MENSAJE SEMANAL DE LA VIRGEN MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN CRACOVIA, POLONIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

A los jóvenes buscadores del Gran Corazón Pacificador de Cristo

Hijos:

Un corazón pacificador es aquel que tiene claro, dentro de sí, el camino que quiere recorrer.

Un corazón pacificador está dispuesto a ir más allá de sí mismo, en pro del bien y de la paz en la humanidad.

Un corazón pacificador reconoce la necesidad y la atiende para poder aliviarla.

Un corazón pacificador no se defiende ni tampoco se justifica. Él siempre busca estar atento a las señales internas.

Un corazón pacificador sabe por qué está en este mundo y para qué ha venido a la humanidad.

Un corazón pacificador se alegra por el logro del semejante y se esfuerza para que los demás lo puedan superar, porque un corazón pacificador sabe que no tiene nada que ganar ni nada que perder, ya que su ardiente aspiración es ayudar a que todos alcancen sus sueños.

Un corazón pacificador ama a la Creación y trabaja secretamente para que cada día la naturaleza sea reparada.

Un corazón pacificador no eleva su voz ni tampoco reafirma sus propias ideas, sino que está receptivo y abierto para aprender de las posibles diferencias.

Un corazón pacificador mantiene viva su aspiración de servir al Plan de Dios y nunca deja de sostener el estandarte de la paz.

Un corazón pacificador busca las Huellas del Maestro, porque en ellas está el camino, en ellas encuentra la verdad, en ellas comprenderá la vida, las experiencias y los aprendizajes.

Un corazón pacificador trabaja por alcanzar sus metas y lucha por expresar sus dones y talentos.

Un corazón pacificador no retrocede, sino camina, teniendo presente que cada uno de sus pasos será bendecido por la Gran Luz.

Un corazón pacificador impulsa el cambio, renueva las formas y concreta las aspiraciones que tiene el Gran Corazón Pacificador que es Cristo.

Que los buscadores del Gran Corazón Pacificador, que en estos días se reúnen y se unen por un Propósito Mayor, reciban las bendiciones de su Madre Celeste, para que todos los jóvenes pacificadores sean las nuevas semillas que se plantarán en la venidera Tierra Prometida.

Los bendice en este día y les agradece por responderle a Dios,

Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz

APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA EN LA CIUDAD DE CZESTOCHOWA, POLONIA, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, PARA EL ENCUENTRO DE ORACIÓN DEL DÍA 13

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Gracias a la oportunidad que Me ha dado Dios, vengo a elevar hacia el Reino de los Cielos a toda Europa del Este, para que esté más cerca del Corazón de Dios, para que puertas inciertas se sigan cerrando y los corazones heridos se puedan curar, especialmente aquellos que se vieron forzados a abandonar sus hogares, a abandonar sus pueblos y todas sus pertenencias.

A través de la Presencia de Nuestros Sagrados Corazones, del Corazón de Mi Amado Hijo y de Mi Inmaculado Corazón, venimos a fortalecer el canal de la Divina e Insondable Misericordia que brota como un manantial inagotable de Gracias y de expiación para toda la humanidad y el planeta.

Hoy quisiera, hijos Míos, que no solo honraran a la Madre y Reina de Polonia, sino que también contemplaran junto a Mí, a través del Amor de Mi Corazón, el divino canal de la Misericordia que aún sigue abierto para el mundo entero, que debe ser recordado todos los días en sus oraciones y en sus actos de caridad y de servicio. Un canal de Misericordia que no puede ser olvidado ni tampoco apartado de sus vidas, porque este es el gran momento de la humanidad en el que todos necesitan esa Misericordia, no solo para atravesar estos tiempos desafiadores, sino también para vivir lo que Mi Hijo necesita de ustedes. 

Recuerden que son Sus apóstoles, los apóstoles del fin de los tiempos, los apóstoles que aprenden a persistir y a seguir adelante a pesar de las batallas espirituales e internas o aun a pesar de las guerras externas. Nunca vencerán al enemigo enfrentándolo, sino ustedes lo conseguirán vencer a través del Amor de Mi Hijo.

Yo necesito, hijos Míos, que comprendan que este canal de la Divina e Insondable Misericordia de Cristo, abierto una vez aquí, en Polonia, a través de las revelaciones a Santa Faustina, es un canal que debe ser conocido por todos. Es un canal semejante a una fuente, al que ustedes se pueden aproximar, lavar y purificar, para que no solo sus pecados sean disueltos o aquellas situaciones internas que no consiguen superar o resolver puedan ser resueltas por el manantial inagotable de la Compasión de Mi Hijo, sino también que ustedes, como portadores de actos de caridad y de Misericordia, enseñen a través de sus ejemplos el Amor que ha perdido el mundo entero, que lo ha llevado al castigo, a la impunidad y a la injusticia.

Este canal de la Divina Misericordia, que no solo es divino, sino que también es cósmico, debe estar muy presente en sus consciencias; y eso lo conseguirán a través de la oración del corazón y de la poderosa herramienta a la Divina Misericordia.

A las tres de la tarde, Mi Hijo sigue abriendo Sus Entrañas más profundas y desconocidas al mundo. A través de Sus Entrañas que los llevan al Océano de Su Misericordia Infinita, Él, de Brazos abiertos y Manos extendidas, invita a todos Sus compañeros e hijos a ingresar a ese Océano de Luz. Esta actitud no es teórica ni tampoco es una actitud mental, es un movimiento profundamente espiritual y científico, cuando tan solo el alma se une a la Divina Misericordia, todos los días a las tres de la tarde. 

Mientras este canal de la Misericordia esté abierto, no desaprovechen las oportunidades de la Gracia y de la expiación que necesitan ustedes y sus hermanos del planeta, así como también los Reinos de la Naturaleza.

Ustedes saben que todos necesitan a esa Misericordia, no solo para poder persistir, sino también para poder sobrevivir en estos tiempos difíciles. Porque en verdad les digo, Mis amados hijos, que no habrá otro refugio que el Corazón de Mi Hijo para que sean protegidos por Su Misericordia y Su Compasión.

De esa forma, cuando se unen conscientemente al canal de la Divina Misericordia abierto en Polonia, no solo sentirán y verán actuar a la Misericordia de Dios en ustedes, sino que por donde ustedes vayan y sirvan, verán las obras de la Misericordia de Dios, obras que son necesarias en estos tiempos para generar una expiación más amplia y profunda en todo el género humano.

Por eso, es importante que nunca se cansen de postularse como apóstoles de la Misericordia de Mi Hijo, porque Él no solo necesita de obras buenas, obras que generen fraternidad y unidad entre todos, sino Mi Hijo también necesita de espejos de Misericordia en la superficie de la Tierra.

Como Madre y Reina de Polonia, estoy aquí, cerca de ustedes, en este día, para poder rezar por esta aspiración mayor de Mi Hijo. Y hoy, recibo sus oraciones y también sus cantos, para que este canal de la Divina Misericordia en Polonia pueda seguir sustituyendo a la Justicia, para que este canal nunca se cierre, aunque la humanidad viva su peor momento de tribulación.

Porque ese bendito canal de la Misericordia de Cristo, expresado a través del Santuario de la Misericordia en Cracovia, es un canal sostenido por los Ángeles, y los Ángeles de la Guarda de todos Mis hijos pueden llegar a ese canal para nutrir sus esencias de nuevos códigos, para colocar en sus almas nuevos atributos que, a través del fin de estos tiempos, construirán internamente la Nueva Humanidad. Y todos, juntos con Mi Hijo, sostendrán el gran momento de Su Retorno al mundo, para que ese Retorno de Cristo se pueda dar a través del canal de la Misericordia y no del canal de la Justicia.

Porque como Él se los dijo, hace pocos días, Mi Hijo no es un Juez. Él es el Abogado entre las almas y Dios, Él es el Maestro del Amor y de la Misericordia que quiere llevar a los corazones hacia la verdad, hacia la recuperación de la pureza y de la inocencia que perdió el mundo. Por eso, este momento que están atravesando, este momento crucial del planeta, es importante y único.

Por eso, deben seguir difundiendo este canal de la Divina Misericordia, porque muchas más almas lo necesitarán, y ustedes lo verán con sus propios ojos y lo sentirán con sus propios corazones.

Que sus vidas sigan siendo portadoras de la Misericordia de Dios para que la Luz, que viene del Universo, no se borre del planeta, no desaparezca de la faz de la Tierra por falta de corazones misericordiosos.

La Misericordia, en cada uno de ustedes, comienza en lo que es pequeño, en las actitudes diarias, en el compartir grupal; así, podrán encontrar la Misericordia y se darán cuenta, por ustedes mismos, cuán importante es que sean misericordiosos, inclusive en aquellos momentos que parecerían menos importantes para ustedes.

Que la Misericordia de Mi Hijo sea un gesto de Amor para todos, así el mundo se aproximará a la cura espiritual que necesita y las puertas del mal serán cerradas completamente, las almas dejarán los vicios y las malas costumbres, y no estarán aliados al pecado, sino curados y renovados en Cristo por la acción de Sus Rayos Misericordiosos que, a través de Polonia y en especial de Cracovia, brotan incansablemente de Su Corazón para llevarlos a todos hacia la paz.

No quisiera que perdieran este momento, porque no podría afirmar que exista otro momento como este, en el que sus almas y espíritus estén ante el Océano de la Misericordia de Dios, ante la Fuente de Su Amor y Unidad que les da sabiduría y entendimiento para atravesar con mansedumbre todas las pruebas, porque la purificación del planeta continuará y su propia purificación también continuará. Aquí no debe existir una lucha ni tampoco una resistencia entre ustedes y las pruebas, entre ustedes y los desiertos, entre ustedes y las batallas.

Actúen misericordiosamente y tendrán Misericordia de sus propias miserias, que por Gracia y Obra del Espíritu Santo se transformarán y en sus consciencias tendrán muy presente que lo más importante es cumplir el Propósito, porque todo lo demás se transformará y se curará. 

Esto es posible por el canal de la Misericordia, y como Madre de Dios, y Madre de Mi Hijo, protejo y guardo esta importante intención de Cristo para que las almas, a través de la Misericordia, vivan en la unidad y en la verdad, algo que hoy el mundo no enseña ni vive, sino que el mundo aleja a las consciencias de Dios, creando sus propios dioses e ídolos.

Por eso, Mis amados hijos, les pido que, por la Misericordia del Redentor, vivan en el amor para que siempre vivan en la verdad y en la justicia. El mundo está muy violento y vengativo, esto alimenta los conflictos y las guerras, esto provoca a los desplazados y golpea a los inocentes. Esta situación estimula el aborto y genera en las almas un vicio que es imborrable, que es el vicio de la ilusión y de la oscuridad.

Por eso, sean misericordiosos y ayuden en la obra de la Misericordia de Mi Hijo, transmutando junto con el Redentor todo lo que vive este planeta sin sentirse héroes, sino guerreros de la oración, seres conscientes que sostienen el Estandarte de Cristo para que no desaparezca la paz.

Hoy, desde el Santuario de la Madre de Polonia y Reina de las Naciones y de los Ángeles, a través de Mi bendición maternal les otorgo la Paz, para que la Paz esté presente en la superficie del planeta y en especial en Europa Oriental; por lo que deberán seguir orando para que, en esta región del planeta, algún día las almas vivan la redención.

Les agradezco por escucharme y por entrar, una vez más, en Mi Corazón.

Les agradezco, en nombre de Mi Hijo, por toda esta misión cumplida y concretada, desde La Salette, pasando por Lourdes, Garabandal, Navarra y Polonia, y por todo lo que vendrá en los próximos tiempos.

¡Les agradezco por la donación de corazón!

Que Mi Hijo siempre los guíe hacia Su Reino de Paz, porque el Señor del Universo nunca se olvida de Sus servidores.

Siéntanse en Mis Brazos de Madre, bajo el Manto de la Virgen de Czestochowa.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Aparición de Cristo Jesús durante el Sagrado Llamado, en la Ciudad de Cracovia, Polonia, al vidente Fray Elías del Sagrado Corazón de Jesús

Después de más de cincuenta años retorno a Cracovia para traer al mundo la Paz y conceder a la humanidad la Misericordia.

Por esa razón estoy aquí y les he pedido estar aquí, Conmigo, para que las almas se liberen del sufrimiento; un sufrimiento que dejó de ser histórico para convertirse en un sufrimiento milenario.

Por eso, los he traído hacia la Fuente de Mi Divina Misericordia, porque necesito que profundicen en ella, que la puedan conocer más, que puedan profundizar más en ella con la consciencia, porque aún el mundo la necesita.

Pero hoy los traje a un escenario más difícil, a uno de los escenarios más difíciles de la humanidad. Por eso me digné a descender aquí hace tanto tiempo, así como Mi Madre lo hizo en Fátima, para dar a conocer al mundo lo que pensaba y sentía Dios. Pero aún la humanidad no ha comprendido nuestro mensaje, porque no lo ha escuchado de verdad.

Eso trae demoras en el despertar de la humanidad. Por esa razón he regresado aquí, a Polonia, por medio de esta Obra, para que sepan que Mi Obra de Misericordia es una sola Obra, nacida desde la misma Esencia y de la misma Fuente, la que el mundo deberá conocer y no solamente invocar y pedir.

Mientras estoy aquí presente con ustedes, estoy presente con Mis hijos de Polonia y de toda Europa Oriental, porque ya estoy abriendo los caminos con Mi Consciencia Divina y Paternal para poder llegar a Asia y a Oceanía.

Preparando las bases a través de la Fuente de Mi Misericordia, la Obra de la Redención se podrá realizar y ella se podrá llevar adelante, con la ayuda incondicional que muchos han dado para que Polonia recibiera esta oportunidad especial.

Es así que hoy estoy deteniendo la historia de lo que ha pasado; es decir, estoy disolviendo el sufrimiento humano, lo que ha quedado registrado en la consciencia de los hombres y de las mujeres de toda Polonia.

Por medio de Mi Fuente vengo a disolver el sufrimiento, vengo a conceder la paz y traer la esperanza a los corazones, sabiendo que aún hay mucho por hacer en esta humanidad.

Es así, que hoy me presento a ustedes como el Señor de la Misericordia, pero también como el Señor de la Gracia, como el Señor de la Piedad, el Señor del Amor, ya que estos atributos son los necesarios en este momento y para lo que necesitan los hermanos de Polonia, sabiendo que su propia fe los ha salvado.

Es esa fe tan ardiente, tan verdadera y pura que ha permitido esta Gracia, que su Maestro y Señor del Universo retorne a la Tierra, retorne al lugar en donde Él abrió la Fuente de Su Divina Misericordia para que no solo todo se pueda recuperar, sino para que también las almas reciban lo que necesitan en este momento.

Estamos en un momento importante ante el Universo, ante la Iglesia y la humanidad. El Señor de la Misericordia viene a su encuentro, no solo para borrar el pasado, sino también para hacer renacer los espíritus en la Fuente del Amor y de la Unidad.

En esta hora disuelvo lo que ha sucedido aquí, en este pueblo, así como disuelvo en sus corazones, la impotencia que existió en algún momento de no poder sobrevivir. Pero ahora, ante Mi Presencia Celestial, el Maestro del Amor y de la Unidad les vuelve a presentar Su Fuente de piedad y de reparación, para que todas las esencias de Polonia y del mundo se sumerjan en Mi Fuente de reparación y de cura, en la que los códigos del mal serán disueltos para que renazca en ustedes la verdadera luz que son ante el Padre Celestial.

Por eso, en esta tarde en la que Polonia recibe la presencia del Cielo, Yo les ofrezco el Don del perdón y de la reconciliación, para que sean instituidos en sus vidas a fin de que esos dones de Mi Gracia ayuden a reparar a muchas más almas que necesitarán desprenderse del sufrimiento y de la agonía para volver a tener confianza en Dios y sobre todo, en Su Divino Reino.

Con todo el Poder que instituye el Cielo y el Universo, Yo les traigo la Fuente de Mi Divina Misericordia, para que se puedan sumergir en Mi Océano de Amor y los Códigos de Luz se renueven en sus seres y en todo el pueblo polaco.

De este modo Yo les traigo la expiación para que consigan perdonar y volver a amar, sabiendo que todos son parte de una misma Fuente y de un mismo Origen y que, algún día, todos serán uno dentro de esa Fuente de Amor y de Unidad que representa al Padre Celestial.

Que hoy sus rostros no reflejen la tristeza del pasado, porque sé que es una tristeza verdadera por la agonía, por el sufrimiento, por el dolor. Pero Yo les pido que reflejen un rostro de esperanza, porque Dios les ha concedido a su pueblo dos sucesores de Mi Misericordia: Santa Faustina y San Juan Pablo II.

En ellos encontrarán las bases de esa renovación. A través de ellos llegarán a Mi Corazón misericordioso, porque en total incondicionalidad se han ofrecido al mundo después de ascender a los Cielos, para ayudar a la humanidad y sobretodo a Europa Oriental a fin de reparar y de cicatrizar las heridas, heridas imborrables en las mentes y en los corazones.

Pero sepan, compañeros, que en la Fuente de Mi Divina Misericordia todo se resolverá, porque mientras les hablo y Me escuchan, Yo escucho el llanto de los inocentes, los acojo en Mi Corazón paternal y los llevo a la Fuente de Mi Divina Misericordia; una Fuente armoniosa y pacífica para que todos ellos se puedan liberar.

Por eso, en esta hora muchas cosas están sucediendo. No hay enfrentamiento contra el mal o la adversidad. Mi Presencia ha neutralizado todos los espacios. Mi Presencia ha iluminado todos los rincones. Mi Corazón ha concedido el fin de un cautiverio espiritual que ha quedado guardado en el corazón de los polacos.

En esa unión íntima con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, el Señor de la Misericordia y de la Piedad viene a reconstruir a Su humanidad y a Su pueblo, por medio de los siervos que Yo he enviado al mundo, que han pasado por esta Tierra para anunciar y proclamar Mi Palabra y que aún pasan por esta humanidad como embajadores de la paz para proclamar Mi Evangelio victorioso y la llegada al mundo de Mi infinita Misericordia, antes de que se abra la Fuente de la Justicia Divina.

Por eso, compañeros, no solo ustedes ingresen en la Fuente de la reparación de Mi Corazón, sino llévenla a todos los que necesitan de Mi infinita Misericordia, así Yo podré hacer muchos más prodigios, como los que hago en el espíritu de los presentes y de los no presentes, llevándolos a la comunión con Mi Corazón Eucarístico y encendiendo en sus almas el Fuego misericordioso de Mi Amor, el que finalmente curará todas las heridas, liberará a todas las almas y establecerá la paz.

Que se cumpla entonces el advenimiento de la Misericordia en Mis siervos para que el planeta, como un todo, reciba una oportunidad, sabiendo que deberá volverse a Dios para encontrar la cura y la reparación de toda la vida planetaria, especialmente de aquellos acontecimientos que han marcado la historia de la humanidad y de millones de almas que aún no han conseguido liberarse del sufrimiento y del dolor humano.

Pero hoy por medio de Mi Gracia y de la Fuente de Mi Divina Misericordia, su Maestro y Señor viene a reparar a todas las esencias, especialmente a la esencia original de Polonia que a pesar de todo lo que ha sufrido y padecido, no ha perdido la esperanza, la alegría y el júbilo de vivir a su Maestro y Señor.

La prueba del pasado fue realmente difícil, pero la victoria de su pueblo está en la perseverancia y en el dogma de su fe; esto hace regresar la Fuente de Mi Misericordia a Polonia, sabiendo que aún hay tiempo para poder redimirse por medio de los Sacramentos que Yo les he concedido desde Mi Vida pública hasta la Última Cena, llegando a lo alto del monte Calvario en la Cruz.

Todos esos méritos, todos esos dones, todos los poderes de esa Gracia concedida por Dios, forman parte de la Fuente insondable de Mi Misericordia que hoy vuelvo a derramar sobre Polonia y especialmente en las almas que aquí habitan, para que en el próximo tiempo, el tiempo de la gran renovación y del gran cambio, ustedes demuestren al mundo que es posible perdonar, amar y reconciliarse interiormente, a pesar de todo lo que haya sucedido.

Es por este medio de la Divina Misericordia que el Señor y Maestro de Polonia, el Señor de Europa Oriental, viene a este lugar que es bendecido por la Gracia para entregarles nuevamente la comunión con Mi Cuerpo y con Mi Sangre, para que todo se pueda renovar en sus espíritus, para que todo se pueda disolver en sus consciencias, especialmente aquello que les ha impedido seguir caminando en la fe y en la alegría de vivir a Dios en plenitud y en confianza.

Por eso eleven sus corazones hacia los altares de Nuestro Padre Creador, para que en este ofrecimiento y sacrificio del Cordero Unigénito, todo pueda ser reparado y restaurado en la Fuente de la Divina Compasión, concediendo a su pueblo y al mundo la Misericordia de Dios, aquella que disuelve los errores, los sufrimientos y las heridas profundas.

Ofrezcan hoy Conmigo este Sacramento del Altar, para que los ángeles que han venido a Mi encuentro y desde el Reino de Dios, no solo transubstancien la forma del pan y del vino, sino también transubstancien a todas las esencias de Polonia a fin de que se reencienda el Fuego y el Espíritu del Amor consolador y todo se redima, poniendo fin al sufrimiento e ingresando al Portal de Mi Corazón, de Mi Corazón de Alegría, de Esperanza y de Júbilo.

Con estas palabras que hoy les traigo desde el Cielo, los invito a celebrar esta Eucaristía en nombre de millones de almas más en el mundo que en muchos rincones de la Tierra, como en muchas naciones del Mundo, esperan por la Fuente de Mi Divina Misericordia.

Quiero que en esta tarde de celebración y de profunda reparación lleven esta Fuente al mundo, por medio de la comunión con Mi Cuerpo y Mi Sangre, estableciendo así en sus consciencias el estado de Mi Gracia eterna.

Celebremos entonces este momento, por todos los sacerdotes, por todos los religiosos, por todos los creyentes y los no creyentes, por todos los que necesitan sumergirse en la Fuente de Mi Misericordia, concediendo a su pueblo y a la humanidad esta expiación extraordinaria que hoy Mi Corazón trae del Cielo para derramarla en sus corazones, como un Cáliz renovado por la Sangre del Cordero. Amén.

Incienso.

Y todos los que Me escuchan en cualquier lugar del mundo, también ofrezcan este sacrificio junto a su Maestro y Señor, para que la paz no solo llegue a los corazones, sino también a las naciones del mundo que viven los conflictos y las guerras de estos tiempos.

Envío ese Rayo de Mi Misericordia de una forma especial y muy amorosa para Egipto, Siria, Irak, Nicaragua y Venezuela. Que todas esas almas que allí se encuentran, hoy sean merecedoras de la Divina Misericordia, para que no pierdan la esperanza y la aspiración de volver a encontrar a su Maestro y Señor cuando Él retorne al mundo por segunda vez y para poner fin al sufrimiento humano, para instituir el espíritu de la alegría del Reino de Dios. Que así sea.

Que los elementos del altar sean transubstanciados por la presencia de los ángeles del Cielo y así el Espíritu de la Renovación se pueda instituir, trayendo la Paz y la Misericordia al Mundo.

Felices hoy serán los que vivan este Sacramento, porque podrán reconocer a Aquel que vendrá entre las nubes, trayendo la Gloria de Dios y el regreso del Reino de los Cielos, como fue en el principio.

Que el Espíritu Santo descienda sobre este elemento para que él esparza sus Dones en Polonia y el mundo.

Con el agua los purifico y también los consagro.

Con el agua los elevo y también los trasciendo.

Con el agua los sublimo y también los santifico.

En esta Cena que hoy les ofrezco, se volverá a desvelar un misterio que se encuentra en el centro de Mi Corazón, que es el Misterio del Amor vivo de Dios en todos los seres y en todas las criaturas que Él ha creado a Su Imagen y Semejanza. Es hacia esa llama poderosa del Amor que deberán retornar y regresar siempre, porque en el Amor de Dios se encuentra la Fuente de Mi Misericordia.

La Sangre y el Agua que brotó del Cordero es la Sangre que santifica a las almas y las redime espiritualmente.

Por todos los que obran en Mi Iglesia de la Tierra y en Mi Iglesia Celestial, hoy ofrezco este Sacramento para que se esparza como Luz en el mundo y las tinieblas se disuelvan.

Tomen y coman todos de Él porque este es Mi Cuerpo que es ofrecido por el Cordero Inmolado y entregado por los hombres para el perdón de los pecados. Nunca olviden hacer esto en Mi Memoria.

Tomen y beban todos de Él, porque esta es Mi Sangre, Sangre de la Nueva Alianza que es derramada por los hombres para el perdón de los pecados. Beban de esta Fuente de amor y de reparación para que todo sea curado, dentro y fuera de los hombres de la Tierra. Este es el Cáliz de la Concepción Original, el Cáliz de la Santísima Trinidad que se ofrece en lo más simple y humilde, para que sea bebido por los hijos de Dios a fin de renovar todos los tiempos.

Este es el Sacramento de la fe de todos los hombres de la Tierra. Benditos sean los que comulgan de Él para renovar sus consciencias, familias, pueblos y naciones para que triunfe el poder de Mi glorificado y misericordioso Corazón.

Oración: Padre Nuestro.

Escucharemos ahora el Padre Nuestro en polaco.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros (se repite dos veces)

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, dadnos la paz.

Felices serán los invitados a beber de la Sangre y a comer del Cuerpo del Cordero para que todo sea renovado.

Es de esa forma que Yo les concedo la Paz, para que vivan en Mi Paz y sean Mi Paz.

Vayan en Paz y lleven la Paz, porque así el mundo será reparado y toda la humanidad será consolada de sus innumerables sufrimientos.

Yo les agradezco por haberme ayudado a llegar hasta aquí, para reabrir la Fuente de Mi Misericordia, no solo en Polonia, sino también en Medio Oriente.

Todo se ha consumado.

Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Ahora se darán el saludo de paz en Mi Nombre.

Quiénes somos

Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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