MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Superar los errores y persistir, hijos, es una forma de crecer humana y espiritualmente.

Cuántas veces sus personalidades, y aun las resistencias de sus almas, los llevan a caer en abismos profundos y oscuros, de donde solo pueden salir a través de la humildad, de la obediencia y cuando abrazan y acogen el desierto.

Cuando una consciencia comete un gran error en el camino espiritual, tiende a querer desistir de todo, porque le es más fácil sucumbir de una vez en el abismo que erguirse con esfuerzo y valentía, con humillaciones y obediencia, yendo en contra de todo lo que antes la engrandecía.

Pero cuando esa consciencia se arrepiente y abraza el camino de retorno al Corazón de Dios, por más doloroso que parezca ser, y coloca sus pies en las huellas de la humildad, de la rendición y de la obediencia, es entonces, hijos, que esta consciencia conocerá verdaderamente el Amor, el Perdón y la Misericordia de Dios.

Es entonces que crecerá como hombre espiritual y forjará en su interior una fortaleza que no es humana, sino divina.

Es entonces que aprenderá que más vale caer y levantarse mil veces que sucumbir en las facilidades de los abismos del mundo, porque estos abismos solo traen sufrimiento y dolor, angustia y pena, mientras que levantarse de ellos trae un crecimiento forjado a fuego que imprime en el alma la unión con Dios. Y por más que los seres sean siempre probados en su camino, esa alma ya sabrá lo que debe hacer al caer y, en cada caída, crecerá más, humana y espiritualmente.

Aprendan de los errores. No se rindan ante las debilidades humanas, sino afírmense en la humildad y en la obediencia, y así seguirán en ascensión al Corazón de Dios.

Tienen Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Acoge con amor y gratitud las pruebas que tu Señor te envía y descubre, a través de cada una de ellas, el camino perfecto para tu cura, tu despertar y tu redención.

A veces, hijo, Dios te da una enfermedad para experimentar y que, a través de ella, vivas una cura espiritual profunda. La enfermedad te muestra la fragilidad de tu ser humano cuando solo está sustentado por fuerzas humanas y en las leyes de este mundo.

Cuando te rindes de corazón y colocas tu vida en las Manos de Aquel que la creó, y que es el único capaz de conducirla con perfección, entonces comprenderás que la enfermedad viene para curarte de ti mismo, para vencer tus resistencias más profundas, para colocarte delante de Dios, tal como un frágil cordero en los Brazos de su Pastor.

Percibe la enfermedad como la advertencia que proviene del Cielo y que te llama a profundizar en tu entrega y resignación a Dios, en tu rendición delante de Su Voluntad, para que comprendas que Él es el único capaz de guiar tus pasos.

Mientras tú tienes fuerzas, Él tiene Poder.

Mientras tienes conocimientos, Él tiene Sabiduría.

Mientras tú buscas una verdad, Él es la Verdad.

Por eso, hijo, permanece delante de Dios en tu interior, para agradecer cuando Él busca abrir tus ojos, revelándote tu fragilidad.

Profundiza en el sentido de la entrega, de la rendición y de la obediencia. Profundiza en el sentido de la fe, de la gratitud y de la humildad ante Dios; porque de esa forma, tu enfermedad será curadora para ti y tu espíritu se liberará.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Si tu corazón está cansado interiormente, si tu mente está cansada de resistir, si tus cuerpos están cansados de sustentarse a sí mismos y a este mundo, hijo, llegó el momento de rendirte a Dios.

Si tu espíritu es tentado, si tu alma está en agonía, si la soledad se aproxima y, aun rodeado de amigos, es su silencio el que habla más alto en tu interior, hijo, es porque llegó el momento de rendirte a Dios.

La Pasión planetaria comienza con la tentación.

Antes de entregar todo por amor, tu Señor ya cargaba espiritualmente el peso del mundo y, venciendo a las tentaciones internas con la revelación de Su Fe inquebrantable, venció, entonces, a Sus resistencias más humanas al sudar Sangre y, en ella, al miedo de toda la humanidad de vivir la entrega y el sacrificio por un amor sin recompensas. 

Una vez más te digo, hijo Mío, medita en la Cruz de tu Señor y crea un vínculo profundo con Él. 

Porque cuando el Verbo Divino se silencie, cuando las estrellas se oculten en el cielo y hasta aun tu universo interior esté oscuro, como una noche sin luna, solo el poder de la memoria de la Pasión de Cristo es lo que inspirará a tu alma. Es tu unión profunda con Él y la meta de imitar Sus pasos lo que te permitirá seguir adelante.

Es tan poco lo que padeces, hijo Mío, pesar engrandecido por las tentaciones del mundo, los asedios de estos tiempos. Pero te digo que mucho mayor es el Amor y el Poder de Dios dentro de ti.

Arriésgate a descubrirlo; entrégate para vivirlo.

No permanezcas en el cansancio o en la agonía, sino bebe del Cáliz divino que parece ofrecerte dolor, pero que, en verdad, te ofrece el Amor infinito.

Tienes Mi bendición para esto.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Permanece en el desierto como Madre Teresa de Calcuta que, a pesar de estar en el vacío y en la soledad, supo encontrar al Señor en sus semejantes.

Todo cuanto buscaba, como compensación interna, se desvaneció. Su fe se fortaleció y se consolidó con tan solo cumplir la Voluntad de Dios y consolar a los pobres en el cuerpo y en el espíritu.

Fue de esta forma que Madre Teresa encontró a Dios y se fundió en Él, aunque no lo percibiera enteramente.

Permanece en el desierto como la Madre Teresa de Calcuta, fortaleciendo el propio interior, no en el mundo sensible y en la unión mística con Dios, sino en la fe palpable y en la superación constante, comprobando y experimentando la Presencia de Dios en los que más necesitan, siendo nada para el mundo y para sí mismo, y todo para Dios, todo para el Corazón del Redentor, que palpitaba cansado dentro de los pobres y de los oprimidos, dentro de los solitarios y de los perdidos. 

Busca, hijo, vivir tu desierto consolidando tu fe. Sabe que cada desierto trae consigo un salto al infinito, y esto sucede de muchas formas.

Si tienes sed de sensaciones y de experiencias internas, sed de realizarte y de ver a Dios y, aun así, Él te mantiene en el vacío, descubre que tal vez la Voluntad del Señor sea revelarse para ti en donde menos lo esperas, en aquel espacio en donde a tu amor le cuesta llegar, en donde tus resistencias bloquean tus pasos y no te permiten entrar, en donde tus flaquezas te impiden descubrir la necesidad de amor. Allí está Dios, esperando por ti.

Deja en el desierto tus deseos y aspiraciones, tus necesidades, tus ansías más profundas. Y cuando no tengas nada, el Creador te mostrará en dónde Él está escondido, llamando por ti, buscando tu mirada, tu fe, tu corazón.

Quién sabe, hijo, si tu desierto será el desierto de la Madre Teresa de Calcuta, en donde Dios se revela de afuera hacia adentro y de adentro del prójimo hacia dentro de ti.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO DURANTE EL VIAJE DESDE LA CIUDAD DE SANTA MARÍA, RIO GRANDE DO SUL, BRASIL, HACIA EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Entrega tu corazón y tu vida en las Manos de Dios, para que tu sufrimiento interior termine.

Deja que los rayos que descienden del Cielo para la definición de los seres no causen dolor en ti, sino que te liberen de tus resistencias, de los muros de piedra que te separan de lo que eres, que te impiden llegar a Dios. 

Deja que se quiebren las barreras de la resistencia; deja que se renueven tus fuerzas y tu amor por el Plan de Dios.

Todas las oportunidades para la ascensión y la iluminación de la consciencia se encuentran en tu día a día; la llave está en tu actitud frente a los acontecimientos, a las pruebas y a las necesidades que te llevan a la superación. 

Tus pies ya no están en el calvario de este mundo, por eso no detengas tus pasos, sino abraza la cruz que te fue dada, con paz en tu corazón.

Recuerda el abrazo de tu Señor a la madera, cuando la cruz de tu redención pesó sobre Él, y hoy que eres llamado a imitar Sus pasos y dar todo de ti por amor, haz lo mismo: abraza la cruz, por la redención de los ciegos de espíritu y por los duros de corazón, por los indiferentes e ignorantes, por los que no recibieron Misericordia porque creyeron que su estado de miseria era el tesoro de sus vidas. 

Cuando abraces la cruz, desde Cielo vendrá el auxilio para que puedas cargarla.

Cuando abraces la cruz, vivirás la revelación del Amor de Dios en Cristo.

Cuando hubieres consumado tu entrega en la cruz de estos tiempos, verás el Amor de Dios renovarse en ti.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

A veces, al llevar la paz al mundo pierdes la paz en tu interior, porque el sacrificio y la entrega constantes hacen que emerjan tus resistencias más ocultas, hacen que tu condición más retrógrada salga a la luz y sea liberada inconscientemente de tu mundo interior. Eso, hijo, también es parte del servicio que prestas a la humanidad y a este planeta en el nombre de Cristo.

La paz interior debe ser conquistada todos los días. La unión con Dios debe ser construida y reconstruida a cada instante. En estos tiempos, en los que la humanidad está en el centro de una batalla que define la evolución de toda la Creación Divina, todos los días las consciencias son blancos de los estímulos incansables de la vida de ilusión para que no avancen en su despertar, para que no profundicen en su unión con Dios, sino para que retrocedan o al menos se estanquen en el punto en el que están.

Por eso, hijo, observa con calma este momento, sé consciente de que las pruebas de este tiempo son desconocidas para toda la Creación y, todos los días siempre que puedas, recuerda el propósito de tu vida y de tu consagración. Reconstruye, poco a poco, tu vínculo con Dios y no dejes de intentar llegar al Padre. Mantén un diálogo con Él en tu interior, una confesión sincera de tus debilidades, no para reafirmarlas, sino para transformarlas y liberarlas de tu corazón.

Siente que la confesión con Dios limpia tu corazón y que comienzas a retornar al Padre, sintiéndote digno de Su Presencia. Haz esto todos los días. Haz esto siempre que lo recuerdes.

Piensa en el espejo de tu corazón y únelo a los Espejos del Cosmos con un simple pensamiento. Piensa en la Esencia de Dios y siente que Ella está en ti. Piensa en la vida superior, en la vida universal, y siente como ella te aguarda.

Renueva tus fuerzas en las pequeñas cosas, porque es también allí en donde el enemigo va minando tu evolución y tu unión con Dios.

Ora y reencuentra la paz todos los días.

Tienes Mi bendición para eso.

Tu Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Aprendiendo a rendir el corazón

La humanidad, hijos, aún está aprendiendo a rendir el corazón a Dios. Algunos se rinden porque no tienen otro camino ni otras opciones; otros se rinden por todo lo que ya sufrieron; y unos pocos se rinden por amor, porque no fueron vencidos ni por su inercia ni por el sufrimiento de la vida, sino por el Amor de Dios. Esta rendición es la que el Señor los llama a vivir.

Cuando Cristo les dice: "Ríndanse a Mi", no se refiere a seguir Su camino por no tener otras opciones, por miedo o por inseguridad; no se refiere a escoger Su camino porque ya sufrieron lo suficiente como para no querer buscar otra cosa que no sea la paz. Cristo se refiere a comprender el verdadero sentido de la vida, a saber que están en la Tierra por un propósito superior que es la renovación del Amor de Dios.

Sabiendo y teniendo fe en ese Amor, que destituye de sus vidas todas las potestades humanas, es que ustedes comenzarán a rendirse verdadera y espiritualmente a Cristo.

La rendición es una decisión interior que nace del descubrimiento del Amor de Dios y del ansia de vivir en ese Amor y por ese Amor, para siempre.

Cuando un ser se rinde al Amor de Dios comprende todas las cosas como vehículos para llegar a él: las dificultades, las pruebas, las humillaciones, el vencer las resistencias, la constante profundización de la entrega; todo se torna un vehículo para renovar el Amor del Padre, porque todo es parte de Su Plan y llega a la vida de Sus hijos y servidores para conducirlos al Propósito Mayor, a la Voluntad Divina.

Por eso, hijos, en este tiempo, ríndanse a Dios de corazón y sin miedo, confiando en Su Gracia y en Su inconmensurable Amor. Dejen que el Padre les dé a conocer ese Amor, delante del cual todo se torna pequeño, todo pierde su valor y su sentido; y ríndanse a él.  Descubrirán, así, que no hay nada más maravilloso, en la evolución de los seres que ser inundado y colmado por Dios, porque fueron creados para eso, fueron creados para amar.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:

Cuando el alma agoniza y se remueve por dentro buscando algo que no encuentra, da gracias a Dios y solo deja que Su renovación llegue a tu espíritu.

No resistas, no desistas y no te entristezcas por algo que, en verdad, debe traerte paz, porque significa que tu interior se está disponiendo a la transformación.

Cuando el alma grita en el corazón de aquel que intenta seguir la Voluntad de Dios y que a ella entregó su vida, es señal de que un cambio y una renovación son necesarias. Y ese cambio proviene de la propia Voluntad Divina; a ti te cabrá no resistir, no desistir y no entristecerte por algo que, en verdad, debe traerte paz.

En realidad, lo que sientes como una agonía interior es tu alma alzando la voz más allá de los aspectos de tu cuerpo, de tu mente y de tus sentimientos.

Escucha, entonces, esa voz que quiere hacerse oír y deja que ella se exprese antes de que tu alma se canse de gritar en tu mundo interior por un nuevo paso, un nuevo ciclo, un nuevo ser.

Escucha la voz que se alza desde tu alma y deja que ella se exprese como sienta; que sea un canto, una oración o incluso un llanto que expresa la libertad del alma de manifestarse, y que todo eso, tu canto, tu oración y tu llanto sean los impulsos de un nuevo ciclo y de una nueva etapa en tu vida.

Que no grite tu alma sin ser escuchada; que no le cierre tu mente la ventana al alma, ocultando nuevamente lo que se remueve en tu mundo interior.

Así como grita el alma del planeta para ser escuchada por los corazones de los hombres, también gritan y se agitan dentro de los hombres sus propias almas.

La vida es un espejo de sí misma en diferentes proporciones; por eso hoy te digo: escucha la voz de tu alma para que un día sepas escuchar el alma de este planeta, y que ninguna voz interior se alce en vano.

Dios habla a través de las almas y de los espíritus de los seres, y es Él quien los llama a un nuevo ciclo, que no necesita ser grande, sino que necesita ser nuevo; trayendo consigo aquello que ya sabes que debes ser y que aún no eres, no porque sea imposible, sino porque te vuelves sordo ante la voz que grita en tu interior.

Sin miedo, escucha lo que te lleva hacia ese nuevo tiempo; así podrás ser uno, en la multitud de este mundo, capaz de oír el alma del planeta y guiar a tus hermanos según aquello que Dios habla a través de la voz del corazón de la Tierra.

No sientas que lo que te digo es un misterio, porque ya no lo es. Solo escucha esta voz en tu interior y síguela.

Tienes Mi bendición para eso.

Tu Padre y Compañero,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

El Arte de ser humilde para llegar a Dios y a Sus Misterios

Ser humilde, hijos, a pesar de ser simple, no es algo fácil para la condición humana.

La humanidad aprendió, a lo largo de su evolución en la Tierra, a ambicionar siempre algo: conocimientos, bienes materiales y dones que engrandecieran la propia consciencia y la autoafirmaran.

El hombre, hasta hoy, a pesar de los ejemplos que recibió, aún no aprendió a amar la esencia de la vida en la Tierra.

No les digo que él no la conozca, porque sí, la conoce y sabe que la Voluntad de Dios se expresó en Su Hijo y que Su ejemplo fue como una barca que remó contra la corriente de la condición humana y le demostró que los esfuerzos de la humanidad estaban yendo por el camino contrario a su verdadera evolución.

A pesar de saber la esencia del propósito de su existencia, la humanidad no ama a este propósito más que a sí misma, y allí radican todas las raíces de las resistencias y dificultades para manifestar verdaderamente ese propósito.

Amar la Voluntad de Dios más que a sí mismo es lanzarse en un abismo en donde el control propio no existe, en donde las propias ideas y voluntades son siempre una opción mas no una verdad.

No les digo que ser humilde es ser indiferente, no pensar, no opinar, no participar de la vida con discernimiento propio.

La humildad está en saber que siempre hay una verdad que trasciende las capacidades humanas de pensar, saber y discernir.

Siempre hay una verdad que está más allá de lo que los seres pueden saber y el camino es la búsqueda constante, el eterno intento de encontrar el camino correcto, pero siempre dispuestos a ser corregidos e iluminados para salir de la ignorancia y de la equivocación.

La humildad es la consciencia de que por más que actúen, piensen y sientan lo mejor que pueden, siempre habrá algo más, una realidad que trasciende sus posibilidades, y que, por sí mismos, siempre tendrán grados de ignorancia que serán colmados en la medida en que se permitan ser corregidos, se abran para aprender y reconozcan que cada ser recibe una parte del Conocimiento Divino y que pueden aprender y dejarse complementar con todos.

No hay nadie sobre la Tierra que sea portador de una sabiduría absoluta.

El gran misterio de Dios es que Su Legado se repartió entre todos Sus hijos y, desde los más miserables a los más santos, todos tienen una pieza para completar el cuadro de la plenitud.

Reconozcan, entonces, la propia ignorancia y dejen que sus seres ingresen en un nuevo ciclo de mayor humildad, porque dispuestos a aprender podrán enseñarle al mundo, en silencio, y valdrá más el propio ejemplo que mil sermones y palabras dichas sin vida.

La vanidad no se oculta y no se silencia por más que sus bocas estén cerradas y las mentiras circulen por sus pensamientos.

Todo está visible.

Solo sean puros en lo que hacen, piensan y sienten.

Busquen la consciencia de que no saben nada y podrán estar verdaderamente aptos, no solo para escuchar las Palabras que provienen de Dios, sino también para vivirlas. Y ya no las guardarán en sus libros o en sus mentes, sino que las escribirán con sus propias vidas en la historia de la redención humana.

Yo los amo y los llamo a un nuevo y verdadero ciclo de vacío de sí y de entrega absoluta.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

El crecimiento humano muchas veces es difícil y doloroso. Cruzar tantas etapas de maduración física, emocional y mental requiere el esfuerzo y el empeño de quien las vive.

El crecimiento espiritual es semejante al crecimiento humano: los seres viven diferentes ciclos evolutivos que demandan de sus consciencias una madurez cada vez más profunda y consolidada.

En la vida humana física, el ser que crece va asumiendo cada vez más su papel en la sociedad y se responsabiliza de su sustentación y de la construcción de su futuro. En la vida espiritual, el ser que crece y madura va asumiendo su responsabilidad ante el Plan de Dios y se reconoce responsable, no solo de su evolución, sino también de la evolución de toda la humanidad, del planeta y, en consecuencia, del universo.

Este último ciclo evolutivo del despertar de los nuevos soles marca el umbral entre el viejo y el nuevo hombre. Será la hora, hijos, de cruzar espiritualmente ese umbral y de enfrentar los cambios que eso ocasionará en sus vidas; enfrentar las resistencias y los obstáculos impuestos por ustedes mismos a esa maduración, así como lo hace un joven que está en transición hacia la vida adulta y, muchas veces, se resiste a dar ese paso.

Muchos quieren vivir la vida espiritual, aspiran a conocer la verdad sobre sí mismos, sobre este mundo y sobre muchos otros; pero lo que deben comprender ahora, hijos, es que ese paso en la vida espiritual que les permite conocer la verdad sobre toda la existencia genera un compromiso que requiere cierto esfuerzo y transformación.

Eso es lo que sucede con muchos jóvenes que quieren vivir solos, tener la propia casa y el propio empleo, pero que no comprenden que la vida independiente les exigirá un crecimiento mental y emocional inmediato.

No correspondería que consciencias con determinado grado de instrucción no tuvieran el mismo grado de compromiso consciente con el Plan de Dios. Esta, hijos, es la Ley de los universos, de la vida, de la Creación.

Para que nuevos mundos se revelen frente a sus ojos, deberán madurar espiritualmente. Y como ahora el cambio de los tiempos es urgente, y la verdad surge hasta para los que no la quieren ver, la propia condición del planeta exigirá a todos un crecimiento espiritual inmediato y concreto.

Este crecimiento no es más que una transformación verdadera en la consciencia, una respuesta al Creador, con ejemplos diarios de que ustedes comprenden los tiempos en que viven y su responsabilidad en el Plan de Dios.

Hijos, les digo estas cosas porque ya estamos en la última hora, y no leerán más tantas hojas de instrucciones como antes, porque todo ya fue dicho y es hora de ponerlo en práctica.

Por el crecimiento espiritual de la humanidad,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En tiempos de batalla para la mente, para el cuerpo y para el espíritu, mantén el corazón en paz.

Aférrate al propósito de estos tiempos y no tanto a las tribulaciones que perturban tu ser, dentro y fuera de ti.

Si no consigues orar, simplemente une tu corazón a Dios y pide Su auxilio. Como soldado de Su ejército de amor, el Señor jamás te negará la debida ayuda.

Sin embargo, poco a poco, conversa con tus cuerpos, con la vida que habita en tu consciencia y que se expresa de diferentes formas, porque los tiempos son otros y la propia densidad de la atmósfera planetaria buscará de ti el espíritu de la permanente trascendencia.

Solo no te rindas. Sé un poco más valiente y decidido a vencerte a ti mismo y a las energías que circundan tu consciencia, porque dentro y fuera de ti existirán resistencias para no permitir que seas un triunfo de Cristo en el mundo.

No permitas que tu consciencia sea instrumento de desunión. Valora siempre tu unidad con Dios y con tus hermanos y la de todos con el Propósito del Creador.

Deberás aprender a encontrar dentro de ti aires puros para respirar y nutrir tu alma y tu espíritu, porque existirán días en los cuales no encontrarás ningún aliento en lo que te rodea. Por eso, construye hoy  el camino de unión con tu mundo interior.

Allí se encuentran los códigos dejados por Dios en tantas veces que Él vino a tu encuentro. Allí encontrarás la paz.

Por la profundización interior de todos los seres,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando la Voluntad de Dios se expresa en el universo, todas las estrellas y todas las consciencias evolutivas se unen al Propósito Divino. Son las Leyes de la Obediencia y de la Unidad, que  reinan entre los mundos confederados, que permiten la disolución de todo lo que obstaculiza la Voluntad Superior. 

Para que la Voluntad de Dios se manifieste en la Tierra, así como es en el universo, aquellas consciencias que responden al Plan y lo aman por encima de todas las cosas, incluso más que a sí mismas, deben unirse a ese Propósito bajo el espíritu del amor y de la fraternidad. El triunfo de Dios es una ley; sin embargo, las criaturas que habitan en este mundo, así como en todos los otros, necesitan adherirse al Propósito Divino y dar muestras de su adhesión, no solamente con el verbo, sino también con las acciones y con el esfuerzo consciente para vivir la propia transformación.

Un nuevo ciclo se precipita sobre el mundo; es la Voluntad de Dios que se manifestará. El Señor ya dio Su ultimátum sobre el Plan de la Tierra y pide definiciones claras a los espíritus
encarnados en ella.

Los seres reconocen, internamente, la necesidad de un cambio inminente y completo; aunque reconocer esa necesidad no es suficiente, porque se necesitan manifestaciones concretas de espíritus en evolución, ejemplos que puedan servir de guía para los que despertarán en el último segundo, antes de perder por completo la evolución.

El ciclo que se iniciará en este mes de diciembre tendrá como finalidad dar un último gran impulso a las consciencias encarnadas, a las almas que se perdieron en los abismos planetarios,así como también a los Reinos de la Naturaleza.

El Creador hará descender Su Potencia Solar como una señal, que dará a las consciencias de todas las criaturas del planeta, de que está entregando lo mejor que hay en el universo como regencia y guía para todos, para que, así, ustedes también sean impulsados a entregarlo todo.  

Ese movimiento universal generará resistencias en su concreción, dentro y fuera de los seres; sin embargo, aunque pocos afirmen su entrega y adhesión al cumplimiento del Plan y a su inmediata autopurificación para que él sea una realidad, este será el permiso que el Creador necesita para actuar plenamente en toda la consciencia planetaria.

Ahora, más que nunca, ustedes necesitarán desarrollar el espíritu de la fe y colocar en práctica la fraternidad y la unidad entre los seres, algo que fueron aprendiendo en los últimos tiempos.

La oscuridad resistirá, pero de la persistencia nacerá el amor, principio del triunfo del Creador en el corazón humano.

Más que contar con su fortaleza interior, afiancen la unidad entre los espíritus congregados para cumplir esta misión. Recuerden lo que les digo, porque la unidad es primordial en todo el universo para que se cumpla el Propósito de Dios. En donde haya unidad, ahí estará el Espíritu Divino.

Les dejo Mi paz y Mi bendición paternal para los tiempos que llegaron al mundo.

Sus acciones de hoy, de ahora, les indicarán los pasos para el instante siguiente de sus vidas. Es hora de despertar al momento presente y escribir con el corazón la propia historia, la historia de la humanidad y, en consecuencia, la historia de este universo.

Su compañero e instructor de siempre,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Alivia el corazón humano, libertando tu corazón de toda la angustia que lo separa de Dios.

Alivia el corazón humano, que es el Corazón de Dios, perdonando y curando las heridas que la ilusión del mundo causó en su pecho.

Alivia el corazón humano y, en consecuencia, a toda la Creación, cumpliendo los Principios de Dios para ti.

Cura los males del cuerpo con el bálsamo del espíritu; vive en el espíritu de la paz.

Queridos compañeros, no le teman a la libertad del espíritu; aquella que encuentran cuando ya no cargan su peso ni las  cargas humanas que les impiden caminar.

Vengo al mundo como portador de la libertad celestial. Vengo a la llave de una nueva puerta, para que la crucen y salgan de la vieja existencia, del viejo hombre.

Sería simple, para todos los seres humanos, encontrar a Dios y sumergirse en la profundidad de Su Sacratísimo Corazón, si venciesen las barreras del orgullo y del temor de perderse a sí mismos.

Estoy aquí para hacerles comprender una realidad superior para que ingresen, en consciencia, en una vida mayor, verdadera. 

Les pido que curen los rencores humanos como forma de aprender cuán simple es dejar emerger el amor en el propio corazón; que comprendan que ese potencial de amor siempre estará latente en el corazón de todos los seres. Y ahora, ese amor debe verterse no solo sobre los individuos, sino también sobre toda la Creación.

Para aprender a amar al Todo, deben aprender a amar todo y, para eso, necesitan dejar de lado el miedo que les impide descubrir la grandeza del verdadero amor que habita en todos ustedes.

Cuando se dispongan a aprender y a transformarse, Mi Casto Corazón los conducirá, les mostrará los caminos y les indicará los pasos que deben seguir.

Después de que den ciertos pasos, comprenderán la verdadera esencia de Mi enseñanza y podrán vislumbrar hacia dónde Yo los conduzco en este tiempo.

Yo los acompañaré hoy y siempre.

San José Castísimo, siervo de Dios

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando un alma ora de corazón, crea las condiciones para la aproximación del espíritu. Cuando él está despierto, permite que leyes superiores permeen la materia y conduzcan los acontecimientos de la vida de acuerdo con principios divinos y universales, que responden a la Voluntad de Dios.

Solo cuando un ser se abre para la vida espiritual y despierta la fe en lo que no puede ver con sus ojos físicos, todo aquello que es una realidad en el cosmos puede hacerse sentir en su corazón. 

Cuando el alma despierta es que la personalidad siente la imperiosa necesidad de descubrir lo que está más allá de la vida material. Es el alma quien hace que la mente y las emociones no estén conformes con la vida de superficie y, así, dispone los cuerpos tridimensionales para una búsqueda superior.

Mientras ustedes aprenden y crecen en espíritu, el alma lucha constantemente con los aspectos que aún están muy arraigados en las tendencias de la vida material planetaria. Por esta razón es que, al mismo tiempo en que aspiran a lanzarse al abismo de la Voluntad Divina y entregarse al misterio que es vivir bajo esa Voluntad, otra parte del ser duda de la existencia de ese abismo, de la posibilidad de vivir la Voluntad de Dios y, según las propias resistencias, ustedes pueden dudar, incluso de la Existencia Divina.

Cuando el espíritu se aproxima a la materia, el alma se fortalece y sus convicciones se convierten en la verdad que rige la vida. Las dudas y los cuestionamientos no dejarán de existir, porque en cuanto estén en el mundo siempre habrá algún aspecto que purificar; aspecto que no quiere sacrificarse y que prefiere mantenerse en la vida común de las gratificaciones y los placeres mundanos. Pero será como un adulto que vive como un niño reclamando, a veces más, a veces menos, al demandar atención para hacer su voluntad.

¿Por qué les digo esto?

Porque ustedes necesitan dejar de darle tanta atención al niño dentro de ustedes que no quiere crecer; deben comenzar a actuar con la consciencia del espíritu, con el adulto espiritual que comprende la realidad planetaria y que está dispuesto a vivir según los designios superiores, sin importarle las circunstancias.

Muchos niños internos están disfrazados de grandes héroes, porque están totalmente dispuestos a cambiar el mundo, siempre y cuando protagonicen grandes papeles en el fin de los tiempos. Sin embargo, cuando se habla de transformarse por medio de las pequeñas cosas de la vida, ya no le dan tanta importancia y piensan, por ejemplo: “¿Para qué aceptar humillaciones, vivir en obediencia, silencio y sacrificio, cuando puedo realizar un gran servicio en África?”.

Sepan, Mis queridos, que les hablo a sus corazones. Sin embargo, hoy les hablo sobre todo a sus consciencias, porque llegó el tiempo de comprender que la única salida, para que la humanidad no sea un proyecto muerto en la memoria de la Creación, es que cada uno asuma la propia transformación y viva en sí los Principios de Dios, depositando en la consciencia humana los códigos de una raza redimida.

Si no redescubren la vida del espíritu y no se dejan transformar por el poder de la oración, jamás descubrirán que la salvación y la redención de las almas del mundo entero dependen de cada uno.

Nuevamente les digo que permitan que la prioridad de sus vidas sea la oración por el planeta, el servicio y el amor que todo lo transforma.

Yo los amo y los guío en los pequeños detalles, para que sus consciencias despierten a la vida superior.

Oren y transfórmense. Imiten a Cristo todos los días, sigan Sus Pasos. El mundo necesita que así sea.

Su amado padre y compañero,

San José

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Santifiquen sus vidas, adorando al Dios Vivo que habita en todo lo que fue creado.

En la esencia del acto de adorar, puramente interior, encontrarán el verdadero sentido del servicio y de la caridad, que es la búsqueda de la unidad con el Dios existente en todas las cosas.

En un pasado lejano, los seres humanos reconocían lo sagrado como algo más natural y podían sentirlo como parte de sus  vidas. Hoy en día, enseñarles a reverenciar y a adorar a Dios, internamente, es como ofrecerles un gran desafío.

En Jerusalén, como en todo el Oriente, muchos pasaron la vida entera buscando al Salvador y esperando al Mesías, creyendo que vivían y respiraban solo para encontrarlo.

Sin embargo, cuando estuvieron delante de Él, no lo aceptaron y negaron la Humildad de Dios, que era el símbolo purísimo de Su manifestación entre los hombres.

No corran el riesgo de repetir lo mismo que la humanidad de tiempo atrás vivió. Ella creía que buscaba a Dios y que vivía para Él y, sin embargo, nunca creyó en la autenticidad de su búsqueda y menos aún de su meta. Recibía la enseñanza como algo sagrado, pero solo para mantenerse en la teoría y organizar la vida social y éticamente, de manera de poder vivir con un poco más de paz en tiempos de tantas guerras, conflictos y de búsqueda incesante de poder.

Que las palabras de los Mensajeros Divinos, hoy sagradas para muchos, no sean solo bellas teorías, sino que los torne más pacíficos delante del común de la sociedad en que viven.

Destierren de su interior la duda oculta sobre la veracidad de la enseñanza y no permitan que el inconsciente de la humanidad los haga creer que Cristo nunca regresará, porque, si ustedes reflexionan y buscan en lo profundo de la inconsciencia, encontrarán en ustedes muchos aspectos que niegan la existencia de Dios y de Su Plan, como también del retorno de Su Hijo. Esos son los resquicios de una humanidad degradada que, hace más de dos mil años, no creyó en la encarnación del Mesías.

Abran los ojos y purifíquense. Caminen verdaderamente hacia la transformación, para que así no sean sorprendidos por sí mismos en un futuro próximo.

Yo los amo y los conduzco hacia la transparencia interior, para que se conozcan a sí mismos y destierren el viejo ser.

San José Castísimo, fiel guardián del retorno de Cristo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La esencia del silencio es, en verdad, el acto de silenciar las propias aspiraciones. Aquí se encuentra la clave para la ascensión tanto del espíritu como de la materia.

Mientras cada uno de los diferentes aspectos del ser busque la propia satisfacción y conquista, ustedes jamás conseguirán cumplir con perfección la meta espiritual de sus almas y de sus espíritus.

En estos tiempos de purificación, dispónganse interna y conscientemente a purificar las intenciones más profundas de todos los aspectos que componen su ser.

Construyan con la oración una fortaleza que soporte, con amor, serenidad y paciencia, el encontrar las mil resistencias que surgirán del inconsciente.  Dispónganse a conocer la raíz de todos los movimientos que no consiguen transformar y, con mucha calma, iluminen, con el poder del verbo que se eleva a Dios, esos espacios de la consciencia.

La oración es la llave de muchas puertas, no solamente para la salvación de las almas, sino también para prepararlos para todo lo que deberán vivir dentro y fuera de sí, en un futuro próximo.

Si oran de corazón y se disponen a la transformación, todo les será posible. No les digo que sea algo fácil de vivir, porque la peor batalla es la que se vive consigo mismo; sin embargo, no será imposible y, con un poco de valentía y persistencia, estarán aptos para vivir batallas mayores y ayudar a otros que aún no comenzaron a recorrer el camino del espíritu.

En tanto no purifiquen las intenciones, todas las virtudes que viven son pasajeras, como el silencio, la humildad, la caridad y aun la fraternidad, porque en el fondo de todo esto habrá siempre una intención propia que debe ser purificada.

Cuando descubran las raíces de las propias imperfecciones, podrán actuar, sentir y respirar siempre para Dios y en función de Su Plan. Es a partir de ahí que todo lo que hagan se tornará verdadero y las semillas de una Nueva Raza, que obedecen plenamente a Dios, comenzarán a germinar en el mundo.

Por esta razón, Yo los animo a no alarmarse con lo que encuentren en sí mismos. Al contrario, den gracias al descubrir un aspecto imperfecto, porque irán un paso adelante en la manifestación de la Nueva Raza.

Aprendan a vivir la propia transformación con mucha simplicidad y sin grandes angustias, como quien cura una gran herida, limpiándola todos los días. Y aunque sientan dolor o, a veces, exhale un mal olor o pase por una inflamación, en algún momento la herida cicatrizará. Cuanto más paz y cuidado hubiere, más rápido el propio cuerpo, fortalecido por el poder de la oración, la cicatrizará.

Yo los bendigo y los conduzco al descubrimiento de sí mismos y a la pacificación interior ante cualquier circunstancia de la vida.

San José Castísimo, siervo paciente y humilde de Dios

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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