Viernes, 5 de septiembre de 2025

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE CRISTO JESÚS, TRANSMITIDO EN LA COMUNIDAD-LUZ FLOR DEL SAGRADO TEPUI DE RORAIMA, BOA VISTA, RORAIMA, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Oración: "Padre Nuestro" en arameo.


El Señor escucha la súplica de los corazones que sufren. El Señor escucha el llanto de los inocentes.

¿Cuántas veces les dije que aquel que lucha con la espada, por la espada perecerá?

Cada gota de sangre derramada de los inocentes, en cualquier punto o espacio de la Tierra, es una gota derramada en el Corazón de su Señor. Mis heridas aún están abiertas y así es como reparo día a día, instante a instante, los males causados por el mundo.

En todos los altares de la Tierra, cuando el Sacramento es elevado, allí está Mi Corazón, siendo partido y repartido, vivenciando una vez más cada dolor, cada llaga, cada oferta que un día hice en el camino del Calvario y en la Crucifixión.

Todos los días, en todos los altares del mundo, allí está Mi Corazón, allí está Mi Cuerpo y Mi Sangre, reparando los ultrajes del mundo.

Y es así, como les digo, que escucho el llanto de los inocentes, escucho el clamor de las almas, escucho a los que lloran por hambre, por sed, por dolor, escucho a los Reinos de la Naturaleza, escucho el corazón de la Tierra, la consciencia espiritual del planeta que muchos desconocen. Y es por escuchar cada llanto y cada clamor que aún estoy presente en todos los Sagrarios del mundo.

Mi Presencia es viva, real, verdadera. Mi Corazón pulsa en el pulsar espiritual y cósmico de la Divina Misericordia, y es así como Mi Corazón se hace espejo para irradiar a las almas que sufren, a los Reinos que sufren y al corazón del planeta. 

Por eso, no piensen que Soy indiferente ante el sufrimiento del mundo.

No, el Cordero aún se entrega en el altar, y es con Mi propia Sangre que reparo la sangre derramada de las almas inocentes, de los niños, de las mujeres y hombres del mundo, de los Reinos de la Naturaleza. El Corazón del Señor no es indiferente ante el sufrimiento de la Tierra.

Por eso, únanse a Mí en una reparación constante, a través de la adoración, de la oración, de la Comunión Eucarística. Estén junto Conmigo sobre el altar, y allí Mi Corazón no padecerá solo, allí las almas no padecerán solas. Cada uno de ustedes será cuerpo en el Cuerpo del Señor, será sangre en la Sangre del Señor, para reparar la existencia y permitir, junto a Mí, que Mi Misericordia siga derramándose sobre la Tierra.

Que en adoración sus corazones se unan a Mí, para que Yo pueda enseñarles en este tiempo a despertar y desarrollar un Amor Superior, capaz de generar méritos para la redención, la piedad y la misericordia en cualquier tiempo, ante cualquier Ley. Que sus corazones puedan aplacar la justicia del mundo.

Así como el Hijo de Dios se entregó en la Cruz, abriendo para la Tierra como para toda la Creación, una nueva posibilidad evolutiva, espiritual y material, así también cada uno de ustedes, unido a Mí en todos los altares de la Tierra, podrá abrir una nueva oportunidad para el planeta, oportunidad espiritual, interior y material. 

Y, aunque el mundo tenga que comenzar de nuevo, la humanidad tendrá una oportunidad de vivir la redención y reconocer la paz.

En adoración, aprenderán de un Amor Superior, aprenderán a vencer dentro de ustedes la ignorancia, la indiferencia, pero también la indignación, la ira, el odio, la rabia, que también son energías que los separan de Mí y que los separan a unos de otros, que los alejan de la posibilidad de conocer el perdón y de emanar misericordia y piedad para las almas más perdidas.

En adoración es que conocerán las Voluntades más profundas de su Señor. Y allí Yo les diré lo que más quiero de sus vidas, qué camino deben seguir, qué decisión deben tomar y lo que ya no deben hacer. Mi Espíritu les hablará a sus espíritus.

Siempre que Me busquen y que estén Conmigo en los altares del mundo, Yo allí estaré con ustedes. 

Adoren y oren por todos los que ya no tienen fuerza para hacerlo.

Adoren y oren por los que no tienen cómo salir de su sufrimiento, del miedo y del dolor para elevar una súplica al Corazón de Dios, por los que ya no consiguen confiar, por los que se están ahogando en la oscuridad del mundo, que ni siquiera consiguen respirar para seguir en la Tierra, para seguir vivendo. 

Que sus oraciones se vuelvan aire para los que están sofocados.

Que su verbo se vuelva voz para los que están silenciados.

Que sus corazones desborden amor y misericordia para los que más lo necesitan y así darán testimonio de que escuchan y escucharon Mis Palabras por tantos años.

Esto es lo que más quiero para cada uno de Mis compañeros, esto es lo que necesito de ustedes hoy. Y así podré estar aquí todos los días 5 de cada mes, porque la Maratón de la Divina Misericordia es para Mí una fuente de expiación, uno de los momentos más importantes que el Corazón de su Señor contempla, en el que Me detengo para sentir el amor de las almas y aliviar el sufrimiento de los que padecen.

Cada Maratón de la Divina Misericordia es para el Señor una renovación. Es allí que Mis heridas se curan y puedo dar un poco más, junto a las almas. Por eso, estoy aquí y seguiré estando.

Cuanto mayor el grito de la Tierra, más profundo sea su clamor. Cuanto mayor el caos del mundo, más sincera sea su oración.

No se cansen de orar, no se cansen de creer que Dios aún ama a la humanidad y aún tiene un Propósito para todo y cada corazón de este planeta.

Así como hoy Yo Me renuevo, renuévense también cada uno de ustedes en Mí. 

Yo los bendigo y les dejo Mi Paz para que la multipliquen como dones y talentos y la lleven a las almas.

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.