En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Querido hijo Mío y querida hija Mía:
¿Qué es lo que pesa en tu corazón que tu Santa Madre no puede resolver?
¿Acaso Yo no estoy aquí y Soy tu Madre, la Madre de las causas imposibles, la Madre intercesora y mediadora entre las almas y Dios?
Hijos amados, si ustedes esto ya lo saben bien, ¿por qué guardan en sus corazones cosas que les pesan?
Para Dios no hay nada imposible de resolver cuando el corazón se abre ampliamente para poder confiar en el destino que Dios tiene escrito para cada ser. Así, todo aquello que ata sus pies se disuelve en sus caminos; aquellas amarras, que los prenden a la Tierra, también son disueltas por el Padre Eterno.
Porque recuerden, hijos Míos, que existe una Voluntad Superior para poder cumplirse en sus vidas. Por ese motivo, una vez más, Mi Hijo los invitó y los llamó a preguntarse, a ustedes mismos, si ahora están viviendo la Voluntad de Dios.
Esto no significa, queridos hijos, que abandonen a sus familias, a sus trabajos o aun a sus compromisos. Yo les hablo de vivir la Voluntad de Dios internamente, de que sus vidas, día a día, estén más consagradas al Plan del Padre para que Él, en su infinita Misericordia, Piedad y Amor, pueda escribir Su Voluntad a través de sus vidas.
El Padre Celestial, en este día, extiende Sus Brazos y Sus Manos hacia ustedes para que sientan Su abrazo paternal, Su abrazo misericordioso, que no los condena por la culpa o por los errores, sino que los libera día a día de la condición humana.
Él extiende Sus Brazos y Sus Manos para que sus vidas se ofrezcan como Instrumentos de Dios, en toda la superficie de la Tierra; para que sus vidas, siendo Instrumentos del Padre, puedan ser una sensata expresión de Amor, puedan ser una expresión de Su Caridad y de Su Misericordia en el mundo.
Él espera esto hace mucho tiempo, que las almas se ofrezcan a ser víctimas de Su Amor Mayor para que las almas de este mundo dejen de ser víctimas de sí mismas. Él espera escribir, a través de sus vidas y sobre todo de sus corazones, la historia de Su Creación y también de Su Voluntad.
El Padre Eterno tiene tesoros guardados para todos, maravillosos tesoros que son incalculables para este mundo material. Por eso, a través de los tiempos y por intermedio de Mi Inmaculado y Materno Corazón, el Padre Celestial les otorga la Gracia de que estén libres de la Justicia, de la condenación en la que los coloca este mundo, para que sus pies puedan caminar por la senda de Cristo, libres de todo aquello que los apremia, libres de todo aquello que los angustia, libres bajo el sagrado espíritu de la paz.
Yo vengo aquí como la Reina de la Paz, porque sé que muchos de ustedes pierden la paz; pero, han pensado por un momento, Mis hijos, ¿cuántos lugares en el mundo ya no tienen la paz, la felicidad de vivir en una familia espiritual como esta, una familia que responde al Llamado del Padre; así como este punto de Luz, en esta ciudad, se predispuso desde el primer día a responder a la Voluntad de Dios?
Quisiera que hoy recuerden, así como Yo lo recuerdo atentamente, cada una de las experiencias de amor y de servicio que aquí se vivieron, especialmente a través de las almas que se ofrecieron a donarse por el prójimo y por el sufrimiento del semejante.
¿Cuántos méritos espirituales han concebido en el alma y en el espíritu de este Núcleo-Luz?
Les aseguro, queridos hijos, en el nombre de Mi Amadísimo Hijo, Jesús, que todos estos méritos espirituales e internos hoy son derramados como Gracias y también como rescate de las almas que más lo necesitan. Y esto genera espiritualmente un magnetismo espiritual que no se puede ver con los ojos físicos, sino con los ojos internos; que no se puede pensar con la mente, sino sentir con el corazón.
Todo este movimiento, que es oculto a los ojos de los ambiciosos, otorga el bien común y la fraternidad en el mundo. Por eso hoy, les pido que no miren sus errores, que no miren sus defectos, que no se sientan condicionados como está condicionada la mayor parte de la humanidad.
Hoy, sus almas están Conmigo, con la Madre Celeste. Hoy, también quiero que sus corazones estén en Mi Corazón; porque recuerden que Yo Soy la puerta segura para la redención, y que sus vidas y las vidas de sus familias y seres queridos pueden estar bajo Mis cuidados.
Cuando no puedan seguir adelante, llamen a la Madre de Dios. Cuando se sientan perturbados o en agonía, invoquen por Mi Inmaculado Corazón.
Yo Soy la Madre que siempre los abraza y los sostiene. Soy la Madre de la Caricia de Dios. Los quiero tener en Mis Brazos, así como lo tuve al Pequeño Niño Jesús.
Entréguense a Mí en confianza, en sublime plenitud, y la oscuridad que los podría estar rodeando se disolverá. Porque donde está el Amor de Dios, está presente el Amor de la Madre Divina, de una Madre incansable, de una Madre que no se detiene y que no duerme, de una Madre que trabaja por la salvación de todos Sus hijos en cualquier condición, de una Madre amorosa y misericordiosa que siempre les abrirá la puerta al Reino de Dios.
Porque quiero que sepan, si no lo sabían, que este fue Mi compromiso a los pies de la Cruz. Recuerden lo que Cristo nos dijo a todos: "Madre, ahí tienes a Tu hijo; hijo, ahí tienes a tu Madre".
¡Qué ternura expresó Jesús en Su profundo dolor! Una ternura y un Amor que superó toda agonía, aunque Su persona humana haya sido clavada en la Cruz.
¿Cómo comprender el Amor de Dios en el sufrimiento y en la entrega?
Esto es una escuela para los Nuevos Cristos, para aprender a superarse a sí mismos todos los días, para amar profundamente la Divina Voluntad, así como Yo le dije al Padre en aquel tiempo: "He aquí la Esclava del Señor, hágase en Mí según Tu Palabra".
Hoy, les digo, hijos Míos, que se haga en ustedes la Palabra de Dios a través de Mi Palabra, porque los espero a todos en el Paraíso.
Que vengan a Mí, Mis hijos, los que hoy se postularon para consagrarse como Hijos de María, porque ya son Mis hijos, no lo olviden.
Así, Yo los reúno a todos en este momento de consagración, dentro del Oratorio Inmaculado de Mi Corazón, para que Yo pueda ofrecer sus almas al Padre Eterno por todas las almas que sufren en el mundo y que hoy no encuentran la paz.
Pero sepan, hijos Míos, que ustedes hoy están ante el portal de Mi Paz, el portal del Sagrado Reino de la Paz que desciende sobre este Sagrado Cielo, sobre esta Sagrada Casa ofrecida incondicionalmente a responder al Llamado del Redentor.
Mis hijos, gracias por haber venido hoy a Mi encuentro, lo esperaba hace mucho tiempo porque sus almas y corazones son los que vienen a Mi encuentro; así, sus vidas son bendecidas por Mí a través de un gesto de Amor Maternal.
Quiero consagrarlos como Mis pequeños hijos, como esos hijos que aprenderán a caminar y a hablar algún día, como aquellos hijos que aprenderán a dar los primeros pasos en el camino crístico, como los hijos que algún día aprenderán a madurar sus consciencias para aprender a tomar sus primeras decisiones de vida que repercutirán el resto de sus vidas, como aquellos hijos que aprenderán a amar y a perdonar algún día.
Por todo esto y mucho más, Yo los consagro como Mis Hijos, como los Hijos de María.
Tráiganme aquí las rosas para que Yo pueda consagrarlas para Mis Hijos.
Oremos por esta consagración.
Oración: “Madre Universal”.
Les agradezco, hijos Míos, por estar Conmigo de corazón.
Mi Hijo espera felizmente Su Fuente Espiritual, a través de la fuente de bendiciones y gracias que aquí construirán, que Él se ha comprometido a bendecir algún día.
Entren en confianza al nuevo ciclo de este Núcleo-Luz, Mi Hijo les dice a todos sus fundadores y a todos los que sostienen este lugar sagrado para Dios que sigan adelante, que están en un muy buen camino y les agradece.
Yo los bendigo y los consagro como Mis Hijos, y reconsagro a aquellos que ya también son Mis Hijos, Hijos de María.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Con toda la dulzura de Mi Corazón, llego a su encuentro para traerles nuevamente la paz, la paz que es perpetua en el Corazón de Dios y de todo Su Reino universal.
Abriendo las puertas hacia ese Reino, hoy los coloco a todos en Mis brazos, así como coloqué al Niño Jesús y a cada uno de los apóstoles cuando ellos dudaron de la verdadera existencia de Cristo en la Tierra.
Queridos hijos, así Yo fortalezco su apostolado, su misión personal y grupal en el fin de los tiempos, ante el Corazón del Padre Celestial. De esta forma, Yo les traigo Mis códigos de Luz, para que sus corazones los puedan recibir, los puedan guardar en su interior, y ellos sean llamas que puedan perpetuarse en el mundo, en este tiempo de transición.
Con la alegría de sus corazones Yo puedo realizar Mis obras en el mundo y traer a Mis hijos el Espíritu Santo de Dios que los motivará a la transformación y a la redención de sus vidas.
Es por eso, queridos hijos, que hoy he venido aquí no solo para bendecirlos, para consagrarlos, sino también para agradecerles a todos ustedes y a todos sus hermanos, por estar cumpliendo esta segunda etapa de la sagrada Misión con los Mensajeros Divinos.
Ustedes no saben, queridos hijos, lo que significa para el Corazón del Padre guardar en Su interior el sentimiento de amor de todas Sus criaturas, sobre todo la perfecta adhesión a este propósito de traer la paz y el amor al mundo, para que estos atributos no se borren de los corazones inocentes y simples.
Es a través de vuestra respuesta interior, queridos hijos, que Yo puedo concretar Mi Obra en Centroamérica y México y, en el futuro, en otros lugares en donde la necesidad planetaria es muy grave y muchas, muchísimas almas, así como los Reinos de la Naturaleza, necesitan de Mi intercesión celestial para estar preparados y prontos para el fin de los tiempos.
Es así que hoy uno Mi Rosario de Luz con sus rosarios, creando este puente de Luz hacia el Reino Celestial, haciéndoles vivificar los Códigos de Dios en lo profundo de sus almas para que, en este tiempo final, queridos hijos, ustedes puedan realizar su propósito que es el Santo Propósito de Dios en sus vidas, Su magnífica Voluntad de traer al planeta la infinita Fuente de Su Misericordia y hacerlos seres redimidos ante los Ojos de Mi amado Hijo Jesús.
Esto confirma aquí, en Nicaragua, queridos hijos, que esta tarea no es una emoción, sino una profunda devoción Conmigo, estableciendo así la comunión con Mi Corazón Inmaculado.
Así es que Yo les pido, queridos hijos, que sigan adelante; que profundicen en sus vidas el ejercicio de la oración del corazón para que muchas más almas puedan ser beneficiadas por esta Gracia que hoy les traigo para todos, una Gracia reparadora, curadora y redentora, en cada parte de sus seres y de sus moléculas. Es así que Yo enciendo en ustedes las células de Luz, las mismas células que Yo encendí en los apóstoles, preparándolos para predicar y vivir la Palabra de Dios.
Ustedes, Mis amados hijos de Nicaragua y del mundo, son los apóstoles del fin de los tiempos, los apóstoles de Cristo, el Redentor, que deben dar el ejemplo de la paz y del bien a todas las criaturas. Sírvanse del servicio que sus hermanos están realizando por Venezuela. Encuentren a través de ellos, el verdadero testimonio de la caridad.
Por eso quiero decir, queridos hijos, que hoy también estoy con todos ellos en esa sagrada misión. Y a través de sus corazones misioneros, Yo estoy aliviando a los corazones más sufridos, cerrando las heridas más grandes de la consciencia de la humanidad.
Esta obra del servicio por la paz, especialmente por Mi amada Venezuela, está abriendo las puertas para una inexplicable reconciliación. Esto significa, queridos hijos, que el santo Trono de Dios y todo Su poder celestial reabre las puertas a Venezuela, trayendo a través de Sus ángeles, de todos Sus santos y bienaventurados, la oportunidad única de la rehabilitación, liberando a las prisiones del caos y del sufrimiento, simplemente, queridos hijos, por servir, amar y dar caridad a los que más lo necesitan.
Es así que Yo los invito, hijos Míos, a abrazar este misterio de la caridad y del bien. Ustedes no saben, queridos hijos, cómo los Reinos de la Naturaleza también se benefician con estas cosas. Es así que hoy también los invito a ser guardianes y protectores de los Reinos de la Naturaleza, a cuidar de sus mares, florestas, de todo Reino vivo en cada nación, en cada pueblo y en cada ciudad.
Quiero que le den valor a estas cosas que son parte, desde el principio, de la Creación de Dios. Es de esa forma, queridos hijos, que hoy ustedes estando aquí, de corazón, Conmigo y con un profundo amor a Mi Corazón Inmaculado, que Yo puedo derramar Mis Gracias, que serán frutos en el futuro de las almas, en las naciones que más las necesitan.
Centroamérica, a través de esta peregrinación y de la adhesión de todos Mis hijos en el mundo, especialmente por todas sus oraciones y súplicas, está recibiendo una inexplicable expiación que se produce, que se genera y que se realiza a través de Mi Inmaculado Corazón, trayéndoles a todos, la llama de la fe y de la esperanza.
Quiero, queridos hijos, estar más cerca de ustedes todos los días y que, desde Nicaragua, surjan fortalecidos grupos de oración, así como les pedí a los hermanos de Costa Rica que formaran grupos de oración, inspirados por Mis Mensajes de paz, por las Palabras redentoras de Cristo y de San José.
Quiero que vivan definitivamente en Nuestros Sagrados Corazones, que den el paso por toda la consciencia planetaria, que no se cansen de ser misioneros de la paz y de propagar esa paz hacia el mundo entero.
Es a través de esta obra y especialmente, a través de las misiones, que la balanza del desequilibrio de la humanidad, milagrosamente se está equilibrando. ¿Ustedes saben lo que eso significa, Mis amados?
Muchas oraciones debieron ser escuchadas por el Propio Dios, para que Él pudiera permitir esta Gracia inexplicable para el mundo y para Centroamérica.
Es que hoy, queridos hijos, por esta Gracia y este amor que nos reúne en Cristo, invito a que los Hijos de María que se consagrarán, se aproximen para que Yo pueda seguir compartiendo con ustedes Mi Amor y Mi Luz, a través de las palabras del Verbo Divino que hoy proclamo.
Yo le traigo al mundo, queridos hijos, la oportunidad de volver a amar, de perdonar, de reconciliarse con Dios y de formar parte definitivamente de Su Plan de Amor y de Redención.
Y antes de seguir hablando con ustedes, Mis amados hijos de Nicaragua, quisiera que le ofrecieran a Mi Corazón un cántico que une a todo lo que está separado. Que honraran, en devoción y en amor, a la Virgen de Guadalupe.
Los escucho.
Canción: “Madre y Reina de Guadalupe”.
Es así, queridos hijos, que Yo establezco en la Tierra el sagrado Universo de Dios, abriendo las puertas a la reconciliación entre los pueblos y entre las naciones del mundo; confiando absolutamente en que, en cada uno de ustedes, Mi Plan es el Plan de Mi Hijo, el Plan de Dios, vuestro Eterno Padre, que se podrá realizar en los más simples y puros, en los inocentes y libres de corazón.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
De esa forma les enseño a cómo liberar el pasado con la alegría del corazón, cómo liberar el dolor que permea la consciencia, de cada pueblo y de cada nación, con el simple amor de sus corazones.
Hoy, los congregué aquí no solo para trasformar sus vidas, no solo para redimir sus corazones, sino para que ustedes, hijos Míos, representando a toda la humanidad, representando a la consciencia de este planeta, puedan cambiar el destino incierto que esta Tierra viviría al no haber paz ni amor en el mundo.
Pedí que elevaran sus voces, para que elevaran también sus corazones, porque de esta forma abro los abismos, libero a las almas, inclusive a las más pecadoras que, al encontrar la Luz de Mi Inmaculado Corazón, se arrepienten del pasado. Y que, por la potestad de Dios, que Él concedió a Su Santa Sierva, Yo los redimo y los libero de la perdición para que, prestando un servicio Conmigo, equilibren sus deudas y vivan la redención.
De esa forma, hijos, hoy les pido que se confiesen Conmigo y, a través de Mí, que se confiesen con Dios; porque hoy les abro los portales hacia el Reino de los Cielos, les muestro los Altares celestiales para que coloquen allí sus faltas y pecados.
Arrepiéntanse, porque Yo los perdonaré. Arrepiéntanse, porque Yo los renovaré y los liberaré, para que puedan construir, en este país como en este planeta, una tierra redimida que viva la paz y la unión con Dios.
Les pido a todos los que Me escuchan que, con sus corazones rendidos ante el Padre Celestial, le pidan perdón en nombre de la humanidad, con la alegría de este pueblo tan simple.
Hijos Míos, vine a realizar esta redención de América, esta liberación que hace tanto tiempo este pueblo espera y que, por la apertura de sus corazones, hoy Yo comenzaré a concretar. Hoy, verán, en los ojos y en los corazones de Mis hijos, la concreción de sus esfuerzos, los méritos que generaron por cada ayuda que Me dieron para que Yo pudiera llegar aquí.
Hoy, vean Mi Luz, la Gracia y la Redención que hago descender de los Cielos; y agradezcan a Dios, hijos Míos, por ser participantes de Su Plan.
La redención de este planeta es posible, la redención de sus almas ya está en acción. Multipliquen esta redención en los que no Me escuchan, vayan en auxilio de los que no Me siguen, oren por los que les cerrarán las puertas en sus rostros, oren por los que escupirán en el piso delante de ustedes por no creer en Dios, oren por los que los maldicen, clamen con la cabeza en el piso por sus enemigos, clamen por la redención de este planeta; porque de esta forma, hijos amados, Mi Plan triunfará.
Liberen de sus vidas el rencor, liberen de sus vidas el odio y la ira, vivan y establezcan la paz, reconcíliense en sus familias, reconcíliense con sus amigos, pidan perdón y perdonen a sus hermanos.
Y, de esta forma, hijos amados, anunciarán al mundo que es posible vivir el arquetipo divino expresado hace tanto tiempo por Mi amado Hijo Jesús.
Es hora de que despierten los Cristos del nuevo tiempo. Es hora de que sus almas despierten al compromiso que vinieron a cumplir con Dios. Por eso, están aquí; porque fueron llamados por Mí para que puedan decir sí al Corazón de Dios.
Por eso, Yo los consagro y los bendigo no solo para transformarlos completamente, sino para que ustedes, hijos Míos, transformen a este mundo, transformen a esta nación, transformen a cada hogar de los que hoy Me escuchan; porque hoy Mi Gracia y Mi Divina Presencia llegan a todos sus hogares. Ábranme la puerta de sus casas, de sus corazones, porque Yo entraré todos los días a orar con ustedes por los Reinos y por las almas para que, un día, Mis amados, este planeta se pueda tornar sagrado, a lo que el Creador siempre aspiró.
Y que, en el universo como en la Tierra, sus almas den testimonio de que el sacrificio de Cristo no fue en vano; y de que el sacrificio que cada uno de ustedes vivirá tampoco será en vano; porque de ellos, hijos Míos, nacerá la trascendencia de todo dolor, la liberación del cansancio de sus cuerpos, la transformación del sufrimiento en regocijo espiritual, la transformación de la tristeza y del padecimiento en la eterna alegría de ver triunfar el Plan Divino.
Vean hoy, Mis amados, en el Amor de Mis Palabras, en Mi Corazón expuesto ante sus corazones, que la Gracia de Dios es infinita y Su Amor es inconmensurable. Y que, con este mismo Amor, deben colmar sus espíritus para que, cada uno que se aproxima a ustedes, sienta la Presencia Divina y crea que es posible transformar la decadencia de este mundo y tornarlo sagrado frente a los Ojos de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, Yo los consagro, los bendigo y los amo, como la Paloma Blanca de la Paz.
Quiero, antes de irme de aquí, que Me canten como hicieron al principio, para que Yo pueda recoger el amor de sus corazones y derramarlo en donde más lo necesiten.
Es así, queridos hijos, que, por medio de su consagración a Mi Inmaculado Corazón, vuelvo a consagrar a Nicaragua a la Madre de Dios, la Reina de la Paz, a la Paloma Blanca que les trae el Mensaje de reconciliación y de redención.
Coloquen su mano izquierda sobre el corazón para confirmar esta consagración ante Mi Presencia, y alzando sus voces a través del canto, Yo los bendigo, queridos hijos, y les agradezco a todos por haber respondido una vez más a Mi llamado.
Ustedes no saben, queridos hijos, cuánto hoy los océanos se han aliviado y todo lo que está dentro de ellos.
Les agradezco en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ahora, canten para que Me eleve al Cielo, con la alegría de sus corazones por Centroamérica.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, con alegría, preparo Mi llegada a Aurora en el próximo mes, y esto ha sido posible, a lo largo de los meses, por la oración, por la oración de todos Mis queridos hijos.
Por eso, hoy, queridos hijos, estoy trayendo al mundo el estandarte de Mi Paz, la victoria de la Luz sobre la Tierra, para que haya más tiempo de paz entre las almas y entre los corazones.
Por eso, queridos hijos, continúen con su purificación, que su purificación sea causa de alegría y de liberación; para que el próximo mes sus corazones ya se sientan libres, para que una nueva semilla de Luz pueda ser sembrada en ustedes.
Queridos hijos, como la Madre del Cielo, hoy les traigo la presencia de todo el universo. Las estrellas están atentas a la humanidad cuando responde verdaderamente y con amor.
Así, poco a poco, queridos hijos, a través de Mi Corazón los conduciré a las nuevas Leyes, porque aspiro, hijos Míos, a que puedan vivir en la Ley, a que sea la Ley manifestada sobre la faz de la Tierra, para que se cumpla la Voluntad de Dios.
Queridos hijos, hoy también les traigo Mi Inmaculado Corazón, algo importantísimo para sus vidas, sus esencias y sus espíritus, porque allí debe residir Dios. Él debe tener Su morada, Su morada predilecta para que pueda cumplir Su Plan con todas Sus criaturas.
Hoy, queridos hijos, les podría decir que, ante los acontecimientos del mundo, principalmente por los frutos que están generando los grupos de oración, los destinos están cambiando para bien de todos; pero aún es necesario hacer mucho más, hijos Míos, el Señor necesita de su sacrificio y humildad para que se cumpla el Plan en este tiempo tan definitivo.
Tanto el ayuno como la oración, el servicio y el amor entre hermanos son frutos que generan la vivencia de la Ley. La posibilidad de que ustedes, hijos Míos, vivan en la Luz de las Leyes es algo desconocido para ustedes, Mis pequeños, pero todo se puede sentir a través de la oración; es algo que se construye, poco a poco, dentro de ustedes como quien construye una nueva casa. Cada pequeño esfuerzo es importante, así lo será también, hijos Míos, cuando el esfuerzo sea hecho por todos con la fe de cumplir el Propósito.
Cuando hoy les anuncio sobre Aurora es porque el próximo mes será importante para sus almas, se cumplen 6 años de Mi Presencia entre ustedes, y muchos años más se cumplirán si continúan por ese camino de confianza a Mi Corazón.
Queridos hijos, sepan que yo estoy con cada uno de ustedes, acompañando el paso a paso de los grupos de oración. Por eso, Aurora fue escogida para que Yo descendiera desde el Cielo y trajera el Mensaje de conversión y redención.
Para el próximo mes, queridos hijos, deberán hacer una síntesis espiritual para que puedan ver con claridad y sabiduría todas las Gracias que Yo les he derramado desde Mi Espíritu. Por eso, es importante meditar en la oración, queridos hijos, con el corazón colocado ante Dios, así podrán comprender todo lo que Yo les digo.
Y hoy, les estoy mostrando más frutos, hijos Míos; los frutos de los grupos de oración de la Red-Luz: la paz y la oración, la cura y el servicio, las nuevas enseñanzas para la humanidad.
Mi Hijo también está en todo esto, queridos hijos. Por eso, Él Me envía cada mes, preparándolos desde el corazón, porque también Mi aspiración, queridos hijos, es que puedan percibir la Llegada del Redentor.
Por eso, la oración será su fortaleza y Mi Corazón Inmaculado será su Templo, en donde el mal no podrá entrar, queridos hijos, porque quien vive en la oración y en el ayuno se esfuerza por orar y ayunar, y el enemigo no lo atacará porque estará amparado por las Leyes Celestiales y su espíritu llegará al Cielo y, una vez más, se cumplirá Mi promesa de que todos Mis queridos hijos vivan en la gloria del Paraíso.
Ustedes deberían aspirar, queridos hijos, a conocer ese Paraíso, ese espacio en donde Dios está presente todo el tiempo; aun así, Él envía a Su Mensajera Fiel para convertir a la Tierra en el Nuevo Paraíso, en el Génesis que Él creó y que se fue perdiendo a lo largo de los tiempos por los pecados de la humanidad.
Pero, queridos hijos, Yo les traigo el bálsamo de Mi Misericordia. Aún la Fuente está abierta para todos, no estén ciegos ante esta Fuente, esta Agua de Vida quiere lavarlos y cerrar sus heridas profundas; pero todo dependerá de ustedes, queridos hijos, de que puedan permitir que la Ley del Señor, la Ley de Su Misericordia, actúe en sus vidas.
Hermana Lucía de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, como nada está separado en el Corazón de Dios, el Señor les propone un nuevo despertar a sus consciencias porque, en este mes de agosto, recibirán un impulso del despertar de la Nueva Aurora, para que también la consciencia profunda de sus seres pueda estar despierta.
El Señor aspira a que, a partir de este mes de agosto, un nuevo ciclo se inicie en sus vidas, en la vida en todo el planeta. Una profundización de Mi tarea mariana se dará en toda la Tierra, así como también en Mis grupos de oración.
Por eso, hoy vengo desde los Cielos a prepararlos, a pedirles que sean persistentes, fieles al Propósito Divino, que no teman purificar lo profundo de sus corazones ni tampoco percibir las miserias que viven en su interior, porque una purificación es necesaria para que luego puedan dar un nuevo paso.
Si le dan permiso al Corazón de Dios, Su Mano ingresará en sus corazones para transformarlos, para que puedan ver lo que no está bien dentro de cada uno de ustedes y, si se ofertan a Dios, Él siempre los ayudará.
Hoy, vengo a preparar a Mis grupos marianos para que, a través de la oración, maduren el amor al Corazón de Cristo.
Profundicen la vivencia del Evangelio para que, en el momento en que Nuestro Señor lo indique, sus corazones estén prontos para vivir un apostolado de Misericordia; para caminar, de dos en dos, por el mundo, cargando Mi Mensaje de Paz en sus corazones, despertando nuevas células de amor en el corazón de los hombres, moléculas crísticas que duermen en la humanidad.
Hijos Míos, preparen lo profundo de sus seres para que, en humildad, puedan vivir el nuevo ciclo; para que puedan despertar realmente al servicio, a la cura del corazón y del espíritu, a la oración de amor por las almas.
Hijos Míos, de esta forma les digo que con alegría deben recibir este nuevo ciclo, que con amor deben permitir que el universo ingrese en sus vidas, en sus hogares, que lo desconocido brote en sus corazones y que puedan conocer misterios que hasta hoy no fueron revelados a la humanidad, pero que ya es el tiempo de que sus corazones los conozcan.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús transmite las Palabras de la Virgen María:
Queridos hijos, con el Corazón en lo Alto, hoy también les digo que seré la primera Discípula de la Maratón de la Divina Misericordia, para orar por toda la humanidad, por los Reinos, por toda la consciencia del mundo.
Queridos hijos, los invito a los desafíos de vivir en la oración, el encuentro perfecto con Dios.
Les agradezco también, queridos hijos, a los grupos de Nicaragua por estar contemplando constantemente Mi Inmaculado Corazón.
Hoy también, les digo, queridos hijos, que Mi Corazón aspira a visitar pronto por segunda vez esa amada casa, el corazón de toda América.
¡Les agradezco!
Suenan treinta y tres campanadas.
Queridos hijos, mientras Yo Me elevo, contemplen en silencio a todas las almas que Yo elevó al Cielo y que llevo en Mi Corazón. Este es el motivo de las campanadas.
Recuerden, queridos hijos, que cada vez que Me despido de ustedes, muchas almas son llevadas desde la Tierra para que alcancen la Luz y la Paz. Este es uno de los frutos de su oración.
Vayan en Paz, vayan en Jesús, vayan en Dios.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Canción: “María, haz de mí”.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Queremos relatarles a los hermanos el momento importante de la Aparición de hoy, porque nuestra Madre vino vestida con un Manto azul marino, un Manto que se extendía más allá de donde Ella se encontraba. Era un Manto que envolvía a todo el planeta, que protegía a todos los puntos de la Tierra.
Entonces, mientras nosotros la veíamos aquí, Ella estaba también sobre el mundo, contemplándolo y, durante un momento de la Aparición, Ella también nos mostraba Su Inmaculado Corazón. Esta vez, Su Inmaculado Corazón no tenía espinas, sino Amor y Luz que Ella derramaba, sobre todo, sobre nosotros. Y Ella irradiaba también ese Amor y esa Luz a todo el planeta.
Pero lo más intenso que vivimos hoy, a través de la Aparición, fue cómo nuestra Madre, como una Madre, hablaba con Amor de todos los grupos de oración; aquellos que ya están formados, que persisten en responder a Su llamado y aquellos nuevos grupos que están naciendo a través de la tarea de la Red-Luz.
Entonces hoy, Nuestra Señora nos mostró cómo Ella también estaba en cada uno de los grupos de oración. Ella nos decía que se manifestaba en cada uno de esos grupos, según como Sus hijos la comprendían y la amaban. Pero algo importante que nos dijo es que Ella es la misma para todos. También nos dijo que estaba acompañando a cada uno de esos grupos, en los pequeños detalles, en los movimientos de cada uno de ellos.
En este día, volvió a nombrar a los grupos que están en Brasil, en Venezuela, en Centroamérica, en Estados Unidos, a todos los grupos. Ella nos mostraba cómo esa red de Luz se estaba encendiendo, poco a poco.
Hoy, entendimos, según nos dijo Nuestra Señora, que una parte del destino de esta humanidad que estaba previsto, cambió a través de las oraciones que fueron siendo generadas a lo largo de estos meses y, de esta forma, Ella nos explicó que la síntesis de todo ese trabajo sucederá en el mes de agosto.
Y también nos explicó, nuestra Madre, que no veamos solo un simple encuentro de oración, sino que podamos verlo a partir de este momento como algo espiritual.
Ella quiere que veamos este próximo encuentro en agosto como algo del Espíritu de Dios, que Ella llamó un Fruto de Dios y también nos dijo que fue formado, que fue gestado, poco a poco. Por eso, Ella nos invitó a prepararnos desde nuestro corazón y desde nuestra consciencia.
Y el último fruto que Ella nos reveló y que todos pudieron escuchar, como Ella lo llamó, fue la oportunidad que recibió, como Mediadora, de recorrer algunas partes de las Américas. Pero, a partir de ahora, dijo Nuestra Señora, que para que eso suceda nos invitaba a que no solo fuera por la oración de todos, sino que nos invitaba a que fuera por el esfuerzo de todos y que eso sí lo podríamos ver.
Esa misión que Ella tendrá muy pronto será por la ayuda de todos y que lo podremos ver desde el espíritu es algo que nos repitió durante la Aparición de hoy. Si viéramos Sus misiones, Sus tareas, Sus pedidos desde el espíritu, nos dijo nuestra Madre que podríamos comprender mejor la finalidad de todas las cosas.
Hoy, sentimos en la Aparición, el espíritu de gratitud de nuestra Madre, algo que no se puede explicar, pero que era muy fuerte.
Hermana Lucía de Jesús:
En el final de la Aparición, María irradiaba mucha alegría y, en el momento en que tocábamos la campana, Ella decía que estaba decretando, haciendo un decreto de paz. Y Ella habló así:
“En este momento, en el que decreto la paz, quiero que todos Mis grupos se preparen para auxiliarme a llenar Mi barca de salvación, porque el Propósito de Dios se cumplirá”.
Y con eso, Ella nos explicaba que a través de los grupos de oración, a través de los nuevos apóstoles de Cristo, como los nombró, iba a despertar a Sus hijos para que pudieran subir a esa barca que los llevaba al Reino de Dios.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Recordé una orientación que nuestra Madre nos pidió que también les transmitiéramos sobre la Maratón de la Divina Misericordia.
Como ustedes escucharon, Ella dijo que era la primera participante de esa Maratón y que estaría entre sus hijos, orando. En verdad, Ella afirmó que va a estar entre Sus hijos, orando; y que todos, si se abren, la podrían sentir.
Entonces, Ella nos orientó lo siguiente para todos los grupos de oración, los que participen presencialmente de esa Maratón o los que participen desde sus hogares. Ella nos dijo que era importante que la Maratón de la Divina Misericordia fuera realizada en tres idiomas, en español, portugués e inglés. Y Ella invitó a que, a través de la inscripción, Sus propios peregrinos guíen la Coronilla de la Divina Misericordia durante esos dos días.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más