- Inicio
- Blog
- Mensajes
- Oración por la Paz en las Naciones
- Calendario
- Oraciones
- Impulsos Diarios
- Libros publicados
- Pinturas e Imágenes
- Objetos Sagrados
- Música
- Galeria de fotos
- ¿Quiénes somos?
- Centros Marianos
- Campaña por la Paz
- Redes Sociales
- Contacto
Ven, Espíritu Santo de Dios,
y sopla sobre Tus Criaturas
que claman por paz y por justicia.
Ven, Espíritu Santo de Dios,
y consuela a los que vivieron el cautiverio
moral, humano y espiritual.
Ven, Santo Espíritu de Dios,
e inunda con Tus Gracias y poderes celestiales
a los que piden clemencia y compasión.
Ven, Santo Espíritu de Dios,
e ilumina con Tus dones
a los que buscan la verdad dentro de sí.
Sostiene, Santo Espíritu,
a los que cayeron por imprudencia,
ignorancia o desobediencia.
Ven, Santo Espíritu de Dios,
y restaura todo lo que fue dañado,
libera de la muerte a los que fueron condenados en vida,
redime a los que provocan guerras, dolores e injusticias.
Oh, Santo Espíritu de Dios,
que Me colmaste y Me abrazaste en Pentecostés,
desciende ahora sobre esta herida realidad humana.
Santo Espíritu de Dios,
oye la voz de Tu Fiel Esclava
y Mediadora de las almas,
abraza con Tu fuego a los que se sumergen
en su propia oscuridad,
destierra de toda prisión
a los que gritan por ayuda.
Santo Espíritu de Dios,
ábreles el camino
a los que quedaron atrás y fueron juzgados,
para que reencuentren la senda sagrada
de Tu Eterno Corazón.
Escucha la santa súplica
de la Madre Celeste,
Santo Espíritu de Dios,
ya no permitas que ningún alma,
sobre la faz de la Tierra,
por alguna causa o situación,
pierda la Gracia de vivir bajo el Amor de Dios.
Santo Espíritu de Justicia,
sostiene a Mis hijos.
Santo Espíritu de Verdad,
muestra con Tu Ciencia el camino correcto.
Santo Espíritu de Amor,
repara a los corazones heridos.
En unidad y reverencia a Ti,
Santo Espíritu de Dios,
responde a Mis súplicas,
en gloria al Creador de la Vida,
del Amor y de la Unidad.
Amén.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridísimos hijos Míos:
Que, en este próximo encuentro mariano de las 1 000 Ave Marías, sus voces incansables vuelvan a elevarse en súplica al Creador, para que se establezca la tan esperada paz mundial.
Para eso, queridos hijos, que en este próximo encuentro de las 1 000 Ave Marías, sus ángeles de la guarda y los ángeles guardianes de todos los orantes puedan interceder entre ustedes y Dios, elevando en oferta a los Cielos las más sinceras y honestas oraciones.
Quisiera que en cada nueva cuenta del Ave María que ofrecerán, pueda encenderse en ustedes el fuego divino de la oración; para que, como en Pentecostés, como en el Santo Cenáculo, descienda sobre ustedes el Santo Espíritu de Dios, que obrará a través de bendiciones y gracias sobre todos los que se autoconvoquen para este próximo encuentro orante.
Recuerden, Mis hijos, que su Santísima y Divina Madre se sirve, en cada fin de mes, del oratorio planetario de las 1 000 Ave Marías para interceder por las dolorosísimas y gravísimas situaciones que hoy enfrenta y atraviesa toda la humanidad.
Que sus oraciones verdaderas puedan abrazar a los más desprotegidos.
Que sus oraciones honestas puedan dar luz y entendimiento a todos los que toman las decisiones.
Que sus oraciones puedan detener el horror de las guerras y el derramamiento de sangre de los inocentes.
Que sus oraciones sostengan el equilibrio del eje de la Tierra.
Por eso, Mis hijos, les pido que, en este próximo encuentro mariano, sus voces se unan a las voces de todos los ángeles, y en especial a la voz de sus ángeles de la guarda, para que se cierren de una vez y para siempre las puertas del mal, y para que los más vulnerables y desfavorecidos sean protegidos, como así también la vida de todos los Reinos de la Naturaleza sea protegida.
Una vez más, Yo estaré atenta a la voz de las súplicas.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Dios bajó del Cielo y se hizo hombre entre los hombres para ser crucificado, humillado y agredido por aquellos que recibieron Sus milagros y bendiciones.
Dios derramó cada gota de Su Sangre, a través de Su Hijo, y esa misma Sangre redimió y redime, hasta los días de hoy, a todos los que la invocan para ser purificados.
Dios derramó Su Agua, a través de Su Hijo, para que la humanidad fuese nuevamente bendecida por el Santo Espíritu Consolador, y luego Su Espíritu descendió en Pentecostés.
Solo un Amor tan grande, paciente, humilde y misericordioso podría haber hecho lo que hizo y, en este tiempo, lo vuelve a hacer porque Dios ama a Sus hijos a través de Cristo.
Por eso, en estos días, el Crucificado vuelve a padecer y a sufrir, esta vez a través del sacrificio de Su Espíritu por la humanidad, para que las almas reencuentren el camino de retorno al Padre Celestial.
Y mediante ese camino que Cristo ofrece, por medio de los Sacramentos, que los corazones recapaciten y vean que sin fraternidad y sin solidaridad será imposible seguir adelante con este amado Proyecto de la Creación que es la raza humana.
La consciencia y la fe de los que creen en Cristo los harán vivir ese cambio, y las puertas de la Gracia se mantendrán abiertas para que se cumpla lo que está escrito y previsto.
Por eso, hijos, permitan que la Pasión de Cristo los haga comprender la pasión que hoy vive el planeta y así, la mayoría consiga traer el alivio por el que clama toda la Tierra.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cuando el Creador pensó en el proyecto humano, contempló desde el principio la posibilidad de hacerse Él mismo criatura entre Sus criaturas.
Los seres humanos fueron creados, entre tantos seres y civilizaciones del Universo, para expresar algo que ninguno de ellos había expresado.
Fueron creados para unir las dimensiones, para expresar el amor que supera los límites de toda la existencia y que permite que los seres se unan a Dios. Fueron creados para expresar la semejanza esencial con el Padre de toda la vida.
El propósito humano es grandioso y es por eso, hijos Míos, que no se alcanza simplemente, a pesar de que todo se pueda dar con el despertar de la consciencia y la firme decisión de amar sin condiciones y de entregar todo por ese propósito de profundizar los misterios divinos en el propio corazón, como en el Cosmos infinito.
Vivir el potencial humano parece algo imposible, porque la mayoría de los seres no se abrió para experimentar verdaderamente el Amor de Dios, que son capaces de encontrar y de sentir dentro de sí mismos.
Yo les enseñé a orar, para que de esa forma cruzaran las puertas del propio corazón y, poco a poco, descubrieran la posibilidad de unirse a Dios, sentirlo y vivirlo.
Cuando un ser vive verdaderamente el Amor a Dios, hijos Míos, aunque sea por un instante, esto es suficiente para llevarlo a comprender que todo sacrificio, esfuerzo, o renuncia de las cosas del mundo y de las ilusiones humanas es poco para alcanzar la Eternidad dentro de este Amor Divino.
Sabiendo Dios que Sus hijos estaban perdidos en su evolución y que cada vez se distanciaban más de su propósito y de su verdad, y para no permitir que la humanidad nuevamente se perdiera como tantas otras veces sucedió, su Padre Creador decidió Él mismo venir al mundo y mostrarles el camino.
Tan inmenso y misericordioso fue el impulso de Dios para la humanidad, impulso nunca antes dado a ninguna criatura en el Cielo ni en la Tierra, que toda la existencia colocó sus ojos, su corazón y su esperanza en este mundo.
Misterio entre misterios es la evolución de los hombres, hijos amados, donde los errores del pasado y la historia de antiguas consciencias universales se detienen para que se inicie una historia de redención y la revelación del Amor de Dios para toda la vida.
Aún ningún ser de la Tierra fue capaz de comprenderse a sí mismo y de profundizar, estando en vida, tanto en su origen como en el verdadero potencial de su esencia. Todos aquellos que recibieron de Dios la posibilidad de vivir la experiencia del Amor en este mundo, solo después de esta vida fueron capaces de percibir la oportunidad que recibieron.
Pero hoy, hijos Míos, ustedes son llamados a vivir el mayor milagro de este y de todos los tiempos, el milagro del despertar de la consciencia, el milagro de la unión de los tiempos, el milagro de comprender lo que fueron antes de llegar a este mundo y cuál es la esencia y el propósito de sus vidas. Son llamados a vivir el milagro de la Ciencia y de la Sabiduría Divina para comunicar al mundo Su Verdad, no solo con el verbo, sino sobre todo con la propia vida.
Hace más de dos mil años, a pedido de su Creador, reuní a los discípulos y compañeros de Cristo para que el Espíritu Consolador vertiera, sobre ellos, Lenguas de Fuego. Su misión era anunciar la Buena Nueva de la llegada del Mesías y plasmar en la consciencia y en la historia de la humanidad la presencia y el ejemplo de Dios entre los hombres.
Hoy los reúno para que el Espíritu Consolador les dé fortaleza, despierte en ustedes el Don de la Ciencia, que se convierte en sabiduría y discernimiento. La ciencia para despertar, hijos amados, la ciencia para saber cómo actuar y cómo hacerse responsables no solo por la propia redención, sino por la sustentación de este mundo en transición.
En cuanto Mis últimas palabras resuenan en el mundo, Yo les derramo Gracias en medio de la Justicia, les traigo Dones entre las correcciones, porque es necesario que sean corregidos, pero también es necesario que despierten y cumplan el Propósito de Dios.
Así como el Creador vino al mundo cuando la humanidad estaba perdiendo su propósito y les mostró el Camino, la Verdad y la Vida, hijos Míos, Él vendrá nuevamente, a mostrarles la revelación de Amor dentro del caos, a mostrarles el despertar de la Verdad en el ápice de la ilusión del sufrimiento humano. Vendrá para que sepan cómo unir los tiempos y las dimensiones y así lo hagan no solo en este mundo, sino en toda la Creación, porque no solo la Tierra necesita de redención, toda la vida debe aprender a retornar a Dios, y esto acontecerá a través de la plenitud de sus vidas y de la expresión de lo que verdaderamente son.
Yo los amo, los bendigo y con la profunda humildad de Mi Inmaculado Corazón les agradezco, para que ustedes aprendan que a través de la gratitud el Cielo se abre y el Creador toca todos los corazones del mundo.
Su Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos Míos:
Que, con alegría por verlos reunidos en unidad y amor, reciban en este día la venida del Espíritu Santo, en Pentecostés, para que, invadidos por los Dones del Espíritu de Dios, sus obras siempre sean bendecidas por el Señor.
Su Madre Celeste, Madre del Santo Espíritu, los reúne en el cenáculo de Su Corazón Inmaculado para que ofrezcan a Dios sus vidas y consagraciones, con el fin de que se cumpla el Plan del Altísimo entre las criaturas.
En este día santo, deseo instaurar la devoción al Espíritu Santo, porque si aman los Dones antes de conocerlos, ustedes estarán dentro de la gran concepción divina, la que dio origen a la unidad y al amor entre el Cielo y la Tierra.
Desde ese lugar divino Yo he partido, para llegar hasta aquí y mostrarle al mundo entero el camino de simplicidad que Yo deseo que, en esta era, ustedes puedan vivir.
Profesando y viviendo la unidad, hijos Míos, construirán barreras de luz que los harán invencibles ante toda persecución y perturbación.
Por eso, niños Míos, al vivir su primera escuela de purificación y de entrega, sigan el vuelo del Santo Espíritu, para que Él siempre les dé la sabiduría para alcanzar algún día el discernimiento interior, el que será imprescindible para poder distinguir lo bueno de lo malo, lo falso de lo verdadero.
Vengo en este día a despertar su interés y esmero por buscar la Fuente del Espíritu de Dios. Así, existirán almas sobre la Tierra que serán receptáculos vivos de los nuevos Dones que el Padre Celestial espera derramar en la humanidad.
Mi Presencia en sus vidas los llevará a encontrar el camino constante de la conversión del corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado por la paz!
Los une al Espíritu Santo del Todopoderoso,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Conmemorando este mes el aniversario de Mis Apariciones en el Brasil, hoy los invito a preparar vuestros corazones para Mi visita anual en la Colina de las Apariciones1, visita que será diferente a las anteriores. Ustedes, Mis queridos hijos, en este ciclo final, deberán dar el “sí” al Creador para que Sus Obras de Paz puedan proseguir a través de Su Sierva Fiel, la Reina de la Paz.
Hijos Míos, por este motivo especial, este mes los llamo a renovar vuestros grupos orantes mediante el crecimiento de vuestra fe en el corazón y a través del ejercicio semanal de oración.
Quiero que cada grupo medite al respecto de lo que puede entregar a Mi Inmaculado Corazón. Yo los invito a reflexionar sobre lo que ha sucedido en cada grupo a lo largo de este último año que Mi Corazón los ha visitado mensualmente.
Como Madre del Señor, los llamo a fortalecerse como grupo orante mediante un voto sincero de orar por la paz y de convocar a más almas para que oren con vosotros.
Queridos hijos Míos, ustedes deben renovarse a través del Espíritu Santo. Por eso, a cada nuevo encuentro de oración entre las almas, los invito a sentir y a pedir por la Presencia de este inagotable Espíritu de Amor y de Sabiduría.
Pequeños Míos, cuando les hablo de renovación en los grupos de oración, les hablo de que cada uno de los orantes se convierta en llama viva del Espíritu Santo.
Hijos Míos, que vuestros grupos auxiliadores de oración imiten el cenáculo de María de Nazaret junto a los apóstoles. De esa manera, el corazón de vuestro grupo será Mi Inmaculado Corazón.
Abran las puertas de vuestras moradas para la llegada de nuevas almas orantes.
Queridos hijos, con humildad les digo que el gran Rayo de Luz que Mi Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de Cristo derramaron sobre Río de Janeiro, lo han podido ver manifestado en un gran arcoíris; esa fue la señal de la Misericordia en respuesta a todos Mis hijos que oran, que oran a Dios.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
1Localizada en el Centro Mariano de Figueira, Carmo da Cachoeira, Minas Gerais, Brasil.
Al orar, no solo hallarán la fortaleza del corazón, sino también el despertar de los Dones del Espíritu Santo.
Queridos hijos, hoy vengo para invitarlos al despertar del Espíritu Santo en cada uno de sus corazones. Para vivir en este espíritu de la paz, el mismo que Me visitó a Mí y a los Apóstoles, ustedes, pequeños hijos, deben permitir que la oración hecha con el corazón pueda hacer descender esa Magnificencia de Dios. Así, queridos hijos, podrán ser impregnados por el espíritu de la paz mientras sus corazones oran Conmigo.
Queridos hijos, ya ha llegado el momento de que toda la humanidad se reconcilie con Dios a través de la unidad del corazón con el Espíritu Santo.
Amados hijos, lo que ayer parecía ser un misterio, Yo quiero que hoy sea una realidad para el mundo a través del camino sincero de la oración. Así, muchas almas que están dormidas podrán ser pulidas y moldeadas por el poder de este sabio Espíritu Santo de Dios.
El Señor los invita a la conversión del corazón y de la vida antes de que Su amada ley pase sobre el mundo. Vivan al Dios compasivo y amoroso en el día a día para que sus corazones sean colmados por Su Luz Divina e Interior. Un camino seguro para llegar hasta la presencia del espíritu de la paz es recorrer el camino de Cristo. El Maestro del Amor los llama para que ustedes, rindiendo sus corazones, puedan ser bendecidos por Su presencia universal.
Queridos hijos, muchos de los llamados “misterios divinos” se aproximarán hacia la humanidad como una última Gracia que provendrá desde los Cielos. El camino hacia la redención está abierto para cada uno de los corazones en el mundo. Lleguen hasta la fuente que quita la sed, y en vigilancia oremos por la paz en el mundo.
Gracias por responder a Mi llamado.
Los contempla desde el Inmaculado Corazón,
María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
¡Luz Eterna para la Tierra!
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más