Vigilias de Oración
APARICIÓN EXTRAORDINARIA DE LA VIRGEN MARÍA EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Una de las revelaciones de los Misterios de Dios es saber quién es Su Consciencia y de dónde provienen todas Sus criaturas, creadas a imagen y semejanza del Creador, de todo lo que existe en lo invisible y en lo inmaterial.

Es con esta revelación que Yo les traigo Mi Paz, recibiendo de Mis hijos el amor cálido de sus corazones para este momento de renovación, de reconsagración a Mi Materno Corazón.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Dios es realmente algo desconocido aún para el ser humano. El ser humano tiene que buscar a Dios para poder conocerlo, porque así recibirá Sus Impulsos y Sus Revelaciones, tendrá la Gracia y la oportunidad de ampliar su experiencia en el amor, en el camino del perdón y de la cura.

Este es el principal motivo, hijos Míos, de tener a Mi alrededor tantos Hijos de María, para que Yo los pueda mandar a obrar en Mi Nombre, siguiendo los pasos de Nuestro Señor Jesucristo en esta larga caminata de servicio y de apostolado por la redención y la conversión de la humanidad.

Este es el tiempo y es la hora de que todos los hijos, todas las criaturas de Dios, más allá de sus creencias, culturas o de sus pueblos se formen como un solo rebaño para seguir al Gran Comandante del Universo, delante de los impulsos de Luz que les envía Mi Corazón por medio de los atributos de la oración, del servicio y de la fraternidad.

Por eso hoy no solo vengo por ustedes, hijos Míos, sino por un planeta que se enferma día a día, que agoniza, que sufre y que pocos lo escuchan y lo perciben. Hablo de la consciencia del planeta, de esta Sagrada Casa, de este amado planeta, al cual el Padre entregó a Sus hijos para que aprendieran a vivirlo y a adorarlo, a través de todo lo que fue creado y expresado desde el principio.

El ser humano de superficie se desvió del propósito de Dios a través de los tiempos y de las generaciones. Abusó de los recursos de Dios, utilizó el poder para conquistarlos y sometió a la Creación de Dios, destruyéndola hasta en estos tiempos.

Ahora es tiempo de recapacitar, hijos Míos, y que la luz de sus esencias crísticas sea lo que los impulse a la renovación y al cambio para que la humanidad también pueda cambiar y renovarse en este tiempo. 

Si la respuesta de todos Mis Hijos de María siguiera siendo proporcional al llamado de Dios, los cambios llegarán pronto a la humanidad.

La adversidad no ganará al Reino en esta humanidad porque ella será vencida por el amor y la oración de Mis hijos, que todo transforma y que todo cura.

Hoy quisiera expresarles en pocas palabras, hijos Míos, todo lo que Dios necesita de Sus hijos en este tiempo, pero el Padre Celestial también sabe que cada uno de Sus hijos tiene su tiempo para vivir la transformación hasta poder alcanzar la madurez de la consciencia y, así, vivir de forma real el Divino Propósito en este planeta y con esta humanidad.

Con todo esto Yo les quiero decir, hijos Míos, que aún hay mucho por hacer, hay mucho por obrar y reconstruir. En todas las naciones del mundo aún deberán conocerme por intermedio de todos los Hijos de María. Hay muchos lugares, aún, a los que deberé llegar para llevar el alivio y el amor de Mi Corazón a las almas. 

Todo eso también será a través de los Hijos de María y por más que la tempestad pueda llegar en el próximo tiempo, nada, absolutamente nada los hará perecer.

Ese será el momento y la hora en que cada una de sus almas se confirme ante el Plan del Creador. Es por eso que cada Encuentro de los Hijos de María es importante para Mí. Porque una vez al año es cuando Yo puedo observar y contemplar cuánto han crecido Mis hijos en este tiempo, cuántos pasos dieron en el compromiso con Mi Corazón Maternal para poder llevar adelante la Sagrada Voluntad de Dios.

Por eso les vuelvo a decir que aún hay mucho por hacer, hay mucho por sacrificarse, por entregarse, por donarse para que las Gracias del Cielo desciendan a la Tierra y sean verdaderamente merecidas por todos, sabiendo que el amor de Dios siempre los unirá y los congregará.

Que el Amor de Dios les podrá dar la paz y la sabiduría para llevar adelante este gran servicio por el planeta y por la humanidad. 

Hoy puedo decir, hijos Míos, en esta noche especial, que veo los frutos de esa experiencia de amor en cada uno de ustedes; no solo en el compromiso con la escuela de la oración, que debe ser algo diario y permanente para estos tiempos difíciles, sino también el compromiso del servicio a los demás y a los Reinos de la Naturaleza que también esperan del hombre de superficie el amor y la piedad que les fue quitada por ser Reinos ultrajados, lastimados y sometidos a través de tanto tiempo.

Esa herida espiritual e interior, también generada en los Reinos menores, es el deber, el compromiso y la responsabilidad de todos los Hijos de María y de los que algún día serán Mis hijos, de poder curar esa herida, colocando la luz de la oración y del servicio para que el amor sea nuevamente entregado y donado a cada uno de los Reinos.

El compromiso con Mi Corazón maternal es más que un compromiso, es la vivencia de un Propósito que aún desconocen, que todos los días, por medio de la oferta de su oración y de su servicio a los demás, Yo los intento aproximar a ese Propósito que fue preciosamente pensado y meditado por Dios, antes de sus orígenes. 

Así podrán comprender, hijos Míos, que les hablo de algo verdaderamente profundo, que viene del Corazón de Dios y que se dona, de tiempo en tiempo, para que Sus criaturas despierten a la realidad superior y así puedan cumplir lo que vinieron hacer a la Tierra.   

Aún hay tiempo de poder conocer esa Voluntad Divina, la cual muchos llaman de misterio, pero que hoy se revela en palabras simples y concretas para que todas las almas, a pesar de su evolución, reconozcan el propósito que viene del Universo, de la Fuente de la Creación, del Corazón del Padre Celestial.

Este es el momento en el cual todos los Hijos de María, que ya se consagraron, estarán a la puerta de una nueva etapa en sus vidas, de un nuevo compromiso, de la profundización de esa Voluntad Divina, de asumir con responsabilidad las pequeñas tareas que Yo les entrego por medio de los Centros Marianos y de las Peregrinaciones por la Paz; así como a través del servicio que, en humildad, pueden ofrecer en sus hogares, en sus ciudades, como en sus trabajos.

En todo debe estar la Misericordia de Dios. Nunca se pueden olvidar de esto, así nunca les faltará la sabiduría y el discernimiento, aunque puedan vivir algún momento difícil o un desafío muy grande a superar.

La Misericordia de Dios en ustedes y por medio de ustedes siempre les dará sabiduría cuando la pidan de corazón, en humildad y en entrega, más allá de sus posibilidades o de sus desafíos.

Hoy quiero dejar en simples palabras estos pedidos de Dios, porque nuestra etapa en el mundo estará terminando en poco tiempo y los ejércitos deberán estar bien colocados y disponibles, es decir, todos Mis hijos, para poder sostener y elevar las Islas de Salvación que tendrán como epicentro los Centros Marianos, para poder soportar el fin de los tiempos que llegará con grandes cambios climáticos e internos en la humanidad.

Todo lo que les hemos enseñado les servirá para atravesar el fin de los tiempos y para que no estén confundidos.

Es muy simple lo que les hemos enseñado y es bastante lo que han alcanzado con tan poco tiempo de experiencia. Así comprendan, hijos Míos, la inmensidad del potencial que existe en cada uno de ustedes, sabiendo que ese potencial, que es en síntesis el don y la virtud de Dios, deberá estar disponible para estos tiempos críticos.

Llegó el tiempo de donarse para que la humanidad y el planeta se pueda salvar y el Retorno de Cristo, con toda Su victoria y poder, se vea en todo el Planeta.

Hijos Míos, hoy no solo les dejo Mi Bendición y la alegría de Mi Corazón por su respuesta, sino el compromiso de vivir con responsabilidad lo que Dios necesita de cada uno, a fin de que Su Voluntad se cumpla dentro y fuera de ustedes.

Escuchando el himno de su consagración, recordando la consagración de cada uno de Mis hijos, juntos como Madre e hijos, renovamos en este momento, en este día 12 de Marzo de 2019, en el que todas las almas, que vivieron la consagración como Hijos de María, se colocan junto a Su Madre Celeste a los Pies de nuestro Padre Madre Creador para volver a decir "sí" al Universo, al Propósito, al Plan, a la redención y a la cura de la humanidad.

Hoy los acompañaré en el silencio de Mi Corazón, por medio de la oferta de esta canción, en la reconsagración de sus corazones a Mi Inmaculado Corazón para que las naciones del mundo, especialmente las que más sufren el caos de estos tiempos, tengan la dicha y la gracia de la sabiduría al recibir la Misericordia de Dios.

Yo los reconsagro como Mis hijos, como los apóstoles de Cristo, como los pacificadores del fin de estos tiempos y los servidores incondicionales de Dios, en cualquier momento y en cualquier hora, bajo cualquier circunstancia o situación. Todos los que se consagraron como Hijos de María, hoy se comprometen a obedecer a Dios ante cualquier llamado.

¡Que así sea y que así se cumpla!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

En humildad, les agradezco por responder a Mi Llamado.

Podemos cantar... 

Nos ponemos de pie.

Canción: Hijos de María.