Mis queridos hijos:
Que en esta Cuaresma y en este desierto que están atravesando, dentro de la tempestad que están viendo, que sus corazones recuerden Nuestro Mensaje de Paz, porque:
Donde exista odio, que reine el amor.
Donde exista oscuridad, que reine la Luz de Cristo.
Donde exista desesperación, que reine la esperanza; porque Dios solo desea que todos sean buenos y santos instrumentos de Su Paz.
Si alguien te ofende, humíllate así como Cristo lo hizo.
Si alguien es injusto, ríndete como Cristo lo hizo.
Si alguien defrauda para siempre tu corazón, dale tu perdón; porque no existe salvación sin reconciliación, no existe paz interior sin vivir la compasión, no existe Justicia sin antes vivir la Divina Misericordia.
Este es el tiempo en el que todo se mostrará, en el que no quedará piedra sobre piedra. Pero estén atentos, Mis hijos, porque esta será la hora en la que serán probados en los grados de amor. Porque Jesús, sufriendo en la Cruz, no condenó al ladrón; porque Jesús no apartó de Él a María Magdalena por haber pecado ni dejó de resucitar a Lázaro, Su amigo, porque tal vez no lo merecía.
Jesús, Mi Hijo, como en aquel tiempo, viene en este último ciclo para que no se olviden de que Él es el Camino, la Verdad y la Vida; y quien no actúe como Cristo, no podrá ser llamado Su compañero.
Recuerden ser piadosos y misericordiosos con los demás, porque en este tiempo necesitarán también de Piedad y de Misericordia.
Hijos, una sola cosa les pido, no se olviden del Amor que Jesús les enseñó; porque, si no actuaran con un verdadero y puro amor reconciliador, les aseguro que no habrá Obra o Proyecto que se sostenga en este tiempo sobre la superficie de la Tierra.
Amen más de lo que creen amar.
Les agradezco por la ofrenda del Inmaculado Corazón en el centro espiritual de la casa de la Orden, símbolo de la Pureza y de la Paz de Mi humilde Corazón, que protege y ampara a todos los consagrados de Cristo. Un símbolo que no podrá ser removido.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Palabras de Luz y de Sabiduría emanan de Mi Corazón Inmaculado. Son Palabras de Amor y de Verdad que provienen de Dios para iluminar los caminos de las almas o para aproximar las almas que se distanciaron del Padre.
Estas Palabras, que brotan de Mi Corazón, están llenas de Gracia y de Misericordia, porque detrás de ellas se guarda un infinito y misterioso Amor Superior que torna a cada criatura digna y venerable.
Estas Palabras buscan despertar la verdad en cada ser y, al mismo tiempo, el Propósito que cada esencia deberá cumplir ante la Creación y el universo.
Esto nos hace comprender que la Instrucción Espiritual nos llega para saber aprovechar mejor la propia vida, a través del camino de la fe, de la caridad y de la ayuda al prójimo.
Las Palabras de Luz que provienen de Mi Corazón hacen evolucionar la vida, tornando cada consciencia en un Sagrado Instrumento de Dios.
Las Palabras que vienen de Dios concretan muchas cosas, sobre todo el Propósito y la tarea que cada alma deberá vivir en estos tiempos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Hijos amados:
Quiero agradecer, en este día, la respuesta amorosa de sus corazones a Mi pedido maternal. Quiero decirles que Mi Presencia tocó a los corazones, más allá de lo que sus pequeños seres pueden comprender, porque existen misterios que solo comprenderán cuando estén en Mi Reino.
Pero, desde ya, puedo afirmarles que Mi Amor actúa a través de las intenciones de los corazones, mucho más que a través de sus acciones o palabras. Por eso, muchos no pueden percibirlo, pero cuando sus corazones emiten una intención verdadera, Mi Inmaculado Corazón de Amor puede intervenir por las almas y las consciencias.
Por eso, hoy los invito a meditar con el corazón en este misterio; los invito a buscar, en lo profundo de sus seres, sus intenciones verdaderas, porque es a través de ellas que el Señor actúa.
Hoy, quiero que aprendan que lo verdadero está en el interior de los seres y que es en este núcleo de simplicidad donde se instaurará Mi Paz.
Quiero que busquen trabajar sobre sus intenciones en todos los actos de la vida; porque si buscan conocer las intenciones que están más ocultas en su interior, podrán conocerse verdaderamente a ustedes mismos y no solo descubrirán que aún hay mucho por transformar, sino que también encontrarán los frutos que Mi Presencia hizo nacer en sus corazones y que ustedes mismos desconocen.
Quiero que conozcan lo profundo de su interior, con la finalidad mayor de descubrir el potencial luminoso que guardan en sus esencias. Así, quiero mostrarles la pureza que aún existe, muy escondida, en toda la humanidad.
Vengo, a través de Mi Presencia, a retirar de los cofres más perdidos de su interior los tesoros preciosos que desconocen.
Hoy, les digo que Mis Palabras y la esencia de Mi Paz están transformando sus vidas, sobre todo las de los que peregrinan Conmigo y las de los que Me acompañan con el corazón.
Digo esto porque quiero que estén conscientes de los tesoros que ya hicieron crecer en sus almas, de las virtudes luminosas que el Espíritu de Dios dejó en sus vidas, para que puedan valerse de esas virtudes y dar nuevos pasos.
El camino del Señor es infinito, y siempre habrá un paso más que dar. Pero hoy quiero enseñarles a recoger los frutos de este árbol que planté, con semillas divinas, en sus vidas para que, de esos frutos, nuevas semillas puedan nacer, fortalecidas por la fe y por la voluntad de sus espíritus de cumplir con la Voluntad de Creador y de manifestar Su Sagrado Plan de evolución en la Tierra.
Hoy, abro sus corazones y los vuelvo transparentes ante sus almas y Dios, para que no solo Mis ojos puedan ver cuán bellas son sus esencias.
Contemplen Conmigo la pureza de sus corazones, y encuentren en ella la fuerza y el poder divino que los impulsa a seguir adelante.
Les agradezco por estar hoy a Mi lado.
María, Madre y Reina de la Paz
Queridos hijos Míos:
Hoy Mi Corazón desea hacerles un pedido especial de oración por el mundo. Vengo acompañada por las huestes celestiales del Reino de Dios para que, a través de la intervención de sus corazones, Mis ángeles puedan ir en auxilio de las naciones del mundo.
Quiero pedirles que, de forma especial, oren por la India, por Egipto y por Kenia, que en este día necesitan de mucha ayuda para vencer las amenazas del enemigo.
Les pido que oren mucho para que Mis misioneros marianos puedan cumplir la misión de llegar a la India, porque la presencia de ellos no tiene el motivo de llevar solo el servicio y la donación, sino también llevar Mi Corazón entre sus manos para que sea entregado a los que más lo necesitan.
Mis queridos, Mi Corazón Inmaculado necesita llegar a esas naciones para consagrarlas a Mi Corazón y para protegerlas de todo el mal que se expande.
A veces, la ignorancia de los que viven en la oscuridad no les permite ver las verdaderas necesidades espirituales y así, el enemigo se aprovecha de la ignorancia de Mis hijos para cerrar con siete llaves las puertas de las naciones.
Si oran con amor, con devoción y haciendo a Dios una oferta verdadera de aliviar al mundo, la Luz podrá llegar a los corazones que hoy están en la oscuridad, podrá retirar las vendas de los ojos de Mis hijos para que ellos perciban una realidad mayor y reconozcan en Mis soldados a Mi Inmaculada Presencia.
Hoy les pido que oren también por todos los niños que viven en Kenia; todas las pequeñas almas que equilibran violentamente sus deudas con Dios para que, a través de la oración misericordiosa de sus corazones, esa Fuente insondable de Misericordia sea vertida sobre todos esos pequeños niños y también sobre los que están por nacer.
Mis queridos, los tiempos se están acelerando. El momento final de esta purificación, que el mundo ya vive, se aproxima y es urgente que sus corazones se pongan a orar.
Confíen en la Voz que os guía, porque Mis ojos contemplan las necesidades del mundo entero, no solo las de aquellos que Me oyen.
Los que hoy escuchan Mi Voz deben responder con prontitud a Mi llamado, para que este llamado se expanda por el mundo y llegue a aquellos corazones más olvidados. Eso se alcanza, hijos Míos, sobre todo a través de la verdadera oración.
En este viernes de reparación y de preparación para el sábado de Misericordia, únanse al Corazón Castísimo y Sacratísimo de San José, para que Él los auxilie y les enseñe a ser intercesores ante Dios, en beneficio del mundo entero.
Las naciones más distantes de Mi Corazón necesitan de mucho auxilio y de mucha colaboración orante. Por eso, junto con San José, coloquen en sus corazones a toda Asia y eleven al Corazón de Dios un pedido misericordioso de auxilio; pídanle que envíe Sus huestes de Luz, que derrame Su Piedad y Su Misericordia sobre esos hijos que tanto las necesitan.
Oren, oren mucho, para que los Planes de Dios se vuelvan realidad y este mundo se convierta en un mundo luminoso, consagrado al Corazón del Creador y que responda a Su Celestial Voluntad.
Les agradezco, Mis queridos, por acompañar a Mi Misión mariana por la paz en la Tierra.
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
Hijos Míos:
Es tiempo de pedir con el corazón el auxilio del Señor en sus vidas. Es tiempo de clamar por el perdón y por la reconversión del mundo. Es tiempo de unirse al Divino y a lo Sagrado para mantener el hilo que une el Cielo a la Tierra.
Mi Hijo Jesús una vez les dijo: "Pidan y les será dado". Y así es, hasta los tiempos actuales. El Señor espera que el corazón de Sus hijos clame con fervor por la salvación del mundo.
Si sus corazones, por ellos mismos, no se aproximan a Dios; tampoco Dios, solo por Él, se puede aproximar a ustedes. En las Leyes del Cielo, hijos queridos, es necesario que se pida para que se dé; es necesario que clamen para que venga; es necesario que abran las puertas para que entre.
Por eso, hoy les pido que abran los ojos y el corazón para percibir si realmente están clamando por la Presencia de Dios en sus vidas.
Perciban con el corazón si, día a día, llaman el Nombre del Señor y piden que Él se aproxime y guíe sus pequeños corazones. Si se abren para sumergirse más profundamente en ese entendimiento de sí mismos; sientan si sus corazones, a través de las acciones, de los sentimientos, de los pensamientos, de las aspiraciones e intenciones del corazón, están abriendo las puertas para que el Señor ingrese, en Consciencia, en sus vidas.
Mi Corazón Inmaculado, por muchos siglos, dictó al mundo palabras santas de reconciliación con Dios, para que las almas pudieran encontrar el camino hacia el Reino de los Cielos. Ahora, hijos queridos, es momento de que sus ojos se vuelvan hacia lo Alto, de que sus corazones se permitan descubrir lo nuevo a través del amor por este Universo desconocido de Dios.
Mi último llamado viene a renovar el conocimiento del mundo, viene a despertar la vida divina en todos aquellos que se cansaron de caminar en círculos en el camino de la evolución.
Mi Corazón viene a abrazar al viejo mundo para que, bajo Mi Manto, él se transforme en el nuevo y renacido mundo. Sin embargo, Mis amados, para muchos no es posible abdicar del propio conocimiento para abrirse al infinito Misterio de Dios. Para muchos no es simple abrir el corazón para renovar la vida en una vida de amor y fraternidad.
Por eso, los que hoy se animan a responder a este llamado celestial, deben hacerlo sin miedo y sin demora, para impulsar a toda la consciencia humana en este nuevo paso en dirección al Corazón infinito de Dios.
Caminen con fe, Mis pequeños, sin temor a errar o a sufrir, porque los errores son formas de descubrir la humildad y de vivir nuevos aprendizajes en el corazón; y el sufrimiento vendrá, de acuerdo con la Voluntad de Dios, para los que deben prestar un servicio viviéndolo.
En este día, solo se abran para que un nuevo impulso de transformación ingrese en el mundo. Mientras oran, pidan el auxilio de Dios y Su Presencia en la vida de todos los seres. Pero no se olviden de que, cuando la Voz de Dios resuene en los corazones, será necesario responder con prontitud y fe, por ustedes y por el mundo.
Les agradezco, pequeños, por estar en oración Conmigo en este día y en todos los días de sus vidas.
María, Madre y Reina de la Paz
Paz para todos los corazones.
Hoy lanzo a las estrellas de Mi Corona sobre la Tierra, para que el brillo celestial que cubre a la Reina del Mundo pueda despertar a los que aún duermen y a los que permanecen en la oscuridad de la consciencia, en la ignorancia.
Hijos Míos, cuando Mis estrellas cruzan el umbral existente entre el Cielo y la Tierra, un nuevo amanecer despunta en la vida de todos los seres. Cada una de Mis estrellas simboliza los atributos vivos de Mi Corazón y del Corazón de Mi Hijo Jesús.
Traigo, en Mi cabeza, una Corona de doce Estrellas para que, cada vez que Mis pies posen en la Tierra, los corazones del mundo puedan recibir esta señal luminosa que desciende a partir de los Cielos, este símbolo de redención que trae en sí los Dones del Santo Espíritu de Dios.
Un gran misterio está guardado en Mi Corona de Estrellas. Cada uno de los nuevos apóstoles de Cristo tendrá, en Mi Corona de Estrellas, la inspiración y la instrucción para su apostolado.
Contemplen con el corazón el brillo de Mis estrellas y permitan que este misterio de la Mujer Vestida de Sol ingrese en sus consciencias.
Mis amados, Dios derrama a través de estas estrellas el despertar de Su Santo Espíritu en las criaturas, vierte sobre el mundo las enseñanzas ocultas que viven en el Reino de los Cielos.
Las estrellas que forman Mi Corona son las llaves para el despertar de sus espíritus, son las llaves para abrir las puertas del corazón y para abrir las puertas del Cielo.
Aquellos hijos Míos que busquen al Creador, portando en su corazón una de Mis estrellas, serán reconocidos como hijos de Dios y de Su Sierva fiel. Aquel que asuma, de forma permanente, esta estrella celestial en su pecho será reconocido como hijo dilecto de la Mujer Vestida de Sol.
Si reciben en sus corazones este símbolo de amor, estarán protegidos de todo mal y, si confían con sinceridad en este misterio que deposito en sus corazones, los dragones que recorren el mundo no los encontrarán.
Perciban, hijos Míos, a las estrellas que descienden del Cielo hacia la Tierra, estrellas que provienen de Mi Corona bendita y que están aquí para sellar el compromiso de Mis hijos con Mi Corazón Inmaculado.
Sean como el niño de la profecía de Juan, el Apóstol; estén en Mis brazos, protegidos por el sol y por las estrellas de Mi Corona; de esa forma, ningún mal se aproximará a sus corazones.
Los Cielos cuentan con la fe en el corazón de los hombres, cuentan con la respuesta que cada uno puede darle al Señor, cuando escucha Mis Palabras.
Sean fieles a la voz del propio corazón cuando Mi Voz, plena del Espíritu Santo, hace eco en su interior. Sean simples y humildes para comprender, siempre a través del corazón, las Palabras que pronuncio.
Los misterios más ocultos que viven en Mi Reino son develados a través de la pureza del corazón y no de la astucia de la mente.
Mis amados, ya es hora de develar algunos misterios a sus seres. Aquellos, que abran el corazón para escucharlos, recibirán del Espíritu de Dios el discernimiento y la comprensión necesaria para percibir y vivir la Voluntad de Dios encerrada en estos misterios.
Aquellos que intenten, a través de la mente, oír Mis Palabras y encontrar Su veracidad, sufrirán la oscuridad de la ignorancia y no permitirán que el Espíritu de Dios resuene en sus corazones, recorra lo profundo de sus espíritus y arranque los velos de sus consciencias.
Hoy, reciban con amor Mi llamado. Reciban en sus corazones el misterio encerrado en Mi Corona de Estrellas. Busquen y pidan al Señor que estas estrellas estén presentes en sus corazones; porque si una de Mis estrellas encuentra espacio en el corazón de los hombres, el Espíritu Santo podrá descender sobre la Tierra e incendiar con Fuego Divino el corazón humano.
Les agradezco, Mis amados y pequeños hijos, por dejarse guiar por Mi Inmaculado Corazón.
María, Madre del Mundo y Reina de la Paz
Por el Poder del Espíritu Santo, alabado sea Jesucristo.
Hijos Míos:
En Gloria eterna, el Señor Me envía para bendecir esta ciudad y esta nación. Hoy Mis pies se posan sobre la Tierra para confirmar Mi Reinado en el corazón de Mis hijos y para demostrar cuán infinita es la Misericordia del Señor, que envía a Su Sierva para anunciar el Retorno glorioso de Su Hijo y para preparar el rebaño de este gran Pastor de almas.
Queridos hijos, agradezco eternamente el esfuerzo hecho por cada uno de sus corazones para recibirme en este día. Agradezco el amor y la alegría con los cuales prepararon Mi llegada y les digo, a partir de lo profundo de Mi Inmaculado Corazón, que hoy el Cielo observa la Tierra con especial atención.
Los ángeles de Mi Reino se detuvieron para acompañar Mi tarea materna. Los santos y los bienaventurados, que tienen su morada en el Reino de los Cielos, oran con fervor por la conversión de las almas que Me encuentran por primera vez.
Acojo bajo Mi Manto a todos los que se aproximan a Mi Corazón y Me permitan tocar, con Amor, sus esencias.
Hijos Míos, no teman estar delante de la Bienaventurada y Santísima Madre de Dios. Yo soy la misma de Nazaret, que retorna en espíritu, de época en época, para renovar a los corazones humanos. Este es el ciclo de Mi último llamado.
Vengo a despertar a aquellos que todavía no oyeron Mi Voz que los llama. Abro Mis brazos para que todos puedan encontrar refugio en Mi Corazón. Yo soy la Madre de todas las criaturas de esta Tierra y estoy aquí, en este tiempo, delante de los que Me ven y Me sienten en sus corazones, para que todos Mis hijos del mundo reciban la oportunidad de conocer Mi llamado a la conversión y a la oración.
No les pido nada más, solo que oren con amor, que confiesen con sinceridad sus faltas para con Dios, que comulguen diariamente con Mi Hijo Cristo Jesús y que abran sus corazones para que Yo pueda reinar en sus vidas.
¡Es tan simple lo que les pido y es tan grande la repercusión que acontece en el Cielo y en la Tierra cuando responden a este llamado!
Cada uno de Mis pedidos, hijos Míos, tienen la única finalidad de salvar a las almas que padecen en la oscuridad y de preparar a aquellos que caminarán al lado del Cristo vivo que retornará en Cuerpo, Alma y Divinidad para redimir definitivamente al mundo.
Mi Voz resuena en los corazones que Me reconocen, porque fueron convocados por Dios para formar parte de Mi ejército mariano de oración y para trabajar incansablemente Conmigo por la salvación de las almas.
A los que acepten seguir este simple, pero grandioso llamado, los aguardo en oración. Porque, de la misma forma que Me presento hoy a los que Me llaman con el corazón; aspiro a llegar a sus casas, ciudades y naciones siempre que Me llamen con sinceridad, para que Mi Paz se expanda por el mundo.
Como Madre y Reina de la Paz, vengo a difundir Mi pedido de Paz; pues el mundo necesita, hijos Míos, encontrar la paz en los corazones de los hombres.
Dejo en sus corazones este pedido y este llamado, para que acompañen a la Bienaventurada Virgen María en el rescate de las almas más perdidas.
Aún hay mucho por hacer, y Mis hijos aguardan sus oraciones.
Por la Gracia eterna que Dios derrama sobre el mundo, Yo los bendigo siempre.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
María, su Madre y Reina de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más