Viernes, 11 de agosto de 2017

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos, la necesidad planetaria dicta:

Que se unan los corazones, las creencias, las razas y las religiones. Que se unan en el Principio de la Verdad y del Amor, esencia de todo pueblo, cultura y religión verdadera. Que se unan los corazones en las familias. Que los padres, con sus hijos, encuentren la forma de comprenderlos y respetarlos, para guiarlos y conducirlos, sobre todo con el ejemplo.

El corazón humano está enfermo y para percibirlo no es necesario ver más allá de las dimensiones. La propia vida les muestra, hijos, que para sobrellevar estos tiempos y, aún más, para tornarse en un triunfo de Dios en el mundo, precisan renovarse, y no hay renovación que no comience con la unidad.

Lo mejor que cada corazón expresa es lo que permite que la vida sea renovada. Un padre no se renueva sin su hijo; una nación no se renueva sin el aporte de otra nación; una religión no se renueva si no se abre para descubrir la potencia de compartir, y no de competir. La Tierra se renueva cuando se abre al Universo; los corazones se renuevan cuando se abren al servicio y encuentran, en la belleza del prójimo, la inspiración para lo nuevo, dentro de sí mismos.

Todo lo que este mundo necesita para caminar se encuentra en su Esencia, pero este Don se repartió entre las criaturas, entre las culturas, entre las naciones y entre las religiones.

Si no buscaran ver solo la miseria ajena y lo que los hace mejores que los otros, sino que buscaran en el prójimo aquello que los inspira a la comunión, a la esencia que hay en la Verdad y que los hace únicos en Dios, podrían renovarse y tener fuerzas para superar los asedios de este tiempo.

Mientras el enemigo desune, busquen la unidad. Dios es unidad por medio de Sus criaturas, cuando ellas se dan las manos entre sí. Este, hijos, es el gran secreto para superar los tiempos que viven y ver nacer, en el horizonte de la Tierra, una nueva vida.

Que las religiones no se apeguen a las instituciones, sino a su Esencia. Que de la Verdad provenga la Ley que las rige. Así, jamás temerán unirse al prójimo, porque sabrán encontrar la misma Verdad que viven, en el interior de los que tienen delante de sí.

Yo los inspiro y los ayudo a cruzar estos tiempos con humildad, y los bendigo para que sean lo suficientemente valientes para vencerse a sí mismos y encontrar la Verdad de Dios, que debe guiarlos, en este tiempo, más allá de las antiguas leyes que un día les dictaron el camino a seguir.

Los tiempos cambiaron y deben encontrar a la Esencia y a la Verdad que rigen este momento del planeta. Todo comienza cuando abren el corazón a la unidad.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo