Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, repartan una rosa para cada misionero y después les diré qué es lo que Yo más quiero. 

Oremos, mientras espero:

 

Oración a la Divina Señora

Por la Luz que derramó Tu Inmaculado Corazón
que convirtió a los corazones del mundo,
Divina Señora, ruega por nosotros.
Amén.

Esta rosa representa, queridos hijos, una oferta para el Cielo.

Y ahora, le pido a cada misionero que, con la rosa sobre su pecho, sintiéndola en su corazón, Me ofrezca en silencio esta rosa por un alma que he conocido en Medio Oriente y que necesita de Mi ayuda extraordinaria, de Mi intercesión divina. Los escucho en el silencio del corazón.

Después de esta oferta, hagamos la señal de la cruz por tres veces.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Universos sublimes, próximos a Mi Corazón, se aproximan a sus vidas, hijos misioneros, para poder rescatar a las almas que más necesitan de la ayuda de Dios.

En este momento, les pido, queridos hijos misioneros, que en el silencio de sus corazones y en la unión de sus mentes, hagan una síntesis de todo lo que vivieron; porque Dios su Señor algo le enseñó a cada uno, los renovó espiritualmente, les mostró el sufrimiento del mundo, la indignación humana, la persecución, la muerte y el caos. 

Pero, Yo les mostré, hijos Míos, cómo a través del amor, el amor que practicaron sus corazones por los más sufridos, todo se puede transformar.

Que esta expansión del amor vivido por ustedes, bajo la intercesión de Mi Hijo Amado, pueda seguir siendo fecundado en sus vidas, para que se multiplique en aquellos que deben despertar al servicio superior por la humanidad.

En esta noche de Gracias, en esta noche de Misericordia y de Piedad; Mi Mensaje, queridos hijos, es de infinita gratitud celestial por su esfuerzo y su perseverancia en Mis Planes; porque eso, queridos hijos, tocó el Corazón de Dios Padre. Su Corazón se conmovió por su simple oferta de donarse, día a día, a los demás.

Han aprendido, queridos hijos, las enseñanzas de la Sagrada Familia. Cada una de esas enseñanzas, cada uno de los atributos de los Sagrados Corazones estuvieron presentes durante todos los días de la misión y, a pesar del cansancio y del dolor, Mi Corazón Inmaculado y Mis brazos maternales nunca los dejaron de abrazar porque sé, queridos hijos, que es importante para cada hijo Mío sentirse en los brazos de María.

El triunfo de Mi Corazón Inmaculado se dio en cada uno de los corazones a los que ustedes ayudaron. Una semilla de luz se sembró en esas consciencias para que ellas pudieran despertar a otras consciencias más que, escapando de la guerra y de la persecución, necesitarán encontrar la esencia de Mi Paz, sin religión y sin credo; la Paz universal del Universo Mayor y de los Universos Sublimes que deben descender, en esta hora crucial, hacia todos los corazones de la Tierra.

Pero aún la guerra no ha terminado y las decapitaciones tampoco. Aún las almas siguen sufriendo también en varios lugares del planeta. Por eso, las misiones continuarán para que la humanidad se conmueva, para que la humanidad despierte al verdadero servicio que debe prestar en estos tiempos finales.

Cada hijo Mío, cada uno de ustedes, presente en este lugar, tiene una pieza entre sus manos que proviene de su corazón para poder armar este Plan perfecto de Dios, para concretar este Proyecto Divino en esta raza aún no redimida.

Queridos hijos, ahora que ustedes Me entregaron un alma de Medio Oriente en Mis brazos, muchas más almas llegarán a sus vidas a través de las misiones, buscando ese impulso de paz que guardan sus corazones.

La verdadera misión, hijos Míos, fue realizada entre ustedes y Mi Corazón. Dios Altísimo concedió la Gracia a su Madre Celeste para que los acompañe en esta nueva misión a Turquía y a Grecia. Pero esta vez, Yo iré con San José, para que dos Corazones poderosos, como los Nuestros, puedan triunfar en muchas más almas necesitadas.

 

Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Hijos Míos, muchos se preguntan por qué recibo con tanto Amor a Mis hijos misioneros; porque quiero que el mundo contemple la Gracia de Dios que desciende a la Tierra cuando un corazón puede servir de forma pura, independientemente del acto de servicio; porque no son las grandes acciones, Mis amados, lo que cuenta en la balanza celestial. 

Lo que realmente equilibra las deudas de este mundo es el amor con el que los corazones sirven, el amor con el que se disponen a servir a Dios, a cumplir Su Plan, independientemente de comprenderlo o no; porque Mis hijos misioneros muchas veces no entendían cómo, con acciones tan simples, Mi Corazón rescataba tantas almas.

Pero es así, hijos Míos, porque viven otra Ley y para que comprendan el potencial del amor en el corazón humano, que comprendan, a través de las misiones humanitarias, el poder que tienen guardado en sus corazones, cuando ellos se unen al Corazón de Dios. De esta forma, despierten a la unidad absoluta con el Creador. 

Que muchos más de Mis hijos en el mundo puedan despertar al espíritu misionero; que encuentren la necesidad a su lado; que sirvan a todos los que los rodean; que pierdan el miedo, hijos Míos, de estar entre los pobres, entre los desamparados de espíritu, entre aquellos que más necesitan recibir Mi Paz y la Redención que les traigo entre Mis brazos, como una Gracia concedida por Mi Hijo a los corazones del mundo.

Espero que a través de este ejemplo que hoy les traigo en este altar, con tanto amor preparado para Mí, todas las almas que Me escuchan despierten al verdadero servicio que este planeta les ofrece, que es cumplir con la misión de cada uno para que así, hijos Míos, el Plan del Creador se cumpla. 

Que despierten los misioneros internos, aquellos que se disponen a servir sin horario, sin día, sin cansancio, a pesar de las debilidades del cuerpo; porque saben que Mi Corazón los sustentará y se valdrá también del esfuerzo para que superen las propias dificultades, inclusive físicas, para rescatar aún más almas. 

Porque cuanto más se expande el amor en sus corazones, cuanto más se superan a sí mismos por amor al prójimo y sobre todo por amor a Dios, una puerta celestial mayor se abre en los cielos de esta Tierra para retirar de los infiernos y de los abismos del planeta a tantas almas que todavía padecen por Mi adversario.

Hijos queridos, Mi alegría es infinita y quisiera transmitirla a sus corazones. Quisiera transmitir también la gratitud que siento, para que también ustedes puedan ser agradecidos ante Dios por todo lo que el Creador les concedió a lo largo de los últimos años. 

Que la gratitud, hijos Míos, los impulse a la reverencia; que la gratitud los impulse a la entrega permanente de sus vidas, a la oración constante, al servicio abnegado; porque esto espero, Mis amados, de aquellos que Me escuchan con el corazón.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Queridos hijos, también Mi alegría es a causa de la cesta de intenciones de los hijos de Medio Oriente que trajeron. Hoy, las irradiaré y oraré por cada una de ellas.

En este momento, unámonos a Dios, a Sus Nombres Sagrados. Cantemos al Creador Sus Nombres Sagrados.

En este momento, Mi Corazón Inmaculado eleva al Cielo a los miles que se hundieron en los mares, buscando una salida, una esperanza, una posibilidad.

En este momento, Mi Corazón Espiritual acoge a los pequeños niños de Medio Oriente, huérfanos, sin padres y sin madres, para que Dios les conceda una nueva vida.

En este momento, Mi Corazón Purísimo y Santo consuela a las madres de Medio Oriente, cansadas de tanto caminar por los desiertos con sed y hambre, buscando una nueva vida. Mi Corazón las consuela, Mi Alma las enaltece en el nombre del Señor.

En este momento, Mi Corazón Misericordioso acoge a todos los hombres enfermos, a los ancianos y jóvenes que escapan de la guerra hacia otras naciones, que no descansan, que no paran de caminar, buscando la Luz del infinito.

Todo esto es posible, hijos Míos, y fue posible por la misión a Turquía, por haber dicho sí a Mi llamado, a Mi convocatoria universal; y a pesar de que el mal aún está en el mundo y que la guerra no ha terminado, tengan certeza, hijos Míos, que Mi Inmaculado Corazón triunfará. Amén.

Ahora, llamo a los que se consagrarán como Hijos de María; porque son otra parte de Mi Obra de Redención, son parte de Mis manos, de Mis manos de trabajo y de servicio por la humanidad.

Que vengan aquí para la bendición, antes de que Yo Me eleve al Cielo.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Podemos ponernos de pie.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:

Vamos a agradecer a Dios, queridos hijos, porque sus vidas pueden conocer la paz, porque sus vidas están en este Sagrado Centro Espiritual, mientras millones de almas buscan una salida y escapan del terror.

No faltará la oportunidad, hijos Míos, que sus hermanos, los misioneros de la paz, expresen lo que han sentido en lo profundo de sus corazones; porque Dios dejó una señal evidente en cada uno de ellos, una enseñanza, una experiencia, un don que será imborrable siempre y cuando lo cuiden, así como Yo los cuido todos los días de la vida. Así, Yo cuido a todos los Hijos de María en los cuatro puntos de la Tierra.

De esta forma, queridos hijos, nos preparamos para el Encuentro de los Hijos de María, a partir de este día santo, en el que su Madre Celeste celebra esta comunión perpetua con el Altísimo, con cada uno de Sus hijos presentes en este lugar y en cualquier parte del mundo.

Los ejércitos de la Luz son los Hijos de María, estrellas de Luz presentes en la Tierra que nunca podrán apagarse. Pues en verdad les digo, hijos Míos, que cada uno vivirá su transición, su Armagedón interior, su purificación espiritual, mental y física.

No les puedo mentir, hijos Míos. Para que nazca la Nueva Raza y surja la Nueva Humanidad en el continente americano, ustedes deben ayudarme a que la Tierra entera y toda la humanidad cruce, con el mayor alivio posible, este portal hacia la Nueva Humanidad. Esa es tarea de los Hijos de María, orar por la Nueva Humanidad, orar por los Reinos de la Naturaleza, a los que nunca deben olvidar porque ellos también sufren las consecuencias del ser humano.

Por todas estas Gracias que hoy derramo, abriendo Mis brazos hacia ustedes, extendiendo Mis manos hacia cada uno de sus corazones bajo la autoridad divina que Me ha concedido el Padre del Universo; renovemos nuestros votos, digamos sí al llamado del universo, a la existencia de la vida superior y a la concreción del Plan Divino en cada uno de los corazones de la Tierra.

Ante la Presencia de Mi Hijo amado y de San José Castísimo, Yo los bendigo y los consagro como hijos de Mi Inmaculado Corazón en el nombre de Padre, de Hijo y del Espíritu Santo.

Hijos Míos, quisiera, antes de partir de este lugar, que un sacerdote Me trajera óleo para consagrar, pues deseo hacer una bendición en cada uno de los misioneros, señal luminosa de la Cruz, invencible y poderosa en estos tiempos.

Mientras tanto, queridos hijos, cántenme el “Himno de los Hijos de María” para que haga eco en Medio Oriente.

Así como Jesús lavaba los pies de Sus apóstoles y discípulos, así Yo los unjo con el aceite de vida, el aceite de la consagración, el aceite del amor y de la unidad con Dios.

Así como Yo ungí el Cuerpo de Mi Hijo cuando Él ingresó al sepulcro, preparando Su gloriosa Resurrección; así Yo santifico sus corazones y les entrego dones a sus almas para que puedan seguir adelante, trabajando en el nombre de la fe.

Yo les agradezco por haber respondido a Mi llamado.

Los bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Mientras Me elevo, canten el “Himno de los Hijos de María”.