Apariciones extraordinarias
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS GLORIFICADO EN EL SÉPTIMO DÍA DE INSTRUCCIÓN, DURANTE LA SEMANA SANTA, EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Y aunque fui colocado en el sepulcro, Mi servicio por la humanidad no había terminado.

Hoy doy continuidad para todos, a lo que verdaderamente sucedió en aquellos tiempos durante la dolorosa Pasión de su Maestro y Señor.

Pero para poder entenderlo espiritualmente, en esta tarde ingresarán Conmigo al Universo de Dios, a otro espacio de la manifestación creadora inmaterial y cósmica en donde también se guardó la memoria de todos los hechos sucedidos durante la dolorosa Pasión de su Señor. Preparémonos para este momento.

Coloquen sus almas al servicio del Plan, para que ellas sean las que participen de este momento y guarden en su memoria todo lo que vivirán y experimentarán, acompañando a los registros universales de su Maestro y Señor.

Para ingresar en ese Universo de Dios, bastará que abran la puerta de ese espacio con su palabra y su canción, esa será la llave que permitirá revelarles todo lo que sucederá después.

Ahora, mientras Yo les muestro el Universo de Dios detrás de Mí y a los ángeles que acompañan este momento, porque son los encargados de revelar los registros universales de su Maestro y Señor, deberán entonar la llave musical que les permitirá ingresar en ese espacio de consciencia.

Vamos a entonar "Adonai, Espíritu Santo" hasta que el Señor lo indique, y que Adonai resuene en nuestro interior y en nuestra consciencia para que nuestras almas ingresen en ese espacio. Podemos comenzar.

Canción: "Adonai, Espíritu Santo".

Una vez más.

Volvamos al instrumental anterior.

Estamos en un espacio que no es material, sino espiritual. Estamos dentro de una parte de la Consciencia de Dios que se expresa como una gran Esfera de Luz celeste, en donde los ángeles escriben en nuestras esencias este momento. El centro de ese lugar es una poderosa Esfera de luz dorada que alterna, en su manifestación, diferentes colores y formas, manifestando la belleza más perfecta de la Creación.

Nuestras almas están en el Universo del espíritu, lugar al que siempre aspiraron a llegar y a participar en él.

Nuestras almas participan de ese lugar con su consciencia más sutil y elevada y son invadidas por muchos impulsos que vienen del centro de esa Fuente, donde en pequeños Cristales de Luz, dentro de una Esfera dorada, se guarda la experiencia de nuestro Redentor en la Tierra, los pasajes más importantes y emblemáticos de Su tarea espiritual y cósmica.

Y en el Universo mental, el Universo ultraterrestre, otra parte del plano de la Consciencia de la Creación, también se guarda una copia fiel de ese espacio y lugar, que son otros aspectos de la tarea que Cristo realizó en la Tierra en aquel tiempo.

Sintamos, en este momento, cómo el centro de nuestra alma se conecta y se une a esa gran Esfera dorada que rige el centro de ese espacio de la Creación.

Y por fuera de esa Esfera azul, que nos envuelve y nos protege, veamos a las diferentes Jerarquías angélicas acompañando a Nuestro Señor en este momento.

Pero veamos a Cristo absolutamente transfigurado. Una transfiguración más profunda y completa que la que vivió en el Monte Tabor. Él nos muestra, en este momento, Su verdadera Faz, la consciencia del Cristo Cósmico, llamado Jesús Glorificado.

Vamos a contemplarlo al lado de esa Esfera dorada de Luz y, mientras tanto, dentro de esa Esfera dorada, no perdamos la atención y la sintonía con esos pequeños Cristales de Luz, de cómo giran de forma tan semejante a nuestro ADN, al movimiento de nuestras moléculas y átomos. Estamos ante el aspecto científico de Dios.

Contemplemos a Cristo. Cómo cada parte de Su Ser está iluminada y glorificada, y ha alcanzado una materia transubstanciada y sublimada por el poder del Amor que Él encarnó, por ese Amor que Él expresó a cada uno de nosotros, desde Su Nacimiento hasta Su Ascensión.

Allí se reúnen, a través de Cristo, todas las etapas de Su vida en la Tierra, no solo las etapas de Su vida material, sino también espiritual. Estamos ante la revelación del Cristo Vivo y Glorificado. Todo Su ser es la propia Eucaristía viva, es la gran Reliquia de Dios que se ilumina ante nuestras almas y consciencias, llevando a nuestros seres a una comunión espiritual y cósmica con las Leyes del Universo inmaterial.

En este momento, debemos creer en lo que estamos viviendo y sintiendo, más allá de la distancia o de la separación. La Consciencia Glorificada de Cristo nos une y nos reúne en este momento para vivir esta experiencia.

Veamos a Nuestro Señor levitando en el Universo, dentro de esa gran Esfera celeste de Luz, y nosotros allí dentro, participando conscientemente con todo nuestro ser y consciencia, abriendo nuestra alma para que todo nuestro ser reciba, a través de Cristo, los misterios de las Leyes inmateriales que allí se encuentran en este momento y que son la Leyes que impulsaron a las Leyes materiales, las llamadas Leyes universales. Estamos bajo otra vibración y condición espiritual, mantengamos nuestra conexión y nuestro corazón abierto para esto.

Dejemos que nuestra alma sea invadida por cada uno de esos impulsos lumínicos, que la Consciencia transubstanciada de Cristo nos ofrece en este momento.

Y así, en un acto de profunda gratitud y reverencia, dentro de ese espacio de la Consciencia de Dios, en donde Su aspecto científico está presente, sintámonos en el absoluto vacío, en el completo despojamiento y en la renuncia necesaria para que sea Él, Cristo, el que actúe a través de nuestras almas y no nosotros.

Dentro de esa Esfera dorada de Luz que Él nos presenta y que enciende a través de la palma de Su Mano derecha, Él nos ofrece vivir la Voluntad de Dios.

Él nos coloca ante la visión y el momento consciente de poder reconocer la Voluntad Divina, que surge de la Fuente como una emanación poderosa de Amor y de Unidad.

Por fuera de esa gran Esfera celeste de Luz, vemos aproximarse a San Miguel Arcángel, también con un aspecto transfigurado como un gran guerrero de luz que cuida a los diferentes Proyectos de la Creación. En Su mano derecha vemos una lanza y en Su mano izquierda vemos una balanza que mantiene su equilibrio, su igualdad y equidad.

Contemplemos todos estos símbolos, pero, sobre todo compenetrémonos con esta realidad que Nuestro Señor hoy nos ofrece con toda Su humildad y Amor.

Él coloca, en el centro de cada una de nuestras almas, esos Cristales de Luz que guardan Su energía crística. Nuestras almas se rinden a Sus Pies, no sintiéndose dignas de este merecimiento, pero sí reconociendo la Gracia suprema que las ha traído hasta allí.

Y ahora, esa gran Esfera celeste de Luz se disuelve en el espacio. Cientos de almas, de diferentes partes del mundo, están allí presentes, rindiéndose a los Pies del Redentor, dentro de esa Consciencia de Dios, en donde las Leyes inmateriales actúan y obran por medio de la Ley del Silencio.

Contemplemos la belleza que Dios nos muestra en ese lugar y en ese espacio que es parte de Su Consciencia Universal.

A través de nuestra cabeza, desde el centro de nuestro coronario, se eleva un sutil hilo de luz que nos conecta con ese Universo, en donde está presente nuestra alma.

El Cristo transfigurado no habla a través de las palabras, sino a través de las acciones que hoy lleva adelante con todos nosotros y con toda la humanidad.

Pero Él nos pide algo:

Sean conscientes de lo que están recibiendo y den valor a lo que se les entrega, porque esta será la única vez hasta que Yo retorne al mundo, cuando muchos reconocerán Mi Presencia, aunque muchos otros la negarán.

Los estoy preparando, a través de esto, para ese tiempo. Por esa razón los he traído aquí en consciencia y espíritu, en alma y en esencia, porque es aquí en donde Dios reside dentro de cada uno de Sus hijos.

Quien se vacía, se redime. Quien se rinde, se redime. Quien se entrega a Mí, se redime. Quien Me da su vida, se redime.

Mientras tanto el Universo, a través de las melodías, revela diferentes impulsos de la Creación, semejantes a grandes nebulosas, estrellas o galaxias, que se dibujan en ese firmamento de la Consciencia de Dios, en presencia de los ángeles y de San Miguel Arcángel. Cristo mantiene aún Su Mano derecha próxima a la Esfera dorada de Luz.

Por momentos, somos encandilados e invadidos por explosiones de Luz dorada que hacen invisibles a nuestras almas. Somos bañados por Su Amor-Sabiduría, ese Amor y esa Sabiduría que encarnaron en el mundo, a través de Jesús, para traer la redención al planeta por un solo propósito, el propósito del Amor.

Mientras Jesús se encontraba en el sepulcro, varios aspectos de Su Ser y de Su Consciencia realizaron esta tarea que Él realiza hoy con nosotros, ayudando a diferentes grupos de almas y redimiendo a los infiernos, dando oportunidad y Gracia a todas las estrellas caídas.

Hoy Él nos entrega, por el poder divino de Su Misericordia, estos impulsos de la Fuente espiritual que guarda los registros de toda Su experiencia en la Tierra y de todos los niveles de Su Ser, que se revelan ante nuestras consciencias para que sepamos y reconozcamos que Dios está en todo.

Con mucha suavidad y armonía, traigamos nuestras consciencias a este espacio material, al lugar en donde ahora nos encontramos, y sintamos como toda esa experiencia se guarda en el centro de nuestro ser, en lo más íntimo de nuestro ser interno.

Aún vemos aquí al Cristo glorificado, al Cristo transubstanciado, con todo Su Ser como una misma y única Eucaristía que se ofrece al mundo para su redención y perdón.

Aún vemos, detrás de Cristo, ese Universo y espacio de Dios palpitando.

El Plan universal está centrado en la redención de la humanidad. Por esa razón, el propio Dios se ofreció al mundo a través de Su Hijo, para que la humanidad de aquel tiempo y la humanidad de hoy comprendieran que están aquí por un Propósito divino y no solo por una vida material. Sus células, átomos y el centro de sus seres deben comprender esto, deben afirmarlo para que sus almas gobiernen y lleven adelante las Aspiraciones de Dios y la Voluntad que Él ha determinado para cada uno de Sus hijos.

En este séptimo día de encuentro, veo a la mayoría de las almas vacías de sí. Deben reconocer esto todo el tiempo. Deben resguardarlo de ustedes mismos. Deben preservarlo del mundo, del caos y de la infidelidad. Deben comprometerse con ustedes mismos por el Plan de Dios, porque Dios está esperando actuar a través de Sus hijos, como Él ha actuado a través de los tiempos y de las diferentes razas.

Pero, para que esa decisión que Dios tiene se pueda manifestar, después de todo lo que la humanidad ha recibido a través de los tiempos, le corresponde a la raza de hoy dar el gran y último paso para que esa Voluntad se pueda realizar y concretar. Mientras eso no suceda, la humanidad seguirá sufriendo.

El Reino de los Cielos estuvo en este planeta. El Reino de los Cielos se refleja a través de la naturaleza de este planeta. Cuanto más agresión reciba, mayor dolor sentirá el ser humano. No habrá lugar ni consciencia que pueda suplir ese dolor ni que pueda calmar ese sufrimiento.

Ustedes son seres que provienen de la Fuente. Por eso los he llevado hacia ese lugar predilecto de Dios. Él los ha colocado a todos dentro de Su Corazón, ¿lo han percibido? Es el Amor que surge y emana de la Fuente, el Amor renovador e incansable que hará de cada ser un nuevo ser, por eso su rendición es importante.

No tengan miedo a los cambios. Ábranse a los cambios que llegarán en el fin de estos tiempos. La alegría celestial es la promesa que Dios tiene para cada uno de Sus hijos, y Él hoy cumple Su promesa llevando a todas las almas que escuchan, al recinto de Su Sagrado Corazón, más allá de los errores, de las deudas o de los traumas que cada ser humano pueda estar viviendo y atravesando.

Dios es el eterno incondicional. Su Maestro es el eterno incondicional. El Espíritu Santo que hoy está entre ustedes, es el eterno incondicional.

Cuando la humanidad aprenda a vivir en el amor y no en la indiferencia, a practicar la igualdad, la tolerancia, el respeto y la fe, todo se transformará. Para que eso suceda, Yo retornaré al mundo en el momento más difícil y culminante de la raza. Los días se aproximan para ese acontecimiento.

Hoy le he pedido al Padre que Me diera la Gracia de llevar a cada uno de ustedes hacia dentro de Su Corazón.

Ahora Cristo, colocando Sus Manos en señal de imposición, transfigura Sus vestiduras y toda Su Consciencia en un sutil color rosa. Él nos muestra Su aspecto espiritual de Amor. Aquél que siendo sometido y ultrajado por los hombres durante Su dolorosa Pasión, Su Amor nunca se rindió.

Estamos ante el Amor invencible de Cristo, el Amor que Él, en este momento, irradia al mundo entero, colocando cerca de Su Pecho a nuestro planeta, a toda la humanidad y a los Reinos de la naturaleza.

Hoy Su Amor espiritual e invencible recoge a las almas grupo de diferentes especies animales  como las ballenas, que son aniquiladas; como el ganado, que es aniquilado; como las especies que pierden su hábitat; y del Reino vegetal, que es explotado, quemado y destruido en la superficie de la Tierra.

Y más aún, el Amor invencible de Cristo penetra en lo profundo de nuestro planeta y recoge el alma grupo del Reino mineral, cuyos minerales sufren y son destruidos y extraídos con violencia y venganza.

Su Amor también llega, hoy especialmente, para los que viven en esclavitud, en África y en el mundo.

Estamos en el momento y en la Gracia, ante el Amor invencible de Cristo, de pedir perdón por los errores cometidos por esta humanidad contra los Reinos de la Naturaleza; de pedir perdón por nosotros y por nuestros hermanos que están ciegos y que solo quieren el provecho y los beneficios de la Naturaleza.

Ante el Amor invencible de Cristo, pidamos perdón por destruir la Creación y por no valorarla.

Nos postramos ante Cristo para pedir perdón y para que Su Amor triunfe en el mundo por los méritos de Su dolorosa Pasión, por el descenso de Su insondable Misericordia.

Nos podemos levantar, respirar profundo y agradecer.

Hoy vamos, a pedido de Cristo, a ofrecer esta comunión por los Reinos de la Naturaleza, pero también por los que tienen sed en el mundo y no tienen agua para beber y para hidratar sus cuerpos. Pidamos la Gracia de que el Reino de las aguas, desde las entrañas más profundas de la Tierra y por medio de la Madre Naturaleza, conceda la Gracia de hacer brotar vertientes en aquellos lugares en donde abunda la sed. Amén.

Señor, Dios del Universo y de la Vida, Fuente inagotable de Amor y de Verdad, manifestación infinita de la providencia, de la abundancia y de la sabiduría universal, te ofrecemos este Sacramento en nombre de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y pedimos la Gracia y la oportunidad de que todo lo que aquí recibimos, más allá de que no lo merecemos, pueda llegar a las almas que aspiran y esperan esta abundancia espiritual que Tú haces descender a la Tierra a través de Tu glorioso Hijo. Amén.

La novena de oración de esta Semana Santa, la Trilogía Espiritual que Yo les he enseñado hace muchos años, ha sido de vital importancia para Mí, porque ha permitido llevar adelante toda esta tarea, sin interrupciones ni obstáculos.

¡Gracias, por aquellos que se esfuerzan de corazón! Mi Paz esté en cada uno de los orantes que sostienen este Plan de Amor.

Por esa razón, en este sábado de Aleluya, para que en el día de mañana sus almas resuciten en espíritu, en gozo y en alegría por tener la Gracia de escuchar la Palabra de Dios, les ofrezco esta Comunión Eucarística cumpliendo Mi promesa de estar con ustedes todos los días, hasta el fin de los tiempos.

Padre, Amor infinito, Consolador y Curador, Te ofrezco este pan para que Tú, bajo el poder de Tu Gloria, lo conviertas en el Cuerpo de Cristo para que hoy, consumando esta tarea espiritual y divina, lo ofrezca a cada uno de Tus hijos y les vuelva a decir: "Tomen y coman, porque este es Mi Cuerpo que es entregado por los hombres para el perdón de los pecados”.

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

De la misma forma, te ofrezco el Cáliz de la Redención a Ti, Padre Amado, para que Tú lo transubstancies en la Sangre de Cristo. Por ese motivo, lo vuelvo a ofrecer a los Tuyos, diciéndoles: "Tomen y beban todos de él, porque este es el Cáliz de Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza, que es derramada por su Señor hasta los tiempos de hoy, para el perdón de todas las faltas. Hagan esto en Mi memoria".

Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Te alabamos, Señor, y Te bendecimos.
Amén.

Y ahora, tomándonos todos de las manos, y quien está solo en su casa coloca sus manos en señal de recepción hacia el cielo para que, junto a Nuestro Señor, repitamos esta poderosa oración que Él nos enseñó:

Padre Nuestro (en español).

Padre Nuestro (en inglés).

Que la Paz de Cristo descienda a la Tierra y eleve al Cielo a todas las estrellas caídas.

Que así sea.

Pueden llevar las manos hacia el corazón, porque donde está la unidad no prevalece ninguna enfermedad.

Que la Paz del Reino de los Cielos esté en ustedes y en todo el mundo.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Les agradezco por haber compartido esta tarde Conmigo. Guarden en la memoria lo que hoy vivieron.

Maratón de la Divina Misericordia
APARICIÓN DE CRISTO JESÚS DURANTE LA 35ª MARATÓN DE LA DIVINA MISERICORDIA, EN BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

El triunfo de Mi Sagrado Corazón también se dará en la memoria de este planeta.

Dichosos de aquellos que participan de esta jornada, para que la historia sea escrita en los Libros de Dios y la Nueva Raza la pueda ver como un triunfo resplandeciente.

Todo es posible, hijos de Mi Padre, por la intercesión del Inmaculado Corazón y del Casto Corazón de San José, que en esta Sagrada Trilogía se unieron Conmigo, para que podamos vencer el mal y disipar las tinieblas de los corazones, que renacerán en Mí y en Mi Gloria.

Cuando las puertas son cerradas al enemigo, la derrota está establecida y las Leyes restablecen un principio  del cual la humanidad anteriormente se había distanciado, por estar ciega y sorda. 

Esta Ley que Yo les traigo y que ha triunfado en Mi Pasión, en Mi Muerte y en Mi Resurrección, es la Ley del Amor, de la Unidad y de la Luz, y hoy los invito a todos a comulgar de ella, para que sus almas sean vistas por Dios en plena redención.

Adoren en esta tarde Mi Sagrado Corazón que se vuelve a descubrir a ustedes, para sentir alivio de las ofensas del mundo y de la indiferencia humana. Corazón que se descubre a ustedes, para mostrarles el Amor que nutre la vida y el Espíritu de cada ser.

Adoren Mi Sagrado Corazón, que en este momento está expuesto ante todos, para la Gloria de Dios.

Adoren Mi Corazón, por los que no lo adoran y por los que lo niegan; por los que se han alejado de Mi Padre en la corrupción y en los vicios, en la tentación y en el olvido del Plan de Dios.

Adoren Mi Corazón, que es un Portal que traspasa al Nuevo Tiempo, al Nuevo Tiempo de las almas, en su vida real y verdadera, en el Universo de Dios.

Mistifiquen este momento como un testimonio y no lo olviden.

Adoren Mi Santísimo Corazón, que viene al mundo para complacerlos y amarlos en el espíritu y en la unión perfecta con Dios, el Todopoderoso.

Quien se postra en el suelo, Me adora y quien no puede hacerlo también, porque cada acto es visto por Dios en la humildad de los corazones que le sirven en este tiempo.

Mientras Me adoran, reciban Mis Rayos del Universo, que descienden sobre ustedes en Gloria y en Luz, en Omnipresencia y en Omnipotencia, en resplandecencia espiritual y en vida, para los que estaban muertos.

Adoren Mi Corazón, como lo adoran Mis ángeles en este mismo momento, ante los Portales del Cielo, sobre una ciudad que no se puede olvidar de Mí en ningún momento; para que se pueda salvar con la ayuda de Mis nuevos apóstoles, en esta Obra de Redención y de Paz.

El mundo se purifica y no adora Mi Corazón. ¿Cómo podrá ser digno de Mi Gracia, si no la busca? ¿Cómo se levantarán las naciones en medio de las tinieblas?

Si Yo Soy la Victoria para ustedes, adoren Mi Corazón e ingresen en Él, para que todo pase pronto y nunca más duela nada en ninguna parte de sus seres. 

Mantengan la calma, pues Mi Corazón está expuesto ante un mundo indiferente y las Legiones de la Luz de todo el Universo se reúnen para adorar Mi Corazón, que es el Corazón de Dios, que está vivo en este momento en cada uno de ustedes, en cada plano de sus consciencias, si así lo vivifican a través de esta adoración.

Sientan que sus amarras se liberan y el peso se hace cada vez más leve, y todo se puede curar por la presencia de Mi Sagrado Corazón, que es la llama ardiente para este mundo, que está a oscuras. 

Dejen que Mi Fuente se derrame a través de Mi Sagrado Corazón en sus esencias y en sus vidas.

Este es el mayor Sacramento para su fe, para su sostén, para este tiempo final que se acerca al mundo. 

Quien quiera reconocer que Yo estoy aquí que lo acepte, porque Yo concreto lo que es imposible en medio del caos y abro las puertas del Universo, para que todos los hijos de Dios puedan entrar y se salven.

En esta Comunión que hoy establezco, revivan este momento todos los días de la vida y adoren Mi Corazón para que el mundo pueda recibir la Gracia que tanto necesita y que tan poco merece.

Lleven estampado Mi Sagrado Corazón en sus seres y enciendan este Proyecto de Mi Corazón en cada acto de la vida, en cada gesto de amor, en cada obra y solidaridad para con el prójimo, porque también allí Yo estoy presente, sufriendo en el silencio de los que se apagan por no tener Luz.

Quería compartir con ustedes, compañeros, este ejercicio espiritual, para que siempre lo recuerden y aún más, lo busquen en los momentos difíciles del planeta y de la humanidad.

Imiten a los pastores de Fátima, que adoraron el Corazón de Dios a través de Mi Sagrado Corazón, presente en la potente Eucaristía que les fue dada por el Ángel de la Paz.

Es así, compañeros, que hoy les entrego esa misma Eucaristía espiritual con Mi Sagrado Corazón, esa Comunión con lo eterno y lo divino. 

Quiero que sus voces alaben a Dios, porque Mi Padre Me ha dicho, que ustedes, sin ninguna indiferencia pero con simplicidad, tocaron Su Corazón, Su Corazón eterno y misericordioso.

Sean como niños y busquen su niñez, la pureza que fue cultivada en el nacimiento de sus almas, en el estanque de Mi Corazón.

Alabado sea Dios por esta Gracia y bienaventurados los misericordiosos, porque no solo alcanzarán Mi Misericordia, sino que serán torres de luz para los tiempos de oscuridad, luceros para el mundo y la humanidad en los cuatro puntos de la Tierra.

Hoy, los ángeles comparten con ustedes esta Comunión, para quien así lo quiera vivir, en plenitud y humildad.

Beban de esta Fuente. Beban de esta Fuente y salgan renovados, porque el pasado ya es pasado y hoy están en Mi Eterno Presente.

Que así sea.

Hoy, bendigo con Mi Amor todas estas imágenes y símbolos que han traído a Mi altar, para que siempre recuerden que estoy con ustedes, no solo en la alegría sino también en la tristeza, en los desafíos y en la confirmación de su fe ante el Todopoderoso.

Que estos objetos sagrados sirvan de estandarte y de luz para sus vidas, sus hogares y por donde los lleven, recordando que Yo los bendije, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Mientras aún estoy presente, compañeros, exponiendo Mi Corazón Sagrado para el mundo entero, quisiera también que los consagrados y orantes del mundo Me adoraran, como lo hicieron hoy sus hermanos, para así concretar el Proyecto del Creador.

Bendeciré en esta tarde los elementos que constituirán la renovación de las vidas de Mis nuevos apóstoles, a través del lavado de los pies, porque recuerden que así como Yo lo hice con Mis apóstoles, hoy Me postraré en el suelo en Espíritu y en Divinidad, para borrar sus huellas del pasado y todo sufrimiento interior, en honra a la Divina Misericordia de Dios.

Quien hoy comulgue, recibirá una expiación anual, lo que significa para Mi Sacratísimo Corazón que en esta misma fecha y en el próximo año, deberán volver a repetirlo, para que esta expiación se expanda hacia sus semejantes, hermanos y amigos, y así triunfe Mi Sagrado Corazón.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.



Fray Elías del Sagrado Corazón:

A pedido de Cristo Jesús, vamos a cantar "Adonai, Espíritu Santo".

Nos preparamos interiormente para la bendición espiritual.

Vamos a orar, junto con el Maestro, la oración de la "Sagrada Unidad", mientras Él va a consagrar el agua para el Sacramento del Lava pies y también la Comunión. Vamos a orar juntos, con Él, unidos a Su Sagrado Corazón.

Sagrada Unidad de Dios... (x5)

Gracias por estar hoy Conmigo, compañeros, y que la Fe haga eco en sus vidas para siempre.

Sigamos cantando a Dios en plenitud y amor.

¡Les agradezco!


Fray Elías del Sagrado Corazón:

Hermanos, el Maestro nos está pidiendo que en esta Maratón especial, aquí, en Buenos Aires, que compartamos con ustedes, brevemente, el relato de cada Aparición.

Y hoy, cuando El Maestro nos hizo ingresar a todos, en esa adoración profunda, al interior de Su Sagrado Corazón, queremos compartir con ustedes que Él reveló, lo que Él denominó “la Iglesia Celestial”, un espacio en donde Su Cuerpo Santísimo, dentro de una Custodia de Luz, es adorado perpetuamente por los ángeles, para poder equilibrar los errores y las acciones que acontecen en este planeta, en este Universo local.

En ese estado de consciencia, en ese plano, en ese lugar celestial, el Maestro nos convocó a todos. Y para aquellos que tuvieron la oportunidad, de alguna forma simple, pero verdadera, de ingresar a Su Corazón en esa adoración, Él realizó una amnistía, lo que Él llamó una "expiación anual”, que durará, de parte de nosotros, si la cuidamos, hasta el próximo año, hasta el 5 de junio de 2017, donde Él nos pidió nuevamente, que cada uno, en el lugar en donde se encuentre o como se encuentre, que realice nuevamente esa comunión, para renovar esta amnistía, esta expiación.

Que no es solamente para nosotros, para la Argentina en este caso, sino también para el planeta y para las miles de consciencias que están detrás de nosotros en esa fila infinita, esperando que se les abra la puerta para ingresar en el Corazón de Dios y tener una oportunidad de redención y de rehabilitación.

Así que era eso lo que queríamos compartir con ustedes, porque fue un momento muy intenso, como ustedes pudieron percibir.

Él realmente hizo un acto y un trabajo de comunión espiritual con cada uno de nosotros y con la consciencia planetaria.


Madre María Shimani de Monserrat:

Una de las cosas que escuchamos de Nuestro Señor, es que lleváramos Su Corazón en cada cosa que hacemos. Y con todo nuestro amor, nosotros podemos imaginar a Su Corazón dentro del nuestro, unido al nuestro y podemos, cada día, en cada tarea que realizamos, sentir el Corazón de Cristo junto al nuestro.

Necesitamos prepararnos, entrenarnos, para que cuando las cosas se pongan un poco más intensas o difíciles, nosotros podamos vivir con ese Corazón dentro del nuestro. 

Es un ejercicio importante que todos tenemos que aprender, porque eso también lo vamos a llevar a donde podamos ir; a nuestros familiares, a nuestros conocidos, a nuestro trabajo, a todas nuestras tareas; llevar el Corazón de Cristo dentro de nosotros, junto al nuestro, es algo que todos podemos hacer.

Así que los invitamos a profundizar en las Palabras de Nuestro Señor.


Fray Elías del Sagrado Corazón:

Y eso no termina hoy, hermanos. Continúa mañana, porque son tres días de bendiciones.

Él encontró nuestros corazones muy abiertos. Esperamos que cada uno cuide esa apertura de Su Corazón, en esta tarea de la Maratón de la Divina MIsericordia y que mañana realmente podamos dar un broche de oro, para esta tarea de paz que realiza Cristo y los Mensajeros Divinos en la Argentina.

Madre María Shimani de Monserrat:

Así que nos vamos a ver en el día de mañana, en la transmisión de las 8:00. Los esperamos a todos.

Buen trabajo de corazón a corazón, para todos. Buenas tardes.


Fray Elías del Sagrado Corazón:

¡Gracias Señor por cuanto nos das!

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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