MENSAJE PARA LA APARICIÓN DE MARÍA, REINA DE LA PAZ Y DE LA RECONCILIACIÓN, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS

Queridos hijos:

Una vez más les ruego que acompañen todos Mis Mensajes desde el corazón, porque ya es tiempo de que vivan Mis Palabras, ellas han intentado construir algo inquebrantable dentro de sus seres. Ahora, Dios Me ha pedido que, después de todo lo que les he entregado a Mis queridos hijos, Yo le entregue a Él los frutos que deposité en cada uno de sus corazones.

Por eso, Mi consciencia maternal se manifiesta a través de impulsos espirituales a todos los que se abren para recibir el conocimiento de otras Leyes, Leyes que no están presentes en sus seres, pero que ustedes sí pueden estar unidos a ellas.

Mi Obra es una obra de paz, de fraternidad y de hermandad.

Todas las piezas que Yo moldeo, día a día, son entregadas después a Mi Hijo, para que Él las encamine hacia su misión final. Pero algunas de estas piezas, que forman parte del Todo, son duras de pulir. Por eso, Mi Amor que es profundo y verdadero por todos ustedes, intenta desterrar aquello que ya debe morir para que así nazca el nuevo espíritu.

A lo largo de los siglos, siempre le advertí a la humanidad que si ella no cambiaba de actitud, tiempos difíciles llegarían a la puerta de la vida de cada ser. Ahora, estos tiempos ya llegaron, tiempos de equivocadas acciones en el aborto, el suicidio, la mentira, el poder y el deshonor; los que en algunos corazones desbordan más que un río.

Pero Mi Corazón, que es paciente y manso, los quiere llevar a encontrar la Verdad, la Verdad de Dios para sus vidas, porque será a través de su transparencia y de su oración que se transformarán en aquello que Dios tanto espera y, de esa forma, ustedes como parte de toda esta única humanidad ayudarán a que ella se convierta pronto.

No se olviden, Mis queridos hijos, de que lo que fue escrito en la Biblia Sagrada se está cumpliendo, de una forma que muchos no perciben por estar llenos de otras cosas en vez de aferrarse a los poderes de la oración.

Si en verdad el mundo quisiera estar en el Reino de Dios, ya no cometería algunas acciones que perjudican siempre a los más desprotegidos y pobres.

Por eso, Mi Amor ingresa al mundo como una nueva Ley para que Mis hijos reaccionen, ya no son tiempos de vivir en las pequeñas insignificancias, sino que es tiempo de adquirir a través del Espíritu Santo una fuerza mayor para ayudar a los Planes de Dios.

Por medio de la Gracia y de la Misericordia, sé que ustedes podrán acompañarme y darán los pasos maduros hacia la conversión que los llevará a vivir la liberación. Hoy, más que nunca, los rebaños de Cristo deberán ser uno solo para que, a través de la oración, creen un muro protector que los separe del mal y los una más a Dios Todopoderoso.

Queridos hijos, he querido ser fiel a ustedes ante la situación planetaria, pues es hora de vivir la vida desde otra postura interior, porque su universo interior en este tiempo debe colaborar con el Plan del universo. Ustedes deben ser portadores de los nuevos códigos crísticos que Mi Hijo está derramando en aquellos que le dijeron sí.

Por eso, es hora de retirar de ustedes lo viejo, aquello que duele en lo profundo de sus corazones, para que en la oración alcancen la fuerza preciosa que irradia el perdón.

Queridos hijos, Yo los quiero preparar e instruir, porque la Mujer Vestida de Sol se está anunciando al mundo por última vez antes del nacimiento de la Nueva Humanidad.

¡Les agradezco por madurar en la fe y en la confianza en Dios!

Los bendice siempre,

María, Madre y Reina de la Paz y de la Reconciliación

 

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD, TRANSMITIDO A FRAY ELÍAS

Queridos hijos:

Hoy nuevamente los llamo a permanecer dentro de Mi Corazón Maternal porque así ustedes estarán en el Corazón Divino de Mi Hijo.

Como fue bien escrito en el Libro Sagrado, Jesús, El que ya resucitó está en el universo, entre vuestros corazones y con cada una de las almas. Él vendrá para anunciar el nuevo mundo de la paz, de la misma manera que ha venido hacia ustedes Su Divina e Insondable Misericordia.

La humanidad deberá realizar un nuevo recorrido que comenzará mediante la oración hecha con la fuerza del amor del corazón. Todos los misioneros marianos orantes podrán ser guiados cuando, en oración, caminen hacia la Puerta de la Paz.

Hijos Míos, Yo les anuncio el Reino que Mi Hijo ya tanto anunció y, como Madre de la Misericordia y de la Gracia, los guío para que en la Paz de Mi Corazón, ustedes y toda la humanidad, encuentren en el corazón al Cristo Vivo, al Redentor de todas las faltas.

Por eso, queridos hijos, que hoy vuestros corazones se alegren y que, encendidos por el Fuego Amoroso del Espíritu Santo, puedan redimir lo que aún no se ha redimido en toda esta humanidad.

Recuerden la unión diaria con el Santísimo Corazón de Cristo porque es en esa alianza misericordiosa que todas las almas verán, delante de la vida, la única fuente que les quitará la sed: Jesús.

Así, en oración, vuestros corazones podrán ir reparando el Corazón de Mi Hijo, que es profundamente ofendido por las discordias y las separaciones que, día a día, aumentan entre las almas de este mundo.

Para que todos renazcan a la vida eterna, los misioneros orantes a Mi Inmaculado Corazón deberán ser como la Llama del Divino Espíritu Santo en la oscuridad, llama que ilumine a todos los corazones que necesitan de paz.

Vivan del Amor de Mi Hijo para que vuestros corazones formen el gran escudo de Dios para los nuevos tiempos.

¡Les agradezco!

Luz interna para sus corazones. ¡Paz!

Gracias por responder a Mi llamado.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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