¡No teman! ¡No teman! la verdad se anuncia a los corazones valientes, capaces de conocer los tiempos finales y, aun así, aceptar vivirlos con la paz del corazón y en profunda entrega a Dios.
Hijos, ¿por qué les revelo los acontecimientos finales? Porque es parte de su redención y de su camino de transformación en Cristo que sean conscientes de estos tiempos, así como Mi Hijo conocía la cruz que cargaría, no solo en el Calvario, sino hasta los días actuales.
La Pasión de estos tiempos será larga para muchos y forjará la fortaleza interior de los que aún no se fortalecieron para cumplir la voluntad de Dios.
Nada se asemejará a la batalla que vivirán después de los mil años de Paz; sin embargo, la transición de los tiempos y la ruptura de las ataduras les permitirán traspasar los obstáculos que vendrán más allá de esta vida y más allá de este mundo.
Mis soldados ya están preparados para vencer las tentaciones del adversario, pero lo que más les costará, hijos Míos, es vencer dentro de ustedes mismos aquello que todavía aspira a vivir esas tentaciones. No será la tentación en sí su prueba, sino la batalla con sus núcleos más humanos, que tienden a responder a esa tentación.
En el ciclo anterior, se encontraban en las primeras horas del Getsemaní, aprendiendo a vencer las tentaciones, a renunciar, a entregar la propia vida. Ahora, están en las últimas horas de agonía en el huerto, en el momento en que Mi adversario les presenta las tentaciones del mundo y el Creador les presenta la cruz.
La gran prueba de estos tiempos será renunciar a los placeres mundanos para encontrar en la cruz un regocijo escondido, una victoria que se encuentra oculta en la trascendencia de sí mismo, del sufrimiento, del dolor, del aparente fracaso; la victoria que se encuentra en la vivencia del perdón, de la humildad, de la compasión, de la piedad, del abandono de sí mismos; una victoria que comienza cuando dicen sí a la voluntad superior y abrazan la cruz de estos tiempos, que es la propia purificación y transformación, para que, a través de la persistencia, venzan la obscuridad de los propios cuerpos y de la consciencia humana como un todo, para que emerja la luz y triunfe en cada espacio de sus seres.
Hijos Míos, el Pan ya se repartió en la Mesa del Señor; ya reconocen la necesidad de entregar la propia vida, por amor a sus hermanos que viven en la ignorancia, y por el triunfo del Creador en cada esencia humana. Las primeras tentaciones ya fueron vencidas. Muchos ya pueden soportar la soledad de este Getsemaní de los tiempos de hoy y otros están aprendiendo a encontrar la verdadera fortaleza en Dios y no en los hombres, tampoco en la propia humanidad.
Ahora, les llegó la hora de decir "sí", el último "sí", el "sí" definitivo.
En seguida llegarán a sus vidas, a la consciencia planetaria, los fariseos, representados por las corrientes que descenderán a través de la batalla entre el caos y la Luz Divina, y que colocarán a la consciencia humana definitivamente en su Pasión, en la transición planetaria, en el momento de cargar la cruz y trascender toda apariencia, para vencer, por medio de la fe, las pruebas que se presenten.
Mis amados soldados e hijos tan queridos, fortalézcanse siempre en Mi mirada, en Mi presencia, porque Yo acompañaré el Calvario de estos tiempos.
Será Mi Piedad que, unida al perdón de sus corazones, abrirá nuevas puertas para la evolución humana; renovará el principio de la Misericordia en un nuevo atributo divino, que convertirá no solo los errores de consciencias e individuos, sino de civilizaciones enteras.
Ese atributo divino generará meritos no solo para la redención de la raza humana, sino también de todas las consciencias que, en todo el Cosmos, se abran para esa suprema transformación y reconciliación con Dios.
El triunfo del Creador en el corazón humano, en toda una raza, será el anuncio del mayor milagro de amor de toda la Creación. Ese triunfo generará la redención universal.
Sonarán por fin las trompetas de los mil años de Paz, para que un nuevo ejército se forme y, con mayores grados de amor, se preparen para la última batalla, antes del supremo triunfo de Dios.
Sientan en Mis palabras la importancia de la vida en la Tierra, la importancia de la vida de cada uno de ustedes, y sigan adelante proclamando la voluntad y el Plan de Dios, aceptando ese Plan con amor, más allá de las apariencias y los desafíos delante de los cuales él los colocará.
Digan siempre sí y no miren para atrás. Encuentren la fuerza para seguir adelante, en la Paz de Mi Inmaculado Corazón
Yo siempre los acompañaré del Calvario a la Resurrección y en los mil años de Paz.
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Ni aun el yugo más pesado podrá hacerlos desistir de este camino. Todo sacrificio cuando se lo vive con amor se torna leve y simple.
El peso de la Cruz de Cristo no estaba en la madera que Él cargaba. Su sacrificio no se encontraba en el dolor de Sus Llagas. Él cargaba los pecados del mundo cometidos hasta aquel momento y también perdonaba allí a todos los que serían cometidos a lo largo de los tiempos.
Incomprensible para la mente humana era el peso de aquella Cruz, así como hoy es incomprensible para muchos el peso que algunos compañeros de Cristo cargan para preparar Su retorno. Porque tanto la Cruz de Cristo, como la cruz de estos tiempos, llevan en sí un fardo invisible a los ojos humanos, sin embargo casi palpable para aquellos que lo cargan. Ese fardo, que existe en la consciencia, es cargado para transformar aquello que debe ser curado en la misma consciencia humana.
De la misma forma que los méritos alcanzados en la Cruz de Cristo solo se vieron después de la Resurrección de Jesús, los méritos de lo fardos cargados en estos tiempos, para muchos, solo lo verán después del retorno de Cristo y del establecimiento de la nueva vida en la Tierra.
Aquellos que comprenden la vida del espíritu no se confundirán con las apariencias de la materia y vivirán el amor y la unidad necesarios para atravesar los obstáculos que vendrán; sin embargo, muchos otros caerán por la incomprensión y por la incapacidad de vivir la realidad superior y de trascender los acontecimientos materiales, como sucedió con tantos en la época de Cristo.
De forma espiritualmente semejante, los acontecimientos se repiten para establecer el Plan de Dios, porque la ciencia que los lleva a manifestar ese Plan es siempre la misma. Por eso, ustedes deben observar la vida de Cristo y llegar a la esencia de la Enseñanza que Él les dejó y no solo a los hechos. Los hechos podrán cambiar, pero la esencia de la experiencia que deben vivir es la misma.
Los acontecimientos, por sí solos, los están llevando a esa experiencia: las mismas pruebas, las mismas tentaciones y las mismas cargas. Ahora, bastará que surja de ustedes la misma perseverancia, la misma unidad con Dios, la misma entrega y el mismo amor de Cristo.
El camino para la Cristificación ya se anuncia y sus pies ya son llamados a ingresar en esta senda. Le corresponderá a cada uno la forma como vivirá la Pasión de estos tiempos, cargando con amor la propia cruz o siendo un fardo cargado por otros.
Su padre y amigo,
San José Castísimo
Mi Dios, yo creo en Tí...(x3)
Te has animado a estar cerca de Mí a pesar de lo que ha sucedido y eso es parte de la victoria de Mi Corazón, del triunfo del Plan de Dios en la Tierra por encima de toda adversidad, perturbación o engaño.
Te has animado hoy a estar hoy aquí, Conmigo, delante de Mi Presencia, a pesar de los pecados o de las imperfecciones, pues Yo no te deseo puro, sino libre de ti, para que camines a Mi lado, en la perfección de Mi Plan que Yo revelo a Mis semejantes, a Mis amigos y apóstoles.
Has confiado en Mí y has venido a encontrarme, a pesar de que todo haya cambiado y que el lugar sea diferente. Eso hace la obediencia de un alma buena que sigue los caminos del Señor en total confianza y entrega para que, por encima de todo, triunfe Mi Luz, que es la luz que proviene del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Hoy he venido como un Sacerdote, para sacramentarte y renovarte.
He venido a depositar nuevamente Mis Dones, que siempre estuvieron presentes, mas Yo todo renuevo en tu vida para que puedas seguir adelante y como te he dicho, caminar a Mi lado hasta alcanzar la meta que Yo propongo para tu vida y tu consciencia.
Anímate a seguirme y no perderás Mis Pasos, pues yo conduzco a Mis ovejas a ese establo de Mi Corazón, en donde las consuelo, las guardo y las contemplo por medio de Mi amor redentor.
Hoy Soy ese Sacerdote que te renueva la vida, la consciencia y el espíritu. Soy el Sacerdote que da fuerza a tu alma para no desistir ni perder de vista Mi precioso Proyecto, que es convertir tu vida en un instrumento de paz y de bien para el mundo.
Mira tu estrella, viejo peregrino, amado discípulo y siervo de Mi Padre. Mira tu origen y vislumbra tu hermandad, nunca te has apartado de ella a pesar de lo que ha sucedido.
Reencuentra tu existencia, el sentido de tu vida y unifícate con tus hermanos, para poder sobrevivir en estos tiempos difíciles.
Así estará Mi Corazón entre ustedes, como estuvo con los apóstoles para guiarlos hacia la meta final de evangelizar el mundo y de traer la Consciencia Suprema de Dios para los que estaban caídos y perdidos en las tinieblas.
Ve en todo Mi Universo la potencia de Mi Amor, que es esplendoroso y magnífico.
Ve en cada paso que Yo te pido realizar, cómo Yo conduzco tu vida y nutro tu interior con nuevos patrones.
No dejes atrás Mis pasos pero siempre búscame, para que puedas ver en Mis caminos Mi Voluntad, que no es la tuya, sino la Voluntad de Mi Padre a través de Mí, a través de todo lo que Yo expreso para las consciencias.
He venido para agradecerte y para alentarte, para instituir un nuevo ser que deberá seguir siendo moldeado como el barro, hasta que el alfarero alcance la perfección del mismo y le ofrezca a Dios como testimonio de que este Plan se puede cumplir en este mundo.
Ve a mi alrededor a los doce ángeles que me acompañan; potestades supremas, adoradores de Mi Cuerpo Eucarístico y Santísimo.
Ve en ellos cómo emana el amor por adorarme y honrarme, pues Yo Soy el Hijo, el que está en los cielos y descendí entre ustedes una vez para traerles la paz y la redención, para mostrarles el camino verdadero, el camino simple que recorrió Mi Corazón por medio de la instrucción y de la palabra para todas las almas.
Y así te invito a que asciendas e ingreses a Mi Reino, en donde existe la paz y la unidad, así como existe la paz y la unidad en tus hermanos, tus compañeros.
Porque entre hermanos solo puede existir el amor y la unidad. Dichosos de aquellos que lo viven y que en Mi Nombre lo multiplican sin olvidar que todo dolor se cura a través del amor y de la compasión.
Yo Soy esa Consciencia que les traje la Misericordia, un misterio que aún no es muy conocido y que en este tiempo revelo para ustedes. Porque si Yo Soy la Misericordia misma, es ese misterio que se está revelando a ustedes y a todo el mundo, a la humanidad entera, para que pueda conocer que aún existe la gran compasión de Dios y su infinita Piedad para con sus criaturas, semejantes a Él.
Si esta Misericordia no estuviera entre ustedes, compañeros, ¿cómo sobreviviría el mundo en este tiempo, en donde las acciones comprometen a muchas almas y sumergen a los corazones en los abismos?
Es en eso que necesito que trabajen, en liberar a los corazones, a las almas y a los Reinos de la Naturaleza, porque cada uno tiene una misión Conmigo que no puede dejar de vivir, ni de cumplir.
Si Yo los llamo en este tiempo es porque ya los llamé en otro tiempo y ese compromiso ardiente se mantiene vivo en Mi Corazón. Así Yo vengo a cumplir ante Mi Padre la promesa que le realicé de autoconvocar a Mis compañeros en este tiempo final, en que todo está en juego, hasta la vida espiritual.
Pero si su oración fuera fuerte, perseverante y amorosa, no tendrán qué temer, porque si oran Conmigo y oran con Mi Madre, u oran con San José, Nuestra Luz siempre estará, a pesar de las tinieblas.
Por eso, te digo, compañero: no temas purificarte, porque si el Hijo de Dios se purificó cuando fue entregado en el Templo a los brazos de Dios, toda alma de esta Tierra, por sus deudas y cometidos debe purificarse; pero existe una tabla de salvación que los ayudará a que todo se pueda trascender, y esa es Mi Misericordia.
Por Mi Misericordia hoy están aquí y Yo estoy con ustedes y con el mundo.
Por Mi Misericordia aún caminan a Mi lado y siguen Mis pasos.
Mi Misericordia es más fuerte que todo pecado, que cualquier indiferencia u omisión.
Mi Misericordia todo lo renueva y todo lo restaura.
Fue el Poder de Mi Divina Misericordia que me ayudó a cargar la cruz del mundo y los horrores de la humanidad, para poder liberar a las almas de todos los infiernos.
Por eso establezco este puente de luz con sus corazones y el Mío, para que puedan beber de Mi Fuente y nutrir sus espíritus en el poder de Mi renovación.
Así Yo los estoy sacramentando en esta hora, en donde la mayoría de las almas necesita de Mis Sacramentos, de Mis Dones y de Mis Gracias.
Cuánto dolor Me ocasiona la indiferencia del mundo o la indiferencia de los unos para con los otros, ante la necesidad que es visible delante de sus ojos y corazones.
Si son indiferentes entre ustedes, serán indiferentes Conmigo, y a ustedes no podré llegar. Por eso, hasta ahora y en este tiempo los espero, y aún mantengo Mis Brazos extendidos hacia ustedes, para que tomen Mis Manos y se puedan levantar de este suelo, de todas las piedras que los hacen caer.
Yo los restauro en espíritu y en vida cuando se lastiman a sí mismos o cuando hieren a los otros.
Mi Misericordia los ayuda a ver la verdad en cada corazón y en cada hermano que está a su lado.
En esta simple verdad es que Yo quiero que puedan vivir todos los días. Es la verdad que Yo les enseñé a Mis apóstoles y a Mis seguidores, incluso a aquellos que Me entregaron a la cruz y a la muerte.
Si Yo sufrí por ustedes, compañeros, era para que ustedes no sufrieran, ni hicieran sufrir a los demás, con ninguna acción, o modos que pudieran alterar la paz del corazón que Me busca incesantemente.
Yo hago recordar a todos Mi legado y el compromiso de vivirme todos los días hasta los últimos días de sus vidas, porque se han ofrecido para eso ante Mi Padre y hoy se los vengo a recordar, para que Me puedan vivir a través de sus semejantes, trascendiendo la imperfección y los errores, porque lo perfecto, compañeros, es el amor.
El corazón imperfecto que ama, es un corazón perfecto, porque trae para si el amor, lo comparte y distribuye como panes a los más pobres de espíritu.
Muchas veces, entre ustedes. quise mostrar ese amor, y mandé a distribuir panes como dones y gracias para sus corazones. Y algunas de esas veces no lo pudieron ver, pero Mi Amor los justifica y los salva, los redime y los restaura, hasta que puedan dar el gran paso, según el compromiso de cada ser.
Yo les ofrezco Mi Sacerdocio como un principio de renovación para aquellos que buscan la unión con Dios todo el tiempo, y especialmente, para que no olviden que Dios es misericordioso y piadoso con toda la Creación.
Les doy Mis Gracias para que se purifiquen y testimonien Mi Amor en el mundo, especialmente para los que más lo necesitan en esta hora aguda del planeta.
Llora, recostándote sobre Mi pecho y busca la esencia de Mi perdón que te unificará y te hará libre del pasado.
Llora, y deja que Yo te pueda limpiar profundamente.
Como el agua de los océanos es Mi Misericordia, que todo pacifica y sana en las consciencias.
Llora, y libérate del dolor para que Mi amor ingrese en tu espíritu y Yo haga una nueva morada en gloria a Dios.
Sientan Mi Corazón misericordioso y lleven la paz al mundo que urgentemente la necesita en esta hora crucial de la humanidad.
Las pruebas fortalecen a Mis seguidores. La transformación los une a Mí y la purificación los consagra a Mi Divinidad, para que Yo pueda ser en ellos y ellos en Mí para siempre.
Ante los doce ángeles que Me acompañan celebraremos este viernes de reparación del Sagrado Corazón de vuestro Señor, que se digna en mostrarse a los corazones simples para que puedan ver Mi verdad.
Mientras estoy aquí contemplo el mundo y a todas las almas que abren su corazón para recibirme.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a... Ante la Presencia de Cristo vamos a cantar : "Ven Oh Gran Espíritu" para la bendición de los sacramentos. Y vamos a permitir que ese Espíritu de Cristo ingrese a nosotros. Colocamos nuestras manos en señal de recepción.
Una vez más.
Santísimo Corazón de Cristo,
convierte nuestros corazones
en llamas sagradas de Tu Divina Misericordia,
para que Tu faz se funda sobre el gran corazón humano.
Que el venidero descenso de Tu Gloria Celestial
redima a todas las consciencias.
En honor y en gloria al Padre Celestial.
Amén. (x3)
¡Oh Señor amado!, ¡oh Cristo amado!,
acepta nuestra reparación a través de nuestro amor,
nuestra entrega y nuestra oración,
para que Tu corazón flagelado, Señor, sea aliviado
por nuestra devoción a Ti.
Amén. (x3)
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo...
De esta forma compañeros, Yo los he sacramentado en este día para que sus espíritus y almas renazcan en Mi corazón y siempre encuentren la paz bajo la bendición de Dios y de todos sus ángeles.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Si pudieran venir aquí las hermanas que vinieron de Menorca para recibir la bendición del aceite consagrado.
Y así Yo enseñé a todos Mis siervos a amarse los unos a los otros, por medio de la ofrenda de Mi Corazón que fue traspasado por ustedes para que pudieran alcanzar, por encima por todo error y maldad, el Amor de Dios, que es un Amor que triunfa y sustenta a las almas que lo viven.
Agradezcamos al Padre que está en los Cielos, que nos congrega y que nos da la vida, por la presencia de sus ángeles que acompañan la gloria de su Señor en la Sagrada Celebración de la Eucaristía redentora de todos los corazones.
Alabemos, como los ángeles, a Dios, para que Yo pueda elevar a los cielos sus súplicas y las súplicas de todos los que Me escuchan.
Así Yo constituyo a los consagrados, de diferentes formas, como apóstoles en redención.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Cantemos Kodoish melódico junto a los ángeles.
Mantenemos nuestras manos en señal de recepción.
Madre María Shimani de Montserrat:
Bueno, ahora vamos a compartir un pequeño relato de la Aparición y después, a pedido de Nuestro Señor, vamos a hacer alguna reflexión.
Relato de Fray Elías del Sagrado Corazón:
A veces es difícil memorizar todo lo que sucede, ¿no?, porque son muchos impulsos los que la Jerarquía da para nosotros.
Voy a intentar hacer una síntesis de todo lo que pasó, porque fueron varias cosas, era lo que yo sentía y lo que cada uno de nosotros estaba viviendo, era como si fuéramos pasando por diferentes etapas, por diferentes planos. Y cada vez que pasamos por esas etapas, la experiencia y el encuentro con Él se iba profundizando, no sé si todos pudieron percibirlo, pero fue lo que sucedió.
Pero cuando estábamos en uno de los cánticos, que fue "Cristo, Tú el Amor", no, perdón, me equivoqué, no fue "Cristo, Tú el Amor", fue “Apóstoles del amor”, Él ya estaba aproximándose. Esto fue antes de las últimas cincuenta cuentas que faltaban.
Cuando comenzó a descender, lo que me llamó mucho la atención era lo que mostraba. Por lo general, cuando la Jerarquía desciende, Cristo, María o San José descienden, vienen en una esfera de luz, y es como si Ellos localizaran el lugar donde nosotros nos encontramos.
Entonces Ellos vienen desde el Universo, localizan el sistema solar, localizan el planeta y ahí, localizan el continente en donde estamos, el país donde estamos. Es así como sucede la Aparición, como comienza a acontecer.
Y ahí, Él localizó este lugar en Ávila, en donde estábamos, pero en vez de dirigir la energía hacia nosotros específicamente, Él la expandió por la región y de repente, mostraba las murallas de Ávila, como si fueran canales de liberación, túneles blancos, algo así.
Y por las calles de Ávila comenzaron a levantarse los muertos, o los que estaban muertos en este plano; mucha gente comenzó a salir y Él las llevaba para un lugar, como si fuera un espacio donde las reciclaba, digamos así, las liberaba. Era mucha gente de esa época, ¿no?
Y los ángeles que acompañaron al Maestro lo ayudaron.
Bueno, después que Él concretó esa tarea, que finalizó esa tarea, comenzó a dirigirse a nosotros. Como ustedes percibieron, Él hablaba en primera persona, porque hablaba para cada uno de nosotros; después, en otro momento, percibía que Él hablaba para muchos mundos internos, para muchos seres internos, no solo para los que estamos aquí, sino en otras partes, los hermanos que están coligados con nosotros y los que no lo están también. Él hablaba para todos y depositaba algo dentro de nosotros.
Y como Él dijo, se manifestó como un Sacerdote, todo vestido de blanco, como se viste un sacerdote y tenía en las mangas, en la parte extrema, así, de las mangas, un bordado; y tenía también una estola que era toda como si fuera toda bordada, era como si fuera un formato muy parecido a un bordado griego, como si fuera algo más ortodoxo, no sé bien distinguirlo, porque nunca vi eso. Él lo mostraba así.
Estaba todo de blanco y alrededor de Él, en su Aparición, estaban los doce ángeles, que Él decía que eran ángeles regentes. Y bueno, ahí comenzó a desarrollar esa tarea. Había momentos que Él citaba cuando hablaba y también por lo que mostraba, en los que refería momentos de su vida en Tierra Santa, con todos los que participaron de esos acontecimientos en su pasaje como Jesús.
Y percibía que también algunos de nosotros nos encontrábamos en aquel tiempo con Él.
Él mostraba cómo éramos nosotros en aquel tiempo y qué condición espiritual y humana teníamos; y cómo Él de una forma tan sorprendente, maravillosa, trabajaba con cada una de las almas, según la necesidad que cada uno de nosotros tenía espiritualmente de ayuda.
Él hacia ese puente con ese momento para este presente y a través de ese ejercicio, cuando transmitía el mensaje, daba Su Palabra, Él nos renovaba.
Y entonces en un instante, citó el momento de la Pasión, cuando Él cae, y si ustedes lo recuerdan, Él dice: ”Yo renuevo todas las cosas"; se lo dice a Su Madre, en la cuarta estación del Vía Crucis, cuando se encuentra con María.
Él muestra ese acontecimiento; cita ese hecho cuando Él cae y se golpea muy fuerte, ¿no? Él muestra una situación que era peor a la que conocemos, y cómo, a pesar de estar exhausto, el Maestro se da un golpe muy fuerte en Su Cabeza, cuando cae en esa cuarta estación. Y cuando María va a ayudarlo a levantarse, en ese golpe que Él vive, a pesar de que es un golpe de dolor y de sufrimiento, libera como si fueran muchos Rayos de Misericordia, ¿no?, de Luz, de Amor.
Y a través de la expansión de esos Rayos de Amor y de Misericordia, consigue elevar a muchas almas, a muchos seres caídos, que estaban caídos en ese tiempo, y que en este tiempo también lo están de alguna forma. Según Él lo decía, según lo explicaba, estaba intentando que esos seres reencontraran el camino de la luz. Y ahí nosotros, en todo ese proceso, hasta el final.
Aunque Él pidió hacer la bendición de las hermanas de Menorca, hizo una iniciación, como un Sacramento, una renovación, como un voto de unión de nosotros con Él, en esta tarea a la que nos está convocado para vivir del Plan. Eso fue, más o menos, lo que sucedió.
Madre María Shimani de Montserrat:
Creo que todos hemos podido percibir que la Jerarquía cada día está más cerca, cada día da un paso más hacia nosotros.
La Aparición de hoy fue muy sentida, porque cada uno pudo percibir cómo Cristo le hablaba a su propio corazón, como si estuviéramos solos, Él y nosotros, y no hubiera más nadie en la sala.
Ese acercamiento que Él está haciendo con cada uno, tiene que ver con ese vínculo que quiere construir con el corazón de cada uno, y nos cabrá a nosotros poder darnos cuenta y abrirnos para que Él construya ese vínculo. Porque en ese vínculo es que nosotros vamos a poder pasar por todo lo que hay que pasar, que podemos transformarnos, purificarnos con armonía, estando unidos a Él, bien personalmente.
Entonces no podemos perder de vista ese acercamiento que Él está queriendo realizar con cada uno de nosotros.
Y cada vez que Él está más cerca, más códigos de renovación nosotros recibimos.
¿Qué es un código de renovación?, es aquel impulso espiritual que cambia algo viejo que está dentro de nosotros por algo nuevo, y que como es un código, se puede multiplicar infinitamente dentro de nosotros, quitando lo viejo y colocando dentro de nosotros algo nuevo, espiritualmente.
Y cada vez que nosotros nos vinculemos con Él, amorosamente, esos códigos se multiplican con mucha más velocidad, digamos así.
Nosotros tenemos que hacer que eso que Él deposita en cada uno pueda seguir multiplicándose más y más, cada día.
Entonces una Aparición de Cristo, en este tiempo, no es solo para venir a escuchar palabras bonitas. Es algo que es mucho más profundo y que nosotros tenemos que abrir nuestra consciencia, nuestro corazón, para no desaprovechar ni un solo segundo, ni un solo momento con Él.
Así que coloquemos esto en nuestro corazón, atesoremos esto que recibimos.
No muchas personas tienen la posibilidad de recibir, guardemos esto como el gran tesoro de este tiempo, para nuestras vidas, para nuestros espíritus, para nuestro futuro, para todo lo que vendrá.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Sagrado Corazón de Jesús
Fuente de todos los prodigios
Derrama Tu Misericordia
Sobre los conflictos del mundo
Amén.
(tres veces)
Como el Soplo del Espíritu de Dios, vengo a este lugar para bendecirlo y bendecirlos a todos, en el nombre de la Verdad y del Amor de Dios que se derrama en este momento sobre ustedes y sobre sus hermanos.
Esperé mucho tiempo para poder encontrarnos aquí, nuevamente, en la Alianza con Mi Divino Espíritu; esperé volverlos a encontrar en la Paz que traigo del Universo para cada uno de sus corazones en esta perfecta Comunión Conmigo, con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
Vengo a Europa para erguirla ante los tronos de Dios, por la aceptación profunda que emiten sus corazones de que el Plan se cumpla en esta parte de la humanidad; para esto, las puertas del Universo se abren para poder recibirlos en el Corazón de Dios, Padre Celestial.
Las legiones de los ángeles han llegado aquí, con mucha levedad para poder encontrarlos en la oración que proclama Mi Divina Misericordia.
Abran sus corazones, sientan sus almas, y queden en Mí. Esto es ahora lo que necesitan para poder proseguir, sobre todo Mis apóstoles, a los que Yo he llamado con tanto amor.
Sigan Mis Pasos, sigan Mis Caminos y nunca perderán la paz, porque si sus corazones confían en Mí, estarán confiando en Dios, porque Dios ES a través de Mi Corazón, y Yo Soy a través de ustedes, en la esencia profunda del espíritu y de la hermandad.
Hoy no vengo a ver las conductas malas del mundo, los horrores, las malas acciones y la indignación. Hoy vengo a ver de sus corazones la llama del Espíritu de Dios que encarnó en ustedes, desde sus nacimientos en esta humanidad y a través de los tiempos, una llama que nunca puede apagar Mi adversario porque si el corazón ora y persiste, triunfará.
Hoy están nuevamente ante Mi Misión Celestial, que es la Iglesia a la que muchos esperan ingresar pero que no la conocen.
Hoy están ante Mi Patriarcado, Mi Legado y todo Mi Universo; que es el Universo de Mi Padre, que se congrega en lo invisible de Su Espíritu.
Hoy vengo a traer para ustedes esa presencia que siempre deben aspirar encontrar en estos tiempos de caos y de persecución en el mundo.
Alimenten la llama de sus espíritus y por más que vean la oscuridad a su alrededor, les digo, en verdad, que no perderán la paz.
Pero hoy los invito a ser verdaderos Conmigo, en cada paso de la vida, en cada ejemplo, y en cada pequeña acción. No necesito sus corazones perfectos, sino honestos y simples, abiertos a recibir Mi Instrucción, a través de Mi Santa Palabra, o a través de cada hermano que se encuentre en sus caminos, porque Yo me hago presente de forma inesperada en la vida de ustedes y de todos sus hermanos, compañeros Míos.
La oportunidad que Yo les traigo, es la oportunidad que necesita el planeta y toda la humanidad, como también los Reinos de la Naturaleza que tanto sufren la consecuencia del hombre de superficie.
En cada aspecto de la vida, Mi Corazón y Mi Luz está presente, cuando el alma invoca Mi Presencia universal. Junto a Mis ángeles constituyo entre sus corazones, en esta hora, la presencia de Mi Iglesia Celestial y abro los altares del Cielo para que puedan comulgar, de lo único y verdadero que es el Amor de Dios.
Es el amor de Dios que nunca los decepcionará, que nunca los engañará, como muchos los engañan y se engañan a sí mismos todo el tiempo porque tienen sus corazones endurecidos a Mi Presencia y Energía; pero Mi Misericordia permite traerles el perdón y la expiación que tanto necesitan en esta vida y en este tiempo final.
Si están ante Mi Iglesia Celestial, están ante el Único, el Adonai. Emmanuel, Abba, el Elohim, están ante el Universo, ante toda la Hermandad que se congrega para recibirlos en la Fraternidad del Espíritu y de la Unidad.
Vean en este momento, corazones Míos, cómo emergen desde ustedes las estrellas de la luz, los soles internos, que deben resplandecer en esta hora, para alumbrar a la humanidad que está en las tinieblas; y muchos no creen estar en ellas, pero lo están.
Si piensan estar Conmigo, compañeros, háganlo, y no pierdan tiempo. Busquen la esencia de Mi Corazón que los llevará a la paz y les permitirá realizar el camino que han venido a cumplir en nombre de Mi Padre y de Su Plan.
Los corazones no se animan a amar Mi Corazón profundamente, por temor a lo que Yo les pueda pedir. Pero desde el principio, compañeros, Yo sé lo que cada uno de ustedes Me puede dar y no les pediré aquello que no Me puedan dar, eso sería una gran pérdida de energía para estos tiempos finales.
Necesito que Mi Obra se realice en sus corazones, de la mejor forma posible. Pero en verdad les digo, compañeros, que algunos de ustedes tienen un compromiso marcado Conmigo y que es definitivo y eso no lo pueden omitir, con su propia indiferencia.
Sientan que Mis Palabras forman sus espíritus y moradas internas.
Sientan como sus almas se elevan a Mi Iglesia Celestial, para ingresar al templo y vivificar la unión Conmigo, a través de la Eucaristía.
Adoren Mi Corazón, como los ángeles lo hacen, y confirmen que en esta humanidad es posible alcanzar la Redención y la Paz.
Quisiera que otros soldados Míos estuvieran aquí para escucharme, pero sé que por sus propios medios, espirituales e internos, no lo pueden hacer; pero les pido que no se justifiquen. Mi Sangre y Mi Agua se derramó para justificar sus vidas, sus errores, sus pruebas, omisiones e indiferencias, como todos los ultrajes hasta los tiempos de hoy.
Ahora es momento de no hacerlo más y de abrir los ojos y de mirar hacia el infinito, hacia el Universo, para verme llegar entre las nubes con toda la Gloria del Padre Celestial.
Necesito que estén preparados por los que aún no se han preparado.
Necesito que despierten a Mi Vida Crística por los que aún no despertaron a Mi Vida Crística.
Necesito que sean testigos, incluso en las imperfecciones, porque si sus corazones son verdaderos y sus mentes son puras, siempre estarán en Mi Corazón.
No vengo a pedirles lo imposible porque sé que la humanidad ahora no lo puede dar.
Necesito que sus vidas se transformen, así como Yo transformo el barro con Mis Manos y moldeo un nuevo odre para la Gloria de Dios; odre que recibe los Códigos de Mi Gracia y de Mi Misericordia que provienen del Padre Universal.
Entonces, compañeros, reciban en esta hora Mi Gracia, y Mi Misericordia, por aquellos que no la quieren recibir y que se omiten para no querer conocerme.
Hay tanto amor en Mi Corazón que muchos no creen que Yo pueda transformar sus vidas completamente.
Mi Corazón explota de tanto amor para entregar al mundo y a todas las almas, aún a las que omiten Mi Presencia. Es este el Amor que Yo viví por ustedes, que Yo trabajé por ustedes, que Yo entregué para salvarlos, una vez cuando estuve en la Cruz.
Cada Llaga de Mi Cuerpo, cada señal marcada en Mi Santo Cuerpo Glorificado, fue para testimoniar la Salvación, el Perdón y el Amor por cada uno de ustedes.
No quiero que en Mi Corazón se multipliquen las espinas de la ingratitud de los apóstoles Míos que no han comprendido lo que les he pedido en esta hora.
Sean parte de Mis Rayos, de los Rayos de Mi Corazón Glorificado, Sagrado y Bendito. Sean esos Rayos que se transforman de la noche a la mañana, que viajan como el viento; que viajan como el viento por todos los lugares del mundo, para llevar la Paz y la Misericordia de Dios.
Sean ese sol que nace todos los días en el horizonte y ya no vivan más a oscuras. Confíen plenamente en ustedes, en que pueden dar los pasos, al menos por Mí, por Mi Santa Madre y por Mi Padre Celestial.
Vivan todo el tiempo en Nuestra Santísima Trinidad y serán premiados con los Dones de Mi Espíritu: tendrán fuerzas para caminar, aliento para seguir adelante y esperanza por donde ver en cada parte de la Tierra.
Y a pesar de que el mundo está a oscuras y los corazones están cerrados,Yo vengo a dar, en esta tarde, el Testimonio de Mi Amor en ustedes y por cada uno de sus hermanos en este mundo.
Reciban la Unión con Mi Sagrado Corazón y vivan Mi Camino como la puerta de salida a su liberación y perdón.
Agradezco que hayan preparado este Altar para Mí, así como preparan sus vidas, en este tiempo y en este ciclo, para recibirme en la plenitud de Mi Espíritu, de Mi Gracia.
No teman por lo que no han conseguido.
No quiero que sufran más, porque Mi Corazón ya sufre por los que son indiferentes, por los que caen, por los que hacen el mal, por los que niegan Mi Amor todo el tiempo.
Necesito de sus corazones un templo de alegría, de regocijo, de verdadero amor y de paz, para que sus pecados se limpien, y las manchas en sus almas se puedan borrar por la Fuente y el Océano de Mi Divina Misericordia.
Así, compañeros, amigos, discípulos y siervos alegrarán Mi Corazón por los horrores que vive el mundo de los que caminan todo el tiempo al abismo.
Si sus corazones no aman, ¿cómo amarán al prójimo? Si no Me aman a Mí, ¿cómo amarán a sus semejantes? Porque si Yo estoy en sus semejantes, escondido en el tabernáculo del corazón, ¿por qué son indiferentes y no Me ven?
Yo estoy en el que está desposeído, triste, perdido, ciego y sordo. Yo golpeo la puerta de esos corazones para que puedan despertar a su verdad y a su misión.
Cada cosa tiene su tiempo, porque está marcado por el Universo de Dios.
Ofrezcan en esta tarde, esta Comunión por toda Europa, por los que están perdidos, por los que están ciegos, por los que están solos, por los que están enfermos, por los que sufren en la ignorancia de sus vidas y de sus caminos, por no encontrar, por los que no encuentran a Mi Sagrado Corazón que hoy está aquí, entre ustedes, para que lo vivan y lo sientan en esta Comunión perfecta, con espíritu de paz y de fraternidad.
Yo los constituyo a todos como una nueva familia, así como fue la familia de Nazaret, junto a María y San José. No está lejos de ustedes formar esa sagrada familia espiritual que debe reinar entre las almas y los corazones que siguen a los Mensajeros Divinos.
En esta hora, compañeros, la Divinidad trabaja en todos los continentes de la Tierra para sembrar Su Luz en el mundo.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Vamos a cantar "Estoy contigo, Señor", a pedido de Jesús, para bendecir los elementos que Él hoy consagrará, para todos nosotros.
A través de los tiempos, compañeros, elevo a las almas hacia el Reino de Dios, cuando cada una de ellas comulga, el mayor testimonio de amor en la presencia de Mi Cuerpo Vivo y Mi Preciosa Sangre, en Honor al Padre Celestial y a Su Divino Plan que emana del Universo para todas las criaturas de la Tierra.
En Mi Iglesia Celestial, les vuelvo a enseñar lo que una vez prediqué para todos ustedes: sentados a Mi mesa de Luz y de Amor, los invité en aquel tiempo, a agradecer a Dios por todo, por cuanto Él nos da en el Misterio Infinito de Su Amor. Y para eso, compañeros, en el nombre de la Paz, Yo elevé el pan, di gracias al Padre por el Sacrificio; lo bendije, lo repartí a ustedes y les dije que "siempre comieran de él porque él es el Cuerpo Vivo de Cristo, vuestro Señor".
Una vez terminada la Comunión con el pan, di gracias a Dios por el Cáliz que las almas recibirían en sus esencias, para ser depositarias de Mi Espíritu de Misericordia y Redención. Elevando el Cáliz hacia lo alto, di gracias al Padre, lo pasé a ustedes y les dije una vez: “tomen y beban todos de él, porque esta es Mi Sangre que será derramada por ustedes y por todos los hombres para el perdón de todas las faltas”.
Y hoy, en Mi Presencia, compañeros, ante Mi Iglesia Celestial, reafirmo la Presencia y el Poder del Amor de Dios. Amén.
Gracias Señor, gracias Señor por tantas bendiciones que siempre nos das, que siempre nos das
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Hermanos, queremos que todos los que están aquí presentes y a través de la transmisión en vivo para el planeta, por MMTV, nuestros hermanos del monasterio de la Orden, de las comunidades, de los grupos de oración, que están unidos a nosotros, queremos compartir, realmente, cómo fue esta Aparición con Cristo, que en realidad, tal vez, no diga muchas cosas, pero lo que Él hizo hoy con nosotros, así como en los días de la Maratón anterior, en Buenos Aires, en Argentina.
Él nos introdujo en ese misterio que la humanidad todavía no conoce muy bien, que es la Iglesia Celestial de Cristo, y el propio Cristo nos dijo que es algo que intentó instituir para que pudiéramos aprender desde que el tiempo que estuvo aquí, con nosotros, hace dos mil y tantos años atrás.
Hoy, Él realmente vino muy espléndido, maravilloso en su Amor y en Su Misericordia.
Él nos fue introduciendo poco a poco , en ese espacio de la consciencia que llama la Iglesia Celestial, en donde los ángeles y los bienaventurados, de forma verídica, verdadera, celebran continuamente esa adoración, al Cuerpo y a la Sangre de Cristo; y Él nos llevó hacia ese lugar, poco a poco.
A través de Sus Palabras, de Su Mensaje, nos fue introduciendo a todos nosotros, los que estamos aquí y a los que están en sus hogares acompañándonos, quienes también fueron siendo llevados, a través de sus almas hacia ese espacio de la consciencia.
Fue algo bien intenso, muy difícil de poder soportar, porque a pesar de que es una Energía Divina, Celestial, el voltaje vibratorio energético de la Presencia de Cristo, de ese estado de consciencia, de la Iglesia Celestial. es bien alto para nuestras células, para nuestros cuerpos para nuestros átomos; pero como Él sabe que nosotros somos seres terrestres, somos seres humanos, Él cuenta con nuestras almas.
De alguna forma, Él se sirvió de nuestras almas, de nuestra apertura del corazón para quien tuvo el corazón abierto, para ingresar hacia ese estado de consciencia y vivimos, como quien dice, varias iniciaciones, varias purificaciones; pasamos por varios procesos durante toda la Aparición y no solo nosotros fuimos beneficiados espiritualmente, sino también aquí, esta región del continente europeo, que tanto lo necesita.
Y cuando el Maestro repetía que ofreciéramos la Comunión por todo lo que Él dijo, los enfermos, los que son ignorantes, que están ciegos, están sordos, etc., Él fue detrás de cada uno de ellos porque el canal de oración que nosotros abrimos durante la coronilla lo utilizó para esa tarea; de alguna forma encontró los corazones abiertos y consiguió realizar esa tarea.
Entonces entre tan pocos que somos, Él hizo que cosas grandiosas, como una vez lo prometió, que íbamos a hacer cosas más grandes a las que Él hizo, aunque en ese momento Él las comandaba, las llevaba adelante, esa tarea, esa misión, que vino a cumplir aquí, en Barcelona, la hizo a través de nuestro corazón.
Lo que vino a realizar, lo pudo cumplir y eso se expandió para todo el planeta , para toda la consciencia planetaria con la ayuda, gracias a Dios, de los ángeles que estaban bien cerca de nosotros; ángeles muy alados estaban bien cerca de nosotros, y eso también me llamó mucho la atención, el acercamiento de los ángeles, con una sutileza, una bondad, una misericordia inexplicable.
Queríamos dejar este relato con ustedes para que podamos proseguir unidos en esa tarea que los Mensajeros Divinos vienen realizando no solo en América, sino ahora aquí, en Europa, de una forma bien amplia.
¡Gracias Señor por cuanto nos das!
Paz para el mundo y fin para la guerra.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Yo vengo a absolverlos en el nombre del Amor y del Perdón, en nombre de la infinita Piedad que existe en el Universo y que se vive en los ángeles y arcángeles, en todos los seres de buena voluntad, que en el Universo y en la Tierra viven el Plan de Dios.
Hoy, Yo vengo como el Rey del Universo, como la Presencia viva de Dios para esta humanidad, aún muy dormida.
Vengo a despertarlos del sueño de esta vida material para que sus almas se eleven a Mí y, en comunión Conmigo, sigan Mis pasos, que son los pasos que Dios les pide dar en esta hora definitiva de la humanidad, en el principio del ápice de esta transición, que muchos no sabrán enfrentar.
Por eso he venido aquí, no solo para bendecirlos con Mi Misericordia, sino para unificarlos con Mi Plan y con Mi propuesta de paz para el mundo.
Hoy, quisiera que dejaran a Mis Pies lo que ya no deben vivir, lo que no pertenece a Mis Caminos ni a Mi Obra.
Quiero que se transformen en Mí y Yo Me transformo en ustedes, para que sean Nuevos Cristos; una nueva raza que colonizará a la humanidad cuando surjan los 144 000, que cada día más, se aproximan en el espíritu del despertar y de la misión que son convocados a vivir en este tiempo final.
Sé que muchos de los que hoy están presentes no entienden lo que Yo digo.
No necesito, compañeros, que Me entiendan, sino que Me vivan, que guarden Mis Palabras en el corazón, porque no son solo palabras.
Mi Verbo es vibración y energía, es principio de manifestación y de toda Ley para este Universo, del cual ustedes forman parte en este sistema solar.
Por eso necesito que abran sus corazones y no sus mentes, porque lo que Yo estoy diciendo hoy, lo dije hace dos mil años atrás, en cada una de la parábolas, en cada uno de los signos, y aún así en Mi Pasión, que fue la señal más visible para todos ustedes, de que Mi Obra aún continúa, en la Victoria de Dios, el Altísimo.
He traído para ustedes a los ángeles de la guarda, para que les puedan prestar un poco más atención, porque ellos les sirven desde sus orígenes y esperan que los puedan percibir. Solo a los ángeles y a nadie más, que se haga parecer a un ángel.
Su oración los elevará a esa consciencia, a la que Yo necesito que se aproximen, a la Consciencia Ultraterrestre, a la Vida Divina y Universal; porque la humanidad está muy densificada.
Pesan mucho sus acciones, sus sentimientos, pensamientos y las obras que van en contra del Plan de Mi Padre, en contra de la humanidad y de las almas.
Hoy les revelo, a través de Mi Corazón, el Plan de Dios en esta era de la Tierra, en este momento de la humanidad, en donde cada uno de ustedes, compañeros, debe ser ese principio vivo de Mi Presencia en el mundo; debe ser ese soldado que responde a los comandos y ese apóstol que lleva la palabra de salvación y de verdad.
Para que todo eso sea posible en este momento, compañeros Míos, transfórmense, transfórmense mucho y no teman transformarse.
Ha llegado la hora de que todos ustedes y el mundo se purifiquen, no con temor, sino con valentía, para soltar las amarras del pasado, destituir lo que no es del Plan de Dios y abrazar la cruz que el Padre les entrega en esta trayectoria evolutiva de la humanidad.
Así, estarán Conmigo viviendo Mis Principios; porque Yo los ayudaré a levantarse del suelo, a elevar sus ojos hacia el Universo para que reconozcan su estrella y así, se unan nuevamente con su Dios.
Adoren al Padre, que sigue ofendido, y ofrezcan una reparación, en este día, por todo el mundo.
Así ustedes, compañeros, recibirán lo que necesitan en la hora cierta y no cuando lo busquen; porque todo tiene un tiempo, dentro y fuera de ustedes.
Hoy les ofrezco Mi Constancia, por cada una de sus almas y por las almas del mundo que aún no Me viven.
Hoy les traigo esta realidad, porque Yo quiero compartirla con ustedes y así ustedes la compartirán Conmigo, en este eterno silencio que hoy promulgo para todos, el silencio que vive en el silencio y que permite descubrir lo que verdaderamente sucede dentro de los corazones.
Abracen este momento como algo único y reconfirmen sus votos de colaboración con el Plan; ese Plan que hoy no conocen en profundidad, pero que hoy les entrego para que lo puedan seguir en oración y vigilia, en fraternidad y servicio.
Yo necesito que continúen cumpliendo lo que Yo les pedí hace dos mil años.
Las almas están muy perdidas y los corazones se desesperan por no conocer el Amor de Cristo, vuestro Señor.
Si hoy vengo aquí para pedirles estas cosas, es porque en verdad lo pueden hacer, de una forma simple y honesta, sin tantos conceptos, ni formas. Porque en verdad les digo, compañeros, todo nace del corazón, y es el corazón de cada alma que rige las cosas, y es el que ayuda a que todo se cumpla, bajo la Voluntad de Adonai.
Como les dije en el día de ayer, compañeros, en los más jóvenes debe despertar el discipulado, el discipulado de Cristo, quien guiará sus vidas y los conducirá por el camino correcto de la redención.
Estén despiertos a lo que les digo y no pierdan ni una palabra, porque no podré volver a repetirla.
Digo todo esto antes de que todo suceda, pues ha llegado la hora de que los corazones se conviertan por el fuego de la oración y por el principio de la paz; y que todos sean más hermanos, unidos en una gran familia espiritual regida por Cristo, para esta Obra Redentora del fin de los tiempos.
Esta región y esta ciudad deben ser la cuna de las nuevas cosas, de los patrones elevados de conducta, de fraternidad y de hermandad.
Los jóvenes deben conocer Mi energía crística para que puedan redimirse. Y así como lo hizo Juan, el apóstol, puedan seguir Mis Pasos hasta el monte de la Cruz, en donde Yo compartiré lo que espero compartir con todos, en esta hora del planeta.
Yo vengo a curar en ustedes lo que aún no está cicatrizado, vengo a sanar sus heridas.
A través de Mis Llagas, Yo los purifico; a través de Mi Sangre, Yo los consagro; y a través de Mi Cuerpo, Yo los glorifico en el nombre de Mi Padre, para que al fin se cumpla la Nueva Humanidad.
Recemos:
(Padre Nuestro en arameo).
Y hoy lavarán sus pies, como Yo se los lavé a los apóstoles, que en ese momento no comprendieron la humildad del Maestro de la Luz.
Porque en la humillación y en la renuncia de los que lavan los pies a sus hermanos, se encuentra la existencia del amor y de la vida, que los unifica con el Universo y así, todo es renovado, como Yo lo renové en la Cruz por ustedes y por el mundo.
Así quiero que lo hagan siempre y que lo vivan todo el tiempo que puedan.
Porque quien se lava los pies, lava su pasado, cicatriza sus heridas y reenciende su alma en la Luz de Dios, expulsando lo impuro, exorcizando todo lo que no es de la Luz, bajo la Energía Crística de Jesús.
Canción: Por las Llagas de Jesús...
A través de Mi Sagrado y Glorificado Corazón, compañeros, Yo les entrego Mi Bondad y Mi Gracia y los hago participar de Mi Espíritu, en esta Comunión perfecta con Mi Padre Eterno.
Así, Yo los bendigo, los renuevo, los curo y los elevo cerca de Mi Corazón, para que estén entre Mis Brazos y sigan sintiendo la confianza que, desde el principio, todo estuvo bien.
En el nombre de la Luz, les agradezco y los bendigo bajo la señal luminosa de la Cruz Redentora de Vuestro Rey.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Ahora, puedo irme en paz de este lugar, porque sé que Me han escuchado en este momento y en otros tiempos, ¡Mis amados apóstoles en redención!
Por el amor que tú Me irradias, toda tu vida se eleva y así compartes Conmigo las Gracias y los dolores del mundo, de todos los que niegan a Dios y de los que han fallado injustamente.
La ingratitud causa el dolor más duro de superar, porque está lleno de miedo y de soberbia.
Hoy te digo que cuando Yo estaba a los pies de la Cruz fue el momento culminante para perdonar al mundo y para dar el último paso hacia el absoluto amor, aun viendo a Mi Hijo desfigurado por los pecados del mundo.
Sé que pocos se animan a acompañar a la Madre del Mundo en esa tarea espiritual, la que no tiene ningún reconocimiento ni mérito, solo hacerla por amor y por la salvación de todos los que son indiferentes.
En verdad, la mayoría de las almas no ponen su atención en el sentir ni en el dolor de la Jerarquía. Como es algo invisible a los ojos y mentes humanas, solo un corazón noble y simple podría percibir por encima de sí mismo que la Jerarquía comparte un misterio espiritual que muchos no comprenden, misterio que transmuta al mundo silenciosamente.
Por eso invito a Mis hijos a que crucen el umbral hacia la colaboración interna con la Jerarquía, en este ciclo en donde la indiferencia humana cegará el camino de los que creen estar en Cristo.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En oración,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Hoy estemos a los pies del Sepulcro en el silencio interno de las santas mujeres, contemplando la restauración corporal y espiritual de Nuestro Señor y, en consecuencia, de toda la humanidad.
Estemos en vigilia y oración, esperando el gran momento de la Resurrección de Cristo en los corazones del mundo.
Hagamos memoria y honra a Mi Amado Hijo, junto a los ángeles del Cielo, para que nuevamente Su infinita Misericordia y Piedad salven a los perdidos.
Vivamos el misterio de la Redención no solo a través de la Cruz, sino también a través del Sepulcro y de la unión interna con Jesús.
Abran sus brazos en donación y reciban en sus corazones la cura restauradora de Cristo en este Sábado Santo, en que las huestes del Padre se reúnen en adoración y gloria para bendecir al Hijo Amado.
En ese acto de piedad y de misericordia, los que nada quieren saber de Cristo lo conocerán en algún momento de sus vidas y reconocerán en Él el gran universo de amor que guarda Su manso Corazón de Amor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En adoración a los pies del sepulcro,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Calvario
Veneren y adoren al Señor Crucificado.
Por los martirios soportados,
por los dolores transmutados,
por la victoriosa Misericordia alcanzada,
Cristo Redentor, libéranos de las amarras.
Amén.
(x 3 veces)
Hoy vine aquí, mostrando Mi Costado para el mundo, desde donde brotó lo más insondable para todos y desde donde sigue brotando para toda la humanidad, hasta los últimos días de la Tierra.
Vean al Señor en recogimiento, preparando su momento para poder resucitar en más corazones que están muertos y que no me viven.
Vean al Señor junto a Sus Coros, penetrando los abismos de la Tierra a través del recuerdo de Su Crucifixión, para la salvación de la humanidad y la liberación de todos sus pecados.
Vean, a los pies del Sepulcro, a los Ángeles Custodios en adoración, para que pronto retorne el Hijo de Dios hacia la humanidad.
Los invito a todos a venerar Mi Cruz como una victoria, como la realización de la Obra del Altísimo en aquellos que saben distinguir los prodigios del Mesías, de su Señor.
A Mi derecha, el Arcángel Metatrón, disipando hoy los abismos del mundo y a las tinieblas que abrazan a los corazones dormidos.
Su Fuego violeta todo renueva.
Su Luz ilumina lo que está oscuro, en unión al Hijo Predilecto, su Señor Jesucristo.
Dejen, compañeros, que esa llama se vierta en sus consciencias y almas.
Llamo a los que se han consagrado a Metatrón para esta tarea planetaria de liberación.
Vean los Aspectos de Dios manifestados en Resplandecencia y Luz sobre el mundo.
En esta hora de crueldad humana y de profunda indiferencia, retiren de sus corazones cualquier desunión con ustedes mismos, o con sus semejantes.
Dejen que este Fuego de Metatrón descienda en sus espíritus para que los purifique y los eleve a Mi Reino.
Vean la lanza ardiente de Metatrón en Su sagrada mano, que decreta los poderes del Cielo y los unifica con todas las almas.
Vean ese Fuego Solar y violeta que desciende sobre el mundo, en esta hora de conflicto y de falta de Paz.
Vean los prodigios que el Santo Padre Metatrón realizó a través de Mi Cruz contra los demonios del mundo y las bestias infernales que sucumben a los corazones perdidos.
Él es el transformador de la materia corrupta.
Él es el fuego que sublima las fricciones entre los corazones.
Él es el Unificador del pensamiento entre las consciencias y el Patriarca de los elegidos.
Él es el portador del mensaje universal de la Llama Trina, el fuego incandescente del fuego liberador de todas las formas.
Hoy vean a Mi Cruz como una gran victoria y no como un fracaso, como muchos lo creen en la inmensidad de su ignorancia.
Vean al Hijo de Dios en el Sepulcro siendo exaltado, restaurado y transfigurado por los ángeles de la Luz y las legiones de los Padres Creadores que vivieron este Misterio junto Conmigo durante Mi Muerte y aun, cuando descendí a los infiernos para desterrar a los ambiciosos, a los perseguidores e infieles a la Ley.
¡A cuántos Yo retiré del abismo durante Mis días de sepultura!
Mientras Mi Padre Me tenía en brazos y mientras las mujeres santas oraban en adoración a las afueras del Sepulcro, no dejé de trabajar por el mundo ni un solo minuto, esperando Mi Resurrección en el silencio.
Repitamos:
Arcángel Metatrón,
Patriarca y Portavoz del Fuego Divino,
trasciende la materia en liberación.
Amén.
(x 3 veces)
Fray Elías del Sagrado Corazón:
Jesús dice ahora que tenemos que hacerlo con un poco más de fe interior.
Arcángel Metatrón... (x 6 veces)
Y así, compañeros, podrán liberar los malos espíritus que corroen a las almas y a los corazones dormidos que aún no aceptan a Dios en el verdadero testimonio de la resurrección de Su Hijo y de Su segundo retorno al mundo, en el momento más crucial de la humanidad.
Cuando sientan falta de fe imploren y decreten, por esa oración, al Arcángel Metatrón, el Padre que transforma a través de Su Fuego Divino y que eleva a las almas por medio de la liberación.
Así podrán ver, queridos compañeros, cómo la Obra de los Padres Creadores es única y Omnisciente, cómo todas esas sublimes Consciencias intercedieron durante Mi Pasión por la salvación de los pecadores y de todos los mortales.
¿Cuál fue el gran misterio que reveló el Sepulcro durante los tres días en un profundo silencio? Fue la liberación que el Amado Hijo de Dios, Jesucristo, junto a Metatrón y Miguel realizaron de todos los infiernos de la Tierra por un ciclo de dos mil años.
Y aunque el mal aún esté presente en los corazones y en la superficie del planeta, deben creer, compañeros, que su cautiverio terminará y que su libertad estará cerca, para el próximo mundo.
No esperen ver resultados con prontitud, pero sí, sacrifiquen sus vidas para que la Nueva Tierra pueda nacer en la victoria y el triunfo de Mi Sagrado Corazón.
¡Cuántos ángeles del Cielo hoy visitan sus moradas y las moradas de sus hermanos que hoy no están aquí, pero sí presentes en Mi Corazón Sacratísimo!
Tomen su cruz con coraje y valentía, y trabajen todos los días por su redención, así como Yo se los he enseñado amorosamente por medio de la paz, la compasión y la misericordia.
No sean más indiferentes con sus semejantes.
Quiebren y rasguen sus estructuras para que el verdadero espíritu del Cristo interior pueda nacer cuando Yo ya no esté más aquí, entre ustedes, dirigiendo Mis Palabras para el mundo.
Sean consecuentes con el Universo, y vivan su cruz como una perfecta alegría de poder servir a Dios hasta el fin de sus días.
Al menos, compañeros, háganlo por Mí y no me fallen.
Esta Obra, que hoy reúno en ustedes y entre ustedes, fue escogida por Mí con mucho amor después de Mi Pasión, de Mi Resurrección, de Mi Aparición a través de los tiempos y de la revelación de Mis íconos Sagrados de la Faz de Mi Misericordia y de Mi Gloria hasta los tiempos de hoy.
En este presente, la Obra continúa en unión a su Santísima Madre María.
Si ustedes compañeros, no apoyan este Plan, ¿quién lo cumplirá?
Nosotros venimos del Cielo con Metatrón para traerles la Gracia y la Piedad.
Ustedes, remanguen sus vestimentas y trabajen en los caminos que Yo construyo para que la Obra se cumpla, así como está previsto en el Corazón de Dios.
Si la Obra no se cumple en cada parte del mundo que nosotros amorosamente visitamos, ¿cómo se salvará la otra parte de la humanidad y despertará?
Podría enviar millones de ángeles para el despertar de los corazones sin su ayuda, pero, ¿cómo, compañeros, serán Cristos en colaboración al Plan de Mi Padre?
No se olviden de todo lo que están recibiendo.
Deberán dar testimonio y juicio en el último día de la Tierra, y así sabrán que Yo he dicho la verdad y que aún separaré la paja del trigo.
Manténganse firmes, en oración y vigilia Conmigo, porque al fin verán su gloria en el Paraíso.
Incienso...
Padre Nuestro en arameo.
Y ahora purifiqué sus faltas para que, renovados por Mi Espíritu, carguen con la cruz de la redención y de la paz, que traerá la oportunidad para muchos corazones de la Tierra en la constitución que Yo hago y en la efusión que Yo construyo a través de esta Orden, con Mi Espíritu Sagrado.
En Presencia Amadísima del Arcángel Metatrón, entonemos Su nombre sagrado, para que Sus legiones auxilien y acudan a los corazones más necesitados, en esta hora de la Pasión del Señor en lo alto del calvario espiritual de todo el planeta.
Fray Elías del Sagrado Corazón:
A pedido de nuestro Señor Jesucristo nos ponemos de pie.
Quien tenga cruz, de los peregrinos presentes, el Señor pide que coloque esa cruz sobre el pecho para que Él la pueda bendecir también, en la Presencia de Metatrón, mientras cantamos e invocamos Su nombre.
Vamos a cantar Kodoish melódico y cuando el Señor diga, Nuestro Señor, comenzaremos a cantar.
Kodoish...
Metatrón...
Kodoish...
Que este recuerdo nunca se borre de sus vidas, y deben saber que cuentan con una intercesión divina que viene en auxilio de la humanidad en esta época, al igual que los demás Padres Creadores.
Que la confirmación de su cruz sea la entrega absoluta al Creador para esta sagrada tarea.
En nombre de los Cielos, den la paz para el mundo, Yo los bendigo a ustedes, a sus hermanos, familiares, necesitados y a todos los objetos sagrados que representan la presencia de la fe en los corazones.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Jerarquía Divina de Ángeles y Arcángeles... (x 3 veces)
Este es el aceite de la simplicidad para los que viven la consagración monástica a Mi Corazón.
Hoy a todos señalaré con una cruz para que el Padre, en Su Misericordia, a pesar de lo que suceda en el fin de los tiempos, los recuerde y los ayude.
Canción: "Cristo del Calvario".
¡Gracias Señor por cuánto nos das!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Canción: "Escúchame, Redentor"
Queridos hijos:
Así como Jesús cargó con la Cruz del mundo, ustedes son llamados a cargar con su propia cruz para que algún día todo sea redimido.
Hijos Míos, el sacrificio que vivió Mi Hijo por ustedes fue más allá de la vida material y espiritual. En todo este misterio sagrado de la Pasión de Jesús actuaron muchas Leyes para generar la redención de la humanidad.
Queridos hijos, asumiendo el sacrificio interno de ustedes por la humanidad, les traigo la posibilidad de ayudar a trascender los caminos desviados de millones de almas en el mundo, a través del poder de la oración y de la paz.
En este día, en el que nos preparamos para ver a Jesús como el gran Cordero que es llevado al matadero, ofrezcamos al Padre Celestial nuestra alianza con Su Espíritu y con todo el Reino Mayor.
Yo les abro la puerta para que caminen hacia Mi Corazón con pasos firmes de definición.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce por la Pasión de Jesús,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Calvario
Queridos hijos:
Con una pequeña cruz sobre el Corazón de Mi Hijo, Yo los preparo para que acepten el sacrificio por el Plan de Dios y por todas las almas pecadoras.
Con Mi Corazón luminoso les revelo una a una las señales de la Pasión de Mi Hijo, para que ellas sirvan de ejemplo de amor y de superación todos los días.
Hijos Míos, abrazando el poder de la Cruz de Mi Hijo conocerán los valores espirituales e internos que vencieron a la muerte e hicieron triunfar el Amor de Dios sobre todo error y dificultad humana.
Cristo es el triunfo victorioso para sus corazones, Mi Hijo es el Proyecto perfecto en el que las almas pueden cumplir las aspiraciones de Dios y santificarse porque al final, hijos queridos, sus almas son las que continuarán realizando la trayectoria hacia el Corazón del Padre Celestial.
Queridos hijos, contemplen la inmensidad del Amor de Mi Hijo por cada criatura, vivan Su sacrificio como si fuera de propio y adopten una postura religiosa para que el mundo no pierda la vida espiritual.
Caminemos juntos, siguiendo las huellas de Cristo, hasta encontrarnos nuevamente en el ápice de la Sagrada Pasión de Nuestro Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los reúne en el Sagrado Corazón de Jesús,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre del Calvario
Quédate en Mis brazos, porque así Yo te ayudaré.
Quédate en Mis brazos, porque así Yo te consolaré.
Quédate en Mis brazos, para que sientas a todo el Universo.
Quédate en Mis brazos, para que veas la Gracia de Mi Corazón.
Ya no te canses, querido peregrino, sigue buscando lo más alto de la montaña para que veas, en el horizonte, la llegada del Gran Pastor.
Sigue adelante, caminando entre piedras y espinas, en esta senda tus pies se lastimarán para que puedas aprender.
Tal vez caigas al suelo para aprender a levantarte; pero recuerda, Mi querido peregrino, que una Mano de Luz siempre será tendida en tu camino para que puedas levantarte con firmeza y devoción. Por eso, quédate en Mis brazos, así como se quedó Jesús cuando nació.
Quédate en Mis brazos, para que reconozcas que no estás solo en este universo. Sabe que hay muchos hermanos del universo que te aman y desde sus Cielos más sutiles acompañan la trayectoria de tu espíritu.
Sabe que podrás escapar del error, esta escuela es para los que se animan a autoconocerse y transformarse.
Si doce hombres al lado de Jesús se convirtieron en Sus seguidores y apóstoles de la Sagrada Palabra, ¿por qué tú, querido peregrino, dejarás de convertirte en algo tan bello y esperado por Mi Hijo?
Es hora de que, día a día, aprendas a crecer y a amar la transformación.
El universo de esta humanidad está lleno de dádivas pero también está lleno de deudas, algunas impagables. Pero si tu fe te lleva a encontrar el punto más alto de la montaña, nunca dejes de aspirar a redimir completamente tu vida.
Querido y amado peregrino, viniste al mundo para purificar lo más viejo, lo que ya no puede morar en tu sagrada consciencia.
Querido peregrino, llegaste al mundo con un velo en los ojos de la consciencia para que aprendieras a caminar a través de la fe absoluta, sin conocer antes tu pasado en las estrellas y en el cosmos. Ahora y aquí, aprendes a superarte todos los días, sin dejar de participar de los verdaderos milagros que el Cielo ha hecho en tu vida y en la vida de tus hermanos.
Sé que tú, amado peregrino, has caminado y has cruzado muchos desiertos y, tal vez ahora, estás en las puertas de un nuevo desierto interior. Alégrate porque podrás estar vacío de ti mismo y libre de cualquier influencia.
Siéntete digno de recibir cualquier aprendizaje o cualquier prueba para que puedas superarla dentro o fuera de ti.
Quédate en Mis brazos de Madre, Mis ojos posan sobre ti, Mi mirada de Luz acompaña silenciosamente la cruz que estás cargando.
Sé que Dios te ama así como Él te creó en el principio. Recuerda todas las veces que Yo te contemplé y cuánto Amor Divino te expresé.
Querido peregrino, únete a tus hermanos y forma parte del ejército celeste de Luz que ayudará a vencer al adversario en la última hora.
Sonríele a la vida y siéntete en paz, no solo veas tus propios errores, ve más allá de tu alrededor, observa al mundo agonizando día y noche. Mira cuántos pierden la vida y no lo perciben. Mira cuántas almas inocentes son prisioneras del poder humano y de la guerra. Mira, contempla, aprende y reza Conmigo para que esto termine pronto.
Quédate en Mis brazos, pequeño peregrino, al igual que Jesús cuando expiró y al ser bajado de la Cruz quedó un tiempo en Mis brazos.
Querido peregrino, entrégame todo lo que acongoja a tu corazón y a tu vida, destierra el miedo creado por la mente. Instituye en tu espíritu la Divina Presencia del Sagrado Corazón de Jesús.
Aprende a amar lo que parece imposible de amar. Aprende, así como Nosotros, Tus Guías Celestiales, hemos aprendido en este mundo.
Dios tiene piedad de todos Sus hijos, desde el más pecador hasta el más santificado; todos son iguales ante los Ojos del Padre, porque son amados por el único y máximo amor del universo.
Ofrece tu vida todos los días en las Manos del Padre, ofrece al universo lo mejor que puedas hacer por los otros. Allí, en esa completa y abnegada donación, estarás libre de muchos errores y miedos.
Todo el universo espera que algún día des tu gran paso hacia la confianza en Dios, para poder ingresar en consciencia al Paraíso.
Al menos, ama todo lo que vives, y hazlo por aquellos hijos Míos que mueren en los desiertos de este mundo, enterrados vivos o decapitados.
¿Quién Me ayudará a soportar un dolor tan grande?
Solo el Amor te hará humilde, simple y verdadero. Todo lo que hagas en nombre del Amor de Dios, es como si lo hicieras mil veces, tiene un mérito incalculable.
Querido peregrino, las almas sufren porque no hacen las cosas por amor o porque no aman a sus semejantes con amor verdadero. Yo les enseño a todos Mis hijos lo que Mi Hijo Jesús le enseñó al mundo entero: “Ámense los unos a los otros”, así como Mi Hijo los amó desde el principio.
El Amor te volverá sagrado, bendito y puro. El Amor de Dios en el corazón peregrino es invencible. Necesito que Mis hijos amen de verdad y no en apariencia, para que ayuden en la reconstrucción de este mundo.
Camina, querido peregrino y quédate en Mis brazos, hoy la Misericordia infinita de Dios tocó tu corazón.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Les enseña a amar, en la escuela del amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Hijos Míos:
Será por la cruz que cada uno acepte, que Mi Purísimo Corazón triunfará en el mundo y logrará la victoria en todas las almas que nunca clamaron por Dios, porque Yo las rescataré.
El triunfo de su propia cruz es posible. El camino que ustedes deben realizar les promete una transformación profunda y rápida en estos tiempos.
Hijos, no teman cargar con su propia cruz, con la cruz de su entrega, de su esfuerzo y de su constante caridad. Carguen con su cruz con ánimo y valentía para que pronto el mundo y la humanidad se libren del error.
La cruz para los que se consagran en el fin de los tiempos no tiene fin porque es una cruz espiritual plena en ofrenda y sacrificio por todos los que no llevan su propia cruz.
Hijos, les parecerá imposible lo que les digo, pero el mundo deberá ser purificado también por la cruz que todos acepten cargar sin miedo.
El amigo cirineo ahora será Jesús, el Rey, quien cargó la peor Cruz por todos ustedes. Pero Él en Su infinita sabiduría compartirá con los suyos la gran cruz del mundo para que así las almas se puedan salvar.
Siéntete digno de recibir esta Gracia de poder compartir con tus hermanos una cruz que la mayoría no quiere cargar por sí mismo. La cruz no será sufrimiento, sino que será el motivo de que tu corazón y tu vida alivien el peso que ocasiona la humanidad a todo el universo.
No te sientas solo en todo este trayecto de cargar con la cruz, sabes que a tu lado están los ángeles y los arcángeles que aliviarán todo el mal que ocasiona el adversario.
Si Jesús venció en la Cruz, ustedes, Mis hijos, deberán vencer mediante una entrega mayor. La cruz de la humanidad pertenece a todos; quien acepta el camino de la consagración, acepta tomar una parte de esa cruz para que la sagrada victoria ocurra en los demás, en los más pecadores y en los más perdidos. Eso fue lo que Mi Hijo hizo por todos, tomó la cruz del mundo y la cargó en su espalda, silenciosamente e hizo triunfar el Proyecto Redentor del Creador.
Ustedes, Mis niños, no tendrán una cruz tan pesada como la que tuvo el Rey. Ustedes podrán abrazar todo lo que el Padre les envíe, así como Jesús abrazó la Cruz. No será todo belleza para los autoconvocados, porque al tomar una parte de la cruz deberán ver el sentido oculto de la misma en estos tiempos.
Hijos, no les hablo de sufrimiento ni de grandes sacrificios, les hablo de aceptar los tiempos de renuncia, los tiempos de entrega, los tiempos de una confianza mayor en la Voluntad del Padre, sin juicios ni comentarios.
Aceptar la cruz de la Voluntad Infinita no es resignarse, sino que es abrir el corazón y el alma para comprender los misterios del Cielo y de todo el universo más allá de sí mismo, más allá de la comprensión mental.
Mis niños, han visto la crueldad humana en este mundo de hoy, han comprendido la indiferencia y han pasado por fuertes experiencias. Ahora que la misión en Turquía finalizará su primera etapa, eso no significa que todo estará resuelto en esta humanidad.
¿Quién compartirá el dolor del semejante o al menos el dolor de quien tienen a su lado todo el día?
¿Quién amará por encima de sí el llamado divino y responderá sin condiciones?
¿Quién aceptará en esta hora la cruz del mundo para que todo el dolor sea aliviado?
Ahora sé, Mis hijos amados, que muchos de ustedes nunca querrían escuchar hablar de sacrificio ni de cruz. Pero llegó el momento, los 144 000 están convocados por la Madre del Mundo para ayudar a cargar la cruz de la humanidad, la cruz del odio, la cruz de la indiferencia, la cruz de la falta de amor.
Los 144 000 están siendo llamados para cargar con la cruz de todos los Reinos de la Naturaleza; están siendo llamados para cargar con la cruz del Reino Mineral, totalmente ultrajado; con la cruz del Reino Vegetal, totalmente devastado; con la cruz del Reino Animal, totalmente mutilado; con la cruz de los Reinos Dévico y Angélico, totalmente desplazados del aura de los Reinos Menores.
¿Quién amará esa cruz, así como Mi Hijo los amó a todos ustedes?
Sus universos internos estarán siendo removidos, y sus espíritus recibirán la Gracia de definirse.
Seguir a la Madre de Dios no es solo ser colmado por la Misericordia y por la Gracia, servir a la Madre del Sol significa disponerse día y noche para ayudar en lo que sea necesario. Así, hijos Míos, algún día aprenderán a amar el plan más allá del propio sentir, más allá de sus familias y de sus hábitos, más allá de esta humanidad y de este mundo.
Amar la cruz que el Padre hoy les ofrece es aprender día a día a amar el Plan de Dios y toda Su Obra creadora en otras dimensiones.
Los seres humanos hoy están siendo llamados para que abandonen en este tiempo crucial todas sus preferencias y vivan el Plan de Dios, así como la Sagrada Familia lo vivió por cada uno de los Reinos creados.
¿Quién aceptará este ofrecimiento con sabiduría y discernimiento?
Todos en este momento están tomados de Mis manos para aprender a caminar como niños hacia una entrega mayor y verdadera.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los despierta a la verdadera realidad planetaria,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los refugiados
Contempla el mundo en el cual vives y, por un instante, silencia los pensamientos de tu mente y las emociones de tu ser.
Observa cómo tu mundo interior reconoce que la vida expresada en la Tierra en nada se asemeja al Pensamiento de Dios.
Ve cómo dentro de ti habita el arquetipo para la humanidad y para la expresión de todo el planeta.
Siente cómo tu corazón tiene ansias de vivir la fraternidad y de conocer el verdadero amor, aquel que te lleva a dar la vida por tus amigos y a perdonar a los enemigos, amándolos tal como si fueran parte de ti.
¿Qué harás con eso que habita en tu interior? ¿Callarás tu corazón, como lo hace la mayoría de los seres humanos, o renunciarás a los pareceres mundanos para instituir en el planeta una nueva vida, aunque parezcas loco a los ojos del mundo?
La era del Armagedón, hijo, ya llegó al planeta, pero la mayoría de tus hermanos está buscando conceptos científicos, filosóficos y espiritualistas que coloquen en un patrón de normalidad lo que hoy sucede en el mundo. Son las mentes humanas intentando acallar el corazón.
Aquellos que escuchan la Voz de Dios en su interior saben que un tiempo final se inició en el mundo y que, sin el establecimiento de la paz en el corazón humano, el caos establecerá su reinado y gobernará las mentes y los espíritus de los que no se abrieron a la Verdad.
Los que se unen a Dios y silencian la mente para dejar que la sabiduría de la esencia surja no temen conocer la Verdad y no quieren acallar la Voluntad de Dios. Ellos saben que, al final de toda esta batalla, triunfará el Bien. Por eso, reconocen la urgencia de la necesidad de transformación, reconocen la imperiosa voluntad interior de renunciar al viejo hombre y a sus tendencias y de abrirse para que lo Nuevo destituya el reinado de los antiguos vicios humanos, por más que para la mente humana esas energías retrógradas y degradadas, cuando se manifiestan en la materia, a veces, sean denominadas “tecnologías”.
El camino del retroceso, hijo, es conocido por la mente humana como avance. Aquellos que siguen las tendencias de esos llamados “avances” no percibieron que el camino de la evolución quedó atrás cuando la consciencia humana rechazó la simplicidad, la fraternidad y el amor y cuando, en la era industrial, que marcó el retroceso espiritual del hombre, ella se abrió a la competencia, a la esclavitud, al usufructo obsesivo y a la negación casi absoluta de la vida espiritual.
En otras eras de decadencia, como al final de la Atlántida y de la Lemuria, el ansia de manipulación del poder espiritual hizo que el hombre perdiera el camino de la pureza y de la unidad. Ahora, nuevamente, el falso poder se apropia de la mente y de la aspiración de los hombres que creen que pueden colocarse por encima del Creador con el libre albedrío.
El hombre degradado cree que tiene poder sobre la vida y sobre los Reinos de la Naturaleza. Al enviar a Su Hijo, que venció la muerte y perpetuó Su Resurrección, el Creador quiso demostrarle a la humanidad que solo Suyo es el Poder y que todo lo que existe, debajo de Su Poder, pertenece a la fuerza que se pierde y se desvanece como polvo ante el fuego de la Gloria de Dios.
Pero te digo, hijo amado, que muchos de tus hermanos no aprendieron con el ejemplo de Cristo y eligieron un sufrimiento aun mayor: un aprendizaje que trascendiera la experiencia de un único hombre y que incluyera en sí a toda la humanidad y a todos los Reinos de la Naturaleza. El Armagedón es la Pasión de la consciencia planetaria.
Podrás estar en esa Pasión de tres formas, como Cristo o como los ladrones crucificados a Su lado: ambos ladrones pensaban solo en sí mismos, aunque, al final de todo, uno de ellos aceptó la Voluntad de Dios y se convirtió a tiempo; el otro decidió permanecer en su orgullo y ni siquiera con todo el sufrimiento se rindió al Perdón de Dios. O, entonces, podrás estar como Cristo, siendo tú quien vivirá los mismos pasos de la Pasión de todos los seres de la Tierra, pero no con espíritu de castigo, de culpa, de furia, de frustración ni de dolor, solo ofreciendo al Padre cada paso con la cruz del mundo, para que una Nueva Raza redimida pueda surgir de tu ofrenda de amor y de perdón.
Hijo, deberás elegir desde ahora el camino que seguirás: si tus pisadas estarán sobre las pisadas de Cristo, confirmando la victoria de Dios; si escogerás sufrir en la ignorancia y permanecer en tu propio parecer para rendirte en la última hora; o si permanecerás en tu orgullo sin límites y, aun en Presencia de Dios, elegirás el camino del abismo.
La cruz te será entregada de todas formas. Sujétala firme y da tus pasos.
Los primeros pasos en la Pasión planetaria dictarán el destino de la humanidad. Por eso, desde ahora, en tu Getsemaní interior, renuncia a las tentaciones y acepta la redención; así, Dios estará contigo, los ángeles te ampararán y cargarás tu cruz, solo contemplando la victoria de tu Padre Altísimo.
Después de todo, reinará la paz.
San José Castísimo, que viene a abrir los ojos de la humanidad.
¿A qué le temen? Cuando Yo estoy presente la Luz reina y la oscuridad se disipa de los espacios más profundos de todos los seres.
¿Por qué temen? ¿Acaso el Poder que Dios Me ha dado no es más fuerte que mil ejércitos?
El Poder que viene de Dios es invencible pero no puede ser tentado por nadie.
El ángel caído aún no ha salido de su abismo porque todavía falta que Yo retorne para entregarles Mi Victoria y Mi Paz.
Yo los llevo a todos por un largo desierto y algunos temen morir en el camino por tanta sed.
Yo Soy ese gran Espejo de Agua, Soy ese Oasis que está en la mitad de sus caminos para salvarlos y darles de beber de la última Agua de Vida que todo salva, que todo redime y que todo sana.
Aún están a las puertas de ese gran desierto que Yo los invito a cruzar a través de las experiencias y de las pruebas. ¿Acaso no confían que Yo pueda estar allí para ayudarlos?
Hoy estén postrados como Yo una vez lo hice en el Getsemaní.
La soledad forma parte de la prueba de todos los iniciados. Si Yo, que Soy vuestra Vida, lo padecí, ustedes también, pero no en el mismo grado como Yo lo sufrí por ustedes y por todo el mundo, hasta los tiempos de hoy.
No hay hacia donde puedan escapar, compañeros. El Armagedón es la puerta de entrada al Apocalipsis, que muchos creen que aún no ha llegado pero que se desenvuelve de una forma arrasadora en esta humanidad.
Yo Soy ese Sagrado Corazón que los consuela, que los conmueve, que los une con el Padre Celestial.
Las espinas de Mi Corazón son la muestra de la gravedad del mundo y de todos sus moradores.
El yugo es fuerte en estos tiempos pero no hay qué temer, trabajen por Mi Padre y junto a Mí, para servirme en el nombre del Amor, del Amor Infinito.
Hoy se desata en el mundo la gran y primera batalla espiritual, que no está en la visión, ni al alcance de todos.
Por eso he venido en esta noche para confortarlos, para darles a beber de Mi Agua, que no los hará morir sino renacer en espíritu, en unión Conmigo.
Son tiempos difíciles y se volverán cada vez más difíciles, pero necesito que se aferren a Mi Corazón para que puedan estar en el Corazón de Mi Padre.
También sufro por tantas crueldades, por tantos desánimos, por tantos pecados; pero Yo morí por ustedes en la Cruz y Me fue concedida la Misericordia de Dios.
El mismo Dios se hizo clavar en la Cruz por ustedes para que no se perdieran. Pero esta experiencia parece no ser suficiente para esta humanidad de hoy, que en la consciencia profunda cree que el Maestro fracasó.
La victoria está en la fuerza del Amor verdadero e invencible que proviene de la Fuente de Mi Padre y que regenera todas las cosas, las cosas más perdidas.
Si sus caminos alguna vez se desvían de los Míos, sepan que pueden retornar.
¡Cuánto amor tengo para dar a las almas y pocos lo aprovechan!
¡Cuánto tiempo tengo Mis Brazos abiertos y extendidos hacia ustedes para acogerlos y pocos Me abrazan!
¡Cuánta paz puedo entregarles y pocos la buscan!
Les di los Sacramentos, las señales de la salvación para que pudieran vivirlos una y otra vez; porque el cuerpo puede morir pero el alma vive en la eternidad.
Es a sus almas que no deben fallar, es a sus espíritus que no deben lastimar por sus acciones, por sus dudas, por su poca fe.
Yo sé que muchos no se animan a cruzar este desierto tan extenso y duro.
Quien confía en Mi Misericordia se salvará y no estará perdido.
Hoy vengo como el Jesús de la Divina Justicia para el mundo.
Mis Manos siguen llagadas por las faltas del mundo, por la soberbia, por la arrogancia, por la falta de penitencia. Pero Yo les doy la fuerza para reconstruirlos, para sanarlos, para renovarlos una y otra vez.
Estoy a las puertas de ese desierto para acompañarlos, pues muchas almas no sabrán cómo caminarlo porque no tienen la guía interior. Pero Yo Soy ese sendero que los llevará al Padre, a la casa del Padre Celestial en donde no existe el miedo, no existe la oscuridad, solo reina el Amor.
Me ofrecí al mundo para que llegaran a Mi Padre, para que ascendieran hacia lo más alto. Muchas veces sus cuerpos no lo quieren, pero no se amedrenten, todavía el universo es dual y la experiencia es viva para todos.
Pero si existe el amor entre los Míos, nada pasará, porque donde está el amor verdadero y no orgulloso Yo estoy presente. Tal vez no Me podrán ver ni sentir en los momentos más cruciales, pero cuando la batalla esté en pleno auge, Yo estaré presente para apoyarlos.
Viví por ustedes la primera guerra de la Redención a través de la Pasión y de la Cruz. Yo les enseñé cómo hacerlo en el silencio, en la entrega y en la confianza en Dios, pero muchos no quieren hacerlo porque temen fracasar.
La no resistencia será su cordial hermana, la que los fortalecerá para vivir las pruebas, así como están escritas. Si no se purifican no pueden llegar al Reino de Dios.
Adán y Eva salieron de este proyecto durante el Génesis y desde ese momento, el pecado original se cultivó en el corazón de los hombres y de las mujeres de la Tierra.
Llegaron los Patriarcas para enderezar los caminos de la humanidad.
Llegaron los Profetas para anunciar la salvación del mundo a través de Cristo.
Llegó María, vuestra Madre, para acompañarlos en el amor y en la fe; si esa mujer tan simple decidió vivir los poderes del Cielo, abrazándolos con fervor y devoción, aceptando la Voluntad del Padre, ¿por qué ustedes no lo hacen?
Todo lo que se muestra en sus caminos es parte de una experiencia.
La santidad es la meta de los nuevos cristos, de los nuevos corderos que irán a diferentes mataderos; pero nadie irá al matadero así como Yo fui, por cada una de las esencias a las que les faltaba la paz y la reconciliación.
Mi Sangre fue vertida sobre el mundo y pocos la adoraron; es la Sangre de Dios hecha carne que se entregó por la Redención.
La luz de los misterios es para todos sin excepción; los misterios de la Sangre vertida, los misterios de la Cruz, de la Pasión, de la Agonía y de la Resurrección, fueron y son para que el mundo pudiera dar sus pasos hacia el Señor.
Mientras les hablo contemplo el mundo que agoniza y otros festejan su propia realización. ¿Qué es más valioso: Que una humanidad se salve, o que una nación se desarrolle por sus pobres poderes? Las armas fueron creadas para instigar a los corazones, para crear el miedo y la persecución.
Si están unidos a Mí podrán morir, pero sus espíritus siempre resucitarán. La victoria se encuentra en el Amor, en la Unidad que es encomendada por Mi Padre a todo el Universo.
Mientras les hablo camino en el desierto junto a ustedes, así como lo hice con los doce para mostrarles dónde se encontraba la verdad.
Que sus corazones se pacifiquen, se calmen, que sean mansos y amorosos. Sus semejantes podrán fallar, pero su amor no podrá desaparecer.
¿Cómo estaré Yo presente en ustedes si no está la Fuerza del Amor que todo lo mueve y que todo lo recrea para que las almas crezcan en el Amor de Dios?
Hoy consuelo a los que han caído, los que no consiguen levantarse del suelo por sus propias experiencias.
Hoy los bautizo así como Juan Me bautizó en el Jordán y les confío la alegría de vivir esta experiencia que muchos no comprenden porque es desconocida.
No pierdan la esperanza, que su fe no sucumba, pues hoy el Rey de Dios, el Hijo del Hombre, el Siervo del Altísimo pisa con Sus Pies lo que causa el dolor y la amargura en los corazones, liberándolos de los pecados, de las tentaciones, de los desvíos.
Les entrego Mi Fe que es lo que puedo legarles. No dejen de buscarme, pues muchos corazones Me necesitan a través de Mis verdaderos discípulos.
Hoy traigo la serenidad y la calma, pues las batallas no terminarán, y cada vez muchas más almas deberán sumarse para que ese Ejército de Luz nunca decaiga.
Vuestra Madre corre al desierto para refugiarse, así como lo dijo Juan; ustedes también deberán hacerlo antes de que llegue el mal tiempo. Muchos se sorprenderán por no haberse preparado.
Los Sacramentos serán las llaves para entrar en ese refugio, así como la oración y la vigilia.
No deben perseguirse, no deben amedrentarse, sino estar al servicio de lo que Dios necesita para la humanidad. Pues en este Libro que hoy llevo entre Mis Manos, son pocos lo que se han comprometido, aunque podrían ser muchos más, si todos caminaran en la fe.
Yo los amo, los bendigo y los bautizo en la indulgencia concedida por Mi Divina Misericordia.
Adoren al Señor, adoren a Adonai.
Padre, que confiaste a Tu Hijo el misterio del sacrificio por el mundo, ayúdalos Señor para que se vuelvan a erguir en Tu Nombre Santo.
Así como enviaste al Huerto Getsemaní a centenas de ángeles para que Me auxiliaran, así Señor levántalos del suelo cuando caigan.
La carne es débil pero el alma es fuerte, creada a Tu semejanza, creada en el nombre de Tu Amor.
Adonai, nutre los espíritus, eleva a las almas a Tu Reino, a Tu Vida, a Tu Corazón. Disuelve el dolor del mundo, reconstruye Tu Proyecto por aquellos que te escuchan a través de Tu Hijo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Cristo Jesús Glorificado
Queridos hijos:
Deseo verlos en devoción eterna todo el tiempo para que así Mis Planes de paz se cumplan en este mundo y en la humanidad. La devoción eterna es amar, y amar es sentir la Presencia del Creador en el corazón.
Vengo todo el tiempo para que a través de Mi Corazón sientan la confianza en Dios y Su grandiosa Obra de misericordia. Cuando un corazón se abre al Mío, puedo establecer una fusión divina, y todo lo que antes parecía pecado o incluso omisión a Dios, se vuelve puro y elevado, pues a través de Mi Gracia todo es posible.
Queridos hijos, vengo en este tiempo para recordarle a la humanidad que no debe olvidar amar, porque quien ama vive en el Corazón del Eterno y así es digno de perdonar y de reconciliar. Pero Mis hijos, por su propia desesperación y distancia de Mi Corazón, pierden la oportunidad de vivir el amor que todo lo renueva.
Desde los pies de la Cruz he venido para entregarles el Amor de Dios, aquel que es olvidado por la mayoría de Mis hijos. Es a través de la misericordia concedida a Mi Inmaculado Corazón que Yo puedo a través de sus vidas obrar en nombre de la paz, imprescindible en estos tiempos.
Queridos hijos, amen sin soberbia, amen por amor a Dios, amen sin vergüenza, amen a la Creación, amen así como Mi Amado Hijo les enseñó, así las puertas del mal se cerrarán, y la victoria del Reino de Dios se cumplirá en los corazones.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los despierta a la esencia divina del amor,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos,
Mientras la paz es tan necesaria en el mundo, ustedes hoy están en el Reino de la Paz. Que esa paz, que es imprescindible, irradie como un sol a toda la Tierra para que al menos los más necesitados de paz encuentren consuelo.
Queridos hijos, gracias por estar cumpliendo con los pedidos de oración que Mi Inmaculado Corazón ayer les clamó. En estos tiempos de oscuridad y de mentira, los invito a ser Mis embajadores de la oración y de la paz por donde vayan, así Mi Corazón, que está lleno de Gracia y de Piedad, esperará derramar esos dones en los corazones que desesperan.
Los no creyentes ya están enfrentando su propia purificación. Yo les pido, Mis amados, que vivan la oración por el planeta y no solo por ustedes.
Muchos de Mis soldados serán depositarios del dolor que muchos viven. Muchos de Mis videntes serán receptáculos para calmar el sufrimiento que ahoga al mundo y, así, compartirán con Vuestra Madre Celeste el dolor de toda la humanidad.
Yo los invito tomar profunda consciencia sobre los tiempos decisivos que cruza la humanidad y a los cuales no les da la más mínima importancia delante de la falta de paz en el mundo.
Mis queridos hijos, la promesa es muy grande, por eso el esfuerzo será más grande para que se cumpla el Reino de Dios en los corazones que deben ingresar en la morada del Padre Celestial.
Queridos hijos, quédense a Mi lado y vivifiquen este momento, así como Mi Hijo lo vivió en la Cruz por todos ustedes.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los guía a la Verdad Suprema,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Que hoy reine Mi Paz, que confíes en Dios porque vives lo que está previsto por Dios.
Que tu corazón no se aflija, mas que reconozca la grandeza de todo este misterio.
Que vivas el amor y lo multipliques para que tus más viejas resistencias se derrumben a los pies del Creador.
Que puedas ser libre todos los días de la vida.
Que construyas ahora los nuevos puentes entre la Tierra y el Cielo.
Que se liberen tus miedos y te purifiques en la fe, porque todo lo que hoy te sucede ya fue pensado por Dios.
Que no pierdas la sana alegría, que revivas todos los días la Pasión del Señor como el propósito de redimir la vida.
Que frente a tu vida se abran las puertas del Universo, que seas colmado por Mi Amor y por Mi compasión. Enciende en tu pecho Mi estrella de la Paz, que ella sea el lucero para los que no ven a Dios.
Que a través de ti se simplifique la vida para que los perdidos retornen a Dios. Abraza Mi Corazón dulce, en esta hora, deja que Yo todo lo pueda resolver. Acepta los desafíos. Vive los cambios por amor y con perdón para la humanidad.
Encuentra en Mi mirada la bondadosa Luz del Padre Celestial. El tiempo de tu entrega está cerca, que celebres Conmigo este día porque en nombre de Cristo he venido a darte Sus Gracias y a conquistar tu pequeño corazón.
Confía todos los días en las virtudes de amar cada vez más lo que parece poco feliz para ti. Pues tu alegría nacerá verdaderamente cuando vivas tu cruz con gratitud por todo este proyecto, allí finalmente serás libre de ti.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los guía hacia la Paz,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Queridos hijos:
Cuando oran de verdad las Leyes cambian y el mundo, a pesar de todo, obtiene la Gracia de un tiempo mayor de paz.
Pero la venganza que Mi adversario proyecta, en los corazones ingratos, es el pensamiento recurrente para concretar sus planes contrarios. Esto se desarmará, porque la persistencia de los orantes será más fuerte que toda la crueldad.
El Reino de Dios será visible en el corazón de los simples y así Mi Inmaculado Corazón triunfará.
Sigan el camino de la paz que en este tiempo Yo les traigo, y sean portadores de Mi Amor materno para que, desde sus corazones, sea irradiado al mundo.
Queridos hijos, les traigo la Gracia de despertar a tiempo y de vivir sin miedo el ciclo de vuestra purificación.
Sepan que, a través de vuestra vida y de vuestra consciencia purificada, tendrán la dicha de recibir nuevos impulsos celestiales que reconfigurarán sus vidas y toda la vida planetaria.
¡Ay de aquellos que no escuchan a Dios y que no se purifican!, en verdad muchos se lamentarán por no haber cambiado.
Por eso, acepten la cruz y sigan a Cristo. En Su Corazón piadoso encontrarán la liberación de la materia.
Hijos, sean felices mientras se purifican, todo puede ser ofrecido a Dios sin miedo.
En sus corazones quedan méritos divinos por estar hoy Conmigo.
Derramen amor, derramen verdad, derramen pureza interior de la esencia divina.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los ayuda a caminar en la absoluta fe,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Como la Madre de las vocaciones y como guardiana de los corazones de Cristo, Nuestro Señor, hoy traigo para todos un acto de agradecimiento por responder al llamado de consagración de los Hijos de Dios al Sagrado Corazón de Jesús.
En este día en el que una lluvia de Gracias es derramada sobre el mundo a través de la Luz Infinita de Mi Inmaculado Corazón, esa Gracia, hijos predilectos, es la que hoy los reúne en este oratorio predilecto de vuestra Madre Celeste.
Hoy, delante del Altísimo abran vuestros corazones para que en vuestros espíritus se cultive el don que promoverá la salvación de las almas a través del Amor de Cristo y, especialmente, el reencuentro que cada criatura debe tener con Mi Hijo en este tiempo.
Por eso, Yo los reúno alrededor de la santa mesa del Señor para que, unidos a Mí, ofrezcamos nuevamente este sacramento de la comunión como un acto de reconciliación y de perdón para el mundo entero.
Queridos hijos predilectos, abracen entonces estos dones así como deben abrazar vuestra propia cruz para comenzar a realizar la Obra de Dios en el fin de estos tiempos.
Hijos, saben que Yo soy vuestra Madre y deseo el mayor bien para todos; aprendan en este tiempo a conducir a las almas hasta el océano purísimo del Amor de Cristo, porque de esa manera vuestras consciencias participarán de los comandos de rescate de Cristo durante el tiempo culminante de la tribulación.
Hijos predilectos, hoy son llamados a convertirse en el Corazón y en la Faz Luminosa de Cristo. Son llamados para presentar la evangelización del amor a través de los sacramentos. Son invitados a orar Conmigo todos los días que vendrán.
Es por esta causa que hoy Mi Corazón los acompañará para que den ese paso de fusión íntima con Cristo y con Su legado. Mis pies de luz caminarán a vuestro lado cuando se levanten para ofrecer vuestra vida al Señor.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los conduce a la vida sacerdotal,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
La gran señal marcará un antes y un después en el final de dos ciclos, tiempos que se manifestarán por medio de dos noches diferentes. Los dos días de anochecer señalarán al mundo la llegada, en un tiempo cercano, de un cambio profundo en toda la vida planetaria.
Por eso a partir del 8 de agosto comenzará un nuevo tiempo que estará encuadrado por las definiciones espirituales que la humanidad vivirá.
Cuando los próximos tiempos se muestren con señales en dos diferentes noches, significará que las almas en sus casas deberán estar en oración y en comunión para poder traspasar los últimos ciclos críticos.
Pero antes de que eso termine, la Madre de Dios, la Mujer Vestida de Sol revelará, como señal para el mundo, el momento de unirse para siempre a Dios. Será en esa hora que desde Aurora, como desde otros lugares de la Tierra, esa señal, que será visible para el mundo, podrá ser vista durante los anocheceres del próximo tiempo.
El día 8 de agosto en los últimos años pasados demarcó para todos los tiempos de cambio en los cuales la consciencia planetaria fue cruzando los primeros momentos de transición. La fuerza interior que encenderá los corazones será el fuego de la oración; quien rece en esos momentos con devoción y fe estará invisible y oculto ante las asechanzas del adversario.
Quien en la última hora adore a Mi Hijo estará escondido en el Corazón Espiritual del Supremo Rey. Quien abrace su propia cruz, la cargue y la viva, estará aliviando el peso mayor que tendrá la Ley.
La Aurora de Mi Corazón en los días de agosto mostrará señales internas en los corazones que hayan tenido humilde fe en la Madre del Cielo. El suelo de Aurora será uno de los testigos, y así, el mundo comprenderá tarde que debía haber cambiado.
Los Arcángeles Miguel y Gabriel presenciarán el Juicio de la Tierra, y los ojos sencillos pero humildes los verán como luz en el horizonte mayor. Así, el séptimo sello será abierto por la Mujer Vestida de Sol después de las dos noches del próximo tiempo.
Algunos conocerán esta revelación que está guardada por los ángeles en el cofre bendito del Arca de la Santa Alianza. Esa será la última señal antes de la luna roja, y los caminos de los autoconvocados deberán estar limpios de toda mancha.
El 8 de agosto la Madre de Dios bendecirá a todos, y aquel que reciba esta Gracia con el corazón humilde, reconocerá el sentido interno de la misma. Así los rayos del Inmaculado Corazón mostrarán los siete caminos para que los discípulos de Cristo en redención definan cumplir su compromiso ante el Creador.
La Obra de Dios será entendida y amada por pocos durante los últimos tiempos, y la fe será el escudo contra toda oscuridad. Antes de que la Madre de Dios se recoja en los campos desérticos, un suave aroma a flor de naranjal indicará el momento de un cambio espiritual.
En los días de agosto las almas podrán renovar su misión delante de Dios, el Portal de la Paz será el refugio bendito para los que quieran escuchar a Dios en su interior. En esos días habrá momentos de claridad y entendimiento, ese será el mayor prodigio de la Gracia de Dios, saber qué hacer de la vida y cómo cumplir de corazón con la Voluntad Superior.
Mientras gran parte del mundo está ciego, la Aurora de agosto abrirá sus puertas celestiales para que las almas reciban el don de la redención. Las Gracias más sublimes estarán en los corazones más simples y devotos del Hijo de Dios. Cristo completará en esos días un ciclo interior para todos.
Ciertas puertas se cerrarán para que las almas caminen por medio de un último impulso de luz. Quienes estén vacíos de sí podrán sentir un bienestar incalculable, una paz que restaurará las heridas y un amor que alegrará la vida de quien en verdad entre a Aurora sin expectativas, solo en entrega y en oración.
Los días de agosto serán los últimos momentos de preparación, será en esa hora que los corazones podrán unificarse en el Propósito de Dios. Dichosos de aquellos que no se perderán ni se distraerán por la aparición de las señales del próximo tiempo y que solo buscarán estar en Dios; es lo que bastará para que la Obra esté concretada.
Saludos de Paz y Redención para los más jóvenes del mundo y, especialmente, para los jóvenes de la Nueva Tierra. Si ustedes están con vuestra Madre del Cielo, no dejarán morir la semilla que fue sembrada por la Misericordia.
Sean receptivos a la guía que los acompaña. Sean constructores y colaboradores de la Nueva Humanidad. Sean ejemplo de gratitud, de amor y de Gracia. Sean la flor predilecta en el jardín bendito de Mi Corazón.
Que el corazón de este suelo les recuerde que él será el refugio y la morada para vuestra redención.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los eleva al Reino de Dios en Misericordia y perdón,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más