MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En los desiertos más áridos o en los abismos más profundos, el Amor de Dios siempre te encontrará, hijo. Cuando puedas ir más allá de la aridez interior, de los sufrimientos y angustias, de las dudas y aflicciones, y ores a tu Padre que está en los Cielos, Él siempre te escuchará.

Y como un cielo estrellado en el desierto o como una luz potente en el abismo, Su Amor se revelará a tu corazón y te hará sentir que ni los desiertos ni los abismos limitan la Presencia de Dios en la vida de Sus Criaturas; porque la unión con el Creador se da de adentro hacia afuera, es algo que vives en tu interior.

Y no importan las circunstancias de la vida, dónde y cómo estás. Si tu corazón está dispuesto a ir más allá, allí estará el Creador, guiando tus pasos y sustentando tu espíritu.

Por eso, no temas y no sufras por los tiempos de caos y de conflictos en el planeta y en las criaturas. Concentra tu consciencia en la potencia de la Luz y, ante los gritos del engañador, que tu silencio abra las puertas hacia una realidad superior.

De muchas formas, el enemigo gritará y buscará confundir a las consciencias. Su expresión es la apariencia y su engaño yace en la superficialidad.

Por eso, la batalla que debes trabar es en silencio, colocando tu corazón constantemente en Dios y no dejando que el foco de tus ojos esté en las apariencias, sino que el foco de tu corazón esté en la Verdad, y que los gritos del enemigo resuenen sin fuerza en tus oídos, porque no encontrarán espacio en tu corazón.

Que tu meta sea el Amor, por más que en el mundo solo veas rencor, guerras y caos.

Que tu meta sea la Luz, por más que en el mundo veas confusión y oscuridad.

Que tu corazón permanezca en la certeza que lo fortalece, que es el Propósito Divino, que está más allá de todo lo que es confuso y aparente. Es de esa forma, hijo, que a pesar de todo lo que acontezca en el planeta, encontrarás la paz y transmitirás paz al mundo.    
 
Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo