MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

La Fraternidad de la Luz – Parte I

Congregación de almas servidoras, dispuestas y entregadas a realizar la Voluntad de Cristo.

Llevan una vida de servicio abnegado por el planeta, por la humanidad y por los Reinos de la Naturaleza.

Trabajan incansablemente para agradar a Dios y aliviar Su Corazón.

Buscan el bien común, social y espiritual entre los seres.

No ostentan ningún prestigio y aspiran a permanecer siempre en el último lugar.

Esperan ardientemente por la segunda venida de su gran y único Maestro.

Sus pies están colocados en una sola barca.

Sus aspiraciones y sus vidas de servicio están en un solo camino.

Aceptan a todos, así como su Maestro acepta por amor a la humanidad.

Desean la paz para todos y la viven de forma inmutable.

Encuentran el sentido de sus vidas en la Divina Persona del Señor.

Intentan, por todos los medios, multiplicar la Misericordia a través de sus buenas obras, de su caridad y de su servicio.

Unifican sus consciencias siguiendo los Principios de la Jerarquía, eso los hace partícipes de la comunión con la Voluntad Divina.

Aceptan, más allá de todo, el ciclo de los cambios.

No le temen a la propia purificación.

Su fidelidad a la Obra de Dios está en la transparencia y en la veracidad de sus actos.

Ellos no mienten, no manipulan ninguna situación y no modifican las formas a su conveniencia.

Asumen, más allá de todo, las Reglas de la Hermandad y las protegen, primero, de sí mismos.

Claman por la igualdad.

Se alegran por el triunfo y por la transformación del semejante.

Se arriesgan todos los días a ser más consecuentes con el Plan de Dios.

No se permiten influenciar por realidades externas ni humanas.

Creen, por encima de todo, en los milagros del amor y en los prodigios de la redención.

Construyen el Plan de Dios con base en sus verdaderos esfuerzos.

Sostienen la corriente de la Gracia por medio de sus oraciones y cantos.

Intentan, todos los días, ser luz para el mundo, alivio para los que sufren, cura para los que están heridos.

Comparten el sufrimiento planetario y humano. Buscan aliviarlo y repararlo a través de su espíritu de incondicionalidad.

Sienten esa Fraternidad de la Luz en su interior.

Creen en el poder de los cambios, en la construcción y en la elevación de las ideas, en el sentimiento profundo de la Sagrada Unidad.

Ellos no saben decir “no”, solo aprendieron a decir “sí” y lo vivifican en todo momento.

Son guerreros rescatados, espejos redimidos, comandantes liberados de opresiones milenarias.

Están integrados en el nombre del amor y de la fe.

La luz la encuentran solamente en la Mirada de Amor de Cristo.

Ellos son los miembros de la Red-Luz, los que forman esa Fraternidad, los que aceptan el nuevo ciclo, los que ya no se dejan llevar por el pasado, los que superaron la tempestad, los que no cambian de idea por conveniencia, los que aspiran a ser fieles a Cristo, los que tienen consciencia sobre la razón de su compromiso, los que protegen la Obra de sí mismos, los que aceptan la transformación, los que aman de verdad la Instrucción y los que esperan por un mejor tiempo.

Y los que hacen lo imposible para vivir lo que dicen, respetando y amando el lugar, la misión y el camino hacia Cristo que escogieron.

Esa es la nueva Red-Luz, la que en base a los patrones antiguos hoy vive los patrones necesarios, adaptados a la necesidad del fin de los tiempos.

La Red-Luz es la Fraternidad de la Luz porque está en comunión con la Jerarquía, y todos los que entran en esa Fraternidad están decididos a seguir un solo camino, un solo Maestro, el Cristo, y un solo propósito, a fin de cumplir el Plan verdaderamente y sin oscilaciones.

Sea la Fraternidad de la Luz la nueva Red-Luz que lanza sus redes de amor al mundo para acoger a la humanidad y aliviarla de su sufrimiento y de su agonía.

Sea la Fraternidad de la Luz el compromiso fiel y verdadero de cada miembro Red-Luz para con la Jerarquía.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz