MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Queridos hijos:

En el corazón de África, la nación de Ruanda está siendo muy ayudada por las Gracias que Mis hijos misioneros están generando a través del servicio y de la transmutación. En la humanidad actual son pocas las almas conscientes que se ofrecen, así como lo hizo Mi Hijo, para sufrir por amor y por la redención de otros.

En este día Mis misioneros de la paz ingresan en una nueva escuela de conocimiento y de madurez de la tarea, profundizando en el espíritu del servicio por la paz y por el bien de la humanidad.

Hijos, Ruanda vive un tiempo de paz que fue generado por las oraciones y las peticiones de todos aquellos que vivieron las consecuencias de una decisión cultural y social. Después que la Madre del Divino Verbo estuvo en Kibeho, la humanidad de esa región sufrió lo que no quiso escuchar, aquello que pudo haber sido evitado.

La humanidad se caracteriza por vivir una necedad y una sordera bien marcadas, que la llevan a cerrar el corazón interior y no comprender las cosas que vienen del Cielo.

En Kibeho, la Señora del Verbo consiguió recuperar cierto grupo de almas que necesitaban de una ayuda que las motivara a vivir un camino de redención. Más tarde surgió el espíritu de la oración y de la restauración de todo lo que sucedió y, a pesar de que el mensaje de Kibeho no alcanzó mayores repercusiones durante la época del gran error, hubo almas que fueron capaces de mantener su fidelidad al llamado del Cielo y eso las protegió espiritualmente de cualquier deterioro interior, a pesar de lo que sucedió después.

El mensaje de Kibeho se basa en el pronto arrepentimiento, algo que la Madre de Dios ejemplificó a través de Ruanda, que caminaba hacia un destino inseguro. Así, la humanidad puede comprender que el acto del arrepentimiento verdadero y sincero es capaz de equilibrar cierto grado de deudas espirituales que comprometen el despertar profundo de un alma.

Por eso, hijos, recuerden y revivan Mi mensaje de Kibeho, pues Mi verbo no solo se pronunció para aquel momento crítico, sino que también quedó presente en todos para que no se volvieran a cometer los mismos errores.

En Ruanda una gran herida está cicatrizando después de muchos años y eso comienza a suceder a través de las misiones de paz.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los encomienda a Dios Padre,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz