APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy, en el día en que se conmemora la Señora del Santísimo Rosario de Fátima, la Madre Celeste llega al mundo para compartir, con algunos de Sus hijos, Sus más profundos dolores del Corazón; dolores que muchos no conocen ni saben, por los que Yo les pido que recen para aliviar el Corazón de la Madre de Dios, para que los pecados sean revertidos por el Amor de Mi Inmaculado Corazón.

Hoy reúno, en los planos internos, a las almas que se congregan ante la Madre Divina para compartir este momento planetario.

Por esa razón y por ese motivo, estoy uniendo en este momento, el Reino de Fátima y el Reino de Aurora, como un solo corazón y una sola esencia para que, en este día, pueda ser concedida la paz al mundo, especialmente en aquellos lugares que más la necesitan y en donde muchos hijos Míos corren peligro, no solo de vida, sino también de espíritu.

Como hace más de cien años atrás y como en los últimos años que he venido a su encuentro, Yo les pido que recen por la paz, porque si no hay paz en el mundo, no habrá cura ni tampoco renovación.

El Reino de los Cielos está aquí arriba, esperándolos a que depositen cada cuenta de oración en las manos de la Madre Celeste, en su Señora del Santísimo Rosario.

A través de Mi Corazón, Yo les traigo todo el Reino de Fátima, con todas sus consciencias y ángeles, para que la vida espiritual de la humanidad, en este día especial, pueda ser reparada y convertida, para algún día poder ser redimida.

La Madre de Dios no solo recuerda Sus siete principales dolores, dolores que han cambiado con el tiempo, porque hay cosas más graves que suceden en el mundo, las que Mi Hijo no esperaba que sucedieran. Por eso, Él se entregó hasta la Cruz y los salvó con el precio de Su Sangre.

Hoy el Corazón Inmaculado de María, rodeado por la Corona de Espinas de los pecados más bajos del mundo, viene a ser aliviado por las oraciones de Sus hijos y la fe de los corazones buenos, los que siempre dicen sí a la Madre de Dios.

Por eso, los invito a transmutar Conmigo esta situación planetaria, a que sus internos y sus consciencias se abran para servir, en los ejércitos de la Madre de Dios, en todos aquellos que se postulan a formar parte de las legiones de Cristo, en pro de Su Retorno al mundo.

Como hace cien años atrás, pero hoy en este lugar sagrado y bendito para Dios, vuelvo a retornar a la humanidad, lo mismo que una vez le entregué para poder poner fin a la guerra de aquellos tiempos difíciles y dolorosos para toda Europa.

Hoy le retorno a la humanidad este mismo Legado que una vez dejé en Fátima, que es un Legado espiritual, un tesoro inmaterial, un Legado incalculable e infinito que proviene de la Fuente de Dios, de la que surgió su Madre Divina.

Desde ese lugar, que no es conocido, que es parte de un misterio que hoy se devela, que es parte de la Divina Voluntad, les traigo a ustedes y a sus hermanos del mundo, como también a las naciones, la oportunidad de retornar a su pureza original; porque el mundo ha perdido completamente su pureza y al perder su pureza original ha perdido la inocencia.

Esto lleva a que algunos hijos Míos se ofrezcan a Mi Corazón Inmaculado, un Corazón espinado y herido por los pecados del mundo, especialmente por aquellos que rechazan a la Madre de Dios, que es la Madre de todos, es la Madre de la humanidad.

A través de esta oferta que hoy les hace Mi Corazón Inmaculado, Yo les vuelvo a traer la Fuente del Reino de Lys-Fátima, que guarda como tesoro espiritual una parte del gran Legado de Mi vida en la Tierra, como también una parte del Legado de Mi Asunción a los Cielos.

Sus vidas, a través de Mi Corazón, deben ser la continuación de ese Legado y de esa trayectoria. Por eso, Mi amado Hijo, a los pies de la Cruz, le entregó a la Madre de Dios todos los hijos de la humanidad; para que ellos se redimieran, se convirtieran, se reconciliaran y fueran algún día el testimonio del Amor de Dios, del Amor del Dios vivo.

Para que eso sea posible, hijos amados, vuelvo a aceptar los sacrificios, las renuncias y todas las entregas posibles que, como hace cien años atrás, compensaron los gravísimos errores que hundieron a la humanidad en la guerra y el sufrimiento; y esto permitió que la Luz de la Esencia Divina de la Madre de Dios brillara como un gran sol en Fátima, en el sexto mes de esas Apariciones.

Ese sol, que no es como el que los alumbra todos los días, es un sol que en aquel tiempo se apareció y se materializó para llevar adelante un cambio radical en toda la consciencia humana.

Pero los efectos de esa sagrada tarea se fueron desvaneciendo de los éteres de la consciencia del planeta, aunque la Madre de Dios siga retornando al mundo para llamar a Sus hijos a la conversión. 

Hoy sus vidas deben ser ese mismo sol que ilumine la oscuridad de estos tiempos con actos de amor y de misericordia, con gestos de perdón y de reconciliación. Ustedes tendrán todas las herramientas para poder hacerlo en el camino de la oración que es una escuela continua y eterna; pero también encontrarán esas herramientas en los Sacramentos, que son los que los hacen vivir la redención.

Uniendo el tiempo de Fátima con el tiempo de Aurora, en un solo corazón y una sola esencia, Yo les traigo, hijos Míos, la última oportunidad de ayudar a cambiar a este mundo desde la consciencia, para que algún día cambie todo lo material, todo lo que se ha pervertido y no ha cumplido con las Leyes de Dios.

Es así que hoy, abriendo una puerta, los invito a cruzarla, con la convicción de cumplir las aspiraciones de Mi Hijo para que, cruzando esa puerta espiritual e interna, a partir de hoy los que se animen, en confianza, ingresen a una nueva escuela, que es la escuela de la consciencia madura y responsable del alma y del espíritu, que vive conscientemente la Voluntad de Dios y no la rechazará jamás, para convertirse en un verdadero compañero de Cristo, que no le tema a la cruz, que no le tema a las tinieblas, que no le tema a sus propios miedos, sino que el Amor de la Luz de Cristo lo ilumine y lo guíe hasta poder cumplir lo que Dios tanto desea, lo que Dios tanto espera.

Si asumen atravesar esa puerta, asumen vivir otra escuela más profunda y más determinante. Una escuela no solo de madurez, sino también de sabiduría, de discernimiento y, sobre todo, una escuela en donde practiquen completamente el amor en los tres planos de consciencia, espiritual, mental y material, para que sus almas sean espejos del Alma de Mi Hijo.

Esto es lo que necesita la humanidad para tener una oportunidad. 

Ustedes fueron llamados y se convocaron para este momento y para este tiempo. Deben fortalecer Conmigo esta red de Luz, que sigue los lineamientos de la Jerarquía y que, como espejo, refleja la Voluntad de Dios y comparte lo que siente la Jerarquía de este momento planetario.

Por eso, en este 13 de mayo, después de más de cien años, los invito a cruzar esta puerta, a través de los jardines internos de Lys, para que los ángeles los purifiquen y los alineen con el Sagrado Propósito que siempre los renovará y los llevará a cumplir su misión.

Para consumar este momento, por este planeta y por esta humanidad, la Señora del Santísimo Rosario, como Madre de Dios y Madre de toda la humanidad, como Madre de los sacerdotes, de los apóstoles, de los consagrados y de los servidores, vino a establecer el triunfo de Su Inmaculado Corazón a través del ofrecimiento que harán Sus hijos, al atravesar la puerta espiritual hacia la nueva escuela que les ofrezco, la escuela de la madurez y de la consciencia.

Para que esto sea posible, hijos Míos, celebraremos la Eucaristía, en honor a Mi Hijo y respondiendo a Sus pedidos celestiales.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Podemos traer aquí el Altar, para la celebración.

Vamos, en este momento, mientras nos preparamos para entrar en comunión con Cristo, a sentirnos dentro del Reino de Lys-Fátima, en sus jardines internos, junto a María Santísima y a Sus santos ángeles, preparando esta celebración, este ofrecimiento del Sacramento de la Eucaristía, como Nuestra Señora ha pedido por la humanidad y por el planeta. Pero también ofreceremos nuestra vida a los Pies de Nuestro Señor.

El agua para lavar las manos.

Que el Señor nos purifique en este momento para que, una vez más, nos haga dignos de recibir este Sacramento y así, Él pueda renovarlo todo dentro de nosotros.

Vamos a celebrar este momento junto a María Santísima, así como Ella estuvo en el Cenáculo con Sus apóstoles, esperando el reaparecimiento de Cristo, la Resurrección de Su Hijo.

En la noche que Jesús iba a ser entregado, instituyó la Sagrada Eucaristía. Y para que eso fuera posible, Él pidió a los apóstoles que le aproximaran el pan y el vino para que, convirtiéndolos, Él ofreciera Su Cuerpo y Su Sangre como justificación de los pecados de la humanidad para que todo fuera reparado.

Fue así que Jesús tomó el pan, lo elevó y se lo ofreció al Padre, pidiéndole que convirtiera el pan en Su Cuerpo.

Los ángeles lo transustanciaron y enseguida Jesús lo partió y se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que será entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos. 
Amén.

Antes de terminar la Cena, Nuestro Señor tomó el Cáliz entre Sus Manos y se lo ofreció al Padre, para que el vino fuera convertido en Su Sangre.

Después de haber sido transustanciado por los ángeles, Jesús se lo ofreció a Sus compañeros, diciendo: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la nueva y eterna Alianza que será derramada por Su Señor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía, hasta que Yo retorne al mundo”.

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos. 
Amén.

Este es el Cuerpo y la Sangre de Cristo, Nuestro Señor; felices los que son invitados a servirse de este Sacramento del Altar, porque Él nos ha prometido la felicidad eterna.

Unidos a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo; ante la Presencia de la Madre de Dios y por el triunfo de Su Inmaculado Corazón, vamos a consumar esta consagración a través del Padre Nuestro.

Invitamos a todos, en este momento, a que también ofrezcan sus vidas como un acto de reconsagración al Inmaculado Corazón de María, para que las puras intenciones de la Madre de Dios se puedan cumplir y se puedan llevar adelante a través de nuestra redención.

Oración: Padre Nuestro.

A través del Corazón Inmaculado de María, anunciamos la Paz y el Amor de Cristo para el mundo entero.

“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Amén”.

A través de la bendición de Nuestra Señora, vamos a anunciar esa Paz al Cristo interno de cada hermano presente en este encuentro con la Madre de Dios con una leve reverencia, saludando al Cristo interno de cada hermano.

Junto a la Señora del Santísimo Rosario, que es la causa de nuestra alegría y devoción, anunciamos para nuestros hermanos del mundo entero, la Comunión Espiritual.

Mi Dios, yo creo en ti,
yo te adoro, yo te espero y yo te amo,
y te pido perdón
por los que no creen en ti,
no te adoran, no te esperan y no te aman.
Amén.

Mi Corazón recoge las ofertas de los que se dispusieron a vivir Mi llamado.

Que la paz del Reino de Lys-Fátima colme a este mundo y alivie a esta humanidad, en unión con todos los ángeles de la Creación.

Les agradezco por responder, una vez más, a Mi llamado.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Podemos ir en paz.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL CUARTO DÍA DE INSTRUCCIÓN, DURANTE LA SEMANA SANTA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Reverenciamos en este momento el legado más importante de la humanidad, que ha traído hoy Nuestro Señor Jesucristo. Ese legado es el Arca de la Santa Alianza, que cuatro ángeles han traído con Nuestro Señor.

Reverenciamos ese legado espiritual, universal e inmaterial, que hoy está frente a nosotros, bajo la protección de Nuestro Señor Jesucristo y en la presencia de Abraham y de Moisés.

Este legado hoy es irradiado a toda la humanidad, hacia los cuatro puntos de la Tierra, mientras Cristo, Abraham y Moisés, junto con los ángeles, contemplan la Santa Arca.

Y vemos dentro de ella todo lo que guarda como legado espiritual, universal e inmaterial, y cómo el centro de Luz del Corazón de Cristo emana una poderosa Luz sobre el Arca de la Santa Alianza, en donde están la Corona de Espinas, los Clavos que Él llevó en la Cruz, el Santo Cáliz y las Tablas de la Ley, los llamados Mandamientos que recibió Moisés, así como otros elementos que conforman ese legado espiritual para este Universo material.

Y somos rodeados por el Universo que tiene como centro a este acontecimiento espiritual e interno en este momento.

Al igual que los ángeles, que adoran y protegen la Santa Arca, dejémonos colmar por ese legado y ese misterio que se revela frente a nosotros.

Alrededor de este acontecimiento, vemos a los Ancianos que también se mostraron a Juan en la última parte de su vida, cuando él vio el Apocalipsis.

Aquí y ahora, en este momento, se forma la Orden de la Hermandad Celestial, que hoy ha llegado ante cada uno de nosotros, para que su amor y su vibración resuene dentro de cada uno, en el centro de nuestro ser y esencia, para que entremos en comunión con el legado espiritual que formará las bases de la Nueva Humanidad.

Mientras tanto, los Ancianos que están presentes llevan, entre sus manos, un Sagrado Libro que muestran con páginas en blanco y están atentos, vigilantes y contemplativos para registrar y escribir lo que cada uno ofrecerá por este legado, a fin de ser celador y vigilante, guardián y protector del Conocimiento Divino y Cósmico.

En este momento, vemos cómo Cristo, tan solo con Su mirada de Amor, ilumina dentro del Arca de la Santa Alianza al Santo Cáliz, para que a través del Santo Cáliz una potente columna de Luz comunique aún más al Cielo con la Tierra, y se abran aún más los Portales hacia el Universo y, en este momento, bajo esa apertura espiritual que realiza Cristo en un absoluto silencio y sintonía, vemos por encima de ese espacio y de ese acontecimiento, un poderoso Triángulo de Luz de lados iguales que representa un aspecto de Dios, Abba.

Dentro de ese Triángulo de Luz que nos observa y nos contempla está Dios, como también contempla el acontecimiento del Arca de la Santa Alianza, en la Presencia de Cristo, de Abraham, de Moisés, de los Ancianos y de los ángeles.

Debajo del Arca de la Santa Alianza vemos presentarse y dibujarse a nuestro planeta que es colmado por los rayos de Luz que expresa esa Santa Arca, y el aura espiritual del planeta es encendida y santificada por cada una de esas corrientes poderosas que el Arca está emanando en este momento, a través de todos sus elementos sagrados.

Mientras que Abba, a través del Triángulo de Luz, ilumina aún más el espacio presente, la síntesis de cada uno de Sus Nombres Sagrados se hace presente en este momento, en este acontecimiento espiritual y universal.

Los ángeles, ante la Presencia del Padre, el Todopoderoso, no dejan de mantener su cabeza en el suelo como un acto de adoración y de reverencia a nuestro Creador. Y vemos, en este momento, cómo diferentes huestes de Luz, ejércitos de ángeles comienzan a rodear la Presencia de Dios.

Todos son convocados a este encuentro, para recibir el bálsamo del Amor de Dios y el principio de Su Sabiduría.

Para terminar de unir a la Tierra con todo el Universo, y antes de continuar con todo lo que Nuestro Señor quiere realizar en este día, en un acto de mayor reverencia y amor a nuestro Creador, ante esta revelación y Presencia Divina, entonaremos el Nombre de Abba, a través de "Fuente Primordial" como una sola voz y un solo corazón, hasta que Nuestro Señor lo indique.

En este momento, vamos a permitir que cada uno de los principios y atributos de la Santa Arca no solo bañen de Luz a nuestro planeta, sino también a las naciones y a los pueblos, a los Reinos de la Naturaleza, a los océanos, para que toda la vida, en este momento, esté en Dios.

Podemos comenzar.

Canción: "Fuente Primordial".

Vemos cómo en los Libros Sagrados de los Ancianos se han escrito nuestras ofertas, las cuales quedarán guardadas en ellos hasta que Dios las solicite.

Nuestro Señor retira del Arca de la Santa Alianza el Santo Cáliz para que, espiritualmente, sea colocado sobre este altar y celebremos, en esta tarde, la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Sentimos bien cerca de nosotros a ese Santo Cáliz, aquel Cáliz con el que Cristo celebró la Última Cena, y que testimonia y expresa a la reliquia más importante de la humanidad que es la Sangre preciosa de Jesús.

Nos dice Cristo:

Mis Palabras hoy son representadas a través de esta experiencia de amor porque ya muchos de ustedes, conscientes y preparados en el camino del espíritu y del servicio por la humanidad, están prontos para vivir estas experiencias que solo Yo podría dirigir, por la autoridad que Mi Padre Me concedió. Experiencia de la cual los hago a cada uno partícipe, para que sus almas y esencias estén fortalecidas en este servicio del fin de los tiempos, en el que su donación y entrega será la llave fundamental para concretar Mi Retorno.

Por eso, hoy he dejado sobre este simple altar el Santo Cáliz, para que no solo los irradie a ustedes, sino también al mundo entero que lo necesita con suma urgencia espiritual.

Así, Yo les demuestro, a todos los que escuchan, la validez de la comunión espiritual Conmigo, cuando tan solo se abren para vivirla.

Los Ancianos son los testigos de esta humanidad y de este planeta hasta sus últimos días, por esa razón hoy están aquí con ustedes y con el mundo.

Abraham y Moisés son parte fundamental de la historia de su humanidad que, en diferentes tiempos y épocas, alcanzó importantes movimientos espirituales de expansión de la consciencia y de la realización del Plan del Creador.

Este es el tercer momento, después de Mi Pasión, Muerte y Resurrección, en el que podrá suceder lo mismo, siempre y cuando las almas se adhieran al descubrimiento de este legado espiritual, guardado en el Arca de la Santa Alianza, para todas las esencias del Universo y más allá de este.

Hoy el Arca de la Santa Alianza viene a traer la cura y la renovación de la humanidad, porque las almas necesitan curarse para poder estar sanas físicamente y así poder reencontrar el camino hacia Dios en este momento planetario, en el que se enfrentan el amor y la indiferencia, lo que definirá el próximo tiempo para toda la raza humana.

En este momento Moisés y Abraham se retiran, llevando consigo el Arca de la Santa Alianza hacia el centro del Triángulo, en donde está Dios, para  resguardala donde siempre está.

Pero aún las puertas de los Cielos se mantienen abiertas, porque fuimos llevados hacia otro espacio de la Iglesia Espiritual de Cristo, la llamada Iglesia Celestial. El centro de esta Iglesia es el legado del Arca de la Santa Alianza, que los ángeles resguardan, adoran y protegen con un infinito amor por todo el sacrificio que Cristo vivió por esta humanidad y por cada uno de nosotros, en este planeta.

Aunque parezca incomprensible e imposible, estamos ante Abba y Nuestro Señor Jesucristo, colmados por Su profundo silencio celestial y por Su Amor eterno que emana del Padre, del Hijo y de la Fuente. 

Aún se mantiene cerca de nosotros el Santo Cáliz, porque Nuestro Señor lo retornará a su lugar cuando esta ceremonia entre el Cielo y la Tierra, entre la Iglesia Celestial y las almas, haya finalizado.

Y así, vemos cómo Cristo enciende trece puntos de Luz en toda América y cada uno de esos puntos de Luz, que emergen del interior de la Tierra, traen un tono, una vibración y una melodía que la humanidad necesita para poder ingresar en el próximo tiempo; y vemos cómo en perfecta armonía, esos trece puntos de Luz se unen, emergiendo hacia la superficie, comenzando desde Norteamérica hasta Sudamérica, en toda la columna de las Rocallosas y de los Andes.

Estamos ante una Red de Luz espiritual que siempre ha estado presente en el planeta desde sus orígenes, pero que tuvo su tiempo para despertar. Visualicemos a las Américas encendidas por esos trece puntos de Luz y percibamos, en este momento, qué es lo que siente nuestro corazón.

Guardar la memoria de este sentimiento es lo que nos pide Cristo, para que siempre lo podamos reconocer y a partir de este sentimiento profundo e interno, tengamos fuerza y valentía para poder renovarlo todo, así como Cristo nos renueva.

Así, vemos réplicas de este Santo Cáliz en los trece puntos de Luz. Vemos que una Sangre espiritual es derramada sobre cada uno de los Cálices que los ángeles vierten en este momento en ellos y el planeta es bañado por la poderosa Sangre de Jesús.

Así, todas las almas reciben este impulso de Nuestro Redentor.

Y en lo alto de los Andes, vemos la misma Cruz que estuvo en lo alto del Monte Calvario y a sus pies, a Nuestra Santísima Madre, la Virgen María, así como a todos Sus hijos, seres de amor, de oración y de buena voluntad extendidos en los cuatro puntos de la Tierra.

Esa Cruz es una Cruz de Luz que ilumina a cada uno de los Cálices y somos colmados por el Espíritu Santo.

Vemos a Nuestra Santísima Madre rezar por el mundo y por la humanidad, colocando a Su lado al Santo Padre, el Papa Francisco, y a América. Y a través de América la humanidad se vuelve a levantar, así como Cristo se levantó durante el Calvario.

El Triángulo de Dios recorre cada punto de Luz de las Américas, colocando sobre ellos cada uno de Sus aspectos y Nombres Sagrados; y desde el centro de nuestro planeta sentimos el dolor de la Madre Tierra que es aliviado, en este momento, por la Sangre que Jesús derramó en la Cruz.

Nos vaciamos nuevamente para poder recibir todo esto, reconocemos nuestra pequeñez delante de este gran misterio, el misterio del Amor de Dios por la humanidad.

Y en este escenario, con el Santo Cáliz cerca de nosotros, celebraremos este momento con un profundo acto de agradecimiento por esta revelación de Nuestro Padre, Dios, a través de Su Hijo, el Cristo.

Cristo nos ha pedido, en este momento, que nos podamos lavar las manos en señal de purificación y de rendición, en nombre de la humanidad.

Vamos, a pedido de Cristo, a lavar las manos de los hermanos del Consejo de esta Obra, en nombre de la humanidad.

Pedimos que, en este momento, a pedido de Nuestro Señor Jesucristo, si fray Supremo nos está escuchando, que también lave sus manos, realizando la misma oferta que pide Nuestro Señor, para que el Amor pueda curar todo el dolor. Esto siempre será para que el Amor derrote la impunidad.

Ante la Luz del Santo Cáliz, recordamos a Nuestra Madre Santísima a los pies de la poderosa Cruz, en lo alto de los Andes, porque Ella también está recibiendo nuestra oferta, en este momento, como Madre de la humanidad.

Mi Dios,
yo creo en Ti, yo Te adoro,
yo Te espero y yo Te amo.
Y Te pido perdón
por los que no creen en Ti,
no Te adoran,
no Te esperan y no Te aman.
Amén.
      (Se ora en inglés tres veces)

Tomen y coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo, que hoy es entregado al mundo por el perdón de los pecados.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Tomen y beban, porque este es Mi Cáliz, el Cáliz de la Nueva Alianza entre las almas y Dios, con la Sangre que es derramada por su Señor para la remisión de las faltas. Hagan esto siempre en memoria Mía.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Por la poderosa Luz que emana del Santo Cáliz en este momento, en unión con Nuestra Santísima Madre en lo alto de los Andes, en unión con los trece puntos de Luz que fueron encendidos por Nuestro Señor, recemos juntos la oración que Él nos enseñó:

Padre Nuestro (en español).
Padre Nuestro (en inglés).

El Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Bienaventurados los que se sirven de este legado de Amor.

Que la Paz descienda a la Tierra.

Nuestro Señor retira el Santo Cáliz del altar y lo lleva entre Sus Manos para retornarlo al Arca de la Santa Alianza. Y así, los trece puntos de Luz se recogen en donde surgieron y se manifestaron. Nuestra Madre, la Virgen María, se eleva al Cielo junto a Su Hijo, así como todos los ángeles que participaron de este momento, para poder seguir en adoración a Dios.

¡Gracias, Señor, por cuanto nos das!

¡Gracias, Padre, por cuanto nos das!

En este encuentro te honramos, Señor.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE LA VIRGEM MARÍA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

La Madre de Dios hoy penetra con Su Luz al planeta y ayuda, en este día especial, en el despertar de la humanidad, de los corazones que están dormidos y que deben reconocer en este tiempo su compromiso con Dios.

Hoy es un día especial, a pesar de los acontecimientos y de los fenómenos climáticos; a pesar de la purificación del planeta, de la purificación de los Reinos de la Naturaleza y de la transición que viven muchos, pero muchos, corazones en este tiempo.

Es un día especial porque es el día de los últimos santos, de los que, en espíritu de abnegación y de entrega, de renuncia y de sacrificio por su Madre Celeste y Su Hijo Amado, ofrecen sus vidas para que por medio del dolor silencioso y del recogimiento interior las almas se puedan liberar en diferentes partes del mundo, en diferentes continentes; a fin de que salgan del sueño profundo y de la inercia; de la somnolencia espiritual y de la ceguera, que no les permite ver la luz y que solo por este acto de amor y de entrega, despertarán algún día y sentirán en su interior el llamado, como ustedes también lo sintieron en algún momento.

Sentirán la necesidad de servir y de salir de sí mismos, como ustedes lo hicieron en algún momento; aunque todavía lo estén aprendiendo por medio de la transformación, de la persistencia y de la fe.

Hoy es un día especial para su Madre Celeste, porque muchas más vidas reciben en el espíritu, una Gracia extraordinaria que no es palpable a los ojos de los hombres, al sentimiento de los humanos o a la visión de los que son concretos; sino que es profundamente interno, diría inmaterial; que desciende desde lo Alto hacia este mundo, hacia el universo interior de cada ser y que trae lo nuevo, lo que es renovador, lo que abre a la consciencia para lo desconocido, para lo que es imperceptible y mora en el Corazón de Dios.

Los ángeles del Universo ayudan en este impulso de este día trayendo entre sus manos los Tesoros del Padre, esferas preciosas de luz llenas de muchos códigos, que son sembradas en los que duermen y en los que estarán por despertar para estos próximos tiempos.

Es de esa forma, hijos, que les demuestro que la tarea es más profunda de lo que parece y de que cada encuentro Conmigo es un momento de ampliar, aún más, el Plan de Dios en la humanidad y de que los frutos divinos y espirituales estén disponibles para las almas que más lo necesitan y que aún no han reconocido su misión en esta humanidad.

Esas Gracias del Cielo y de este día, hoy llegan para los que conocen y para los que desconocen.

Porque en el universo espiritual de cada ser es posible realizarlo todo; porque allí fluyen las Leyes, se manifiestan los Principios y se muestran los diferentes Rayos del Universo que promueven en las almas el despertar de la consciencia y la derrota de la ilusión humana, para que los nuevos apóstoles nazcan, para que los nuevos apóstoles participen de la última Cena Redentora de Cristo en el momento de Su segunda llegada al mundo.

Todo lo que se vive en este tiempo es una preparación, hijos Míos.

Cada momento ofrecido por ustedes es una Gracia. Cada paso dado es una nueva oportunidad que se presenta para almas tan semejantes a las suyas.

Es así que una gran red de luz se teje y trae para el mundo un rescate mayor, aunque la mayoría de la humanidad no responda como Dios lo necesita; pero todo es posible por los que se ofrecen y porque su Madre Celeste está aquí, trayéndoles lo nuevo desde la humildad de Su Corazón Inmaculado.

Eso abre puertas para nuevos acontecimientos; eso trae para los corazones una clara verdad de saber que aún hay mucho por hacer y que el mundo espera por ayuda de más corazones y de más servidores especialmente proyectados en la juventud, que son los que ayudarán a sostener el mundo, aunque no lo parezca. Porque han venido así, en este tiempo, para poder llevar el Plan adelante con el impulso de las Jerarquías de la Luz, con la compañía de los Sagrados Corazones.

Hijos, aún todo se puede renovar y muchos más pueden seguir el camino de la santidad, aunque no lo hayan pensado para sus vidas. La santidad es una entrega por algo mayor, es un servicio por algo desconocido y que no es palpable. La santidad es decir "sí" a cada momento y ante cualquier circunstancia. La santidad es amar al otro como es y es no tener preferencias por nada, sin esperar resultado alguno y sin expectativas.

Esa es la santidad que vive Dios y Sus Mensajeros Celestiales, y es la santidad que el Padre espera poder ver en Sus hijos de este planeta.

Por eso, de tiempo en tiempo y de siglo en siglo, han existido santos; almas que han encarnado en la humanidad para un servicio mayor, aunque no tuvieran total consciencia de eso. Porque todo es parte de un Propósito mayor, de una idea pensada por el Padre para la evolución de Sus hijos en los grados del amor y del servicio.

Eso ayuda a sostener a la humanidad perdida, a las vidas que están ciegas en su camino espiritual y a todos los que están caídos y necesitarán levantarse de los abismos para conseguir ver la luz en el gran horizonte del Cristo.

Hijos, hoy estaré así con ustedes, porque así el Padre lo desea, para que, en esta escuela que Yo los invito a vivir diariamente y por medio de esta Obra, aprendan en la simplicidad a reconocer la Suprema Voluntad y a no forzar el cambio de los acontecimientos, y de aprender a leer en todo lo que sucede a su alrededor y en el día a día, a fin de estar en sintonía con lo Alto para poder comprenderlo todo y así llevar el Plan adelante.

Por eso hoy es un día especial, no solo por la encarnación de su madre espiritual en la Tierra, sino por todo lo que eso significa en los planos internos y en la Consciencia Suprema; porque de la misma forma, hijos, cada uno de ustedes es importante para Mí y sobre todo, para Dios.

Un destino está escrito en sus vidas. Un propósito aún está por manifestarse y expresarse sobre la superficie de este planeta y para la renovación de los tiempos.

Sigan caminando junto a Mí, por medio de ese ardor de amor en el corazón por la Obra de los Mensajeros Divinos, que es la Obra de Dios viva e intacta en el Universo.

Los animo a la profundización del apostolado por medio de la próxima misión en Europa y África que esta vez, como en otros momentos, podrá ser acompañada por todos en cada momento de oración por las naciones del mundo; en cada momento de recogimiento y de introspección, para poder acompañar la Voluntad de Dios, mediante cada parte del Propósito que se va cumpliendo con la ayuda de Mis hijos y en la compañía de sus oraciones.

Fueron llamados, después de treinta años de instrucción, como familia espiritual y como pueblo de este planeta, a seguir los mismos pasos que siguió Moisés con el antiguo pueblo del desierto; pero esta vez con más compromisos y con más consciencia, sabiendo que todo lo que ofrezcan será un tesoro para Dios, preciosamente considerado por Su Divino Espíritu y por Su preciosa Fuente.

Sus vidas, como tantas otras vidas que están consagradas en este mundo, han venido a testimoniar que es posible vivir el Plan de Dios y de hacerlo parte de sí todos los días.

Con esta Luz y este Amor que brotan de Mi Corazón, Yo los bendigo y los impulso a seguir lo nuevo, por medio de la historia que Cristo está escribiendo en los corazones que ya despertaron y en los corazones que despertarán.

Hoy dejo sobre el Corazón de la madre vuestra, Mi Rosa de Luz, para que ese Amor que proviene de Mí y directamente de la Fuente, llegue a los que más lo necesitan, bajo el Espíritu de la maternidad y de la aceptación de todas las cosas.

Que ese Espíritu de Amor llegue a todas las madres de la Tierra y a las madres, especialmente, que han quitado a sus hijos de sus vientres por temor a fracasar.

Que todas las vidas sean reconstruidas y que las vidas que no nacieron sean contempladas, para que lleguen algún día al Cielo y vuelvan, así, a comenzar en una nueva trayectoria universal.

Les agradezco por responder a este llamado especial y por acompañar los pasos de los Mensajeros Divinos por las tierras de Europa y de Medio Oriente.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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