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Hijo, cobíjate en Mis Brazos y siente Mi Paz.
Hijo, duerme en Mis Brazos y todo se curará.
Hijo, siente Mi Corazón, porque él siempre te iluminará.
Hijo, recibe Mi calor materno, que siempre te abrigará.
Hijo, recibe Mis caricias de Madre, la Madre que siempre te ayudará a crecer y a madurar.
Hijo, camina seguro, sostenido por Mis Manos, como un niño que aprende a dar sus primeros pasos en el camino de la entrega total a Dios.
Hijo, recibe Mis besos de Madre, mientras estés dormido en Mis Brazos de Paz.
Hijo, confía en lo que vives, agradece sin demora y renuévate en cada momento, así como lo hizo Cristo en el Calvario.
Hijo, siente en tu pecho la caricia maternal de la Madre de Dios, entrégate sin resistencias, descansa en Mis Brazos y despertarás con la consciencia expandida por el impulso de Mi Luz espiritual.
Hijo, estoy aquí y Soy tu Madre, la Madre guardiana de la Maternidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mis queridos hijos:
¡Despierten! Vean a vuestra Madre Celeste en una gran misión planetaria junto a los misioneros de la paz, los que junto a Mí se preparan para atender a las más grandes necesidades de amor y de servicio en Turquía.
Es por eso, que vuestra Madre Celeste, junto con los misioneros de la paz, se dirige hacia uno de los lugares más lejanos de Medio Oriente, para llevar adelante un importante rescate esencial de las almas que necesitan conocer Mi Paz.
De esa forma, hijos Míos, los misioneros de la paz deberán irradiar, hacia los más pequeños y olvidados, el espíritu de paternidad y de maternidad.
En esta próxima segunda etapa de la misión humanitaria, Mis misioneros comenzarán a ingresar al verdadero campo de refugiados, aquel que se proyecta en la consciencia planetaria de los desamparados y de los marginados, porque en verdad, queridos hijos, el total abandono y el exilio se vive en el espíritu de cada ser.
Esta próxima etapa demandará que los misioneros de la paz estén ante los resultados internos de la crueldad humana, algo que irán descubriendo bajo Mi santa guía a medida que transcurra la misión en las diferentes regiones de Turquía.
Estambul será la etapa final más dura, porque Mis misioneros verán el ápice de un gran exilio humano.
El servicio a los niños requerirá de la atención espiritual, moral y física a los más pequeños, los que a través de las guerras o de la pérdida de sus familiares, perdieron la alegría de vivir o el por qué estar en este mundo.
El amor paterno y materno de cada misionero será imprescindible, por eso, queridos hijos, Yo los invito a que todos consideren esta parte de la misión como importante, porque los misioneros deberán unirse a los cristos internos de cada pequeño hijo Mío, así Yo les estaré mostrando, a Mis hijas misioneras de la paz, dónde está la necesidad del mayor amor maternal.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Queridos hijos:
Como el soplo del Espíritu Santo de Dios, he venido aquí para inspirar, en vuestras vidas, la búsqueda de la paz y del bien para el mundo.
Ya resuena en Mi Corazón materno la voz orante de las madres del mundo y esto hace posible que el espíritu de la virginidad y de la pureza femenina se preserve en el mundo. Aún, hijos Míos, esto no es suficiente, porque la deuda de la humanidad es más que espiritual, ella se ha vuelto universal.
Por eso, vuestra Madre Celeste los reúne en el oratorio de Su Corazón de Luz para que, unida a todas las madres, el planeta alcance en estos tiempos el mayor grado de amor, más allá de todo error.
Si las madres amaran como Yo amo, oraran como Yo oro y clamaran como Yo clamo; les aseguro, queridas madres, que la victoria de Mi Corazón Inmaculado sería visible en todos sus corazones.
Solo deseo enseñarles, madres queridas, las cosas simples de Mi maternidad: ser pacientes, perseverantes y amar a todos Mis hijos como Yo los amo, sin condiciones ni juicios.
Si eso fuera así, pronto vuestras almas estarán unidas a la Mía y seremos un solo manantial, una sola vida femenina expresada en el cosmos por amor a Dios, Nuestro Señor.
Madres, sigan orando sin cesar y continúen caminando a Mi lado, juntas atravesaremos esta transición y por fin el amor maternal triunfará y el planeta se curará de la falta de amor maternal.
El mundo como un todo deberá aceptar el espíritu materno, así las almas encontrarán consuelo y renacerán a la vida.
¡Les agradezco a las madres orantes por estar respondiendo a Mi llamado!
La Paz sea en el corazón de las madres inocentes,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
¡Paz, eso es lo que le falta al mundo!
Por eso, hijos, con Amor y Misericordia vengo a establecer el Reino de la Paz de Dios y así desterrar de esta humanidad las acechanzas de una crueldad interminable.
Yo vengo para enseñarles sobre el amor, la constancia y la paz, síganme con confianza y no teman, están en Mi Corazón y Yo estoy con ustedes todos los días de la vida.
La tensión diaria cesará. Esa es Mi promesa para los orantes y los buenos.
Sean mansos y perdónense, así las uniones internas con el universo no se cortarán.
No teman por Mi adversario, su juego de mentira y confusión nunca llegará a reinar.
Por eso, con Mis pies piso la serpiente del engaño terrestre y les doy Mis Gracias como un bálsamo de Luz para sus vidas.
Hoy descansen en Mis brazos y duerman, duerman en el espíritu de Mi maternidad y protección.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los anima a vivir el Plan de Dios,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy vengan a Mí los cansados, porque Mi Corazón bendito los confortará y sentirán la Gracia de Mi Espíritu como la fuerza y el poder inquebrantables para seguir adelante.
Que vengan a Mí los tímidos y los que sufren, porque Mi Corazón bendito los sanará con los rayos de la maternidad y de la paz.
Que hoy vengan a Mí los buscadores del camino de Cristo, porque Mi Amor los guiará y les abrirá la puerta para poder encontrarse con Mi amado Hijo.
Descansen en Mis brazos, así como Jesús cuando murió descansó en los brazos de la Piadosa Madre. Permítanme que los lave y los cure con el bálsamo de Luz de Mi Corazón.
A pesar de que la batalla sea continua y no cese, la victoria del Corazón de Dios es muy grande. Dichosos de aquellos que hoy vienen a Mí para sentirse amados y protegidos por Mis brazos de Madre.
Sus esencias son las estrellas que Mis ojos pueden ver en el firmamento de este cosmos, son el brillo de la cúspide y de la victoria redentora de Cristo. Brillen, brillen mucho y no dejen de brillar en la Gracia que les concede el Amor de Mi Hijo.
Que en estos tiempos, sus seres sean el brillo de una nueva canción compuesta por las melodías de sus corazones. Abracen el sacrificio y no dejen de amarlo, así ganarán tiempo y se transformarán como Dios lo necesita.
Mis amados hijos, celebro hoy con ustedes en el brillo de un nuevo y posible firmamento, lleno de estrellas redimidas por la Misericordia de Cristo. Caminen en la fe y en la esperanza, la hora de su profunda libertad se aproxima y allá, en el Reino de Dios después de esta trayectoria, seremos uno en el Universo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce al camino del sacrificio mayor por la humanidad,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Yo Soy la Sagrada Estrella del Mar, Mi Amor es el lucero que ilumina el camino de los navegantes. Mi Estrella del Mar enciende de devoción a los corazones que estaban heridos y eleva nuevamente hacia el Reino de la Paz a los caminantes perdidos.
En Mi océano de Gracias existe un lugar en donde todas las almas se pueden encontrar, para beber de la Fuente de Misericordia y de Cura.
Yo Soy la Estrella del Mar y Mis caminos están en vuestros caminos para ayudarlos a reencontrar el compromiso mayor que tenían con Dios. Aquel que viene a Mí, no se perderá, nunca se sentirá solo y, más aún, podrá unir su espíritu al Espíritu de Dios.
El mundo entero se olvidó de que los mares son parte de la Creación de Dios y que en ellos Él depositó Su Espíritu de Paz y de Serenidad. Desde el principio el Señor ordenó a los mares que fueran espejos que reflejaran el Reino de la Paz, pero muchos de los océanos ahora son espacios de destrucción y de contaminación.
Quiero y deseo despertar en ustedes una mayor consciencia y amor por los elementos y por los Reinos de la naturaleza, ellos también forman parte del Espíritu de Mi Maternidad. Y ustedes, Mis queridos hijos, a través de la oración permitirán que vuestro planeta permanezca puro y vivo por un tiempo más, aunque los daños ocasionados a lo largo de los siglos a la Creación de Dios son innumerables.
Yo les pido que coloquen en vuestros corazones la necesidad de orar más y de ayudar a que este amado planeta azul, del cual Yo provengo, sea una futura morada para los hijos que poblarán la Nueva Tierra.
Mi Divina Misericordia y Mi Piedad siempre intentaron cambiar el rumbo de los acontecimientos planetarios.
Como Reina de la Paz no solo les entrego la Paz que necesitan vuestros corazones, sino que también les entrego la realidad que están viviendo en este mundo, mundo que fue donado por amor a ustedes y del cual deberán testimoniar ante el Dios Altísimo.
Por eso, queridos hijos, que vuestros ojos se abran para poder desvanecer la ilusión que muchos viven. Yo vengo para anunciar la Paz, pero también vengo para anunciar la Verdad, eso es lo que Mi Hijo me ha pedido, y juntos, Madre e hijos, podremos interceder por este amado planeta.
¡Agradezco a todos por despertar a la Consciencia Suprema, a Vuestro Padre Eterno y Creador!
Los bendice siempre,
María, Reina y Señora de la Estrella del Mar
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más