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En el principio, el Creador creó las esencias, manifestó las almas, las agrupó de acuerdo con su misión y las envió a cumplirla, más allá de las dimensiones, en la vida manifestada. Y las almas de Dios fueron por este vasto cosmos, experimentaron y aprendieron, muchas veces, perdiéndose del Propósito Divino, y otras, consiguiendo cumplir con la Voluntad de su Creador.
El tiempo pasó y la evolución se dio. Las almas de Dios aún siguen por este camino, como ovejas que pastan en los Jardines de la Creación. Ahora, hijos, su Padre Celestial llama a todas las almas por Él creadas. Su Voz resuena en los valles y en los montes del espíritu, en donde las almas pueden escucharlo y, con amor, reconocen Su llamado.
Una a una, las ovejas del Gran Pastor comienzan a congregarse y con sus pasos retornan a la Casa del Padre e inspiran a otras para que también retornen a Su Corazón.
Este es el tiempo de retornar a Dios; de reencontrarse espiritualmente con la misión que Él les encomendó; de entregarle todos los frutos recogidos en el camino para que, con ellos, el Padre les haga un Alimento nuevo.
Llegó el ciclo de una nueva vida y de un nuevo tiempo, en el que las ovejas son congregadas para fortalecerse, unas a otras, para la gran transición; pues les digo, hijos Míos, que es con el amor de cada uno de ustedes que se sustentarán y se fortalecerán para pasar por las pruebas que el planeta debe vivir en este tiempo.
A los Pies de Dios se congregarán sus almas, sin distinción, descubriendo la semejanza que se ocultaba en su interior. Se descubrirán hermanas en el espíritu y en el corazón. Descubrirán, sentirán y vivirán la única filiación divina que las vuelve frutos de un mismo Árbol Sagrado de la Creación.
Es a través del amor que se sumará en su interior, que recibirán el impulso para vivir el Amor de Dios y superarlo, renovando así la Creación Divina y dando inicio a una nueva vida, a un nuevo tiempo y a un nuevo Plan.
Les digo esto para reconozcan que el Amor Crístico nacerá y despertará por la unión de sus corazones, almas y espíritus en Dios. Llegó el ciclo de vivir más profundamente la unidad porque la Creación así lo necesita.
Que los velos que separaban a los hijos de Dios entre sí comiencen a caer y que los hombres perciban que las diferencias son solo expresiones de los caminos que cada alma recorrió, así como lo comprendió, para cumplir con su misión y vivir la Voluntad del Padre, aunque tantas veces se hayan perdido y hayan sido confundidos por los estímulos del mundo.
Ahora, que todos ya aprendieron lo suficiente para saber que solo el amor los hará retornar al Padre, es tiempo de vivir ese amor.
El planeta agoniza, hijos Míos, por la falta de amor y de paz en el corazón humano. Y es simplemente reconociéndose como hermanos y amándose unos a otros con la verdad de sus corazones que podrán transformar esto, curar esta agonía y reparar el corazón herido de esta Tierra.
La unidad los hará libres y liberará a este mundo. Los llevará a expandir el amor a través de la oración y del servicio que nacerá de sus espíritus.
Déjense inspirar por Mis palabras y por Mi Presencia. Poco a poco, silenciosamente, los auxilio en este camino de retorno al Corazón de Dios.
¡Los amo, los bendigo y les agradezco por responder a Mi llamado!
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El Relicario es el espejo de Mi Corazón. En él se guarda todo lo que Yo viví, como consciencia, desde el Origen hasta el retorno al Corazón de Dios.
En el Relicario se guarda la historia escrita por el Creador para Mi ser. Sobre esas letras de luz, escritas por las Manos de Dios, fui caminando a lo largo de Mi evolución. Mis pasos tocaban sus letras doradas y abracé con amor cada uno de Sus designios.
Cuando contemplan el Relicario de Mi Corazón Yo les irradio a ustedes esa experiencia de obediencia incansable. A través de ese espejo de luz, Mi paz se expande y todo lo que hoy soy puede tocar a la humanidad.
Hoy, hijos, no soy solo el padre adoptivo de Jesús. Mi Corazón aprendió a retornar a Dios y, guiado por el Creador, alcancé la plenitud de cumplir Su Voluntad. Mi consciencia se expandió para ser parte de Su Plan y Me torné un lápiz en Sus Manos.
Sin cuerpo y sin forma, Mi espíritu retornó al Origen de la Vida, pero Mi consciencia sigue sirviendo al Creador hasta que la última de Sus criaturas alcance la unidad con ÉL.
A través del Relicario de Mi Corazón les traigo esta experiencia para que su evolución también camine según la Voluntad Divina.
Amen seguir los pasos que Dios escribe para sus vidas y, aunque muchas veces esto les sea una invitación al sacrificio, este sacrificio los conducirá al Origen.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Para que un alma retorne a Dios, ella debe recibir impulsos constantes que la inspiren y la conduzcan en su elevación, en su búsqueda del Corazón del Padre.
Encuentra estos impulsos, hijo, en la Palabra Viva de tu Creador, en Su Evangelio y en las incontables instrucciones que Él te entregó a través de Sus Mensajeros. Alimenta tu espíritu con aquello que te lleva a buscar más a Dios. Nutre tu consciencia con lo que proviene del Padre para que, así, recuerdes de dónde viniste y hacia dónde debes retornar.
Medita diariamente, con atención y paz en el corazón, sobre las Palabras de tu Señor para que ellas ingresen en lo profundo de tu condición humana y desde allí comiencen a transformarte.
Antes de todo, recuerda a tu Creador, recuerda el amor que Él tiene por ti y cómo espera tu regreso a Su morada.
Antes de todo, recuerda al Hijo de Dios, recuerda el amor que Él tiene por ti y que no solo se expresó en la Cruz, sino en todos los constantes sacrificios que Cristo realiza, ofreciéndose a Sí mismo como Cordero ante Dios para reparar las faltas humanas.
Recuerda al Santo Espíritu de Dios, habitando silencioso en todo lo que eres. Concédele un espacio para que Él se exprese. Silencia tu corazón para escucharlo. Deja que lo sagrado que habita en ti pueda ser, para el mundo, la expresión verdadera de tu ser.
Vive en Dios y emana paz. Vive en Dios y emana respeto, amor, comprensión, caridad. Deja que el Padre demuestre al mundo que, a través de ti, Él habita en Sus hijos.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Escucha Mis palabras, ¡oh Dios! Ruego por los seres de este mundo para que despierten a Tu Amor, para que encuentren Tu Paz.
Ruego para que los corazones indiferentes se abran a la verdad sobre sí mismos y tengan así la Gracia de buscar el camino del perdón y de la redención.
Ruego para que los que están despiertos, despierten aún más, para que cada día se aproximen más a la Voluntad Divina y al retorno hacia Origen celestial.
Ruego por los Reinos de la Naturaleza, para que sean aliviados de su dolor y para que encuentren la paz y el camino de su evolución, bajo el amor y la hermandad con los seres humanos.
Ruego por la consciencia de la Tierra, para que ya no sufra y encuentre la esperanza de estar en Dios, en Sus Leyes, bajo Su Voluntad, cumpliendo con Su Plan.
Ruego, ¡oh Padre!, por la vida que Tú creaste para que retorne a Tu Corazón.
Hoy miro hacia el mundo y solamente uno Mi Corazón al Tuyo, ¡oh Dios!, para crear así un camino de unión entre la consciencia de los hombres y Tu Sagrado e Infinito Corazón.
Escucha, ¡oh Dios!, esta súplica por la paz y concede la paz al mundo.
Que así sea.
San José Castísimo
Lleven el Relicario de Mi Corazón a donde vayan. Porque como peregrino, silenciosamente, derramaré las Gracias de Dios sobre las almas, irradiando la pureza y la humildad que los corazones necesitan para encontrar al Padre y el camino de retorno a Su Morada Celestial.
El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón revelará a los seres su propia pureza y verdad para que, ante él, las almas reconozcan quiénes son y lo que vinieron a hacer a este mundo.
El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón será como un espejo para las almas, las que verán reflejado en él su esencia más pura y, poco a poco, descubrirán cómo expresarla y cómo ser lo que están descubriendo de sí mismos.
El Relicario peregrino de Mi Casto Corazón existe con el simple propósito de traer la paz y de revelar a los hombres el camino de retorno hacia el Corazón de Dios.
Cuando fueran sinceros delante de Mi Corazón podrán recibir las mismas Gracias que Yo recibí para encontrar a Dios y unirme a Él.
Mi Corazón no es el Camino, la Verdad y la Vida; pero sí es aquel que supo rendirse a Dios para recorrer ese Camino, para conocer esa Verdad y tornarse plenos de la verdadera Vida, que es la Vida en Dios.
Que la paz, que de él proviene, les revele sus orígenes y los inspire para que sepan retornar en espíritu al Corazón de Dios, aun estando con los pies en la Tierra.
Que sus almas conozcan el camino hacia el Corazón del Padre.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Qué es representar a la Jerarquía Espiritual sobre la Tierra
Queridos hijos:
A lo largo de toda la evolución de la Creación, como la de los seres humanos, siempre existió la Ley de la Jerarquía.
El Creador, al multiplicarse, se manifestó en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo que, a pesar de ser Uno solo y de nunca haber perdido esa unidad espiritual y divina, representan el primer grado de la Jerarquía en la Creación de Dios.
Cada uno de los Aspectos de Dios fue responsable de emanar diferentes aspectos de la vida: las dimensiones, los arcángeles, los planetas, los espacios en donde la vida se expresa. Y, así, desde la Consciencia Divina hasta la manifestación material de la vida, de la cual forman parte los seres humanos, todo se crea, se manifiesta, se expresa y se vive según la Ley de la Jerarquía.
Esta Ley se diseña en el Universo, como en la Tierra, no por grados de superioridad como la conocen por sus definiciones humanas; tampoco es por sus destrezas que los seres están en niveles más elevados de la consciencia jerárquica. Es por los grados de amor, hijos, de entrega y de donación de sí que un ser es conducido a representar y a guiar a muchos más.
En el Cielo, como en los niveles invisibles de la Tierra, adonde solo sus corazones pueden llegar, existen lo que llamamos Jerarquías, que son aquellas consciencias que, a lo largo de su evolución, siguieron las directrices de la Voluntad y del Plan de Dios, y que, en la escala evolutiva de la Creación, están recorriendo el camino para retornar al Corazón del Padre; seres que rindieron su voluntad a la Voluntad de Dios y que viven más allá de las dimensiones materiales para representar la Voluntad Divina.
Su pensamiento es uno con el Pensamiento del Padre, su espíritu es uno con el Espíritu de Dios, su amor es una prolongación del Amor mayor del Hijo de Dios y así son dignos de representar al Creador en las diferentes escalas de la vida.
La Tierra fue pensada y creada por Dios para renovar Su Amor, para renovar Su Creación y así elevar la vida a un grado de Amor mayor.
Para que esto suceda, aquí debe haber consciencias que amen la Ley de la Jerarquía y que, por sus grados de amor y de entrega, puedan ser dignas de ser llamadas de Tercer Orden de la Hermandad de Dios.
Esto significa, hijos Míos, que no solo en los niveles invisibles debe haber consciencias que respondan a la Voluntad Divina y la representen.
También en la Tierra, las consciencias se deben adherir a la Voluntad del Creador, deben abrazar el propósito de vivir Su Amor y de ser prolongaciones vivas y conscientes de Su Presencia.
De esta forma, podrán participar de la Jerarquía que conduce a las criaturas al retorno a su origen. Y con grados de amor y de entrega es como eso se construye, con la rendición de sus vidas a un propósito mayor es que comienzan a construir lo que les digo.
Hoy llamo a todos Mis hijos de la Red-Luz Planetaria y a todos los que aspiran a retornar a Dios para que den un paso más en su entrega, elevando sus metas y aspiraciones, elevando el propósito de sus vidas para que aspiren a ser parte de la Jerarquía, prolongaciones de la Voluntad Divina sobre la Tierra y que así auxilien aún más conscientemente en el cumplimiento de los Planes de Dios.
Mediten en Mis palabras, hijos Míos, y aspiren ardientemente a vivir el amor cada día más, con transparencia y sinceridad, para que sean dignos de formar parte del Tercer Orden de la Hermandad de Dios, de Su Jerarquía sobre la Tierra.
Yo los amo y los bendigo hoy y siempre.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
El tiempo de este mundo pasa, y en el Universo, el Tiempo de Dios se aproxima.
Los ciclos se van transformando, las leyes viven un intercambio entre sí para que los impulsos recibidos por la vida sean otros.
Dentro de los seres, sus espíritus gritan, y aquellos que realizaron fuertes compromisos con Dios, ya no podrán permanecer en su ignorancia y en un común vivir en sus días.
Los rayos que espiritualmente descienden de los Cielos mueven en las almas la necesidad de despertar, mueven en los que están despiertos la necesidad de madurar, y mueven en los que están maduros la necesidad de profundizar. Nada quedará como está.
El Tiempo de Dios traerá inquietudes hacia todos los seres porque sus células cambiarán de vibración, sus esencias se aproximarán a su origen, sus espíritus verán en el horizonte la posibilidad de retornar a Dios. Todo los impulsará a la vida evolutiva.
Escuchen la voz de sus corazones. Sepan responder a sus almas y, delante de un llamado divino, siempre digan sí.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Despertar es comenzar a recordar que, antes de la vida en la Tierra, una vida mayor existía.
Despertar es recordar que, antes de sus cuerpos de carne, en cuerpos de luz sus almas vivían.
Despertar es comenzar a comprender la inmensidad de la Creación Divina y no limitar, a la vida en la Tierra, el Poder que tiene Dios para darle vida a los seres.
Despertar es comenzar a comprender la vida, lo que sienten, lo que piensan, las raíces de sus acciones y de su forma de vida, las raíces de sus costumbres, de su cultura, de su esencia humana.
Despertar es comenzar a recorrer un camino más amplio en el cual, al mismo tiempo, que se avanza se retorna a Dios. La evolución sucede cuando los seres comienzan a retornar, llevando consigo los aprendizajes que aportan a la renovación de la Consciencia Divina y a la evolución de la vida en todas las dimensiones.
Despertar es vivir en comunión y en humildad. Cuanto más se reconozcan pequeños e ignorantes, más estarán dentro de la grandeza y de la Sabiduría de Dios.
Despertar es reconocerse parte verdadera de Dios y saber que, en este Todo que es el Padre, una amplia e infinita Vida habita.
Despierten, hijos, del sueño en que viven, porque llegó la hora de retornar, como humanidad, al Corazón de Dios.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Hoy envío Mi Mensaje de paz a todos Mis hermanos de Sudamérica y especialmente dirijo Mis Palabras a Mis hermanos de Venezuela y de toda la región adyacente, espacios en donde las almas buscan sobrevivir a esta batalla final que recién comenzó.
Pero no teman, el triunfo del amor está próximo.
Quien viva en el amor no perecerá.
Quien viva en el amor siempre encontrará el camino de salida.
Quien actúa a través del amor no fracasará.
Porque el Amor que Yo les enseñé es invencible, es capaz de derrotar cualquier situación y vencer cualquier obstáculo.
Por eso, no favorezcan las oposiciones; que las naciones no se levanten las unas contras las otras, porque la humanidad ya sufrió lo suficiente para aprender que se salió del camino muchas veces y que siempre le costó retornar al Corazón de Dios.
Mientras estoy aquí estoy con todo el pueblo de Venezuela, acompañando a cada ser, a cada consciencia, a cada alma; viviendo junto a cada hermano Mío su sufrimiento y su dolor, su agonía o su desespero. Pero aún no llegó el momento de que Yo retorne a la Tierra.
Que por medio de Mi Amor puedan encontrar la paz, la paz que falta en el mundo y en el corazón de muchos seres.
No es tiempo de batallar, sí es tiempo de obrar con amor, aunque exista el mal y oprima. Porque la liberación del cautiverio está cerca, y las cadenas de la maldad se romperán para dar paso al ingreso de la luz, de la victoria, del triunfo del Reino de Dios, que debe expresarse dentro de cada uno de ustedes, en cada paso, así como en cada acción.
Hoy estoy con Mi Escudo para defenderlos de las fuerzas del caos.
Hoy estoy con Mi Espada para disipar las tinieblas, trayendo el Poder de Dios a la Tierra y la manifestación de Su Voluntad en este tiempo final.
Que se estabilicen los espacios, que se equilibren las energías, que la armonía se pueda expresar para que las criaturas encuentren en su interior el equilibrio que les hará percibir la necesidad de estos tiempos y el llamado que proclama el Universo a viva voz.
Que sus corazones se refugien en Mi Corazón, que sus lamentos y sus dolores se disuelvan en Mi Misericordia, porque Yo estaré con ustedes hasta el fin de los tiempos para acompañarlos a llevar esta cruz que los librará en el calvario que es el escenario de esta humanidad.
No habrá triunfadores ni ganadores, conquistadores o poderosos.
Busquen en el silencio de sí esa llave que abre todas las puertas y que trasciende todos los tiempos.
Lleven a las almas hacia Mi Corazón, porque es en el único lugar en donde todos estarán seguros en estos tiempos.
La última batalla llegará y todo se definirá. Todos deberán estar a la altura de esos acontecimientos; ese será el momento más agudo de la humanidad, momento en el cual las almas definirán sus caminos y conocerán su próximo destino, dependiendo de lo que hayan elegido.
Pero la Tierra Prometida surgirá, por más pequeña que ella sea, y la promesa del Reino de Dios se cumplirá en los que hayan creído en el advenimiento de lo nuevo y en todo lo que descenderá del Universo como un tesoro espiritual para enriquecer a las almas en el conocimiento y en la Verdad.
Yo estoy aquí como el Gobernante de su pueblo, como el Dirigente de sus almas, como el Pastor de todos los rebaños.
Les entrego el don de la fuerza interior que necesitan para poder seguir adelante, atravesando los acontecimientos de estos tiempos, por más difíciles que parezcan.
Recuerden que Cielo y Tierra pasarán, pero Mi Palabra quedará en los corazones que sepan reconocerla, porque así vivirán Mi Mensaje.
No desistan, sí persistan. La fe les redoblará la fortaleza espiritual que necesitan para caminar hacia un nuevo tiempo.
Todo llegará a su fin, porque el fin también tiene su tiempo y su hora.
Refuercen su compromiso con el Padre Celestial y permitan que Él pueda obrar en los acontecimientos, aunque Su Presencia sea silenciosa.
No teman enfrentar el fin de los tiempos, aún hay mucho que atravesar y que vivir.
Aunque esté recogido estoy con ustedes y regresaré para darles Mi último impulso, aquel impulso que finalmente los colocará en el cumplimiento de su tarea y de su misión en este planeta; misión que los hará representarme en la Tierra como Mis apóstoles y como Mis compañeros, aquellos que estarán Conmigo bajo cualquier circunstancia y de manera incondicional.
Yo Me sirvo de sus sufrimientos para aliviar el sufrimiento de la humanidad. Todo lo que toco lo transformo en bien y lo transfiguro en luz para todas las almas, llevando hacia ellas el Amor de Mi Corazón.
Desde Aurora daré Mi gran impulso de amor para el planeta en el mes de marzo, momento en el cual Mi tarea con ustedes estará finalizando. Pero ese será un momento muy importante porque podrán poner en práctica todo lo que Yo les dije una vez y podrán hacerlo mejor de lo que Yo lo hice en los tiempos pasados; solo deben ser obedientes a Mí y confiar.
En marzo se abrirá la última Fuente de Mi Divina Misericordia para que sus espíritus se terminen de formar en este Comando que Yo dirijo desde el Universo.
Recen todos los días con más fervor y que la oración brote del corazón, así como brota su amor por Mí.
Los bendigo y les doy Mi Paz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Siempre Me agrada retornar a la casa de Mis buenos amigos, porque ellos, a pesar de lo que suceda, nunca pierden su lugar predilecto en Mi Corazón.
Como en el pasado, hoy visito a Mis viejos amigos, amigos de camino, amigos y compañeros en el servicio, en la caridad y en la fidelidad que se debe alcanzar por medio de la fe y de la persistencia.
Cuando visitaba a las familias, en los tiempos pasados, en esos lugares era en donde Me sentía mejor, en la casa de Mis amigos, en los hogares de Mis apóstoles, porque con ellos podía compartir lo más profundo que sentía Mi Corazón.
En la casa de Mis amigos Mi Corazón desbordaba un inmenso e inconmensurable amor que era capaz de liberar y de redimir todas las cosas.
En la casa de Mis amigos Yo compartía Mi Paz y la paz siempre les dejaba para que siempre Me recordasen, porque, como les dije una vez, no podía quedarme más tiempo en la Tierra, ya que regresaría a la Casa de Mi Padre.
Por eso, hoy retorno y visito una de las casas de Mis viejos y conocidos amigos para que sientan Mi Corazón y el ardor de la devoción de Mi Alma por los que desde el principio caminaron Conmigo.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice y los colma,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Del Amor más profundo de Dios emanó la Fuente de la Cura.
De Su aspiración más pura para que cada ser alcance la Perfección, nació la Fuente de la Redención.
De Su aspiración más pura para que los seres puedan ser liberados de sus errores y de la dualidad que viven en este planeta y en este Universo, nació la Fuente de la Liberación.
Y de la unión de ese Propósito Divino con todos los seres, nació en el Corazón de Dios, como una emanación de Su Principio Femenino, la Consciencia de Aurora.
Aurora nació como un estado de consciencia que concentra en sí la energía maternal que proviene de Dios, unida a Su profundo Amor por las criaturas. Porque de esa forma, dentro de esta Consciencia de maternidad y de amor, era que podrían reunirse el Principio de la Cura, para todas las enfermedades espirituales y materiales, el Principio de la Redención, para todos los errores y desvíos vividos por los seres, y el Principio de la Liberación, para que, sin importar el grado de las amarras a las cuales una consciencia estuviera sometida, todo pudiera ser liberado.
Este estado de consciencia, llamado Aurora, trajo una nueva esperanza para el Universo. Aurora es la luz que emerge resplandeciente después de un ciclo de oscuridad. Aurora es la posibilidad que todos los seres reciben de retornar a Dios, en este Universo y en todos los otros. Aurora es la expresión del Amor de Dios por la vida.
Tan inconmensurable es el Amor del Padre que, colocando Sus ojos sobre el planeta y contemplando los errores y los desvíos humanos, les entregó a los hombres uno de sus más amados tesoros: la Consciencia de Aurora.
Este principio cósmico y universal de Dios, creado para auxiliar en la evolución de todos los seres, fue proyectado y colocado en el interior del planeta, en espacios que resguardaron su presencia y que, por ella, se tornaron sagrados.
Esta Aurora, a veces explosiva y a veces silenciosa, jamás fue comprendida por los hombres.
Este estado de Consciencia Divina, después de acoger en Su interior los principios que surgieron del Corazón de Dios, también concentró en sí rayos y emanaciones que provenían del corazón de los arcángeles, llamados Elohim, y de los Espejos Sublimes de Dios, llamados Espejos Esmeralda, porque concentraban en sí las vibraciones de Cura necesarias para que todos los seres nacidos de la Fuente Divina pudieran retornar a ella.
Los Espejos Esmeralda, que se concentran dentro de la Consciencia de Aurora, guardan en sí los registros del origen de cada ser, de cada raza, de cada esencia, de cada planeta, de cada estrella y de cada Reino de la Naturaleza; guardan en sí los registros del Origen de la Vida, porque a través de ellos es que la cura sucede, cuando aquellos que se desviaron del Propósito Divino reciben, de las emanaciones de los Espejos Esmeralda, el más puro Pensamiento de Dios en ellos, la vibración original de Su Creación, y así, pueden reconvertir sus errores y retornar al Padre.
Aurora no es solo la cura para el planeta, Aurora es la cura para toda la Vida. Sin embargo, tan grande es el Amor del Padre que parte de esta Consciencia fue entregada a la Tierra como símbolo de la importancia del planeta para toda la evolución universal y cósmica.
Llegó la hora de que Aurora sea profundamente conocida y reverenciada por los seres que reconocen la Verdad en las revelaciones divinas y que comprenden, con el corazón, la gracia de estar dentro de la Consciencia de Aurora.
Vivan en Aurora, hijos Míos, con la reverencia de los Arcángeles. Siéntanse dentro de la Consciencia Divina y participantes del Amor más puro de Dios por la vida; porque eso es Aurora.
Que todos los seres reconozcan en Aurora esta Gracia Divina, porque a través de la gratitud cruzarán sus portales y recibirán su cura.
Aurora es el Amor de Dios manifestado. Y hoy son invitados, hijos Míos, a despertar a este Amor.
Que a través de ustedes las gracias de Aurora lleguen, finalmente, a este mundo herido, pues el planeta lo necesita y, más que eso, la Creación lo necesita.
Yo los bendigo y les agradezco por amar la Consciencia Divina y Cósmica de Aurora. Su misterio se revela para que puedan despertar.
Yo los amo.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de la Divina Concepción de la Trinidad
A medida que los ciclos cambian y se aceleran, el tiempo alternativo e ilusorio de la Tierra comienza a desvanecerse.
Como capas de vibraciones que permean el planeta, los Reinos y los diferentes cuerpos de los hombres, estas capas se van disolviendo poco a poco y van dando espacio al Tiempo de Dios llamado "Real Tiempo del Universo".
Cuando el Tiempo de Dios ingresa al mundo, hijos Míos, no solo causa confusión en las mentes y en los corazones de los hombres. La confusión es causada por la desconexión entre la mente, el corazón humano y la Verdad Divina.
Cuando un ser está unido a Dios de corazón, mente y espíritu, recibe el Tiempo de Dios con gratitud y, con él, la revelación de la Verdad que, poco a poco, se hace visible para su consciencia, a fin de que pueda comprender de dónde vino, porqué y cuál es el sentido y el propósito de toda existencia humana, cuál es su destino.
A lo largo de la evolución humana, el Señor reveló Su Verdad a los hombres de acuerdo con lo que sus mentes podían comprender, con lo que sus corazones eran capaces de acoger y lo que la propia condición energética y espiritual del planeta era capaz de recibir.
El Universo de Dios es complejo y guarda en sí una Ciencia que se desarrolla desde el principio de la Creación y que hoy es inconcebible para la mente humana.
Por eso, para que ella les sea revelada, es necesario que la reciban poco a poco y que no solo sus mentes, sus espíritus y sus corazones estén preparados para eso, sino que toda la consciencia humana y planetaria también lo estén; porque todo lo que reciben como parte de la humanidad llega como un impulso y como una vibración a toda la consciencia humana.
A medida que la Verdad de Dios se revela y los tiempos se unen, las leyes de la Tierra se transforman y también se unen a las Leyes universales. De esa forma, hijos Míos, el compromiso y la responsabilidad de los seres crecen y se profundizan, porque ya no le responderán al Universo como seres en una experiencia evolutiva, sino como consciencias que participan de la Verdad y del Plan de Dios de forma consciente.
A lo largo de los últimos años, la oración despertó y encendió los espejos de sus corazones para que, así, pudieran captar, amar y comprender la historia que se escribe en los Espejos del Cosmos y que se comienza a espejar en sus internos y en sus consciencias.
Nada está separado. Todo es parte de un Plan perfecto y divino que construye en sus corazones un camino de retorno al Corazón de Dios.
Para saber retornar deben recordar cómo llegaron hasta aquí. Nadie retorna a su casa si no sabe el camino hacia ella.
Les digo todo esto, hijos amados, para que reciban las revelaciones de este tiempo con gratitud y con consciencia, sabiendo que Mis palabras forman parte de la Gracia de Dios que los transforma y los prepara para un nuevo tiempo, en el que finalmente sabrán y vivirán la Verdad; la vida ya no será una secuencia de teorías, de cuestionamientos y de suposiciones y ustedes podrán participar de la Revelación de Dios y vivir a Dios consciente y plenamente en todo su ser.
Para eso los preparo, los bendigo y les agradezco por recibir Mis palabras con la gratitud del corazón.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Deja que tu corazón se adentre en la Fuente de la Divina Misericordia todos los días. Sé conocedor de la Presencia de Dios en tu vida.
Busca saber, hijo, cómo actúa la Ciencia Divina y verás que muy simplemente, con muy poco, el Señor transforma todas las cosas y concede nuevas oportunidades de cura, de perdón y de redención a aquellos que no lo merecían.
Aproxímate a Dios en oración, todos los días, para que tu unión con el Padre no se mantenga en el mismo punto, sino que se profundice, se consolide y se torne cada vez más parte de ti.
Recorrer el camino de unión con el Corazón de Dios es el sentido de tu existencia y ese camino se vuelve más largo o más corto según la rendición de tu corazón, para que dejes de ser una parte y retornes al Todo.
Si amas a Dios conocerás Su Divina Misericordia y entonces, hijo, clamarás día y noche para que las almas reciban esa Misericordia y, junto contigo, recorran el camino de retorno, porque comprenderás que de nada vale que retornes solo al Padre. El Todo está formado por la Unidad entre todas las partes.
Por eso, ama a Dios y ama a tus hermanos. Ama la vida y siempre aspira a que, a través de la Divina Misericordia, todos los seres retornen al Corazón del Creador.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte II
Cuando el Señor creó el planeta y lo manifestó a través de Su Pensamiento más puro de Amor por la vida, colocó en cada detalle de la Creación una ciencia profundamente espiritual, en la que todo lo que vive y habita en la Tierra colabora en la renovación del Amor y en el retorno al Corazón de Dios.
La dualidad, el caos y el mal construidos por el hombre son fruto del desvío de la consciencia humana del Corazón de Dios. A través de sus elecciones, los seres escogen estar en Dios y descubrir, en comunión con la Creación, el camino de retorno a Su Corazón, o escogen permanecer en la ilusión y en los enredos de sus limitaciones humanas.
El Creador permite que ciertas cosas existan para conducir al hombre a la superación y al vencimiento de sí mismo y no hacia los abismos del mundo, en donde se adentran las almas todos los días.
La naturaleza aún es un misterio a ser develado por la consciencia humana, y eso no se dará a través de su limitada ciencia, sino que será por medio de su corazón, el que es capaz de adentrarse en la ciencia divina y comprenderla a través de la simple presencia del Espíritu de Dios.
Los árboles, hijos, son el hilo que mantiene la Tierra unida al Cielo y no permite que la consciencia humana se desvincule totalmente de Dios. A pesar de las acciones humanas, de las guerras y de la indiferencia, los árboles silenciosamente penetran con sus raíces físicas en lo profundo de la Tierra y, con sus raíces espirituales, llegan al centro del planeta, manteniendo la unión entre la vida en la superficie y la esencia de la Tierra.
Con sus copas, sus troncos, ramas, hojas y flores físicas los árboles mantienen el camino de elevación hacia el Corazón de Dios. Y con sus copas espirituales, llegan a los Cielos y se nutren en las Fuentes Sublimes para que, al transformar el aire que la vida respira en la Tierra, traigan también las gracias y el alimento espiritual que permite que las consciencias no pierdan la paz y la posibilidad de amar.
Los árboles nacieron para servir y ellos aman su servicio; por eso, hijos, a pesar de ser tantas veces ultrajados, no dejan de crecer, de florecer y de dar sus frutos en este mundo.
Contemplen la donación de los árboles y, enviándoles a ellos su eterna gratitud, dejen que sus consciencias sean conducidas a la esencia de la Tierra y al más alto de los Cielos, recordando, así, el verdadero motivo de su existencia.
Los árboles no se olvidan para qué fueron creados. A través de ellos ustedes también deben comenzar a recordar.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Los árboles y la vida - Parte I
El Reino Vegetal absorbe, del interior de la Tierra, la sabiduría y la historia de la evolución humana, guardando ese legado en su interior y se lo ofrece constantemente a Dios a través de su elevación, de su crecimiento físico y espiritual.
Los grandes bosques son grandes receptáculos de sabiduría, grandes espejos que le devuelven al Corazón de Dios todo lo que Él envía hacia la Tierra como rayos y vibraciones divinas que auxilian en la evolución de toda la vida. De esa forma, la vida en la Tierra siempre se renueva a través de la emanación de los grandes árboles. El Señor recibe las experiencias humanas en Sus Fuentes Creadoras y las renueva, enviando nuevos rayos e impulsos hacia la Tierra según aquello que la humanidad necesita para evolucionar y retornar a Dios.
Si los corazones tan solo contemplaran a los bosques con gratitud, podrían sentir y percibir estos y otros misterios de la ciencia de la vida.
Los árboles son comunicadores, espejos de Dios que reciben todo lo que Él envía hacia la Tierra y también le comunican al Padre sobre el desarrollo de la vida.
Contempla a los Reinos con reverencia y, en silencio, busca el misterio que en ellos se guarda. Así, hijo, tal vez un día te sea revelado el misterio sobre ti mismo.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Por todo sé agradecido, pues la gratitud, hijo, es esa energía superior que nace del Corazón de Dios, se espeja en Sus ángeles y arcángeles y desciende a la Tierra para permear a los hombres y enseñarles a retornar a Dios.
La gratitud es una vibración sublime que transforma y transmuta la condición humana, elevándola a realidades desconocidas para que, así, viva revelaciones no solo sobre sí misma y sobre la vida, sino sobre toda la Creación.
La gratitud es el reconocimiento del Amor de Dios; es esa energía divina que nace constantemente en el interior de aquellos que reconocen la Gracia del Padre Creador.
Ingresa, hijo, tú también en las leyes sublimes que rigen la evolución de éste y de todos los Universos, pues Dios, siendo uno solo, manifestó la Vida en las dimensiones y la primera emanación que les envió fue la gratitud, gratitud por la existencia, por la vida, por las criaturas.
Encuentra todos los días esa emanación sublime, siendo tú también agradecido por todas las cosas y elévate al Origen, en el Corazón del Padre, dejando que Él despierte en tu interior aquello que es perfecto y que se oculta en ti, porque solo se manifiesta a través de la gratitud.
Sé agradecido por todas las cosas y eleva este mundo al Corazón de Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
El alma que se consagra al Corazón de Cristo y se entrega al Plan de Dios, antes que nada, coloca a los Pies del Creador sus miserias y sus virtudes, rindiendo ante el Padre todo su ser para la transformación.
El alma que se consagra al Corazón de Cristo y se entrega al Plan de Dios es aquella que, reconociendo su pequeñez e imperfección, reconoce también la grandeza del Creador y sabe que, cuando el corazón está abierto, el Señor opera milagros dentro y fuera de los seres.
El alma que se consagra al Corazón de Cristo y se entrega al Plan de Dios es aquella que, en lo más intimo de su mundo interior, comprendió que la vida no tiene sentido si el espíritu no está colmado y que, en este tiempo, no hay plenitud sino en el cumplimiento de la misión espiritual de cada ser.
El alma que se consagra al Corazón de Cristo y se entrega al Plan de Dios, sabe que no existe el fracaso, sino las oportunidades de vivir la humildad, la confianza y el fortalecimiento de la fe.
Hoy el Creador los llama a un nuevo paso y a un nuevo ciclo para que sus almas se consagren, no para que sean perfectas, sino para que amen la Perfección que proviene de Dios y caminen en dirección hacia ella, creyendo en el milagro que el Creador hará en sus vidas cuando se dejen moldear por Él. Crean que un día ustedes llegarán a la perfección, porque retornarán al Padre.
Sientan que, para vivir este tiempo de unidad con el Creador, todo sacrificio es poco, toda entrega es pequeña y toda transformación es válida, aunque los haga quebrarse por dentro y por fuera y que, así, no reconozcan nada de ustedes mismos ni siquiera sus mejores virtudes.
Hijos, no hay nada más maravilloso para el Corazón de Dios que ver un alma que se consagra a Cristo y se entrega a su Plan, porque de esa forma estarán dando un paso más en el retorno a Su Corazón, a la Fuente de la cual partieron.
Al partir, ustedes dejaron en lo profundo del Creador una esperanza y, cada vez que dan un paso en su consagración, la esperanza de Dios se fortalece. Por eso, hoy, tornen plenos sus corazones, no solo con la alegría de sus espíritus, sino, sobre todo, con la alegría del Corazón de Dios.
En esta tarde, los Ojos del Padre derraman Gracias y Bendiciones sobre el mundo, porque Sus lágrimas son de regocijo.
Yo los amo, los bendigo y siempre les agradezco por confiar en el poder de la transformación y en los milagros que el Creador hará en sus vidas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
A través de Mi Corazón encuentra el motivo perfecto para unirte en espíritu a Dios y, así, poder captar los impulsos de la Fuente Divina.
Mi Corazón es el portal de salvación que, una y otra vez, le ofrezco a los más pecadores para que animados por Mi Amor sientan en su interior el llamado a la conversión del corazón.
Mi Corazón es el Templo de Dios que, incondicionalmente, se abre para recibir a toda la humanidad y así ayudarla a encontrar el camino hacia la luz, la Misericordia y el bien.
Vean, entonces, cuántos prodigios de amor puede realizar Mi Corazón en todos los que aceptan al Señor y dejan que la Fuente de la Divina Misericordia actúe en las almas.
Por esa razón, Mi silencioso Corazón es ese portal para encontrar la cura espiritual tan esperada.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Escribe en el espejo de tu corazón cada instante vivido con Dios y con Sus Mensajeros. Comunica al Universo, a toda la Creación, la historia de la redención de la humanidad. Vive este último ciclo de Misericordia, aprovechando cada segundo para el fortalecimiento de tu espíritu, para la consolidación de la unión de tu corazón con el Corazón de la Jerarquía.
Escribe en el espejo de tu corazón la historia de la redención de la humanidad, siendo tú mismo parte de esa redención. Graba en lo profundo de tu esencia los momentos en los que las Puertas de los Cielos se abrieron delante de tu corazón para que, en la hora más aguda de la Tierra, puedas contemplar el espejo en tu interior y recordar el propósito de tu existencia.
Recuerda, hijo, que eres parte de un Todo que está más allá de la vida en la Tierra; un Todo que es la Creación Divina misma, la Consciencia de Dios manifestada en toda la vida.
El espejo de tu corazón es como una parte de un rompecabezas infinito, que guarda en sí el Plan de Dios. Él es la puerta que te conduce a retornar al Origen, que te conduce hacia la Fuente en el Corazón del Padre.
Ejercita contemplar tu propia esencia en el espejo de tu corazón y, buscando conocer la verdad sobre ti mismo, que tu corazón se adentre en la verdad superior de la existencia, en la verdad que es la propia Consciencia Divina.
En el espejo de tu corazón se concentran todas las gracias que recibiste a lo largo de tu evolución, y debes disponer de esas gracias cuando el mundo esté en el ápice de su prueba, pues para eso las recibiste.
Orarás unido a Dios y encenderás en tu pecho el espejo de tu interior, encendiendo una luz en la oscuridad del mundo. En silencio, en la sinceridad de tu corazón, ofertarás toda la Misericordia que recibiste para que, en el tiempo de la justicia, las almas reciban una nueva oportunidad. La vida necesita un nuevo norte, un nuevo camino para reconstruirse, y cuando todo hubiera pasado, mirarás en el espejo de tu corazón y encontrarás allí los patrones de la nueva vida, que fueron depositados en tu interior cuando estuviste delante de Dios y de Su Fraternidad de la Luz.
Todo lo que precisas se guarda en el espejo de tu corazón, pero para que encuentres estas llaves necesitas conocer esta herramienta divina, amarla y saber unirte a ella, para encontrar en tu interior el legado universal que el Creador guardó en el espejo de tu corazón.
Ora y contempla tu espejo interior. A través de él siéntete parte del Universo, parte de una Creación infinita. Que el principio de la Unidad impregne tu ser y te conduzca a Dios.
Tu Padre y Amigo,
San José Castísimo
Cánticos de Figueira - “Con tu licencia”
Este último cántico de José Trigueirinho expresa la profecía sobre su próxima partida, anunciada aquí a través de los años.
Al mismo tiempo, el cántico expresa la gratitud y la profunda reverencia del instrumento de Dios por la Ley de la Jerarquía, indicándole a sus discípulos, de manera simple, cómo debería ser el sentimiento y la actitud correcta ante la inmensidad de lo que representa la Obra de Dios para el ser de superficie.
Este cántico revela, de una forma abnegada e impersonal, la despedida del Instructor de sus amados discípulos; la despedida de todos aquellos que, a través de los tiempos, fueron activados por la energía divina del sagrado conocimiento y de la Instrucción, posibilitando que cada alma encuentre su don y su linaje dentro del amplio campo de la vida universal.
La gratitud es la esencia del cántico, pero también es la expresión del alma de Trigueirinho por la infinita Misericordia y la Compasión del Padre Celestial hacia sus más pequeñas e imperfectas criaturas.
Aquí el Instructor y el instrumento de Dios profesa y simbólicamente anuncia su partida hacia el vasto Cosmos, el retorno de su espíritu a la Fuente y al Origen desde donde partió para servir al Propósito Divino y, a partir de allí, ingresar en nuevas Escuelas de Instrucción.
En este cántico queda bien grabado el mensaje más importante para los discípulos que es el amor que cada alma puede tener por la propia Jerarquía, para así mantener en este planeta la conexión divina con las sagradas Leyes Inmateriales.
Trigueirinho, de una manera simple, amorosa y reverente, se despide del ámbito de la vida material anunciando que es el espíritu el que sirve a través de los impulsos del alma y eso es lo que concede la elevación de la consciencia.
La firma final del Instructor es el amor que él deja grabado en el firmamento interior de cada discípulo, para recordarle a cada ser que todo se le debe al amor, a la Creación, a la existencia de una vida más allá de las formas.
Él recuerda que en todo está el amor y que cada alma deberá regresar a la Fuente de ese amor con toda la experiencia vivida en este planeta Tierra.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más