Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL PRIMER DÍA DE INSTRUCCIÓN, DURANTE LA SEMANA SANTA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

A las puertas de los Misterios de Amor que Yo traje para el mundo durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor, hoy traigo para el mundo la Presencia de Dios, la Presencia de Emmanuel.

Es así que, en este momento, Dios está con ustedes, así como ustedes están con Dios.

Y este Misterio, que hoy se presenta al mundo, es una de las tantas revelaciones que el Apocalipsis traerá a la humanidad, aunque la humanidad viva su tiempo de Armagedón.

Para que Dios pueda estar más tiempo con ustedes, a través de la Presencia de Emmanuel, ustedes deberán seguir profundizando en su unión interna con el Padre, para que Él, directamente de Su Fuente de Amor, de Misericordia y de Piedad, envíe al mundo lo que los corazones necesitan en este momento para poder sobrellevar estos tiempos difíciles.

Cada uno de ustedes, como también los que despertarán en el futuro, aprenderán a contactarse con Dios de la forma que cada uno lo pueda reconocer y representar en su interior, en su corazón.

Por medio de estas palabras es que hoy les traigo la Presencia de Emmanuel, que se representa a través del símbolo del Omega, con el cual un fin está llegando para toda la humanidad y el Universo. Un fin que traerá muchas más revelaciones, traerá más consciencia y más discernimiento para la humanidad, hasta que la mayor parte de los seres de la Tierra reconozca, en este momento y en este tiempo, que se apartó del Padre Eterno para honrar, adorar y alabar a los dioses de la modernidad y de la vanguardia de estos tiempos.

Pero como sé, compañeros, que los corazones están despertando hacia esa realidad, están comenzando a percibir que ya llegó el último tiempo en el que se presenta el Gran Portal para poder ingresar, por el camino del retorno, hacia la Casa del Padre.

El Corazón de Emmanuel escucha las súplicas de Sus hijos. El Corazón de Emmanuel acompaña el momento que vive hoy la humanidad, y con Él todos Su ángeles y huestes de Luz que, a los pies de Su poderoso Trono, adoran eternamente al Padre a través del Corazón Eucarístico de Su Hijo, para poder traer al mundo la ayuda que el mundo necesita en este ciclo.

Cuanto más aún las almas se vuelvan a Dios, más temprano terminará lo que la humanidad está viviendo en este ciclo.

Pero si eso no sucediera, si los corazones no se arrepintieran e hicieran sacrificios para reparar el Corazón ofendido de Dios, mayores pruebas vendrán a la humanidad y estas pruebas serán desconocidas. Cuanto más suplique el pueblo de Dios, cuanto más los corazones se arrepientan verdaderamente y no demoren en poder hacerlo, menor será el tiempo de sufrimiento, aunque estén viviendo en este momento la primera parte de este Armagedón planetario.

Si Emmanuel está entre ustedes, ustedes estarán dentro del Plan de Dios y de la gran Consciencia de Su Voluntad. Así, sus almas y corazones serán inspirados para poder rehacer sus vidas, conforme los Mandamientos de Dios lo declaran y así, recapacitarán y volverán a ingresar al camino que perdieron por diferentes circunstancias.

Hoy, en el Nombre de Emmanuel, del Dios entre nosotros, vengo a entregar este mensaje al mundo, porque aún queda un poco de tiempo para que la mayor parte de la humanidad pueda hacer el cambio que necesita, y así recibirá del Universo todos los códigos que necesita, todas las inspiraciones que necesita, para poder volver a erguir a esta humanidad que se alejó del Amor, del Perdón y de la Redención.

En este día, Mi Corazón Eucarístico se ofrece al mundo nuevamente, no solo para que los ángeles y las huestes de Luz lo adoren y lo contemplen, sino también para que las almas de la Tierra den honra y glorificación al sacrificio que realizó el Hijo de Dios por cada uno de ustedes, durante Su dolorosa y agoniosa Pasión.

Es por medio de este Corazón Eucarístico que Yo les traigo esta oportunidad y esta Gracia para que, por medio de Mi Corazón Eucarístico, mediante la Adoración a la Sagrada Eucaristía del altar, las almas puedan ser perdonadas y, por medio de los méritos que alcanzó su Redentor, las almas justifiquen sus vidas y consciencias, más allá de los errores cometidos, para volver a ser colocadas en el camino de la Redención y del Amor.

Lo que hoy les digo, compañeros, no es nada nuevo, lo han escuchado de diferentes formas y a través de las enseñanzas que Yo he dejado en el Evangelio. Pero precisan ampliar aún más sus consciencias para que la sabiduría y el discernimiento puedan llegar a sus vidas, sabiendo que en este momento es importante tomar decisiones correctas para vivir resultados correctos.

Dependerá de cada uno de ustedes que eso pueda suceder o no pueda suceder.

Por medio de este Sacrificio que hoy ofrece el Hijo de Dios, en el comienzo de esta Semana Santa, los empiezo a preparar, de una manera más consciente y real, para todo lo que el mundo está enfrentando en este tiempo y de todo en lo que está participando el Universo con lo que la humanidad está atravesando.

Nada de lo que está sucediendo está fuera de lugar. La humanidad está teniendo la oportunidad de reconocer sus errores y por medio de la vida sacramental y orante, enmendar todos los ultrajes que fueron cometidos al Corazón del Padre Celestial, especialmente por aquellos que, siendo llamados por su nombre, no cumplieron con su misión y dieron la espalda al Maestro y Señor.

Así comprenderán, Mis amados compañeros, la amplitud de este pedido y el sentido oculto de esta situación que hoy les presento a cada uno de sus corazones.

Porque con esa consciencia y con esa preparación para estos tiempos definitivos, vivirán la verdadera religiosidad, más allá del dogma o de la creencia.

Necesito que vivan la religión del Amor, espiritual, divina y esencial que les trae su Maestro por medio de Su Presencia para todas las almas del mundo.

Hoy hablo para ustedes, como adultos en el camino espiritual, para que cada uno reconozca definitivamente lo que ya no debe hacer más y que todo el tiempo lo quita del camino, de Mi camino de Amor y de Luz.

Reconfigurando sus consciencias y vidas, transformando sus almas y corazones, sus espíritus se redimirán y podrán ser esas estrellas de Luz sobre la superficie de la Tierra, que ayudarán a iluminar al mundo y a los tiempos de oscuridad que vive la raza en este momento.

Y Yo les daré el poder de la Luz, por medio del poder del Amor y de la Unidad del Padre, y así Emmanuel, el Todopoderoso, estará entre ustedes y estará en ustedes, obrando y trabajando después de dos mil años por una nueva redención de la humanidad.

Sírvanse, entonces, de los Sacramentos espirituales y divinos que Yo impartiré en esta Semana Santa. Esa es la razón espiritual por la cual estoy aquí, es la razón principal y fundamental por la cual estoy aquí; para que Mis compañeros, creyentes, devotos y fieles, cada día tomen más consciencia y discernimiento, sobre lo que es necesario hacer en este tiempo y sobre lo que ya no es más necesario hacer en este tiempo.

Así, madurarán muy pronto y sus corazones, como muchas veces Yo lo he visto, estarán disponibles para que Yo me pueda servir de cada uno de ustedes y no solo compartir Mis Gracias y Mis Misericordias, sino también compartir Mi dolor para que juntos lo podamos transmutar y sublimar, con la misma fuerza y poder del Amor, así como Yo lo hice en la Cruz hasta el último segundo de Mi vida.

Es así que hoy brota de Mi Corazón los Rayos de la Divina e Insondable Misericordia, la Sangre y el Agua, que justifican los errores de los seres humanos y que traen la Gracia de la conversión de los corazones.

Si sus almas, consciencias y seres internos se abren de corazón en esta Semana Santa que estoy compartiendo internamente con cada uno de los Míos, muchos serán los prodigios, más rápido se disolverá el sufrimiento y las almas reencontrarán el sentido de haber venido aquí a la Tierra, para servir a Dios y cumplir con Su Plan de Amor.

Por eso, Mi Corazón se abre durante estos ocho días, para recibir las ofertas de cada uno de los corazones, las ofertas de las almas y de las consciencias que, aceptando y reconociendo la dolorosa Pasión del Señor, se entregan como víctimas de Mi Amor para que más y más almas sobre la superficie de la Tierra justifiquen, al igual que el Redentor, los grandes errores del género humano, en esta guerra biológica que ha sido construida y que altera, absolutamente, el Proyecto original del Creador.

Pero no se olviden,
y en este momento Jesús señala al Cielo y nos dice:
Si el Cielo está por encima de ustedes, es porque Dios está por encima de ustedes. Y si el Cielo desciende sobre ustedes, es porque Dios está entre ustedes y es Su Voluntad. Nadie ni nada lo impedirá, aunque nación esté contra nación, aunque la enfermedad abunde en la superficie de la Tierra y los sufrimientos se agraven en el mundo, el corazón que cree y vive en Cristo no perecerá, porque tendrá vida eterna, y glorificará hasta los últimos días de la Tierra, entre los que se lamentarán por no haber reconocido la llegada del Mesías en Su retorno espiritual y divino al mundo. Los corazones que hayan vivido en Cristo celebrarán en el nombre de Jesús y recibirán la llegada del Maestro, así como fue escrito. Que así sea.

Ahora, que sus almas se han dejado moldear por Mis Manos para construir un instrumento nuevo en las Manos del Señor, quiero que hoy se ofrezcan como cálices vacíos, para que Yo los pueda tomar entre Mis Manos, pueda verter Mi Sangre, pueda entregarles Mi Cuerpo, y en esta Comunión ofrezcamos al Padre cada una de sus vidas por la redención del planeta y el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús.

Este es el momento de su ofrecimiento y entrega a las puertas de la Nueva Jerusalén, que hoy desciende al mundo a través del Poder infinito de Emmanuel, para que todos ingresen en la Sagrada Ciudad espiritual que habitarán durante los mil años de paz; una Ciudad que será elevada y erguida, integrada y conformada por la redención de las almas, por la fe de los corazones, por la bendición que cada espíritu haya recibido de Mí.

Este es el momento de su entrega, de su ofrecimiento sincero ante el Creador para que el poder de Mi preciosa Sangre los lave y los purifique, y así sean modelos perfectos en los Altares de Dios.

Ofrézcanse. Ofrézcanse. Ofrézcanse como cálices vacíos en las Manos del Redentor, en esta nueva Cena que hoy celebro con cada uno de ustedes, por el descenso de la Misericordia en cada espacio de la Tierra.

Ofrézcanse y vacíense. Ofrézcanse y vacíense, para que se cumpla Mi Voluntad y no la vuestra, para que en Mi Voluntad vivan la Verdad.

Ofrézcanse y vacíense. Ofrézcanse y vacíense, por los méritos que alcanzó Jesús en la Cruz y para que la vida sacerdotal en la Tierra vuelva a erguir a todos los que han caído en el abismo de la ilusión y de la perdición.

Ofrézcanse y vacíense, como cálices, al igual que los ángeles se ofrecen en adoración y en gloria por el nombre de Jesús y el cumplimiento de Su Plan de Redención.

Ofrézcanse y vacíense, porque ya han entrado en Mi Iglesia espiritual, que habita dentro de ustedes por medio de la comunión con el Santísimo Sacramento.

Yo les dije una vez: “Cuando dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos”. Y hoy son mucho más que dos, son cientos que escuchan Mi Palabra en el mundo entero. Por eso, he escogido para este ciclo enviar Mi mensaje a través de la lengua inglesa, para que llegue a todos los corazones que necesiten de Mi Palabra.

Aunque Yo haya escogido este humilde lugar, algún día Mi Iglesia, extendida por toda la Tierra, deberá reconocer lo que aquí ha sucedido, cuando Yo Me eleve al Cielo y no regrese más aquí.

Eso sucederá en el tiempo y vendrán aquí a buscar Mis Gracias, así como vendrán a buscar las Gracias de Mi Madre, la Virgen María, y de Mi Padre, el Casto Corazón de San José. Porque lo que descendió del Cielo en este lugar nunca se perderá, porque no es algo palpable, sino profundamente espiritual, interno e inmaterial. Es algo que viene del Padre por Su Voluntad.

Y aunque la Tierra tiemble, las montañas se separen, aunque los mares suban y las florestas se quemen, aunque muchos animales se pierdan y los gritos se escuchen, en el monte de este lugar estará el Todopoderoso, el Dios entre ustedes, para que, a pesar de todo, sean colmados por Su Paz, reconocidos por Su Amor y santificados por Su Espíritu, a fin de que cada una de sus vidas, las de los fieles a Mi Proyecto, también hagan méritos para los que lo necesitarán en el momento más culminante de la humanidad, cuando ya el Cielo y la Palabra de Dios se hayan recogido del mundo para siempre.

Es allí, en donde Yo los probaré uno a uno, cara a cara, y podré ver con Mis propios Ojos qué han hecho de Mis tesoros, y vendré a buscar los talentos y los dones que he dejado en sus corazones para que Yo pueda repoblar la Tierra de seres humanos de paz, de almas que comprendieron, más allá de todo, el mensaje que ha traído el Cielo en estos últimos doce años.

Cuando se cumpla el ciclo todo sucederá, así como está escrito. Pero las almas que se ofrezcan a Dios de verdad, aunque imperfectas, cambiarán los acontecimientos, así como muchos santos y buenos servidores de la paz cambiaron los acontecimientos, a lo largo de la historia de la humanidad.

Pero nunca se olviden que este es el último tiempo, el tiempo definitivo.

Ofrezcamos a Dios los cálices vacíos de sus corazones para que, en esta hora y a las puertas de la Nueva Jerusalén y dentro de esta Semana Santa, concelebrada con todos los que escuchan y están presentes de corazón, el mundo reciba la intervención del Universo para que sea curado y reencuentre el camino que una vez perdió.

“Oh, Amado Señor del Universo que a través de Tus ángeles, santos y bienaventurados, a través de todos los seres de buena voluntad presentes en este planeta, sea bendecido este altar que en estos ocho días representará una pequeña parte de Tu Obra, de Tu grandiosa Obra, en todo el Universo. Amén”.

“Bendice esta agua, Señor, que es el primer elemento que Tú has creado en este mundo para que las almas, en este momento, vuelvan al Vientre de la Madre de Dios, se sientan contenidas, amadas y amparadas por el gesto maternal del Purísimo Corazón de la Virgen Santísima. Que esta agua bendiga y purifique a todo el planeta, bajo Su poder espiritual”.

Mi Madre Me purificó en el Templo, a días de haber nacido en Belén. Hoy Yo los purifico, pero también los bendigo en el Templo de Dios, en la Casa de Nuestro Padre Celestial, para que reciban Su Gracia y la fuerza de la transformación para estos tiempos.

Israel hoy se levanta en espíritu. Las tribus que crecieron y se expandieron por la Tierra glorifican el nombre del Señor. Y a pesar de los tiempos de oscuridad, las almas reconocen la Venida del Señor, el Retorno del Hijo del Hombre en estos tiempos críticos.

Bienaventurados sean los que escuchan la Palabra del Señor y la viven plenamente en su día a día, para reconocer siempre el Retorno de Cristo en cada corazón. Amén.

Y habiendo purificado a los apóstoles de los últimos tiempos, los invito a estar en Mi mesa, en la mesa del Santísimo Sacramento, para decirles nuevamente que hoy vuelvo a tomar el pan y lo ofrezco a Dios por la redención del género humano, para que sea bendecido y transubstanciado en el glorificado Cuerpo de Cristo. Y así, se los entrego diciéndoles: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que es hoy entregado por el mundo para el perdón de los pecados".

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.

Amén.

Y hoy tengo entre Mis Manos cada uno de los cálices vacíos de sus corazones, y llenados por este vino de la renovación los ofrezco al Padre, para que sean bendecidos y transubstanciados. Y enseguida, se los entrego nuevamente a cada uno de ustedes, diciéndoles: "Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, Sangre que hoy es derramada espiritualmente sobre el mundo para la remisión de todas las faltas. Hagan esto siempre en Mi memoria".

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.

Amén.

El Cuerpo y la Sangre de Cristo. Que sean felices los que son llamados a servirse de este Sacramento, para que descienda la Misericordia de Dios y las almas se exalten en gozo y alegría, hasta el retorno de su Maestro y Señor.

En unión al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, unidos a todos los que escuchan en los cuatro puntos de la Tierra, unidos a Mi Corazón Misericordioso y Eucarístico, a través de la fuerza y el poder de la oración, decretemos la oración que Yo les enseñé en el Monte de las Bienaventuranzas.

Padre Nuestro.

Vamos a hacer la oración en inglés.

Padre Nuestro (en inglés).

Que la Paz descienda a la Tierra.

Renovados por la fuerza de este Sacramento que los renueva en la vida espiritual, interior y física, reciban este impulso espiritual como preparación para caminar Conmigo durante esta Semana Santa a fin de revivir los méritos de la dolorosa Pasión de su Señor.

Agradezco la apertura y la disposición de los que escuchan, porque una Voluntad muy grande se está viviendo en este momento, y aunque sea desconocida, les prometo que la conocerán en poco tiempo.

En oferta por todos los que se ofrecieron en esta tarde como cálices vacíos, como corazones abnegados, y antes de que Me eleve al Cielo, lugar del cual provengo para visitarlos, escucharemos una oferta que también toca el Corazón de su Redentor, llamada “Tú eres el Rey”.

Les agradezco, y que la paz esté en ustedes para que la paz esté en el mundo, en las almas que más sufren.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 25ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Las señales del tiempo ya fueron escritas y ahora estas se revelan para los tiempos que llegarán.

Los libros se abren ante su presencia y los sellos ocultos del Cielo son revelados para que los acontecimientos sucedan sobre la faz del planeta.

Mas la fe será la templanza para alcanzar el paraíso, y su persistencia se encontrará en seguir el camino ciegamente, aquel que les indica el Pastor, el que viene al fin de los tiempos, para manifestar Su gloria en los nuevos espíritus redimidos.

Ayer les entregué una parte de ese secreto. No es de importancia, compañeros, que sus corazones comprendan las Escrituras del Universo.

Es importante, compañeros, que sus espíritus se adhieran a las Leyes que Yo les manifiesto, para poder vivir en el Corazón de Dios.

Porque si ustedes viven los Mandamientos, las Leyes básicas proclamadas a Moisés, podrán vivir las Leyes que vendrán, aquellas que permearán el planeta, dentro de su nuevo tiempo cósmico, cuando el real tiempo del Universo vibre en sus células para encontrar el Reino de Dios, el cuál muchos están perdiendo por la severidad de estos tiempos, que compromete a las almas a seguir otros caminos, que no son de la Voluntad de Mi Señor.

Yo vengo a recordarles los Mandamientos y las Leyes, para que a tiempo puedan corregir sus vidas. Así, Mi Corazón se permeará en ustedes. Seremos uno en este nuevo Proyecto y podré caminar a su lado todos los días de sus vidas para que no se sientan solos entre las tinieblas de esta humanidad.

Pero sepan que Yo Soy esa Gran Estrella, que puede brillar fuertemente en sus corazones. Lo más importante para este nuevo tiempo que llega, después del día 8 de agosto, es que vivan esa comunión perfecta Conmigo y que recuerden unificar esa comunión con sus semejantes, amándolos cada día más, perdonándolos, aceptándolos y viviendo la cruz que ellos llevan, que es más pesada que la de ustedes.

Por eso, compañeros, Yo vengo a recuperar en sus vidas algo que aún no ha enseñado la humanidad que es el espíritu de la fraternidad, el cual muchas veces olvidan por la superficialidad de la vida, los compromisos que adquiere con esta vida material.

Esta fraternidad, de la cual Yo les hablo hoy, se trata de la unificación de sus corazones con el Propósito de Dios. Por eso, Yo vengo a estar en medio de ustedes, en esta jornada especial de oración y de paz, para que de esta casa santa ustedes salgan de aquí más fortalecidos y puedan corregir sus caminos.

Porque en verdad les digo, compañeros, que sus corazones saben lo que no está bien, lo que no hace bien a Mi Corazón Misericordioso cuando toman acciones tan normales y tan comunes para estos tiempos. 

Pero Yo vengo a entregarles, compañeros, esa posibilidad, abriendo la puerta catorce de Mi Corazón para que los últimos puedan entrar en Mi Proyecto Redentor y que esté formado plenamente, no solo por servidores y colaboradores de Mi Misericordia, sino por todo el mundo, que en verdad no aspira a estar Conmigo, porque las cosas que Yo prometo son para el próximo tiempo de la humanidad.

Pero Yo vengo a recuperar de sus vidas, aquellos tesoros que una vez conocieron en sus corazones, lo que ustedes conocen como talentos, que serán de tanta urgencia y necesidad para que Mi Proyecto se pueda cumplir en esta humanidad. Si Yo no cuento con sus talentos, más allá de sus destrezas, ¿cómo se cumplirá la Obra de Dios en esta humanidad no redimida?

Hace 2000 años atrás encarné entre ustedes en Espíritu de Vida, de Misericordia y de Redención, para que a través de la instrucción de Mis parábolas y de los prodigios y milagros de Amor, ustedes pudieran evolucionar hacia el Espíritu de Dios y pudieran ser una civilización contemplada por la Fuente Única como un proyecto verdadero y eficiente, que aún no ha terminado.

El Omega aún llegará. Ustedes están cumpliendo esa promesa. Están cruzando una transición, que recién está en los primeros pasos de esta humanidad. Se enfrentarán a cosas desconocidas, verán cosas desconocidas, sentirán cosas desconocidas. Pero si están unidos a Mi Fuego Redentor y se dejan quemar por Mi Fuego Divino para que sus partículas se transfiguren, Yo podré mostrarles el verdadero camino y no perderán esta última barca que pasa para llamar a los últimos, aquellos que formarán la legión de los 144 000.

Hoy ante ustedes manifiesto, a través de Mi Corazón, la Estrella de la Luz, para que sea el símbolo de su guía y nunca pierdan la aspiración de encontrar Mis mundos sutiles, donde permanece el Reino de Dios junto a sus ángeles y arcángeles y a las humanidades que se santificaron en el nombre del Señor.

Ustedes deben llevar hacia sus orígenes, hacia ese paraíso infinito e interior, una excelente experiencia de vida, que tenga los mejores frutos, a través de su experiencia de fe y de unidad.

Yo necesito que estén unificados no solo en la oración, sino también en la vida diaria; que ustedes se unifiquen con sus familias para que ellas salgan del camino de la perdición que ofrecen estas modernidades del fin de los tiempos, olvidándose así de Mi Evangelio, que es la primera Ley de su vida y que ustedes deben aprender antes de su muerte; sino, ¿en dónde quedará ese tesoro que Yo sembré en ustedes hace tanto tiempo?

Yo prometí a Mis discípulos, a los profetas y patriarcas antes de Mí, a través de Mi Espíritu Divino, el Espíritu de Dios, que Yo retornaría en este tiempo, después de Mi Muerte y Resurrección, para traerles una palabra renovadora, un conocimiento celestial verdadero y cada vez más profundo para sus vidas.

Yo sé, queridos compañeros, que en este momento les digo muchas cosas y que sus mentes aún no pueden comprender absolutamente nada. Es en sus corazones donde está Mi Savia de Vida, es en sus corazones donde puede morar Dios, el Todopoderoso, que Yo traigo en este tiempo para que lo puedan reconocer a través de Mi Corazón Glorificado.

Escuché sus intenciones, recibí sus plegarias y hoy abro Mis Brazos; extiendo Mis Manos hacia ustedes bendiciéndolos con Mi Manto dorado de Luz, que representa la protección de Mi Gloria sobre ustedes, lo que los hará invisibles delante de los engaños de Mi adversario.

No dejen de orar, así como Mi Madre se los ha pedido. Los tiempos cambiarán rápido, como así está sucediendo hoy. Es algo que deben percibir pronto y no tomar las señales de la naturaleza como algo normal. El mundo enfrenta su primera transición, pero no sabe cómo será.

Aquel alma que ore de corazón, que devotamente se una a Mi Espíritu Misericordioso, sabrá donde estar y qué hacer en el momento justo, porque Yo la guiaré para que ingrese en Mi Corazón a través del portal que hoy les abro, el portal de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, principio inmaculado de Dios para las criaturas de la Tierra.

Y hoy estarán frente a las enseñanzas que Yo les entregué una vez, que son los Sacramentos; renovación de sus espíritus y en consecuencia, de sus almas, de su vida material.

En todo este misterio del Sacramento de Mi Amor, se encuentra el principio de la renovación de su fe y de su esperanza, para que puedan cruzar el fin de los tiempos  valientes y siempre reconocer al Padre Celestial en todas las cosas, en todos los aprendizajes de sus vidas y en todos los tiempos.

Yo no vengo a pedirles que hagan cosas difíciles. Yo les vengo a enseñar para que hagan cosas simples, porque allí está Dios con Su Espíritu de humildad, permeando todas las cosas, en todos los momentos de la vida.

Si confían, estarán haciendo lo correcto. Si siguen Mis Pasos, no perderán la senda porque siempre verán Mis Pies caminando delante de ustedes hacia el Propósito.

Bendeciremos los elementos sagrados como así Yo se los enseñé a los Apóstoles en Jerusalén. Recuerden este momento, el momento en que Yo fui bautizado y pedí que los Míos bautizaran en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Así, Yo Me hice Vida en ustedes a través de la Comunión. Yo lavé su pasado lavando sus pies con Mi Agua de Vida. Y a través de Mis Apóstoles, Yo los ungí para liberarlos del espíritu de la impureza.

¿En qué piensan mientras Yo estoy presente?

Deben estar unidos a Mí para vivir este momento como algo verdadero, para que, a través de este encuentro, sus corazones estén plenos en Mí. Así, todo se cumplirá como en el Cielo y en la Tierra.

Ante los ángeles del Cielo bendeciremos. Usufructúen de este momento, para que reciban su parte interior.

Padre Nuestro en arameo, en español y en portugués.

Madre María Shimani de Monserrat:
"Madre Clara, por favor, ¿puede presentarse en la Casa de Oración".

Canción: "Consagración de Santa Clara".

Canción: "Hijo Supremo de Dios...".

Los Sacramentos son oportunidad de renovación para las almas y un principio de redención para todos los seres, para los que lo viven en la sinceridad y en el amor del corazón, en donde Yo siempre estoy presente en todos.

¡Les agradezco!

Vayan en paz, por haber orado Conmigo, por ayudar al planeta en la aspiración de la nueva humanidad.

Yo los bendigo hasta un nuevo encuentro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Que suenen las campanas para Mi Ascensión.

"Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya"

Fray Elías del Sagrado Corazón:
"Hermanos: en señal de recepción"

"Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya"

Fray Elías del Sagrado Corazón:
"Llevamos las manos a nuestro corazón y agradecemos".

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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