y externo lleno de desequilibrio y sufrimiento. Escuchen la Voz y el Corazón de su Madre Celestial que les trae esta advertencia. ¡Ya no hay más tiempo!
¡Salven al planeta! Protéjanlo de ustedes mismos, porque si no reaccionan pronto no tendrán ningún lugar en donde puedan estar en paz.
Únanse a Mi Voz y a la voz de los más jóvenes, la que ya se hace sentir. Ellos están intentando defender su casa para poder tener un destino.
Únanse a Mi Corazón que les ruega, que les suplica que sean responsables por esta Gran Casa, este Edén que Dios les entregó para que vivieran la más grande experiencia de amor universal.
¡Despierten hijos! Por última vez, ¡despierten!
Yo los amo y no los abandonaré nunca, pero Mi Ser sufre porque un día solo podré observar su padecimiento, fruto de su indiferencia y de su falta de responsabilidad.
Recuerden siempre que solo deben mirar hacia lo Alto, en humildad y en gratitud. Todo podría revertirse para bien, en un instante, si tuvieran el coraje de cambiar.
Los amo, los protejo y firmemente los llamo a la última reflexión.
Gracias por estar hoy Conmigo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
En estos tiempos difíciles, el miedo al fracaso es un pensamiento insertado en la mente de mis hijos, así como la idea de no estar cumpliendo con el Propósito de Cristo y con Su camino.
Todo eso crea una confusión mental capaz de perturbar y de distraer de su propósito a la débil consciencia.
Eso sucede a partir de la separación espiritual o de la resistencia que la consciencia puede estar atravesando al debilitar su fe y afirmar sus ideales en base a conceptos huecos.
La entrega total y absoluta de parte de la consciencia de todo lo que creyó durante años y de lo que siempre alimentó, genera un momento culminante que definirá si ella está con el Plan de Dios o si es indiferente, después de todas las Gracias recibidas.
Este momento culminante de definición confirmará claramente si Cristo pudo entrar o no dentro del corazón humano y si las almas en algún grado fueron capaces de renunciar y de entregarse a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Una oración verdadera tiene un efecto más grande que cientos de armas de guerra.
El poder de la oración detiene graves procesos de autodestrucción planetario. Ella favorece la ampliación del amor como corriente universal y aproxima a los orantes a la Fuente de la Gracia de Dios.
La oración verdadera es la que nace del corazón, está libre de intenciones propias y de búsquedas de resultados inmediatos.
La oración verdadera enciende el espejo del alma y previene corrosivas enfermedades espirituales, libera del cautiverio a quien se encuentra prisionero y tranquiliza al corazón humano.
El poder de la oración disuelve ilusiones, aclara el discernimiento mental y atrae las ideas que están plasmadas en el Cielo para que estas se concreten por medio de la ayuda de los servidores de Dios.
La oración ofrece una etapa transmutadora, purificadora y de elevación de los aspectos del ser. Ella nos coloca en la coordenada correcta y disuelve cualquier interferencia próxima, ayuda a trascender los miedos y crea una poderosa muralla espiritual protectora contra los principales pecados capitales.
La oración verdadera despierta la paz, el equilibrio de las emociones y neutraliza la oscuridad hasta vencerla.
Ella nos conecta con la Fuente Primordial de Dios y abre las puertas para que los ángeles nos protejan e intervengan en casos imposibles de resolver por la propia acción humana.
La oración nos une al espíritu para estar en comunión con lo Alto.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que su fe sea fervorosa para que en estos tiempos definitivos la fe sea el bálsamo perfecto que fortalezca sus almas y corazones.
Estando en la fe estarán en el amor y tendrán la consciencia necesaria para poder comprender y vivir los últimos acontecimientos de la humanidad.
Que su fe sea inviolable e inalterable; que sea una fe capaz de trascender los miedos y todos los apegos.
Que en ustedes, por medio de la oración y del servicio, despierte una fe madura capaz de soportar los tiempos y de trascender los límites mentales de la consciencia.
Que la fe los conduzca al amor para que en el amor vivan el perdón, tan necesario para con ustedes mismos y para con todos los que los rodean.
Que en este tiempo final la fe fortalezca su confianza en Dios, en el camino de la búsqueda incesante de la vida del espíritu.
Que en la fe se establezca la paz interior, sabiendo que es tiempo de cumplir la misión que el Padre y el Universo le encomendó a cada ser.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
El tiempo de la purificación de cada alma, de cada consciencia, remite al momento de poder librarse conscientemente de muchas experiencias espirituales pasadas, las que comprometieron el caminar y la evolución en los grados de amor.
Por esa razón, desprenderse de esa historia anterior significa abrirse sin miedo y dejar atrás cualquier resistencia que pueda interferir.
Este es el tiempo de hacer una síntesis de la vida para poder cerrar muchas puertas internas que solo los conducen hacia estados de consciencia de sufrimiento y de dolor.
El tiempo de la purificación permite poder pasar hacia una nueva etapa, la que colocará a cada consciencia en otro escalón del despertar y de la redención.
El momento de conocer la realidad de cada uno es como enfrentarse a algo que no tendría solución. Pero por medio de la Gracia y de la Misericordia las consciencias pueden curar el pasado, animándose a dar más pasos en el amor y en la compasión.
Siguiendo los pasos de la Jerarquía, las almas alcanzarán la paz al saber que ya están en otra escuela.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Un corazón arrepentido es un corazón que se aproxima a la verdad, porque él mismo pone en evidencia todo lo que vivió y experimentó, más allá de los errores o de los aciertos.
Un corazón arrepentido de verdad es un corazón que se abre a la conversión y, de esa forma, se le concede el Perdón de Dios.
Ese corazón arrepentido puede recorrer, nuevamente, el camino de la confianza y de la renovación. Es un corazón que aprende a perder sus más desconocidos miedos, porque los enfrenta y los trabaja de una manera consciente con el fin de transformar toda una experiencia de vida, de sufrimiento y de dolor.
Un corazón arrepentido de verdad vuelve a escuchar lo que antes se resistía y le producía conflicto, porque el propio arrepentimiento lo lleva a la caída de las estructuras de la consciencia, para dar lugar a la tarea y a la misión del mundo interno, el que deberá aportar, al Plan de Dios, los talentos que lo trajeron a cumplir el propósito de su encarnación.
Un corazón arrepentido es capaz de establecer la paz en su interior.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hijos Míos:
Coloquen sus ojos y sus corazones en la Verdad de Dios, porque hoy, y a partir de este nuevo ciclo, Yo vengo a despertarlos del sueño de este mundo y a liberarlos de los cautiverios de la vida material.
Yo vendré para remover de su interior aquello que los ata a este mundo, les hablaré al corazón y también a todos los aspectos de sus consciencias que se resisten a la transformación; porque ya llegó el momento de ser otros y, ante todo lo que saben y todo lo que recibieron, no pueden continuar sus vidas como si fueran los mismos tiempos de hace quince o veinte años atrás.
Hijos, ya no deben basar su entrega y su donación en la falta de entrega y en la crisis material que vive el mundo en este tiempo. Esta crisis es el anuncio de un tiempo de pruebas y, cuanto más difícil sea la vida sobre la Tierra, cuanto más les cueste donar material o espiritualmente algo de sí, más deben saber, hijos Míos, que es hora de hacerlo, porque el hecho de que el mundo esté en crisis significa que Mi Corazón, así como el Sagrado Corazón de Jesús y el Casto Corazón de San José, deben llegar a las almas y a las naciones que necesitan despertar.
No midan los Planes de Dios de acuerdo con las necesidades humanas. No piensen que, si las naciones están en crisis y la economía es escasa, los Sagrados Corazones ya no deberían peregrinar por las naciones; porque estos pensamientos son semillas de árboles dañinos que están naciendo en sus consciencias para distraerlos y hacerles olvidar el Plan de Dios.
No tengan miedo ni resistencias al escuchar Mis Palabras, porque Yo vengo a tocar en donde la humanidad no se quiere transformar, Yo vengo a abrirles los ojos a aquello que no quieren ver.
Sí, el mundo está en crisis. Sí, las personas en las naciones están con dificultades económicas y cada vez lo estarán aún más, porque las bases de sus vidas no deben estar formadas según las necesidades materiales.
No es para acumular bienes físicos, disfrutar ni usufructuar del planeta que vinieron al mundo, hijos Míos.
Vinieron al mundo para vivir este exacto momento por el cual hoy están transitando. Momento en el que Dios los llama a transformar la condición humana, a no tener miedo de donar aquello que no tienen, más allá de lo que les sobra. Y les hablo de todos los niveles de donación, no sólo material como también espiritual.
La crisis del planeta se expandirá por todos los sectores de la vida, y ustedes son llamados a consagrarse cada vez más a los Planes de Dios.
Muchos los verán como locos y criticarán Mis Palabras, pero no tendrán precio las Gracias que las almas y el planeta recibirán durante su mayor crisis, cuando los Mensajeros permanezcan en el mundo y fortalezcan los corazones para su prueba mayor.
Aún necesitaremos llegar a muchas naciones de este mundo para abrazar y alcanzar a aquellos hijos Míos que, en lugares remotos, condenan la propia existencia, y para curar heridas planetarias que de otra manera no podrían ser curadas.
Porque no son muchos, hijos Míos, los que tienen la dádiva de ser conscientes de lo que Dios realiza espiritualmente en el mundo por intermedio de Sus Mensajeros. Y, a esos pocos, a los que les damos todo, también les pediremos todo, porque a través de sus conciencias es que transformaremos los conceptos humanos y, a través de sus vidas, testimoniaremos al mundo que es posible entregarse, aún en tiempos de crisis, de miedo y de caos.
Sus corazones deben estar en el establecimiento de los Planes de Dios y, de esa forma, vacíos de conceptos humanos en un mundo lleno de miedo, ustedes, hijos, serán como antorchas que simbolizan el despuntar de una nueva vida.
Y es en esas bases, formadas por sus corazones y en las que rendirán al viejo hombre, que Mi Hijo vendrá para reconstruir la Tierra.
Crean y tengan fe de que cuando les hablo estas cosas estoy preparando, en ustedes y en este planeta, el esperado Retorno de Cristo al mundo.
Yo los bendigo y los llamo a la profunda reflexión del corazón.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Deja nacer la Luz de Dios en tu interior
Querido hijo:
Todo pasará, confía plenamente en los designios que vienen de lo Alto y tu consciencia no sufrirá por ninguna resistencia.
Deja que la Voluntad impregne tu ser para que se cumpla el Proyecto de Cristo en tu vida.
Participa de las grandes decisiones del Plan y únete, incondicionalmente, a ellas. Así, hijo Mío, sabrás por dónde caminar, sabrás qué dirección tomar y no estarás perdido.
Cree que por encima de todo, y más aún por encima de ti, es el Padre que gesta todo bajo el principio de Su Pensamiento infinito.
Hoy vengo para hacerte la propuesta de vivir los cambios que son necesarios para que la Obra se construya en unión con tus hermanos.
Así, con un ánimo renovador, en una unidad inquebrantable, lleva adelante, con alegría y no con desánimos, la parte del Plan que te corresponde en esta nueva etapa.
Eso te impulsará siempre a salir de ti mismo, a no dejarte sumergir en dolencias internas innecesarias, las que más tarde enferman al cuerpo a causa de su resistencia.
Deja que el Propósito Divino quiebre todas las estructuras dentro de ti.
Deja que Mi propio Hijo haga de ti el diseño perfecto de Su Divina Voluntad.
Así, querido hijo, ya no demorarás tus pasos y abrirás las puertas para que otros hermanos reciban grandiosas oportunidades como las que tú recibes en este tiempo.
Ya no tengas miedo de decir “sí”.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ten ánimo para seguir adelante, porque el Padre te dará nuevos y verdaderos compañeros para que juntos prosigan transitando por el camino de la fe.
Deja atrás todo el pasado y afírmate en el presente, porque así te liberarás de los que antes estaban en tus caminos, pero que no aceptaban cambiar.
Llegó la hora de dar el salto hacia el vacío de sí para que, en esta hora, todo se pueda realizar.
Por eso, ten fe y sigue adelante, sigue caminando, sigue buscando encontrar a Dios en tu interior, porque el resto el propio Universo lo arreglará.
Ya no sientas miedo, el Padre es Fuente de Misericordia y de Compasión y Él hará nuevas todas las cosas.
Anúnciale al mundo que es momento de entregarse a Cristo, de vivir el camino de la integración y no de la indiferencia.
Es hora de hacer de cada etapa una oportunidad de aprender nuevas cosas.
En la fe está Cristo y, así, Cristo estará en los corazones que perseveren junto a Él.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Para que la Justicia Divina no se precipite sobre los que son más resistentes a los cambios, es necesario orar por ellos y ayudarlos misericordiosamente a que puedan encontrar su lugar en esta transición de la Tierra.
Aquellos que tienen más resistencia a los cambios, son los que se purificarán más. Eso demuestra que hasta ahora nunca ha existido resignación, humildad verdadera y confianza en las decisiones que, por ejemplo, su semejante, maestro o instructor haya tomado por el bien de todos.
Esa resistencia tarde o temprano lleva al sufrimiento, después genera miedo y por último enfermedad corporal; ya que en la consciencia que se resiste tanto no existe ninguna vía de evacuación de los estados arcaicos.
Por eso, cuando un alma atraviesa ese tipo de dificultades internas y para que ella no ingrese en ese camino que la llevará a un destino infeliz, hay que ayudarla colocándola en el lugar en donde no piense tanto en sí, sino en la necesidad de aliviar el sufrimiento de los otros, es decir, en la vida de servicio permanente.
En estos tiempos, será necesario utilizar las herramientas de descompresión, como lo es el servicio incondicional a la humanidad, para que las consciencias que viven altos grados de resistencia puedan destrabar sus procesos internos para que, finalmente, estén aptos espiritualmente para participar en la última fase del fin de los tiempos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Hoy te bendigo para que veas nacer Mi Paz en ti.
Hoy te bendigo para que vivas Mi confianza.
Hoy te bendigo para que pierdas tus miedos y para que encuentres al Cristo Interior en esta senda.
Hoy te bendigo y así renuevo tus fuerzas.
Hoy te bendigo y te entrego el bálsamo de Mi Amor maternal.
Hoy te bendigo y te coloco a Mi lado para que, bien cerca de Mí, escuches Mi voz y sientas a Dios.
Hoy te bendigo para que estés Conmigo y recuperes la esperanza de querer estar siempre en Dios.
Hoy te bendigo por todo el planeta, te bendigo por los que son maltratados, por los que sienten hambre, por los que viven las guerras y han perdido la luz en su corazón.
Hoy te bendigo y te aproximo a Mi Misericordia, porque en esa fuente todo se renueva.
Hoy te bendigo por los que no son bendecidos, por los que sufren y han cerrado su corazón al Amor de Dios.
Hoy te bendigo para que estés entre Mis Brazos, porque tu alma sentirá la caricia y el amor de Mis Manos, así como Jesús sintió el refugio de Su Madre a los pies de la Cruz.
Hoy te bendigo para que sigas adelante, trascendiendo los abismos, superando los desafíos, amando el sacrificio por el surgimiento de una Nueva Humanidad.
Hoy te bendigo para que aceptes tu cruz y así, vivas Conmigo la dolorosa y pesada cruz del mundo.
Hoy te bendigo para que te tomes de Mis Manos, te coloque sobre Mi Pecho y así escuches las melodías internas de Mi Corazón. Ahí todo será curado y nada malo sucederá, porque estarás Conmigo a la espera de vivir la nueva Comunión restauradora con Cristo, Nuestro Señor. Él te bendecirá con todo el Amor de Su Divino Corazón, así estaremos juntos en unidad y en compasión.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Descansa interiormente en Mis brazos, porque Yo te tendré en Mí al igual que a Jesús.
Descansa en la alegría de saber que todo se transformará y que alcanzarás la tan esperada meta.
Descansa en Mis brazos, sabiendo que cada etapa es un desafío nuevo a superar para vencer los miedos.
Descansa en Mis brazos, hasta que Yo consiga hacerte dormir en Mi regazo de Madre.
Descansa en Mis brazos de todo aquello que perturba tu corazón y que genera la falta de fe.
Descansa en Mis brazos, porque ha llegado la hora de reposar en el Corazón de Dios hasta que las almas sientan el ardor del Amor del Padre.
Descansa en Mis brazos en confianza, porque tengo algo especial para cada hijo Mío.
Solo descansa en Mis brazos, porque así te daré la fuerza para transformarlo todo. Confía.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando el Búfalo Blanco surgía de repente en el horizonte, caminando con serenidad ante los ojos de los puros, era señal de prosperidad y de esperanza. Su boca no hablaba, su idioma no era conocido por los hombres. Su silencio transmitía la Voluntad de Dios; su lenguaje era comprendido con el corazón por aquellos que sabían guardar silencio.
Cuando la tristeza inundaba los corazones de los hombres, ellos clamaban por la gracia de ver y sentir al Búfalo Blanco. Su serenidad los calmaba y sentían la esperanza de que la Tierra continuara fértil, viva y sagrada.
Cuando el corazón de los hijos de la Tierra no estaba pleno de amor y de alegría, ellos clamaban por el Búfalo Blanco. Su alegría y su amor no provenían de este mundo, pero lo nutrían y lo sanaban. Él surgía en el horizonte y representaba la llegada de nuevos ciclos, donde la vida tendría un sentido mayor, pues la tierra sería fecunda y el corazón también.
El Búfalo Blanco era el Santo Espíritu de la Tierra, que silencioso caminaba entre los hombres. El venía a disolver el miedo, la angustia y la tristeza; venía a unir los corazones de los hijos de la Tierra con Aquel que la creó y que también creó todos los planetas; creó el Sol, la Luna y toda la Vida.
El Búfalo Blanco era el portador de la pureza y reencendía la pureza en los corazones de los hijos de la Tierra, para que no perdieran la esperanza de un mundo en paz y en comunión con la Vida.
El Búfalo Blanco era manso pero invencible. Nada podía tocarlo y solo los ojos del corazón podían verlo. Su misterio provenía del Infinito, pese a que su apariencia era de la Tierra. Se volvía menor que los hombres a través del símbolo vivo de un simple animal, pero él representaba al Todo. En él estaban los pequeños y los grandes, desde los animales al Dios Supremo, desde la naturaleza al Todo.
El Búfalo Blanco daba a comprender, de esta forma, que Dios está en todo.
Yo soy el Búfalo Blanco, el Espíritu de la Tierra, el Espíritu de la Vida.
Yo soy la representación de los ciclos fecundos, de los ciclos de Paz.
En Mi presencia se disuelven la desesperanza y el miedo, y los corazones vuelven a encontrar la fe y el amor de Dios.
Yo soy, hijos Míos, la Madre de la Tierra y también del Cielo. Los hijos de la Tierra nacieron en ella, pero no provienen de ella. Sus espíritus provienen de Mí; nacieron de la Fuente Universal de la Vida, resguardados por el brillo de las estrellas que resplandecen en el Infinito, abrazados por la maternidad de Dios, Adonai.
Vengo al mundo para que recobren la pureza y la esperanza, para que curen el miedo y el dolor y para que vuelva a brillar en sus esencias la certeza de poder vivir en la Tierra lo sagrado, la unidad con la Creación.
Estoy aquí, hijos amados, esta vez semejante a los hombres, en un cuerpo como los suyos y con un Corazón Divino, para que reencuentren dentro de sí mismos lo que los une al Creador y los convierte en un espejo de Su Sacratísimo Corazón.
Vine a reflejar en sus espíritus lo sagrado y lo divino.
Aparezco en el horizonte, en silencio, trayendo de nuevo la Paz. Aparezco en este día de un nuevo ciclo, en representación de un ciclo fecundo en la vida del espíritu.
Quiero fortalecer sus corazones y construir en ustedes los nuevos jardines de la vida.
Quiero hacer nacer al nuevo hombre, recobrando la pureza y la dignidad de la consciencia indígena.
Vengo a traer la gracia de la unión con el Origen para los llamados pueblos originarios; para que de esta forma, todos los corazones humanos vuelvan a encender en su interior la pureza del principio, la unidad original con el Corazón de Dios.
Que sus vidas sean fecundas en el amor, ante el Búfalo Blanco.
Recuperen la paz, la alegría y la esperanza, disolviendo del espíritu el mal que causa las guerras y degenera los corazones.
Que la unidad del Espíritu de Dios les traiga la sabiduría, les disuelva la ignorancia que separa a los hombres entre sí y del Todo, que los hace morir estando en vida.
Yo soy el Búfalo Blanco, su Madre y Madre de toda la Creación. Vengo a bendecirlos, a abrazarlos y a hacerles recordar que el Creador tiene una voluntad perfecta para Sus hijos. Solo basta, Mis amados, que contemplen en el horizonte de sus mundos internos la presencia del Búfalo Blanco y se dejen permear por su silencio y mansedumbre, para que su amor vuelva a transformar y a fecundar sus vidas.
Los amo y los guardo en Mi Corazón de Amor.
Su Madre, María, Rosa de la Paz y Madre de toda la Vida
Vengo en este día para restablecer en la consciencia, la comunión con el amor y la paz, para que las puertas se abran a la hermandad interior que cada alma está invitada a vivir. Así lo que llaman “fraternidad” comenzará a ser un ejercicio diario capaz de colocarlos más cerca del Propósito que el Universo presenta para cada nueva etapa.
Es así que su Madre Celeste viene para ayudarlos como humanidad a trascender las limitaciones humanas, las mismas que Vuestro Maestro del Amor se ofreció a liberar por medio de la divina experiencia del amor.
En ese sentido, queridos hijos, al conocer abiertamente la experiencia de los grados de amor, no tendrán que vivir sentimientos de rencor ni desarmonía, sino que sus corazones se abrirán para comprender al otro por medio de la transfiguración de sí.
Poco a poco sus vidas podrán ir perdiendo el miedo y se librarán de todas las condiciones que han colocado a la humanidad en un lugar, del que no puede salir ni tampoco avanzar.
¿Cómo comenzar?
Bastará, Mis amados, que su fe sea más fuerte que las flaquezas y que todas las caídas. Su convicción debe enfocarse en profundizar en los grados de amor, que los colocarán en otro punto de la experiencia y en donde sus pequeños espíritus se enriquecerán por vivir el amor como esencia y como camino interior; lo que también les hará conocer el perdón, y ese atributo tan fundamental librará sus almas de las cadenas y de los obstáculos de la consciencia cuando tan solo acepten vivirlo.
Amen cada momento a pesar de que sea difícil, esta escuela del planeta solo los hará crecer en el amor y en la verdad.
Sean pacientes y no cierren sus corazones, porque cada hermano, cada ser semejante a ustedes, también debe trascender su propia condición humana.
La unidad, que es inquebrantable cuando está impregnada por el amor, los ayudará, crean en eso.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Quien les da la fuerza interior y el coraje para proseguir,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más