MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN FÁTIMA, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Queridos hijos:

En este día especial, en el que se conmemora el ciclo de los 100 Encuentros de Oración de Misericordia, deseo que cada uno de Mis hijos coloque su mirada en el Sagrado Corazón de Jesús; y así, vean cómo, en este día de la victoria de la Divina Misericordia, Sus Rayos de Amor, de Cura y de Luz tocan y bendicen a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Misericordia.

Como soldados orantes de Cristo, eleven sus estandartes y caminen como un gran ejército de Luz hacia el centro del Altar del Señor para que, una vez más, la ofrenda de cada corazón sea depositada a los Pies del Redentor; a fin de que los votos internos sean renovados y, como en los últimos 100 Encuentros de Misericordia, ustedes contemplen el descenso de la Misericordia de Dios.

Hoy también, los invito a recordar el momento cuando cada hijo Mío, por primera vez, tomó contacto con la Misericordia y esa Misericordia hizo de su vida un testimonio de conversión.

Recuerden todos los hermosos momentos de alabanzas y las oraciones sostenidas en estos últimos años. 

Vean, hijos Míos, por un momento, cumplirse dentro de ustedes la Voluntad de Dios.

Que hoy, el Espíritu Sagrado de la renovación y de la insondable Misericordia de Mi Hijo siga curando a la Tierra herida para que triunfe el Bien y la Paz.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

MENSAJE ESPECIAL DE CRISTO JESÚS PARA LA 63.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Primer Mensaje

Desde la Gran Estrella del Universo Yo los saludo y envío Mi Mensaje de paz para el mundo.

Hoy Mis Palabras emanan desde el corazón de Andrómeda, lugar desde donde se gobierna a este Universo y a muchos Universos más que son regidos por la Ley de la Jerarquía y que están bajo los cuidados de las grandes Consciencias universales.

He venido a la Argentina para corregirla en su propósito, para llevarla de nuevo hacia el camino de la luz.

Por eso extiendo Mi Mano hacia el Pueblo de Dios, para que se puedan tomar fuerte y seguirme por el sendero de la verdadera fe y de la nueva esperanza.

Desde Andrómeda emito Mi Voz para el mundo y especialmente para Argentina, sabiendo que es un pueblo que necesita enderezar sus caminos para poder cumplir el Propósito de Dios, para poder vivificarlo, para poder realizarlo en estos tiempos críticos en donde todo está en juego.

No es nada nuevo lo que hoy Yo les pido, compañeros, sino solo recordar su compromiso para que puedan recordar su origen, sabiendo que esta vida material no termina aquí y que después de esta vida hay mucho más que aprender.

Los Universos se ofrecen para que puedan aprender en sus sagradas Escuelas, en donde todo está escrito y en donde todo se cumple.

Por eso, los invito en estos días a beber de Mi Misericordia para que puedan beber de la Fuente del Conocimiento, un conocimiento que les revela la Verdad, un conocimiento que les dará la paz y la sabiduría que necesitan para estos tiempos críticos.

Pero Mi venida a la Argentina no evitará muchas cosas más de las que suceden en estos días y en estos tiempos.

La libertad aún está en la mano de los hombres.

La libertad es lo que los puede llevar a Dios o es lo que los puede condenar sin que lo perciban.

Por eso, la elección está en cada corazón humano, la elección de vivir en Dios o de no estar en Dios, de sumergirse en el Amor de Dios o de apartarse del Amor de Dios.

Nadie será forzado a vivir una espiritualidad que aún no ha comprendido ni sentido en su interior.

Pero lo que Yo puedo prometer para la Argentina es solo Mi Amor y Mi Misericordia. Vertientes que los llevarán a encontrar el Propósito Divino, a encontrar la respuesta que tanto buscan desde hace tiempo.

Así Yo voy formando a Mis nuevos soldados, los soldados de los últimos tiempos. Voy construyendo en las moradas de todos los seres el Cristo interior, aquel que vivirá el fin de los tiempos, aquel que dará testimonio, en Mi Nombre, de que Yo estoy aquí entre ustedes y con ustedes.

Por eso hoy Mi Voz se emite desde Andrómeda, lugar en donde el Gobierno Universal mora y cumple las Leyes Divinas para este Universo Material; lugar en donde grandes decisiones se toman para la evolución y el despertar de las consciencias, para la expresión infinita de más grados de amor, de un Amor más grande que aquel que Yo pude concebir cuando estuve en la Tierra entre ustedes, hace tanto tiempo.

En aquella época Yo les dejé una llave que los ayudaría a trascender todos los tiempos y todas las generaciones, todas las experiencias y todos los aprendizajes.

Es el amor a la vida lo que reconstruirá a la Argentina, más allá de los errores y de las faltas.

El amor es lo que curará, es lo que colmará.

El amor les concederá la paz y así vivirán en justicia.

De nada servirá oponerse los unos a los otros, porque por más que hay desigualdades, que son vistas por todos, lo que importa para Dios, compañeros, es el destino de su nación y de su pueblo como una Tierra Prometida que ya no contará con injusticias ni desigualdades, que estará permeada por la Presencia de Dios en la vivencia perfecta de Su Amado Hijo en el corazón de los hombres.

No luchen por lo que es material, aunque sea injusto.

Construyan en ustedes lo que es verdadero y lo que proviene de Dios, aquello que realmente los hará libres, algún día, para alcanzar el Reino de Dios que está dentro de ustedes.

Viviendo en el Reino de Dios estarán en comunión con lo Alto y ya no se tratará más ni de una religión ni una doctrina, porque su religión, compañeros, independientemente de cualquier otra, será el amor.

Es el amor que los llevará a vivir el servicio y la fraternidad para con sus hermanos.

Es el amor que les permitirá construir la hermandad y así poder vivir la nueva vida que repoblará a la Tierra en los próximos tiempos.

Pero, mientras viven su transición interior y exterior, no luchen, ya no se opongan los unos a los otros. Busquen esa justicia en el Don de la Misericordia de Dios y todo pasará.

Así Dios hará justicia, como la Gran Consciencia Divina que Él es, y Sus hijos finalmente lo representarán en la Tierra, como Él tanto lo ha esperado desde el principio.

Sean capaces de vivir Mis Palabras más allá de los sentidos.

Sean capaces de arriesgarse a hacer un poco más de lo que hacen o de lo que han conseguido en sus vidas, porque todo volverá a comenzar en el amor y del amor partirá. Lo demás se hará polvo y al polvo volverá.

En sus espíritus está el Sagrado Relicario de Mi Corazón.

En sus almas puede estar la presencia de Mi Alma, para que estén en comunión con la Justicia Divina y en un perfecto equilibrio.

Por eso, desde Andrómeda se emite una Voz de igualdad y la Gran Estrella de este Universo los llama a la elevación de la consciencia para salir de las formas y de las batallas, para alcanzar el verdadero sentido de su existencia y de su misión en la Tierra, como individuos, como pueblo y como país.

Cierren las puertas al caos. Abran las puertas a Mi Divina Misericordia, porque así Mi Presencia triunfará en ustedes y Mi Energía triunfará en su nación.

Ha llegado la hora de percibir la realidad y no los engaños.

Ha llegado la hora, compañeros de Argentina, de subir un escalón más para aproximarse a Dios y sentir Su Amor que los colma y los colma de tiempo en tiempo.

Sean un pueblo merecedor de la Justicia Divina y no de la justicia humana. Así aprenderán a estar en equilibrio y en armonía con el Universo.

Andrómeda emite su voz, desde el Universo hacia su planeta, para que la puedan escuchar y puedan contar con su gran Gobierno que es celestial y cumple los comandos superiores que dicta el Padre Eterno.

Únanse a esta cadena de oración por la paz y eviten que el caos los sumerja.

Sean inteligentes y activen la oración del corazón para que sus propios Espejos internos disuelvan toda la oscuridad reinante.

Por eso, Andrómeda viene para bendecirlos y para consagrarlos, para que cada corazón humano y cada alma escuche la Voz del Universo y reciba, desde Andrómeda, el espíritu de la paz.

Que su ofertorio para este Maratón sea verdadero, como lo han demostrado en estos últimos días.

Porque el Universo está contemplando todos sus esfuerzos, por más pequeños que parezcan. Todos los esfuerzos suman para el descenso de la Divina Misericordia que permite amar a los enemigos y perdonar a los injustos.

Anímense a superarme en el amor y encontrarán la Verdad.

Anímense a ser Mis testimonios y serán libres, así como tanto lo esperan.

El Reino de Dios está dentro de ustedes y él allí debe permanecer, a través de los tiempos, para que se cumpla la Sagrada Voluntad.

Les agradezco por haberme dicho “sí” para este encuentro, porque eso significa mucho para Mí, como Consciencia Divina y Universal.

Aquí existen almas muy valiosas y espíritus muy importantes para la Creación. Por eso están en la Argentina y no en otro lugar.

Todo en la Creación tiene un sentido divino y un Propósito superior para manifestarse.

Sean parte de esa corriente universal que proviene de Andrómeda y reconozcan en estos tiempos su misión para con la humanidad.

Que en esta Maratón de primavera florezca el amor de sus corazones.

Que sus manos, brazos y pies den los frutos del servicio y caminen al encuentro de los necesitados para que la Misericordia llegue a todos, sin distinción.

Que la Luz del Espíritu de Andrómeda los bendiga en el nombre de la Sagrada Hermandad.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Aparición reservada de San José, en la ciudad de Cracovia, Polonia, a la vidente Hermana Lucía de Jesús

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Que el Silencio del Corazón de Dios le hable al mundo.

Dejen que sus corazones transciendan las apariencias, la materia, este espacio físico, para que Yo pueda conducirlos al lugar a donde los quiero llevar hoy.

Como Siervo de Dios vengo a conducirlos a la Fuente de la Divina Misericordia, de la cual bebí como consciencia, como corazón humano.

La Misericordia que proviene del Corazón de Dios aún es muy desconocida para ustedes, porque si conocieran esa Misericordia, la amarían infinitamente.

Coloquen su atención en el Corazón de Dios. Denle ese permiso a su propio espíritu, para que en este lugar Yo pueda mostrarles algo diferente a todo el sufrimiento y la angustia que se guardan en la consciencia humana y en el éter de la Tierra.

Quiero mostrarles una Faz de la Consciencia Divina que es el aspecto misericordioso de Dios a través de Su Hijo.

La Misericordia no nace solo del sufrimiento de Cristo en la Cruz. Ella tiene allí su puerta para el mundo, pero esta Fuente es amplia, universal y divina. Esta Fuente se desborda hacia toda la vida desde el Corazón de Cristo.

La Misericordia es la cura para todas las enfermedades. La Misericordia es el perdón para todos los errores y la Gracia para todas las necesidades.

Yo miro al mundo y veo a una humanidad enferma por no conocer el poder de la Divina Misericordia. Veo a las almas que se pierden en los abismos de oscuridad, desesperanza, ignorancia y desamor por no conocer la Divina Misericordia.

Yo miro hacia el mundo y veo tantas veces a los Reinos de la Naturaleza ultrajados por la consciencia humana, porque en ella no habita la Divina Misericordia.

Tan simple como una fuente de agua que nace de la Tierra y se transforma en un río que sacia la sed de los hombres, así es la Fuente de la Divina Misericordia en el Corazón de Dios.

Una Fuente que se torna un caudal inagotable cuando las almas claman con sinceridad, cuando las palabras no salen vacías por su boca cuando invocan: "Por Su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero".

Este es un ejercicio que les abre la puerta hacia Algo aún inaccesible para el corazón humano, incomprensible porque aún no profundizaron en el amor a la Divina Misericordia.

Si supieran que no hay pecado eterno cuando las almas sinceramente claman por una oportunidad, cuando se arrepienten y convierten sus caminos por la Gracia de la Divina Misericordia.

Las almas pueden ser elevadas de los infiernos y de los purgatorios de este mundo si existe un corazón sincero que clama por Misericordia.

La Misericordia es la Fuente de la Esperanza de Dios, proviene del infinito Amor del Padre por la humanidad y por la vida, proviene del infinito Amor de Dios por cada uno de Sus hijos.

La Misericordia es la verdadera señal de que Él es Dios, el Dios del Amor y de la Gracia.

La Misericordia se esconde incluso en la Justicia Divina, reconvierte las Leyes y las transforma cuando ellas parecerían ser inmutables, porque allí se guarda el potencial del corazón humano, su semejanza con el Padre.

La semejanza de los hombres con Dios no está en las apariencias, ni en lo que conocen de sí mismos. Está en algo más profundo que desconocen. Y cuando acceden a esa verdad es que pueden convertir las Leyes y transformar el destino de la humanidad, así como del planeta, de la Creación.

La Misericordia que nació del Corazón de Cristo cuando estuvo en la Cruz, que se derramó como la Sangre y el Agua de Su Cuerpo fecundando la Tierra, se expandió al Universo y generó oportunidades de redención para todas las criaturas.

Pero esa Misericordia no brota sola. Es necesario una fuerza interior que la impulse. Es el arrepentimiento el que le abre la puerta, el clamor o el amor sincero que nace del corazón cuando él clama por Misericordia, no solo para sí, sino para el mundo entero.

Muchos piensan que conocen la Divina Misericordia, pero no la viven. Se entristecen con la situación del planeta, se indignan por el sufrimiento de los Reinos y de los hombres, pero no buscan la Misericordia.

Hijos, la transformación de este mundo no nacerá de proyectos sociales, nacerá de lo profundo del corazón humano.

De nada les valdrá construir grandes cosas si dentro de ustedes el amor no fuera grande también y la Misericordia no viviera en sus células.

Hoy Yo estoy aquí no solo para rescatar almas y curar corazones heridos.

Estoy aquí para enseñarles a ser intercesores verdaderos, para que profundicen en sus oraciones como el mayor servicio que pueden prestarle a la humanidad y al planeta.

Pocos fueron como Santa Faustina que conociendo profundamente la Divina Misericordia no cabía en sí la voluntad de anunciarla al mundo.

Y tan grande era la angustia de su corazón al saber que el bálsamo para todas las enfermedades estaba disponible y que los corazones preferían permanecer enfermos.

La grandeza de la Divina Misericordia es que ustedes pueden pedirla unos a otros, en nombre de Cristo, cuando le claman a Dios.

Si unen sus corazones al Corazón del Padre y se sumergen en la Fuente de Su Divina Misericordia, estarán intercediendo por el mundo, por realidades que desconocen, que jamás podrían imaginar, que solo los Ojos de Dios, que todo lo contempla, pueden ver.

La Justicia ya está golpeando a las puertas del mundo porque los corazones escogieron no despertar.

Por eso venimos hacia aquí, para que unan su corazón a la Misericordia, para que unan la consciencia humana a la Fuente de la Divina Misericordia, y para que no pierdan, por ignorancia, la oportunidad de vivir la Redención y el Perdón de Dios.

Agradezcan por la Misericordia que nace del Corazón de Cristo todos los días. Amen el momento de unirse a ella, porque ella justifica la existencia de esta Obra y de sus vidas.

Sus almas fueron congregadas para traerle una nueva oportunidad al mundo y para no permitir que la humanidad se pierda, que todo el Amor depositado por Dios en este proyecto humano se desvanezca.

Sean conscientes de esa misión, que va mucho más allá de su pequeña comprensión humana.

Pueden penetrar en los misterios de la Divina Misericordia cuando oran y cuando le piden a Dios conocerla un poco más, vivirla; cuando contemplan la Cruz de Cristo, cuando contemplan el Inmaculado Corazón de María, eterno portador de la Divina Misericordia, y cuando contemplan el Relicario de Mi Corazón, como el símbolo de aquel Corazón que se abrió hacia algo superior, que se permitió conocer la Misericordia de Dios, vivirla y anunciarla, así como Yo lo hago hoy.

Dejen que Mi Corazón los inspire para que encuentren un camino seguro para transformar sus vidas y tornarse intercesores ante de Dios.

Las puertas del Reino Celestial están siempre abiertas para los servidores que oran de corazón.

Entren, colóquense a los Pies del Padre y, por la memoria de la Pasión de Su Hijo, clamen por Misericordia.

Por la memoria de la entrega de María Santísima, acompañando el Calvario de Cristo y sintiendo en Su Corazón cada una de Sus Llagas, clamen por Misericordia.

Por la renuncia del Corazón de San José que, sabiendo todo lo que viviría Su Pequeño Hijo y Su Santa Esposa, dejó este mundo, porque Su renuncia era Su verdadera Misión. Por los méritos de esa renuncia, clamen por Misericordia.

Y por la renuncia que viven cada uno de ustedes todos los días, que es cada vez mayor y a la que son invitados a amar; ofrézcanla también para clamar por Misericordia.

Cada acto de sus vidas puede tornarse una oportunidad de intercesión ante Dios, si aprenden a no reclamar, sino a clamar por Misericordia.

Reciban hoy la Gracia de conocer esta Fuente Divina.

Acepten esta misión de ser misericordiosos y todo se cumplirá tal como Dios lo pensó en el principio.

Hoy, los Rayos de la Misericordia de Cristo traspasan Mi Castísimo Corazón, se irradian a los Relicarios de Mi Corazón en el mundo, donde quiera que estén.

Recuerden Mis Palabras cuando los contemplen y pidan la Gracia de amar a la Misericordia delante de ellos, porque Yo intercederé por ustedes, para que ustedes intercedan por otros.

Con estas palabras les agradezco, los bendigo y uno sus corazones a la Fuente de la Divina Misericordia.

San José Castísimo

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

SEA VOLUNTARIO

Contacto