Domingo, 16 de junio de 2019

APARICIÓN RESERVADA DE SAN JOSÉ, EN LA CIUDAD DE FRANKFURT, ALEMANIA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vengo como Siervo enviado por su Rey, como un Mensajero enviado por su Señor, trayendo en Sus manos y en Su Corazón no solo un mensaje, sino también una Gracia, un Don Divino, una parte del Corazón de Dios que se entrega a la humanidad como un símbolo del Amor del Padre por toda Su Creación.

Vengo para que esa parte del Corazón de Dios inunde sus esencias y las haga recordar de dónde provienen y porqué están aquí, no solo en la Tierra, sino en las dimensiones de la vida manifestada.

Hoy, hijos, ya pueden comprender la razón de su existencia en este mundo, pero deben comenzar a comprender la razón de su existencia en toda la vida, más allá de este planeta, porque su evolución no comenzó aquí y no terminará aquí.

Vengo, poco a poco, trayéndoles y revelándoles la ciencia del Corazón de Dios, no solo para que tengan un conocimiento, sino para que todo lo que son despierte a esta memoria de la Verdad Celestial.

Recuerden de dónde salieron y todo el trayecto que recorrieron hasta llegar aquí. Esto es posible, hijos, porque todo lo que es manifestado proviene de Dios. Desde su consciencia y su esencia hasta las más pequeñas partículas de su cuerpo físico, todo proviene del Creador. Y aun el más pequeño de los átomos tiene en su memoria el recuerdo del momento en el que salió de la Consciencia Divina para manifestarse, para tornarse una parte semejante al Universo de Dios y a Su Creación.

Ustedes son como pequeños universos. Cada parte de su ser es infinito, contiene en sí vida, espíritu, esencia y todo esto constituye lo que son. Deben tener consciencia del todo, de la propia vida.

Si comienzan a meditar sobre ustedes mismos, a sentir sus cuerpos, sus órganos, sus células, sus almas; comenzarán a comprender la vida, hijos. Empezarán a comprender la existencia de Dios en el Universo, a las estrellas que componen el Cuerpo Místico de su Creador que es tan perfecto como un cuerpo humano.

El Universo se renueva, se transforma, evoluciona, vive de ciclos, de reinicios. La vida nace y renace de la Consciencia Divina, una y otra vez. Esto es lo que sucede dentro de cada uno de ustedes y en sus cuerpos físicos, frutos del barro que retornan al polvo y vuelven a ser espíritu.

¿Por qué les digo estas cosas? Porque así los ayudo a recordar de dónde vinieron y los aproximo a Dios.

No solo a través de la oración llegan al Padre, sino también a través del Conocimiento, la ciencia que se revela a los corazones humildes que ya aprendieron a comunicarse con Dios a través de su pureza.

La Verdad Divina los eleva, los conduce al Universo, no solo a ese que ven en el cielo sobre ustedes, sino al Universo que se guarda en su propio interior.

Cuando reconocen a este Universo interno, reconocen a la Presencia Divina dentro de ustedes que es más que una presencia espiritual, es una ciencia, hijos, una verdad manifestada en sus células y átomos.

La semejanza con el Padre es más profunda que una Luz en su interior. La semejanza con Dios se materializa en todo lo que son, desde el espíritu hasta la materia; pero no en lo que pueden ver con sus ojos, sino en la esencia de la vida, en la esencia de sus átomos, en la esencia de sus cuerpos, en el principio, en el Propósito de su Creación.

Sé que muchos no comprenderán lo que les digo, pero les hablo solo para que sientan, para que se permitan adentrar en este misterio que es la Creación Divina y la Presencia de Dios en ustedes.

No fueron creados, simplemente, para vivir una experiencia en la Tierra. No fueron creados, simplemente, para vivir una experiencia de amor, porque el propio amor aún les es incomprensible.

Cristo no solo vivió el amor en la Cruz. Después de esa Cruz, después de Su Resurrección, un Universo entero lo aguardaba, el Infinito lo aguardaba. Su Amor siguió resonando en todo el Cosmos, en toda la Creación, en cada espacio de este vasto Universo, de este vasto Infinito que su mente humana ni siquiera puede imaginar. Y cada partícula de la vida se renovó y recibió una nueva oportunidad, porque el Amor de Dios no fue solo para la Tierra, fue para todas las criaturas.

De la misma forma debe suceder con cada uno de ustedes. La existencia de la Tierra no es solo para los hombres, sino para toda la vida, una vida misteriosa, una vida que desconocen y de la que muchas veces no se sienten parte.

Llegó el tiempo, hijos, de retornar, poco a poco, al Tiempo de Dios, a esta realidad que permaneció invisible y oculta a los ojos de los hombres y que hoy Yo les vengo a revelar, desde adentro hacia afuera.

Para aquellos que están despiertos, los Misterios Divinos deben comenzar a revelarse en su interior. El Universo, toda su Gracia y su manifestación, comenzará a mostrarse dentro de ustedes. Y es en ese espejo, que se guarda en sus corazones, en el que comenzarán a ver la Verdad de Dios, la infinitud de la Vida y de la Creación, porque no temerán cuando ella se manifieste ante sus ojos físicos. Al contrario, hijos, estarán viendo manifestada ante ustedes una realidad que ya conocían, que estaba viva en su propio interior.

Todo debe suceder poco a poco, porque los seres humanos están muy distantes de Dios, de lo que realmente es Dios. El Creador no es solo una Existencia invisible, una Voz que les habla a los corazones o una historia guardada en los libros sagrados.

Y eso se manifestará para todos, para los que creen y para los que no creen en la Existencia Divina. Pero si ustedes comienzan a profundizar en la propia vida espiritual ahora y dejan que la Verdad se revele a sus corazones, podrán auxiliar a otros que despertarán bruscamente en el tiempo que llegará y ese, hijos, es el mayor servicio en este tiempo.

Muchos dicen que quieren servir al planeta, servir a la Creación. Hoy les revelo una forma de hacerlo, en el silencio del propio corazón, en la sinceridad de sus vidas.

Comiencen orando, adentrando en el propio mundo interior, profundizando en lo que ya les fue revelado, buscando esa puerta interna que los conduce a Dios.

No se contenten con lo que saben y con lo que conocen. Busquen una Verdad mayor, porque ella está delante de ustedes, dentro de ustedes para ser revelada.

Tal vez hoy no comprendan totalmente lo que les hablo. Pero, sin comprender, intenten vivir lo que les digo y en un tiempo próximo Me comprenderán. El despertar sucede por etapas, por ciclos, y Yo los estoy haciendo ingresar en un nuevo ciclo, en una nueva etapa de esta vida evolutiva, a través de la Ciencia divina y espiritual.

Si el Creador los llama compañeros, hijos, es porque ya pueden ingresar en una etapa adulta del Conocimiento, de la oración y de la revelación de las Verdades Divinas.

Vuelvan a escuchar Mis palabras una y otra vez, hasta que ellas ingresen en sus consciencias. Dejen conducirse por este camino interno que hoy les muestro para que puedan madurar como seres espirituales y como hijos de Dios.

En oración, conversen con su Creador, buscando y encontrando Su Presencia dentro de ustedes, pidiendo que Él se revele en todo lo que son, no solo en sus corazones, sino en su consciencia, porque así, hijos, Dios dejará de ser un sentir para ser un saber.

Acojan Mis impulsos en su esencia, acojan Mis palabras en sus corazones y dejen que la paz, que de ellos emana, abra los caminos para su transformación interior y espiritual.

Con esto les dejo Mi paz, les dejo el mensaje y la bendición de Dios. Les entrego Su Don y esta parte de Su Corazón que hoy Yo le traje al mundo.

Y así, les agradezco por dar un nuevo paso en nombre de toda la vida.

Tienen Mi bendición para eso.

San José Castísimo

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.