APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO, EN EL CENTRO MARIANO FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, CON MOTIVO DEL SAGRADO LLAMADO

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Delante de lo que sucede en el mundo, Dios está en silencio y, una vez más, Él envía a Su Hijo para ayudar a los que más necesitan y, especialmente, a los que atraviesan las guerras, la esclavitud y el tráfico de personas.

Hoy, su Maestro y Señor se encuentra en los planos internos en esos lugares y se sirve de este potente canal de Luz del Centro Mariano de Figueira para poder llevarles a las almas que más necesitan el consuelo y la paz, el amor y la esperanza, que, entre hermanos de una misma humanidad y planeta, son disueltos a través de las guerras y conflictos.

Vean ahora Mi Corazón Espinado, horriblemente ultrajado por los que son impunes y no aceptan vivir la Ley de Dios, por aquellos que someten a sus hermanos de las naciones y de los pueblos. Yo vengo por todos ellos. Vengo por el último y por el más perdido, porque todos son rescatables para Mi Corazón, aunque en las apariencias parezca imposible.

En este tercer impulso que hoy les traigo, no solo los preparo para la próxima Sagrada Semana, sino también los preparo para asumir con responsabilidad el Plan de Dios, para que sepan que ahora lo más importante es que cada una de sus vidas esté confirmada a Mí, porque ya no tengo recursos para justificar los errores del mundo.

Por eso, necesito de almas decididas y definidas. Necesito de almas que se ofrezcan a ser víctimas de Mi Amor y que no solo se dejen traspasar por Mi Amor, sino también por Mi Voluntad, porque será a través de los pequeños grupos de almas que Su Maestro y Señor llevará adelante Su Retorno al mundo.

Por eso, en este momento, Yo necesito que sean valientes, que asuman Conmigo lo que hay que asumir y soportar. No hablo de algo externo, sino de algo profundo, en donde Su Maestro y Señor trabaja por las almas y por las esencias, por todos aquellos que necesitan de una oportunidad.

Esa debería ser su regla: que trabajen para  Mí, que Me sirvan y que se entreguen a Mi Corazón, para que en este momento agudo del planeta en donde todo está permitido, las almas tengan una oportunidad, así como ustedes la tuvieron Conmigo desde el principio que los convoqué a estar a Mi lado.

Para eso, los invito a ofrecer cada una de sus pruebas, cada uno de sus desiertos, hasta cada una de sus incomodidades, por una sola razón: para que Su Maestro y Señor, ante el Padre Eterno, tenga cómo justificar los graves pecados de la humanidad, para que esta situación del fin de los tiempos no se vuelva incontrolable e insostenible, sino que a través de pequeños grupos de almas, de almas que se postulen a ser víctimas de Mi Amor, una vez más, Yo pueda interceder por el mundo de la misma forma que intercedí hace dos mil años atrás.

Tomen como ejemplo lo que pasó hace dos mil años atrás con la humanidad y en el punto en el que la humanidad se encontraba, no solo desde el punto de vista material, sino también espiritual.

Ahora, la humanidad está en una situación más grave y compleja, y el Espinado Corazón de Su Maestro y Señor necesita de almas valientes y dispuestas a soportar la cruz de este mundo, una cruz invisible, imperceptible y silenciosa, que solo se sostiene por amor, para que los que están condenados y perdidos tengan una última oportunidad.

Por eso, les pedí hasta hace poco tiempo que tuvieran el corazón pronto. Esto no es una poesía, es una afirmación de una consciencia que es responsable en Cristo y por Cristo, de una consciencia que tiene la sabiduría y el discernimiento para darse cuenta de que la humanidad se está precipitando rápidamente y que muchas de las situaciones, que hoy suceden en el mundo y en las naciones, son creadas por la propia humanidad, por aquellos que son impunes y que creen tener el poder por encima de Dios.

Sé que muchos se han preguntado en estos tiempos, ante una guerra como la de Ucrania, ante una guerra como la de Yemen, la guerra de Etiopía o la de la ultrajada Siria, ¿dónde está el Poder de Dios para derrotar a esos hombres impíos?

Aquí, Dios no desafía a nadie, Dios no ostenta nada ante nadie, sino no sería Dios. Es un Padre de Amor y de Misericordia, que a través de estos dos atributos Él traza la Justicia para el mundo en la hora cierta y en el momento oportuno.

Por eso, todo lo que hoy sucede en el mundo algún día terminará. Ustedes, como Mis apóstoles y compañeros confirmados, deben seguir orando con fervor y no permitir que su oración se enfríe o hasta se desvanezca; porque, en este momento, la unión de las almas a través del verbo orante es imprescindible para todo lo que sucederá.

Tengan confianza y fe en todo lo que les estoy diciendo, comprendan que no les puedo decir más que esto, porque la Voluntad de Dios solo es conocida por el propio Dios, por Su propio Hijo y por el Espíritu Santo. Pero si ustedes siguen amando lo desconocido, lo que es inmaterial, desde esos niveles de consciencia llegarán los auxilios que ustedes y sus hermanos necesiten, y les aseguro que ustedes sabrán en dónde estar y qué hacer en el momento cierto.

Este es un tiempo de un dolor crecido y agudizado, de un sufrimiento causado a la humanidad y a los pueblos a través de la impunidad y de la corrupción, que el Padre nunca había visto. Es que el propio Padre Eterno se ha dado cuenta hasta dónde pueden llegar Sus hijos cuando están viciados por el poder y la impunidad.

Pero tengan presente que todas esas situaciones o acciones no pueden ir más allá de lo material, que por encima de todas estas cosas está la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, de todas Sus Jerarquías Angélicas y Arcangélicas que, en este momento de la humanidad, trabajan de forma incansable en los planos internos para proteger las esencias del mundo entero, a todas las esencias posibles.

¿Ahora comprenden la importancia de su oración en estos tiempos?

La verdadera victoria que alcanzó Cristo en la Cruz no se dio de forma externa, sino interna, y esa victoria se construyó a través del silencio, irradiando la Paz y el Amor para los que lo crucificaron y lo condenaron.

Los invito a amar ese misterio, pero no esperen que ese misterio se revele; vivan ese misterio en sus vidas y ustedes por sí mismos lo develarán, porque aprenderán a amar como Yo amé, aprenderán a perdonar como Yo los he perdonado, y así sabrán curar las heridas más profundas en sí mismos y en sus hermanos.

Hoy, les vengo a decir todo esto porque Mi Padre ha visto que hay almas que habiendo recibido todo de su Maestro y Señor no lo han valorado, le han dado la espalda a su Redentor por sus propias resistencias y miedos y, a pesar de estar a Mi lado hace tanto tiempo, Mi Amor no tocó sus corazones.

¿Quién pagará esta deuda?

Todo lo que viene del Universo no se desperdicia. Aprendan a vivir en la economía espiritual que los lleva a administrar, con sabiduría y entendimiento, los impulsos que vienen de la Jerarquía, impulsos preciosos y determinantes que solo intentan elevar sus conciencias cada día más, para que algún día comprendan y sepan sobre la Voluntad de Dios.

Hoy, Me alegro por estar aquí con los Míos y con los consecuentes, con aquellos que a pesar de sus propias imperfecciones intentan, todos los días, seguir Mis huellas, las huellas de Luz del Redentor, animándose a profundizar en los grados de amor y de entrega, animándose a ser los Cristos del Nuevo Tiempo.

Por eso, más allá de todo lo que sucede en el mundo y que es muy doloroso para Mí como para ustedes, siempre vean la Luz, la Luz de Cristo, más allá de las tinieblas. Sigan esa Luz, tengan como propósito la Luz de Mi Corazón; y, a través de esa concentración en la Luz de Cristo, cierren Conmigo las puertas al mal y lleven a las almas más oscurecidas de este mundo a que vuelvan a encontrar el océano de Mi Misericordia, porque solo a través de la Misericordia el mundo se redimirá.

Este Corazón Espinado de Cristo, que hoy les expongo, ahora es un Corazón Luminoso, un Corazón lleno del Amor de Dios por las almas, un Corazón que cura y que sana, un Corazón que redime, que les trae la paz y el consuelo que cada uno necesita.

Así, anímense a seguir cargando con la cruz por el mundo, anímense a ser valientes y a seguir los pasos que Yo les estoy indicando, porque como les dije, hace un tiempo atrás, harán más cosas que las que Yo hice, cosas más grandes que las que hizo su Maestro y Señor. Por eso, también les digo que deben tener sus corazones prontos para hacer cosas más grandes que las que Yo hice; y cuando las estén viviendo una a una, recordarán lo que hoy les dije.

Es así, que Yo los invito a amar la simplicidad para que este mundo pueda recuperar su inocencia. Yo los invito a amar la pureza para que este mundo pueda recuperar el amor. Yo los invito a adorarme, a reconocerme en los Sacramentos y en el corazón de cada hermano, para que este mundo recupere la esperanza que ha sido condicionada y sepultada por los impunes.

Pero cuando Yo retorne, así como retornaré durante la próxima Sagrada Semana, cada una de sus almas, cada uno de sus espíritus, tendrá la oportunidad y la Gracia de vivir la síntesis Conmigo. Una síntesis espiritual que les recuerde todos los impulsos recibidos de Mi Corazón a través de los tiempos.

Eso los preparará para lo que llegará, y así los podré tener donde los necesito, en diferentes lugares del mundo para transmutar Conmigo, para que las almas se liberen de su esclavitud material y espiritual, y así cuando Yo retorne en Gloria, mostrando Mi verdadera Faz, la Faz del Cristo Solar y Cósmico, todas las almas Me puedan reconocer. 

Porque, en esa hora, les prometo que ya no existirá angustia, pena o desesperación, sino existirá una alegría que brotará de los corazones simples y humildes, de los corazones que perseveraron en Mí y a través de Mí; y Yo los reuniré para darles de comer de Mi Glorificado Cuerpo y para darles de beber de Mi Preciosa Sangre, del Cáliz que señalará la gran hora de la redención planetaria, en la que el mal será retirado y el Reino de Dios volverá a descender a través de Mi Madre Celeste y de todas las Huestes de Luz que celebrarán con la Nueva Raza el surgimiento de una Nueva Humanidad.

Para que puedan comprender físicamente este tercer impulso que hoy les traigo, los invito a celebrar Conmigo la Eucaristía. Y hoy, de manera especial, invitaré a este altar a todas las Madres de la Orden que están aquí presentes, para que se ofrezcan por las madres de la guerra, para que esas madres que sufren los conflictos y las persecuciones tengan la fuerza y la esperanza de seguir adelante.

Celebremos en paz.

A los pies de la destrucción de este mundo, nos ofrecemos como víctimas del Amor de Dios para que Mi Sagrado Corazón triunfe en este planeta y en todas las almas que más necesitan, en esta hora, del consuelo y del perdón. Que así sea.

Así como fue en la noche que reuní a Mis apóstoles para revelarles el Misterio de Mi Amor, hoy reúno a todos los apóstoles del fin de los tiempos ante el preámbulo de esta próxima Sagrada Semana; para que, a través de la institución de la Eucaristía y de la celebración del Misterio del Amor de Dios, todas las almas posibles se preparen para ese importante encuentro Conmigo.

Bendice, Señor, este vino que se convertirá en Mi Sangre. 

Bendice, Señor, esta agua que, en unidad perfecta, bendecirá a las almas.

 

Adonai, Tú que eres Santo,
Amoroso, Poderoso e Invencible,
no mires los horrores de este mundo,
sino la fidelidad de las almas,
de aquellos que a pesar de sus pruebas
e incertidumbres siguen firmes Mi Camino,
el Camino que los lleva hacia Mi Paz,
y que esta celebración Eucarística
sirva de comunión con todas las almas
que siempre Me dicen sí. 

Que esto, Padre, consuele Tu Corazón.
 

Delante de los Universos Celestiales, así como fue en la Última Cena, Padre Amado, vuelvo a tomar el pan para ofrecértelo, a fin de que sea transubstanciado en Mi Cuerpo por los ángeles del Cielo; y así, lo vuelvo a partir, para ofrecerlo a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo, que será entregado por los hombres, para el perdón de los pecados”.

 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.

Amén.

 

De la misma forma, vuelvo a tomar el Cáliz entre Mis Manos para ofrecerlo al Padre Eterno, a fin de que el vino sea transubstanciado en Mi Sangre; y así, lo vuelvo a ofrecer a Mis compañeros, diciéndoles: “Tomen y beban, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, la Sangre de la Nueva y Eterna Alianza, que será derramada por su Redentor para la remisión de todas las faltas. Hagan esto en memoria Mía hasta que Yo retorne al mundo”.

 

Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y te bendecimos.
Amén.

 

He aquí Mi Cuerpo y Mi Sangre, felices los que se sirven de este Sacramento y lo ofrecen por aquellos que no lo viven, que no lo adoran y que no lo reconocen, a fin de que Mi Divina Misericordia, insondable e inextinguible, llegue a todas las almas posibles.

Ofrezcamos este Sacramento por las madres de la guerra, para que el espíritu sagrado de la maternidad, concebido por la Sagrada Energía Femenina, se reconstruya y se restablezca, a fin de que todos los hijos de Dios se sientan amados y protegidos por sus madres de la Tierra.

Oremos:

Padre Nuestro, en arameo.

Así como Mi Paz está en este lugar, que esta Paz se expanda y se multiplique en toda la Tierra, para que los mundos internos reconozcan al Cristo Vivo. Que la Paz descienda a la Tierra.

Y los invito a fortalecer su fe así como la fortaleció el centurión romano, porque su propia fe curó a su siervo. Los invito a pensar en esto.

Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa,
pero una Palabra Tuya bastará para sanarme.

Amén.

Con la alegría de este encuentro y de este reencuentro de las almas postulantes a ser víctimas de Mi Amor, les anunciamos a todos los hermanos del planeta, a todos los devotos del Sagrado Corazón de Jesús, la Comunión Espiritual.

Oremos, así como oró el Ángel de la Paz:

Santísima Trinidad,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
os adoro profundamente
y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la Tierra, 
 en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido;
y por los méritos infinitos de Su Santísimo Corazón
y del Inmaculado Corazón de María, 
 os pido la conversión de los pobres pecadores. 

Amén.

He cumplido Mi promesa, sus corazones están prontos a través de los tres impulsos recibidos para vivir una síntesis espiritual Conmigo en la próxima Sagrada Semana. Solo les pido una cosa, nunca dejen de ser valientes por Mí, así aprenderán a superarse y a trascenderse todos los días.

Les agradezco por este recibimiento y este amor interior. Hoy, la Sagrada Figueira vuelve a iluminar al mundo.

En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 

Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

Cerramos este trabajo con Cristo, en silencio y recogimiento. Y nos preparamos para recibir mañana, con mucha alegría, a nuestro amado Instructor San José.

Podemos ir en paz.

APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL SEGUNDO DÍA DE LA SAGRADA SEMANA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 

Te alabamos Señor y Te bendecimos,
que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Amén.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Vengo a traerles las sublimes frecuencias del universo, las vibraciones de la Paz, en las que no hay mal ni resistencia.

Vengo a traerles el eco del Mensaje del Corazón de Dios, aquel mismo eco que fue escuchado por el pueblo del desierto, desde Abraham hasta los últimos profetas.

El eco del Mensaje del Corazón de Dios es inmutable y es infinito; él renueva todo, de tiempo en tiempo.

Quiero que hoy ingresen en esa frecuencia de la Paz, en donde no hay sufrimiento, en donde no hay dolor ni agonía.

Crean, compañeros, que es posible renovarlo todo.

Yo vengo del Cielo con ese Mensaje y abro las puertas de los Cielos por cada uno de ustedes.

En las vibraciones de la Paz se encuentra la verdad, el recogimiento y la reconciliación. Es allí en donde deben colocar sus consciencias y mentes, para que Mi Reino Celestial se aproxime al mundo y pueda ayudar a todas las almas de la Tierra.

En la frecuencia de la Paz está el discernimiento, colmado de la sabiduría, de la ciencia y la inteligencia.

No pueden pensar que la humanidad quedará donde está, sumergida en el sufrimiento y en el caos. 

En todo tiempo de oscuridad, en el momento más difícil y agudo, es cuando surge la Luz del universo, el eco del Mensaje del Corazón de Dios, aquel Mensaje que escucharon las tribus del pasado y todas las humanidades que pasaron por este planeta.

Es así, que su desierto terminará, la sed será saciada y el hambre será colmado de la Presencia de Mi Divino Espíritu.

Con estas simples palabras, vengo a colocarlos en la verdadera realidad de las sublimes frecuencias de la Paz, en las que todo se puede curar y renovar.

Dios no desea que luchen ni tampoco que sobrevivan. Dios quiere tenerlos a todos en Su Corazón, porque Su Amor es tan grande y desconocido que no lo saben y es en ese lugar en donde se deben refugiar, en el Sagrado Corazón de Dios, en donde todo es perfecto, en donde todo es armonía y es paz.

Por eso, compañeros Míos, retiren de sus espaldas las pesadas mochilas del ayer, la pesada cruz que cargan incesantemente, de tiempo en tiempo. 

Hoy vengo a retirar su propia corona de espinas.

Por eso, estoy aquí en Aurora, para que la vida de cada uno de ustedes vuelva a amanecer, por el triunfo de la sublime frecuencia de la Paz que hoy les traigo del universo para que la reconozcan y la sientan, porque es allí en donde ahora deben estar, mientras que el mundo se purifique, se purifique de una forma amplia y profunda.

No se dejen engañar, no se dejen amedrentar. Si Mi Corazón misericordioso y el Sagrado Corazón del Padre hoy está en ustedes, ¿por qué temerán?

Yo les traje la Luz del universo a la Tierra con la experiencia de Mi propia vida, con la expresión del Amor de Dios en Mi Sagrado Corazón humano.

Sientan Mi Corazón humano, un Corazón que los comprende y que los acepta.

Dios no desea ver al mundo como está ahora, las almas se alejaron de la felicidad de Dios y perdieron la esperanza.

Por eso, confíen en Mí, todas las veces que sea necesario. En Mi confianza comprenderán la Voluntad de Dios, aprenderán a aceptarla y a vivirla. Porque lo único que Yo deseo es que sean felices en la plenitud celestial, en la alegría de ser Mis apóstoles, en la alegría de ser Mis compañeros, que a pesar de lo que suceda, no pierden la coordenada de Mi Paz, sino que están pendientes para poder encontrarla siempre.

Y si están en la frecuencia de Mi Paz, que es la Paz de todo el universo, ¿cómo podrá prevalecer el mal? 

El mal está hecho de desamor y desconfianza, de duda y de incertidumbre. Mi Paz está hecha de fe, de fortaleza y de superación, de la superación que hoy los invito a vivir y a practicar en los desafíos de estos tiempos cruciales.

Por eso, les traigo la frecuencia de Mi Paz, para que se puedan sumergir en el océano de Mi Paz, para estar en el universo infinito de Mi Divina Misericordia.

Colocando Mis Manos en imposición sobre ustedes, hoy los vuelvo a ungir con Mi Espíritu, bendiciéndolos con la poderosa señal de la Cruz: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cuando el Padre pensó en crearlos a Su imagen y semejanza, Su intención era que fueran precursores de Su Paz y que esta Paz fuera una con todos los Reinos de la Naturaleza, con toda la Creación y con todo el universo. Porque en la Paz de Dios aprenden a vivir en las Leyes universales, aprenden a practicarlas, dando un ejemplo de generosidad y de caridad a sus semejantes.

Hoy, ingreso a todos los que lo acepten al universo de Mi Paz, para que encuentren dentro de ustedes la frecuencia correcta y en Mi Presencia lo puedan sentir y experimentar.

La frecuencia de Mi Paz, la vibración más alta del Universo Celestial, está hoy sobre ustedes, es el color celeste del cielo, en donde se vive una unidad perfecta, una comunión perfecta, con los tres planos de consciencia: espiritual, mental y material.

Por eso, a través del Templo de Mi Corazón, ingresen a la gran bóveda del universo de Mi Paz y sean parte de esa frecuencia divina en todo lo que piensen, en todo lo que sientan y en todo lo que hagan. Porque si no hacen todo lo que deben hacer, bajo el impulso de la frecuencia de Mi Paz, no comprenderán el fin de los tiempos y le temerán a los acontecimientos. 

En la frecuencia de Mi Paz, serán verdaderos colaboradores del Plan y tendrán la intuición necesaria para ayudar a la humanidad.

Hoy, contemplo al mundo dentro de Mi Corazón pacífico para que las almas beban de esta Fuente espiritual y salgan del caos de estos tiempos. Ese es uno de los mayores tesoros que Yo les puedo entregar, que sean parte de Mi Paz todos los días.

Oremos por los que han perdido la paz, pero también por aquellos que hacen las guerras en las naciones y en los laboratorios, por los que se han apartado de la matriz del Propósito Divino, por los que están en la oscuridad eterna, por los que se dieron cuenta tarde del lugar que perdieron. En Misericordia y compasión, coloquemos a todas esas consciencias en el universo de Mi Paz para que una vez más la triunfante y Divina Misericordia les conceda una gracia especial a todos ellos.

 

“Adonai,
Espíritu Inmutable e Infinito,
hoy Te suplico, ante un mundo en ruinas,
en sufrimiento, en desesperación,
que aceptes la oferta del corazón humano
de Mis compañeros que, en la imperfección,
luchan por la transformación y, sobre todo,
por confiar en Mí, 
aunque muchas veces no Me vean ni Me sientan.
Retira del desierto, Adonai,
a los que han quedado atrás,
perdidos y confundidos por el mal.
Abre los océanos,
así como lo hiciste con Moisés, para que esta,
Tu última tribu de Israel,
cruce el camino que la llevará hacia Tu Tierra Prometida,
en donde Tus tesoros más íntimos e inmateriales 
se guardan para todos,
para todas tus criaturas.
Adonai,
Tú Me has enviado al mundo en este día y Yo Te pido,
Padre amado,
que Tu Espíritu Sagrado de amor y de sabiduría
renueve todas las cosas, cure a todas las consciencias
y reconstruya a la humanidad y al planeta.
Porque, por más que la Justicia Divina se cumpla,
Tú sabes, Adonai,
el valor de Mi Sangre derramada,
hasta la última gota,
hasta el último momento de Mi expiración.
Te vuelvo a decir, Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen,
perdónalos para que todos tengan
la Gracia infinita de retornar hacia Ti,
porque Mi único y ardiente deseo
es que todos sean parte de Mi Paraíso Celestial.
Que así sea.
Amén”.
 

En la intimidad de la comunión perpetua Conmigo, hoy les envío un Mensaje especial a todos Mis compañeros de Argentina. 

Mis Ojos están puestos sobre su nación. Sé que viven algo que nunca habían esperado y que los más inocentes de todo su pueblo sufren una injusticia mundial. 

Pero Yo les pido que no suelten el madero de la cruz, que sus vidas sean parte de Mi Consciencia paternal, que sus vidas sean bañadas y transformadas por la poderosa y espiritual Sangre de Jesús.

Sus vidas deben ser la esperanza en las tinieblas, la alegría en las tristezas, el amor en la oscuridad, la luz en las penumbras y la Misericordia en toda adversidad.

Compañeros de Argentina, Mis promesas no cambiaron por ustedes ni tampoco por su nación y pueblo.  Aún Mis Pies pisarán su tierra y, en el momento menos pensado, Me verán venir no solo entre las nubes, sino también Me verán venir en sus corazones, en donde la fuerza de la fe no los hará perecer.

Hoy seco las lágrimas de los que lloran por una nación destruida por la injusticia y el sufrimiento. Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.

Hermanos de Argentina, vengan a Mí y vivan en Mi Corazón, porque allí Yo los aliviaré y les daré la fuerza de la superación; así como les entrego esa fuerza de superación y de fe a todos Mis hermanos de Venezuela, a todos los que son abrigados, desde niños hasta ancianos, en los campos de refugiados.

Vendré por los pueblos más sufridos y haré nuevas todas las cosas. Es la Palabra del Señor.

 

Te alabamos, Señor.

 

Hoy vuelvo a recoger sus intenciones y súplicas para que, como intercesor de las almas entre el Cielo y la Tierra, Dios les conceda la Paz para que tengan fortaleza y mucha valentía para atravesar estos durísimos tiempos. 

Pero recuerden que Yo morí por ustedes y en el momento más doloroso de Mi Vida, clavaron los clavos en Mis Manos, Pies y atravesaron con la lanza Mi Costado. 

Espiritualmente, ¿ustedes vivirían lo mismo por Mí?

El Amor debe triunfar ante toda oscuridad, porque el Amor triunfará.

Recogidos en el universo de Mi Paz, en esta tarde de Divina Misericordia, los invito, compañeros, a prepararse para la Comunión Espiritual.

Yo los bendigo y les doy Mi Paz.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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