APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE SAN JOSÉ DE RIO PRETO, SAN PABLO, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Hoy abro Mis brazos en forma de cruz para que vean la grandeza de Mi Inmaculado Corazón, que es infinito y sublime ante los ojos humanos, que no tiene límites y que abarca muchos Universos más allá de este planeta y de esta humanidad.

Este es el poder sublime de Mi Inmaculado Corazón que Yo ofrezco todos los días a Mis queridos hijos del mundo, porque quien vive en Mi Corazón siempre encontrará la paz y la misión que ha venido a cumplir ante Dios.

Hoy vengo a São José do Rio Preto para poder entregarles Mi Corazón Inmaculado como el emblema y el trofeo para el fin de los tiempos, delante de esta transición planetaria que cada día se agudiza más, no solo en la consciencia humana, sino también en los Reinos de la Naturaleza.

La  Madre Tierra está en el momento de su gran parto y la humanidad se movilizará.

Ella sentirá profundamente el nacimiento de la nueva humanidad, después de que todo se purifique.

Hoy abro las puertas del Reino de Dios para que sus corazones se eleven y sean depositados por Mí misma en el Altar Sagrado del Padre Creador como el mayor ofrecimiento para la redención de sus vidas, la conversión de sus corazones y por el momento de paz que hoy vienen a vivir Conmigo y en Mí.

Hoy estoy con todas las naciones del mundo. No solo con ustedes, queridos hijos, sino también con Mi amada Portugal, abriendo el Reino de la devoción de Mi Corazón para que las almas se animen a vivir la oración de estos tiempos, para que la paz se establezca en toda la humanidad.

Así como Yo estoy con ustedes, queridos hijos, estoy con cada hijo de este planeta que en esta hora culminante, se une a Mi Corazón, a Mi Luz, a Mi Verdad, a la Cura que Yo traigo para todos.

No hay dolor humano que Yo no pueda cicatrizar cuando sus corazones se entregan a Mi Corazón. 

Yo los voy transformando de a poco, en aquel modelo perfecto que Mi Hijo espera ver al servicio del Padre, de todo el Universo y especialmente de esta humanidad.

Hoy, en el silencio de Mi Espíritu, observo a todos Mis hijos del mundo, a todos los peregrinos que visitaron Mis santuarios para honrarme y glorificarme como la Madre de sus vidas, como la Patrona de cada nación, como la Gobernanta de las consciencias de este mundo, como la Estrella Guía de la Paz.


Hoy he venido también a consagrarlos al Espíritu de Dios con la esperanza, queridos hijos, que reencuentren la paz y la reconciliación con el Padre Eterno, por todas las almas del mundo que se apartan del Padre y cierran su corazón al estar viviendo el dolor y el sufrimiento.

Yo Soy la Inmaculada Madre que alivia el sufrimiento espiritual de la humanidad. Por eso, queridos hijos, si se unen a Mí en oración, Yo siempre podré entregarles Mis Gracias y guiar sus caminos, para que Mi adversario no pueda acercarse a la humanidad.

Ustedes saben, Mis pequeños, que estamos en un tiempo de grandes batallas, el triunfo de la Luz es determinante y la participación de sus vidas es importante para que esta Obra de Mi Paz se pueda construir y reconstruir en el mundo, a través de todos los servidores que siguen a su Madre Celeste en este último llamado para la humanidad.

Hoy repito para ustedes un mensaje que Yo ya he dado, porque deben escucharlo con el Corazón. Él debe ser la semilla del nuevo tiempo para que pueda florecer y dar sus frutos en honra al Creador, quien es muy olvidado por la consciencia de la humanidad.

En este día 13 de octubre, queridos hijos, quiero llevarlos a los jardines de Mi Reino de Lys Fátima; que puedan ver nuevamente la puerta que se abre ante sus consciencias y así, puedan ingresar en simplicidad y amor  para que nuevamente despierte la pureza original, la pureza que sustentará al planeta y a muchas almas de este mundo que niegan a Cristo y que niegan a Dios todo el tiempo.

Es a través de su pureza que alcanzarán la perseverancia, el triunfo espiritual para sus vidas, la concreción de la misión personal para cada ser. 

Es el Reino de Lys Fátima que les abre sus puertas para que sus corazones puedan vivificar Mi Espíritu Inmaculado y en esta comunión perfecta, todos estemos en el Padre Celestial, que en esta hora y en este momento, a través de Su sierva fiel escucha la voz de sus corazones, las súplicas que han elevado al Reino de Dios, por este proyecto de la humanidad, por este Plan de Dios que Él ofrece al mundo para la redención de las consciencias y la conversión de los corazones.

Como he hecho en otros tiempos, queridos hijos, así como lo hice en Fátima, vengo a pedirles la oración por la paz y por el fin de la guerra humana, para que triunfe Mi Inmaculado Corazón no solamente en sus vidas, sino en todas las naciones del mundo, especialmente en aquellas naciones que aún no Me aceptan.

Yo Soy esa gran Consciencia que encarnó en la humanidad como la Madre de Jesús para demostrarles a todos que Dios, en Su Humildad y en Su infinito Amor, se manifestó en Mí a través del Espíritu Santo.

Hoy les vuelvo a derramar, queridos hijos, los siete Dones del Espíritu Santo.

Pero a pesar de que no los comprendan, siéntanlos en el corazón para que ellos puedan despertar y ofrecer al mundo una sagrada y última oportunidad de volver a mirar a Dios y de nunca olvidarse de Su Universo, de Su profundo Reino de Amor y de Su Cósmica Consciencia.

Yo Soy la Reina de todos los ángeles, que hoy trae a Sus coros para que canten junto a ustedes el Himno de Mi Paz, por medio de la oración del corazón y de la fe de sus consciencias.

Quiero de este lugar, un santuario de muchas oraciones.

Quiero de esta ciudad una columna de Luz para el mundo, constituida a través de sus corazones, de sus oraciones y del servicio a los Reinos y a la humanidad.

Los invito así, queridos hijos, a orar por sus semejantes, por todos aquellos que desconocen y que en este día no tienen la Gracia de poder recibirme como ustedes.

Quiero que se consagren a San José Castísimo.

Quiero de esta ciudad, que sea consagrada al Castísimo Corazón de San José para que el Padre del Amor, Mi santo esposo, los pueda guiar por el camino de la simplicidad, del bien y de la caridad, por todos los que sufren el fin de los tiempos.

Los uno a Mi Universo de Amor y les entrego todo lo que tengo y un poco más, para que se animen a estar Conmigo, incondicionalmente.

Mientras estoy con ustedes, estoy con todos Mis hijos, en cada parte de este planeta, que necesitan del alivio para su gran sufrimiento.

Yo Soy la Inmaculada Madre que les trae la Paz, la alegría de vivir en Dios y de retornar a Su Reino en consciencia de oración, de servicio y de hermandad, por todos los que no lo viven.

Y hoy quiero que vengan aquí los que consagraré, para que pueda bendecirlos en nombre de la humanidad.

Mientras estoy aquí contemplen Mi Corazón Inmaculado, que se ofrece como testimonio de amor para el mundo, como reparación de todas las vidas de la Tierra, principalmente de los que no viven la paz y están desesperadas en su sufrimiento y dolor.

Yo Soy la Inmaculada Madre que alivia el sufrimiento profundo de las consciencias.

Soy la Fuente de todas las Gracias.

Soy la reparación interior del corazón humano.

Hoy les he pedido que estén a los pies de Mi altar por todos aquellos que no están, que no adoran a Dios, que no aman a Dios y que tampoco lo esperan, así como dice la oración del santo ángel.

Juntos diremos esta oración, queridos hijos, uniéndonos al Santuario de Fátima, en Portugal y abriendo la fuente de amor de nuestro corazón para que esa fuente sea derramada sobre el mundo y las almas alcancen la salvación.

Así como los tres pequeños pastores, recen, sean como niños, sientan la pureza de sus corazones retornando en este momento. Perdonen, pidan perdón. Reconcíliense. Olviden el pasado y vivan el eterno presente, que es la eterna Gracia de Dios que a través de la Santa Madre del Padre retorna a ustedes, para colmarlos bajo el Espíritu de la Luz y del Amor de Dios.

Mi Dios, yo creo en Ti... (x3)

Vamos a hacer el instrumental de los Hijos de María.


Mis amados hijos, Yo Soy igual a esta Luz que brilla en los abismos de la Tierra para rescatar a las estrellas caídas. Yo las busco, una a una, por los caminos de la perdición, de la oscuridad, por los caminos de la falta de amor.

Yo desciendo como Luz al mundo trayendo el Corazón de Mi Santo Hijo, para que Él se vivifique en las consciencias de la Tierra.

Es esta Luz de Mi Inmaculado Corazón que todos los días, a través de sus oraciones y súplicas, desciende a la humanidad para concretar su salvación y redención.

Que todas las naciones del mundo, que todos los Hijos de María que hoy se consagran, confíen en esta perpetua Luz, en este fiel testimonio de amor que se enciende como una llama en sus corazones, porque al final de todo, queridos hijos, Mi Inmaculado Corazón triunfará.

Canten con amor este Himno para que el Espíritu Santo también los bendiga.

Hoy Me retiro de esta ciudad con inmensa alegría, viendo brotar en Mis hijos las semillas de luz, las células de Dios en las consciencias humanas.

Mi Luz sea en este manto celeste para que cure sus cuerpos, sus espíritus y consciencias.

Mi Luz sea en este manto celeste para que para que nazcan los pacificadores del Rey Universal.

Que así sea.

Siempre recuerden Mi Inmaculado Corazón. Es el abrigo para su sufrimiento. Él es el refugio para sus vidas.

Les agradezco por responder y concretar Mi llamado, y por ayudarme a llegar a Centroamérica.

Sean una hermandad, un solo corazón, una sola consciencia de luz en todas las naciones del mundo.

Los amo y los bendigo.

Por la autoridad que Dios Me ha dado, disuelvo sus pecados y renuevo su fe en la esperanza mayor de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.