MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Renueva tu consagración a Dios todos los días y entra en el eterno movimiento de los ciclos universales.

Renuévate delante del Creador para que Él te conduzca por nuevos caminos internos y jamás te acomodes a los pasos que ya conseguiste dar.

Reconoce lo infinito delante de ti y cuánto te falta crecer mucho más allá de esta vida. Reconoce en el vasto universo las infinitas dimensiones creadas y que cada una de ellas exigirá de ti un determinado aprendizaje, que te hará crecer y unirte cada día más a Dios.

Hijo, lo que la humanidad llama contemplación y unión con Dios, en esta dimensión material, no es nada más que una aproximación a la grandeza del Creador, una experiencia con Su Divina Luz. La contemplación es el acto de reconocer la existencia de Dios y de aproximarse a Él, pero aún le falta a tu corazón y a tu consciencia humana para que ella sea Una con Dios en su origen.

Ese camino se construye y recorre poco a poco. A medida que el ser se vacía de sí mismo y de toda necesidad de explicar y comprender lo que experimenta; a medida que se vacía de los conceptos conocidos por su mente, comienza a ser impregnado por otras leyes y vibraciones que no pertenecen a este mundo y que son palpables para el corazón humano, pero incomprensibles para la mente.

La aproximación y la aceptación de leyes sublimes va logrando que las puertas para otros grados de evolución se abran delante de la consciencia, que solo después de cruzar esas puertas y experimentar esas leyes podrá sentirlas y comprenderlas, pero no explicarlas.

Los hombres no pueden explicar lo que viven en los niveles superiores porque la materia que compone la mente humana no es afín con esa vibración sutil; pero hijo, el corazón, que es semejante al Creador de todas las cosas, sí puede comprender y vivir todas las leyes.

Así como el Señor es ilimitado en Su existencia, así también es el corazón de los hombres. Pero ese corazón necesita expandirse, cruzar umbrales y romper barreras, trascender límites y tendencias humanas, dejar de ser tan cerrado y abrirse al cosmos que, para él, es inexplicable y comprensible al mismo tiempo.

Para llegar a ese estado de unión con la vida superior, que es algo más que una experiencia contemplativa, hijo, es necesario que te renueves todos los días y, al percibir que estás estancándote o retrocediendo, busques siempre una forma de despertar y de avanzar.

Por eso vengo al mundo para impulsar al corazón humano hacia el infinito y llevarlo a una vivencia de lo que él verdaderamente es.

Déjate ser guiado e impulsado por estas palabras. Si no las comprendes, solo siéntelas y deja que ellas por sí solas, vivas como son, trabajen dentro de ti.

Tu padre y compañero,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijos:

La paciencia en la transformación y en la purificación es primordial. Recuerden que están ante una condición humana degradada desde hace siglos y ante códigos que emergen de la consciencia para que sean transformados y que, incluso, trascienden la vida en la Tierra, pues tienen sus raíces en el universo.

Recuerden siempre que Aquel que vino al mundo para darles un ejemplo era el Hijo de Dios Vivo y tuvo que padecer los males de la Tierra y transmutar los atavismos de la humanidad para abrirles el camino. La trascendencia de la materia humana de Jesús comenzó desde Su gestación hasta Su último suspiro en la Cruz. Si el Dios Vivo trabajó en cada instante de Su vida para poder culminar con Su aprendizaje de amor, no esperen que con ustedes sea diferente. ¿Cómo quieren santificar sus cuerpos y sus almas si recién ahora están comenzando a comprender este camino?

El Hijo de Dios era consciente de la vida universal y de sus misterios; era conocedor de todas las ciencias cósmicas, porque era uno con Aquel que las creó; y, aún así, para liberar el miedo de Su última Célula y vivir el pleno amor con todos los niveles de Su Consciencia, tuvo que llegar a la Cruz y perdonar todo lo que hasta allí había vivido.

Hijos, mucho aún les falta para llegar a la perfección. No tengan prisa, tengan paciencia. Sin embargo, sean constantes y persistentes y no se acomoden al hecho de que la transformación les durará la vida entera.

Sí, la transformación absoluta les ocupará toda la vida, pero cada día deben alcanzar un nuevo escalón, para que al final de esta vida sean dignos de llegar a otros mundos y dimensiones celestiales que los aproximan a Dios.

La transformación durará toda la vida, porque la evolución es eterna y no porque estarán siempre en el mismo lugar. Cada día deben darse un nuevo paso y una nueva comprensión, basados en el esfuerzo permanente. No se preocupen si dan pasos largos o cortos, porque cada día y cada ciclo los llevarán a un escalón diferente.

Lo que en verdad importa es que no se detengan y que sean constantes.

Ábranse todos los días para que el Amor de Dios los transforme y retiren un poco de sí de la propia consciencia para ceder espacio al Amor y a la Presencia divina.

Cada día, retiren un objeto de su morada interior para dar lugar al Morador Celestial, que un día llegará. En algún momento, tendrán la casa vacía y limpia para recibirlo.

Su padre y amigo de siempre,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE MARÍA, ROSA DE LA PAZ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE DORNES, FERREIRA DO ZÊZERE, SANTARÉM, PORTUGAL, AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN

El arte de aprender a ser prudente

En este tiempo final y en esta vida, la prudencia deberá volverse un arte permanente en la vida espiritual. Actuando con prudencia, impedirán que se lleven adelante muchas situaciones generadas por Mi adversario, a través de los estímulos que reciben las consciencias.

Ser prudente en este tiempo ayudará a prevenir el destino de los acontecimientos, para que así sean evitadas ciertas experiencias surgidas de la imprudencia.

La imprudencia es lo opuesto a la precisión y al ritmo. En este tiempo, en el que la humanidad se coloca en dimensiones paralelas a través de sus acciones, las imprudencias de los discípulos de Cristo no se podrán pasar más por alto.

Las consecuencias de la imprudencia llevan a la inestabilidad emocional y mental de la consciencia humana, porque es así que la humanidad se enfrenta a situaciones imprevistas sin preparación para superarlas.

Por ejemplo, las guerras como también el hambre que se viven en algunas naciones en este momento, no solo son por falta de prudencia, sino también por el resultado de una elección que va más allá del plano material del planeta.

La imprudencia genera en la consciencia diferentes grados de desconfianza e, inevitablemente, fortalece la desobediencia a la Ley de la Jerarquía, lo que genera un aprendizaje que también es imprevisto en su destino evolutivo.

Hijos, es muy importante que aprendan, en este ciclo, a ser prudentes con cierto grado de consciencia, porque la actitud de prudencia los llevará a estar siempre en paz.

La imprudencia ha despertado, en la humanidad, el dominio de las acciones de la vida, como del destino de las naciones. La imprudencia podría ser fatal, porque una acción insignificante impregnada por un impulso personal o grupal, como sucede en estos tiempos, podría cambiar el rumbo del Proyecto que el Padre ha pensado, tenga que ver con un grupo de consciencias o con el planeta entero.

La humanidad en esta era se basa no solo en la indiferencia, sino también en los complejos estados de imprudencia que llevan al desarrollo de acontecimientos inusitados e innecesarios.

En esta hora, tan aguda y crucial de la humanidad y del planeta, los actos conscientes de prudencia corregirán los excesivos impulsos de concretar, espontáneamente, acciones personales, grupales y heroicas.

Desde ahora, deben actuar como lo hace la Jerarquía, midiendo los plazos de los acontecimientos y de las decisiones con observación, neutralidad y paciencia. La cadena de imprudencias debe ser cortada por los actos prudentes de verdaderos seres espirituales al servicio del Plan de Dios.

Mientras aún hay tiempo material, aprovechen, hijos Míos, para percibir y aprender sobre la verdadera prudencia espiritual, basada en la Ley de la Obediencia y en la Ley de la Jerarquía. Para que sus consciencias puedan alcanzar ese propósito de la prudencia espiritual, deberán esforzarse todos los días para estar más atentos a sus propias motivaciones, ideas y expectativas, porque el Plan de la Jerarquía en este tiempo se trata con precaución y con mucho discernimiento.

La tarea que es desarrollada por la Jerarquía Celestial no puede ser tratada de forma imprudente y superficial. Es en ese punto que sus consciencias y corazones deben colocar la atención.

Tampoco es muy recomendable, hijos, que sus vidas y consciencias en este serio ciclo de la humanidad sean imprudentes, con expresiones impulsivas y egoicas.

Ser prudente en el Plan previsto y con la Jerarquía determinará, en este tiempo final, poder quitar de sus mentes toda idea personal, grupal, regional o mundial.

La imprudencia es la segunda enfermedad espiritual de la humanidad. Por eso, hijos, es hora y es momento de que puedan crecer, no solamente por los impulsos que trae la oración del corazón, sino también por una mayor atención que a partir de ahora deberán tener. Eso los liberará de ser deudores del Plan por los actos de imprudencia o de negligencia.

Es un esfuerzo mayor para toda la Jerarquía Espiritual de la Luz acompañar la realidad de este planeta. En este momento, Ella premedita antes de tomar decisiones. Esto es así, queridos hijos, porque estamos en tiempos de batalla y de profundas definiciones; por eso los alerto con todo el Amor de Mi Corazón de Madre para que cada día estén menos distraídos, más silenciosos y atentos a los acontecimientos finales que se avecinan.

Esa actitud, de un verdadero ser pensante y consciente de todo lo que debe cumplir ante el Plan, ayudará también a disolver el hipnotismo global de indiferencia humana, situación que no le permite a las almas percibir el sufrimiento planetario que existe en cada pueblo, en cada nación.

Pidan con fe para que, todos los días, el Santo y Divino Espíritu los ayude a construir las bases de una verdadera y consciente prudencia espiritual; así estarán reformando la consciencia mental del planeta, que está bastante alterada y cargada.

Me uno a cada corazón orante que se abra para crecer interiormente y sin distracción.

¡Les agradezco por ser prudentes y atentos de corazón!

Los ayuda extraordinariamente,

Vuestra Madre María, Rosa de la Paz


Prudencia: cualidad o virtud que consiste en actuar con reflexión y discernimiento para distinguir entre lo bueno y lo malo, y así evitar peligros y daños innecesarios.

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Hijo:

El hombre, por sí solo, es débil y no puede soportar los asedios ni las pruebas de este mundo. Sin embargo, el hombre que se une a Dios es invencible, porque comparte con Él Su Gloria y Grandeza.

Cuando el corazón humano de Cristo dijo: “Padre, aparta de Mí este cáliz”, fue el miedo de Sus células que lo llevó a pronunciar estas palabras. Pero de inmediato, unido a Dios, Él dijo: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la Mía”. Y fue en la perfecta unión con el Creador que Jesús soportó los insultos, las humillaciones, las traiciones, la flagelación y la muerte en la Cruz.

Únete a Dios, hijo, para que Su Voluntad se cumpla. No quieras vivir en este tiempo con tus propias fuerzas, porque tu corazón humano es material y débil y puede morir incluso de susto.

Aférrate al espíritu y sé Uno con el Espíritu Divino. No pienses que el Creador te encomienda una grandiosa misión y te deja solo. Todo lo que el Señor te pide es que cumplas con Él, por Él y en Él.

El Creador nunca abandona a Sus criaturas, pero es necesario vencer el miedo y aceptar Su Voluntad, teniendo siempre fe en que Él te acompañará.

Reconoce tu debilidad, así como el Señor, quien representa para ti el Camino, reconoció la Suya cuando se confesó al Padre y dijo: “Aparta de Mí este cáliz”.

Pero, reconoce enseguida, hijo, que esta misión no es solo tuya, sino sobre todo de Dios, pues este proyecto humano le pertenece y, unido a Él, afirma: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la mía”.

Hijo, ni siquiera Dios te condenará por tu debilidad, como no lo hizo con Su Primogénito. El Señor te colocará en Sus Brazos, unirá Su Santo Espíritu al tuyo y te hará invencible frente a los desafíos de esta vida. Él es quien te abrirá los portales que unen las dimensiones y elevará tu ser a la vivencia del verdadero amor. Pero, ante todo, vence tu débil humanidad y reconócete como hijo de un Creador majestuoso que, de forma misteriosa y desconocida para ti, te hace semejante a Él en lo profundo de tu ser.

Descubre tu semejanza con Dios, aceptando Su Voluntad y comprende el camino por el cual el Señor te conduce a medida que das los pasos en él. No siempre el Creador te llevará por un camino de flores, pues aun a Su Hijo amado Él lo condujo por el camino de la Cruz, de la renuncia, del sacrificio, de la humillación, del martirio y, finalmente, del Amor absoluto y de la Misericordia, que se perpetuó en la Tierra y que hasta los días de hoy intercede por las almas.

Es por la obra de esa Misericordia alcanzada por el Hijo del Altísimo que tú estás hoy escuchando Mis palabras.

¿Serás tú, hijo, capaz de abrir otro manantial, semejante a este, para que otras almas que vendrán detrás de ti tengan una oportunidad de redención?

El Creador te llama y aguarda que des un paso para trascender el miedo y que, unido a Él, digas: “Que se cumpla Tu Voluntad y no la mía”.

Tu padre y compañero,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Muchos se preguntan de dónde partirá la unidad entre las diferentes culturas, religiones, razas y naciones. ¿Cómo unir tanta diversidad?

Pocos descubrieron la potencia del Amor de Dios y casi nadie vive la verdad que es saber que, si un Dios tan infinito fue capaz de crear tanta diversidad, Él se encuentra en todas las cosas y también en las diferentes religiones inspiradas por Él.

Las criaturas están dentro de la Consciencia de Dios, y Dios en ellas, pero la ignorancia que cerró sus ojos no les permite ver que el Creador está ahí, en lo profundo. Y, así, viven una ilusión, una vida separada de Él, solo por el hecho de no saber que Él Es en todo lo que fue creado. No lo ven y no lo sienten porque no se abrieron para saber que Él está en el interior de los seres.

El Creador, en Su posibilidad inconmensurable de amar, a lo largo de la existencia de la humanidad, concibió muchas religiones. Cada una conduciría una parte de Su Creación, pero al mantener viva su esencia todas llevarían a un único fin.

Cuando María dice que unirá, en Su Inmaculado Corazón a las diferentes religiones, pueblos y razas, no significa que todos reconocerán a la persona de María como Madre de Dios. María es la propia Unidad, pues Su Manto ampara en sí a toda la Creación. Como Unidad, Ella conduce a las diferentes religiones al Amor, que es el Principio que expresa Su Hijo.

Puede ser que muchos no reconozcan a la persona de Cristo como el Camino, la Verdad y la Vida, pero aquellos que creen en el Amor y viven en el Amor están en Cristo, sin saberlo.

El Amor que Cristo expresa trasciende la existencia de la persona de Jesús. La Unidad que expresa María trasciende la persona de María. Ellos ya no son parte material de una Creación. Aquellos que provinieron de un Espíritu Único se manifestaron en la Tierra para construir un camino, para expresar un arquetipo, para dar un ejemplo vivo y, ahora, en las diferentes escalas de evolución, siguen dando ejemplos y dejando Sus pisadas en todas las dimensiones, para que incluso los ángeles sigan Sus pasos.

Los principios de Amor y de Unidad son posibles de vivir para todas las religiones verdaderas e, incluso, aquellos que no tienen una religión guiada por una institución, pero que, en sus corazones, buscan religarse con Dios todo el tiempo por el Amor y por la Unidad. Es así como Cristo y María conducen a la humanidad. 

Ser cristiano es más que creer en Cristo. Si quieren llegar a la religión del corazón, en la cual todos son hermanos, hijos de un único Dios, crean en el Amor y en la Unidad.

El Amor y la Unidad los llevarán al Origen. Esta es la razón de la existencia humana: vivir esos dos atributos universales, que un día se hicieron carne y que hoy retornaron al Corazón Purísimo del Creador, para que toda criatura que vive, desde la materia hasta el espíritu, pueda retornar a Dios.

Quiero que anuncien al mundo que Dios es único y que los une a Él en los principios del Amor y de la Unidad. No importa que el camino sea aparentemente diferente, porque unos tendrán más apertura para seguir los pasos de Mahoma; otros, los de Buda; otros, de Cristo; otros, de María; pero todos pueden unirse, en espíritu, en el Propósito de Dios para la humanidad, que es único: el Amor y la Unidad para llegar a Él.

Vivan con esa certeza en el corazón y no duden, ni un solo instante, de la posibilidad de que Dios, del cual provienen todas las cosas, pueda hacer retornar hacia sí, todo lo que un día Él creó.

Yo los amo, los bendigo y les pido que sigan orando por la Paz en el planeta. Todos los días recuerden que sus espíritus ya viven en Dios y que, solo de ser conscientes de la Presencia de Él dentro de ustedes, ya son portadores del mayor misterio de Amor y de Misericordia de esta Creación.

Oren por los que desconocen el Amor de Dios y por aquellos que creen que lo aman, pero que no conocen el verdadero Amor ni la verdadera Unidad que llevan al Creador.

Su padre y compañero,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A  LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Mientras todo el universo se moviliza para auxiliar de alguna forma a la humanidad, e incluso el Creador desciende a la Tierra, entre los hombres, por intermedio de Sus Mensajeros, no seas tú indiferente y no vivas más tu pequeña vida como siempre la viviste.

Hijo amado:

Sé que a tu consciencia le cuesta mucho despertar a la realidad espiritual de la vida, en la cual todo lo que intentas vivir encuentra un sentido, pero si tu corazón, tu mente y tus sentimientos no salen, aunque sea un poco, de las preocupaciones materiales y de todo lo que te envuelve en relación con la vida en la Tierra, en poco tiempo tu camino espiritual perderá sentido.

Si no tratas ahora de comprender cómo se mueven los acontecimientos en lo que concierne al espíritu y cuánto más real es lo que sucede en las dimensiones superiores que aquello que que se precipita en la Tierra, corres el riesgo de envolverte de tal forma con dichos acontecimientos que te parecerá que de nada vale orar y clamar a Dios. Mientras el Señor espera de ti una transformación absoluta, tú esperarás que Él venga y resuelva todo por ti, solo por el hecho de emitir algunas oraciones todos los días.

Orar es la acción primordial para tu vida, pero debe estar acompañada del servicio, de la acción, de la trascendencia, de la transformación, del ser y del parecer.

Comprende, hijo, que esta batalla final ya comenzó en el nivel del espíritu y que, por menos que lo percibas y sigas viviendo como si nada diferente estuviera sucediendo, no significa que tu consciencia no esté siendo partícipe de este acontecimiento universal.

Llegó el momento de madurar y no solamente de conmoverse con la actual situación planetaria, porque ¿de qué le sirve a Dios y a Su Plan que llores por la falta de acogimiento y fraternidad de los demás y que ores algunas Avemarías por Medio Oriente si, después de tus oraciones, demuestras que los códigos de falta de fraternidad y de amor también están dentro de ti?

No llores más ni por ti ni por la actual situación planetaria, porque en verdad desconoces completamente la gravedad de estos tiempos. Haz aquello que está a tu alcance para transformar, aunque sea con cuentagotas, la vida en este mundo.

Sé fraterno, sé amoroso, sé servicial, vive la santidad, vive la unidad con Dios. Esto es lo que permitirá que los Mensajeros Divinos sigan intercediendo por el mundo, por los que más necesitan y que no siempre son aquellos en los cuales pensaste.

Lo que ahora se necesita es que la humanidad genere méritos para equilibrar el mal en el mundo; por eso, perdona, ama, reconcíliate con el prójimo, apoya con tus oraciones y, como puedas, las misiones que Nosotros pedimos que se realicen.

Concéntrate en los detalles y en las pequeñas cosas y construye una base firme, para que tengas, algún día, la posibilidad de actuar en las grandes cosas. Por ahora, deja que las grandes obras las realicen Aquellos que pueden hacerlas, porque ya trascendieron los aprendizajes menores de la vida material y ahora retornan al mundo para auxiliarlo. Hablo de los Mensajeros enviados por Dios.

No dejes de ser simple y humilde. Esto vale más que cualquier gran acción.

Tu padre y compañero,

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para que sus consciencias maduren, deben reconocer las realidades del planeta manifestadas en las diferentes dimensiones. Deben ser conocedores de todo el bien y de toda la gracia que reciben como auxilio de los mundos celestiales y de la existencia superior; pero también deben ser conscientes de todo lo que sucede en la superficie de la Tierra y en los planos inferiores de consciencia, estados que causan la preocupación de Dios y que hacen que sean tantas e infinitas las Gracias vertidas sobre la consciencia humana.

El conocimiento de esas realidades se complementa para forjar su fortaleza en el interior de los seres. Si solo fuesen conocedores de la realidad planetaria en el sentido inferior de la vida, podrían perder la confianza en los Planes de Dios e incluso la fe en la existencia de la Consciencia Única, del Creador. Y si solo fueran conocedores de los mundos sutiles e ignoraran lo que sucede con sus hermanos en la superficie del planeta, correrían el riesgo de mantenerse inmaduros y egoístas, viviendo solo para su beneficio, para su elevación.

Con el conocimiento de todas las realidades, ustedes podrán llevar las emanaciones de la vida superior como un aliento para las almas que se encuentran en los abismos del planeta. Y aun delante de tanto sufrimiento que el hombre genera en el mundo, e incentivados por el caos y por el mal, no perderán jamás la esperanza, porque sabrán que existe Algo mucho mayor y más poderoso que el mal y que Eso que se llama Dios Padre Creador siempre triunfará, porque Su Voluntad es lo que anima a toda la existencia. Como un soplo de Su Divino Espíritu la vida se crea y se recrea constantemente.

Es por esta razón que ahora les permitimos que ingresen en realidades sublimes y les mostramos lo que aún debe transformarse en la vida de este mundo, porque así podrán aprender y crecer en consciencia. De esta forma, sus oraciones serán verdaderas y conducidas al lugar correcto.

Yo los amo y por eso sigo aquí, impulsando incansablemente el corazón humano.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Para que consigan transitar en un período de caos planetario y ser una fuente de paz para los seres, y no colaboradores de lagran red de disociación del planeta, ustedes deben comenzar a fortalecer el espíritu con el conocimiento de una vida superior y con la vivencia y experiencia propia de que esa vida superior existe y de que las dimensiones materiales de consciencia solo un reflejo de todo lo que se manifiesta en el universo.

La diferencia entre un grupo consciente de la realidad planetaria y otros grupos orantes que existen en el mundo, sustentados solo en lo invisible de su fe, son las herramientas que cada uno tendrá al final de los tiempos, cuando podrán colaborar con la humanidad en el momento en que comiencen a emerger las verdades que siempre estuvieron ocultas.

Durante mucho tiempo, Nuestro Espíritu Divino fue sumamente silencioso y entregó a la humanidad pequeños impulsos y señales que demostraban Nuestra Divinidad, pero que no revelaban a los ojos humanos lo que existe entre la materia y el Espíritu de Dios, que es la vida manifestada en las diferentes dimensiones existentes entre la tercera y la décimosegunda dimensión.

Hoy, Nuestra Voz comienza a entregar nuevas señales y a develar nuevos secretos para toda la humanidad, porque en estos tiempos el adversario de Dios intentará confundir a muchos espíritus que están buscando la verdadera Luz y, así, muchos seres tendrán visiones que no son verdaderas o recibirán instrucciones que, más que aclarar, confunden el corazón. Es por esta razón que comenzamos a revelar lo que la humanidad deberá reconocer para dar su salto evolutivo.

Quiero que sepan que una instrucción que proviene de Dios es aquella que los conduce hacia el espíritu de la humildad y de la fe; es aquella que contiene, en su interior, la pureza que el corazón puede sentir al tomar contacto con ella.

Por eso les pido que no escuchen todo lo que dicen en el mundo, tanto fuera como dentro de ustedes mismos; no se dejen perder por las confusiones o por la propia necesidad de cumplir
determinadas funciones dentro del Plan de Dios, porque para cada uno el Creador tiene una idea perfecta y un plan único. Además de eso, muchos de los que están en el mundo queriendo ser alguna cosa vinieron para aprender a ser nada.

Tengan confianza en que los Mensajeros de Dios les dirán todo lo que ustedes necesitan escuchar y sigan con atención Nuestras palabras.

Si pudiesen vivir al menos un mensaje de los miles que transmitimos en los últimos años, ya estarían mucho más próximos a la existencia de la Nueva Humanidad y ya podrían, incluso, saber quiénes son o, por lo menos, lo que no son y, así, ser guiados por el espíritu de la Divina Humildad de Dios.

Para que Mi Corazón siga revelándoles los secretos celestiales y que muchas consciencias despierten del sueño, necesito que sean consecuentes con todo lo que les estamos entregando.

Yo los amo y espero poder conducirlos cada vez más profundamente hacia el cumplimiento de los Planes de Dios.

San José Castísimo

MENSAJE DIARIO DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN EL CENTRO MARIANO DE FIGUEIRA, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Al principio de la Creación, Dios manifestó los universos en el cosmos infinito, que eran la representación viva de Su Divina Consciencia.

Dentro del cosmos, Dios en todo reprodujo los mismos principios de creación y, de diferentes formas, representaba Su Consciencia Divina en todo lo que creaba. Creó los universos con los principios de Su Perfección. Creó las galaxias, los planetas, los seres conscientes, que eran el resultado vivo de la expresión de las esencias que provenían de Su Corazón.

Y en el vasto cosmos, creado por Dios en siete dimensiones que cohabitan y en armonía se auxilian mutuamente para alcanzar el mismo propósito evolutivo, volver a ser uno con Dios, el Creador concibió a los seres humanos.

Separó espíritus antiguos de las demás criaturas, colocándolos en cuerpos materiales, a los cuales confió el mayor proceso de transformación y de redención de Su Creación.

En un tiempo paralelo, diferente del tiempo y del espacio del resto de la Creación, Dios colocó lo que habría de más precioso, si alcanzase el resultado deseado y si el potencial de Su Proyecto se desarrollase en aquellas consciencias. 

En ese mundo, el Creador reunió espíritus provenientes de todo el cosmos; consciencias con diferentes tipos de aprendizajes y con registros ocultos, tanto positivos como negativos. De todas ellas retiró su memoria cósmica para que no supiesen quiénes eran y, así, pudiesen unir sus conocimientos y equilibrarse unas a otras, para alcanzar el propósito esperado.

El Señor envió al mundo, además de a todos los espíritus que más necesitaban de redención, Consciencias Divinas, uniendo así dos opuestos y representando en este pequeño planeta la gran dualidad que existe en este universo. De esa manera, entregó al mundo dos posibilidades: vivir un gran mal o vivir un bien.

En esa arriesgada experiencia divina, el Creador confió a la esencia de aquellas criaturas un principio divino, la unidad, que, activado en la esencia del amor, permitiría a las consciencias vencer la dualidad del universo y encontrar una manera de elevar toda Su Creación universal hacia un nuevo nivel de aprendizaje, un aprendizaje basado en la unidad con Dios por medio del amor.

Cuando les pedimos oración, es para vencer las fuerzas que dentro y fuera de los seres causan el mal; fuerzas que solo son vencidas con un gran bien, que es el amor.

Cuando les pedimos que se olviden de sí, que sirvan al prójimo y que reconozcan la realidad planetaria, es para que, descubriendo semejante pequeñez de sus consciencias tridimensionales, alcancen a percibir que todo lo que viven es una ilusión y, saliendo de lo que creen ser, descubran lo que verdaderamente son.

Cuando hablo de una Nueva Humanidad, hablo de espíritus antiguos del universo que, redimidos por el descubrimiento del amor y de la vivencia de la unidad, comienzan a vivir según los principios dejados por el Hijo de Dios, que fue para todos el ejemplo y el camino correcto para seguir. La Nueva Humanidad  es esa conversión de los espíritus del universo.

La Nueva Humanidad es el símbolo del potencial del Amor de Dios en Sus criaturas; es la demostración, para todo lo que fue creado, de cómo es posible vencer un gran mal y dar un salto, saliendo de la completa ignorancia hacia la unión consciente con el Creador.

Hoy les digo cosas que la mente tal vez no comprenda, pero el corazón sabrá que son verdades que en algún momento la humanidad deberá reconocer.

Ya está terminando el tiempo de experiencia de la humanidad,y ahora deben comenzar a recordar los principios de la vida superior y, con todo lo que ya vivieron en este mundo, comenzar a descubrir quiénes son y lo que deben curar en este tiempo.

Cristo ya colocó dentro de cada uno la posibilidad de vivir el amor y la unidad con el prójimo. Ahora, solo necesitan despertar y ver que sus prioridades no deben ser más las cosas que los mantienen bien y seguros en este mundo, sino que deben preparar lo que sucederá más allá de esta Tierra con lo que aprendieron aquí.

Les pido que Me escuchen con paz y solo coloquen en el corazón lo que les digo, porque, de la correcta comprensión de las instrucciones de los Mensajeros Divinos, dependerán los pasos que ustedes darán en el futuro.

Yo los amo y los bendigo.

San José Castísimo

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Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más

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