Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Contempla, hijo, en tu corazón, tu mundo interior.  Observa, en silencio, lo que pasa por tu corazón, por tu mente, por tu universo subconsciente.

Deja que el silencio limpie lentamente lo que habita oculto dentro de ti y percibe, así, cómo está la condición humana, no solo en tu ser, sino también en todos los seres.

Contempla a la humanidad, de adentro hacia afuera, no juzgando lo que tus ojos pueden ver, sino observando lo que tu mundo interior puede revelar a partir de la unidad que existe entre tu consciencia y todas las consciencias del mundo.

Observa como el enemigo trabaja hoy, estimulando silenciosamente el mundo subconsciente de los seres, dándoles ideas, sentimientos, emociones, pensamientos que no les pertenecen.

Hoy, muchos seres viven observando la vida de otros, sintiendo sus aparentes sentimientos, pensando sus aparentes pensamientos, viviendo imaginariamente la vida de otras personas, mientras sus almas van siendo sepultadas y silenciadas lentamente en el calabozo de los abismos internos.

El grito de las almas se refleja en los seres como enfermedades de los tiempos actuales: pánico, miedo, depresión, falta de propósito en la vida, suicidio, inmadurez, deconstrucción mental y emocional.

El grito de las almas se refleja en los seres humanos perdidos, buscando referencia en los pensamientos y sentimientos de otras personas, buscando libertad en la máxima expresión de las nuevas y viejas energías capitales; pero, al final de todo, en lo profundo de los seres, hijo, las almas aún gritan, aún lloran y aún claman por volver a ver la Luz.

La semejanza con Dios no es algo que puede ser sepultado en los seres humanos, ni aun por los mayores estímulos involutivos del mundo. Por eso, en lo profundo de una humanidad superficial, grita un alma en busca de la verdad para la que fue creada.

Por detrás de seres humanos inmaduros emocional y mentalmente, infantiles, grita un alma antigua que busca su Propósito y que no puede permanecer sepultada por los estímulos del enemigo, cuando más necesita expresarse en el momento de la transición de los tiempos.

Hijo, los santos de otrora hicieron de las enfermedades groseras de su época los instrumentos de su santidad, porque convirtieron sus debilidades en una cruz santa, a través de la actitud con la que experimentaron lo que para otros era simplemente mala suerte, sufrimiento o una situación desagradable.

Los santos de hoy deben ir más profundo que los sentidos del cuerpo, deben ir más allá de las apariencias superficiales, porque el instrumento de su santidad está ahora más allá de la mente, en los mundos subconscientes. Es allí en donde deben aprender a estar para encontrar los pensamientos que no son suyos, los sentimientos que no son suyos, para arrancar las raíces de los estímulos mundanos y las cadenas que les impiden liberar sus almas para que expresen lo que vinieron a expresar en este mundo: la semejanza con Dios.

La gran enfermedad de este tiempo no está en el cuerpo, sino en la mente y en su profundo misterio subconsciente. Es allí adonde tu silencio debe llegar para comprender lo que no viene de ti ni de Dios, sino del enemigo que busca confundir a los seres y hoy lo hace de adentro hacia afuera.

Por eso, hijo, también de adentro hacia afuera, obsérvate y observa la condición humana. No permanezcas en lo que es aparente y superficial, sino ve más allá y traba tu batalla en el silencio, en la oración y en la posibilidad de sumergirte en tu mundo interior y saber la verdad sobre ti mismo, conocer y vivir lo que es ser un ser humano.       

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Desde el momento en el que el Creador emanó la expresión de Su Hijo Primogénito en las dimensiones materiales, la Misericordia comenzó a existir en la Creación. El Amor de Dios, que se superó a Sí mismo a través de Cristo, les abrió una nueva oportunidad a las almas y le concedió a toda la vida la Gracia de la Misericordia.

Cuando Cristo fue alzado en la Cruz y Su Costado fue traspasado, perforando también Su Sagrado Corazón; en ese momento, hijos, la Sangre y el Agua de Cristo brotaron dentro de todo el género humano y la Divina Misericordia no fue solamente vertida del Corazón de Jesús en el suelo de la Tierra, sino que también brotó como potencial de redención en la esencia de todos los seres.

Con esto, les digo que la Misericordia habita en la esencia de todas las criaturas de la Tierra, de todos los seres que, siendo creados a imagen y semejanza de Dios, viven con Él la renovación de Su Gracia, a través de la Divina Misericordia.

La Misericordia habita en las criaturas como un potencial de santidad y plenitud espiritual; y su manifestación puede tener más poder que las fuerzas del mundo, las nuevas y las viejas energías capitales, siempre y cuando perciban que ese potencial habita en ustedes y permitan que él crezca.

Para permitir que la Misericordia se expanda en sus seres, sean misericordiosos y compasivos; mediten sobre los Pasos de Cristo, en Su Pasión y en Su expresión de Amor; mediten sobre la Presencia del Creador en su interior, a través de la esencia que Él les concedió.

Cuiden la vida divina que habita en ustedes, como quien cuida una preciosa planta que debe ser regada, debe recibir luz y atención, cuidado y amor, para crecer así saludable.

Así, hijos, deben cuidar el potencial de la Divina Misericordia dentro de ustedes, este que les abre las puertas a la santidad, que no es nada más que permitir que la expresión de Dios, dentro de ustedes, crezca y se realice en sus vidas.

El servicio, la caridad, el respeto, la reverencia, la transparencia, la oración, la entrega son todas formas de alimentar el potencial divino que habita en ustedes.

Contemplar a Cristo y aspirar a imitar Su ejemplo mantendrá a sus almas siempre dispuestas a seguir adelante y a superar los desafíos de estos tiempos, siendo expresiones de la Misericordia de Cristo.

Entonces, permitan que Mis Palabras sean una realidad en sus vidas y den testimonio del poder de la Divina Misericordia.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Ora, hijo, por las almas que se pierden en este mundo, por las que buscan un sentido para la propia vida y, aunque estén colmadas por lo que el mundo les ofrece, no encuentran una razón verdadera para seguir viviendo.

Ora por los que están vacíos de Dios y distantes de sí mismos, por los que ni siquiera vislumbran la presencia de sus esencias y que silencian a sus almas con el constante ruido de los estímulos del mundo.

Ora por los que sufren y no encuentran el alivio de ese sufrimiento, por los que no conocen el camino dentro de sí mismos para atravesar las capas del caos y encontrar la paz en la Presencia del Creador.

Ora por los que se engañan a sí mismos, por los que creen que la felicidad está en las realizaciones que el mundo les da y que un día se encontrarán con el abismo que existe, aún silencioso, en el propio interior.

Ora por los que están en el desierto y no encuentran en sí la valentía para seguir adelante, por los que no perciben la Presencia silenciosa de Dios en su camino y, por eso, jamás se detienen, buscando entrar en diálogo con Él.

Ora, hijo, no solo por ti, por tus miserias y dificultades, por tus muros y resistencias, por tus proyectos y aspiraciones.

Ora por el planeta, ora por las almas que no conocen a Dios, ora por los jóvenes, por los adultos, por los ancianos, por los que llegan al mundo y están buscando la oportunidad de aprender sobre el amor.

Ora por la humanidad, por la esencia que habita en el corazón de todas las criaturas, sin excepción; ora para que esa luz se exprese, para que se expanda y habite en toda consciencia, abriendo camino para que el Espíritu de Dios limpie y transmute a los seres, transforme y restaure el Propósito Divino de sus vidas.

Si oras por la humanidad, también estará contemplado tu corazón, y estarán contemplados los Reinos de la Naturaleza y la esencia espiritual del planeta.

Si oras por la humanidad, para que su arquetipo divino se realice; también estará contemplada la Creación infinita de Dios, este universo que aguarda que un grado de amor desconocido se exprese para que la evolución se transforme y la vida encuentre su camino de ascensión.

Entonces, ora por el Propósito de Dios para todo y para cualquier ser de este mundo, por aquellos que conoces y por los que desconoces. No pienses en los méritos de tus oraciones, solo entrégale cada vida al Creador y pídele, de corazón, que su esencia divina, esta parte del Corazón de Dios que habita en los seres, crezca, se expanda y se exprese en todas Sus Criaturas.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Cuántas y tan intensas veces, su Señor sintió la aflicción de Dios en Su Corazón mientras estuvo sobre la Tierra?

Muchas, hijos.

La Agonía de Jesús no comenzó en el Getsemaní, sino en el desierto; cuando Su Corazón comenzó a contemplar todo lo que debería padecer para rescatar, de los abismos del mundo, a muchas almas que allí padecían en la oscuridad, aunque estuvieran con vida.

La Agonía de Jesús comenzó en el desierto; cuando, por instantes, contemplaba lo que era vivir en el vacío de la condición humana, y ahí el Creador le dio a experimentar y a conocer el abandono que viviría en la Cruz cuando, por Sí mismo, con Su condición de hombre, debería amar hasta el extremo, en Su último suspiro.

La agonía de los corazones comienza en el desierto, porque en el vacío se sienten frágiles y susceptibles a su condición humana, sienten el peso del mundo y su falso poder. Pero este desierto, hijos, es solo el comienzo de algo mucho mayor.

El desierto es el vislumbre de la Cruz. En él la fragilidad humana se revela y muchas veces el temor de no ser capaces de superarla domina a los corazones de los hombres. Pero es también en el desierto donde se fortalecen y crecen verdaderamente en espíritu, para enfrentar pruebas mayores en el silencio del propio corazón.

Después del desierto, vendrá la oferta del ser, representada por la Eucaristía Espiritual, en la que cada ser tendrá la posibilidad de ofertarse a sí mismo, junto a Cristo, y en el servicio descubrir la esencia de la comunión con Dios y con Su Plan.

Entonces, vendrá el ciclo de las humillaciones, de la condenación, del abandono. Vendrá el ciclo de las flagelaciones y de las heridas, que serán internas. Vendrá el ciclo de la cruz. Vendrá el ciclo de la verdadera renovación del amor y, solo entonces, vendrá el Señor nuevamente al mundo.

Por todos esos ciclos espirituales tendrán que pasar, para renovar el Amor de Dios y manifestar Su Pensamiento Perfecto.

Por eso, al estar en el desierto, no teman, sino luchen. Luchen, con la oración y con el silencio. Luchen, con el servicio y con el amor. Luchen, con una unión cada vez más intensa con el Corazón del Padre, aunque no lo sientan, aunque Él se silencie y los deje con su condición humana en las más intensas pruebas.

En el Evangelio encontrarán muchas llaves para imitar el Corazón de Cristo. En la oración encontrarán muchas respuestas de su propio corazón porque, aunque Dios se silencie en el desierto, sus mundos internos también guardan llaves y respuestas que pueden ayudarlos en las pruebas.

Recuerden a sus ángeles de la guarda, a sus almas. Recuerden a la Madre Divina que Dios les entregó; porque, aunque todo se silencie y todo sea absoluto vacío, en su Madre Divina siempre encontrarán consuelo y paz, alivio y compasión.

En cada ciclo de estos tiempos finales, sepan vivir las señales. La transición de los tiempos no es nada más que la Pasión del planeta. Todo lo que un día el Señor pasó para renovar a la Creación, hoy, Sus compañeros son llamados a vivirlo. Para saber cómo hacerlo, lean en Su ejemplo y síganlo.  

Tienen Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Que las Palabras e Impulsos de Dios pasen por ti y encuentren morada en tu corazón; encuentren en ti suelo fértil donde podrán crecer, florecer, expresar belleza y armonía, y darles frutos a las almas que tienen hambre y sed de Dios.

Que las Palabras de Dios pasen por ti y remuevan de tu interior las resistencias y los abismos oscuros, las indiferencias y los aspectos más acomodados de tu consciencia, aquellos que se sentaron en sus limitaciones y que de buen grado aceptan el punto en el que están para no hacer ningún esfuerzo en el camino de transformación.

Que las Palabras de Dios pasen por ti y no sean romantizadas, sino meditadas con la consciencia, con el corazón, con el espíritu. Reflexiona y ora sobre las Palabras que Dios te envía; pues el Verbo es vida, hijo, vida que proviene de los Principios Creadores de Dios, llamados Rayos Inmateriales.

El Verbo que proviene de Dios no tiene solo magnetismo y amor, sino también poder de transformación, poder de renovar y de recrear Su Creación. Por eso, Él envía Mensajeros al mundo; por eso, envía a Su Hijo para que les hable a los hombres, no las palabras de los hombres, sino las Palabras de Dios.

Por eso, no escuches las Palabras de Dios como si fueran de los hombres. El Creador utiliza vehículos para Su Mensaje, pero la esencia de Su Verbo proviene de la Fuente de Su Corazón y no del corazón humano.

Entonces, escucha nuevamente las Palabras de Dios. Medita, ora, reflexiona, vive, experimenta el poder de transformación de Su Verbo. Deja que Él llegue a la raíz de tu condición humana y que toda vibración de las Palabras Divinas encuentre espacio para hacer eco en tu corazón.

No pierdas ni un solo sonido. No pierdas ningún silencio. Vive, tanto la vibración de cada letra como la vibración de cada pausa. Vive la intención de cada concepto. Recibe el Rayo Divino de Aquel que crea con el Verbo y recrea por medio del diálogo vivo con Sus Criaturas, desde el principio de la existencia.  
    
Así es, hijo, cómo debes penetrar el misterio de la comunicación con Dios en estos tiempos, sin evaluar los conceptos con tu mente humana, sin analizar los canales que Él utiliza para medir la veracidad de las Palabras Divinas por los vehículos que Él convocó en el final de los tiempos. Pues los vehículos que Dios utiliza son imperfectos y su transformación es parte del milagro que, lenta y pacientemente, el Creador opera en la condición humana.

Por eso, vuelve a escuchar las Palabras Divinas, así como hoy te enseñé; y permite que los impulsos de esta Semana Santa, que fueron únicos para la humanidad y la Creación, nuevamente pasen por tu ser y esta vez permanezcan en ti, transformando y redimiendo cada espacio de lo que tú eres, conduciendo tu corazón a una unión más profunda con Dios.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo          

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Mientras nuevos ciclos siguen abriéndose y tu Señor rememora Su Pasión para rescatar, una vez más, a las almas de los abismos más profundos; acompaña también, hijo, cada momento con la solemnidad del corazón, con el sacrificio de la vida, con una entrega de amor.

Rememora también los Pasos de Cristo con la Cruz, permitiendo que tu consciencia se adentre en misterios que antes no podías comprender.

Permite que tu ser conozca grados mayores de amor y de entrega, grados mayores de servicio y de unidad con Dios para que, así como Cristo en el Calvario, tu consciencia aprenda a estar más allá de los acontecimientos del mundo; y ante la ignorancia, el caos, la maldad, la humillación o la violencia, seas capaz de responder con un grado de amor que va más allá de todas esas cosas.

Reflexiona, entonces, sobre lo que te digo. Medita sobre el Amor profundo de Cristo por la vida y por la Presencia de Su Padre en todos los seres.

Coloca tus ojos dentro de los Ojos de Cristo, tu corazón dentro del Corazón de Cristo; y ora, contemplando Su experiencia en la Cruz, en la que el dolor, sí, existió y fue desgarrador, en la que el cansancio, sí, existió y fue agotador, en la que la humillación existió y fue como una lanza que cortaba lentamente Su Pecho, en la que el abandono existió y fue como el mayor de los sufrimientos.

Y, más allá de todo eso, mucho más allá, fueron el Amor y la Misericordia, la Compasión y el Perdón,  la comprensión de la fragilidad humana y el conocimiento de su grandeza. Todo eso fue vivido y experimentado por Cristo en cada paso con la Cruz.

Siente el Amor de Su Madre en el camino, la fortaleza que nacía en el Corazón del único Ser viviente capaz de comprender lo que Jesús experimentaba y que, aún hoy, hijos, es capaz de comprender con profundidad el corazón de cada criatura. Por eso, Ella aún acompaña cada paso de los Hijos de Dios, que son también Sus hijos.

En el Calvario de estos tiempos, profundiza en tu entrega y amor, y también en tu amor por María. Conoce más profundamente el silencio de la Madre de Dios que, en Su humildad, no busca más que sustentar el aprendizaje de Sus hijos, levantarlos en cada caída, renovarlos en cada prueba.

Que hoy, tu corazón se expanda con el Corazón de Cristo, para que este ciclo que se abre con la cruz del mundo te revele un paso más, un poco más del Amor de Dios.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Eleven sus ojos al Padre y, en un tiempo de caos, pero también de Misericordia, aprendan, hijos, donde deben estar sus corazones y sus consciencias.

Cuanto mayor es la agonía del mundo, más la humanidad se vuelve a lo que es aparente y superficial, al mundo de las compensaciones, creado para ser una realidad de ilusión, en el que la mente humana encuentra refugio y escapa de aquello que no se cree capaz de enfrentar.

Pero hoy, Dios viene a su encuentro, hijos, a decirle al mundo y a todas Sus Criaturas que la forma de lidiar con la transición de los tiempos no es sumergiéndose en un mundo paralelo de ilusiones, sino penetrando el universo oculto del propio interior.

La forma de lidiar con la transición de los tiempos no es refugiándose en lo que les es sensible y palpable, en lo que les trae placeres y recompensas, sino ingresando a donde los sentidos son trascendidos y las potencialidades espirituales despiertan.

Sin embargo, en este tiempo de batallas, la consciencia humana es bombardeada por estímulos e impulsos que les muestran un único camino: distraerse de la verdad para soportar el caos.

Respóndanme, entonces:

¿Encuentran paz en ese refugio?

¿Son capaces de liberar sus mentes de las tensiones y responsabilidades humanas o se están sumergiéndose en un pozo de angustias e incertezas, de donde ya no saben cómo salir?

La transición de los tiempos empuja a la consciencia humana hacia una definición, ya no es posible transitar por dos caminos. El Tiempo Real del universo no es solo un tiempo presente, un tiempo eterno; mas trae consigo rayos, leyes, vibraciones y realidades con las cuales la humanidad jamás tomó contacto en esta dimensión en donde la Tierra habita. Pero para saber lidiar con esa realidad, deben buscar dentro de ustedes el espacio interno que, sí, es conocedor de esas verdades.

En su universo interior habita el Tiempo Real. En su universo interior, las verdades se ocultan silenciosas; pero ya no deben ser calladas, ahora deben emerger y traer a los seres la comprensión de lo que pasarán a vivir como realidad en el mundo.

Es a través de sus esencias, hijos, de ese punto de unión y contacto con Dios, que sabrán lidiar con estos tiempos. Es solamente ahí donde encontrarán respuestas. Es solamente ahí donde encontrarán sabiduría para vivir lo que es desconocido para toda la vida, pero no para el Creador de todas las cosas, que está íntimamente unido a sus corazones a través de sus esencias.

Él es Quien les hablará, de Él provendrá cada respuesta. Él, a través de Sus Hijos, superará estos tiempos y abrirá una nueva escuela de amor para la Creación a través de esa experiencia.

Pero, para que esto acontezca, precisan permitir que Él se exprese, buscar la unión con Él, descubrirlo silencioso y presente en el centro de su universo interior.

No dejen que sus potencialidades sean sepultadas por los estímulos del mundo. Permítanse ser un núcleo de sabiduría ante la ignorancia humana, una luz en el cuarto oscuro de la Tierra, a través de la cual Dios puede indicarles el camino a los que se perdieron.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que comprendas los misterios celestiales y tu alma se incline más hacia lo que viene de Dios que hacia lo que viene del mundo.

Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que al contemplar con tus ojos la grandeza del Señor en Su entrada a Jerusalén, no te fijes en la majestad de las alabanzas humanas, sino en la profundidad de la Presencia de Cristo.

Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que cuando tus oídos escuchen el eco de la Voz del Señor en el Templo, tu corazón no se fije en la exaltación que esa Voz causa en los hombres, sino en el poder de las Palabras de Cristo, que transforman tu mundo interior.

Cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que seas capaz de percibir que el ingreso de tu Señor en Jerusalén no viene a exaltar al mundo o a los hombres, sino a curar los corazones, para que estén ante la memoria material, etérica y espiritual de Cristo y que esa experiencia los coloque ante una nueva oportunidad de contemplar el pasaje del Mesías sobre la Tierra, no con ojos de ambición, ojos de un pueblo que, empobrecido en cuerpo y en espíritu, maltratado por las leyes de su tiempo, buscaba un rey con un poder tal que fuera capaz de elevarse por sobre todos los poderes del mundo. Pero, al no encontrar el poder que buscaban, maltrataron con feroz desprecio y con la fuerza de sus infiernos internos a Aquél que fue enviado para salvar al mundo de sus ambiciones.

Por eso, cultiva un corazón puro, vacío de ambiciones y de deseos, para que hoy el Amor de Cristo tenga otro poder dentro de ti.

Que tu consciencia esté madura espiritualmente, dispuesta a renunciar a las comprensiones y pensamientos condicionados del mundo, abierta al Espíritu de Dios; para que, en ti, resuenen, florezcan y fructifiquen las semillas de una vida crística que, en tiempos anteriores, no encontraron suelo suficientemente fértil para transformar la condición humana en una condición divina.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo      

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

A pesar de los conflictos del mundo, a pesar de la agitación de la naturaleza, de la purificación de la consciencia de la Tierra y del corazón humano, a pesar de todo esto, hoy, el Corazón de Dios encuentra alivio en aquellos que se animan a responder a Su Llamado.

Hoy, el Corazón de Dios encuentra alivio en los corazones misioneros que, en la esperanza de ser Sus Instrumentos, siguen sirviendo a este mundo, aunque sea con pequeñas acciones que son sinceras; y esa sinceridad del corazón, hijos, es lo que repara el Corazón de Dios, lo que hace que el Señor encuentre alivio en los seres imperfectos, lo que hace que el Padre Celestial manifieste Sus Gracias y Misericordias a través del corazón humano.

Hoy, el Corazón de Dios encuentra alivio en aquellos que caminan con Cristo hacia Jerusalén, no solo en aquellos que lo hacen físicamente, sino también en todos aquellos que amplían su consciencia y que, más allá del espacio o del lugar, caminan con Cristo para cumplir Su Propósito y están con Él en cada instante de sus vidas, así como lo hicieron en otros tiempos.

Hoy, hijos, alivien aún más el Corazón de Dios, permitiendo que Él interceda por la humanidad, a través de cada uno de ustedes. Alivien el Corazón de Dios con una oración sincera, con una renovación de votos verdadera, con pequeños sacrificios, con pequeños servicios y con verdadera unión con sus hermanos; disipando de sus corazones la competición, los deseos humanos, el pensamiento condicionado de la humanidad sobre la Voluntad de Dios para sus vidas.

Que hoy sea un día de reparación en todo lo que hagan para que, de esa forma, la humanidad verdaderamente reciba una Gracia no merecida. Que la agitación de este mundo, de sus Reinos y de sus elementos, y la agitación del corazón conflictivo de la humanidad puedan encontrar la paz.

Yo ya los llevé a lo profundo de los océanos. Hoy, quiero llevarlos a lo profundo de la consciencia de la Tierra, a sus capas más internas, donde una vida oculta habita, donde misterios que aún no fueron develados son los que sustentan la consciencia del planeta; una vida más allá de la vida humana, que pulsa en el interior de la Tierra y que sustenta la purificación del planeta para que no sea peor de lo que acontece hoy.

Cierren sus ojos y abran sus corazones para que ingresen Conmigo en la consciencia de la Tierra.

Contemplen el planeta como si lo vieran desde afuera y, poco a poco, comiencen a ingresar en él. Ya aprendieron a entrar en los océanos y a sumergirse en sus profundidades, ahora los invito a ir más allá.

Cuánto más profundo entran en los océanos, mayor es el silencio y el vacío, la oscuridad, la oscuridad de los ojos y de los sentidos.

Sumérjanse profundamente, entreguen el control de su mente, de sus vidas, para que en este vacío sean capaces de ir más hondo.

Más allá de los océanos, sumérjanse en el interior de la Tierra, en sus capas profundas, en sus rocas, en sus aguas subterráneas; y vayan aún más hondo, lleven consigo Mi Corazón y la paz que puedan sentir en este momento. Que la paz, que hoy les traigo, pueda pacificar el interior de la Tierra, sus placas, sus Reinos, para que la agitación tectónica del mundo se pueda calmar.

Sumérjanse más hondo, contemplen las diferentes capas de la Tierras y cómo, entre ellas, encuentran vida; no solo la vida de los elementos, sino también la vida espiritual.  

Conozcan, Conmigo, los misterios del interior de la Tierra, de los mundos llamados intraterrenos.

Allí, contemplen un Reino semejante al Reino Celestial, depositado allí por la Consciencia Divina como prolongamiento y expansión de Su Consciencia, como vida que expande la Vida Celestial; para que este Proyecto, tan amado, se pudiera sustentar a lo largo de los tiempos a pesar de la ignorancia humana, de la indiferencia y de la dualidad que aún habitan en el corazón de los hombres y que, de tiempo en tiempo, el Creador intenta transformar.

Contemplen los templos internos que habitan en lo profundo de la Tierra, que sustentan la consciencia de la naturaleza y que replican, en su interior, lo más sagrado que fue aprendido por los Reinos.

Ese aprendizaje se transforma en un tesoro sagrado, no solo para la consciencia humana y para el planeta, sino también para toda la Creación, porque se tornarán códigos de luz en los estanques del universo y, allí, recrearan la vida, a través de la vida en la Tierra.

No busquen comprender lo que les digo, solo caminen Conmigo hacia el interior de la Tierra.

Así como existen Espejos en la superficie del planeta, que se manifiestan en las aguas de la Tierra y reflejan la belleza de la Creación; así como existen Espejos en el universo, en lo profundo del cosmos, que reflejan la Consciencia Divina; así también existen Espejos en lo profundo de la Tierra que, silenciosamente, irradian su paz y sustentan al planeta.

Contemplen, entonces, esos Espejos. Dejen que sus corazones se enciendan ante ellos y que, en nombre de toda la humanidad, puedan dar el permiso para que esos Espejos irradien la consciencia del planeta de adentro hacia afuera.   

Sumérjanse más profundo, encuentren el magma de la Tierra, ese fuego interno que también sustenta al planeta, que renueva su vida orgánica y material, para darles una nueva oportunidad a los seres, para transmutar aquello que estaba corrupto y, a través de su fuego y de su calor, traerle renovación al mundo.

Entren más hondo en la consciencia de la Tierra, en su núcleo. Encuentren la esencia de la vida, de la vida del planeta que pulsa, ya cansada, sustentando a la Tierra.

Ante la esencia del planeta, expresen gratitud. Dejen que sus consciencias reverencien la vida, la vida en lo profundo de la Tierra y, a través de la reverencia y de la gratitud, unan el Cielo y la Tierra.

Que sus esencias se unan a la esencia del planeta. Que hoy, su filiación con Dios se manifieste, creando un puente, abriendo una puerta para que el Corazón del Padre sea el que pulse en el corazón de la Tierra. Que este pulsar irradie paz, de adentro hacia afuera, y comience a equilibrar la consciencia de la naturaleza, a equilibrar los elementos, las raíces de la vida, las diferentes capas de este planeta.

Contemplen el Corazón de Dios que comienza a crecer de adentro hacia afuera en la consciencia de la Tierra y, como toda vida del interior del planeta responde a este llamado, los mundos intraterrenos se abren para recibir la energía crística y para permitir que se expanda en todo lo que es vida en la superficie y en el interior de la Tierra.

¿Por qué los conduzco al interior de la Tierra?

Para que también aprendan a ir al interior del propio corazón a descubrir los misterios de la vida; y que hoy, hijos, no solo las puertas de Israel y de Jerusalén se abran, sino también las puertas de la consciencia humana, de la consciencia del planeta, de sus elementos y de toda la vida, para que cada pequeño espacio de esta Tierra reciba la energía crística y este mundo encuentre la paz, de adentro hacia afuera.

Que todos los Espejos se abran para reflejar el Amor de Cristo, para manifestar Su Misión, la que Él viene a realizar en el mundo. Que todos los linajes estén activos, prontos para responder al llamado de Cristo, para reflejar en sus seres Su Voluntad y Su Amor Crístico.

Hoy, el planeta comienza a caminar hacia un nuevo ciclo. Y este tiempo no será como cualquier otro; cada ser se debe hacer responsable por la transformación de la Tierra. Eso es lo que les enseño hoy.

Existen aún muchos misterios para ser develados. Existe aún mucha vida, dentro de la vida, que debe ser descubierta para que aprendan a vivir en comunión y para que, poco a poco, disipen la indiferencia, porque la indiferencia del corazón humano no se refiere solo a la vida en la superficie, cuando son indiferentes con el sufrimiento de los demás o de los Reinos de la Naturaleza. La indiferencia, hijos, también se refiere a los Misterios Celestiales, también a la vida del interior de la Tierra, a la vida del interior de los océanos, a la vida intraterrena y a la vida suprafísica. ¡Cuántos misterios aún deben ser develados, dentro de ustedes, en este mundo!

Ingresen en este nuevo ciclo con consciencia, caminen detrás del Señor, no pierdan ni uno de Sus Pasos. Esta es la Voluntad de Dios para este tiempo.

La Tierra Prometida es el Reino de Dios que se manifiesta de adentro hacia afuera. Israel, Jerusalén, es un Reino que ya habita dentro de ustedes desde el principio de la vida; es a la Presencia Divina que deben encontrar.

Por eso, Dios los hizo caminar por el desierto; para que, en 40 años de soledad, fueran capaces de mirar hacia adentro y encontrar el Reino.

Por eso, Dios envió a Su Hijo, para que delante de Él, que es el Espejo del Amor Divino, el Reino pudiera encenderse y reflejarse en ustedes, y así lo puedan descubrir.

Más, ¿quién fue capaz de penetrar este misterio?

¿Quién hoy, penetrando las capas de la Tierra, se abrió para conocer su Reino interior?

La Tierra Prometida no es solo para los seres humanos, es para toda la vida.

Esta es la Tierra Prometida y se manifiesta cuando los seres viven su potencial perfecto, cuando expresan su semejanza con Dios y permiten que el Reino se exprese, de adentro hacia afuera.

Hoy, Nuestro Señor comenzó a caminar hacia Jerusalén, este espacio sagrado donde pisaron Sus Pies, donde Su Corazón fue traspasado, donde Su Sangre fue derramada; para que, una vez más, como humanidad puedan estar delante del Reino.

Que, delante del Espejo del Corazón de Dios, que es Cristo, puedan descubrir, hijos, quiénes son verdaderamente.

En el pasado, Nuestro Señor habló en parábolas y, aun en parábolas, no podía ser comprendido. Pero este es el tiempo de hablar con la verdad, de que ya no haya misterios, sino de revelarlos. Este es el tiempo de hablar con palabras claras para aquellos que saben escuchar, para aquellos que más allá de querer entender, sabrán sumergirse en los misterios.

Esta es la Voluntad del Padre que les traigo hoy; y por eso, Él Me envía como Su Mensajero, como portero de Su Reino. No soy más que eso; Aquel que se mantiene en la puerta para indicarles el camino, para abrir la consciencia de la Tierra, así como la consciencia humana, para que Cristo pueda entrar y revelarles la Tierra Prometida y revelarles el Reino.

Dejen que, hoy, en este día de celebración y de renovación, sus almas se renueven, sus corazones se regocijen y que una alegría verdadera pueda brotar dentro de cada uno de ustedes. Que disipen las tristezas, el pánico, la depresión, el miedo, todo aquello que los separa de sus propias almas y del Corazón de Dios. Que hoy reciban una Gracia especial, una cura especial, para que se puedan aproximar cada vez más al Corazón de Dios y ya no vivan en la oscuridad, sino que encuentren la luz y que sean luz para este mundo.

Esta es la Voluntad Mayor de Dios para sus vidas: que ya no vivan en la oscuridad, que ya no vivan en el desierto, sino que encuentren el Agua Viva, que encuentren la Luz del mundo; porque es momento de comenzar a caminar, de cumplir su misión, de ser Instrumentos de Dios en la Tierra para ayudar a otros que no escucharon Su Llamado, que no fueron instruidos por Su Verdad y que permanecieron en los impulsos pasados, en la incomprensión, en la mediocridad, y que se asustarán ante la revelación de la Verdad, porque sus corazones estarán cerrados, y ellos necesitarán de una mano que pueda sustentarlos y conducirlos rumbo a la Voluntad Divina. Esos deben ser ustedes.

Por eso, levántense, hijos, ingresen en un nuevo ciclo; ya no vivan del pasado, de las culpas o de los dolores; ya no permanezcan en las enfermedades del cuerpo o del alma; sino encuentren la cura en la iluminación de la consciencia, en la posibilidad de vivir la paz, independientemente de la situación de sus cuerpos. Lo que más importa es que sus espíritus estén despiertos, que sus almas estén presentes y que sean intercesores ante Dios, para que los seres puedan despertar.

Esto es lo que les vengo a decir hoy. Y les pido que alegren sus corazones, que celebren, que anuncien al mundo el tiempo de despertar, que abran sus almas y sus espíritus, que permitan que Cristo revele el Reino, que Él ingrese en su interior como en el interior de la Tierra, que este sea un ciclo de renovación de la vida dentro de la vida.

Tienen Mi bendición para esto, Mi compañía, Mi auxilio, Mi intercesión.

Los bendigo y les agradezco por la valentía de mirar hacia adentro y aspirar a la transformación; por la valentía de ingresar en sus heridas y dejarse permear por la cura; por la valentía de reconocer sus miserias y dejar que Cristo las transforme a través de Su Misericordia.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ RECIBIDO EN EL ÓMNIBUS ÁGUILA DE LUZ, DURANTE EL VIAJE DESDE EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, HACIA EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, TRANSMITIDO A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Cuando estés ante el calvario no temas, sino busca elevar tu consciencia más allá de las apariencias y de los sentidos humanos, más allá de los miedos, de las humillaciones, de las tristezas y de las posibles decepciones que un tiempo de calvario puede traerle a una consciencia.

No juzgues con tus ojos humanos a aquellos que no conseguirán transitar por el camino de la cruz. No pienses en la flaqueza de los que huyen, en la debilidad de los que se esconden del dolor en el camino, porque el calvario es vivido en todos los niveles de la consciencia, y todos los seres lo vivirán; aunque parezca que huyen o que se esconden, no dejarán de experimentar lo que les corresponde vivir en este tiempo.  

Por eso, no juzgues ni cuestiones los caminos de los demás según tu entendimiento, sino concentra tu corazón en ir más allá y amar más allá de la cruz, como Cristo lo hizo.

Cuando el Señor caminaba por el Calvario, sin aquellos que prometieron seguirlo, Su Corazón no los juzgaba, sino que sabía que dentro de los Suyos habitaban dolores mayores y miedos profundos que nacían de las entrañas de la condición humana y que este mismo hecho, de no haber sido capaces de acompañar al Señor en Su Cruz, les daría fuerza para tomar ellos mismos sus cruces y renovar el Amor de Dios.

Por eso, hijo Mío, haz como Cristo que, aún en el ápice de Su oferta del Calvario, sustentaba no solo la Cruz, sino también la prueba que cada uno de Sus compañeros estaba viviendo al negar su compañía ante el sufrimiento de Cristo.

Imita el ejemplo del Señor y, aun en tus dolores más profundos, no te olvides de los que quedaron atrás, para que el paso que dejaron de dar se transforme un día en fortaleza, para que ellos sean capaces de ofrecer lo que jamás entregarían si fueran compañeros aparentemente perfectos de Cristo.

Que en tu corazón habite siempre la esperanza de la redención de todas las almas.

Que tu alma esté siempre elevada al Corazón de Dios y, habitando Su Divina Consciencia, puedas comprender la magnitud de Sus Caminos y de las oportunidades, y la Gracia que Dios siempre les concede a Sus hijos a través de la Misericordia de Cristo.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

La humanidad aún sigue transitando los días espirituales de la Cuaresma planetaria.
Más allá de la Cuaresma que viven, y que corresponde al tiempo de este mundo en el calendario de la Tierra, la humanidad espiritualmente también transita por un ciclo de Cuaresma. 

En este ciclo, los corazones, en un desierto profundo y desolador, contemplan y vislumbran la Pasión del planeta, pero ella no sucederá como sus ojos imaginan o como sus mentes divagan.

La Pasión planetaria aún es desconocida para la humanidad como también para el universo, y solo los Ojos de Dios, hijos, que son capaces de ver en el Tiempo del no tiempo, pueden percibir la verdad de los acontecimientos. Por eso, no sufran por algo que aún no vivieron; no imaginen la Pasión del planeta ni preocupen a sus corazones con las divagaciones sobre el futuro del mundo y de su humanidad.

El tiempo de Cuaresma es un tiempo de fortalecimiento interior en el que cada uno, solo consigo mismo, será capaz de percibir la Presencia Divina, más allá de las superficialidades de la vida.

Cada ser debe estar ante su desierto interior y conocer sus flaquezas y temores, sus miserias e imperfecciones; pero también ir más allá y descubrir que además de eso que son y que aparentan ser, existe más. Sin embargo, hijos, eso que existe en ustedes solamente se encuentra en el vacío del corazón y en la persistencia del alma que, a pesar de la sequía y de la sed espiritual del desierto, sigue caminando para encontrar la Fuente.

El período espiritual de la Cuaresma es un momento de soledad, en el que por más que ustedes busquen compañía y auxilio externo no los encontrarán. La soledad no se calmará en su interior, porque no deben huir de ella, sino ir a su encuentro y descubrir lo que les quiere decir, lo que ella apunta dentro de ustedes.

La soledad apunta hacia una Presencia mayor y real, hacia un silencio pleno de sabiduría, hacia un vacío pleno de fortaleza. Es ella la que dictará el camino del desierto y será su compañera en cada paso, hasta que sean capaces de percibir que la soledad es también una eterna compañera de la Presencia Divina. En ella, Dios se oculta y, a través de ella, Él aguarda que lo puedan encontrar. Por eso, no le teman.

La Cuaresma espiritual fortalece a sus seres para que, cuando verdaderamente coloquen sus pies en el Calvario planetario, puedan elevar la consciencia más allá de los martirios y de las humillaciones, más allá de los dolores y del cansancio, de la fatiga y de las heridas en el cuerpo y en el alma; que puedan caminar con la consciencia dentro de la soledad que les revela la Presencia Divina; que sepan estar más allá de lo que es superficial para encontrar la verdad en todo.

Por eso, hijos, valoricen la Cuaresma de este tiempo. Valoricen la Cuaresma espiritual que el mundo vive en consciencia y no teman transitar por los desiertos solitarios, por la sequedad y por el vacío. Pero antes de eso, sumérjanse hondo en su propio interior, beban de la Fuente de Agua Viva que habita en la soledad y en el desierto del Corazón de Cristo y, con Él, descubran lo que es recorrer el camino para ser los Nuevos Cristos.

Tienen Mi bendición para esto. 

Su padre y amigo,

San José Castísimo

Mensajes semanales
MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Mientras haya guerras en el mundo, dentro de los seres no habrá paz.

Mientras haya muerte y ultraje de los animales en la Tierra, en la mente de los hombres no habrá paz.

Mientras los seres descuiden el contacto con el propio mundo interior, el tiempo de la Tierra aún estará distante del Tiempo Real y la ilusión será la que indicará los pasos de la mayoría de los seres humanos.

Con esto, vengo una vez más a decirles, hijos, que lo que acontece dentro de cada uno de ustedes, así como sus acciones, sus decisiones, sus pensamientos y sus sentimientos; todo esto influye en la vida sobre la Tierra, influye en el movimiento de los elementos, influye en las Leyes Universales y en sus Rayos.

Una oración sincera abre las puertas del Cielo, une el planeta con la Consciencia Divina, detiene la Ley de la Justicia y abre camino para la Ley Misericordia. De la misma forma, el ultraje a los Reinos de la Naturaleza cierra las puertas del Cielo, detiene las Gracias que serían vertidas por las Manos de Dios del Universo Celestial, abre las puertas para que fuerzas oscuras controlen la mente, las emociones y las acciones humanas e impide que los seres conozcan la paz.

La vida sobre la Tierra es simple, y simple es mantenerse en la Ley y encontrar la Voluntad Perfecta de Dios; pero, con esta misma simplicidad, pueden hacer lo contrario y establecer en la Tierra el mundo de ilusiones y oscuridad que ven hoy.

La vida es construida en cada instante con las decisiones correctas ante los estímulos que reciben; con la palabra cierta y el silencio cierto, cada cual en su momento; con la oración sincera, la entrega verdadera y el servicio abnegado. Así, se construye el nuevo ser, de adentro hacia afuera.

Oren, sí, por el fin de las guerras, pero no se olviden, hijos, que el fin de las guerras comienza adentro de ustedes y no afuera. Por eso, sean paz para el mundo.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Sigue profundizando en los misterios de tu mundo interior, allí donde no existen muros, barreras, fronteras o limitaciones; sino solo umbrales que debes aprender a cruzar para encontrar la verdad de tu corazón, la expresión más pura de tu consciencia.

Sigue sumergiéndote en el océano profundo de la consciencia.

Sigue adentrándote en los misterios de tu ser; y allí, donde se revela el silencio profundo, encontrarás también la Voz que habla en el silencio, la Voz de Dios, que no emite sonidos, sino respuestas, sentires, certezas, fortaleza.

Sigue adentrándote en el océano profundo de la propia consciencia. Concédete el tiempo y el lugar para silenciar la mente, las emociones, las palabras y sumergirte en tu mundo interior como un observador.

Observa tus metas, tus voluntades y tus aspiraciones.

Observa hacia donde fluyen tus energías, en qué colocas tu empeño, tu esfuerzo, a qué dedicas tu vida.

Observa, hijo, si tu vida aún circunda solo la superficie del océano.

Observa si tus metas están en medio de las olas confusas que se quiebran en la superficie del mar sin conseguir consolidarse en tu interior; o si tu consciencia es capaz de ir más hondo y sumergirse más allá de las superficialidades y el caos, los conflictos y las confusiones.

Observa con neutralidad y con paz. Tu tarea, ahora, no es juzgar o criticar, sino solo percibir y saber dónde te encuentras en el océano de tu propia consciencia, cuán profunda es tu vida interna y cómo consigue expresarse en tu interior.

Si aún estás en la superficie, quebrándote repetidamente con las olas del mar, date a ti mismo la oportunidad de encontrar la paz y percibe que, más allá del caos, existe más.

Más allá de los conflictos de la vida, más allá de las confusiones de la mente, más allá de las demandas y trabajos, más allá de los esfuerzos por concretar el Plan, más allá de todo lo que haces y percibes en la vida sobre la Tierra, existe aún la profundidad de los océanos.

Existe aún la profundidad de tu mundo interior. Existe aún una vida oculta, un universo interno, una verdad desconocida, una realidad invisible a los ojos que solo ven la superficie de todas las cosas.

Por eso, concédete a ti mismo el tiempo y el espacio para visualizar tu océano interno, como si te sumergieras en un mar profundo. Y, allí, donde solo existe silencio, vacío y ausencia de todos los sentidos, permítete encontrar el sentido de la vida, tu centro, tu ser, el Propósito de haber sido creado.

No te diré, hijo, lo que habita en ti; deberás descubrirlo por ti mismo. Solo te indico el camino y te hago recordar que, dentro de ti, aún existe más; dentro de ti, aún hay una verdad oculta, una historia velada, un destino latente.

Sumérgete, entonces, en el océano profundo de tu ser y descúbrete a ti mismo.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Contemplen en sus corazones el planeta y toda la vida que habita sobre la Tierra.

Contemplen, de forma especial, los océanos y cómo ellos intentan, día a día, recrear la vida en su interior.

Contemplen en sus corazones el mar profundo, las especies desconocidas, los vegetales, los animales, los elementos y por un instante, hijos, expresen gratitud; porque allí, en lo profundo de los mares, existen seres que silenciosamente se sacrifican por el equilibrio del planeta; seres que, ante la ignorancia humana, ofertan sus vidas aparentemente pequeñas e insignificantes, vidas que nadie ve, para equilibrar el planeta, para que la vida siga existiendo dentro de cada uno de ustedes.

Por un instante, solo por un instante, expresen verdadera gratitud.

En este día, vengo a llevar a cada uno de ustedes, en consciencia, a lo profundo de los océanos para que así aprendan también a sumergirse en el propio mundo interior, a salir de toda superficialidad, de toda apariencia, de todo engaño: cuando son engañados y cuando se engañan a sí mismos.

Sumérjanse Conmigo, hijos, en lo profundo de los océanos. Sientan su silencio. Sientan su paz.

A pesar de la agonía de la Tierra, los océanos generan paz para el mundo y aun en las grandes tempestades, aun cuando sus aguas se agitan, en lo profundo de su interior existe la paz.

Aprendan a ser como los océanos. Aprendan a servir como los océanos: silenciosamente, profundamente, de forma transparente, verdadera, sin buscar nada a cambio.

Los océanos padecen por la ambición y el egoísmo de los hombres. Ellos silencian las bombas, las máquinas que perforan su interior. Los océanos silencian su dolor, que es el dolor del corazón de la Tierra y, en cambio, ofrecen al mundo vida, aire, pureza, profundidad espiritual.

Si quieren transitar el final de los tiempos, la transición entre el viejo y el nuevo hombre, si quieren aprender cómo estar ante las situaciones de caos, si quieren aprender a salir de la superficialidad de la vida y saber quiénes verdaderamente son, contemplen los océanos.

En sus oraciones, sean agradecidos por la vida que en él habita, siéntanse sumergirse en sus aguas profundas, y allí adentro, donde hay paz, clamen también por la paz.

Sepan soportar las humillaciones del mundo; sepan soportar los momentos de soledad, contemplando los océanos.

Ellos hablan a través de su vida. Ellos hablan a través de su silencio. Ellos hablan con el ejemplo, y no con palabras vanas. Eso es lo que deben aprender de los océanos; porque, en estos tiempos, la incredulidad de la humanidad no será curada con palabras, sino con ejemplos. La única forma de enseñar, de guiar y de conducir a los seres será a través del ejemplo. No será hablando sobre la paz, será siendo paz. Por eso, aprendan de los océanos.

Ante las confusiones, el caos, el mal, silencien el propio interior, sumérjanse en lo profundo de la consciencia, recuerden los océanos y allí, hijos, sean paz.

En lo profundo de los océanos se escucha el canto de las ballenas y de los delfines, el canto del alma de los océanos, que se expresan allí donde nadie los ve. Mas aquellos que se sumergen en sus profundidades pueden ser curados por esas vibraciones.

Así también, cada uno de ustedes debe expresar su canto, su alabanza a Dios; que no surja de la boca para afuera, sino de la profundidad de sus seres, y allí, en esa profundidad, aquellos que los escuchen sean curados.

Que de la misma forma sea su oración, que surja de lo profundo de su interior y que aquellos que fueran tocados por ella sean curados.

¿Les parece imposible ser como el océano?

Si son seres semejantes a Dios, toda la Creación se refleja en su interior. ¿Creen que estas son solo palabras o están dispuestos a sumergirse en este misterio y experimentar lo que les digo?

Allí es donde la humildad se manifiesta; no en los esfuerzos humanos, sino en la profundidad de la consciencia.

Humildad no es hallarse inútil, hallarse menos que los demás; eso no es humildad, hijos. Humildad es sumergirse en lo profundo de la propia consciencia y que toda la expresión de sus seres provenga de lo que verdaderamente son. Y, entonces, le podrán decir al mundo: “soy Hijo, creado a semejanza e imagen de Dios, tan grande y profundo como Él es”; y, aun así, sus palabras serán plenas de humildad, porque Dios es Quien es grande dentro de ustedes. Él es Quien los hizo semejantes a Su Corazón, a Su Consciencia, a Su Poder Creador y Renovador.

Humildad es saber quiénes verdaderamente son y vivir a partir de esa verdad. A eso es a lo que son llamados hoy.

No vivan de las mentiras del mundo, de aquello que los disminuye y que solo manifiesta el ego humano y sus aspectos superficiales. No crean en las mentiras que resuenan del propio ser, no se engañen a sí mismos. Vivan de la profunda verdad que habita en sus esencias, y para ser capaces de descubrir y vivir eso, mediten en los océanos.

La naturaleza refleja grandeza, porque refleja la Presencia Divina y, aun así, está plena de humildad.

¿Ya estuvieron ante un gran valle, ante una puesta de sol, ante los océanos y se sintieron pequeños frente a la grandeza que expresan?

Ellos son Espejos de Dios, así como ustedes.

¿Ya estuvieron ante un ser humano y mortal, pero que expresaba grandeza a pesar de su silencio y humildad?

Él es un Espejo de Dios.

Sean Espejos, sean aquello para lo que nacieron.

Sus profesiones, sus destrezas, sus quehaceres son solo expresiones de la vida humana, situaciones que se viven en este camino, en este sendero para expresar a Dios, pero lo que verdaderamente son no termina allí.

Sean servidores, sean profesionales excelentes. Hagan todo con la excelencia del corazón y de la consciencia, pero no terminen allí. Sumérjanse más profundo, como en los océanos.

Ustedes pueden mirar el mar y encantarse con su belleza, con el reflejo del Sol y de la Luna en sus aguas, pero dentro de él existe mucho más. Así son ustedes.

Así como miran los océanos y sus ojos tienen un límite, su visión no alcanza todos los mares, así también es la consciencia humana. Hasta hoy, sus ojos tienen un límite, solo pueden comprender aquello que ven, lo que su visión alcanza; pero eso no significa, hijos, que termina allí. Existe más… Existe mucho más…

Existe más dentro de ustedes, existe más dentro del prójimo. No se engañen con lo que el otro manifiesta, no lo encierren en su personalidad, si él habla alto o bajo, si él arregla la cama al levantarse, porque existe más…

Para ayudar a que la consciencia humana exprese esa profundidad, ustedes también deben poder mirar al prójimo y saber que él no termina allí, que una consciencia tan infinita como la propia Consciencia Divina, que un Universo habita en su interior; y un gran misterio, tan profundo como los océanos, tan perfecto y tan lleno de vida, también habita en su interior.

Ayúdense mutuamente a superar la superficialidad. No les decreten a sus hermanos sus defectos y miserias, tampoco sus destrezas. Que sus ojos se fijen en lo que es espiritual, en lo que es Divino y que debe multiplicarse. Y, les diría más, debe revelarse; porque, en este tiempo, todo ya existe dentro de ustedes. Los misterios están ahí para ser revelados, para ser descubiertos por aquellos que se animen a vivir esto; y la expresión de este misterio son los talentos y los dones que el Señor vendrá a buscar de cada uno de ustedes.

Por eso, día a día, en cada oportunidad que tengo de venir al mundo, les pido que salgan de las superficialidades de la vida y, aunque sea por un instante, contemplen los océanos. Contemplen el océano infinito que habita dentro de ustedes y entonces, hijos, descubran quiénes verdaderamente son, encuentren la semejanza con Dios y dejen que Él se exprese a través de sus vidas.

Cuanto más esa vida puede crecer en su interior, más talentos se expresan, y así es que ellos se multiplican. Con cada Palabra y cada Gracia que reciben, dejen que ellas resuenen en su interior y que hagan emerger un poco más de lo que verdaderamente son. Así, los talentos se multiplican.   
               
Sé que saldrán de aquí y se reencontrarán con sus vidas, con sus familias, con las dificultades, con sus miserias internas, con sus destrezas; pero solo les pido que siempre que recuerden Mis Palabras, aunque sea por un instante, piensen en los océanos y recuerden lo que verdaderamente son.

De esta forma, encontrarán llaves para lidiar con las situaciones de la vida de una forma diferente y, así, poco a poco, construirán dentro de sus vidas una nueva vida y dentro de sus seres un nuevo ser.

Este es el mayor servicio que pueden prestar a la humanidad en estos tiempos.

Cuando contemplen la agonía del  mundo, las guerras, los desastres naturales, la falta de respeto de un corazón para con otros, el ultraje de los Reinos de la Naturaleza, recuerden, hijos, que el mayor servicio que le pueden prestar al mundo es sumergirse en el propio interior y ser quienes verdaderamente son, dejando que el Creador se exprese, que mire a través de sus ojos, que piense a través de sus pensamientos, que hable a través de sus palabras, que actúe con sus manos, que sienta en sus corazones y que, en el océano profundo de sus mundos interiores, Dios se manifieste y se haga sentir en la superficie de esos mares, en lo que pueden expresar en la Tierra. Este es el mayor servicio que pueden prestar en estos tiempos.

Así, su trabajo voluntario será más que un trabajo voluntario. Sus oraciones serán más profundas, llegarán más lejos, generarán más méritos. Su presencia en la Tierra tendrá más sentido y pasarán por este mundo viviendo con plenitud, aunque haya sido solo por un segundo que expresaron este océano.

Esto es lo que quería decirles hoy; este es el estado de consciencia al cual Me gustaría conducirlos.

Permanezcan allí, sumérjanse más profundo y encontrarán las respuestas que están buscando, encontrarán las Gracias que piden, encontrarán la cura, encontrarán la paz, porque ella no está en lo que el mundo les ofrece, sino en lo que ustedes pueden ofrecerle al mundo.

Tienen Mi bendición para esto.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.  

 

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Curar, hijo, es sumergirse en el propio interior y encontrar la paz en los océanos profundos de la consciencia; ir más allá de lo que está en conflicto en tu cuerpo, en tu mente, en tus emociones y sobre todo en tu espíritu, y encontrar el espacio interno donde te ves cara a cara con Aquel que te creó y que habita en ti.

Allí, en lo profundo de tu ser, descubrirás las raíces y los motivos de todo padecimiento; descubrirás dónde yace la desconexión y dónde comienza la oferta por el rescate de la perfección en la consciencia humana y en todos los niveles de los seres; descubrirás que todo tiene un motivo y que, así como la naturaleza de tu cuerpo es perfecta, también lo es tu consciencia y las Leyes que rigen tu vida.

Un desequilibrio y una enfermedad señalan para ti que es momento de buscar más profundamente la vida espiritual, es momento de ir más allá de lo que es superficial para reencontrar la perfección que naturalmente habita en tu cuerpo, mente y espíritu.

La cura comienza en la consciencia, en el acto de parar humildemente para oír la Voz que habla en tu cuerpo.

Eres una vida hecha de muchas vidas: tu cuerpo habla, tu mente habla, tus emociones hablan, tu alma habla, e ingresando en lo profundo de tu composición material, encontrarás el espíritu, porque allí también, dentro de ti, tus células hablan.

Tu ser consciente es como una madre que abriga en su interior estados desconocidos, en los cuales precisas sumergirte para un día saber quién verdaderamente eres.

Por eso, la cura comienza con el silencio, no un silencio indiferente, sino un silencio activo, que da espacio para que la vida se exprese; un silencio que está buscando oír en las profundidades del ser y encontrar respuestas; un silencio que le habla al cuerpo, a la mente y al corazón, que no quieren acallar el dolor y el desequilibrio, sino escucharlos, y encontrar el real motivo de la existencia de ellos.

Por eso, escucha a tu propia consciencia; allí comenzarás a ser curado.

Ve a lo más profundo y escucha tu corazón.

Ve a lo más profundo y escucha tu espíritu.

Ve a lo más profundo y encuentra a Dios en ti.

Así descubrirás, hijo, que dentro de la enfermedad también yace la perfección. Dentro del caos, interno y externo, habita una Voz que llama a la humanidad a retornar y a curarse.

Y curar es ser capaz de oír y seguir esa Voz que clama dentro de ti. Por eso, escucha a tu Creador.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Vacía tu corazón y tu mente de todo concepto de santidad y de vida espiritual, y solo ora, hijo, para que Dios, con Su Gracia y a través de Su Espíritu, madure tu consciencia y te muestre el camino que debes recorrer en tu mundo interior para que cumplas Su Voluntad y seas Su instrumento.

Vacía tu corazón y tu mente de todos los condicionamientos que tú mismo le impusiste a tu consciencia para vivir el camino espiritual y considerarte un ser que recorre verdaderamente este camino.

Uno de los grandes engaños que el enemigo deposita en las almas, en este tiempo, es la insatisfacción con uno mismo, la incapacidad de percibir los frutos del propio esfuerzo y la sensación constante de no conseguir llegar a la meta que Dios les propone, sea material o espiritual.

A lo largo de los tiempos, la humanidad construyó y cultivó el sentido de perfección y de realización, los conceptos que hacen de un ser un verdadero instrumento de Dios. Pero hoy, te digo, hijo, que ningún concepto encajará en la vivencia del final de los tiempos y que los santos de los últimos días serán conocidos no por su perfección, sino por su capacidad de amar y de perseverar, a pesar de todos los asedios que se viven en cada uno de los niveles de la consciencia.

Mientras los ojos de los hombres no sean capaces de ver y percibir los niveles inmateriales de su consciencia, vivirán confundidos por las batallas que se traban en el plano astral, mental y espiritual. Y aunque no las vean ni las perciban, esas batallas seguirán aconteciendo cada vez más intensamente.

Y una de las formas de batallar, que el enemigo encontró en estos tiempos, es haciendo que los seres humanos se distancien cada vez más de su potencial y se sientan incapaces, indignos, imperfectos e insatisfechos con el propio ser, con el propio esfuerzo, con la propia vida.

Y así se va sepultando, día a día, la verdad interior que habita en los seres. Así se sepulta, día a día, su capacidad de superación, su esencia divina, su posibilidad de ir más allá de los engaños del enemigo.

Por eso, hoy te digo, hijo, que para comenzar a recorrer el camino de la victoria de Cristo en tu interior, vacía tu corazón y tu mente de conceptos de perfección y de santidad.

Vacía tu corazón y tu mente de todo aquello que crees que debes ser. No busques una meta para ti en este mundo, mas solo ora para que el Propósito que tiene Dios para ti, único e inmutable, Voluntad Divina inalterable para tu consciencia, descienda sobre ti y, con eso que eres, haga Su milagro y se manifieste por completo.

Deja, hijo, que lo desconocido te abrace y, en tiempos en los que nadie tiene una respuesta o una solución para lo que vendrá sobre el mundo, que el Propósito de Dios, vivo en tu interior, te muestre qué hacer, cómo actuar, cómo vivir y cómo ser un instrumento verdadero en Sus Manos.

Ya no sufras por lo que no eres, por lo que no consigues ser, mas solo deja que Dios construya en ti lo que solo tú puedes manifestar en el mundo, que una partícula del Amor Divino y del Don Divino de Su Creación en la vida se renueven a través de tu ser.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para que la humanidad no se olvide de la importancia de los Reinos de la Naturaleza, se le debe recordar constantemente sobre su existencia; no solo, hijos, para que sepan contemplar un paisaje, para que cuiden correctamente un animal, para que cultiven plantas o para que sepan respetar a los Reinos; sino, sobre todo, para que comprendan el sentido de la evolución de la vida sobre la Tierra.

La ascensión de la vida camina en unidad. No hay evolución humana si ella no camina en comunión con los Reinos de la Naturaleza.

Cada paso, dado en dirección al Propósito de la existencia de la humanidad, simboliza también un paso de los Reinos de la Naturaleza.

Cada energía capital vencida y trascendida en la consciencia humana simboliza también la posibilidad de que los Reinos trasciendan sus energías más densas.

Cada vez que una consciencia se dispone a estar más cerca de Dios, lleva consigo la vida planetaria y, en ella, a los Reinos de la Naturaleza.

Sin embargo, hijos, la consciencia humana en este tiempo está inmersa en una gran dispersión mental, emocional e interna, que le impide mantener el foco en su evolución si no recuerda constantemente la esencia de su vida, de su propósito, de su meta.

Les digo todo eso para pedirles que continúen con los estudios "Por Amor a los Reinos"; que no dejen de recordarse a sí mismos y a la humanidad sobre la importancia de la naturaleza y que sigan profundizando en el sentido espiritual del contacto con los Reinos.

En un tiempo, en el que la naturaleza agoniza; en el que los Reinos manifiestan su desequilibrio a través del clima, del sufrimiento, de los desastres naturales; es muy importante, y diría primordial, que los seres aprendan a estar en comunión con la naturaleza; aprendan a generar equilibrio en la vida, en el suelo, en las aguas, en el interior de los animales; aprendan a colaborar con el equilibrio de las especies; aprendan a restaurar la vida en los océanos y; sobre todo, aprendan que sus pasos internos se reflejan en toda la vida planetaria.

Que, en comunión y en estudio, estimulen unos en los otros el amor a los Reinos, el respeto, el servicio, la paz y la vida fraterna.

Esta es una Voluntad Mayor de Dios para este tiempo; porque no habrá nueva vida, nueva Tierra o nuevo hombre si no hubiera amor a los Reinos de la Naturaleza.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castisimo

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Dónde el corazón humano se perdió?

¿Dónde hubo el desencuentro entre la criatura y el Creador?

¿Cuál es la puerta que hay que cruzar y el camino que hay que recorrer para reencontrar a Dios?
 
¿Qué batalla debe ser vencida para que la victoria anuncie el triunfo del Creador sobre todas las ilusiones de la vida?

La primera batalla espiritual del final de los tiempos comenzó a trabarse entre el amor y la indiferencia.

Ahora, hijos, una batalla aún más sutil e invisible se traba en los niveles espirituales del planeta y en lo profundo de la consciencia humana: la batalla entre la plenitud espiritual y el placer mundano.

Esta es una gran batalla que ya no debe estar velada en sus consciencias, sino que debe salir a la luz, para que la potencia de la Luz, su transparencia y su verdad hagan perecer las fuerzas oscuras que estimulan los corazones, las mentes, las emociones y hasta aun las almas de los seres humanos.

El adversario estimula en los seres la vergüenza y la mentira, que son los grandes alimentos de las fuerzas detrás de cada vicio humano; y esos vicios son las grandes corrientes que hacen que los seres busquen constantemente el placer mundano y se alejen gradualmente de la plenitud espiritual y de la verdad que deben expresar en estos tiempos.

El placer mundano se manifiesta en diferentes expresiones de satisfacción mental, emocional, física y hasta aun en el campo de la imaginación, cerrándole el camino a la intuición interna y dejando hasta aun los núcleos más sutiles de la consciencia viciados por alimentar ilusiones mundanas.

El placer puede ser un pensamiento, un estímulo tecnológico, el vicio de la manipulación, de la mentira, de la conquista. No solo está encerrado en los procesos carnales, en los vicios, en las drogas o en las sustancias materiales, sino, sobre todo, hijos, en sustancias mentales e internas que aprisionan silenciosamente a las consciencias en espacios donde nadie las ve; y aquí está el gran peligro de esta batalla, porque se traba en lo invisible y allí debe ser vencida.

Para que los seres no busquen ayuda, el enemigo alimenta la vergüenza, la mentira y la mediocridad, llevando a los seres a pensar que traer sus dificultades a la luz no les traerá ningún beneficio, sino solo los humillará y expondrá sus debilidades más ocultas.

Por eso, hijos, hoy vengo a hablarles sobre esto para que, a través de la simple llave de la plenitud espiritual, puedan vencer de a poco esta sutil batalla con los placeres mundanos.

La vivencia de los Sacramentos, la oración, la Comunión, la Confesión y la Adoración Eucarística son grandes llaves que hacen despertar al corazón humano.

Las alabanzas cantadas en honra a Dios, el contacto con los Reinos de la Naturaleza y con su Linaje Espiritual también son llaves que los retirarán de la ilusión humana y les traerán fuerzas para vencer esta batalla.

Ser sinceros y verdaderos, vencer los estímulos de la mentira y de la disimulación, harán que el poder del adversario sobre sus almas sea vencido y extirpado. Donde haya mentira, sean verdaderos.

Donde el enemigo los estimule a la omisión y a la oscuridad, abran las cortinas de la consciencia y dejen entrar la Luz.

Donde el adversario estimule sus mentes a buscar el mundo, busquen adorar, alabar, encontrar el Universo Espiritual.

Y, sobre todo, hijos, sean conscientes de que este no es un proceso personal, sino una batalla espiritual que está siendo trabada en toda la consciencia humana.

Que Mis Palabras sean como una espada que corta los velos de la ilusión humana y los conduce a la Luz. Caminen, entonces, hacia ella y no permanezcan en la oscuridad, detrás de una cortina que ya no debe cubrir la consciencia humana.

Hagan las elecciones correctas y, en cada pequeño paso suyo, el Espíritu Santo estará en el siguiente, conduciendo su caminar.

Tienen Mi bendición para esto.

Su padre y amigo,

San José Castísimo     

MENSAJE SEMANAL DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

¿Cuán importante es para ti, hijo, la transformación de la consciencia humana?

¿Cuán importante es para ti, el padecimiento de los Reinos de la Naturaleza?

¿Cuán importante es para ti, el sufrimiento de los que viven en las guerras?

¿Cuán importante es para ti, la inocencia y la pureza arrancadas de los niños ultrajados?

¿Cuán importante es para ti, el don de la vida?

¿En el algún momento de tu día, pensaste que este puede ser tu último día en esta Tierra?

Haz valer la pena cada segundo, reparando tus errores, corrigiendo tu camino, curando lo que te causa arrepentimiento, revisando tu mundo interior.

¿Cuántas veces pensaste en los que no tienen nada, en las familias divididas, impregnadas de odios y de rencores? ¿Tu familia será una de esas?

Comienza, hijo, cada día, como si fuera el último. Vive plenamente, con pleno amor.

Haz que tus días valgan el sacrificio de Dios por ti. Haz que tu vida sea de reparación y de méritos por las almas más perdidas.

Clamar por Misericordia tiene un poder incalculable. Ser Misericordia tiene un poder insondable para la consciencia humana.

Orar abre las puertas para que Dios toque la Tierra. Actuar une las dimensiones para que Dios sea en la Tierra, a través de sus hijos.

Permite entonces, hijo, que, en tiempos de caos, de disociación, de confusión, tu ser no sea solo un instrumento pasajero con el que Dios, por un momento, pueda tocar el mundo y Su Creación.

Sé un instrumento constante en las Manos de Dios y, actuando con tu corazón como si este fuera el último día, percibirás cuántas llaves puedes girar, cuántos umbrales eres capaz de cruzar, cuántos misterios puedes develar cuando tan solo unes tu voluntad, tu aspiración, tu intención y tu amor a la Consciencia Divina.

Pregúntate, entonces, con sinceridad: ¿Si este fuera mi último día, que haría con él? ¿Cómo bebería la última gota de vida en la mayor escuela de amor del universo?

Vive con plenitud, plenitud espiritual, plenitud divina.

Tienes Mi bendición para esto.

Tu padre y amigo,

San José Castísimo

APARICIÓN DE SAN JOSÉ EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, MINAS GERAIS, BRASIL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Con el Niño Jesús en Mis brazos, vengo a pedirles que no se olviden de encender una vela por las causas imposibles, por los pecados más arraigados, por las miserias abrazadas por el corazón de los hombres, por la impunidad, por la indiferencia, por la ignorancia; para que todo eso, hijos, dé lugar a la Llama Sagrada del Propósito de Dios.

Ya no vengo a enseñarles a orar, porque ya saben cómo hacerlo. A lo largo de los últimos quince años fueron instruidos sobre esto, instruidos por Aquella que ora constantemente y que no se cansa de interceder por la humanidad, por este planeta y por toda la Creación. Porque Aquella que un día fue la Madre de Jesús, no es solo la Madre del Salvador, sino la Madre de toda la vida, de todo lo que vive y respira.

Así como Cristo, Dios Vivo, se manifestó en la Tierra a través de Jesús, así también, hijos, el Vientre de la Creación, el Principio que da vida a todas las cosas, el Amor Materno de Dios, se manifestó en la Tierra a través del Inmaculado Corazón de María. Por eso, ya es el tiempo y la hora de que reconozcan este Corazón y de que lo honren como Él verdaderamente merece.

No encierren los Misterios de la Creación en la comprensión humana, tampoco en lo que está escrito en los libros sagrados.

Hoy, Yo les pregunto: ¿ustedes creen que, en aquel tiempo, hace dos mil años, algún hombre en la Tierra comprendió verdaderamente la Presencia de Cristo?

¿Alguno de ustedes cree que, hace dos mil años, algún hombre de la Tierra fue capaz de relatar con perfección todo aquello que sucedía en el mundo a través de la Presencia de Cristo?

Sí, el Espíritu de Dios habla a través de las criaturas, y fue a través de este Santo Espíritu que los apóstoles y discípulos de Cristo pudieron relatar el Evangelio, el Nuevo Testamento, dejado para testimoniar la Presencia del Salvador en la Tierra.

Mas el Espíritu de Dios también respeta el libre albedrío de los hombres, sus limitaciones, la ampliación de su consciencia, la apertura de sus corazones. Por eso, la Palabra de Dios llega hasta donde el hombre puede aceptar. Por eso, una vez más les digo y, esta vez, les pido que no encierren la Grandeza del Creador en la comprensión humana.

Ha llegado el tiempo y la hora de la expansión de la consciencia de los seres, de que los velos sean rasgados, no solo en el templo, sino en el interior de los seres, en la consciencia de cada ser de esta Tierra. Que el velo que separa a este mundo de la vida universal, del Tiempo Eterno, también pueda ser rasgado.

Y eso no sucederá según la voluntad humana. La Voluntad de Dios, hijos, no se basará en el consentimiento de los hombres, porque ha llegado el tiempo de la Justicia, y la Justicia es perfecta; ella les entregará y les ofrecerá a los seres lo que merecen en este tiempo.

Cada agricultor cosechará según lo que plantó, cada jardinero verá surgir las flores que regó; y aquellos que no se preocuparon por el jardín, contemplarán la tierra seca, a la espera de una pequeña hoja verde para sentir el respiro de la vida.

¿En qué papel de esta historia ustedes quieren estar?

El tiempo de la definición aún está en curso; la definición de las almas sucede a cada instante. A cada instante, el ser humano tiene la posibilidad de descubrir su potencial y ya no vivir como el viejo hombre, sino según el Propósito Divino. De la misma forma, a cada instante, el adversario les da la posibilidad de abandonar este Propósito y sumergirse en la condición humana.

Por eso, es tiempo de vigilar.

Por eso, es tiempo de orar como ya aprendieron.

Por eso, es tiempo de fortalecer las virtudes.

Por eso, es tiempo de sumergirse en el Conocimiento y de que la Instrucción ya no sea condicionada por la comprensión humana, sino que los seres se abran para sumergirse en ese infinito que es la Creación de Dios.

Ya les presentamos muchas cosas, conocimientos e informaciones que la humanidad ni siquiera imagina que existen. Y aun les digo, hijos, que esto es un grano de arena en el desierto, es una gota de agua en el océano, es una pequeña estrella en el infinito cosmos.

Mucho más hay para ser revelado, y las revelaciones vendrán una a una, sin pedir permiso a los hombres; los velos comenzarán a rasgarse y, dentro de los seres, las estructuras se quebrarán, sus creencias más consolidadas también se quebrarán; las bases de las religiones construidas bajo los conceptos humanos también se quebrarán.

¿Dónde sustentarse?

En la esencia que mueve todo el conocimiento, toda la sabiduría, toda la vida.

En la esencia de cada religión habita el Amor Divino; pero él está como en una prisión de conceptos humanos, de ideas, de poderes, de voluntades, de aspiraciones, que provienen solo del hombre, de su mente concreta, inmadura, que necesita en este tiempo crecer.

Aquellos que pueden permanecer en esta esencia, que pueden ir más allá de los conceptos, de las estructuras creadas por los hombres, se mantendrán de pie y sentirán la libertad de sus corazones cuando esas estructuras se rompan. En ellos no habrá sufrimiento, sino júbilo, porque conocerán la verdadera libertad, que no es la independencia que el hombre busca, sino la verdad espiritual de sumergirse en la Verdad Divina y, finalmente, ver al Padre, cara a cara, como Él les prometió.

Por eso, hoy, vengo a advertirles que es tiempo de despertar, que es tiempo de abrazar el Infinito, de sumergirse en un conocimiento que hasta hoy estuvo oculto y que, por Voluntad Divina, les vinimos revelar.

Este último año, que es la preparación para el recogimiento de los Mensajeros Divinos, será la última oportunidad del despertar de la consciencia humana, para que los velos se rasguen sin sufrimiento. Por eso, les pedimos tantas veces que se abran a la Instrucción Espiritual, que dejen que ella transforme sus consciencias y su condición humana. Permítanse experimentar el Amor Divino, que desborda de los seres que no le colocan barreras.

Ya no digan: “yo no puedo”, “no soy capaz”, “no comprendo”. Hagan otra oración, otra afirmación. Pidan al Padre:

 

Señor, en aquello que no puedo,
que Tú puedas en mí.

Señor, en aquello que no soy capaz,
que Tú seas capaz en mí.

Señor, en aquello que no comprendo,
que Tus Manos rasguen los velos de mi consciencia,
para que yo pueda verte, sentirte y experimentarte
en la inmensidad de la Creación Divina.

Señor, ante mis límites,
que Tu ilimitación se presente.

Ante mis barreras,
que Tu Tiempo Eterno me muestre la Verdad.

Que en mi sueño Tu Voz me despierte,
porque ya no quiero dormir,
necesito despertarme, levantarme
y vivir Tu plena Voluntad.

Amén.

 

Que esta sea su oración.

Cuando estén ante el misterio, no digan que él no existe, solo reconozcan la propia ignorancia y dejen que ella dé lugar a la Sabiduría Divina. No solo este mundo guarda grandes misterios, también sus propios seres los guardan.

Cuando el Señor les dijo, a través de Sus profetas, que fueron creados a imagen y semejanza de su Infinito Corazón, ¿qué pensaron? ¿Que Dios fue creado a semejanza de los hombres? ¿Que Él tiene un Rostro parecido al de ustedes?

¿Qué es Dios para ustedes?

Respiren, sientan la vida, allí está Dios. Escuchen los sonidos de la naturaleza, allí está Dios. Cierren sus ojos, contemplen el infinito, allí está Dios.

¿Qué es, entonces, ser creado a imagen y semejanza del Creador?

¿Será que existe un infinito que habita en su interior?

¿Será que son capaces de crear y recrear como Él lo hace?

¿Será que son capaces de amar como Él ama?

¿Un Creador tan infinito, será que Él verdaderamente dio vida solo a esta Tierra? ¿Tan pequeña es la Voluntad Divina?

Así como ven el cielo, la profundidad de las estrellas y su infinito, incontables estrellas; así es el Amor de Dios; y el Amor del Padre se manifiesta a través de la vida. La vida, hijos, es la mayor expresión del Amor Divino, por eso ella no se encierra aquí.

¿Y por qué sus ojos no pueden ver? Porque su consciencia no abarca el Tiempo Eterno.

¿Cómo hacer para ver con los Ojos de Dios, para sentir Su Amor, contemplar Su Creación?

¿Cómo hacer para no creerse pequeño, sino descubrirse infinito?

Cuando aman y se abren para amar de verdad, su consciencia se expande, sus sentidos se expanden, su corazón disuelve las dimensiones que separan este mundo del Tiempo Eterno, que aún separan a los hombres del Corazón de su Creador. No existe ninguna otra razón para la ignorancia humana, sino la voluntad de los propios hombres de permanecer en ella.

Por eso, permítanse amar, no solo amarse unos a otros con un amor humano; que no sea esa la meta de su amor. Permítanse ir más allá, permítanse ser infinitos y abran sus corazones para experimentar el Amor Divino, ilimitado, infinito. Y así, hijos, cuando la verdad emerja ante sus ojos, no temerán.

Cuando los tesoros de este planeta sagrado ya no estén ocultos para sus ojos, se regocijarán; cuando la vida que habita en las estrellas finalmente pueda compartir y aprender de la vida humana, les podrán enseñar no sobre la ignorancia, sino sobre el Amor Divino, porque para eso fue hecha esta escuela de la Tierra.

Esta es una pequeña escuela, una pequeña flor en el Jardín de la Creación, una flor cultivada con cuidado, con cariño y predilección, una pequeñísima flor más en el Jardín de Dios; una flor que, en su pequeñez, debe revelar la grandeza del Padre para toda la vida, su perfume debe transformar todo el jardín, sus semillas deben renovar la tierra, la tierra cultivada por Dios.

Después de escuchar Mis Palabras, les pido que vuelvan a estudiar todo lo que ya les dijimos a lo largo de los últimos 15 años. Tomen las Instrucciones que no comprendieron, quédense ante ellas y pidan la Gracia de una comprensión mayor, pidan la Gracia de la expansión de la consciencia y percibirán, hijos, que no les dijimos solo algunas palabras difíciles, que no les hablamos solo con algunos símbolos y parábolas, sino que una verdad profundamente espiritual se guardaba allí; y ella fue transmitida con un motivo, con el propósito de que la consciencia de los hombres pueda estar pronta para vivir la Voluntad de Dios, para reencontrar su origen y para ser un ejemplo de la transformación de la consciencia, de la redención y de la Misericordia Divina para toda la Creación.

Esto es todo lo que les quería decir hoy. El Creador Me envió para transmitirles estas Palabras y, con Su Hijo en Mis brazos, vine a bendecirlos y a decirles que la transformación de cada uno de ustedes transforma toda la consciencia humana. No piensen que sus pasos son insignificantes, ninguno de ustedes es insignificante ante Dios.

Que aquellos que cayeron, se levanten humildemente, comiencen de cero y reconstruyan su interior.

Que aquellos que están cansados, respiren, dejen que el Creador renueve su ser para que puedan proseguir.

Que aquellos que dudan, oren y pidan que la consciencia se expanda.

Que aquellos que dudan de sí mismos, confíen en Dios, porque si son semejantes a Él, Él no va permitir que permanezcan en sus miserias, ¿o creen que el Creador los hizo a imagen y a semejanza de Él para que permanezcan en la superficialidad humana? No, hijos, el Creador aspira a mucho más que eso, y ya es el tiempo y la hora de vivir su Divina Voluntad.

Que los Sacramentos, la oración, el silencio y el servicio sean siempre las bases de la transformación de sus seres. Cuando no puedan salir de sí mismos, sirvan, hagan algo por los demás, aunque sea dentro de sus propias casas. Cuando se olviden de lo que les dije, vuelvan a escuchar Mis Palabras.

En Presencia del Niño Jesús, los bendigo, les devuelvo la paz y les dejo el Sacramento de la Eucaristía para que con la Presencia del Dios Vivo, físicamente dentro de ustedes, el Misterio Divino se expanda, alcance sus células, sus átomos, libere la luz que en ellos habita, y permita que su consciencia de un paso más, en este despertar y en esta transformación.

Los bendigo y les agradezco.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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