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En este día, queridos hijos, vengo como Madre Celadora y Guardiana de los Sacramentos, en nombre de Mi Hijo, a agradecerles a los sacerdotes de la Orden fundada por Cristo por los sagrados oficios prestados en los Núcleos-Luz, en los grupos de la Red-Luz y en sus familias.
Pudimos presenciar, desde los planos internos, los frutos que fueron traídos a todos desde Tierra Santa.
Mi Hijo pudo llegar a la esencia de muchas almas, a través de los Sacramentos, y ahora es el momento más especial, en el que Cristo obrará y buscará tener un lugar en el corazón de Sus compañeros.
La Ciencia de los Sacramentos es una fuente inagotable de Gracias y también de milagros.
El alma que, por ejemplo, es ungida, incluso sin vivir el Camino de Cristo, es considerada un alma rescatable, y el mérito y la Gracia que recibe es concedido por el oficio del sacerdote.
Por eso, Mi adversario intenta socavar la vocación de los sacerdotes; porque sabe que cada vez que un sacerdote oficia, con todo su corazón y vida cualquiera de los Santos Sacramentos, él pierde de sus garras al alma que fue sacramentada, porque esa alma pasa a ser contemplada como un digno hijo o una digna hija de Dios.
Este es el motivo por el que los fieles y devotos al Sagrado e Insondable Corazón de Jesús deben orar diariamente por los hijos predilectos de Cristo, los sacerdotes, para que ellos siempre sean instrumentos puros de donación y de servicio para los más necesitados de espíritu.
Mi Hijo, hoy, a través de Mi Materno e Inmaculado Corazón, los bendice y bendice en especial a los sacerdotes de la Orden y del mundo por ser mediadores de todas las Gracias de los Sagrados Corazones.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz y Celadora de los Santos Sacramentos
Mis queridos hijos:
Hoy, con alegría y profundo regocijo, Me encuentro con ustedes en Israel.
Una vez más, el Padre Eterno Me dio la Gracia de poder estar aquí, en Mi Tierra Sagrada, en la Sagrada Tierra de Adonai.
Hoy, los invito a que Me recuerden, no solo como su Madre de Israel, sino también como la Sierva que caminó y pisó este sagrado suelo; que, junto a las fieles seguidoras de Cristo, las santas mujeres, su Madre Celeste compartió y vivió momentos inolvidables.
Quiero que se puedan sentir en su Casa, en la Casa de Adonai.
Que cada lugar que recorran de Tierra Santa pueda representar, para ustedes, sentir y vivir lo mismo que Mi Corazón vivió y sintió por cada hijo de esta humanidad.
Me alegra saber que tendrán la Gracia de conocer Mi Casa, en Nazaret, que podrán estar en el sagrado lugar en donde trabajaba y oraba con Mis compañeras, las santas mujeres, en donde vivimos extensas horas de adoración y de comunión espiritual con el Señor.
Quisiera que ahora, Mis compañeras del final de los tiempos, Mis hijas auxiliadoras y adoradoras del Señor, pudieran recoger en el corazón las más verdaderas y humildes experiencias que su Madre Celeste vivió hace tanto tiempo; experiencias que, más tarde, Me llevaron a vivir Mi Asunción.
Como las santas mujeres del pasado, vivan cada momento, en Tierra Santa, como algo único e imborrable, y fortalezcan su oferta a través de Mi Corazón.
Una vez más, Me alegra tenerlas aquí Conmigo, en la Tierra del Señor, lugar donde Él predicó, sanó y liberó el pecado del mundo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Que la profunda Paz de Jesús esté entre ustedes, en ustedes y especialmente en los lugares en donde hoy se viven las guerras y los conflictos.
Después de más de 2.000 años, Israel y Palestina se siguen lastimando cruelmente.
Los pueblos hermanos pierden, vertiginosamente, la paz. Por detrás de los que sufren y son más inocentes, se planean ideas tenebrosas que solo buscan y alimentan el uso de armas y su venta en las naciones más frágiles y hostiles del mundo.
La economía de los países poderosos se fortalece tristemente de todo esto, a través del desorden y del sufrimiento de los que sufren la injusticia desmedida de esta actual humanidad.
Como Reina de la Paz, hoy vengo a pedirles que se unan fervorosamente por todas las necesidades del mundo; pero especialmente que se unan a la Oración por la Paz en Medio Oriente.
El hombre, inconscientemente, juega con las armas; y esto somete y degenera la paz, imponiendo órdenes humanos que encarcelan la libertad de las personas y de las naciones.
Mi amada Tierra Santa se convirtió en un escenario de horrores y de sangre.
Por todo lo que Mi Hijo dejó sembrado en el Evangelio, pero sobre todo a través de Su dolorosa Pasión; Yo vengo a rogarles, Mis hijos, que oren bien unidos, a través de la Oración por la Paz en Medio Oriente, para que no se cree ni se genere una tercera guerra, que podría no tener retorno. Ningún hijo Mío conoce el mal y su astucia.
Yo los llamo y los convoco como Mis ejércitos orantes. Así, sus manos en oración secarán las lágrimas del rostro de su Madre Celeste, por ver el sufrimiento y la agonía de los más inocentes.
¡Les agradezco por responder de inmediato a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Mi Tierra Sagrada
Mi Tierra, que era Santa, está siendo atacada. El precio de la sangre derramada no es valorado ni apreciado y esto provoca la Ira de Dios y Su Justicia.
Aún hermanos lastiman a sus hermanos y en medio de ellos está la guerra entre las religiones, algo que desde el Huerto Getsemaní ya era de esperar.
Pero, ahora no existen valores porque ya no existen los atributos, y al no haber atributos no hay paz.
¿Cómo se enmendará la ofensa ocasionada al Corazón del Padre con estos acontecimientos de hoy?
Ni el mismísimo Dios, que derramó Su Sangre y entregó Su Amor, consiguió calmar la ira y el desorden de Sus hijos del ayer.
Este es el momento en el que todo se volverá a destruir, y cuando todo esté destruido, recién entonces, los hermanos que hirieron a sus hermanos percibirán que el odio y el rencor los alejó de Dios.
Por eso, no expondré a las pocas y buenas ovejas que tengo, porque el lobo feroz, la bestia de la guerra, querrá lastimarlas y esto no son solo palabras, podrían ser hechos.
Debo proteger con Mis comandos lo más precioso y simple que tengo.
Yo podré, nuevamente, enviar Mi Paz hacia ese lugar desde otro punto de la Tierra.
¡Oh, Israel, el Día del Juicio llegará y todos testimoniarán tu fracaso!
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Contempla el Corazón de Cristo y en Él a Su Santo Cáliz.
Este es el Cáliz de tu redención y de la redención del mundo. En él se encuentra la Sangre que fue vertida en el Calvario como en la Cruz; Sangre que representó la entrega absoluta de Dios a través de Su Hijo; Sangre que se multiplica en todos los Sagrarios del mundo para ingresar en el interior de todos los seres y transformar su condición humana; Sangre que lleva en sí los códigos de la Nueva Vida, del Amor Crístico, Amor de Dios renovado en Su Hijo; Sangre que se derrama sobre el mundo cuando las almas claman con sinceridad; Sangre que ingresó en las entrañas de la tierra para sellar la alianza entre este Proyecto Divino y su Creador, decretando así su perfección y su manifestación en el fin de los ciclos.
Esta es la Sangre que da la vida, no solo a los hombres, sino a toda la Creación. Esta es la Sangre que los diviniza porque manifestó en la carne humana la presencia de Dios y tornó viva la semejanza del Creador con Sus criaturas.
Esta es la Sangre que todos los días es entregada en el altar; es la Sangre que convierte los elementos de la Tierra; Tierra que por esta misma Sangre se tornó sagrada.
Reverencia hoy el Cáliz del Señor para que seas conocedor de Sus misterios. En el Santo Cáliz se guarda la Sangre de Cristo y de todos aquellos que un día bebieron de él y alcanzaron grados de Amor Crístico en su interior.
Este es el Cáliz que los une a Dios, el misterio manifestado del Amor Divino. Si tan solo lo contemplaras con amor, tu espíritu, alma y corazón estarían comulgando con Él.
Si bebes la Sangre y comes del Cuerpo de Cristo, todo tu ser comulga con Su Vida, con la Nueva Vida, con el Amor y la perfección de Dios.
Hoy y siempre, hijo, reverencia la dádiva de la entrega de Dios a través de la Eucaristía. En ella se encuentra vivo el Amor que tu Creador sintió al manifestarse, Él mismo, en esta vida, descendiendo a la menor de las dimensiones para abrir el camino hacia la suprema unidad con Su Espíritu.
Bebe de Su Sangre y come de Su Cuerpo, cruzando así las dimensiones que te separan de Dios y retornando a Su Eterno Corazón.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Queridos hijos:
Los Tres Sagrados Corazones, como nunca antes, estamos trabajando dentro de la humanidad y de su consciencia profunda, a fin de que algunos principios espirituales se mantengan intactos y protegidos.
For this reason, more than ever, the Spiritual Hierarchy makes all the necessary efforts to prevent human ignorance itself and the inordinate use of power on Earth from spiritually creating those degenerative conditions that will open the door to decadence and the risks that humanity, with no consciousness, will choose as its destiny.
Paulo Roberto Migray, [24 de fev de 2023 11:15:38]:
Ok, gracias
Es así que, silenciosamente, como hace más de dos mil años, cuando esta raza se encontraba a las puertas de su gran autodestrucción, fue allí que los Sagrados Corazones se reunieron para llevar adelante esa misión compleja de volver a colocar a la consciencia de la humanidad en el lugar que le corresponde.
En este tiempo se vuelve a llevar adelante una misión espiritual semejante a la anterior, solo que esta vez no es solo compleja, sino también difícil, ya que la consciencia humana aprendió a destruirse a sí misma, así como también aprendió cómo deshacerse de su propia vida y trasgredir su sociedad, su cultura y su fe.
A las puertas del Apocalipsis los Sagrados Corazones articulan estrategias amplias, a fin de que la mayoría pueda despertar del sueño y de la ilusión en la cual se colocó.
Estamos ante el desafío de los últimos tiempos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La Comunidad de María - Parte 2
Queridos hijos:
La Comunidad de María Santísima deberá ser conocida en el mundo, porque ella, con espíritu de fraternidad, se unirá a todas las demás comunidades cristianas ya existentes.
Lo que Dios Me ha pedido concebir en la manifestación de la Comunidad de María es algo muy especial para Mí. Por eso, hijos, todo lo que pueda ser gestado espiritualmente dentro de ustedes ayudará a que la manifestación de dicha Comunidad acontezca.
La Comunidad de María albergará a las almas peregrinas, así ellas tendrán un lugar en donde puedan reposar después de sus peregrinaciones a los Centros Marianos manifestados por la Obra de su Madre Celeste.
Pero lo más importante, hijos, será el espíritu de hospitalidad y de cordialidad, atributos que harán florecer en las almas el verdadero sentimiento de pertenencia y de participación en la Obra redentora de los Mensajeros Divinos.
El acogimiento de los peregrinos deberá ser para ustedes, hijos, como el recibimiento de Cristo en las puertas de sus casas.
La Casa del Peregrino, la cual deberá ser ampliada para atender las necesidades de los próximos tiempos, es la referencia de que el trabajo con la humanidad y el mundo aún deberá despuntar como misión principal de todos.
Será de esa forma, hijos, que la Obra de los Mensajeros Divinos se cumplirá en la vida de cada ser, existiendo el amoroso acogimiento y acompañamiento de los peregrinos del mundo, así como de los servidores principiantes que se donarán a su Madre Celeste. De esa manera se llevarán adelante los Designios de Dios.
La Comunidad de María será el preámbulo para todo lo que llegará después.
Por eso, hijos, el espíritu de hospitalidad y amor, principalmente de los residentes de las Comunidades, superará las formas de vida, las propias creencias y las ideas de lo que tal vez sería lo mejor.
Con todo el amor del Universo vengo en este día de oración para presentarles y anunciarles una nueva fase del trabajo que sucederá dentro de la Obra de Paz de los Mensajeros Divinos.
La Comunidad no impondrá órdenes, exigencias ni trabajos excesivos a las almas que despiertan. Será el principio del orden y del ceremonial el que motivará a las almas a abandonar sus hábitos y modos de vida para pasar a adoptar nuevos valores que no serán rígidos, sino espontáneos y que despertarán a su debido tiempo, aceptando el momento espiritual e interior de cada alma. Porque, hijos, si viven estos principios dentro de ustedes, estarán libres de juicios de valor.
Por eso, la Comunidad de María será un espejo de las primeras comunidades cristianas que, bajo la compañía de su Madre Celeste, fueron fundadas en Jerusalén y en la región de Galilea, Cesarea y Cafarnaúm, luego de la Ascensión de Nuestro Señor.
En este tiempo, hijos, la Comunidad de María llegará como impulso del Cielo para despertar los talentos en los que duermen y así reconstruir el espíritu de esta humanidad.
La Comunidad de María estará guiada por la Orden fundada por Mi Hijo, y la vida sacramental y orante serán los pilares de la misma.
La Comunidad de María intentará espejar los mismos atributos de vida que vivieron las primeras comunidades cristianas.
¡Les agradezco por ayudarme a llevar adelante este proyecto Conmigo!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
En un desierto que calla y escucha la voz del sufrimiento del mundo, he venido aquí para encontrarlos a todos, en alma y en esencia, en verdad y en Misericordia. En este día, vine desde muy lejos, desde un lugar del universo para traerles nuevamente la Paz y la confianza de que si Yo estoy aquí todo estará bien.
Ahora Yo invito a todos los que participan de este nuevo encuentro de oración Conmigo a que estén donde Yo estoy, donde el mundo lo necesita, donde las almas tienen su necesidad.
Hoy los invito a vislumbrar el clamor del mundo y la necesidad de la paz, de la paz interior.
Por eso, he venido con Mis ángeles para anunciar este momento. Y estoy aquí en Perú por primera vez en consciencia, espíritu y divinidad, después de que Yo estuve aquí en la Tierra hace ya dos mil años.
No teman vivir su desierto interior cuando sea el momento, no teman atravesarlo y conocerlo, porque en el desierto de la vida está Dios, por más árido que sea. Su Amor se encuentra allí para que ustedes lo puedan encontrar.
Hoy los traje aquí, compañeros, a ustedes y a sus hermanos que están presentes en esta Maratón, para que vuelvan a comprender que Yo estoy presente en los lugares de silencio, en donde las almas se pueden recoger en oración para encontrar a Dios y a Su Plan.
No Me canso de visitar estos lugares, así como lo hice en Tierra Santa, para enseñar a Mis discípulos que en la soledad de cada corazón está el mayor momento de madurez y de crecimiento interior para las almas. El desierto no es solo vacío, sino el momento en que cada alma puede cruzar el umbral, en el cual será colocado cuando su hora esté indicada por Mi Padre.
Yo atravesé los desiertos con Mis discípulos y les enseñé los grandes tesoros del universo. Es como en estos desiertos donde se encuentra el misterio de Dios aún por revelar y en donde las almas no colocan su interés. Es en la belleza de la Creación y en la naturaleza donde está el mensaje verdadero del Padre para todas Sus criaturas. Dichosos de aquellos que lo saben interpretar y que adoran esa hermosura que Dios creó en todo este universo y más allá él.
Hoy vengo aquí con Mi Consciencia universal, pues este lugar así lo merece, es Tierra Sagrada de muchos conocimientos, de ciencia y de disciplina, de hermandad y de luz. Aquí Yo encuentro un reposo, como sus consciencias también lo pueden encontrar en este silencio que impregna sus células y cada partícula de sus átomos, en donde sus vidas pueden vibrar y sus espíritus pueden enaltecerse al encontrar a Dios en todas las cosas.
He abierto los cielos en este lugar para que Mi Sol los alumbrara, así verán como el mundo está en tinieblas pero Mi Misericordia triunfa cuando ella es invocada de corazón y con todas sus almas. Es esa Luz que Yo traigo del universo para que cada ser se vitalice y vuelva a encender su devoción, para que despierte su don, el talento que Yo dejé en cada uno.
Hoy he venido a esta Tierra Sagrada de Perú, a este Desierto Sagrado para darles a conocer el misterio de Dios, que ya no es más misterio, sino evidencia para quien se abra a conocerlo. Solo estando aquí, como en cada desierto de este mundo, es que verán lo que Dios piensa y necesita de esta humanidad, que debe realizar Su Plan por encima de todas las cosas y en la unidad entre todos los seres, que debe manifestarse en este tiempo.
Hoy vengo como el Hijo Solar, como esa Consciencia resplandeciente que vivió aquí con ustedes y entre ustedes, que predicó, que curó y que salvó a quien lo necesitaba, que vivió Su Pasión y que murió en la Cruz sobre un monte tan semejante a este, en el silencio profundo de Dios, en la hora en que brotó la Divina Misericordia para el mundo entero.
Son esos Rayos tan poderosos de Dios que descienden sobre los desiertos para poder manifestar las formas que el Propósito Divino tiene para esta Creación, para esta parte del universo.
Es ese Amor de Dios que Yo les traigo, que es tan infinito y grandioso, que también se encuentra en estos espacios en donde el silencio penetra la consciencia, y el alma de cada ser puede emerger para que descubra su verdadera misión y su tarea en este tiempo final.
Así, compañeros, Yo los invito a todos a dejar y a abandonar los ruidos de este mundo, que oscurecen a los corazones y los distraen de su Propósito. Los invito a estar en sintonía Conmigo y a que no teman encontrar, en la soledad del desierto, la verdad que tanto buscan hace tanto tiempo.
El desierto es una oportunidad de introspección, de meditación y de oración con Dios. Sé que muchos de Mis compañeros, en esta hora tan difícil del planeta, cruzan por alguna parte de su propio desierto interior. Pero Nuestras Manos se extienden hacia ellos para conducirlos a través de esa soledad a la que le temen, la que no les hará mal ni daño, porque es una soledad que les permitirá crecer en madurez y en consciencia.
En esta Maratón, compañeros, los invito a buscar esa unión Conmigo a través del silencio. Silencio que permite revelar el Plan de Dios. Silencio que todo les revela. Silencio que los eleva. Silencio que los despierta a la Vida Mayor, a la consciencia; un silencio que cura, que restaura y redime; un silencio que purifica, que abre las puertas al conocimiento, a la verdad, al descubrimiento de sí y a poder cruzar los umbrales de la consciencia y de las pruebas.
Es ese amado silencio que Yo les ofrezco para que puedan estar unidos a la Creación que tanto está olvidada por esta humanidad, al vivir en sus propios ruidos, en sus murmuraciones y juicios.
Yo los invito a buscar Mi Misericordia en el silencio de estos desiertos del mundo, en donde su oración se puede volver más poderosa; en donde Dios, en los desiertos, tiene Sus oídos bien abiertos para escuchar a Sus hijos.
La aridez no significa abandono ni descuido. El desierto para cada uno de ustedes, compañeros, es una demostración del vacío de Sí que vive Dios, cada vez que Él le habla al mundo a través de Sus Mensajeros.
El desierto es una demostración de donde no existe ninguna ostentación ni deseo. Es el vacío del vacío, es la posibilidad de que sus consciencias penetren en lo profundo de la Consciencia de Dios y así se puedan unir a Ella.
El desierto es una forma de poder dialogar con Dios en el silencio que el propio desierto puede expresar para el mundo. En los desiertos del mundo se originaron los primeros Proyectos de Dios. Desde Abraham hasta Moisés y los profetas bebían del silencio de los desiertos para comprender el misterio de Dios, la infinita Voluntad de Su Consciencia Divina.
En los desiertos los conocimientos están presentes y fueron los que permitieron la guía de todos los pueblos antiguos de la humanidad.
Mis cuarenta días en el desierto significó el antes y el después para Mi consciencia, el aceptar a cada uno de ustedes a través de todos los tiempos y a todos los errores que cometería esta humanidad.
Fue el Amor del Padre que fui a buscar en los cuarenta días del desierto. Es ese Amor que Me fortaleció y que Me permitió dar el paso por ustedes, para que ustedes pudieran estar aquí.
Hoy vengo aquí con todo el silencio de este desierto en Perú para recordarle al mundo que no está escuchando y que está sordo para el plano espiritual. Necesito, compañeros, que ayuden a abrir los oídos de la consciencia a cada uno de sus hermanos y especialmente espero que los que aún Me siguen, y que no están aquí en este desierto hoy Conmigo, Me escuchen de verdad.
Mis más amados discípulos, en el silencio de Mi oración en este desierto de amor, aún espero poder verlos que lleguen desde el horizonte transformados, después de haber cruzado sus desiertos internos. Cuando llegue esa hora para cada uno de ustedes, en la que estarán a las puertas de ese desierto interior, recuerden este momento y la promesa que Yo les he hecho de que si Mi Padre está aquí en consciencia, presente en los desiertos, Su Hijo también está, y Su Santo Espíritu, para ayudar a las almas a cruzar los abismos de la consciencia.
Que esta Maratón abra las puertas de los corazones para que Yo pueda entrar y para que todos sean Mis testimonios de redención y de Misericordia en un tiempo crucial.
2.ª Maratón de la Divina Misericordia – segundo día
Hoy celebro desde el Cielo una nueva cena pascual, la Pascua del corazón; porque aquel que en verdad comulga de Mi Cuerpo, recibe el ministerio de la Nueva Pascua del corazón, una Pascua que renueva sus espíritus para apartarlos del pecado constante, y así resucitarlos a la Vida Mayor de las estrellas.
La Pascua Sagrada del corazón es la que todo el Universo comparte Conmigo, y esas grandes pero humildes consciencias viven, en el Tiempo Real, Mi Camino de Cristificación.
Esta Pascua proviene de la esencia de Mi Espíritu y, en consecuencia, de la Suprema Divinidad.
Como Sacerdote Mayor, Yo reúno, en este tiempo terrenal en el que viven, a las esencias que se originaron de las diversas Fuentes de Dios, y por medio de Mi Gracia y de Mi Misericordia Divina conduzco a las ovejas hacia el establo interno de Mi Corazón.
Reunido con los Míos en esta cena les presento, en amor a ellos, a los nuevos apóstoles de la Luz, aquellos que una vez estuvieron Conmigo en Tierra Santa. Estos hermanos, los nuevos apóstoles servidores de Cristo, serán ahora su guía, serán los pastores que prepararán espiritualmente Mi llegada al mundo por segunda vez en este tiempo terrenal.
Hoy, en esta Pascua espiritual, les pido: únanse como renovados apóstoles al ejemplo de los antiguos, para que el amor por la palabra y el amor por el servicio al Plan de Dios despierte en estos Nuevos Cristos que, aunque imperfectos, intentan imitarme.
Yo Soy el fruto maduro de la vid, y de este fruto nace la Sangre de Vida que lava y redime por toda la Eternidad a quien la busca por sobre todas las cosas. Sigan cultivando en sus corazones el camino del apostolado; es hora de que los Míos den el testimonio de la redención y de la conversión que Yo he realizado en ellos.
Recuerden que la humildad los acompañará para que algún día, vacíos de ustedes mismos, surja el nuevo ser redimido que formará parte de la historia de Mi Legado Universal.
Recuerden que algunos conocerán el poder y la grandeza de Mi Reino.
Es tiempo de confiar en Mí, como lo dice la oración. Caminen sin demora hacia Mis Brazos, pues aguardo lavar sus manos y sus rostros para darles de comer de Mi Nueva Pascua Redentora.
Les agradezco por permanecer en Mi Corazón Sagrado durante este día de oración reparadora por el mundo entero. Muchas almas sedientas de Mi Luz fueron recogidas de los abismos del mundo.
Gracias por confiar en Mi Infinita Misericordia.
Bajo la Gracia del Padre, sean bienaventurados.
Vuestro Rey del Amor, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más