Guarda en tu corazón todas las Gracias que el Señor te ha concedido y consolida en tu interior la acción de Su infinita e insondable Misericordia.
Recuerda, todos los días, que tú eres fruto de la Gracia y de la Misericordia de Dios, que actuaron en tu interior, así como en tu consciencia, liberándote de todo el mal que te prendía a las cosas del mundo.
Mantén tu corazón inmerso en la Misericordia Divina, recordando que la Gracia de Dios es algo que debe ser cultivado y sustentado en tu interior. Haz crecer y multiplicar lo que el Señor te concedió como dones y virtudes, porque ha llegado el tiempo de colocar en práctica, frente a las atrocidades del mundo, la fe y la perseverancia en el Amor de Cristo.
No estarás libre de esta prueba, hijo, porque la purificación ahora se extendió más allá de lo invisible en tu mundo interior y llegó a la consciencia del planeta. Pero, así como oras, clamas y sustentas tu propio interior; ahora, con más fervor, ora, clama y sustenta la vida sobre la Tierra.
No dejes que el caos, el odio o el temor se aproximen a tu corazón.
Ama y no te olvides que el amor es tu única herramienta en este tiempo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Mis queridos hijos:
Hoy nos volvemos a encontrar en esta Peregrinación por la Paz para unirnos y elevar nuestras oraciones a Dios, a fin de que se puedan derramar muchas más gracias sobre la Argentina.
Ayer les revelé Mi apelo por el Brasil, hoy les pido también por la Argentina, para que su patria preserve los valores de la cristiandad, más allá de los dirigentes de la Iglesia y de sus cometidos.
Les pido que coloquen su confianza en Dios para que, guiados por esa Sagrada Unidad que ustedes deberán aprender a vivir, se establezca dentro de cada alma la presencia del Reino de Dios.
Con la presencia de Dios en ustedes por medio de sus oraciones, hijos, permitirán que la Argentina también sea guiada por una verdadera justicia, igualdad y solidaridad, atributos tan necesarios para mantener el orden y la armonía en toda la nación argentina.
Pero, hijos Míos, de ustedes deberá nacer el interés y el impulso interior para que, mediante el servicio, la oración y la unidad, también se mantenga el patronato de la Señora de Luján, patronato que algunos quieren desterrar de la consciencia de los argentinos.
Para eso, hijos, en este ciclo en que son llamados para asumir conscientemente una vida de oración verdadera por la Argentina, les pido que en sus casas y en sus grupos de oración establezcan la sagrada imagen de la Señora de Luján para que no solo sus hogares estén protegidos y amparados por Mí, sino también que en las familias argentinas se proteja la devoción a la Madre de Dios.
De esa forma, hijos, con Mi Presencia en sus hogares y en sus familias, como su Madre, Yo podré interceder ante situaciones de grandes injusticias sociales en toda su nación.
Deseo, hijos, que ese amor que existe y que está guardado en cada corazón argentino ustedes puedan ofrecérselo, en bien y en solidaridad, a la Madre de Luján para que en la Argentina nunca falte la divina gracia y el sagrado discernimiento.
Su país y su gobierno deberán seguir bajo el amparo de la Virgen de Luján.
No permitan, hijos, que destierren a la Madre y Patrona de su nación.
Únanse a Mí en oración y el amor vencerá, así como él venció en la Cruz.
Estoy al lado de cada hijo Mío de la Argentina, a la espera de que despierte en sus consciencias la importancia de mantener el Reino de Dios en todo este pueblo.
Les agradezco, hijos Míos, por todo lo que sucedió en esta Peregrinación por la Paz, porque el espíritu de su patria se está sosteniendo por la consciencia de todos los orantes de la Argentina, eso permite evitar algunos acontecimientos en su nación.
No olviden, hijos amados, de llevar adelante la consagración de la Argentina a Mi Materno e Inmaculado Corazón todos los días 13, durante seis meses, porque en esa alianza entre sus almas y Dios, entre el Cielo y la Tierra, mantendremos el país en el mayor orden posible, a pesar de todo lo que suceda.
Con un infinito amor, hijos Míos, les agradezco a todos por haber concretado esta Peregrinación, les doy las gracias, porque eso es importante para Mí.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Señora de Luján
Hijo, sé que es difícil y doloroso ver que el mundo agoniza por ignorancia, por estar ciego ante la Luz y el Amor de Dios. Piensa en tu Padre Creador con los brazos extendidos a todas las criaturas, con la Fuente de la Misericordia brotando de Su Pecho, por más que Sus hijos no quieran recibir esta dádiva.
Contempla el Hijo Primogénito reviviendo Sus Llagas, una y otra vez, para entregarle a los seres una nueva posibilidad de experimentar y multiplicar el Amor.
Contempla los Ojos de Compasión de tu Señor observando el mundo, esperando que los corazones se abran a Su Gracia, a Su Camino de Amor.
Contempla el Espíritu de Dios soplando como la brisa y tocando los rostros de los seres, esperando que se abran para respirar profundamente este Soplo Divino, para purificarse y consagrarse al Espíritu de Dios.
Ve como todo el Universo tiene Sus ojos puestos sobre la Tierra y allí coloca tu corazón. Que tu atención esté en la Esperanza de Dios y no en la ignorancia de los hombres, porque la Tierra se estremecerá y todos vivirán las consecuencias de la ceguera humana; pero, aquellos que estén con el corazón en el Corazón del Padre no perderán la paz, la fe ni la fortaleza de sus espíritus, ellos serán los precursores de una Nueva Vida, los que establecerán la paz junto a Cristo en Su retorno al mundo.
No olvides Mis palabras y vívelas, porque todo ya comenzó y los corazones aún no están prontos para lo que se precipitará en la Tierra.
Vive en Dios y no permitas que el mundo le cierre las puertas a Su Corazón. Sé un puente entre el Corazón del Padre y el corazón de los hombres, independientemente de lo que suceda sobre la Tierra.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Respira el Soplo del Espíritu de Dios y deja que Él te transforme por dentro, colocando en tu interior el primer pensamiento que Dios emanó al pensar en ti para crearte como parte viva de Su Corazón.
El Creador es tan misterioso, Su Plan es tan desconocido y Su Amor tan incomprensible que no importan los errores humanos o la distancia que exista entre los corazones y Su Sagrado Corazón. Dios, hijo, solo espera que la humanidad se arrepienta, se rinda a Sus Pies y clame por Misericordia, porque de esa forma Su Amor triunfará más allá de las tinieblas y el mal perderá su influencia sobre las almas.
El Soplo de Dios se aproxima a todos los corazones para retirarlos de la ignorancia y despertarlos a un Perdón sin límites y a una Misericordia cuya Fuente es eterna y abundante.
Solo permanecerá en la oscuridad aquel que elija estar en ella, porque el Soplo del Espíritu de Dios viene para encender las llamas de los corazones que se apagaron por no tener aire, por no tener vida.
Por eso, hoy, cree en la renovación que proviene de Dios, en esta Gracia que emana de Su Espíritu, porque Él tiene el poder para limpiar toda mancha, para colocarte en el punto del principio, para revelarte Su Amor perfecto y para entregarte todo, aunque en vida no hayas generado ningún mérito para recibir algo.
Misterio entre los misterios es el Amor que Dios hoy te invita a recibir, a vivir, a multiplicar y a distribuir en el mundo.
Tienes Mi bendición para eso.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Primer Mensaje
Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Como el agua de la lluvia, hoy traigo Mis Gracias para el mundo y revelo Mi Corazón Confederado para toda la humanidad.
Desde la Nebulosa de Orión traigo Mi Mensaje y hago vibrar las Palabras de Dios en todo el Universo. Que también vibren sus corazones con estas Palabras y así se puedan renovar los tiempos.
Desde Orión envío Mi Energía Espiritual para la humanidad, para todos los representantes de Cristo en la Tierra.
Que Mi Verbo se refleje en los corazones simples y humildes.
Que Mi Propósito se cumpla en los que aspiran a alcanzarme algún día y también llegue a todos los que aspirarán a superarme en el amor viviendo Mi Verdad.
Desde esa constelación envío Mi Mensaje para todos, para que en sus espíritus también se conforme la Hermandad, esa sagrada Fraternidad de todos los tiempos que ha permitido proteger y amparar a este planeta y a este Proyecto humano, desde el Génesis hasta los días de hoy, pasando por tantas civilizaciones, razas y experiencias, viviendo tantos aprendizajes y pruebas a través de todos los tiempos y de todas las eras.
Y a pesar de tantos embates y después de Mi venida al mundo hace más de dos mil años, el Proyecto de Mi Padre aún sigue en pie en esta humanidad y llamo a todos los seres de la Tierra para que lo sigan recreando, para que puedan seguir constituyendo en ustedes ese Proyecto de Amor que va más allá de la dualidad y de toda diferencia.
Yo traje para todos, hace más de dos mil años, el Código Crístico Celular.
Mi Divinidad, Mi Alma y Mi Consciencia se ofrecieron para eso, a fin de testimoniar para el mundo que es posible vivir grandes grados de amor, más allá de todos los errores cometidos.
Hoy estoy desde la Nebulosa de Orión enviando Mi Mensaje de paz a la humanidad para este nuevo ciclo que ha comenzado después del último 8 de agosto, en donde nuevos acontecimientos llegarán para que la humanidad pueda aprender a vivir aún más el amor y el perdón, concibiendo en sí la redención.
Hoy el Universo envía su bendición para todos, su más cordial mensaje de paz y de fraternidad, porque ya no bastará que su Maestro esté solo en el planeta o en algún lugar de él para enviar Su Mensaje.
Hoy estoy desde la Nebulosa de Orión para que todos puedan participar de esa universalidad en el fin de estos tiempos; universalidad que deberán alcanzar a través del amor al Plan y el servicio incondicional a la Jerarquía.
Sean partícipes, entonces, compañeros, del fin de este último tiempo en donde enseñanzas más importantes llegarán, aprendizajes más profundos se vivirán.
Revelaciones muy desconocidas llegarán para que al menos una parte de la consciencia de la humanidad se eleve y encuentre la puerta de salida hacia el Infinito, en nombre de toda esta civilización milenaria que viene caminando en este mundo hace mucho tiempo.
Hemos llegado en el tiempo en donde se vivirá esa gran síntesis, desde el principio del Génesis, pasando por los grandes patriarcas, profetas y apóstoles y todos los mártires de Cristo.
Toda la historia de los que dieron la vida por Mí será reunida para llevarla como experiencia y ofertorio a los Pies del Padre Eterno, y he escogido a la Nebulosa de Orión para que prepare ese acontecimiento.
¿Por qué un lugar tan distante a ustedes debería reunir todas esas informaciones y experiencias?
Ustedes saben, compañeros, que no están solos en este Universo.
Ya es hora de aprender a percibir las realidades superiores que los llaman a través de la Voz del Infinito, la Voz que siempre clama y llama a sus hijos, la Voz del Padre Eterno, la Voz de la Hermandad.
Ustedes entrarán en este tiempo dentro de la cuenta de su ofertorio. Será importante que sus experiencias de amor y de servicio sean verdaderas y que se dispongan a darme más de lo que pueden, aunque a veces duela.
Ese será el verdadero legado que podré entregarle a Mi Padre de parte de la humanidad, así Él Me concederá una Gracia tan expiatoria e importante para este ciclo final en el que todo está en juego.
Las últimas partidas se juegan en el tablero. Estamos en el momento culminante de la definición interior para que después suceda la definición exterior.
Las Jerarquías oran sin detenimiento, reúnen sus principios y aspiraciones para que la voz de todos los Hermanos sea escuchada por el Padre Eterno.
El Universo Material y, especialmente, el planeta se prepara para su último y gran parto.
Es hora de dar a luz al nuevo hombre, a la nueva consciencia, libre de los pecados capitales, libre de las amarras, de las ataduras, de la perdición.
Para eso serán llamados todos los que fueron ungidos alguna vez por Mi Espíritu. Y todos los que una vez fueron sacramentados participarán de esa comunión con Mi Espíritu y con Mi Divinidad.
Cuando ustedes estén compartiendo Conmigo los últimos encuentros ese será el momento en que el Universo realizará su gran ofertorio a la Creación, y sus aspiraciones deberán llegar a lo Alto, así como sus corazones, para que se reúna la síntesis de todo lo vivido desde el principio de esta Creación, especialmente desde el Génesis.
Al fin la caída de Adán y Eva será borrada de la consciencia del Universo y las almas ya no deberán venir al mundo y a la Nueva Humanidad con el pecado original, porque estarán libres de esas consecuencias y de esos errores.
Orión se ha ofrecido para concebir, como Consciencia Universal, a la Nueva Humanidad, haciendo su gran sacrificio después de millones de años.
La Nebulosa de Orión brillará como nunca antes ha brillado y un nuevo tiempo comenzará después de que todo se haya purificado, dentro y fuera de los seres.
Por eso, compañeros, no bajen los brazos, elévenlos hacia Mí para que Yo los pueda tomar de las manos y subirlos a Mi Barca de salvación y de esperanza, la que alcanzará el nuevo puerto hacia el Corazón de Dios.
Porque cuando llegue ese tiempo la Nueva Humanidad no recordará el pasado ni el sufrimiento ni tampoco el dolor, porque Orión habrá donado sus Rayos y Principios para poder formar al nuevo ser y al Nuevo Hombre.
Orión estará tan cercano como la Luna lo está de su planeta.
Reciban este Mensaje con gratitud, por más que no lo comprendan, porque lo que Yo les digo es algo que sucederá en los próximos tiempos.
Tengan dentro de sus aspiraciones este propósito de su Maestro y Señor, y trabajen por él todos los días, incansablemente.
Ya no importará si caen a Mi derecha o a Mi izquierda, si quedan atrás o si están adelantados. Yo necesito el amor de sus corazones para concebir espiritualmente ese ofertorio que Orión elevará a lo más alto del Universo y de la Creación.
Y ya no luchará espada contra espada ni guerrero contra guerrero, porque de los nuevos hombres que repoblarán la Tierra, que en el próximo tiempo llegará, se forjará el espíritu de los valientes, de los curadores, de los silentes y de los contemplativos; de todos los que han trabajado en esta vida en el servicio para espejar en esta humanidad la Voluntad de Dios.
Entonces, compañeros, que se escriba en ustedes este nuevo propósito que hoy les revelo.
Mantengan su corazón en Orión y todo lo comprenderán. Así su luz azul los irradiará y sus espíritus conseguirán la fuerza para seguir adelante siguiendo los principios de la Jerarquía, bajo el espíritu de la fe y de la confianza.
¡Que se levanten los guerreros de la Nebulosa azul!
¡Que los guerreros del amor participen de esta convocatoria y que en la Tierra esta convocatoria se haga realidad!
Amén.
Hoy les hablo así como le hablo al Universo, porque es tiempo que los que creen en el retorno de Cristo escuchen al Maestro así como Él es y siempre lo será, que escuchen la Voz de quien fue recibido en la Casa de Su Padre para llevar adelante, en el Universo, el Proyecto final de la humanidad.
Que esta Maratón represente la oportunidad de forjar el guerrero del amor en cada ser, el luchador incansable de la Jerarquía que ama sin condiciones y que sirve sin obligaciones, que escucha con su corazón y siente lo que es verdadero, que comulga con la Hermandad y que cada encuentro lo hace parte de sí como si fuera el último de estos tiempos.
Quiero ver a los guerreros del amor encendidos en la oración.
Quiero ver a los autoconvocados del gran Maestro felices por vivir cada nuevo encuentro, en ese sagrado cónclave del Universo Creador que envía sus impulsos celestiales en todos los encuentros de oración en donde los espíritus se reúnen para servir al Infinito y para que el Infinito sea parte de sí, eternamente.
Quiero ver sus corazones de fuego.
Quiero su oferta mayor y acojo sus aspiraciones.
Deseo sentir aún más el amor de los que Me aceptan y de los que se convocan en Mi Nombre, porque desde allí reconstruiré a la humanidad.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Mis queridos hijos:
Mi caricia es como el pasar del suave viento.
Mi regazo es como recibir el cálido calor del Sol en el invierno.
Mi Amor es como la ternura de una madre con su pequeño hijo.
Mi oración es como la lluvia que cae constantemente.
Mi esperanza es como la flor que se abre a los rayos del Sol.
Mi fe es como la bóveda celeste en la noche.
Mi súplica es como el llamado del Universo a todos los seres.
Mi devoción es como el fuego de la noche.
Mi paz es como las olas que golpean armoniosamente en los océanos.
Mi cura es como el rayo del Sol que penetra la tierra oscura.
Mi unidad es como el equilibrio y la armonía del Universo local.
Mi luz es como el Sol en el amanecer hasta que alcanza su punto más alto.
Mi alegría es la consagración de los hijos de Dios.
Mi júbilo es la concreción de la vida sacerdotal.
Mi paciencia es como el fruto que madura lentamente en el árbol.
Mi dulzura es como la fruta más dulce del planeta.
Mi misión es como el servicio abnegado de los que sirven a Dios sin cansancio.
¿Y cómo son, hijo Mío, tus virtudes?
¿Has encontrado la semejanza de tus acciones en la Creación?
Deja que fluya en ti ese principio del Don de Dios.
Permite que despierten los talentos de estos tiempos para que la Tierra sea repoblada de simples, pero verdaderos valores.
Anímate a decirle "sí" a la virtud del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El enemigo del amor: la Apostasía
Queridos hijos Míos:
Mientras Mi Consciencia Divina hoy se aproxima de manera especial al planeta y a la humanidad, Mi Voz se dirige a cada uno de ustedes para que continúen asumiendo las oraciones por las naciones con la seriedad y la responsabilidad que ellas tienen, porque para estos últimos tiempos el gran enemigo del amor será la apostasía.
Este estado de consciencia, contrario al despertar y a la evolución, está comenzando a tomar lugar y espacio en el corazón de las personas a través de Mi adversario.
Volverse apóstata significa, para el espíritu, desvincularse conscientemente del Amor de Dios y dar permiso para que la consciencia comience a ser regida por el sufrimiento, algo que la llevará, gravemente, a no tener una oportunidad espiritual para poder recibir alguna gracia.
Esa es la razón urgente por la cual los Mensajeros Divinos irán al encuentro de esta y de otras situaciones espirituales que, en este caso, están comprometiendo a la Argentina.
Si el Cono Sur asume de manera consciente modos de vida que están en contra de la Ley de la Creación, experiencias increíbles se desarrollarán de la noche a la mañana en esta región del planeta y Sudamérica dejará de ser la Nueva Tierra prometida para convertirse en la tierra condenada por sí misma, por la humanidad.
Esto llevará a que la minoría de la humanidad, menos del cinco por ciento, sea partícipe de una nueva raza.
¿Comprenden, hijos, lo que esto significa?
Por eso, en este día vengo para pedirles a Mis hijos de Argentina y del mundo entero que unan esfuerzos y corazones para que, a partir del próximo mes de septiembre hasta los días de los primeros encuentros, la difusión de los próximos encuentros de oración en Argentina sea masiva, a fin de llegar a la mayor cantidad de esencias posible.
Deseo y aspiro poder entregar Mis Gracias a muchos corazones más, eso fortalecerá a la consciencia de Argentina, a fin de evitar que se convierta en un escenario de horrores en el fin de estos tiempos.
Para esa importante misión de difusión cuenten con la gran ayuda de los ángeles del Cielo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Tercera Serie de Poemas
Decimoprimer poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Concédeme, Señor,
la Gracia de la humildad
a través de San José.
Que mis pies encuentren ese camino
para que, cada día más,
yo pueda servirte con júbilo y en entrega.
Que junto a San José
lleve adelante los Designios de Dios
para que el planeta sea repoblado
de amor y de esperanza.
Hazme, Señor, muy humilde
y pequeño en todas Tus Obras.
Llévanos, a mí y a mis hermanos,
por los caminos del amor
para que seamos bendecidos y tocados
por Tu Divina Misericordia.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Tercera Serie de Poemas
Primer poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Jesús,
¿qué haré con tantas
Gracias en mi consciencia?
Te pido, amado Señor,
hazme digno de recibirlas,
una a una.
Haz mi corazón pequeño y humilde
para que tenga la dicha
de conocer Tus Prodigios.
Tú sabes, querido Jesús,
que no soy merecedor
de tantas misericordias.
Ayúdame a profundizar en el amor
así como Tú lo hiciste
en cada paso del Calvario.
¿Cómo poder amar, Señor,
lo que sería imperdonable?
Arranca de mi ser
todo el orgullo y toda la soberbia.
Que en cada momento,
querido Maestro,
yo pueda sostenerme en Ti
para que tenga la suficiente valentía,
como para poder traspasar
mis propios sentimientos,
mis más duras resistencias
y todos los obstáculos
que me separan de Ti
y de Tu Verdad.
Que pueda humillarme
cuantas veces sea necesario
para que en la resignación
de mi persona,
amado Señor,
yo pueda transformar
la condición humana
que siempre me ha condenado
y castigado.
Sagrado Libertador de la vida,
¡Bienaventurado Jesús!,
hazme nada en todo momento
y sométeme a Tu inalterable Voluntad,
para que cualquier vestigio
de poder personal se desvanezca
de mi consciencia y así pueda vivir
Tu grandiosa Voluntad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segundo Mensaje
Hoy Mis Palabras deben resonar en lo profundo de los seres para que los seres comprendan lo que está sucediendo.
Desde el Gran Consejo de la Jerarquía hoy vengo a visitarlos y a emitir Mi Mensaje para el mundo, para todos los que siguen Mis Pasos y también para los que han dejado de seguirme.
Hoy no vengo a hablar de nadie en particular ni de alguna situación específica que corresponda al planeta o a la humanidad.
Hoy vengo a hablar del Proyecto de Dios que deberá cumplirse por intermedio de todos los que son autoconvocados por la Jerarquía.
Como en otras ocasiones, vengo desde un lugar especial en donde el Gran Consejo de la Jerarquía está reunido en este momento por la evolución de este planeta y de esta humanidad.
Estamos a las puertas de un nuevo ciclo, estamos a las puertas de un próximo 8 de agosto, en el que el Cielo, el Universo, desciende a la Tierra y a la humanidad para volver a hacer su síntesis y para meditar en los próximos pasos.
La humanidad ha cambiado los acontecimientos, por eso hay que meditar para percibir qué es lo que está sucediendo verdaderamente.
Hoy vengo desde un lugar en el Desierto de Chilca, en Perú, en donde los grandes Consejeros del Universo están reunidos, preparándose para ese momento.
Como Maestro entre los maestros, como Guía entre los guías, como Mensajero entre los mensajeros de la Jerarquía vengo a anunciarles ese importante momento para que no solo sean conscientes, sino también responsables ante el Plan.
Cada uno sabe lo que Me puede dar. Cada uno sabe con lo que puede contribuir para que la manifestación se realice.
No busco lo perfecto ni lo imperfecto. No busco lo que es avanzado o moderno.
Busco la verdad de cada corazón humano, de cada servidor de esta Tierra, de cada autoconvocado que fue llamado a lo largo de los tiempos para servir y unirse a la Jerarquía.
Deben mantenerse en el camino para los próximos acontecimientos. No deben permitirse salir de la Jerarquía, porque la Jerarquía necesita estar en esos acontecimientos para poder acompañar a la humanidad y al planeta.
Los tiempos de hoy no son los mismos tiempos que han sucedido en el ayer.
Día a día los acontecimientos cambian, dentro y fuera de los seres.
Día a día son colocados ante una nueva definición, ante un nuevo paso.
La Jerarquía Espiritual no pide lo que es posible. La Jerarquía Espiritual les pide a todos lo que es simple y lo que nace del corazón, que es lo que ayuda a manifestar la Obra; los pilares de esa manifestación deben sostenerse con la colaboración de todos.
Como en el próximo 8 de agosto, tan importante y determinante, los autoconvocados deberán estar donde está la Jerarquía, donde el Universo ha escogido; el lugar para dar los impulsos tan necesarios para la humanidad por medio de la Instrucción y de la Gracia, por medio de la Misericordia y de la cura para todas las almas.
Quisiera saber dónde está la atención de los que dicen estar Conmigo.
Quisiera poder comprender, más allá de todo, el sentimiento de los seres humanos de esta época.
Ustedes saben, compañeros, que Mi Consciencia no tiene límites, pero aún después de todo lo vivido en este planeta y con esta humanidad, estoy aprendiendo con ustedes, de tiempo en tiempo.
Deben abrazar la Verdad que les revela el Plan de Dios, deben sostenerse en esa Verdad para poder seguir adelante.
No deben engañarse a ustedes mismos, no deben crear espejismos con ustedes mismos. Deben saber que cada nuevo ciclo que comienza a partir del 8 de agosto es una oportunidad de renovación y no de inercia.
La inestabilidad de estos tiempos será transmutada por la responsabilidad de todos, por la obediencia y, especialmente, por la adhesión.
Esas son las reflexiones que los Consejeros de la Jerarquía están estudiando y meditando, porque si en la esencia de los seres humanos el conocimiento no está claro, no lo estará en la manifestación.
Deben aprender a vivir como vive la Jerarquía.
Las Gracias del Cielo ya fueron entregadas. Méritos no merecidos fueron concebidos para muchos corazones.
Ahora es tiempo de recapacitar y de saber, verdaderamente, de lo que están participando junto a la Jerarquía.
La purificación no es solo un momento de dolor o de incomodidad. La purificación forja en los seres humanos una definición y una transformación constante.
Recuerden que la balanza de este planeta siempre deberá estar en equilibrio, ¿quién la sustentará?
No solo coloquen el empeño en buscar el bien. No coloquen el empeño en buscar la propia conveniencia o la propia satisfacción.
El apostolado de los Nuevos Cristos deberá ser tan cristalino como el agua y tan puro como la luz del Sol.
Deben construir en ustedes mismos lo que el Universo necesita para poder crear la nueva raza, para poder manifestar la Nueva Humanidad.
La necesidad de que los seres humanos de estos tiempos tomen consciencia es una preocupación de toda la Jerarquía.
El Plan de Dios no es algo que uno pueda usar por conveniencia o por el tiempo que lo necesite. Yo vine a enseñarles eso a Mis Apóstoles y a todos los que Me escucharon alguna vez.
El legado del Proyecto de Dios es inmaculado y sublime, y a él le debemos todo, porque fue el que nos creó y el que nos manifestó para estar presentes en estos tiempos.
Deben forjar en ustedes la determinación de persistir. Muchos seres humanos en estos tiempos están sobreviviendo, pero los que están con la Jerarquía no tienen que sobrevivir, tienen que persistir, tienen que construir y tienen que sostener junto a la Hermandad.
Así, el conocimiento sagrado no faltará y los impulsos divinos no dejarán de descender; porque cada ser recibe lo que necesita, según su momento y su tiempo.
Por esa razón, compañeros, estamos reunidos como Consejeros de la Jerarquía para reflexionar, aprender y meditar.
El Plan deberá seguir manifestándose como está previsto, por la adhesión de todos, por la constancia de todos y, principalmente, por el amor de todos.
El Plan de Dios no puede ser vivido con tibieza o con frialdad.
Deben buscar en ustedes ese fuego que una vez los despertó y los convocó para servir, y en ese fuego se deben renovar todo el tiempo.
Después de todo lo que ha sucedido en Europa, llegó el momento de que escuchen con claridad lo que siempre les he querido decir. Esperé sesenta encuentros para poder decirlo, para que en ustedes pudiera madurar esa semilla que una vez coloqué cuando todo esto comenzó.
Deben colocar su amor en lo que en verdad existe, más allá de todo esto, de todo lo que es físico o material.
El Universo espera que en ustedes se espeje una verdadera respuesta que sea conforme a lo que han recibido y vivido por intervención de la Jerarquía.
Así, el legado no será en vano y habrá receptáculos simples, pero verdaderos, que guardarán en su interior la esencia del Plan.
Sosténganse en las palabras que hoy les dicto, fortalezcan su fe en la vibración que hoy les traigo, y que sus corazones vivan la templanza; así como Yo la viví para llevar adelante lo que Mi Padre necesitaba que sucediera, cuando una vez estuve presente aquí en la Tierra, junto a ustedes y por ustedes.
El Plan de Dios no es una emoción pasajera ni es algo que las almas puedan rechazar por sí mismas. A su alrededor hay ejemplos de eso y vean cuánto están sufriendo, innecesariamente.
Las consciencias de este mundo no tienen noción de lo que es el Plan, no solo por su ignorancia, sino también porque no lo saben, aunque a veces crean que lo saben.
Los Consejos de la Jerarquía necesitan de su madurez y de su adhesión para que muchos más acontecimientos positivos que están previstos puedan suceder y no sean interferidos por nadie.
Mi Corazón Misericordioso esperó hasta este momento para poder decírselos.
Mi Corazón Misericordioso espera de ustedes una reflexión y no un caos.
Ahora llegó el momento de que cada uno asuma su parte con transparencia y madurez, sin culpar a nadie.
Cada uno de ustedes es una pieza preciosa dentro de este Plan y aunque no sepan lo que eso significa crean en lo que les digo, porque tienen ese valor y esa lealtad.
Sepan que todo lo que sucede es para que las consciencias y las almas maduren, para llevarlas algún día a vivir la soberanía que existe en el Universo y en toda la Hermandad. Eso hace recrear a la Creación, eso lleva siempre a tener consciencia y responsabilidad ante los acontecimientos.
Que para esta Maratón todos piensen en el paso que es necesario dar en este tiempo, sin esperar que eso suceda mucho tiempo después, porque ha llegado la hora para dar ese paso.
Los animo a vivir el Plan con mayor consciencia y responsabilidad.
Los animo a ser parte de una Jerarquía Espiritual de la cual la humanidad hasta ahora nunca formó parte, por estar siempre en la inmadurez.
Les vuelvo a decir, no necesito de seres perfectos, necesito de seres conscientes que se animen siempre a transformarlo todo y a vivirlo todo por amor a Dios.
Eso llevará el Plan hacia otra escala y hacia otro nivel; eso hará descender a la Tierra los tesoros que están guardados hace tanto tiempo en el Universo y que esperan para ser revelados por la Jerarquía.
Desde el Gran Consejo de la Jerarquía Espiritual en el Desierto de Chilca los bendecimos y esperamos, como guías y maestros, su correspondencia y lealtad, eso hará que el Universo les confíe nuevas cosas.
Tomen Mis Palabras como una oportunidad de crecimiento interior y no como un reclamo, porque Mi tiempo ya está terminando entre ustedes, así como Mi tiempo terminó con Mis Apóstoles en un momento.
Escuchen Mis Palabras cuantas veces sea necesario y extraigan de ellas todos los impulsos que necesitan para poder cambiar, antes de que todo esté por suceder en la humanidad.
Sean Espejos de la Luz del Plan para estos tiempos.
Sean lo que el Universo necesita que sean en este ciclo, porque así todo cambiará.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Segunda Serie de Poemas
Decimoprimer poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Jesús, Salvador y Redentor,
hazme humilde y semejante
a los ángeles del Cielo.
Hazme semejante a ellos
en obediencia y en servicio
a fin de que toda mi imperfecta consciencia
tenga la Gracia de formar parte, algún día,
de la Ley de la Jerarquía.
Ayúdame y enséñame,
a través de los ejemplos,
a respetar y a reverenciar a mis hermanos
para que se construya en nuestras consciencias
el espíritu sagrado de la hermandad
y de la unidad.
Permíteme, Señor,
abrazar con fervor
cada cruz que deba cargar,
para que la humanidad y el mundo
sean aliviados de sus errores.
Que todos, Señor Jesús,
tengamos la dicha de participar
de Tu Presencia en la Eucaristía,
en la Comunión así como en la Confesión.
Que todos podamos, como hermanos,
sentir y encontrar al Gran Sacerdote del Amor
para que comulguemos
de Su preciosa Energía Divina.
Para eso, Señor,
lava mi rostro con el Agua de Tu Fuente.
Purifica mis manos, mi cabeza y mis pies
con el Agua sagrada
que una vez brotó de Tu Costado
y que, al igual que el soldado romano
que Te lastimó el Corazón,
yo sea bañado por la Luz poderosa
de Tus Células Crísticas.
Conviérteme en el apóstol que necesitas
y hazme pequeño en todo
para que siempre
pueda reconocer
Tu Verdad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esta alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Segunda Serie de Poemas
Quinto poema de un alma al Sagrado y Bendito Corazón de Jesús
Señor,
libérame definitivamente
de mis miserias putrefactas.
Lávame completamente,
por dentro y por fuera,
con el Agua bendita
que brota de Tu Sagrado Corazón.
Límpiame y libérame
de todos los atavismos
para que renovado
por Tu Espíritu
consiga, de una vez y para siempre,
dar los pasos en Tu Camino redentor.
Descomprime las presiones de la vida.
Jesús mío,
coloca Tu santas Manos sobre mí
e imponiendo el poder
de todo el Universo
exorcízame, Señor,
para que finalmente
me libere de las amarras
y de todas las prisiones de la vida.
Déjame a Tu lado, Señor.
Déjame cerca de Ti
y renuévame todo el tiempo
sin que pierda la Gracia
de transformarme día a día.
Bajo Tu Luz paternal
cierra todas las puertas inciertas
que se hayan podido abrir.
Cierra dentro de mí
cualquier estado incierto
que me separe de Tu Divino Amor.
Concédeme, Señor,
la oportunidad de vivirte y de sentirte.
Concédeme la Gracia
de poder estar en comunión Contigo
después de haber sido purificado.
Concédeme la Misericordia que necesito
para poder aprender a perdonarme a mí mismo
y a mis hermanos.
Construye en mí, Señor,
la Nueva Hermandad.
Amén.
¡Les agradezco por guardar las palabras de esa alma en sus corazones!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Al fin alguien coloca su mirada en esta, Mi Iglesia y capilla del pueblo.
Al fin alguien viene a visitarme en el Sagrario para que Yo pueda derramar Mis Gracias, las Gracias de un Corazón manso que no consigue hacerlo por no tener un lugar y un espacio en donde derramar Mi Amor.
Pero hoy sí encontré ese lugar en el corazón de los Míos que, a pesar de todo, vienen a Mí y Me visitan.
Yo estoy presente y atento en todos los Sagrarios de la Tierra, allí puedo atender a sus súplicas.
Me da pena, en el Corazón, cuando las almas se olvidan de Mí y Me dejan de lado, porque así nada puedo hacer, nada les puedo entregar mientras las almas estén distraídas en el mundo y no visiten a Jesús Sacramentado.
Los animo a que les recuerden esto a sus hermanos y que, a pesar de que las Iglesias se encuentren vacías, llamen e inviten a sus amigos para que visiten a Jesús Sacramentado y silencioso en el altar.
Así, Yo les daré todos los tesoros que tengo y podré derramar la Fuente de Mi Misericordia en los que más la necesitan y también en quienes la buscan de corazón.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
En verdad, hijos Míos, no existe nada que Me impida acercarme a ustedes, porque cuando Yo vengo, el Cielo viene detrás de Mí con todas las Gracias del universo, especialmente esas Gracias que los más pecadores necesitan para alcanzar el perdón y la conversión.
Por eso, ante el caos o la calma, ante la agitación o el más profundo silencio, no existe nada ni nadie que Me pueda impedir estar cerca de Mis hijos, porque Mi deseo de Madre es que todos los días, hasta la eternidad, ustedes aprendan a estar en Dios, a pesar de cualquier circunstancia o acontecimiento, así como Yo lo estoy.
Los animo, mediante la oración y la Comunión con Cristo, a superar y trascender el caos mundial del fin de los tiempos; pero no con indiferencia, sino con inteligencia, a fin de que, en la Inteligencia de Dios, sus vidas alcancen la posibilidad de atraer la Paz a la Tierra a pesar de todas las circunstancias.
Anímense a atravesar ese umbral de caos para ingresar al refugio perfecto del Corazón de Dios, porque así muchos más serán llevados por el mismo camino de liberación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que el poder de Mi Sagrado Corazón bendiga a la Tierra y a todos los que viven en ella.
Que Mis soldados de la Tierra perseveren, a pesar de las pruebas de estos tiempos, porque la victoria de Mi Sagrado Corazón se dará en los consecuentes Conmigo.
Que se levanten los caídos y que se rediman los enemigos.
Que Mi Iglesia de la Tierra sea poblada por Nuevos Cristos para que el tiempo de la renovación acontezca y todos reciban las Gracias de Mi Corazón.
Que el poder de Mi Corazón atraiga la paz y que esta paz se realice en todos los que la buscan.
Que el poder de Mi Corazón cure y redima a los que más necesitan de perdón.
Que el poder de Mi Corazón fortalezca sus vidas para que animados por Mi Espíritu de Paz todos reciban la absolución de su Maestro y Señor.
Que el poder de Mi Corazón establezca el amor y la esperanza.
Que todos los que hoy comulgan con Cristo sean consagrados por el Altísimo Señor del Universo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Madre de Dios hoy penetra con Su Luz al planeta y ayuda, en este día especial, en el despertar de la humanidad, de los corazones que están dormidos y que deben reconocer en este tiempo su compromiso con Dios.
Hoy es un día especial, a pesar de los acontecimientos y de los fenómenos climáticos; a pesar de la purificación del planeta, de la purificación de los Reinos de la Naturaleza y de la transición que viven muchos, pero muchos, corazones en este tiempo.
Es un día especial porque es el día de los últimos santos, de los que, en espíritu de abnegación y de entrega, de renuncia y de sacrificio por su Madre Celeste y Su Hijo Amado, ofrecen sus vidas para que por medio del dolor silencioso y del recogimiento interior las almas se puedan liberar en diferentes partes del mundo, en diferentes continentes; a fin de que salgan del sueño profundo y de la inercia; de la somnolencia espiritual y de la ceguera, que no les permite ver la luz y que solo por este acto de amor y de entrega, despertarán algún día y sentirán en su interior el llamado, como ustedes también lo sintieron en algún momento.
Sentirán la necesidad de servir y de salir de sí mismos, como ustedes lo hicieron en algún momento; aunque todavía lo estén aprendiendo por medio de la transformación, de la persistencia y de la fe.
Hoy es un día especial para su Madre Celeste, porque muchas más vidas reciben en el espíritu, una Gracia extraordinaria que no es palpable a los ojos de los hombres, al sentimiento de los humanos o a la visión de los que son concretos; sino que es profundamente interno, diría inmaterial; que desciende desde lo Alto hacia este mundo, hacia el universo interior de cada ser y que trae lo nuevo, lo que es renovador, lo que abre a la consciencia para lo desconocido, para lo que es imperceptible y mora en el Corazón de Dios.
Los ángeles del Universo ayudan en este impulso de este día trayendo entre sus manos los Tesoros del Padre, esferas preciosas de luz llenas de muchos códigos, que son sembradas en los que duermen y en los que estarán por despertar para estos próximos tiempos.
Es de esa forma, hijos, que les demuestro que la tarea es más profunda de lo que parece y de que cada encuentro Conmigo es un momento de ampliar, aún más, el Plan de Dios en la humanidad y de que los frutos divinos y espirituales estén disponibles para las almas que más lo necesitan y que aún no han reconocido su misión en esta humanidad.
Esas Gracias del Cielo y de este día, hoy llegan para los que conocen y para los que desconocen.
Porque en el universo espiritual de cada ser es posible realizarlo todo; porque allí fluyen las Leyes, se manifiestan los Principios y se muestran los diferentes Rayos del Universo que promueven en las almas el despertar de la consciencia y la derrota de la ilusión humana, para que los nuevos apóstoles nazcan, para que los nuevos apóstoles participen de la última Cena Redentora de Cristo en el momento de Su segunda llegada al mundo.
Todo lo que se vive en este tiempo es una preparación, hijos Míos.
Cada momento ofrecido por ustedes es una Gracia. Cada paso dado es una nueva oportunidad que se presenta para almas tan semejantes a las suyas.
Es así que una gran red de luz se teje y trae para el mundo un rescate mayor, aunque la mayoría de la humanidad no responda como Dios lo necesita; pero todo es posible por los que se ofrecen y porque su Madre Celeste está aquí, trayéndoles lo nuevo desde la humildad de Su Corazón Inmaculado.
Eso abre puertas para nuevos acontecimientos; eso trae para los corazones una clara verdad de saber que aún hay mucho por hacer y que el mundo espera por ayuda de más corazones y de más servidores especialmente proyectados en la juventud, que son los que ayudarán a sostener el mundo, aunque no lo parezca. Porque han venido así, en este tiempo, para poder llevar el Plan adelante con el impulso de las Jerarquías de la Luz, con la compañía de los Sagrados Corazones.
Hijos, aún todo se puede renovar y muchos más pueden seguir el camino de la santidad, aunque no lo hayan pensado para sus vidas. La santidad es una entrega por algo mayor, es un servicio por algo desconocido y que no es palpable. La santidad es decir "sí" a cada momento y ante cualquier circunstancia. La santidad es amar al otro como es y es no tener preferencias por nada, sin esperar resultado alguno y sin expectativas.
Esa es la santidad que vive Dios y Sus Mensajeros Celestiales, y es la santidad que el Padre espera poder ver en Sus hijos de este planeta.
Por eso, de tiempo en tiempo y de siglo en siglo, han existido santos; almas que han encarnado en la humanidad para un servicio mayor, aunque no tuvieran total consciencia de eso. Porque todo es parte de un Propósito mayor, de una idea pensada por el Padre para la evolución de Sus hijos en los grados del amor y del servicio.
Eso ayuda a sostener a la humanidad perdida, a las vidas que están ciegas en su camino espiritual y a todos los que están caídos y necesitarán levantarse de los abismos para conseguir ver la luz en el gran horizonte del Cristo.
Hijos, hoy estaré así con ustedes, porque así el Padre lo desea, para que, en esta escuela que Yo los invito a vivir diariamente y por medio de esta Obra, aprendan en la simplicidad a reconocer la Suprema Voluntad y a no forzar el cambio de los acontecimientos, y de aprender a leer en todo lo que sucede a su alrededor y en el día a día, a fin de estar en sintonía con lo Alto para poder comprenderlo todo y así llevar el Plan adelante.
Por eso hoy es un día especial, no solo por la encarnación de su madre espiritual en la Tierra, sino por todo lo que eso significa en los planos internos y en la Consciencia Suprema; porque de la misma forma, hijos, cada uno de ustedes es importante para Mí y sobre todo, para Dios.
Un destino está escrito en sus vidas. Un propósito aún está por manifestarse y expresarse sobre la superficie de este planeta y para la renovación de los tiempos.
Sigan caminando junto a Mí, por medio de ese ardor de amor en el corazón por la Obra de los Mensajeros Divinos, que es la Obra de Dios viva e intacta en el Universo.
Los animo a la profundización del apostolado por medio de la próxima misión en Europa y África que esta vez, como en otros momentos, podrá ser acompañada por todos en cada momento de oración por las naciones del mundo; en cada momento de recogimiento y de introspección, para poder acompañar la Voluntad de Dios, mediante cada parte del Propósito que se va cumpliendo con la ayuda de Mis hijos y en la compañía de sus oraciones.
Fueron llamados, después de treinta años de instrucción, como familia espiritual y como pueblo de este planeta, a seguir los mismos pasos que siguió Moisés con el antiguo pueblo del desierto; pero esta vez con más compromisos y con más consciencia, sabiendo que todo lo que ofrezcan será un tesoro para Dios, preciosamente considerado por Su Divino Espíritu y por Su preciosa Fuente.
Sus vidas, como tantas otras vidas que están consagradas en este mundo, han venido a testimoniar que es posible vivir el Plan de Dios y de hacerlo parte de sí todos los días.
Con esta Luz y este Amor que brotan de Mi Corazón, Yo los bendigo y los impulso a seguir lo nuevo, por medio de la historia que Cristo está escribiendo en los corazones que ya despertaron y en los corazones que despertarán.
Hoy dejo sobre el Corazón de la madre vuestra, Mi Rosa de Luz, para que ese Amor que proviene de Mí y directamente de la Fuente, llegue a los que más lo necesitan, bajo el Espíritu de la maternidad y de la aceptación de todas las cosas.
Que ese Espíritu de Amor llegue a todas las madres de la Tierra y a las madres, especialmente, que han quitado a sus hijos de sus vientres por temor a fracasar.
Que todas las vidas sean reconstruidas y que las vidas que no nacieron sean contempladas, para que lleguen algún día al Cielo y vuelvan, así, a comenzar en una nueva trayectoria universal.
Les agradezco por responder a este llamado especial y por acompañar los pasos de los Mensajeros Divinos por las tierras de Europa y de Medio Oriente.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hoy se abren los lirios de San José y las rosas blancas de Cristo, porque se celebra la presencia paternal del Casto Instructor y la presencia espiritual de Cristo en el día de la fundación de la Orden.
Dos acontecimientos importantes se escriben en los Libros de Dios, porque San José vuelve a confirmar Su presencia en los corazones humildes y Cristo vuelve a hacerse presente, como Sacerdote Mayor, en la esencia de la Orden monástica fundada por Él.
Esto es motivo de alegría y de júbilo, porque el Padre nuevamente está dando testimonio del universo de Sus Gracias en este mundo, y en los tiempos más difíciles.
Que hoy sea celebrada, en el espíritu, la comunión con el Señor y la sabiduría de las Palabras de San José, para que el mundo reciba del Cielo muchas más Gracias que puedan ser derramadas y colocadas en los corazones que deben despertar al amor y a la fe.
Que la Sagrada Instrucción sea reverenciada y que la Presencia de Cristo sea adorada, a fin de mantener las puertas de la Misericordia abiertas en la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Mediante los oratorios formados por los grupos de almas, su Madre Celeste puede derramar las Gracias del Cielo y, al mismo tiempo, el Inmaculado Corazón despierta a las santas virtudes, los talentos que llevan a las almas al camino sincero del servicio mayor, como también de la comunión interior con el universo.
Los oratorios pueden convertirse, algún día, en sagradas células de luz que despierten a otras células, a otros oratorios y grupos de almas que afirman su devoción al Inmaculado Corazón.
En verdad, hijos, cada grupo de oración consagrado a la Madre de Dios es como una pequeña flor que rodea el Corazón de la Madre, el Corazón Inmaculado, que inspira a las almas en el camino de la paz y del bien.
Anuncien a los grupos de oración que pueden ser esas preciosas y pequeñas flores en el jardín inmaculado de su Madre Celeste. Porque es a través de los sagrados oratorios que su Madre Celeste puede trabajar espiritualmente en el mundo, encendiendo cada día más la llama del amor y de la fraternidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Cuando una voz canta de corazón a Dios, abre las puertas al Infinito y desde allí muchas gracias pueden descender sobre las consciencias o en la humanidad.
La voz consagrada a Dios es uno de los mayores instrumentos de unión y alianza con lo Alto.
La voz consagrada a Dios ofrece espontáneamente ese instrumento para que grandes procesos de cura y de redención se establezcan en la humanidad. Y si la voz siempre está colmada de un amor sincero y verdadero, mayor será su efecto en la consciencia planetaria.
El Creador pensó que el sonido sería el medio más perfecto e ilustrativo para que las almas pudiesen comunicarse con lo Alto. En este sentido, la voz que emite el sonido, crea espontáneamente, el puente de contacto con nuestra pureza y con nuestra verdadera realidad.
La voz que es consagrada a Dios se concibe espiritualmente, como una llave que por medio del sonido y de la vibración entra en contacto con los Espejos, y así se establece el descenso de nuevos y sagrados conocimientos.
La voz es uno de los mayores tesoros de la Creación.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos del mundo:
Entreguen su corazón a Dios y arrepiéntanse pronto, porque queda poco tiempo.
Entréguense al amor de Dios y estarán a salvo.
No dejen que las tinieblas los sumerjan. Abran sus corazones y encontrarán la Luz que proviene del Infinito.
Queridos hijos, queridos hijos del mundo, ofrezcan penitencia, reparación y mucha oración, para que más almas sean ayudadas, sean retiradas del error y despierten al Amor de Mi Hijo, al camino del apostolado y de la redención.
Queridos hijos, lo que Yo les ofrezco, a través de los Centros Marianos, es lo máximo que Yo les puedo entregar, todo lo que el Padre me ha permitido. Llenen estos Centros Marianos de personas necesitadas de amor; de almas sedientas de oración y gran parte del mundo podrá cambiar.
Difundan en el mundo a Mis Centros Marianos; aún es poca la concurrencia y es muy grande la necesidad de oración en el mundo.
Cuento con Mis fieles colaboradores, con Mis ejércitos celestes, que se han comprometido Conmigo desde su consagración, para que las almas lleguen a los Centros Marianos y reciban, como ustedes, todas las Gracias.
Queridos hijos, Dios tiene escrito un destino para esta humanidad, un destino lejos del sufrimiento y del dolor; por eso es importante, Mis hijos amados, que en los Centros Marianos exista la vida, la alegría y la devoción de servir a Dios.
Necesito, queridos hijos, que puedan ser más creativos, que convoquen a los rebaños de Dios, a las almas dispersas por el mundo que no conocen el Amor de Mi Corazón Inmaculado, ni tampoco el gran Amor de Dios.
Sean peregrinos de Mis Centros Marianos, para que muchos más lo puedan ser. Traigan a las almas hacia los Centros Marianos, a través de todos los medios posibles.
Mis Centros Marianos son consagrados para el mundo herido, para la humanidad enferma, que a través de ellos debe alcanzar la cura, el perdón y la redención.
En Mis Centros Marianos he dejado los tesoros del Cielo, las más grandes dádivas del Universo, que aún son desconocidas por las almas, porque ellas son intangibles y provienen del Espíritu de Dios, del Propósito de Su Fuente Inmaterial.
Queridos hijos, Mis Centros Marianos son para todas las naciones del mundo, así como los Santuarios Marianos en el mundo.
Quiero que sean voz y eco de Mi Mensaje. Quiero que sean voz y eco de los Centros Marianos de Amor, que ellos estén llenos de almas necesitadas del Amor del Padre y de la Misericordia del Redentor.
Para que eso sea posible, hijos Míos, ustedes deben pensar en grande y no en pequeño; deben asumir grandes desafíos en este tiempo final, porque mientras no los asumen o no los lleven adelante, muchas más almas se pierden en el mundo de los abismos y son llevadas a la gran ilusión de esta humanidad.
Queridos hijos, en los Centros Marianos están las dádivas que las almas necesitan para este tiempo, las llaves que necesitan encontrar para abrir las nuevas puertas hacia la redención y el perdón.
Por ejemplo, hijos Míos, este Centro Mariano de Aurora tiene un propósito con la cura de la humanidad. Necesito que los hermanos que aquí llegan todo el tiempo, que todos Mis hijos de esta nación y de esta región correspondan a este Centro Mariano; que puedan abrir más sus mentes y corazones para acoger a los más necesitados.
Ustedes, queridos hijos, son los difusores de los Centros Marianos de Amor; mientras esa difusión no se lleve adelante, muchas Gracias que vienen del Cielo, se detienen, no pueden descender y están restringidas a muchas almas.
Necesito, queridos hijos, que asuman ese compromiso Conmigo ayudando a manifestar en los Centros Marianos su verdadera tarea. En cada uno de ellos he dejado un Don especial de Dios, Don que deben descubrir por su trabajo, por su dedicación, por su sintonía con cada uno de ellos. Cuando eso llegue a suceder, las almas vivirán los grandes cambios que necesitan y ya no se sentirán solas, ni tampoco perdidas, porque estarán con Dios y en Dios.
Yo vengo a entregarles esta dádiva y este tesoro de los Centros Marianos, porque es la misión de los hijos de María, de todos los grupos de oración, hacer vivos a los Centros Marianos para que ellos no mueran rápidamente. Es su compromiso y también su obligación como hijos Míos, venir a los Centros Marianos al menos quincenalmente. Porque mientras las Gracias siguen descendiendo, sus corazones deben ser receptáculos para ellas, sus vidas deben ser mediadoras para que esas Gracias que vienen del Universo se retransmitan a las almas.
Si en los Centros Marianos no hay almas físicamente andando y orando, las Gracias no pueden llegar a la humanidad dolorida y menos aun a aquellos corazones que sufren por el horror, por la enfermedad y por la perdición.
Que sus corazones, que sus labios y que sus manos sean difusores de los Centros Marianos de Amor; así ayudarán a su Madre Celeste a que la Obra de Redención y de Misericordia llevada adelante por Mi Amado Hijo, no solo permanezca en los Centro Marianos, sino también en todo el mundo que debe saber y conocer, a través de Mi Mensaje, que Yo estoy aquí presente entre ustedes y convocando a la humanidad para que ella viva su preparación en el fin de este tiempo.
Mis ejércitos de Luz deben crecer, eso comenzará a partir de los Centros Marianos y del verdadero compromiso de todos los hijos de María.
La consagración no termina en ustedes. La consagración, los lleva a vivir un compromiso con el Plan de Dios y así ustedes, estarán cumpliendo Su Voluntad, así como la cumplen todos los Ángeles del Universo.
Queridos hijos, desde este nacimiento de Aurora, desde el renacer de su Fuego superior, de su Llama curadora, estamos ingresando en el último tiempo del despertar de la humanidad y ese ciclo en algún momento se cerrará. Dependerá de ustedes, hijos amados, que ese despertar que debe surgir desde los Centros Marianos de Amor pueda llegar a todas las almas posibles, a todos los corazones necesitados, en todas las lenguas posibles.
Primero, queridos hijos, deben expandir su consciencia, su corazón, para poder abrazar la Obra de forma planetaria; para que más puertas a la conversión y a la redención se puedan abrir en otras naciones del mundo.
Aquí, con todo Mi Amor maternal, en Aurora como en otros Centros Marianos, he gestado las bases para esa nueva etapa. Es hora de que Mis soldados de la oración y de la paz acompañen a su Madre Celeste en este nuevo desafío.
Hoy les vengo a dejar este mensaje, hijos amados, porque aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por qué corresponder, hay mucha responsabilidad aún por vivir por cada uno de ustedes.
Con este mensaje de preparación, hijos amados, hoy vengo a consagrar a nuevos hijos de María, que representarán a muchos más, a muchos más que se deberán consagrar en el futuro al Amor de Mi Inmaculado Corazón y a la sagrada tarea de vivir y de asumir los Centros Marianos; para que estos algún día se conviertan en el verdadero Espejo de Dios, que debe reflejar al mundo el último tiempo de la Misericordia, de la Reconciliación y de la Cura de las Almas.
Los Centros Marianos deben ser la morada de los simples, de los buscadores del Amor de Dios y de todos los perdidos que no encuentran sentido en sus vidas, ni en sus caminos.
Deseo ardientemente, queridos hijos, que el mismo impulso espiritual que sus almas recibieron desde el día de su consagración como hijos de María, pueda repercutir y expandirse en más almas del mundo que claman por Mi Corazón y Mi Intercesión.
De esa forma, respondiendo a las súplicas de Mis hijos de todas las naciones y de las diferentes razas del planeta, Yo vengo a entregarles esta Misión en respuesta a la súplica de Mis hijos del mundo, para que Mis ejércitos de Luz, para que los hijos de María, hagan florecer la misión especial de los Centros Marianos y vayan al encuentro de las almas del mundo llevando Mi Mensaje de Amor, Mi Mensaje de esperanza y de paz para todas las criaturas.
Para que eso sea posible, hijos amados, deben ofrecerse al Redentor, como Sus apóstoles dispuestos a ir al encuentro de las almas del mundo; no sólo en la vía del servicio, de la oración o de la comunión, sino también, hijos Míos, al encuentro de las naciones del mundo que deben recibir la ayuda espiritual que tanto esperan y que tanto necesitan para tener una nueva oportunidad en este camino de amor y de redención que Yo les ofrezco.
Será de esa forma, hijos amados, que los Centros Marianos se podrán expandir en el mundo y no se restringirán a la región en donde se encuentran, sino que tendrán sus puertas abiertas para recibir a todos los peregrinos del mundo. Eso espero que suceda algún día; no les pido que los convenzan o los conviertan, sino que los reciban con amor, que les enseñen a vivir la oración y que sepan que existe un camino de salida de todo el caos de este mundo, un camino que los lleva a Mi Inmaculado Corazón y de Mi Inmaculado Corazón al Reino de Dios.
Únanse como grupos y servidores para asumir esta Misión por los Centros Marianos, y ayuden a que los Centros Marianos puedan manifestar los pedidos de los Mensajeros Divinos y que estos se concreten para que más energías espirituales y principios universales desciendan a través de ellos.
Para eso, hijos Míos, también será necesario, ayudar en la concreción de todas las manifestaciones necesarias que los Centros Marianos deben tener, para ayudar a enfrentar el fin de este tiempo y el ciclo final que la humanidad vivirá en poco tiempo.
Los Centros Marianos deben ser islas espirituales de salvación, para que los corazones más solitarios y perdidos, encuentren alivio, paz y esperanza.
Si hoy les pido esto, Yo, que Soy su Madre, es porque es posible concretarlo; existe el potencial en sus corazones, solo deben dar el primer paso, para que el Universo del Padre lo pueda concretar todo.
Los Centros Marianos serán la referencia para cuando Nosotros ya no estemos aquí. Ustedes saben, hijos amados, que existe un tiempo para estar entre ustedes, y para ese tiempo no falta mucho. Después de diez años de Gracias, sus corazones están listos para asumir la tarea de los Centros Marianos, que los Sagrados Corazones de Jesús, de María y de San José, hoy les encomiendan a todos.
Aquí nos encontrarán espiritualmente porque Nuestros Corazones siempre estarán en los Centros Marianos para traer alivio a las almas, cura y redención a los corazones.
Hoy estoy realizando esta consagración de nuevos hijos de María de forma especial, como si fuera la primera vez que aquí, en Aurora, consagré a los primeros hijos de María, que hoy forman parte de Mi Obra, que se han fortalecido en la fe y en la oración y que peregrinan junto Conmigo de forma incondicional y entregados a vivir la Voluntad de Dios.
Renovando ese Principio de Consagración que fue vivido aquí, hace muchos años, hoy vengo a renovar ese voto de consagración, para que los que llegarán a consagrarse en el futuro puedan vivir el mismo impulso de despertar y de compromiso con Dios, a fin de establecer en la Tierra los mil años de Paz.
Que vengan aquí los que hoy se consagrarán.
Prepararemos hoy el himno de su consagración como si fuera la primera vez que las almas reciben un gran impulso para poder dar un gran paso, como lo dieron muchos hijos de María, en estos últimos años en donde dijeron “si” al Plan de Dios.
Quisiera escuchar la música instrumental introductoria de ese himno para poder bendecir a los que hoy se consagrarán ante su Madre Celeste.
Oraré por estos hijos que hoy se consagran en nombre de todos los que ya se consagraron, para que puedan revivir su compromiso, confirmar sus votos y llevar adelante esta misión especial que hoy les encomiendo en la manifestación de los Centros Marianos y en la difusión de los mismos, como islas espirituales de salvación.
Coloquemos nuestra mano izquierda sobre el corazón y únanse a Mi Inmaculado Corazón. En esta sagrada oferta que hoy realizaremos juntos para nuestro Padre Celestial.
¡Altísimo Señor del Universo, que escuchas las plegarias de Tu Sierva!
¡Altísimo Padre Creador, Fuente de Amor y de Unidad para todo lo que existe!
¡Altísimo Adonai, Venerable Emanuel, Santísimo Abba!
Escucha la oración de Tu Sierva en este momento, para que los corazones del mundo que algún día se consagrarán a Mí puedan florecer Tus Virtudes y puedan descender todas Tus Gracias, a fin de que se establezca el alivio para el sufrimiento, la cura para las enfermedades, la sanación para las almas y la redención para los corazones.
Que todo el Amor que proviene de Ti hoy sea derramado sobre estos hijos que se consagran, para que como muchos otros, se renueven en Tu Propósito Divino y en Tu Infinito Llamado.
Que los Ejércitos de la Luz hoy se multipliquen para que más almas en este mundo sostengan el estandarte de la paz, el que indicará el retorno de Cristo.
Amado Señor concede la Gracia para estos espíritus que hoy se postran ante Tu Sierva para recibir Tu Amor reparador, Tu eterna Misericordia.
Hoy renuevo, en nombre de ellos, la consagración de todos los hijos de María, para que en estos tiempos que llegan Mi Manto Celeste de Luz y de Paz se expanda en todas las naciones del mundo, porque Mi más ardiente deseo, Padre Amado, es que hayan hijos de María en todas las naciones del mundo.
Y hasta que eso no se cumpla, Yo te pido Señor, poder estar aquí, cerca de Mis niños, para poder acompañarlos en esa gran aspiración. Amén.
Yo los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Y ahora, que el Padre escucha la voz de Sus hijos más simples y perseverantes, entonemos este himno de consagración para que más núcleos internos, más almas en esta humanidad, despierten a su consagración en preparación del retorno de Cristo.
Yo les agradezco, a pesar de todo, por responder a Mi llamado y agradezco a todos los que hoy están aquí y a los que estarán algún día. Amén.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más