Queridos hijos:
En este día, en el que el mundo recuerda a sus seres queridos que partieron, dejando una huella imborrable en el corazón de sus familias, Yo los invito a rezar por todos Mis hijos que perdieron la vida antes del tiempo previsto, a través de las guerras y de los conflictos.
¡Cuántas familias, en este tiempo, se ven divididas y fragmentadas por la dolorosa partida de los que dejaron la vida material! Pero, recuerden que Yo estoy aquí, en este día, para consolar a los que aún no consiguieron superar el trauma de la dolorosa partida de un ser querido.
Recuerden, Mis amados, que su Madre Celeste presenció en primera persona la condenación, la flagelación y la muerte de Su Hijo en la Cruz y que, a pesar de que Yo Me sentía morir junto con Mi Hijo, debía darles fortaleza y amparo a los que estaban a Mi alrededor.
Hoy, ante una humanidad violenta, desamparada y sin empatía por el otro, Yo vengo como la Madre de la Consolación y de la Paz a llevar a Mis hijos hacia el Amor de Dios para que, incluso los que por alguna razón están muertos de espíritu, algún día, como el hijo pródigo, puedan resucitar y renacer a través de la fuerza del perdón y de la redención.
Hoy, Mi Corazón de Madre se abre como un humilde y puro Tabernáculo para que cada hijo, aún en la Tierra, en el Cielo o en algún plano de consciencia, reencuentre el camino de la Luz Insondable de Dios.
Estoy aquí, Soy su Madre, la Madre Consoladora de los afligidos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Cada oración pronunciada por las naciones del mundo es una gota de Mi Gracia que desciende del Cielo, como lluvia de la mañana.
Cada corazón sincero que pronuncia el Santo Rosario por la paz en el mundo es un Espejo para poder reflejar la Misericordia de Dios en la humanidad.
Yo les enseño, a través del poder de la oración, a conocer sus misterios, los que se develan cuando el corazón reza de verdad, permitiendo que las sagradas Leyes Divinas aplaquen los errores de la humanidad y los desvíos de las naciones del mundo.
Cada momento de oración ofrecido, queridos hijos, permite reparar al mundo entero; sobre todo a las almas más perdidas, las que reciben la Gracia de reencontrar a Dios.
Por eso, cada encuentro de oración por la paz en las naciones significa la oportunidad de que la humanidad sea aliviada de sus faltas cometidas, para que reinen el amor y la paz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que abunde la paz y el espíritu de la templanza, porque así podrás reconocer a Dios en tu corazón y en tu vida.
Que esa paz que proviene del Universo se expanda como un haz de luz y toque a los corazones heridos. Eso será posible por la constancia de tu oración y de tu súplica.
Así, recibe en esta hora el espíritu de la paz, el que te hará invencible, inamovible y neutro. Deja que esa paz se exprese en tu forma de mirar, de actuar, de caminar y de respirar.
Que esa paz interior pueda ser reconocida, para que las almas mediante la oración del corazón aprendan a vivirla y a adoptarla como algo fundamental, precioso y digno.
Que la paz fortalezca la consciencia y el espíritu para que pronto puedan nacer los Nuevos Cristos en esta humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridísimos hijos Míos:
Vengo en esta noche como la Dama de la Paz y la Guardiana de las almas, pues Vuestra Madre Celeste ora por todos ardientemente durante las horas de la noche.
En esas horas es cuando la neutralidad, la introspección espiritual y el silencio de Vuestra Madre se perpetúan en todo el Universo. Es la hora del recogimiento y de la quietud para poder meditar y contemplar los próximos pasos del Plan de Dios en la humanidad.
Es por eso que la noche es el momento de vigilia de Vuestra Madre, es la hora en donde el Cielo Angelical ingresa en la esfera de la Tierra para salvar a las almas caídas.
Queridos hijos, en los próximos tiempos sus vidas podrán estar unidas a Mi vida universal porque será el momento de adorar y de orar por el mundo cuando ingrese en la fase más aguda de su transición.
Hijos Míos, soy la Dama de la Noche y les revelo el principio de Mi vigilancia universal, aquella que proviene de la concentración y del silencio.
Hijos, acompañen a Vuestra Madre en esta sagrada tarea. Llegarán el día y la hora en donde los apóstoles de Mi amado Hijo se volverán guardianes de los espacios y vigilantes de los Centros Sagrados de todos los oratorios de la Tierra.
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los conduce a una vigilancia mayor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Ustedes saben cuánto Yo los amo, pues necesito lo mejor de sus espíritus para que pueda compartir en unión perfecta con Mi Hijo, todo su amor.
Hijos, necesito que observen, desde el corazón, la Gracia que están recibiendo. Ante tanto sufrimiento en la humanidad, sus corazones fueron consolados por Mí, sus almas fueron conducidas por Mí, sus consciencias fueron iluminadas por Mi Gracia.
Como Señora de la Paz, hoy los invito a estar en Mi Corazón para que guarden, en lo profundo de sus seres, Mis preceptos maternales, que ahora les diré cuáles son:
1. Los amo sobre todas las cosas, más que a sus vidas.
2. Los adoro, más que a sus espíritus.
3. Les derramo Mi Gracia, a pesar de las faltas.
4. Los contemplo en Mi Corazón a todos ustedes, por la fuerza de su oración.
5. Los uno con Mi Hijo, para que formen un solo rebaño.
6. Los extraño, cuando se olvidan de orar Conmigo.
7. Los ilumino, aunque estén lejos de Dios.
8. Los busco, para saciar la sed de Mi Hijo.
9. Los llamo a servir al Señor.
10. Los perdono y los recojo, aun cuando hayan caído.
11. Todo sé de ustedes, porque para Mí sus almas son cristalinas.
12. Los amparo, para liberarlos del peligro del enemigo.
Queridos hijos, estoy con ustedes todos los días y, en Mi silencio maternal, los acompaño para que caminen por lugares seguros; para que lleguen, al fin de sus vidas, al Corazón de Dios.
Queridos hijos Míos, hoy vengo, una vez más desde el Cielo, trayendo en Mi Manto la Misericordia y la Luz de Dios.
Los invito a ser humildes, pacíficos, mansos de corazón. Lo más importante es que los llamo a confiar en Jesucristo, su Salvador, que ya está preparado para venir a su encuentro.
Queridos hijos, orad y vigilad Conmigo, pues el enemigo no descansa y quiere distraer a todos Mis amados corazones de la humanidad.
Por eso, hijos Míos, cada Aparición de Mi Faz Maternal, ante ustedes, trae méritos celestiales para sus vidas, méritos que llamo semillas de Luz, estrellas de Amor que provienen de Mi Sagrada Corona, para proteger y guiar a Mis hijos que se sienten solos y tristes.
Queridos hijos, vivan en Mi Esperanza en este fin de tiempo, abran sus ojos a la Gracia maternal que hoy les derramo con tanto fervor y Amor.
Escucho sus oraciones todos los días y más las escucho cuando perdonan a quien los ha lastimado, cuando aman a quien los odia, cuando viven en Mi Paz, a pesar de los conflictos y de las guerras entre los corazones.
Hoy, los invito a ser principiantes en Mi tarea universal; porque sepan, queridos hijos, que ya son Mis soldados, soldados de Mi Paz y de Mi Amor.
Oro todo el tiempo por este mundo y, como Mensajera de la Gracia de Dios, les pido que unan sus corazones a través del Amor de Mi Hijo.
Antes de Mi venida, en este día, Jesús los visitó para entregarles nuevamente Su semilla de Misericordia. Oren para que ella brote, de forma recta, en dirección a Dios.
Oren para ser más misericordiosos, limpios de corazón y de toda mancha, porque a través de Mi Pureza Original hoy les revelo a sus vidas la Luz de Mi Reino, del Reino de Dios.
Dios quiere derramar Su Amor, pero hay corazones que aún se cierran. Por eso, hijos Míos, Yo Soy la Llave Celestial que, a través de las Manos de Dios, abre las puertas de los corazones injustos y de los corazones sinceros; porque Mi Amor es tan profundo que, si supieran cuánto Yo los amo, vivirían en Mi alegría y gozo.
Los absuelvo de toda mancha, por el poder del Amor de Cristo, su Señor.
Les agradezco por responder, en estos tiempos, a Mi llamado por la paz en el mundo.
María, Reina de la Paz y de la Luz
Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:
Hoy, durante el proceso de oración, tuvimos la visita extraordinaria de Cristo, que vino descendiendo de los espacios en formas de nubes y de Luz, hasta que Él se manifestó como el Cristo Misericordioso. Y la imagen que se fue dibujando de Él era muy similar al primer cuadro pintado que pidió Sor Faustina en su época. Él confirmó que esa era una imagen verdadera, que tenía algo guardado de Él en lo profundo.
Sin que nosotros supiéramos qué hacer, Él nos pidió que nos aproximáramos con la Hermana Lucía al palco y entonces nos pidió que oráramos la oración a su Sangre y Agua.
Cuando comenzamos a orar, vimos que se derramaban los dos Rayos del Corazón de Cristo. La Sangre y el Agua eran derramados sobre este lugar, y un gran proceso de liberación iba aconteciendo armoniosamente.
Él abrió las Manos hacia abajo, irradiando también los Rayos de Su Corazón. En ese momento, salieron cuatro Rayos, uno de cada Mano, más los dos del Corazón. Cuando Él hizo ese movimiento, apareció detrás de Él un gran arcángel de Luz, y así comenzaron a aparecer muchos ángeles de forma muy acelerada, muy rápido.
De repente, ellos comenzaron a emitir una serie de rayos de Luz, con arcos y flechas hacia nosotros, que se convertían en cristales. Para comprender mejor, detrás de Cristo, venían lluvias de cristales pequeños hacia nosotros, que principalmente entraban en nuestro corazón. Era tanta la Luz que entraba, que movilizaba nuestras células, haciendo una tarea de limpieza de muchas cosas internas.
Cuando el Maestro abrió Sus Brazos, irradió los cuatro Rayos y se dibujaron tres palabras en Su Ser. Bajo Sus Pies apareció la palabra Orden, en el Rayo que salía del lado derecho apareció la palabra Gracia y en el Rayo del lado izquierdo, la palabra Misericordia. Él dejó ese símbolo por mucho tiempo presente en este espacio.
Después, Él nos reveló algunas situaciones internas para la Orden Gracia Misericordia, un secreto que Él terminó de revelar a partir de la Presencia de la Virgen aquí.
Cuando apareció Nuestra Señora, dijo: “¿Les gustó la visita de Mi Hijo?”. No sabíamos que responder, era mucha la alegría que sentíamos.
Entonces, Nuestra Señora llegó como la Reina de la Paz.
Ella nos dijo hoy: “Yo siempre vendré después de Mi Hijo. Intercederé por ustedes ante Mi Hijo”.
Hoy, Ella manifestaba especialmente la Corona de Doce Estrellas. Era tanto el Amor que irradiaba, que movilizaba nuestro interior. Parecía que todos fuimos introducidos en Su Reino, por un pequeño tiempo.
También, Nuestra Señora abrió Sus Brazos para derramar Luz sobre este lugar y nos hizo recordar la importancia de la Gracia que le trae, en este tiempo, a esta parte de la humanidad.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más