Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA LA 82.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy necesito que coloquen en consideración todo lo que hice en este lugar y en otros lugares del mundo, porque todo lo que sucedió tuvo un propósito mayor y desconocido para gran parte del mundo.

Colocando su consciencia en el sentido de lo que Yo quise hacer, sus comprensiones, su conocimiento y hasta su sabiduría, no se limitarán a la mente, sino al alma que es la que recibe el impulso de Mi misericordioso Corazón.

No habría otra forma de que Yo llegue al mundo, en este ciclo, para anunciar a la humanidad Mi Retorno. Pero aún nadie sabe cómo eso sucederá y lo que acontecerá en la hora en la que Yo retorne.

A través de los años Yo les di algunos ejemplos, pero depende de cada uno de ustedes profundizar en el sentido espiritual de ese acontecimiento.

¿Acaso Mi Retorno no sería parte de este acontecimiento actual? ¿Quién lo podría censurar? ¿Por qué razón habría que hacer eso? ¿Quién tiene la autoridad, el Padre o los hombres?

Así como Yo les hablo, en este momento, es como Yo hablé en el templo y en muchos lugares de Tierra Santa, para que las almas aprendieran correctamente lo que estaba sucediendo con la Presencia de su Maestro y Señor en aquellos tiempos.

Pero este tiempo es diferente. La humanidad es muy influenciada, el mensaje es modificado, usurpado e interferido, y las almas caen en esos grandes agujeros de inconsciencia e ignorancia; pero la Palabra de Dios es irrefutable, sobre todo, cuando ella desciende con poder y autoridad.

Yo vengo aquí a anunciarles la Palabra de Dios y ninguna otra cosa.

No soy el Cristo de la nueva era, soy el Cristo del ayer y de hoy, el Señor del eterno presente. He dado testimonio de Mi Presencia a través de los tiempos no solo dentro de Mi Iglesia, sino también fuera de Mi Iglesia.

¿Acaso la Casa de Mi Padre no es para todos? ¿Quién tendría autoridad para decir lo contrario?

El Poder está en Dios, en el Hijo y en el Espíritu Santo, y es en eso que Yo los invito a creer y a vivir. Así todos serán bautizados por Mi Espíritu, porque cuando Yo regrese al mundo, físicamente, vendré por todos.

¿Qué sentido tendría venir solamente por los cristianos?

El universo se moverá, los elementos se sacudirán y el planeta lo sentirá cuando el Hijo del Hombre retorne al mundo.

Yo vine y vengo por la humanidad, porque les enseño a religarse con Dios, a seguir las enseñanzas del Evangelio, a ser parte de la vivencia de los Sacramentos y a profundizar, día a día, en el sentido de la oración.

¿Eso solamente es para los que Me conocen? ¿Cuál sería la razón de haber muerto por ustedes?

Mi sacrificio fue por la humanidad entera y por todas las generaciones que pasaron por la Tierra hasta el presente. Y ese sacrificio seguirá teniendo valor, poder y autoridad, porque es el Padre que está en los Cielos, el que le da autoridad y poder. Yo soy parte del Padre y el Padre es parte de Mí, y todas Sus criaturas pueden ser parte de Mi Corazón misericordioso.

Mi mensaje es para los que están despiertos y para los que no están despiertos, porque Mi Propósito no es para los entendidos ni los eruditos, es para las almas que son las que deberán seguir viviendo en la eternidad, a Mi lado, para siempre.

Pero si Yo no hablo así para el mundo, la humanidad sigue sumergiéndose en la ignorancia y en la influencia de otros hombres.

Es momento de que comprendan este gran acontecimiento que están viviendo en este lugar y a nivel mundial.

Cuántas almas están siendo llamadas a renovar su fe, su compromiso con Mi Iglesia Celestial y el valor de los Sacramentos, que Yo les enseñé hace mucho tiempo.

Así siempre podrán estar a Mi lado y nadie ni nada los confundirá, porque estarán en Cristo y vivirán por Cristo, siendo celadores de las Enseñanzas que Yo les dejé no solo en el Evangelio, sino a través de este llamado que he reiterado en estos últimos siete años.

Ese valor del Legado que les entregué en estos últimos tiempos, que es parte de la Palabra de Dios para los corazones abiertos, no puede ser despreciado, desmerecido o censurado, porque en verdad, compañeros, nadie conoce la esencia de la Palabra de Dios y el poder transformador que ella tiene cuando llega a los corazones y a la vida de las personas.

El Cielo viene al encuentro de los autoconvocados, no de los que se resisten ni de los que niegan lo que sucede aquí. Cada uno vivirá lo que necesita. Recuerden que su elección es lo que los salvará o los condenará, y eso no depende de ninguna religión ni de ningún movimiento espiritual.

Pero Yo estoy aquí para mostrarles la Verdad. Yo les dije que soy la Verdad, el Camino y la Vida, y ustedes deben reconocerlo en sus corazones y en su unión Conmigo a través del Plan redentor de Mi Padre.

Hay un camino que aún la humanidad no recuperó, que es el camino de la redención. Por esa razón sufrí por ustedes, no solo en la Pasión y en la Cruz, sino en cada momento que estuve aquí entre ustedes anunciando Mi Buena Nueva.

Aún Yo seguiré viniendo al mundo cuanto sea necesario y cuanto lo necesite Mi Padre Celestial. Y eso no será impedido, obstruido o interferido, porque nadie conoce, en ninguna parte de este planeta, lo que significa el Poder y el Deseo de Dios.

Los invito en humildad y reverencia, y en profunda gratitud, a unirse a la Voluntad de Mi Padre, porque Yo soy parte de Su Voluntad. Si eso no fuera así no habría razón y motivo de estar aquí hablándole al mundo, llevando Mi Palabra a los corazones.

Despierten y no se dejen engañar. Muchos lobos circundan Mis Iglesias, y eso ya lo saben. La Iglesia tiene mucho que enmendar por sus hechos y acciones a través de los siglos.

¿Quién lo enmendará?

Por ahora, un solo hombre que ha dado la vida por Mí, no por sus palabras, sino por sus hechos, el santo Padre Francisco. Yo lo coloqué allí para que Me ayude en el momento más difícil de la humanidad y él sabe, en su corazón, que lo que Yo estoy haciendo aquí es cierto, porque infunde verdad de transformación y de redención de las almas, de renovación de la fe y de la unión cada vez más profunda con los Sacramentos.

¿Eso está fuera de la Ley?

Que sus corazones no se llenen de malas palabras, más bien que sus labios se llenen de oraciones, porque lo que ha sucedido aquí a través de los años es justo a los Ojos de Dios. Nadie tiene la autoridad de reprocharlo ni de juzgarlo porque Yo soy el Cristo, Quien lo ha pedido y establecido.

Si quieren saber la verdad, vengan a ver con sus propios ojos y a sentir con sus propios corazones. Las almas que aquí se encuentran han dado la vida por Mí y eso no puede ser ofendido porque estarán fuera de la Ley, y la Ley actuará conforme a sus acciones.

Yo les pedí que se amaran los unos a los otros, pero ustedes aún aman sus propias voluntades, por eso el mundo sufre. Y amarse los unos a los otros no es amar su propia creencia o religión, es amar a la humanidad, a los Reinos de la Naturaleza, a la Creación. No sean más injustos porque Yo ya no podré interceder por ustedes.

Ustedes saben a quiénes les hablo.

No puedo dejar que se engañen a sí mismos. Mi Presencia y Mi Palabra es para el mundo entero, porque cuando llegue el momento más difícil, que día a día se aproxima, en esa hora será en la que los hombres y mujeres de la Tierra, más allá de sus religiones o acciones, recibirán un potentísimo golpe en la consciencia, y cada uno verá delante de sí lo que ha hecho de esta vida. Y en esa hora, tendrán la última Gracia de arrepentirse o de condenarse.

Quisiera ocupar Mi Palabra en lo que verdaderamente le sucede al mundo, cuántas almas en el mundo que son sinceras y verdaderas, cuántos corazones que sienten sin comprender y sin ver, esperan por este momento, cada nuevo mes, para escuchar a su Señor y sacar fuerzas, valentía y esperanza entre tanta maldad y sufrimiento.

Yo los invito a guardar los Mandamientos, a vivirlos y a ejercerlos, pero es tiempo de que sientan y comprendan todo lo que Yo estoy haciendo, porque es por un bien mayor, por el bien del mundo entero, de los que más necesitan, de los que más suplican, de los que se pierden.

Yo los invito a que colaboren con la Obra de su Maestro y Señor, y a que no la censuren. No quiero ver a nuevos fariseos, porque ya los tuve frente a Mis Ojos.

¿Acaso condenarán lo que les estoy diciendo en este tiempo?

Yo sufrí por ustedes, fui fuertemente golpeado, azotado y malherido. Mi Cuerpo y Mi Sangre se derramó en cada paso del Calvario. Y aunque muchas veces sentí que no llegaría al fin o que moriría en el camino, la fidelidad, la obediencia y la transparencia de las santas mujeres y de muchos seguidores Míos, fue lo que Me dio fuerza para continuar, bajo el abrazo maternal de Mi Madre.

Yo necesito esa actitud de ustedes y ninguna otra, porque nunca comprenderán las cosas del Cielo si antes no las aman profundamente.

Amen lo que no está a su alcance y control, amen la Obra de la Misericordia de su Redentor en este tiempo.

Yo vengo a hacer en las naciones, apóstoles y misioneros Míos en el amor, en el servicio y en la oración.

Les dije todo lo que Yo esperaba porque Me lo permitieron.

Ahora los invito a que, ante el Sacramento del Altar, renueven su oferta a Mi Corazón, para que el Espíritu Santo les dé la Gracia del entendimiento y de la ciencia, para que el discernimiento y la sabiduría despierte en ustedes y sus corazones sientan la paz de lo que escuchan y de lo que viven a través de Mi Presencia como el Sagrado y Glorificado Corazón de Jesús.

Traedme aquí el incienso, para elevar este momento y la oferta de este altar a los Pies de Nuestro Creador. Espero que así lo hagan, en este momento, junto a Mí.

Pueden traer el altar.

Invitamos, a los que puedan, a que nos arrodillemos para esta consagración.

Sepan que lo que hice, hace más de dos mil años, y lo que hago en este tiempo, es solo por una razón: el Amor.

“Padre, acepta nuevamente la oferta de Tu Hijo, para que este pan se convierta en el Cuerpo de Cristo. Lo elevo ante Tu Presencia para que lo santifiques y a través de Él, santifiques a Tus hijos, para que estén prontos para recibirme en el esperado Retorno.

Por eso lo ofrezco a Ti y lo ofrezco a ustedes para que lo coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres para la remisión de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Amén.

“Así, Padre Eterno, vuelvo a ofrecer el Cáliz, fruto de la redención de los corazones, para que sea aceptado por Ti y por los hombres, como medio de conversión y de redención de los corazones”.

Y les vuelvo a decir: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por su Señor para el perdón de las faltas. Hagan esto en memoria Mía”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.

Amén.

Cuerpo y Sangre de Cristo.

Oremos la oración que el Señor nos enseñó.

Padre Nuestro (en portugués).

Padre Nuestro (en inglés).

Anunciamos la Paz y la Misericordia de Cristo en la Tierra.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra Tuya bastará para sanarme. Amén”.

Hermano Moisés y hermano Camilo venid aquí, para servirse de este Sacramento.

Vamos a orar juntos, con el hermano Camilo y el hermano Moisés, ante Nuestro Señor Jesucristo, la oración del Ángel de Portugal, para que Cristo lleve esta oración en Su Corazón y la presente al Padre como ofrecimiento de las almas que se convierten a Cristo, en el Amor del Corazón del Redentor.

 Mi Dios, yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo,
y Te pido perdón por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(se repite tres veces en español y una vez en inglés)

Me despido de este lugar después de este encuentro de oración vivido con el esfuerzo y la dedicación de los corazones valientes, llevando en Mi Espíritu todas las súplicas, intenciones y oraciones de los que invocaron el poder de Mi Divina Misericordia. Todos esos esfuerzos, que muchos no pueden ver y que son silenciosos pero verdaderos para su Señor, en este día se convierten en Gracias y expiaciones para el mundo entero. Amén.

Me elevaré al Cielo y retornaré a la Casa del Padre, escuchando una última canción que cerrará y consumará este momento de instrucción y de conocimiento para las almas. La canción se llama “Descansaré”.

Les agradezco y los bendigo en Comunión espiritual e interna con el Sacramento del Altar. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE CRISTO JESÚS EN LA CIUDAD DE BERLÍN, ALEMANIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Al fin llegó el día de la liberación de este lugar, de las raíces del mal y de sus persecuciones.

Al fin la voz de los peregrinos se alza a los Cielos y el Padre del Universo escucha la voz de Sus hijos que claman por Su Misericordia y por Su Piedad.

Al fin las puertas inciertas son cerradas y una puerta de Luz se abre en el corazón de los hombres para que ingrese la Energía Divina, aquella energía que todo lo transformará cuando los corazones se abran para recibirla y hacerla parte de sus vidas para siempre.

Al fin la Divina Misericordia volvió a triunfar y los corazones perdidos encuentran el camino que, por diferentes circunstancias, nunca lo habían encontrado.

Este es el tiempo de las revelaciones, este es el tiempo en el que la Consciencia Divina se aproximará a la humanidad para hacerle recordar su compromiso con la Fuente, así como fue en el Génesis, en el principio.

La humanidad, después de haberse desviado y pervertido, puede por medio del sacrificio del Hijo de Dios, alcanzar la Misericordia del Padre y justificar su existencia a pesar de los errores.

Es por esa razón que hoy estoy aquí, entre ustedes, y con muchos más que hoy no están aquí, también lo estoy, para transmitirles el júbilo de Mi Corazón, la Gracia de Mi Espíritu y la Soberanía de Mi Alma, la que ante el Padre Celestial los redimirá y los justificará para que puedan atravesar la puerta de la redención.

Hoy no solo el pasado es purificado y sublimado, sino también el presente es redimido y contemplado por la Misericordia del Padre a fin de que Sus hijos alcancen la verdadera Paz, la que pierden en estos tiempos por las modernidades de este ciclo que ciega la consciencia de las almas y que de a poco la separa de Dios.

Pero Yo vengo a ofrecerme como ese puente de Luz por donde todos pueden cruzar hacia la Casa del Padre Celestial, que a pesar de los gravísimos errores de Sus hijos a lo largo de los tiempos, Él envía a Su Salvador para que lo vuelvan a encontrar y a sentir, para que se vuelvan a aproximar a la Fuente de Su Amor y de Su Sabiduría que desciende desde el Universo Celestial para colmarlos y bendecirlos.

Este es el tiempo, compañeros, de vivir el cambio de la consciencia, de vivir con júbilo el Plan de Dios y de adherirse a ese Plan Divino, completamente, para que sus vidas reciban nuevos atributos y esos atributos de Dios se irradien al mundo así como ahora Yo les irradio la Luz de Mi Corazón.

Por eso aquí, hoy, se abren las puertas del Cielo y del Universo para que no solo los caídos se puedan liberar y redimir, sino también sus almas puedan vivir la comunión con el Padre, con el Hijo y con el Espíritu Santo a fin de que se vuelva a establecer la alianza que una vez se perdió por la acción de los propios hombres que creyeron tener más poder que Dios y más autoridad que la Justicia Divina.

Pero hoy no vengo a remover el pasado, ni tampoco su historia. Vengo a despertar dentro de ustedes el compromiso de vivir con júbilo la unión con Dios y la existencia de todo el Universo, porque todo lo que fue creado, compañeros, no es solamente material y concreto. Todo lo creado es profundamente espiritual, amorosamente pensado por la Fuente Divina para que todas las criaturas que existen más allá de este Universo, y que tienen la filiación con Dios, aprendan del Amor y de la Sabiduría. Porque los errores en la Creación no solamente fueron aquí. Los errores de la humanidad son remotos y desconocidos, tienen sus orígenes en otras estrellas, en otras formas de pensamiento, en otras formas de sentir, en otras formas de actuar.

Yo vengo a interrumpir con Mi Misericordia esa línea de tiempo, cronológica y concreta, que ha llevado al mundo a su autodestrucción muchas veces.

Por eso vengo a corregir en su origen estos defectos que no solo son humanos o materiales, sino también espirituales y que están lejos de Dios porque no tienen amor ni unidad y mucho menos tienen sabiduría.

Por eso vengo a corregir en este tiempo lo que nadie ha conseguido corregir por sí mismo, sabiendo que millones de almas no solo en Europa, sino también en el mundo se vieron interferidas por ese desvío espiritual de la humanidad.

Una fuente corrupta hoy es sustituida por una Fuente de Luz y Sabiduría para que en el origen de la esencia humana que va más allá de todo lo intelectual o mental, que va más allá del alcance del ser humano, pueda regenerar a esta raza actual que vino con un propósito a la Tierra y que aún no lo cumplió, desde los orígenes de Adán y Eva.

Por eso Me sacrifiqué y morí por ustedes en la Cruz, porque si Yo no hubiera estado aquí como su Maestro y Señor, la humanidad no existiría en este momento, aun después de todo lo que ha hecho a lo largo de los tiempos y lo que ha transgredido las Leyes Universales una y otra vez.

Vengo a hablarles con la claridad de la Sabiduría de Dios, con el ímpetu del Espíritu de Mi Padre Eterno porque este es el tiempo de una Gracia extraordinaria que hoy no solamente recibe Berlín, sino también el mundo entero que fue partícipe de estos acontecimientos pasados que dejaron huellas imborrables en las almas y en los corazones.

Pero Yo vengo a convocar a los nuevos redimidos, a aquellos que abrieron su corazón para escuchar a Dios y para sentir en lo profundo de su espíritu la voz amorosa y poderosa del Hijo de Dios; Consciencia que los conoce profundamente, desde antes que ustedes existieran, desde antes que fueran esencias de luz en la Fuentes Creadoras de Mi Padre.

Hoy vuelvo, compañeros, a colocar a Europa y especialmente a Alemania ante la oportunidad de volver a la Fuente de la Creación de Dios para que los atributos del amor, de la compasión, del perdón, de la unidad, de la cura y especialmente de la luz estén dentro de la consciencia de este pueblo que debe reencenderse en el Amor de Dios, teniendo una gratitud profunda e infinita por todos los que han clamado en este momento a través de esta oración de hoy, por su pueblo, por su cultura y por su nación para que, por medio de la intercesión divina del Hijo, todo sea transfigurado con la ayuda amorosa y piadosa del Arcángel Miguel, quien ha extirpado nuevamente la esencia del mal a pedido del Padre Eterno.

Siéntanse entonces renovados y liberados. Siéntanse nuevamente bautizados por Mi Espíritu, por el Espíritu que descendió en Pentecostés y que trajo para los apóstoles, en el pasado, el fortalecimiento de su fe y del apostolado.

Por eso los invito como nación y como pueblo, como cultura en redención, a ser apóstoles Míos en este tiempo, no solamente a través de la oración de corazón y de la súplica, sino también expresando el amor interior a sus hermanos, a los que más sufren, a los Reinos de la Naturaleza que silenciosamente transmutan la condición del ser humano todo el tiempo.

Ustedes fueron bendecidos por una naturaleza exuberante y preciosa, porque los Reinos se donaron antes de ustedes para acompañarlos en su transición hacia la redención.

Y ahora que ese momento se aproxima y que no solo sus almas, sino también las almas de Alemania tendrán esa oportunidad de vivir la redención verdaderamente, por todo lo cometido y sucedido, alegren sus corazones y reconfirmen, una y otra vez, su filiación con Dios para que el Ángel de Alemania, profundamente ofendido por la acción de los hombres durante el pasado, reciba la ayuda que necesita del Ángel de Portugal para que reine en este pueblo los mil años de paz y sean partícipes de la venida gloriosa de su Redentor.

Que así sea.

Dios, por medio de Su Hijo, abre las puertas de Su Iglesia Celestial para que las almas comulguen con Su Fuente Divina, con los atributos del amor y de la unidad, atributos que expresaron la Creación de los Universos espiritual, mental y material.

Es así que ante la Fuente de la Creación del Padre y ante el Don divino de Su Misericordia, al igual que los ángeles del Cielo, los invito a postrarse en el suelo para recibir de Dios el Don de Su reconciliación y perdón, más allá de que sean de Alemania o no, porque la humanidad es única e inseparable.

Cuando la humanidad entienda eso, ya no existirán las guerras, el hambre, la desigualdad, los conflictos humanitarios y las persecuciones religiosas.

Cuando la humanidad acepte que es única e inseparable, todo cambiará para siempre.

Nos ponemos de pie.

"Señor del Universo, que todo liberas y transmutas, concede a Tus hijos la Gracia infinita de Tu Perdón para que todo sea reconstruido restaurado y reconciliado con Tu Espíritu. Amén".

"Por el Agua que brotó de Mi Costado, las almas reciban cura y Misericordia. Amén".

Celebro con los que más sufren y necesitan el ministerio de Mi Eucaristía para que las almas comulguen con Mi Espíritu que los renueva y que les trae la fe en estos tiempos.

Los que puedan se arrodillan para realizar esta consagración, consagración que renovará a Alemania y a todas las almas que aquí viven a través de la insondable Misericordia del Corazón de Jesús.

En aquel tiempo, cuando estaba con los apóstoles celebrando el misterio del Amor de Dios, manifestado a través de la presencia del Hijo, Yo traje todos los Atributos Divinos para el mundo, ofreciendo el pan a Dios para que fuera bendecido y consagrado en la presencia silenciosa de los ángeles del Cielo.

Después de ese momento les dije a los apóstoles, como hoy les digo a ustedes: “Tomen y coman todos de él, porque este es Mi Cuerpo que fue entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

En la expansión de ese misterio de Amor, que provenía de la Fuente Divina del Padre, del mismo modo Él bendijo el Santo Cáliz. Y en ese momento lo entregué a Mis apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de los pecados. Hagan esto en Mi memoria".

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Oración: Padre Nuestro.

Este es el Cuerpo y la Sangre Divina de Cristo, dichosos los invitados a servirse de este Sacramento, porque alcanzarán la vida eterna.

Yo les enseñé hace mucho tiempo que se amaran los unos a los otros, que se soportaran y se acompañaran en los momentos de júbilo como en los momentos de tristeza, en los momentos de vida como en los momentos de muerte. Ahora Yo les pido que hagan lo mismo con quien tienen al lado, día a día, porque así lo harán Conmigo.

Renueven este pedido de su Señor todos los días que vendrán, así el Amor de Dios no faltará en el mundo, y las naciones de la Tierra aprenderán a corregir sus caminos y se colocarán en el camino de Dios; un Dios que no tiene religión ni gobernante porque es el Dios del Amor, infinito, amplio, profundo, curador, restaurador e interdimensional porque es un Dios omnipresente y omnipotente, es la Fuente que los ama todo el tiempo y que nunca los olvidará porque Su Amor es verdadero e invencible.

Que este Amor hoy llegue a las almas de Alemania para que, renovadas por el Sacramento de la Fe, se sientan dignas hijas de Dios.

Que la Paz profunda de Mi Corazón esté con ustedes, porque así la Paz que proviene de Mi Corazón estará con su pueblo y con todas las naciones.

En unidad y en amor por Mí se darán el saludo de la Paz.

Agradezco a Alemania, a Europa y a todos Mis seguidores por haber respondido a Mi llamado, este importante llamado espiritual por Berlín.

Les agradezco.

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Nos podemos dar el saludo de la Paz.

APARICIÓN RESERVADA DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE NÁPOLES, CAMPANIA, ITALIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

María, en este momento, aparece vestida de blanco, descalza, con la Luna a Sus pies y la Corona de Doce Estrellas.

En el centro de Su pecho aparece el símbolo de una gran Eucaristía, que tiene las letras JHS. En presencia de Nuestra Señora los espacios se estabilizan. Su energía de paz establece armonía y une este espacio y este lugar con la Fuente de Dios, por medio del trabajo de oración que fue realizado.

Nuestra Señora nos pidió transmitir primero Sus palabras para que la podamos acompañar en lo que Ella está haciendo en este momento.

Nos vamos a unir y a sintonizar con la presencia de María como la Madre de la Sagrada Eucaristía.

Queridos hijos:

Desde el Cielo, Yo les traigo la protección interior porque si están Conmigo, están con Dios y con Su Plan de Amor, el que a pesar de ser impredecible para los hombres, es un Plan que se realizará primero en los niveles de los mundos internos para después manifestarse en la superficie por medio de las almas y de los corazones que se redimirán en Cristo.

Yo les traigo esa seguridad interior porque sé que la necesitan para poder seguir confiando en Dios y en Su Presencia.

Es así que hoy les traigo el Sagrado Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo porque, como Sierva y Discípula del Señor, soy la primera que debe adorarlo y honrarlo, no solo por Su tarea y Su misión realizada en la Tierra, sino por Su gran Obra de Misericordia y de Gracia en el Universo y en la humanidad.

Yo les traigo, en este momento, un espacio del Reino de Lys en donde esa seguridad interior se expresa y se manifiesta por medio de los ángeles que allí están presentes y que trabajan con todas las almas peregrinas que llegan al Santuario de Fátima para reconocer, una y otra vez, a la Madre de Dios, a la vencedora y triunfadora sobre las tinieblas.

Este es el tiempo, hijos Míos, de aprender a vivir los momentos más difíciles de la humanidad porque así ayudarán a otros hijos Míos a hacerlo. Ayudarán y enseñarán a atravesar el fin de los tiempos sabiendo que, a pesar de que se presenten los tres días de oscuridad, sabrán cómo continuar porque quien está ante el Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, está ante Dios y Su Presencia Celestial, Su Trono, Su Poder, Su Majestad.

Es así que, en el silencio de Mi Corazón, Yo les traigo la verdad de saber escuchar a Dios por medio de los Mensajeros Divinos, de poder confiar más allá de los acontecimientos o de los cambios. Yo les traigo la oportunidad de vivir el sacrificio por Mi Hijo, verdaderamente, y sin ilusiones ni imaginaciones.

Sé que es un paso muy grande para todos los servidores de Cristo, pero Dios necesita expresarse en estos momentos tan difíciles de la humanidad para que la consciencia humana aprenda a cambiar y a trascenderse, aprenda a buscar la reconciliación con Dios y nunca más alejarse de Él, de la Fuente de Su Amor y de Su Gracia.

Ante la Presencia del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo en Mi Corazón, Yo les traigo también la Sabiduría de Dios, sabiendo que en estos tiempos difíciles, grandes decisiones deberán ser tomadas para que la Obra de Mi Hijo se cumpla a pesar de las consciencias o de los cambios.

Sepan, hijos Míos, que nunca atravesaron un tiempo tan diferente de este, un tiempo tan impredecible, porque este es un tiempo en el que deben aprender a estar en Cristo y en el Amor de Mi Hijo para que, en esa unión perfecta con Él, se fortalezcan y sigan adelante cumpliendo con Su Plan y con Sus pedidos.

A través del Reino de Lys, Yo les traigo la Paz, la Paz del Ángel de Portugal, porque este fiel Mensajero de Dios en esta peregrinación está trabajando mucho para ayudar a los ángeles de las demás naciones de Europa que necesitan liberación y auxilio al igual que todos Mis hijos de este histórico y herido continente.

La Luz del Reino de Lys emerge como grandes esferas de consciencia en las que Jerarquías y ángeles de Luz se manifiestan en los planos internos, en los que ocurren grandes interferencias, para socorrer, auxiliar y aliviar a las almas, para reencender en los corazones la devoción y el amor a Dios, para traer la paz al mundo en los lugares donde ya no existe por ignorancia o por error.

Pero el triunfo de Mi Inmaculado Corazón se dará en situaciones límites, en momentos límites, en tiempos culminantes y decisivos.

Por eso, hijos Míos, Yo apelo a que puedan reconocer esos momentos, para que puedan estar atentos y vigilantes así como lo está su Madre Celeste ante la adversidad y ante la batalla espiritual de estos tiempos.

La Mano de Dios nunca se separará de ustedes si permiten que esté sobre ustedes todo el tiempo. Dios desea profundamente el amor y el bien a la humanidad, pero muchos no lo aceptan.

Para poder ver a Cristo en Su Segundo Retorno, cambios importantes deberán suceder en la humanidad y en el planeta, cambios que deberán comenzar en la consciencia para que se reflejen en las acciones, en los ejemplos y en los actos; sabiendo que un grupo como ustedes, al servicio de Mi Hijo, debe sostener lo que es imposible para una consciencia tridimensional y humana.

Pero la fuerza de Mi Inmaculado y Materno Corazón los impulsará a llevar adelante la antorcha de la paz que iluminará al mundo y, en consecuencia, traerá la Presencia de Cristo a la humanidad y a los corazones perdidos.

Sepan que no deberán sobrevivir en estos tiempos como muchos están sobreviviendo, de forma espiritual y material. Dios les da todo para que ustedes lo puedan dar todo. Dios no les reclama. Dios los espera y los escucha, los acoge en Su Corazón Eterno e Infinito. Dios les trae la Paz por medio de Sus Siervos celestiales.

Dios establece Su Misericordia en aquellos que escuchan Su llamado y no retroceden, porque este es el tiempo de conceder una gran cura para el planeta y para la humanidad. Es el tiempo de sostener lo que es insostenible y de amar lo que es imposible de amar, de comprender lo que es imposible de comprender. Es tiempo de considerar los valores que les ha dado la Jerarquía en cada momento y en cada etapa, porque así tendrán siempre una dirección, un camino, una luz en el horizonte en los tiempos de oscuridad.

Yo les traigo, por medio del Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo, la Fortaleza de Dios. Aquella misma Fortaleza que Mi Hijo necesitó en el momento culminante del Huerto Getsemaní cuando, en una profunda soledad y oscuridad, no dudó de Dios ni siquiera en un momento. Porque, a pesar de haber sido un hombre simple y humilde mantuvo Su fe en lo Alto, en la Voluntad más allá de comprenderla o de vivirla.

Por eso, Él es el Cristo y ustedes también lo pueden ser. Mi Hijo, en este tiempo, no solo dice palabras para alegrarlos o alentarlos. El Nuevo Cristo es aquel que imita a Mi Hijo en el ejemplo y en la vida interior aunque caiga y se levante muchas veces. Mi Hijo los impulsa a ser los Nuevos Cristos porque serán los apóstoles que defenderán y proclamarán Su Segundo Retorno a la humanidad en los cuatro puntos de la Tierra. 

Hermanos, que hoy ustedes desconocen, proclamarán la venida del Redentor y se cumplirá la profecía que está escrita en la Biblia: “La Mujer vestida de Sol llegará de nuevo a la Tierra con la Luna a Sus pies y la Corona de Luz en Su cabeza, anunciando el advenimiento del Redentor, del Salvador, del Maestro entre los maestros, de aquel que triunfó en el Amor y en la Verdad”.

Sean uno en Cristo en cada momento, en cada circunstancia, bajo cualquier situación o experiencia. Así, Él estará entre ustedes y ustedes estarán en Él. Así, Él cumplirá Sus Prodigios y manifestará Sus Gracias a los que las necesitan hace mucho tiempo.

Yo les ofrezco el Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo como una puerta para su redención y su entrega a Dios. Mi Gracia Maternal será su fortaleza y su consuelo en los momentos difíciles.

Tengan fe en lo que les digo y oren por las causas de Dios, para que se cumpla Su Voluntad y en la Tierra se realice Su Plan de Amor.

Les agradezco por escucharme.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN CIUDAD DE OPORTO, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

El divino diálogo entre María Santísima y Jesucristo, Su Hijo Amado

María Santísima: Hijo, sabes que las almas en su naufragio necesitan de Tu ayuda. Te pido, Adorable Hijo de Dios, que Te aproximes a los más débiles, que por sus errores y faltas pierden la Gracia de conocerte.

Mira, Querido Hijo, cuántos siguen Tus caminos y se esfuerzan por vivirlos.

Jesucristo: Clementísima Madre, escucho con atención y gracia Tu dulce y amorosa voz, así como la escuchaba cuando aún era muy pequeño y estaba en Tus brazos.

¿Cuándo será el momento en que los hombres se abrirán para conocer el poder de Tu Amor?

Mi Corazón se avergüenza cuando las almas no son dignas de proclamarte y reconocerte como la Madre del Mesías y la Corredentora, porque en este misterio, Tú siempre fuiste la silenciosa mujer de Nazaret que soportó todos los martirios junto a Su Hijo, en profundo silencio.

María Santísima: Sí, Hijo Amado, en Tus palabras se trasluce la verdad y la importancia del mensaje. Mi Paz todo lo alcanza, y no Te aflijas, Santo Rey, porque aún existen corazones verdaderos y santos que Me viven y Me glorifican; en ellos están las bases de la obra que el Padre Me ha confiado, en ellos edifico la verdadera iglesia celestial, libre de bienes y de poderes humanos.

Jesucristo: Es esa iglesia interior que Yo espero proclamar en honor a Mi Padre y por cada criatura de la Tierra que día a día pierde su filiación con Dios.

Santísima Reina de los Cielos, es por esa divina causa que Te he confiado, en Tus manos y Corazón, a toda la humanidad para que Tú, Arca Sagrada del Espíritu Santo, seas el portal por donde todos Tus hijos puedan pasar.

María Santísima: Por eso te ruego, Divino Hijo, que ayudes a Tus rebaños dispersos por el mundo, para que se unifiquen y solo exista un único propósito en cada corazón humano.

Desearía, Amable Señor, que Tú pudieras erguir en cada espíritu Tu verdadera iglesia celestial para que, fundando miles de ellas en los corazones, las criaturas reconozcan que Tú eres el Rey del Universo.

Jesucristo: Amada Madre del Mundo, Tus súplicas son para Mí caricias y ternuras celestiales de una Madre bondadosa e incansable, que nunca descansará hasta ver a todas las almas en el Paraíso.

Tu divina intercesión, Querida Madre, es motivo de Gracia, de Misericordia y de Gloria. Responderé al llamado de Tu Corazón Purísimo, pues Tus santos ángeles Me han hecho saber que en la Tierra tienes ejércitos orantes que están despertando por Tu Amor.

María Santísima: Sí, Glorioso Hijo, en la Tierra están despertando nuevos ejércitos, rebaños Tuyos que estoy congregando para que finalmente sigan un único camino: el camino del amor.

Por eso, Precioso Rey, estoy pidiendo a todos los ángeles y, especialmente al Ángel de Portugal, que reúnan a todas las consciencias angélicas para que la divina obra de redención se realice en todos los corazones aún no redimidos.

Por eso, revisto con Mi manto celeste a cuantos aceptan Mi convocatoria, pues Mi más íntimo deseo es que Tu Corazón sea glorificado para que el Padre sea glorificado y los acontecimientos cambien.

Jesucristo: Comprendo, Santísima Madre, el propósito que llevas adelante, por eso reforzaré Tus ejércitos angélicos para que las almas sean retiradas de la ilusión y del engaño terrenal.

Enviaré a más consciencias ultraterrestres para que los corazones despierten y sean portadores del Proyecto de Dios, el que Nuestro Amado Padre ha pedido que sea realizado en este tiempo.

María Santísima: Por eso, Hijo Primogénito, sembraré flores en jardines internos para que las almas sientan la existencia de su pureza original.

Verteré gracias inexplicables en corazones que no las merecerían, para que ellos se reconozcan dignos hijos de Dios. No dejaré, Bendito Hijo, que nadie parta de este mundo sin tener consciencia de que el amor todo lo puede cuando el corazón se abre para experimentarlo.

Jesucristo: Es ese misericordioso amor, Divina Madre del Cielo y del Universo, que aún no es vivido ni aceptado. Es el amor de Mi Corazón manso, que derrama Su Sangre de luz sobre el planeta y que todavía espera ser apreciado por todos los hombres.

Es ese amor celestial que espera ser aceptado por cada consciencia, especialmente por aquellas almas que nunca conocieron el amor. Mi Corazón se glorifica cuando los corazones viven los sacramentos y, más aún, Mi Corazón se llena de gratitud cuando las criaturas responden al llamado del Cielo, sea cual sea.

María Santísima: En Tu divina plenitud, Amado Jesús, las almas encuentran su fortaleza y las puertas a la redención se abren tantas veces intentando que las consciencias terrestres las puedan cruzar.

Por eso te ruego, Queridísimo Hijo de Dios, que ayudes con Tu bondad y Misericordia a todos los que las necesitan, para que se animen a dar el paso y ya no pierdan tiempo ni espacio en la superficialidad de la vida.

Prometo, Santo Hijo, que Mi donación y amor abrirán los caminos para que Tus rebaños puedan pasar.

Jesucristo: Es una infinita gracia escuchar Tu casta y dulce voz, la que proclama sin cansancio el triunfo de la esperanza y del amor que tanto necesita el mundo.

Tu Corazón amoroso se entrega por entero en las manos de los imperfectos y Él no teme ser rechazado porque Tu confianza en el Padre no tiene límites ni barreras.

Haz, Santa Madre Mía, que cada hijo Tuyo se anime a cruzar el portal, para que finalmente Yo encuentre en Tu regazo a los que tienen sed de Mí. Calma cada corazón y resucita en espíritu a los que aún deben elevarse al resplandor del Reino de Dios.

María Santísima: Apreciado y honrado Hijo Mío, es una gracia cumplir con Tus designios, porque en Tu Corazón se guarda la máxima Voluntad de Dios, la que los corazones de la Tierra deben aprender a vivir para que el Propósito divino se cumpla.

Por último Te suplico, Amado Hijo, que cada criatura de este enfermo planeta pueda despertar al Propósito, que los velos caigan de la consciencia y que todos los que están ciegos espiritualmente puedan ver y así cumplir con Tus sagradas peticiones.

Jesucristo: Haz saber al mundo, Madre Querida, que ya estoy retornando y que Mi hora se aproxima. Haz saber que las almas deben arrepentirse y perdonarse las unas a las otras, para que abandonen la soberbia y la indiferencia humana.

Haz saber que Me complazco, Santa Madre, en los que se esfuerzan y cumplen en obediencia Mis pedidos, porque así Yo construyo Mi iglesia interior en los corazones.

Haz saber al mundo, que el gran y esperado Juicio de la humanidad está cerca y que todos deben rezar por las agresiones causadas en el transcurso de los tiempos a toda la raza y a los Reinos de la Naturaleza.

Haz saber, Madre Celestial, que pondré fin a muchas cosas.

Queridos hijos, este segundo diálogo fue vivido en el Reino Celestial con Mi Amado Hijo y hoy lo comparto con todos para que lo estudien.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los ama,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN CIUDAD DE OPORTO, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

El divino diálogo entre María Santísima y el Ángel de Portugal

Ángel de Portugal: Dulce Reina de las Estrellas, Gobernanta Espiritual de todas las almas perdidas y no perdidas, dígnate, Majestad Celestial, elevar a cada uno de Tus hijos a los Brazos del Padre Celestial.

Virgen Santa y Adorable, haz resplandecer con Tu Amor Divino a cada esencia para que finalmente encuentre a Dios, el Supremo Señor.

María Santísima: Cálido Ángel de Portugal, legionario y siervo de San Rafael Arcángel, Te envío a ti y a todos tus benditos ejércitos, para que liberes en honor de San Miguel Arcángel, a todas las consciencias que están encadenadas por Mi adversario.

Disipa con tu paz, Ángel de Portugal, toda ilusión de la consciencia y Te pido, servicial ángel de Dios, que reces por todos Mis hijos, especialmente por aquellos que creen vivir su espiritualidad y no tienen a Dios, por su gran soberbia.

Ángel de la Paz, protege sin descanso a Mi amada Portugal, como también hazle saber interiormente que todo ese pueblo aún debe saldar las faltas cometidas contra Mis pueblos originarios.

Ángel de Portugal: Sí, Señora Mía, Piadosísima Madre que consuelas a los afligidos, que traes esperanza y renovación a los que están hambrientos espiritualmente.

Sí, Madre, esa es Mi humilde respuesta ante Tu precioso pedido de misericordia. Recuerda, Santa Madre Celestial, a los que blasfeman el Corazón de Tu Amado Hijo; implora, Virgen Santa, por cada consciencia de este mundo, para que nadie pierda la Paz del Señor.

María Santísima: Siervo de Mi Padre, que estás al servicio de los Universos Superiores, apreciado Ángel de Portugal, responderé a tus santas peticiones, pediré a Mi Amado Hijo que aplaque la Justicia de Dios y que Su Sagrado Corazón ayude a disolver la indiferencia humana, actitud que hace cometer todos los errores del mundo.

¡Oh Santo Ángel de la Paz!, ayuda a los ángeles de todas las naciones, impulsa al ángel regente de cada nación para que se muestre al mundo. Santo Ángel de Portugal, consciencia que adora el Cuerpo Santo de Mi Hijo en la eucaristía, irradia los códigos de luz que brotan del incansable Corazón de Cristo y haz conocer a cada alma la dulzura del Amor de Mi Hijo.

Hazlo conocer en la perfecta comunión con Su Cuerpo y Su Sangre, hazlo amar en primer lugar en la vida de cada ser, para que así Mis hijos abandonen el abismo de su gran ignorancia.

Ángel de Portugal: Amada Madre y Reina del Júbilo de Cristo, haremos conocer la majestad piadosísima de Tu Hijo, para que los corazones encuentren a Cristo y nunca más se separen de Él.

Enviaré a los ejércitos de San Rafael Arcángel, para que trabajen en la cura de todas las almas y especialmente de los corazones omisos que todavía niegan el poder de Tu Hijo.

¡No llores, Santa Estrella de la Paz!. De Tus lágrimas brota el apelo de una misericordiosa salvación para cada uno de Tus hijos. Déjame, Madre del Sol, secar con mis lienzos de luz cada lágrima de Tu purísimo rostro, para ofrecerlas al Padre Amado como pétalos de flores eternas de Tu Corazón.

María Santísima: Si las almas supieran, amado Ángel de la Paz, lo que siente Mi Corazón bondadoso, no dejarían de estar en Mis brazos, así como lo estuvo Jesús.

No dejaré ni un segundo de tender Mis brazos hacia el mundo y de ofrecer Mis consoladoras manos, como cura y remedio para cualquier dolor.

Me agrada escuchar de tu boca, Santo Ángel de Portugal, la ofrenda de tu consciencia angélica. Así aliviaremos al Padre, viviendo por todos el dolor del mundo. Así los corazones ofendidos podrán encontrar el camino de la esperanza.

Ángel de Portugal: Sabes, Madre Piadosa y Reina de la Paz, que estamos a Tu eterno servicio, pues Tu nombre, que es santo, resuena en nuestros corazones como una melodía de amor y de redención.

Escucharemos Tu llamado y responderemos de inmediato; todos los ángeles de la guarda de Tus hijos te ayudarán para que los hombres y mujeres de la Tierra respondan a la voz de Tus súplicas.

María Santísima: Entonces, Ángel de la Paz, emite desde tu corazón ese don de la Gracia, que la paz no solo abrace a Portugal para que algún día se redima, sino que la Paz de Dios, del Altísimo, llegue a todos los que la necesitan.

Invocaré tu nombre y tú, santo ángel, darás a conocer al mundo la falta de su inocencia. Refúgiate en la oración de todos Mis hijos y así, junto a tus legiones, redimirás a la Tierra, preparándola para el retorno de Cristo.

Ángel de Portugal: Sí, Madre Misericordiosa, cumpliremos con Tus dulcísimas peticiones, que Tu Santo e Inmaculado Corazón sea el refugio para cada ángel. Elevamos junto a Ti, Madre Adorable, todas las súplicas para que esta humanidad ciega despierte de su sueño profundo.

Te agradecemos y te alabamos, Madre Universal.

María Santísima: Es así, Ángel de la Paz, que en este día haré conocer nuestro divino diálogo a todo el mundo, para que las almas se conmuevan y sientan la verdad y el clamor de Mis benditas palabras. Por eso hoy lo revelo a todos Mis hijos.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

En unión al Ángel de Portugal,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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