MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Crecer humana y espiritualmente es contemplar todos los días no solo las propias responsabilidades, sino también y, sobre todo, las realidades espirituales, el conocimiento y la Instrucción que provienen de la Jerarquía.

De esa forma, consolidan en la consciencia la enseñanza, y ella se torna una experiencia que madura al ser y lo une a Dios y a Su Propósito.

Meditar sobre las Instrucciones que Dios les entrega todos los días es la parte elemental del camino de maduración de la consciencia. Es el primer paso para tornarse adulto en la vida espiritual y un ser humano pleno de Dios y no de sí mismo.

Es por medio de la Instrucción de la Jerarquía que desarrollarán en sus seres la capacidad de discernir, de decidir, de auxiliar, de conducir a los seres por el camino correcto, de mantenerse en la Voluntad Divina, a pesar de todos los desvíos del mundo.

Y no hablo de leer o de escuchar. Hablo de meditar, de sentir y de buscar comprender; hablo de intentar encontrar en la vida las oportunidades para practicar la Instrucción, hablo de tornar vivos los impulsos de Dios y hacerlos carne en ustedes cada día.

Es así, hijos, que podrán crecer, humana y espiritualmente, todos los días un poco más.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Reciban en sus corazones Mi amor, Mi paz y Mi reverencia, pues hoy las reverencio, madres y compañeras de Cristo, espíritus de amor y de abnegación que, a lo largo de su evolución, dejaron impreso en la Tierra el sudor de su esfuerzo por corresponder a Dios y manifestar Su Plan.

Hoy las reverencio, porque, a pesar de las dificultades humanas, buscan servir y renunciar hasta el último instante de sus vidas. 

Hoy las reverencio, porque en sus consciencias se guarda un legado único; en el espejo de sus corazones se refleja la historia de la redención de la humanidad, la manifestación del Plan de Dios, que, a lo largo del tiempo, fue transformándolas, para que, como parte de la humanidad, siempre correspondieran a la Voluntad Divina. 

Hoy las reverencio, madres, compañeras y esposas de Cristo, pues, con su amor, mantienen vivo el legado de la Jerarquía en la Tierra y, hasta el último instante, dejan para los que llegan detrás de ustedes toda la enseñanza que aprendieron y que vivieron a lo largo de sus vidas. 

Hoy Yo quise estar aquí y, como un movimiento interior, reunirlas bajo Mi presencia, para darles las gracias por sus vidas y por su existencia y dejarles abierta la puerta hacia el nuevo tiempo, en el cual tendrán nuevos y eternos hijos y compañeros. 

Así como Yo reverencié a María Santísima en cada instante de nuestras vidas, hoy vengo a reverenciarlas y a decirles, que no importa si nadie las ve o si el servicio que hoy prestan es simple y muchas veces silencioso; Dios contempla su esfuerzo y sabe de la eterna renuncia que viven en este tiempo. Que la entrega sea su eterna compañera, que la renuncia y la humildad sea su servicio en este tiempo.

Mayor que cualquier misión humanitaria en los lugares más miserables de este mundo, es el servicio de un alma sincera que, con amor, entrega cada instante de su vida a Dios, aunque solo el Creador sea conocedor de su entrega.

Hoy vengo para renovar sus votos, votos perpetuos de amor a Dios, para que comprendan que su misión ahora es entre cada una de ustedes y Dios. Renunciando verdaderamente y siendo humildes de corazón mantendrán abiertas las puertas que unen a la humanidad con el Padre, y eso es lo que más importa en este tiempo. 

Les dejo Mi bendición de Amigo y Compañero, pues con ustedes camino hace mucho tiempo y seguiré caminando por los mil años de paz y hasta el triunfo del Amor en la Creación Divina. 

Les agradezco por estar aquí y por ser incansables en la fe y en la unidad con Dios. Reciban Mi amor y Mi reverencia.

Su Compañero y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL BALNEARIO EL CÓNDOR, RÍO NEGRO, ARGENTINA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Escribe en el espejo de tu corazón cada instante vivido con Dios y con Sus Mensajeros. Comunica al Universo, a toda la Creación, la historia de la redención de la humanidad. Vive este último ciclo de Misericordia, aprovechando cada segundo para el fortalecimiento de tu espíritu, para la consolidación de la unión de tu corazón con el Corazón de la Jerarquía.

Escribe en el espejo de tu corazón la historia de la redención de la humanidad, siendo tú mismo parte de esa redención. Graba en lo profundo de tu esencia los momentos en los que las Puertas de los Cielos se abrieron delante de tu corazón para que, en la hora más aguda de la Tierra, puedas contemplar el espejo en tu interior y recordar el propósito de tu existencia.

Recuerda, hijo, que eres parte de un Todo que está más allá de la vida en la Tierra; un Todo que es la Creación Divina misma, la Consciencia de Dios manifestada en toda la vida.

El espejo de tu corazón es como una parte de un rompecabezas infinito, que guarda en sí el Plan de Dios. Él es la puerta que te conduce a retornar al Origen, que te conduce hacia la Fuente en el Corazón del Padre.

Ejercita contemplar tu propia esencia en el espejo de tu corazón y, buscando conocer la verdad sobre ti mismo, que tu corazón se adentre en la verdad superior de la existencia, en la verdad que es la propia Consciencia Divina.

En el espejo de tu corazón se concentran todas las gracias que recibiste a lo largo de tu evolución, y debes disponer de esas gracias cuando el mundo esté en el ápice de su prueba, pues para eso las recibiste.

Orarás unido a Dios y encenderás en tu pecho el espejo de tu interior, encendiendo una luz en la oscuridad del mundo. En silencio, en la sinceridad de tu corazón, ofertarás toda la Misericordia que recibiste para que, en el tiempo de la justicia, las almas reciban una nueva oportunidad. La vida necesita un nuevo norte, un nuevo camino para reconstruirse, y cuando todo hubiera pasado, mirarás en el espejo de tu corazón y encontrarás allí los patrones de la nueva vida, que fueron depositados en tu interior cuando estuviste delante de Dios y de Su Fraternidad de la Luz.

Todo lo que precisas se guarda en el espejo de tu corazón, pero para que encuentres estas llaves necesitas conocer esta herramienta divina, amarla y saber unirte a ella, para encontrar en tu interior el legado universal que el Creador guardó en el espejo de tu corazón.

Ora y contempla tu espejo interior. A través de él siéntete parte del Universo, parte de una Creación infinita. Que el principio de la Unidad impregne tu ser y te conduzca a Dios.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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