Apariciones extraordinarias
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE CRISTO JESÚS, EN LA CIUDAD DE BUDAPEST, HUNGRÍA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Vengo a entregarles la caricia de Dios, vengo a enseñarles sobre la Creación y el Universo para que recuperen, en su despertar, el sentido del origen y de la existencia.

Vengo a ampliar su consciencia, vengo a expandir su corazón.

Vengo a entregarles Mi Paz, para que por medio de ella se animen a dar un paso en el despertar espiritual, que hoy su Maestro y Señor les trae desde el Cielo hacia vuestra casa, Hungría.

Una tierra que puede dar muchos frutos, una tierra que puede acoger a muchos semejantes, una tierra que puede escuchar al que sufre, un pueblo que puede extender una mano para aliviar un corazón herido y así traer el Amor de Dios por medio de un servicio incondicional, verdadero y simple.

Vengo a despertar en ustedes lo que existe dentro de ustedes, que dio origen a toda su vida, a toda su consciencia y existencia.

Vengo a mostrarles, en el plano espiritual su esencia interior que una vez surgió de la Fuente para vivir una experiencia en este Universo, para que como almas aprendieran en la Escuela del Amor que este mundo les ofrece en este tiempo definitivo, en donde el Amor será la liberación de los corazones y la calma de los que sufren.

Esa esencia que se guarda dentro de ustedes, compañeros, es la que llevará consigo y para siempre, la experiencia del amor vivido en la Tierra. Esa esencia interior que el Padre les entregó como una gran célula de luz es la que ha venido a la Tierra para aprender lo que el Universo les ofrece.

Por eso, compañeros, Yo vengo a alegrar sus corazones, vengo a dar vida a sus espíritus, vengo a traer consciencia a lo más profundo que existe dentro de sus seres porque Dios necesita que honren Su Nombre, no solo por su existencia, que es infinita e inmaterial, sino también por todo lo que Él ha creado desde los orígenes de los tiempos, y todo lo que Él ha entregado hasta el presente de esta humanidad.

Sé que les parecerá extraño lo que hoy les digo, pero guarden Mi Mensaje en sus corazones y almas, porque la semilla que hoy les dejo algún día brotará y será un gran árbol que en la experiencia de amor de la Tierra podrá dar frutos y más frutos a fin de agradar a Dios, cumpliendo majestuosamente Su Voluntad.

Yo les hablo a ustedes como esencias, como parte de una única humanidad y de una única raza que debe recuperar el Proyecto Genético de Dios, así como lo vivieron los pueblos del pasado, lo que Dios nombró como Israel, la tierra que una vez fue prometida, desde Moisés hasta el pasaje de su Maestro y Señor por Medio Oriente.

Por medio de este despertar de su esencia divina, vengo a hacerles recordar, compañeros, los Atributos de Dios que deben aplicar en sus vidas para que el Cielo descienda en ustedes y en todos los espacios que los rodean. Eso permitirá restaurar a la humanidad, que vive una gran enfermedad en estos tiempos, una enfermedad espiritual y endémica llamada indiferencia.

Pero en ustedes no está la indiferencia, en su pueblo está el impulso del despertar, el impulso de poder escuchar a Dios para llevar adelante, en este tiempo final, Su Voluntad.

Por eso los coloco, compañeros, en otro nivel de la consciencia, en donde no existe la oscuridad ni el mal, en donde existe la Luz y la Sabiduría del Padre que hoy los ha traído aquí como almas para que en el nombre de su querido pueblo, Hungría escuche al Hijo de Dios, así como el pueblo de Israel escuchó al Hijo de Dios en el pasado.

Por eso recuerden, recuerden su pasaje Conmigo por Tierra Santa, en el Monte de las Bienaventuranzas, en Judea como en el Mar de Galilea.

Despierten su recuerdo interior en la Presencia del Cristo Vivo, que hoy los hace comulgar con el Padre para recuperar los orígenes de su existencia y de su cultura, que son una muestra de los millones de Atributos de Dios que Él ha sembrado en cada pueblo, en cada continente como en cada nación, para que lo representen y lo vivan en Sus diferentes Faces.

Hoy coloco a Hungría ante la Fuente de la Creación Espiritual, uno de los importantes orígenes de esta Creación, que los ángeles del Cielo y los arcángeles contemplan en adoración y en devoción perpetua ante la Fuente del Amor y de la Verdad.

Sé que Mis Palabras remueven los espacios, las estructuras y los conceptos.

Pero ahora llegó el tiempo en el que su Maestro y Señor se pronuncie al mundo fuera de la Iglesia porque todos los habitantes de la Tierra tienen el potencial de despertar su Cristo interno, bajo el principio del amor y de la sabiduría, en la base infinita de la compasión.

Por eso Yo les traigo estos impulsos de la Fuente, de la Fuente Divina de la Creación para que sus mundos internos recuerden y vivan, en este tiempo, la Voluntad que hoy expresa Mi Corazón por toda la nación de Hungría y por todo su pueblo que debe reencenderse en el Amor de Dios para siempre alcanzar la Paz.

Este es el primer encuentro Conmigo, compañeros. A Europa Oriental le ha llegado la hora de borrar para siempre su sufrimiento, su historia y su pasado, para comenzar a vivir en el Bien y en la Misericordia de Dios, que los hará partícipes de la bondad y de la alegría del Cielo, que hoy se derrama como una fuente inagotable en sus almas y corazones, en cada rincón de esta amada Hungría que espera como sus naciones hermanas, por esta oportunidad espiritual que el Universo hoy presenta ante su esencia divina.

Celebren este momento de reconciliación con lo Alto.

Reconcilien su patria y su pueblo con el Todopoderoso a través de su Hijo Amado. Él hoy abre Sus Brazos para acogerlos y recibirlos en la existencia de Su Amor infinito y en la presencia de su poderosa Luz que borra todo sufrimiento, que disuelve toda duda y que trae la fe para todos los seres de la Tierra.

Por eso hoy, su Sacerdote Mayor, el Señor del Universo, el Maestro entre los Maestros, quien dio el Corazón y la Vida por ustedes en lo alto del Monte Calvario, por los méritos de Su Sangre derramada, por los méritos de Su Agua que brotó de Su Costado y por todas las gracias infinitas traídas a la Tierra por todos los mártires y santos, sellaremos por medio de la Comunión con el Cuerpo y la Sangre de su Señor, una Alianza que hoy se fortalecerá en el Amor Crístico y en la Paz, y que dará sus frutos en un tiempo cercano, cuando Europa Oriental reciba mayores impulsos de la Fuente de la Misericordia de Dios por medio de una Presencia incalculable, en Hungría y en  Europa Oriental, de los Sagrados Corazones a fin de que el Amor triunfe dentro de ustedes, en sus familias, conocidos y en toda la humanidad.

Celebremos y recordemos la Última Cena de su Señor con los apóstoles y, en reverencia y humildad nos colocamos de pie para ofrecerle al Padre, a través de Su Amado Hijo, esta Cena de Redención y de Renovación que traerá para todos la cura de la humanidad. Que así sea.

Vamos a escuchar, a Su pedido, a pedido de nuestro Señor, en unión a Su Iglesia Celestial, entonaremos “Pater Noster”.

En este momento, ante la potestad y la autoridad del Padre Celestial, ante Su Universo de Amor y de Gracia, ante Sus ángeles y arcángeles, ante la Fuente maternal de la Madre de Dios y del Castísimo Corazón de San José, ante los bienaventurados y santos, y todos los seres de buena voluntad presentes en la superficie de la Tierra, ante los pueblos y las culturas que esperan ansiosamente el Retorno de Cristo y ante el infinito Amor del Sagrado Corazón de Jesús, ofrecemos al Padre Celestial los frutos y los méritos de la Pasión de su Maestro y Señor por la expiación, el perdón y la reconciliación de esta patria, de este pueblo, de este país, en nombre de muchas naciones más, para que siempre sea merecedora de la Divina Gracia, la Fuente inagotable de la Cura y del Bien que debe estar presente en cada corazón humano para que triunfe el Proyecto de Cristo y se establezcan los mil años de Paz. Amén.

Nos podemos arrodillar.

En aquel tiempo, su Maestro y Señor, en el nombre del Amor y de la Misericordia se reunió con Sus apóstoles, y en los planos internos con muchos seguidores Suyos, para celebrar el legado y la victoria de la redención sobre toda oscuridad.

Por eso, como en aquel tiempo, su Maestro y Señor tomó el pan dando gracias al Padre, la Luz de la Divinidad de Dios lo bendijo, y lo entregué a los apóstoles diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por ustedes para el perdón de los pecados”.

Y un momento de profunda Paz se estableció en la Tierra y hoy se establece en Hungría como en sus naciones hermanas.

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Y así, su Maestro y Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos, dando gracias a Dios por el sacrificio que viviría, la Luz de la Divinidad de Dios lo bendijo, y su Maestro lo entregó a Sus apóstoles diciéndoles: “Tomen y beban todos de él porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre que será derramada por su Redentor para la rendición de los pecados. Hagan esto en Mi memoria”.

Te alabamos Señor y te bendecimos (se repite tres veces).

Y ahora, compañeros, en unión a Mi Sagrado e Insondable Corazón repetirán la oración que Yo les enseñé hace tanto tiempo.

Oración: Padre Nuestro. 

Celebremos y glorifiquemos a Dios porque los méritos de su Divino Hijo hoy se siembran en Hungría y en sus naciones hermanas por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús. Amén.

Antes de irme de aquí, compañeros, quiero que se comprometan Conmigo a orar la Coronilla a la Divina Misericordia, para que la Misericordia Insondable de Mi Corazón siga descendiendo en Hungría y en sus naciones hermanas.

Por eso los invito a formar un grupo de oración que agrade y alegre al Corazón de Jesús, a fin de que Él pueda retornar muchas más veces a Europa Oriental, en donde renacerá la Luz de Cristo invencible y poderosa por toda la eternidad.

Por esa causa, compañeros, les ofrezco Mi Corazón para que lo adoren y lo amen por medio de una oración semanal por la paz en Hungría y para que la Misericordia siga descendiendo aquí.

Les ofreceré como apoyo y auxilio a todos Mis servidores del mundo, a los que sostienen de una forma permanente e incondicional, la oración por la paz en las naciones. Todos ellos los ayudarán a fortalecer su grupo de oración en Budapest, para que este llamado también llegue a más corazones y traspase las fronteras, bajo una perfecta unidad con el Padre Celestial.

Me alegra haber estado aquí, me alegra haber visto y escuchado su respuesta, eso tiene un significado importante para Mí, sobretodo, para el Plan del Retorno por segunda vez a esta humanidad.

Los bendigo y les entrego Mi Paz para que sean Mi Paz y la compartan con los que más la necesitan.

Se darán el saludo de la Paz para que la Paz esté en Europa Oriental.

Los bendigo y les agradezco en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hasta pronto.

Podemos darnos el saludo de la Paz a pedido de Cristo.