Jueves, 6 de julio de 2017

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS EN LA CIUDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA, ESPAÑA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DURANTE LA 48.ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA

Mi silencio habla de la necesidad profunda de amar más de lo que aman, de entregar más de lo que entregan y de servir incondicionalmente más de lo que sirven; porque si con doce apóstoles pude redimir el mundo, ¿qué podré hacer con más de doce consciencias que aguardan Mi Segunda Venida al mundo?

Hoy, vengo de un lugar en donde Mi Presencia se vive en los que son transparentes y verdaderos, lugar que ha sido bendecido misericordiosamente por Mi Madre, durante mucho tiempo; y así Ella, en Su inconmensurable humildad, lo sigue haciendo, no mirando hacia los errores de los hombres, sino hacia las esencias que se pierden.

Desde el lugar de donde hoy provengo, existe una cruz, en lo alto de un monte, así como está Mi Madre en lo alto de una colina, llamando a todos hacia la paz.

En ese lugar se Me adora considerablemente a través de la Eucaristía.

En ese lugar escucho la confesión de los fieles y de los pecadores a través de los oídos de los humildes sacerdotes que viven Mi Sacerdocio, el que Yo le enseñé a Pedro en el pasado.

En ese lugar se experimenta la conversión del corazón y la multiplicación de las vocaciones, algo que en el día de hoy y en el mundo de hoy no sería posible por existir tanta maldad y tantos pecados.

Dios, a través de Su Sierva y de la Presencia de Su Hijo en la Eucaristía, ha depositado Su confianza en ese lugar, lugar tan semejante a los otros lugares en donde Mi Madre ha aparecido para testimoniar la Presencia de Dios y del Amor de Su Amado Hijo.

No existe lugar en el mundo que no sea llevado a la tentación, a la perversión o a los errores.

Mientras haya hombres que manejen la Obra de Dios, por ser tan frágiles humanamente, siempre habrá errores. Pero si existe una consideración en lo que se vive y se practica como vida espiritual, siempre habrá un amparo para que las almas se sientan guiadas; por eso, no todos están en la misma escuela de comprender los misterios del Señor.

Cada uno vive lo que ha venido a aprender en esta vida y es lo que Dios ha destinado para cada una de las almas. Solo los invito a ser guardianes de los Centros Maternales de Amor que su Santa Madre ha fundado en diversas partes del mundo.

Dios no necesita que ustedes se fijen en lo que los demás hacen mal, porque el tiempo de la justicia llegará. Deben orar por sus enemigos, deben orar por los que no consiguen vivir la verdad y no juzgarlos.

Cada uno de ustedes ha pecado en algo y Mi perdón ha sido dado, infinitas veces. Busquen la transparencia de sus corazones y encontrarán la paz que hoy no viven por diversas razones.

Sé que cuando los hombres manejan los Centros y Santuarios Marianos del mundo se cometen muchas fallas, porque la ostentación es muy grande, más que la oración.

Pero Dios ahora no está poniendo Su mirada en los injustos, sino en la fe de millones de almas que necesitan vivir su conversión y redención a través de esos núcleos de Amor que, como fuente de Gracias, el Universo Celestial ha fundado en la Tierra.

Si ustedes son parte de esos Centros de Amor, de esos Santuarios Marianos, es porque necesitan cura, necesitan llevar esa cura a los que hoy no la tienen, por ignorancia o ceguera.

Por eso, he venido desde ese monte donde se ha colocado una cruz tan semejante a esta; en donde peregrinos llegan a ella para pedir redención y paz, a través de la intercesión de la Sierva fiel de Dios.

La Obra de los Sagrados Corazones es una sola y no está dividida. Es el adversario que divide las cosas en las mentes de los hombres y mujeres y los confunde, tanto, tanto, que pierden la oportunidad de aprender a amar, así como Yo lo deseo todos los días, en cada momento de sus vidas.

Despierten a la verdad del Cielo y háganse parte de ella; no se pierdan en lo que es superficial, en lo que es aparente o en lo que no está claro.

Abran sus ojos y vean venir la Fuente del Amor de los Sagrados Corazones que está difundida por varias partes del mundo y a través de diferentes Centros y Santuarios Marianos.

Los invito a buscar en todo esto la unidad, los hará fuertes e invencibles y no los separará de Mi Corazón, mas los unirá cada vez más a Dios, a Su Divina Consciencia.

Cumplan la profecía de estos tiempos sobre el advenimiento de la Coronada de Estrellas, porque Ella no se queda en lo pequeño ni en lo insignificante. Su Voz hace eco en todos los universos, porque es la que en Su humillación ha encarnado el Hijo de Dios en Su Vientre purísimo y ha traído para todos la Misericordia y la Paz que, de tiempo en tiempo, necesita el mundo.

Sean Su Mensaje y cúmplanlo. Sean guardianes de Sus Santuarios Marianos, comprenderán enseguida los Designios de Dios.

Por eso he venido de ese lugar, en Medjugorje, porque lo estaba santificando para que nunca pierda la esencia de su verdad y es aquí que el Hijo de Dios hace el puente entre Medjugorje y Sudamérica, para que todos vean que en esencia todo es una sola cosa, un solo principio y una sola misión.

No busquen comprender cuáles son los carismas o las virtudes, busquen todos los días ser parte de esa fuente de Gracias que emanan de los Centros y Santuarios Marianos, y serán finalmente los siervos de la Mujer Vestida de Sol, que trae la luna a Sus Pies para anunciar la nueva era.

No solo sean Sus hijos, sean Sus siervos, sean Sus discípulos, sean Sus colaboradores de la paz y así se librarán, les aseguro, de las cosas mezquinas y superficiales que hacen los hombres para lastimar la fe de las almas y la credibilidad en el Reino de Dios.

Lo único que importa, queridos compañeros, es que Dios está actuando con tanta Misericordia y Piedad para salvar millones de almas que, de no encontrar lugares como los Santuarios Marianos, estarían tan perdidas, tan separadas y tan distanciadas de la verdad.

Hoy, vengo a dar este Mensaje a los corazones que están en la primera escuela de la preparación, para que puedan comprender en las nuevas escuelas todos los misterios que están basados en el Amor. Y así, aparto con Mi Mano lo que quiere confundirlos, separarlos de la verdad de los Sagrados Corazones.

Estamos en un tiempo de batalla espiritual, en donde el amor y la indiferencia juegan en un tablero para definir quién ganará esta instancia final.

Colóquense en el ejército del amor, de la perseverancia y de la fe, y vean cuánto transforma el Amor de Dios todo lo que toca, especialmente a Mis compañeros, a Mis amigos y a Mis hijos que Me viven en la fe y en la esperanza de, algún día, bajo la Gracia de Dios, volver a verme por segunda vez.

Que esta cruz, que hoy traigo desde lo alto de Medjugorje, una, libere y santifique a todos los pueblos. Que ya no existan lenguas, razas ni credos; sino solo el Amor que brota de Mi Corazón, desde la Fuente, para toda la humanidad.

Si tienen amor en sus corazones, comprenderán Mis Misterios. Si tienen sus mentes antes que el amor, se confundirán.

No busquen las respuestas en lugares equivocados, sean más inteligentes que Mi adversario y vénzanlo a través de la oración y de la unidad; porque Dios sabe, en Su infinita Misericordia, qué es lo que cada hijo necesita.

No intenten forzar una respuesta que no comprenden, porque siempre se perderán, y así perderán la esperanza de poder encontrar aquí, en este día, un nuevo camino a la sublime consciencia.

Yo fui el Jesús que comulgó y vivió con los pobres, con los ricos, que tiró el poder de los eruditos y de los reyes, y dio el tesoro a los más simples, humildes de corazón.

A través de Mi Pasión, de la Cruz y de Mi Muerte, Yo les enseñé cómo deberían amar.

Una vez les dije, en Mi mayor agonía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.

Hoy, les pido a ustedes, por Misericordia, que perdonen a los que no saben lo que hacen.

Si ustedes piden por Misericordia, también sean misericordiosos con sus semejantes.

Abran sus oídos y aquieten sus corazones para que Mi Divinidad, nuevamente, pueda comulgar con la humanidad.

¿Por qué les doy todas estas explicaciones? Porque ha llegado el momento de que todos vivan la Obra de Dios según sus escuelas, sabiendo que es el Hijo del hombre que une a todas las escuelas en un solo Amor, es el Amor de la Fuente.

Todos llegarán a ver el Retorno de Cristo, de diferentes escuelas, religiones, credos, pueblos y regiones. Y al final, todos tomarán consciencia de que el camino siempre ha sido uno solo: atravesar la puerta de Mi Corazón, la puerta hacia el Amor, la Verdad y la Unidad.

Que el Señor bendiga todos estos elementos, a los pies del altar, que serán fuente de Gracias y de renovación para las almas que hoy las recibirán.

Agradezcan a Dios por todo lo que se les da y no por lo que no comprenden. Recuerden que sus ángeles de la guarda escriben en sus libros las oportunidades que ustedes tienen de amar más.

Que el Señor santifique estos elementos para que las almas revivan el amor y que nadie pierda la oportunidad de despertar a lo que es verdadero, único, desconocido, sublime.

Señor, exorciza todo lo que no es parte de Tu Luz y que las mentes sean liberadas de sus cuestionamientos, para que el mal sea derrotado y triunfe el Poder y la Gloria de Mi Sagrado Corazón.

El Señor bendiga esta agua, que es creada por Su Divino y Amoroso Pensamiento, para que ella bautice y regenere a las almas que hoy serán sacramentadas por la Luz del Santo Espíritu.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús: 

María de San José, María Braga, María del Mar, Janete, Shadam y Lúcia.
 

El Señor hoy renovará los votos de las almas consecuentes, así como los votos de tantas otras almas en el mundo que aspirarán a auxiliar a la Divina Misericordia del Redentor.

Que este símbolo del Corazón dorado represente la unión de sus corazones con el Mío, para siempre.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús unge a cada una de las auxiliadoras que se consagran.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Ahora, el Señor las va a bendecir en nombre de todas las almas que auxilian a Cristo, en la Obra de Su Divina Misericordia.
 

Padre, multiplica las Gracias en estos corazones y que ellas sean parte del océano de Tu Infinita Misericordia para que, como luces renovadas en el mundo, evangelicen la Tierra con sus ejemplos de caridad y de servicio incondicional a los que más lo necesitan. Amén.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Y el Señor comparte esta cena con Sus discípulas; con hijas que hoy se consagran a Su Divina Misericordia, para que la Divina Misericordia pueda ser difundida en el mundo, como Fuente de Reparación y de Cura para las almas que agonizan y sufren en sus abismos.
 

Como hace más de dos mil años, sentado con Mis apóstoles en el suelo, tomé el pan, di gracias a Dios por ese sacrificio y les dije: “Coman todos de Él, porque este es Mi Cuerpo que será entregado para el perdón de los pecados. Hagan esto en Mi Memoria, por los tiempos que vendrán”.

Del mismo modo, tomé el Cáliz, dando gracias a Dios, por ese gran sacrificio les dije: “Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre de la Alianza nueva y eterna, que será vivida por todas las almas, hasta el fin de los tiempos”.

Este es el Sacramento de la redención, de la renovación, de la cura para la humanidad.

Oremos.
 

Oración: “Padre Nuestro”.
 

Bajo la Luz del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, los bendigo y bendigo a esta humanidad para que camine hacia la redención.

Hoy, Me elevo al Cielo con una nueva canción.

Y ustedes hoy dirán: “Estoy Contigo, Señor; creo en Tu Misericordia, creo en Tu Poder y acepto vivir Tu Voluntad, así como Dios lo ha pensado en el principio”.

Les agradezco por haber hecho de esta Maratón una Maratón de liberación y de perdón infinito. Amén.
 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Podemos cantar.
 

Canción: “Estoy Contigo, Señor”.