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Queridos hijos:
Que la oración siempre los ayude a tener claridad y discernimiento ante los propios acontecimientos de sus vidas y del planeta.
La luz de la oración y su poder inextinguible pueden abarcar situaciones o aun realidades que a la vista parecerían no tener solución, y esto es proporcionado por la ciencia de la fe que es un don especial para Dios, para los ángeles y para todas las criaturas.
La fe hace de la oración un estado de comunión interna y verdadera con el Propósito Divino.
Así como la oración es la forma más perfecta y simple de comunicarse con Dios, la fe sostiene a través de su ciencia esa oferta del alma que sirve a través de la escuela de la oración.
En este momento planetario, la oración y la fe son las dos principales herramientas internas para saber atravesar el final de los tiempos y sobre todo para que, ante cada nueva decisión de vida, la oración y la fe, como dos potentes Rayos de Dios, impregnen las formas y todas las decisiones.
Recuerden que Mi Amado Hijo vivió en sí mismo, todo el tiempo, el contacto con el poder de la oración y de la fe y, sobre todo, Él ejercitó la unión con estos principios en los momentos más culminantes de Su vida, como lo fueron la agonía del Huerto Getsemaní, cuando cayó por tercera vez y Su profunda muerte y entrega en la Cruz.
Que el don, que otorga la oración y la fe, sea bien aplicado por los discípulos de Cristo a fin de que todo pueda ser renovado en esperanza y amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
El Señor, tu Dios, y Su Amado Hijo nunca mirarán tus pecados, sino los esfuerzos que tu corazón no hace, a fin de agradar a Dios.
El Señor, tu Dios, conoce tu destierro y también ha penetrado en tu desierto. Conoce lo que es árido en ti, pero también lo que es fructífero y da virtudes, dones y gracias a la Creación.
Camina en dirección a la senda del despojamiento y de la renuncia; y te aseguro, hijo Mío, que hallarás la libertad que tanto buscas.
Renuncia por tu Señor, renuncia a lo que más deseas de la vida y estarás en el camino del vacío y de lo incondicional.
Que tus pies no dejen de caminar hacia la Fuente, para poder beber de los Dones de Dios y de Su Gran e Infinito Vacío.
Quédate feliz y no triste por lo que hoy estás viviendo. Agradece a Dios cada prueba, cada desierto y cada desafío interior, porque en la nada hallarás a tu Maestro y Señor. Él te esperará con Sus Brazos abiertos y te librará del peso de las cadenas de tu cuerpo; porque el espíritu que habita en ti, que es inmaterial y divino, se fundirá en comunión con el Señor de las Alturas.
Celebra la hora de tu muerte espiritual, porque cambiarás de ciclo y nacerás a lo nuevo; ya no estarás en lo viejo, sino en lo renovado, porque el Fuego Divino de tu Dios habrá tocado lo más profundo de tu ser para hacerte resurgir de la nada.
No temas renunciar, no temas perder el control de tu forma y el accionar de tus ideas. Que tu vida definitivamente sea de Dios, para que el Todopoderoso pueda hacer de tu consciencia lo que una vez Él hizo de los pueblos y de los patriarcas.
Fúndete ahora en este gran misterio que está latente detrás de la Voluntad de Dios, parte del Amor infinito e invencible del universo, que hará de tu consciencia un nuevo ser a imagen y semejanza de tu Creador.
Que así sea.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a reencender el compromiso de ustedes con el Padre Celestial.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a encender los atributos que formarán parte de la Nueva Humanidad.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a sustituir los códigos viejos por códigos nuevos.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a intercambiar las faltas por Gracias extraordinarias.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a retirar de los abismos a los que esperan por liberación.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a establecer un tiempo más de paz interior.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a derramar sobre el mundo los Dones de Dios.
Con Mi Corona de doce Estrellas iluminada, vengo a reunir finalmente a las doce tribus de Israel.
Con Mi Corona de doce Estrellas, enciendo los Espejos Sublimes a fin de que la raza sea transmutada.
Con Mi Corona de doce estrellas, le ofrezco al Padre las oraciones de Mis hijos y, así, Él Me concede una expiación espiritual para aquellos que no la merecen.
Con Mi Corona de doce Estrellas, le traigo al mundo la Misericordia de Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado con perseverancia!
Los ama,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando Mi mirada se posa sobre la Tierra, ella viene repleta del Espíritu de Dios, para que la Fuente Divina de la Creación irradie Sus Dones y Su Luz hacia la Tierra.
El Espíritu Santo es la Conciencia viva de Dios que reina entre las criaturas, una parte Suya que existe para iluminar la materia y divinizarla.
El Espíritu de Dios desciende sobre los hombres en forma de aspiración, instrucción, Luz vivificadora que todo restaura. Se puede percibir la presencia de este Espíritu Santo en la iluminación del conocimiento, cuando se tiene claridad y comprensión de la Verdad; en la iluminación del espíritu, a través del espíritu de amor y humildad; en la iluminación de la materia, a través del renacimiento constante en Dios Padre.
El Espíritu Santo, hijos Míos, es la Fuente de eterna creación que permea los universos. El poder creador de los hombres proviene del Espíritu Santo, y para saber lidiar con ese don de crear, que los hace semejantes a Dios, es necesario invocar permanentemente a Su Espíritu.
En la vida de María, de Jesús y de José, perpetuamente reinaba el Poder del Espíritu Santo porque, aunque en verdad no lo conociéramos, lo invocábamos permanentemente hasta que, en el silencio y en la soledad, este Santo Espíritu se mostró a cada uno de Nosotros en secreto. Nuestros ojos se iluminaron por la presencia del Espíritu Santo y Nuestra mirada se tornó misericordiosa para siempre. Nuestras manos fueron bendecidas por el Espíritu Santo, y así como Jesús curaba, María consolaba y José traía gracias de caridad a todos los que tenían contacto con la materia de Su carpintería.
Cada ser que recibía de José, siempre de gracia, algún bien hecho por Él, recibía del Espíritu Santo una Gracia especial. En las mesas, que Él hacía, se manifestaban los alimentos que las familias necesitaban; las herramientas para cultivar hacían nacer del suelo plantas saludables y abundantes para que todos se pudieran alimentar, y así cada instrumento que Él creaba en Su carpintería llevaba Gracias misteriosas a los que los recibían.
Los niños que eran instruidos por José, eran instruidos sobre todo en el amor y en el poder de creación a través de este Amor. José, pleno del Espíritu Santo, enseñaba a los niños a obrar con caridad y a crear como los ángeles, a vivir en silencio, en castidad y en oración y, muchos de los que Él educó en Su carpintería, se tornaron discípulos amados de Jesús.
El Espíritu Santo obraba de diferentes formas en aquella simple familia, siempre en secreto, siempre en silencio. El silencio es la primera llave para los que buscan al Espíritu de Dios; la soledad con Dios es otro paso que debe ser dado por el alma de aquel que aspira a unirse a Su Santo Espírito, porque los misterios más preciosos de esta vida sobre la Tierra son revelados en el silencio del propio corazón.
El Espíritu Santo se da a conocer a aquellos que aguardan Su presencia con simplicidad, que mantienen el alma unida a Dios y que, en la Tierra, obran con caridad, humildad y silencio.
Para alcanzar la Gracia de la eterna presencia de este Espíritu se debe aspirar eternamente a estar con Él y a vivir en Dios; y cuando la mente aspira, las emociones aspiran y el alma también aspira. De esa forma, ejercítense en la caridad y en el silencio, ejercítense en la oración y en la paz, en la comprensión y admiración del prójimo; así alcanzarán un espíritu humilde, y el Espíritu de Dios, al fin, podrá aproximarse a sus corazones.
Yo los bendigo siempre.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más