Vigilias de Oración
APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

El mundo está en el mal. Los invito a arrodillarse por aquellos que ofenden a Dios.

Como Madre Dolorosa, he venido del Cielo a traerles un importante llamado, el más importante en estos tiempos, que es la oración del Santo Rosario, por esta humanidad y por este planeta.

Hoy, traigo en Mis brazos a Mi Hijo flagelado. Este es el ejemplo verdadero, la referencia para todos, de lo que los hombres le hacen al Corazón de Dios.

Recen por Mis siete dolores. Recen por las espinas que recibe Mi Hijo. Recen por los ángeles y sus trompetas, antes de que Dios declare la Justicia al mundo.

Los tiempos se aceleran, los cambios también. Por eso, prepárense en la oración, no desistan de orar con el corazón.

Perseveren, solo perseveren. Mi llamado es urgente, a esta parte del mundo, porque sé que ustedes Me pueden escuchar con el corazón.

Hoy, traigo a Mi Hijo en Mis brazos, herido y llagado completamente, para que ustedes vean, hijos Míos, la crueldad de los hombres, la indiferencia de los corazones, la falta de amor a la vida que Dios les ha dado.

Por las calles de este mundo, por las regiones de Oriente, muchos hijos Míos están siendo mutilados, mientras ustedes están aquí reunidos en oración.

Perseveren, hijos Míos; les pido que piensen, por solo un momento, lo que Dios está percibiendo de esta humanidad y principalmente lo que Su Corazón siente de ustedes.

Hoy, aparezco sobre este mundo.

Necesito que respondan a un llamado urgente, con un esfuerzo extremo, con un sacrificio mayor por aquellos que no hacen nada y que siguen las tribulaciones con deseos y expectativas propias; pero aún la humanidad no ha conocido el Poder de Dios.

Hoy, coloco frente al Altar del Creador Mi Corazón materno como única salida para esta amada humanidad, que se pierde día a día en el sufrimiento y en el dolor.

Mi Corazón está lleno de dolores. ¿Quién lo podrá aliviar? ¿Quién se arriesgará a salir de sí mismo? ¿Quién dejará sus comodidades y preferencias para contemplarme por tan solo solo cinco minutos y sentir Mi Corazón doloroso y el Corazón flagelado de Mi Hijo?

Vengo a anunciarles un llamado especial. Hoy, no podré derramarles Mis Gracias, porque muchos no las merecen. Ustedes son parte de esta humanidad, de este Plan que Dios los llamó a vivir. Aún su esfuerzo no es suficiente.

Coloquen la oración en el corazón y no en la mente.

Perseveren, hijos Míos, Yo necesito que en este tiempo solo Me den respuestas de amor y de caridad. Llamen a sus hermanos a vivir la oración, díganle a sus familiares y amigos que oren. El mundo se está oscureciendo y la mayoría no lo percibe.

Mientras la sangre de muchas almas inocentes corre por las calles de este mundo, Yo los invito a meditar en Mi Corazón y a que piensen solo en vivir en la Misericordia de Dios, que está muy olvidada por este mundo entero.

Yo los invito, hijos Míos, a reforzar sus ejércitos. Los caminos deben ser más luminosos, así Yo apartaré las penumbras de los caminos de todos Mis hijos.

Quiero que sean verdaderos, hijos Míos, y que escuchen la súplica y el llamado de Mi Corazón, pues Yo ya hecho mucho por ustedes. ¿Y quién hará lo suficiente, lo que Dios necesita en este momento, que es la oración del corazón y vivir en la Verdad de Dios?

Recen Conmigo, hijos Míos, porque el mundo está padeciendo.

Hoy, vengo con los Ángeles de la Justicia de Dios, pero les pido, hijos Míos, que no tomen este momento como algo normal.

Agradezcan que Yo les hable de todas estas cosas que están sucediendo, porque muchos deben despertar a lo que está aconteciendo. No pueden estar distantes de lo que sucede en este mundo.

Yo no vengo a traerles miedo, sino a establecer la paz. Pero si la paz no está en Mis hijos, ¿cómo existirá la paz sobre la Tierra? Por eso, los corazones y las almas están muriendo, los cuerpos están siendo mutilados y aniquilados, en la vida que Dios les entregó. ¡Ay de aquellos que hacen esas cosas!

Yo solo Me recuesto a los Pies del Señor para implorarle por Su Misericordia.

Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención,
para este planeta.
Amén.
(se repite seis veces)

Mientras respiran, mientras duerman, cuando despierten, cuando se alimenten, cuando estén en oración o aun hablando con otra persona, no dejen de repetir esta oración. Es la tabla de salvación y de Misericordia para Mis siete profundos dolores, a los cuales aliviarán, uno a uno; y será la tabla de la salvación para lo que sucede en Oriente.

Queridos hijos Míos, hoy no solo vengo a traerles la Luz de Dios, la Verdad que está siendo ocultada para muchos; les traigo también un pedido especial por el cual Yo rezaré a partir de este momento para que todos Mis hijos, independiente de dónde se encuentren, pero que estén unidos a Mi Inmaculado Corazón; vengo a pedirles una misión extraordinaria de paz a los misioneros de San José y de Mi Inmaculado Corazón, que deberán ir pronto a África para que, a través de sus oraciones, servicios y transmutaciones, equilibren en nombre de la humanidad todo lo que está sucediendo.

Por eso, hijos Míos, Yo los llamo a la colaboración, a la caridad, a la entrega de corazón para que esta misión se realice lo más pronto posible.

Si esto llegara a suceder, muchas almas que están siendo mutiladas y que ni siquiera reciben una mínima oración, podrán ser recogidas por Mi Espíritu Divino y elevadas al Cielo como un símbolo de equilibrio y de justicia para aquellos que sufren las acciones de los hombres.

Si ustedes supieran en verdad lo que siente un corazón cuando es mutilado poco a poco, su oferta sería infinita y solo pensarían en poder rescatar a esta humanidad; porque no solo en Medjugorje, sino también aquí, deben escucharme abiertamente. Este es un pedido de Mi Corazón Inmaculado, más allá de Mi Consciencia Celestial. Les pido, hijos Míos, que guarden este llamado en el Corazón.

Mis siete dolores son: la pérdida de la vida, el sufrimiento, la negación, el martirio, el falso poder, la injusticia y el sometimiento.

Yo los bendigo, hijos Míos, en nombre de la Justicia de Dios. Que la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ilumine sus caminos y los colmen de amor. 

Canten para aliviar Mi Corazón.

Canción: Ave María.

Siempre escucharé sus corazones y sentiré su amor en Mi Corazón Inmaculado.

Sean pacificadores y lleven la paz, la paz para el fin de los tiempos.

¡Les agradezco!

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hermanos, a pedido de Nuestra Señora, vamos a explicar lo que sucedió en el momento en el que los hermanos estaban orando en lenguas africanas.

En ese momento, Nuestra Señora comenzó a aproximarse, en la manifestación de un gran sol que fue entrando por el lado derecho de aquí, del auditorio, cruzando los Cielos y las dimensiones. Atrás de ese sol venían los ángeles, algunos venían con estandartes y otros con trompetas, los que venían con estandartes tenían las estrellas de seis puntas. Era lo que se mostraba en ese momento.

Nuestra Señora pasó por encima de este palco, como caminando, y se colocó por encima del símbolo de este planeta, que tenemos aquí detrás.

Nuestra Señora, cuando venía caminando, venía llorando. Sus ojos eran ríos de lágrimas. Ella inclinaba Su cabeza hacia abajo como si estuviera pensando, meditando profundamente en Su Corazón.

En ese momento, Nuestra Señora se aproximó y los coros de ángeles se posicionaron formando una triangulación por detrás de Nuestra Señora.

Ella venía vestida con una túnica celeste clara y con un manto azul, con las manos hacia abajo, bien próximas a Su cuerpo, actitud que nos llamó mucho la atención.

En ese momento, Nuestra Señora refleja en Su pecho, en Su cardíaco, una estrella, dentro de esa estrella estaba Su Corazón Inmaculado. Durante la Aparición Ella mantuvo Su mirada hacia abajo y ese llanto no solo se derramaba sobre Su rostro, sino también sobre Sus vestimentas.

Cuando la vimos, nos impactó mucho; porque a través de Sus ojos, vimos lo que pasaba en Oriente. Ella trajo todo el acontecimiento no solo a nivel material, sino espiritual; y todo ese movimiento estaba apoyado y sustentado por los ángeles que estaban con María.

En ese momento, Nuestra Señora nos explicó que Sus manos, al costado del cuerpo, significaban la imposibilidad de que Ella pudiera derramar Sus Gracias. Entendimos, ante ese símbolo, que no tenía permiso de derramar Sus Gracias; después, todos pudimos entender cuando Ella dijo que no podía derramar Sus Gracias sobre nosotros. Aún así, Su Amor no dejaba de estar presente aquí, en este lugar. A pesar del sufrimiento y de las imágenes que rodeaban a María, Ella no dejaba de mirarnos con serenidad y con amor.

Ella durante la Aparición, nos llamó mucho la atención sobre los Hijos de María, porque decía que los necesita en este momento más que nunca, no solo en la oración, sino también en una actitud de pacificación; por eso, Ella ha bendecido y consagrado a muchos hijos.

Ella hizo un pedido especial a cada uno de ellos que, como miembros de esta humanidad y en esta transición que estamos viviendo, podamos comprender y entender conscientemente lo que nos quiso decir hoy. En ese momento, parecía que eso iba solo hasta allí; pero silenciosamente María fue revelando muchas visiones que fueron siendo guiadas por Ella.

Después de mostrarnos Su Corazón, Su llanto y Su dolor, que manifestaba en siete dolores, que hoy nos reveló. Ella nos fue mostrando, poco a poco, a un ser, una consciencia que tenía en Sus brazos y que parecía que pesaba mucho; pero la fuerza del Amor de María era lo que sustentaba a ese ser. En ese momento, se mostró una imagen de Jesús totalmente flagelado y transfigurado. La cabeza de Jesús caía hacia atrás. Era un Jesús que estaba agotado, cansado, lleno de llagas desde los Pies a la Cabeza. No pudimos contar la cantidad de llagas que tenía, pero eran muchas. Y nuestra Madre dijo: “Esto es lo que hoy siente Jesús por la humanidad. Miren como Él está en este momento”.

Y, después de eso, la imagen de Jesús en los brazos desapareció y a través de un rayo que emanó Su Corazón Inmaculado, Ella mostró a Sus pies una escena que tenía que ver con África y Medio Oriente, que fue explicando a través del Mensaje que todos escuchamos.

Cuando María explicaba que las calles que estaban ensangrentadas, mostraba algunos lugares de Medio Oriente y de África, en los que Ella revelaba situaciones que sucedían en el plano físico. En ese momento, Ella lo explicitó, especificando que no era una situación espiritual, sino que era algo físico; y, que Ella, por el poder que tiene de Mediadora y de Intercesora, tenía el permiso de mostrarnos, para que pudiera generar un impacto en nuestras consciencias y no en nuestro emocional, en nuestros sentimientos.

A los pies de nuestra Virgen María, aparecían cosas horrorosas, personas siendo quemadas, mutiladas, viviendo martirios poco a poco; pensamos que eso era algo del pasado que María nos estaba mostrando, nos estaba dando un ejemplo, una referencia; pero era una realidad que Ella nos traía sobre algo que está sucediendo en este momento y que todos pudimos escuchar y comprender.

Ella necesita, a través de este símbolo, que nuestra oración no solo sea diaria, sino también fervorosa. María nos dijo que no nos pedía que rezáramos continuamente, sino que a través de nuestras pequeñas oraciones pudiéramos hacer algo verdadero.

Entendimos que por eso María nos pedía que nuestra oración tuviera una cierta fortaleza, más allá de la cantidad o del número de oraciones.

Ella necesita, por lo que está aconteciendo en este momento, que nosotros recemos de corazón como  nos enseñó. Ella hoy nos dijo que nosotros podríamos haber orado más de corazón, porque Ella dice que nos considera Su ejército de Luz, a cada orante que se une al Corazón de María. Y esa será la única forma, dijo Nuestra Señora, de que muchas cosas se puedan revertir a tiempo.

Pero las cosas no llegaron solo hasta allí. A la derecha de Nuestra Señora, aparecieron tres ángeles con tres trompetas. Ella levantó Su mano derecha, señalando hacia un lado y dijo lo siguiente: “Hijos, hijos, las trompetas ya están sonando”; y parecía que María estaba muy tocada por esa situación, sentía que la situación estaba yendo hacia otro punto.

Cuando Ella se refirió a la misión de África, cuando nombró la palabra África, de Su Corazón salió un grito, un llamado de amor, un clamor de nuestra Madre para que esa misión se pudiera cumplir y nosotros pudiéramos apoyar a esos hermanos, no solo con nuestras oraciones, sino también que nuestras consciencias vayan internamente con ellos a esa misión, para que también reciban el apoyo que necesitan.

Era algo que pedía María; y Ella pidió esa misión especial de servicio, de oración y de transmutación como dijo, en tres países de África: Ruanda, Uganda y Congo.

Si esas tres misiones se concretan, va a suceder aquello que nuestra Madre prometió y que todos escuchamos. Eso podría revertir muchas cosas. En ese momento, le preguntamos: “Madre, ya no existen muchos misioneros en el mundo, ¿será que nosotros podemos apoyar a otras personas para que vayan allá o a personas de esa región, para que tomen consciencia del pedido de María?”. Ella nos respondió: “Hijos, no olviden que ustedes son Mis soldados, que responden a Mi llamado cuando Yo les pido algo. Siempre contarán con Mi apoyo y Mi protección”.

Eso fue lo que sucedió durante la Aparición, que Nuestra Señora nos pidió que compartiéramos con todos.

Y, para cerrar esta Vigilia de Oración, ahora vamos a asistir a un video de una Vigilia de Oración anterior que fue realizada en Caracas, Venezuela, en el que María nos deja un Mensaje para todos sobre la paz.

Agradecemos a todos por acompañarnos y los invitamos a llevar ese llamado de María en el corazón, a aliviar los siete dolores de nuestra Madre y a responder una vez más a Su llamado.

¡Gracias, Madre, por cuánto nos das!