APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN BUENOS AIRES, ARGENTINA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Me alegra estar aquí, en Mi Argentina.

Vengo aquí, como un Espejo de Paz, para que las almas ingresen en Mi Océano de Paz, para que puedan ingresar en Mi Universo de Amor, que los fortalecerá en este momento y los animará a seguir adelante, a pesar de todo lo que suceda.

Hijos Míos, Yo estoy aquí y Soy su Madre, la Madre que escucha las súplicas de Sus hijos, la Madre de Dios que acoge a los corazones heridos, que recibe el clamor de todos Sus hijos.

Yo estoy aquí, hijos Míos, para animarlos y para darles coraje, para que se animen a atravesar estos tiempos desconocidos, dentro y fuera de ustedes.

Vengo aquí a disolver todo el temor y la duda por medio del Amor de Mi Hijo, Jesucristo. Él Me envía como la Señora de Argentina y la Madre de todos los corazones argentinos, para recordarles que Él retornará a esta nación, que Su promesa se cumplirá y que nada lo impedirá, porque es la Voluntad de Dios por encima de todas las cosas.

Por eso, tengan fe y no se debiliten. Invoquen la acción del Espíritu Santo para que puedan recibir Sus dones en este momento, en el que la Argentina necesita ser guiada y acompañada por la Jerarquía.

En nombre de todas las Santas Divinidades del universo, Yo estoy aquí como el Soplo del Espíritu Santo que los abraza y los envuelve, como la llama de Amor que los cura y que los sana, que los impulsa a vivir el nuevo tiempo, lejos del sufrimiento y de la tristeza.

Vengo aquí como la Madre de la Gracia Infinita, a reparar el espíritu y el alma de esta nación. Por eso, he pedido que se encontraran Conmigo, y agradezco el espíritu de colaboración y el entusiasmo de todos, más allá de lo que cada uno de Mis hijos está viviendo en este momento.

Coloquen sus oídos sobre Mi Pecho y sientan el pulsar de Mi Corazón. Dejen que Mis Manos acaricien sus rostros. Dejen que Mis Brazos los abracen fuertemente para que sientan el abrazo de Dios, ese abrazo que es incansable y eterno, esa Sagrada Mano de Luz que se extiende para que todos se puedan tomar fuerte y seguir caminando con esperanza hasta poder encontrar dentro de ustedes el universo de la paz.

Yo amo con predilección a la Argentina y no Me cansaré de decirlo, una y otra vez, porque para su Madre Celeste esto es una oración.

Amo a la Argentina por el Propósito Espiritual que tiene en el final de los tiempos, por todo lo que debe concretar espiritualmente como nación; porque aquí está previsto que se cumpla la Voluntad de Dios, aunque los acontecimientos en la superficie digan otras cosas.

Pero, a través de esta prueba de fe que cada uno de Mis hijos argentinos está atravesando, Dios les concede la oportunidad de fortalecer a sus Cristos Internos y atravesar este momento de una forma como nunca antes atravesaron.

Por eso, vengo aquí como la Madre del Alivio, como la Madre del Consuelo, como la Madre que escucha la voz de cada uno de Sus hijos de Argentina.

Llegará un tiempo, el tiempo del porvenir, en el que todo se transformará y se redimirá. Ustedes ya conocen esta promesa que los Sagrados Corazones de Jesús, María y San José les han pronunciado a través de los tiempos.

Crean en esto, tengan fe y serán parte de esto algún día, y también sus familias y seres queridos, así como lo será todo este país que le debe reflejar al mundo una lección de amor, de fe y de persistencia, en la que los corazones que aman y viven por Cristo no se dejan derrotar, no se dejan estremecer a pesar de todo lo que les suceda, porque el Amor de Cristo está en los corazones que aman al Señor, y la fe los renueva y les disuelve las flaquezas, las incertidumbres y también las dudas.

Porque esta es la gran noche oscura del planeta. Así como ustedes, como nación y como pueblo, están atravesando esta noche oscura, muchas naciones también viven su noche oscura, muchos pueblos y razas atraviesan esta noche oscura; pero, para ustedes y para sus hermanos, la Luz invencible e inexplicable de Cristo siempre brillará en el fondo del abismo.

Y levantando sus rostros hacia lo Alto, lo verán, porque Él pisará con Sus Pies esta tierra, y así como lo hizo con Sus compañeros, los llamará por su nombre y lo reconocerán; y algunas almas tendrán la Gracia de verlo, cara a cara, y de una forma sorpresiva.

¿Qué le dirán a Mi Hijo cuando lo encuentren?

Preparen ese momento en lo más íntimo de sus corazones, porque eso es lo más importante en este momento para sus vidas: poder estar cara a cara ante el Señor para unirse a Él, para que sean Uno con Él, así como Él es Uno con el Padre y así el Padre será Uno con ustedes; porque Mi Amado Hijo vino al mundo por esta causa, para que todos aprendieran a ser Uno con el Padre que está en los Cielos.

Rezo para que Argentina pueda expresar su sagrada tarea espiritual a través de las almas que despiertan y que despertarán, a través de los corazones que se animan a unirse a esta Fraternidad Universal, en la que todos pueden vivir en este tiempo una síntesis interior de todos los caminos, escuelas y experiencias que vivieron en esta vida.

Porque al final, Mis hijos, todas las escuelas, experiencias y caminos llegarán a un solo lugar, todos los caminos desembocarán en un mismo lugar, que es el Amor de Dios, Su Corazón pulsante y eterno que vibra en Amor por las almas que lo buscan y que impulsa a los corazones que se animan a superar a Mi Hijo en el Amor.

Porque eso es lo que espera Cristo, Nuestro Señor, que cada día que pasa y a través de cada experiencia que viven en este tiempo crucial, el centro de sus vidas y de su espiritualidad sea vivir ese Crístico Amor de Dios por intermedio de Su Amadísimo Hijo, Jesucristo.

Caminaré, junto con ustedes, en peregrinación hasta las Sierras de Córdoba para que, a través del Centro Mariano del Espíritu Santo, la Argentina como alma y como pueblo tenga la Gracia de recibir una vez más los Siete Dones de Dios, para que las almas que están aquí sean reparadas y curadas, para que todos ustedes puedan sentir la unción de Mi Amadísimo Hijo que los vendrá a bendecir al igual que el Casto Corazón de San José. Así, los Tres Sagrados Corazones bendecirán a la Argentina.

La Madre de la Gracia, hoy aquí presente entre Sus hijos y por Sus hijos, extiende Sus Brazos y abre Sus Manos para derramar la Luz de la Gracia de Dios sobre Sus Criaturas, sobre las almas que necesitan en este momento del consuelo y de la paz, para llevarla consigo en sus espíritus, para irradiarla a sus familias y seres queridos, para compartirla con cada hermano y hermana de la Argentina.

Crean, Mis amados hijos, en el poder que les puede dar el renacimiento de Cristo en cada corazón.

Ustedes ya son testigos del Sagrado Sacramento de Su Cuerpo y de Su Sangre, son parte de Su Gran Cuerpo Místico en el mundo que refleja como espejo Su Gracia y Su Amor por las almas.

Que puedan sentir, en esta tarde, el júbilo de sus almas, así como la Madre de Dios y Señora de Luján siente el gozo de estar con Sus hijos amados.

Que se cumpla el advenimiento de la esperanza.

Que las almas renazcan en Cristo, para que se alcance la paz.

Bendeciré en este momento, Mis queridos hijos, todos los objetos sagrados que tengan consigo, para que ellos sigan siendo una señal de conversión y de redención, de fortalecimiento de la fe y de la esperanza en las almas de Argentina.

El Rosario es el arma contra toda adversidad y oscuridad. Quien se afirma en él, nunca perecerá.

Yo vine a enseñarle al mundo a orar el Santo Rosario, para que sus almas, sus familias y seres queridos formaran parte de los Misterios de Dios, expresados en cada uno de los Misterios del Santo Rosario; y para que, a través del espíritu de la oración del Rosario, aprendieran a vencer todo mal y toda adversidad, aprendieran a resolver las causas imposibles, porque quien reza el Rosario con el corazón, reza Conmigo en los Cielos.

Yo bendigo estos objetos sagrados, pero sobre todo bendigo a sus corazones.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Gracias, Mis hijos, por estar Conmigo. Recuerden que Yo estoy a su lado, en el silencio de Mi oración.

Les agradezco y los amo.



Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús:

¡Gracias, Madre Divina, por cuánto nos das!

¡En este encuentro, Te honramos, Señor!

Y, ahora, vamos a prepararnos para la Comunión Espiritual y vamos a ofrecer esta Comunión por la reconsagración de Argentina al Sagrado Corazón de Jesús, respondiendo al pedido de nuestra Santísima Madre.

Mientras nos preparamos, vamos a cantar la “Canción para Cristo”, preparando nuestro mundo interior, nuestra consciencia, para participar de este Sacramento de la Santa Eucaristía y del Sacramento del Bautismo que llega como una Gracia renovadora para todos nosotros.  

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA LOCALIDAD DE GOBENADOR CELSO RAMOS, SANTA CATARINA, BRASIL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

No dejes que el fracaso invada tu corazón, porque él no existe.

Lava tu consciencia y purifica tu corazón en la Fuente Reparadora de Mi Gracia.

Permite que el Amor de Dios reine en ti para que las puertas al cambio se puedan abrir.

Sostente a través de la fe que te puede expresar Mi Corazón, y no te olvides de que Soy tu Madre y te amo.

Regocíjate en Mi Hijo, una y otra vez, porque la hora de tu redención llegará y recordarás todas tus experiencias vividas; así estarás trascendiendo tu historia humana y terrestre.

Cree, por encima de todo, en el poder curador del amor para que el Espíritu Santo siempre te colme y así puedas entregarte a Dios, cada día más.

Llegará el tiempo en que la dualidad será vencida y el ser humano abandonará el sufrimiento para comenzar a vivir la verdadera alegría de estar en Dios.

Participa todos los días de la poderosa corriente de la Misericordia y sé parte del gran momento de la redención.

¡Les agradezco por responder a Mi llamado!

Los bendice,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE BARCELONA, ESPAÑA, A LOS VIDENTES FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN Y LA HERMANA LUCÍA DE JESÚS

He aquí a la esclava del Señor. Hágase en Mí y en ustedes según Su Palabra.

He aquí el Espejo de Luz de Dios, que trae la calma para un mundo que se agita; que trae la serenidad para un mundo que se precipita; que trae de la Fuente el Amor del Creador.

He aquí la Llena de Gracia, la humilde en Su Palabra, la Sierva del Creador.

He aquí la Mediadora, la que está junto a Sus hijos para socorrerlos y ayudarlos, para que encuentren el camino hacia la Divina Eternidad.

He aquí la siempre pobre Mujer, la Madre Dolorosa, la Madre de la Gracia, Madre de la Divina Misericordia.

He aquí la que contempla a la humanidad, a todas las naciones, a todas las religiones, a todas las culturas; hasta aquel que está solo y olvidado por el mundo.

He aquí la siempre Madre del sacrificio, la que se ofrece a los corazones para que vivan la paz y el regocijo del Amor, la vida eterna.

He aquí la simple Mujer de Nazaret, que gestó en Su Vientre al Unigénito y que dio Luz para el mundo, para que todos la pudieran ver, venerar y contemplar, como el Amor de Dios, en Su humilde y pobre Hijo. Este es el Dios de la Vida, que se hizo carne a través del Verbo y del Espíritu Santo, para toda la humanidad.

He aquí la Fuente de Dios manifestada a través de Mi Vientre purísimo, de Mis Palabras de esclavitud al Señor Todopoderoso.

He aquí la Esclava del Señor que siempre persiste, que nunca se detiene, que sigue adelante para ver en Sus hijos y en los más pequeños, el Plan Divino del Creador.

He aquí la que siempre se dona, la Madre silenciosa, la que desata todos los nudos, la que trabaja invisiblemente en todas las causas imposibles.

He aquí la Abogada del Señor, la Corredentora después de Cristo, la Intercesora, el Espejo de Justicia, el Espejo de la Pureza, el Espejo de la Ascensión.

He aquí la que siempre hace brillar Su Inmaculado Corazón, para que todos lo puedan sentir, interiormente.

He aquí la que los libera de las amarras, de las injusticias, de la perdición y de toda ilusión.

He aquí la Madre siempre Virgen, la Gobernanta del Universo, la dulcísima y simple Señora, la que ama a las almas para cumplir el pedido de Dios.

Vengo a refractar en esta hora el Gran Espejo de la Fuente, de la Fuente de la Creación, donde todo nació y surgió desde el principio de la Mente Divina.

He aquí la Madre de Dios, la que no tiene religión, la que solo vive en Dios, para que Sus hijos puedan vivir en Él.

He aquí la esencia del Amor manifestado, en Su aspecto femenino y sagrado.

He aquí la Madre que siempre los comprende, la Madre que los acepta bajo el Espíritu incondicional del Santo Espíritu de Dios.

He aquí la que equilibra la justicia, la que toma con Su mano la balanza de la injusticia de la humanidad, para poder equilibrarla antes del gran tiempo, el gran tiempo de la purificación, de la definición y de la redención de las almas.

He aquí la Madre que siempre se entrega a Sus hijos, la Madre incansable, persistente, humilde y poderosa.

He aquí la que trae entre Sus manos la Luz y la Gracia de Dios, para ser derramada en los corazones del mundo, para que todos reencuentren el sentido del Amor y de la Unidad.

He aquí la Madre de la Divina Naturaleza, la Madre de la Creación, la que cuida y protege a cada esencia creada en todos los Reinos de esta Creación.

He aquí la Madre que llora por Sus hijos silenciosamente. La Madre que clama, que invoca y que llama a Sus hijos al sagrado despertar.

He aquí el Corazón que se entrega, sin tiempo y sin condición, porque es urgente que todos ingresen a Él, para poder salvarse y tener consciencia de sus decisiones y acciones.

He aquí la Madre que se postra ante el Señor y ante Su amadísimo Hijo, para implorar por el mundo y la humanidad; para traer hacia la Tierra una gracia y una expiación inexplicable.

He aquí la que siempre se entrega para todos Sus hijos por igual.

He aquí el Espejo que refleja la Paz; que trae lo posible para todo lo imposible en el mundo.

He aquí la que interviene por el Universo, la que enciende los espejos para traer los códigos de la Divinidad y para que estos se siembren en la mayor cantidad de consciencias posibles.

He aquí la Madre que nunca se detiene; que siempre trabaja por un Plan Mayor; que trae para todos, a través de Su Corazón, la infinita Misericordia de Dios.

Estoy aquí por Mis hijos, por los que no Me escuchan, por los que no Me aceptan, por los que no Me aman.

Soy la Madre Universal, la que proviene de la Fuente purísima de Dios, gestada como Esencia, tan semejante a una flor; a la flor más bella de este Universo. De ahí provengo Yo y deseo que Mis hijos, en estos tiempos difíciles, también puedan unirse a esa Fuente Mayor.

He aquí la Madre que todo lo contempla, que conoce todas las necesidades y que escucha todas las súplicas. Es aquella Madre que contempla a Dios con Amor y que le pide todos los días por Sus hijos, por una nueva oportunidad, trayendo así la esperanza, la renovación, el propósito, para aquellos que más lo necesitan.

He aquí la Madre de la Luz, la que trae algo desconocido para todos; la que abre las puertas hacia la Divina Redención.

He aquí la Madre de los ángeles; la Sierva de los arcángeles y del Padre Eterno.

He aquí la que trae el Cielo a la Tierra y muestra para todos, los tesoros del Universo, para que los puedan contemplar y amar.

He aquí la que siempre los escuchará y nunca detendrá Sus pasos, hasta conseguir lo que Dios necesita de ustedes: almas puras, almas simples, almas servidoras, almas que aman más allá de sí mismas, de sus miserias, de sus imperfecciones, de sus dudas y de sus errores.

He aquí la Madre que trae la Fuente del Amor, para que sus más pequeños puedan beber de ella, hasta saciar su sed completamente.

He aquí la Madre del Santo Rosario, la Madre de la eterna oración; la que trae para el mundo la urgente Paz para estos tiempos. Amén.

Y con Mis palabras tan simples, les traigo el Universo de Dios. Contemplen la Presencia del Creador y nunca se olviden, hijos Míos, que es de esta forma que se unirán a Mi Corazón y al Corazón del Padre Celestial.

Que la Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como una Unidad perfecta, hoy los consagre. Recuerden, con Mis Palabras, que Yo estoy en todas las cosas, pero humilde y silenciosamente; así los acompaño y los acompañaré siempre, porque Mi Corazón es incansable y siempre estará al lado de Mis hijos.

Con la oración que hoy les presenté, les traje todo los que Soy, todos los Misterios Divinos que se encuentran en Mi Presencia. Déjenme vivir en sus corazones. De esta forma, hijos Míos, Yo les enseñaré a ser dignos hijos de Dios, dignos hijos de Mi Inmaculado Corazón, no importa en donde estén, si pertenecen a alguna religión, a cultura diferentes, a naciones distantes. Yo estoy en todo y en el silencio les enseño a amar, para que de esta forma, aunque muchos no me conozcan, que por medio de sus corazones Yo pueda llegar a cada uno de Mis hijos y a todos los Reinos de la Naturaleza.

Hoy los bendigo con la Luz de los Espejos sublimes, porque los traigo del Universo para encender sus corazones y, silenciosamente, revelarles Mi Paz; esta que el mundo no conoce, y que por primera vez, puede sentirla plenamente en su interior.

Mis amados hijos, hoy viviremos una bendición especial; una consagración infinita, que permeará en lo profundo a las almas que hoy se consagrarán.

Mi Hijo Me ha pedido consagrarlos con el Sacramento de la Unción, porque será importante para esas almas, sobre todo para lo que deberán vivir en el próximo mundo.

Tráiganme aquí el aceite para consagrar. Sepan que las santas mujeres de Jerusalén ungieron el Cuerpo herido del Hijo amado de Dios, para restaurar todas las faltas cometidas durante Su Flagelación y Pasión.

Las santas mujeres, las auxiliadoras de Cristo, sabían en aquel tiempo lo que hacían. A través de la Unción, no solo curaban el Cuerpo del Señor que estaba dentro del Santo Sepulcro, sino que ellas también traían, como almas espejo, la regeneración de la humanidad, a través de las Células vivas de Cristo; porque las Células de Cristo nunca murieron. El Cuerpo reposó, expiró, para poder seguir sirviendo a las almas en los planos internos de esta Creación.

El aceite consagrado representa la cura para las almas y hoy las bendeciré, en esta consagración especial, trayendo la esencia de la regeneración, para sus espíritus y consciencias.

Les pido que podamos escuchar una melodía sacra, para este momento de consagración.

El Señor bendiga este elemento, surgido de la Fuente de Su Creación, a través de la donación de los Reinos de la Naturaleza. Sea el símbolo de la redención, de la regeneración y de la cura, para aquellos que siempre buscan la reconciliación con Dios. Amén.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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