Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 25ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

Las señales del tiempo ya fueron escritas y ahora estas se revelan para los tiempos que llegarán.

Los libros se abren ante su presencia y los sellos ocultos del Cielo son revelados para que los acontecimientos sucedan sobre la faz del planeta.

Mas la fe será la templanza para alcanzar el paraíso, y su persistencia se encontrará en seguir el camino ciegamente, aquel que les indica el Pastor, el que viene al fin de los tiempos, para manifestar Su gloria en los nuevos espíritus redimidos.

Ayer les entregué una parte de ese secreto. No es de importancia, compañeros, que sus corazones comprendan las Escrituras del Universo.

Es importante, compañeros, que sus espíritus se adhieran a las Leyes que Yo les manifiesto, para poder vivir en el Corazón de Dios.

Porque si ustedes viven los Mandamientos, las Leyes básicas proclamadas a Moisés, podrán vivir las Leyes que vendrán, aquellas que permearán el planeta, dentro de su nuevo tiempo cósmico, cuando el real tiempo del Universo vibre en sus células para encontrar el Reino de Dios, el cuál muchos están perdiendo por la severidad de estos tiempos, que compromete a las almas a seguir otros caminos, que no son de la Voluntad de Mi Señor.

Yo vengo a recordarles los Mandamientos y las Leyes, para que a tiempo puedan corregir sus vidas. Así, Mi Corazón se permeará en ustedes. Seremos uno en este nuevo Proyecto y podré caminar a su lado todos los días de sus vidas para que no se sientan solos entre las tinieblas de esta humanidad.

Pero sepan que Yo Soy esa Gran Estrella, que puede brillar fuertemente en sus corazones. Lo más importante para este nuevo tiempo que llega, después del día 8 de agosto, es que vivan esa comunión perfecta Conmigo y que recuerden unificar esa comunión con sus semejantes, amándolos cada día más, perdonándolos, aceptándolos y viviendo la cruz que ellos llevan, que es más pesada que la de ustedes.

Por eso, compañeros, Yo vengo a recuperar en sus vidas algo que aún no ha enseñado la humanidad que es el espíritu de la fraternidad, el cual muchas veces olvidan por la superficialidad de la vida, los compromisos que adquiere con esta vida material.

Esta fraternidad, de la cual Yo les hablo hoy, se trata de la unificación de sus corazones con el Propósito de Dios. Por eso, Yo vengo a estar en medio de ustedes, en esta jornada especial de oración y de paz, para que de esta casa santa ustedes salgan de aquí más fortalecidos y puedan corregir sus caminos.

Porque en verdad les digo, compañeros, que sus corazones saben lo que no está bien, lo que no hace bien a Mi Corazón Misericordioso cuando toman acciones tan normales y tan comunes para estos tiempos. 

Pero Yo vengo a entregarles, compañeros, esa posibilidad, abriendo la puerta catorce de Mi Corazón para que los últimos puedan entrar en Mi Proyecto Redentor y que esté formado plenamente, no solo por servidores y colaboradores de Mi Misericordia, sino por todo el mundo, que en verdad no aspira a estar Conmigo, porque las cosas que Yo prometo son para el próximo tiempo de la humanidad.

Pero Yo vengo a recuperar de sus vidas, aquellos tesoros que una vez conocieron en sus corazones, lo que ustedes conocen como talentos, que serán de tanta urgencia y necesidad para que Mi Proyecto se pueda cumplir en esta humanidad. Si Yo no cuento con sus talentos, más allá de sus destrezas, ¿cómo se cumplirá la Obra de Dios en esta humanidad no redimida?

Hace 2000 años atrás encarné entre ustedes en Espíritu de Vida, de Misericordia y de Redención, para que a través de la instrucción de Mis parábolas y de los prodigios y milagros de Amor, ustedes pudieran evolucionar hacia el Espíritu de Dios y pudieran ser una civilización contemplada por la Fuente Única como un proyecto verdadero y eficiente, que aún no ha terminado.

El Omega aún llegará. Ustedes están cumpliendo esa promesa. Están cruzando una transición, que recién está en los primeros pasos de esta humanidad. Se enfrentarán a cosas desconocidas, verán cosas desconocidas, sentirán cosas desconocidas. Pero si están unidos a Mi Fuego Redentor y se dejan quemar por Mi Fuego Divino para que sus partículas se transfiguren, Yo podré mostrarles el verdadero camino y no perderán esta última barca que pasa para llamar a los últimos, aquellos que formarán la legión de los 144 000.

Hoy ante ustedes manifiesto, a través de Mi Corazón, la Estrella de la Luz, para que sea el símbolo de su guía y nunca pierdan la aspiración de encontrar Mis mundos sutiles, donde permanece el Reino de Dios junto a sus ángeles y arcángeles y a las humanidades que se santificaron en el nombre del Señor.

Ustedes deben llevar hacia sus orígenes, hacia ese paraíso infinito e interior, una excelente experiencia de vida, que tenga los mejores frutos, a través de su experiencia de fe y de unidad.

Yo necesito que estén unificados no solo en la oración, sino también en la vida diaria; que ustedes se unifiquen con sus familias para que ellas salgan del camino de la perdición que ofrecen estas modernidades del fin de los tiempos, olvidándose así de Mi Evangelio, que es la primera Ley de su vida y que ustedes deben aprender antes de su muerte; sino, ¿en dónde quedará ese tesoro que Yo sembré en ustedes hace tanto tiempo?

Yo prometí a Mis discípulos, a los profetas y patriarcas antes de Mí, a través de Mi Espíritu Divino, el Espíritu de Dios, que Yo retornaría en este tiempo, después de Mi Muerte y Resurrección, para traerles una palabra renovadora, un conocimiento celestial verdadero y cada vez más profundo para sus vidas.

Yo sé, queridos compañeros, que en este momento les digo muchas cosas y que sus mentes aún no pueden comprender absolutamente nada. Es en sus corazones donde está Mi Savia de Vida, es en sus corazones donde puede morar Dios, el Todopoderoso, que Yo traigo en este tiempo para que lo puedan reconocer a través de Mi Corazón Glorificado.

Escuché sus intenciones, recibí sus plegarias y hoy abro Mis Brazos; extiendo Mis Manos hacia ustedes bendiciéndolos con Mi Manto dorado de Luz, que representa la protección de Mi Gloria sobre ustedes, lo que los hará invisibles delante de los engaños de Mi adversario.

No dejen de orar, así como Mi Madre se los ha pedido. Los tiempos cambiarán rápido, como así está sucediendo hoy. Es algo que deben percibir pronto y no tomar las señales de la naturaleza como algo normal. El mundo enfrenta su primera transición, pero no sabe cómo será.

Aquel alma que ore de corazón, que devotamente se una a Mi Espíritu Misericordioso, sabrá donde estar y qué hacer en el momento justo, porque Yo la guiaré para que ingrese en Mi Corazón a través del portal que hoy les abro, el portal de Mi Divinidad y de Mi Espíritu, principio inmaculado de Dios para las criaturas de la Tierra.

Y hoy estarán frente a las enseñanzas que Yo les entregué una vez, que son los Sacramentos; renovación de sus espíritus y en consecuencia, de sus almas, de su vida material.

En todo este misterio del Sacramento de Mi Amor, se encuentra el principio de la renovación de su fe y de su esperanza, para que puedan cruzar el fin de los tiempos  valientes y siempre reconocer al Padre Celestial en todas las cosas, en todos los aprendizajes de sus vidas y en todos los tiempos.

Yo no vengo a pedirles que hagan cosas difíciles. Yo les vengo a enseñar para que hagan cosas simples, porque allí está Dios con Su Espíritu de humildad, permeando todas las cosas, en todos los momentos de la vida.

Si confían, estarán haciendo lo correcto. Si siguen Mis Pasos, no perderán la senda porque siempre verán Mis Pies caminando delante de ustedes hacia el Propósito.

Bendeciremos los elementos sagrados como así Yo se los enseñé a los Apóstoles en Jerusalén. Recuerden este momento, el momento en que Yo fui bautizado y pedí que los Míos bautizaran en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Así, Yo Me hice Vida en ustedes a través de la Comunión. Yo lavé su pasado lavando sus pies con Mi Agua de Vida. Y a través de Mis Apóstoles, Yo los ungí para liberarlos del espíritu de la impureza.

¿En qué piensan mientras Yo estoy presente?

Deben estar unidos a Mí para vivir este momento como algo verdadero, para que, a través de este encuentro, sus corazones estén plenos en Mí. Así, todo se cumplirá como en el Cielo y en la Tierra.

Ante los ángeles del Cielo bendeciremos. Usufructúen de este momento, para que reciban su parte interior.

Padre Nuestro en arameo, en español y en portugués.

Madre María Shimani de Monserrat:
"Madre Clara, por favor, ¿puede presentarse en la Casa de Oración".

Canción: "Consagración de Santa Clara".

Canción: "Hijo Supremo de Dios...".

Los Sacramentos son oportunidad de renovación para las almas y un principio de redención para todos los seres, para los que lo viven en la sinceridad y en el amor del corazón, en donde Yo siempre estoy presente en todos.

¡Les agradezco!

Vayan en paz, por haber orado Conmigo, por ayudar al planeta en la aspiración de la nueva humanidad.

Yo los bendigo hasta un nuevo encuentro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Que suenen las campanas para Mi Ascensión.

"Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya"

Fray Elías del Sagrado Corazón:
"Hermanos: en señal de recepción"

"Alabado sea Dios, glorioso Su Reino, Aleluya"

Fray Elías del Sagrado Corazón:
"Llevamos las manos a nuestro corazón y agradecemos".