Hoy abro Mis brazos en forma de cruz para que vean la grandeza de Mi Inmaculado Corazón, que es infinito y sublime ante los ojos humanos, que no tiene límites y que abarca muchos Universos más allá de este planeta y de esta humanidad.
Este es el poder sublime de Mi Inmaculado Corazón que Yo ofrezco todos los días a Mis queridos hijos del mundo, porque quien vive en Mi Corazón siempre encontrará la paz y la misión que ha venido a cumplir ante Dios.
Hoy vengo a São José do Rio Preto para poder entregarles Mi Corazón Inmaculado como el emblema y el trofeo para el fin de los tiempos, delante de esta transición planetaria que cada día se agudiza más, no solo en la consciencia humana, sino también en los Reinos de la Naturaleza.
La Madre Tierra está en el momento de su gran parto y la humanidad se movilizará.
Ella sentirá profundamente el nacimiento de la nueva humanidad, después de que todo se purifique.
Hoy abro las puertas del Reino de Dios para que sus corazones se eleven y sean depositados por Mí misma en el Altar Sagrado del Padre Creador como el mayor ofrecimiento para la redención de sus vidas, la conversión de sus corazones y por el momento de paz que hoy vienen a vivir Conmigo y en Mí.
Hoy estoy con todas las naciones del mundo. No solo con ustedes, queridos hijos, sino también con Mi amada Portugal, abriendo el Reino de la devoción de Mi Corazón para que las almas se animen a vivir la oración de estos tiempos, para que la paz se establezca en toda la humanidad.
Así como Yo estoy con ustedes, queridos hijos, estoy con cada hijo de este planeta que en esta hora culminante, se une a Mi Corazón, a Mi Luz, a Mi Verdad, a la Cura que Yo traigo para todos.
No hay dolor humano que Yo no pueda cicatrizar cuando sus corazones se entregan a Mi Corazón.
Yo los voy transformando de a poco, en aquel modelo perfecto que Mi Hijo espera ver al servicio del Padre, de todo el Universo y especialmente de esta humanidad.
Hoy, en el silencio de Mi Espíritu, observo a todos Mis hijos del mundo, a todos los peregrinos que visitaron Mis santuarios para honrarme y glorificarme como la Madre de sus vidas, como la Patrona de cada nación, como la Gobernanta de las consciencias de este mundo, como la Estrella Guía de la Paz.
Hoy he venido también a consagrarlos al Espíritu de Dios con la esperanza, queridos hijos, que reencuentren la paz y la reconciliación con el Padre Eterno, por todas las almas del mundo que se apartan del Padre y cierran su corazón al estar viviendo el dolor y el sufrimiento.
Yo Soy la Inmaculada Madre que alivia el sufrimiento espiritual de la humanidad. Por eso, queridos hijos, si se unen a Mí en oración, Yo siempre podré entregarles Mis Gracias y guiar sus caminos, para que Mi adversario no pueda acercarse a la humanidad.
Ustedes saben, Mis pequeños, que estamos en un tiempo de grandes batallas, el triunfo de la Luz es determinante y la participación de sus vidas es importante para que esta Obra de Mi Paz se pueda construir y reconstruir en el mundo, a través de todos los servidores que siguen a su Madre Celeste en este último llamado para la humanidad.
Hoy repito para ustedes un mensaje que Yo ya he dado, porque deben escucharlo con el Corazón. Él debe ser la semilla del nuevo tiempo para que pueda florecer y dar sus frutos en honra al Creador, quien es muy olvidado por la consciencia de la humanidad.
En este día 13 de octubre, queridos hijos, quiero llevarlos a los jardines de Mi Reino de Lys Fátima; que puedan ver nuevamente la puerta que se abre ante sus consciencias y así, puedan ingresar en simplicidad y amor para que nuevamente despierte la pureza original, la pureza que sustentará al planeta y a muchas almas de este mundo que niegan a Cristo y que niegan a Dios todo el tiempo.
Es a través de su pureza que alcanzarán la perseverancia, el triunfo espiritual para sus vidas, la concreción de la misión personal para cada ser.
Es el Reino de Lys Fátima que les abre sus puertas para que sus corazones puedan vivificar Mi Espíritu Inmaculado y en esta comunión perfecta, todos estemos en el Padre Celestial, que en esta hora y en este momento, a través de Su sierva fiel escucha la voz de sus corazones, las súplicas que han elevado al Reino de Dios, por este proyecto de la humanidad, por este Plan de Dios que Él ofrece al mundo para la redención de las consciencias y la conversión de los corazones.
Como he hecho en otros tiempos, queridos hijos, así como lo hice en Fátima, vengo a pedirles la oración por la paz y por el fin de la guerra humana, para que triunfe Mi Inmaculado Corazón no solamente en sus vidas, sino en todas las naciones del mundo, especialmente en aquellas naciones que aún no Me aceptan.
Yo Soy esa gran Consciencia que encarnó en la humanidad como la Madre de Jesús para demostrarles a todos que Dios, en Su Humildad y en Su infinito Amor, se manifestó en Mí a través del Espíritu Santo.
Hoy les vuelvo a derramar, queridos hijos, los siete Dones del Espíritu Santo.
Pero a pesar de que no los comprendan, siéntanlos en el corazón para que ellos puedan despertar y ofrecer al mundo una sagrada y última oportunidad de volver a mirar a Dios y de nunca olvidarse de Su Universo, de Su profundo Reino de Amor y de Su Cósmica Consciencia.
Yo Soy la Reina de todos los ángeles, que hoy trae a Sus coros para que canten junto a ustedes el Himno de Mi Paz, por medio de la oración del corazón y de la fe de sus consciencias.
Quiero de este lugar, un santuario de muchas oraciones.
Quiero de esta ciudad una columna de Luz para el mundo, constituida a través de sus corazones, de sus oraciones y del servicio a los Reinos y a la humanidad.
Los invito así, queridos hijos, a orar por sus semejantes, por todos aquellos que desconocen y que en este día no tienen la Gracia de poder recibirme como ustedes.
Quiero que se consagren a San José Castísimo.
Quiero de esta ciudad, que sea consagrada al Castísimo Corazón de San José para que el Padre del Amor, Mi santo esposo, los pueda guiar por el camino de la simplicidad, del bien y de la caridad, por todos los que sufren el fin de los tiempos.
Los uno a Mi Universo de Amor y les entrego todo lo que tengo y un poco más, para que se animen a estar Conmigo, incondicionalmente.
Mientras estoy con ustedes, estoy con todos Mis hijos, en cada parte de este planeta, que necesitan del alivio para su gran sufrimiento.
Yo Soy la Inmaculada Madre que les trae la Paz, la alegría de vivir en Dios y de retornar a Su Reino en consciencia de oración, de servicio y de hermandad, por todos los que no lo viven.
Y hoy quiero que vengan aquí los que consagraré, para que pueda bendecirlos en nombre de la humanidad.
Mientras estoy aquí contemplen Mi Corazón Inmaculado, que se ofrece como testimonio de amor para el mundo, como reparación de todas las vidas de la Tierra, principalmente de los que no viven la paz y están desesperadas en su sufrimiento y dolor.
Yo Soy la Inmaculada Madre que alivia el sufrimiento profundo de las consciencias.
Soy la Fuente de todas las Gracias.
Soy la reparación interior del corazón humano.
Hoy les he pedido que estén a los pies de Mi altar por todos aquellos que no están, que no adoran a Dios, que no aman a Dios y que tampoco lo esperan, así como dice la oración del santo ángel.
Juntos diremos esta oración, queridos hijos, uniéndonos al Santuario de Fátima, en Portugal y abriendo la fuente de amor de nuestro corazón para que esa fuente sea derramada sobre el mundo y las almas alcancen la salvación.
Así como los tres pequeños pastores, recen, sean como niños, sientan la pureza de sus corazones retornando en este momento. Perdonen, pidan perdón. Reconcíliense. Olviden el pasado y vivan el eterno presente, que es la eterna Gracia de Dios que a través de la Santa Madre del Padre retorna a ustedes, para colmarlos bajo el Espíritu de la Luz y del Amor de Dios.
Mi Dios, yo creo en Ti... (x3)
Vamos a hacer el instrumental de los Hijos de María.
Mis amados hijos, Yo Soy igual a esta Luz que brilla en los abismos de la Tierra para rescatar a las estrellas caídas. Yo las busco, una a una, por los caminos de la perdición, de la oscuridad, por los caminos de la falta de amor.
Yo desciendo como Luz al mundo trayendo el Corazón de Mi Santo Hijo, para que Él se vivifique en las consciencias de la Tierra.
Es esta Luz de Mi Inmaculado Corazón que todos los días, a través de sus oraciones y súplicas, desciende a la humanidad para concretar su salvación y redención.
Que todas las naciones del mundo, que todos los Hijos de María que hoy se consagran, confíen en esta perpetua Luz, en este fiel testimonio de amor que se enciende como una llama en sus corazones, porque al final de todo, queridos hijos, Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Canten con amor este Himno para que el Espíritu Santo también los bendiga.
Hoy Me retiro de esta ciudad con inmensa alegría, viendo brotar en Mis hijos las semillas de luz, las células de Dios en las consciencias humanas.
Mi Luz sea en este manto celeste para que cure sus cuerpos, sus espíritus y consciencias.
Mi Luz sea en este manto celeste para que para que nazcan los pacificadores del Rey Universal.
Que así sea.
Siempre recuerden Mi Inmaculado Corazón. Es el abrigo para su sufrimiento. Él es el refugio para sus vidas.
Les agradezco por responder y concretar Mi llamado, y por ayudarme a llegar a Centroamérica.
Sean una hermandad, un solo corazón, una sola consciencia de luz en todas las naciones del mundo.
Los amo y los bendigo.
Por la autoridad que Dios Me ha dado, disuelvo sus pecados y renuevo su fe en la esperanza mayor de Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Queridos hijos, hoy, los invito nuevamente a la oración, al ayuno y a la paz. Por esos tres caminos, queridos hijos, encontrarán la salida y la salvación.
Queridos hijos, Yo los estoy llamando en un momento importante de estos tiempos, como Reina de la Paz les traigo Mi Reino; porque, hoy, sus corazones entraron a Mi Reino. Mis cuentas de oración han orado por todos ustedes y por los otros hijos que hoy no están aquí.
Queridos hijos, la humanidad es una sola y ella, por sí misma, deberá alcanzar la conversión; como Mediadora los ayudaré a dar los pasos tan importantes para alcanzar el Cielo.
Hoy, estoy con ustedes, como parte y miembro de la humanidad. El Gran Consejo del Cielo los está observando con mucho amor, porque sus pequeños espíritus deberán aproximarse nuevamente a Dios.
Hoy, estoy también nuevamente con ustedes, queridos hijos, por un motivo especial: que pueda despertar la paz en sus corazones y en el corazón de todas las familias.
Es importante que la unidad se establezca en estos tiempos, en los que Mi Hijo y Dios Me envían a las grandes ciudades por una importante tarea espiritual con todas las almas.
Mientras sus corazones reciben los rayos de Mi Gracia y Misericordia, cuando Mi Inmaculado Corazón está presente, Mi Gran Conciencia Maternal toca los corazones de los que aún no ven a Dios. Por eso, como Madre, los conduzco antes de la Venida de Cristo.
Dios necesita en este tiempo de corazones puros y humildes. Como lo anuncié en Fátima, hoy vengo a anunciarles algo más: estén en paz, queridos hijos, alivien sus sufrimientos en Mi Corazón Materno, ayunen y oren con el corazón.
Si ustedes ayunan con el corazón, sus pensamientos y sentimientos se calmarán y Yo podré interceder por sus consciencias. Como Reina de la Paz los conduciré al Reino de Mi Hijo; por eso, por una vez más Dios Me envía a preparar a Mis hijos en la Tierra. Todo el Universo del Padre observa con detenimiento, en esta noche, que sus corazones estén prontos para despertar.
Con Mi Consciencia, también viene hacia ustedes el Espíritu Santo, porque sus células y sus corazones deben despertar a lo nuevo. Todo en un ser debe ser removido para que pueda purificar su corazón y, así, reciba la Gracia y la promesa de los Cielos.
Queridos Hijos, Yo espero de ustedes todo lo mejor. Todos los días, entren en Mi Paz, amen Mi Paz y vivan en Mi Paz; porque así, Yo los podré acercar a Mi Hijo. Su Corazón Misericordioso espera de todos ustedes que puedan saciar la sed en la Fuente de la Misericordia.
Y hoy, como Madre de la Misericordia, les traigo los rayos de Mi Luz Celestial, los que Yo alcancé cuando estuve entre ustedes en la Tierra, solo por responder al Llamado de Dios con fe y con el corazón.
Necesito, queridos hijos, que despierten a tiempo. La Madre del Cielo los está llamando para algo importante: la oración por la humanidad. Si ustedes no oran, ¿cómo la humanidad podrá convertirse?
Mi Corazón Inmaculado derrama Su Luz día a día, abriéndoles nuevos caminos a las almas, para que ellas alcancen la redención, rehabiliten sus corazones en la confesión; porque en este tiempo todo será perdonado.
Queridos hijos, Yo los necesito en Mí, para que pueda derramar las Gracias en sus corazones. Si sus corazones no se abren a Mi llamado, ¿cómo podré entrar?
Por eso, nuevamente, vengo a guiar a la humanidad que está dormida y, en las cuentas de Mi Rosario, oro por todos ustedes para que puedan percibir la paz que viene del universo. Por eso, coloquen sus ojos en el Cielo y aparten sus miradas de todo lo que puede tentar al corazón. Únanse a Mí día a día, Yo estoy como Madre del Universo para corregir las leyes en sus vidas.
Por primera vez, queridos hijos, Mi Corazón Inmaculado se siente acogido por todos ustedes. Sé que muchos, hoy, aspirarían a poder verme; pero Yo les digo, queridos hijos, que Me podrán encontrar en la oración. Así, como Madre, preparé sus moradas para que pueda llegar Mi Hijo prontamente.
Enciendan en la oración al Cristo Interno, porque Mi Hijo está esperando poder retornar. Por eso, Dios Me envía una vez más, para que sus corazones puedan sentir Mi camino de Luz. Encuentro corazones heridos y corazones alegres.
Sé que todos ustedes, queridos hijos, tienen muchas intenciones para entregarle a Mi Corazón; por eso, Yo les pido en esta noche, hijos Míos, que depositen en Mi Corazón sus súplicas. Prometo que ayudaré a cumplirlas; pero, tienen como deber orar, permanecer constantemente en la oración del corazón.
También, como Madre, vengo a curar sus heridas profundas, para que pueda renacer el espíritu, aquel que necesita emerger antes de la Llegada de Mi Hijo.
En esta noche, Dios Me ha permitido acercarme a ustedes. Necesito que sean transmisores de Mi Amor Maternal.
Sé también, como Madre, que existen muchos corazones devotos y, por esa devoción del corazón, les agradezco por haberme honrado a lo largo de las generaciones. Así, Yo podré decirles, queridos hijos, y podré revelarles, en el Amor, que la promesa que el Arcángel Gabriel Me hizo, hoy está cumplida, por la honra que tienen los corazones hacia Mí. Necesito de ustedes en cada momento, quiero sostenerlos como sostuve a Jesús.
Como Madre quiero secar las lágrimas de sus rostros. Dios sabe que el mundo está sufriendo; por eso, Él envía a sus Mensajeros Divinos del Cielo para que todos lo puedan reconocer, como hace ya treinta y un años, en este año treinta y dos años, Mi Mensaje se propaga en toda Europa por Medjugorje.
Y por Gracia de Dios, a través de Mi oración constante por ustedes, Mi Corazón Materno cumple una profecía de Fátima: Mi visita a toda América.
Recurran a Mí cuando lo necesiten. Yo, como Madre, estoy aquí para escucharlos, necesito tener sus corazones en Mis Manos para que los pueda confortar y fortalecer, y así, en sus vidas, den los pasos hacia el Señor.
Nunca estuve tanto tiempo entre Mis hijos como ahora. Eso significa, queridos hijos, que todos ustedes, como humanidad, están en tiempos preparatorios. Por eso, traigo la Luz de los ángeles y arcángeles para que puedan despertar y reconocer la presencia de los ángeles en sus vidas.
Hoy, les dejo una invitación especial, hijos Míos, llamen a los ángeles, a los que Dios les encomendó sus vidas. Ellos están esperando poder guiarlos.
Queridos hijos, esa realidad existe desde hace mucho tiempo. Por las modernidades del mundo, los corazones no logran percibir esa angelical presencia. Los ángeles de Dios son los grandes mensajeros de Mi Corazón Materno. Estén atentos a esas presencias superiores. Ellos también socorrerán a la humanidad en el tiempo definitivo, así como la oración.
Queridos hijos, ejerciten el perdón, limpien sus corazones de toda mancha, porque así, Yo podré interceder por ustedes y un Reino Mayor los esperará en el Paraíso.
Dios quiere lo mejor para todos ustedes, queridos hijos, y Él Me ha enviado a lo largo de los siglos con el fin de corregir a la humanidad por la perdición que ella puede vivir al estar lejos del Corazón de Dios.
Hoy, los vengo a unir como Madre Misericordiosa al Gran Corazón del Padre. Dios está presente en Mí y Dios quiere estar presente en sus corazones.
Queridos hijos, están a tiempo de curar sus corazones. Mi Mensaje principal para estos tiempos es el llamado a la oración curadora y a la conversión de sus corazones. El mundo se está dividiendo, queridos hijos. Ustedes tendrán, a través de la oración, la oportunidad de unirse en hermandad y en fraternidad.
Por primera vez en la historia, queridos hijos, Mi Corazón Materno aparece en corazones que han escuchado Mi llamado. Por eso, hace ya algunos años, estoy constantemente con ustedes, para unirlos a la fe de Mi Corazón, para que así puedan alcanzar la Luz que ustedes necesitan.
Queridos hijos, espero a su corazón.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Hijos Míos, en esta noche, quiero iniciar un nuevo ciclo con sus corazones, ciclo en el que Mi ejército mariano es renovado por la respuesta de sus vidas.
Hoy, vengo a animarlos a responder a Mi llamado a la oración, a entregar día a día un instante de sus vidas al Señor para que, de esta forma, hijos Míos, sean intercesores junto Conmigo por la salvación y redención de las almas.
Espero que esta noche sea más que un momento extraordinario para sus vidas. Que sus corazones puedan llevar, a cada una de sus casas, la aspiración de tornarse un corazón orante, un ser que responde a la Voluntad de Dios, que camina lado a lado con el Señor.
Por eso, hijos Míos, en esta noche enciendan en cada uno de sus seres la devoción a Mi Corazón, para que esta llama no se apague y pueda proseguir mientras estén en la Tierra, para que el Plan de Dios se cumpla a través de sus corazones. ¿Ustedes se animan, hijos Míos, a responder a Mi llamado, a entregarle al Señor una oferta sincera del corazón?
Solo los invito a que confiesen sus faltas, a que ayunen con el corazón por la paz en el mundo. Cada uno de sus seres sabe en verdad lo que le puede ofertar al Señor. Solo les pido que hagan esta oferta verdadera y que sean, a partir de hoy, soldados de Mi ejército mariano, ejército que trabaja a través de la oración, de la conversión y de la paz, para que la paz que existe en el Reino de los Cielos se pueda expandir por el mundo.
Esta es la invitación que les hago: sean pacificadores para la Tierra.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Desearía mucho, queridos hijos, hacer un gran milagro, pero ya realicé muchos milagros a lo largo del tiempo, es momento de vivir en la oración. Eso es algo que les pide Dios a todos ustedes, así podrán comprender Mis Palabras profundamente y su propia fe confirmará la Presencia de Mi Corazón entre todos ustedes.
Ahora, queridos hijos, como un único rebaño de Mi Hijo Jesús, vengo en esta noche a absolverlos de todo pecado; para que, en la Presencia de Mi Hijo, sus corazones renazcan en Dios y por amor a Su Plan Mayor.
Recemos, queridos hijos. Abran su corazón a la presencia de Mi Luz, porque quiero guardar en ustedes el Espíritu Santo. Dios necesita que vivan en los dones de Su Gran Espíritu.
Recemos para que ellos despierten.
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Ahora, les pido, queridos hijos, que coloquen fe en la oración, porque así Dios los podrá escuchar.
Oración: Padre Nuestro (cuatro veces en portugués).
Queridos hijos, la oración del Ángel de la Paz, entregada en Fátima, los podrá corregir espiritualmente y sus faltas serán liberadas en el amor. Así, Mi Corazón podrá interceder también por ustedes.
Por tres simples veces, oremos juntos, para que Dios también nos escuche.
Hoy, sostengo Mi rosario por cada uno de ustedes.
Mi Dios, yo creo en Ti,
yo Te adoro, yo Te espero y yo Te amo,
y Te pido perdón por los que no creen en Ti,
no Te adoran, no Te esperan y no Te aman.
Amén.
(tres veces en portugués)
Queridos hijos, mientras el mal es vencido, por la intercesión de Mi Luz Maternal, Yo los absuelvo y los perdono en nombre de Mi Hijo Jesús, y que esta santa absolución prepare sus corazones para el regreso del Rey del Universo.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Pronto retornaré aquí, oremos juntos, la humanidad lo necesita y ustedes también.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mientras Mi Corazón Materno se eleva al Cielo, contemplando cada una de sus plegarias, les pido que guarden la Presencia del Espíritu Santo en el Corazón, como Ave Luminosa les traigo el Espíritu de Dios a sus vidas.
Y, en una Gracia especial, queridos hijos, llamo hasta aquí a todos los hijos que prepararon este Encuentro Conmigo, que dedicaron horas de sus vidas a Mi tarea universal. El gran mérito que ustedes reciben, queridos hijos, es Mi Paz y el Perdón Eterno.
Canten “El Vuelo del Espíritu Santo” y que sus consciencias despierten hacia esa Luz Mayor.
Queridos hijos, los amo con el Corazón.
Dios los bendiga.
Canción: “El Vuelo del Espíritu Santo”.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más