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Mis queridos hijos:
En la Ley de la Donación de ustedes mismos, encontrarán la fuerza interior para atravesar este momento, aunque les parezca imposible. Porque sin donación de sí mismos, nunca podrán comprender la Voluntad de Dios y todo lo que Él desea para sus vidas.
Hijos Míos, la donación es una llave maestra que les abre la puerta a la piedad y a la humildad.
No hay forma de comprender ni de percibir lo que el Padre Eterno traza con Su Divino Pensamiento, sin antes vivir la Ley de la Donación.
Bajo esa Sagrada Ley, se purificarán. Bajo esa Ley, se trascenderán a ustedes mismos. Bajo esa Ley, aprenderán a ser incondicionales y justos, así como Cristo lo fue hasta el último momento de expirar en la Cruz.
Sin donación, es imposible redimir el mundo y sus pecados.
Cristo llega, a través de Su Palabra, para despertar en ustedes, Mis hijos, el compromiso de abrazar la Ley de la Donación; así como Mi Hijo abrazó la Cruz y la besó.
Este es el momento, es el gran momento, en el que Jesús probará su fidelidad con la Ley de la Donación, imperiosamente necesaria para equilibrar las maldades de la guerra, la impunidad en las naciones, la indiferencia por los que sufren, las ideologías separatistas de estos tiempos. Porque la Ley de la Donación los hará reencontrarse, una y otra vez, con su verdadera esencia; y en esa comunión interna con lo esencial, no se perturbarán ni se amedrentarán. Ya no creerán, por ustedes mismos, que el lugar y el momento que Mi Hijo les confió para que se donaran, ya no tiene sentido.
Lo opuesto a la donación es cerrarse en uno mismo. Lo opuesto a la donación es creer que ya no debo servir más.
Este es el ejercicio del fin de los tiempos: donarse sin nada a cambio, confiando en que todo será contemplado en ustedes, hasta lo más pequeño.
Piensen y mediten en todo lo que les he dicho, porque Mi Hijo espera almas maduras.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
Queridos hijos de Brasil:
Como su Madre Celeste, espero que las humildes pero profundas palabras enviadas por el Santo Padre a cada uno de ustedes, conforte a sus almas y alivie a sus corazones de este durísimo y difícil momento que todos están atravesando.
En Sudamérica, Brasil es el Corazón de la Madre Celeste. Un Corazón cansado de sufrir y de padecer junto con Sus hijos, pero un Corazón que trabaja y que lucha silenciosamente por la salvación y la conversión de las almas.
Queridos hijos de Brasil, estoy aquí y soy su Madre, la Madre que nunca los abandonará. Les pido que todos vuelvan sus miradas hacia Dios y que confíen en el poder de Su Misericordia.
Mi Hijo murió por ustedes, por todos ustedes. Él llegó exhausto hasta la Cruz y cumplió Su promesa. Que cada vida, que cada hijo de Brasil coloque su rostro en el suelo por todos los que salieron de la Ley y por los que fueron castigados injustamente por la pandemia.
Hijos Míos, no se olviden de Mi Corazón. Que, en este próximo mes de mayo, sus corazones entren en Mi Corazón para que Dios, el Padre Eterno, los pueda consolar.
Hijos amados, los necesito más orantes que nunca. Brasil enfrenta los primeros pasos de su desconocido Armagedón; pero Brasil nunca perderá su semilla interna que un día germinará en los corazones redimidos y rendidos ante Cristo, Nuestro Señor.
Oro por ustedes. Acompaño sus acontecimientos diarios. Tómense de Mi mano y Yo les daré Mi abrazo de Paz.
Que todas las almas inocentes y no inocentes sean elevadas al Cielo.
Este es el tiempo en el que la vida de cada hijo Mío sea el mismo Rosario.
Los bendigo y les agradezco por escuchar de corazón,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
He aquí el universo, el cual les pertenece y aún desconocen.
Del universo he venido para traerles Mi Mensaje de despertar, ante un escenario planetario que solo provoca caos, conflicto y confusión; en el que la consciencia humana, en este tiempo, debe hacer un gran esfuerzo para poder elevarse y trascenderse; en el que los abismos de la consciencia terrestre absorben a las almas y les hacen perder el Camino Crístico.
Una y otra vez, Me aproximo a la órbita de la Tierra para contemplar al mundo y a la humanidad, sabiendo que este momento llegaría, porque ya lo sabía desde el Huerto Getsemaní.
Hoy vengo vestido con Mi atuendo violeta, con la llama del fuego violeta del universo, para que las ondas de la adversidad sean transmutadas y liberadas de la consciencia terrestre, para que Mis apóstoles y discípulos no sean absorbidos por el mal.
Desde siempre, Yo les hablé de la importancia de entrar en Mi Corazón. Este es el tiempo, este es el momento; pero para atravesar la puerta de Mi Corazón y estar protegidos, deben entregarse, deben rendirse, deben humillarse.
La puerta de Mi Corazón es tan pequeña, que no la pueden imaginar. Es por la puerta de la humildad que podrán entrar a Mi Corazón y allí estar a salvo de los asedios.
Aunque la consciencia humana se comprometa, día a día, con lo que no es evolutivo ni espiritual, Yo vengo nuevamente al mundo para hacerle recordar lo que les dejé aquí hace más de dos mil años.
La Sangre del Cordero fue derramada en la superficie de este planeta y eso tiene un valor incalculable para ustedes.
Invoquen el poder de Mi Sangre y sean bañados por ella, reciban los Códigos Crísticos de Luz que fueron alcanzados por el sacrificio de su Señor. Así, desde la consciencia consagrada hasta la consciencia de la humanidad, todos serán colmados por esos Códigos y podrán enderezar sus caminos hasta poder encontrarse Conmigo en los planos internos.
Sé que no es fácil liberarse de las cadenas de la opresión, del asedio y de la oscuridad, pero tienen las herramientas para poder hacerlo.
El poder del verbo de la oración los llevará a estar en otro punto y en otro estado de consciencia.
El compromiso con la vida de los Sacramentos los llevará a estar protegidos y bendecidos por Mis Dones.
Amar el poder de la Cruz de Emmanuel y de la Cruz de su Maestro y Señor, los librará del pecado.
Tener una vida de caridad, de entrega y de servicio los retirará de ustedes mismos para que aprendan a amar de verdad.
Así, con estas simples herramientas que ya les hemos enseñado, podrán sobrevivir en esta cruda batalla que se está desarrollando en el planeta, que muchos no ven, y que la mayoría no quiere aceptar.
Este es el tiempo del Armagedón, es el primer tiempo del libro del Apocalipsis.
Ya no dejen que sus ojos sean tapados por las vendas de la ilusión. Rasguen esas vendas y libérense para siempre de lo que es superficial.
Que sus corazones no se vuelvan puntos de indiferencia, de insensibilidad o de desprecio.
Les he dado todo lo que necesitan y un poco más para que lleguen a este momento. No tengan temor de conocerse a ustedes mismos tal cual son y no lo que aparentan.
A través del espíritu de Mi Verdad libérense de ustedes mismos y así liberarán del sufrimiento al mundo.
Muchos de los Míos, en el mundo entero, fueron señalados para vivir este tiempo, fueron ungidos por Mi propia Mano de Luz, bajo el impulso de Mi Divinidad, para que nunca se olvidaran del compromiso.
Ahora no es tiempo de ocuparse de ustedes mismos, sino de Mi Plan. Es tiempo de amar la propuesta que les entregué hace siete años.
Aún espero que puedan ser Mi Palabra, Mi Mensaje. Aún espero que puedan ser Mis apóstoles como muchos lo fueron a través de los tiempos. Pero eso, compañeros, tiene un precio; no es un obsequio ni tampoco es una emoción.
Estar bajo Mi Gobierno significa responsabilidad y discernimiento. Estar bajo Mi Gobierno significa amor y unidad, transparencia y verdad, porque esos atributos no los conoce el mal.
Si sus vidas son esos atributos, por más que sean imperfectas, estarán protegidos y no sufrirán. Por un instante vean a su alrededor y se darán cuenta de lo que les digo, no es necesario que vayan tan lejos para percibirlo.
Cada uno de ustedes debe purificar su vida en esta Cuaresma, pero que sea una purificación verdadera y no mental.
Deben sentir en su propia carne la necesidad de ser otros, la aspiración de cumplir Mis designios y de reflejar en la Tierra, por lo menos, un poco de amor, un poco de luz; porque al mundo le falta esa luz y le falta ese amor, y ustedes lo saben.
Que esta Maratón número noventa represente el discernimiento para todos, la acción del amor en todas las cosas y necesidades, la responsabilidad de vivir el compromiso y no de escapar del compromiso; la afirmación de ser Mis apóstoles, para algún día ser los Nuevos Cristos, los Cristos del Nuevo Tiempo.
Sé que muchos de ustedes alguna vez pensaron que no llegarían a este momento ni a tener tanta consciencia de la responsabilidad de estar Conmigo, de estar a Mi lado, pero es lo que Dios necesita.
Sus tesoros celestiales no pueden estar guardados en cualquier lugar ni en cualquier consciencia. Sus tesoros celestiales deben estar guardados en los corazones más humildes, más simples, pero más verdaderos.
Si la humanidad pudiera comprender la necesidad de vivir el cambio, lo que hoy sucede en el mundo no sucedería.
Muchos piensan que el Padre Celestial no está queriendo disolver todo lo que sucede en el mundo, pero eso no es verdad, compañeros.
La humanidad genera sus propios sufrimientos, y esos sufrimientos caen en los más inocentes y en los más pobres de entre los pobres.
Un verdadero rey nunca nacería en un palacio. Yo necesito que sean humildes, así como Yo lo tuve que ser en el Pesebre de Belén.
Dios no se esconde en las riquezas materiales. Dios está presente en los tesoros espirituales que pueden ser el propio ejemplo de las almas que se convierten y que se redimen.
Que las sagradas vestimentas violetas de Cristo les hagan comprender, en esta Cuaresma, que ya están en el tiempo de una gran transición, de una transición más definitiva y profunda de lo que parece.
Abran sus sentidos internos para comprender todo lo que les digo. No intenten comprender con la mente ni con los sentidos externos.
En esta Cuaresma, ábranse para ser transfigurados por Mi Luz.
Que Mis apóstoles escuchen el llamado del Señor de Israel y que preparen los espacios para Su llegada.
Este es el tiempo marcado de Mi Retorno. Es el tiempo en el que muchos de los Míos tendrán la oportunidad de aprender y de crecer, si así lo aceptan.
Ya no los forzaré para que Me sigan. Sus pies deben caminar solos, así como Yo les he dicho, que por la fe deben caminar sobre las aguas, así como lo hizo el apóstol Pedro.
Que esta Maratón invoque el Don del Discernimiento del Espíritu Santo, para que las consciencias, desde las consagradas hasta toda la humanidad, no pierdan la oportunidad que el Padre les ha entregado, por irresponsabilidad, por indiferencia o por falta de sentido común.
A las puertas de esta Sagrada Semana, y después de tantas Sagradas Semanas, llegó el momento de que carguen con su propia cruz y de que sean valientes, que aprendan a soportar el fuego de la purificación y que aprendan a trascenderse, a liberarse de ustedes mismos para siempre.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
El Sagrario de Mi Corazón desea estar presente en todos los Centros Marianos y Monasterios de esta Orden.
En el Sagrario Me podrán encontrar, así como en la Adoración al Santísimo.
Mi Presencia en el Sagrario es eterna, y es allí en donde las almas deben buscarme y reconocerme para poder sentirme en su interior.
La Luz de Mi Sagrario no es reconocida por muchas almas en el mundo.
En el Tabernáculo de Mi Corazón, tengo un espacio preparado para cada alma: un propósito.
Antes de partir y dejar el mundo, deseo que cumplan este pedido, porque no es solo por su religiosidad, sino también por las almas del mundo que, en este momento, necesitan descubrir el misterio que guarda el Sagrario de Mi Corazón.
En esta Ermita, que ha sido erguida en Mi Nombre, también deseo ver un Sagrario; así como en todas las casas religiosas de su Orden y en los Centros Marianos, porque el Sagrario de Mi Corazón es la señal visible del ecumenismo y de la paz entre las religiones.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, podrán recogerse en los momentos más difíciles, así como en el Santísimo Sacramento.
El Santísimo y el Sagrario de Mi Corazón son el mayor legado que he dejado para la humanidad a lo largo de los tiempos.
Muchas almas buenas se han convertido ante el Sagrario de Mi Corazón, y Yo Me he comunicado con ellas a lo largo de los tiempos, en presencia del Sagrario de Mi Espíritu y de Mi Divinidad.
En el Sagrario de Mi Corazón, las almas se podrán consagrar, aunque no vivan una vida religiosa, porque quien se consagra es el alma de ustedes. Esa debe ser la aspiración de sus vidas dentro del universo de la consagración.
Muchas situaciones difíciles, que vive el mundo, podrían estar resueltas si las almas veneraran el Sagrario de Mi Corazón, en donde Yo también los podré sacramentar con Mi Espíritu y con Mi Paz.
Hoy les revelo, a través de Mi Pecho, el Sagrario de Mi Corazón, la Luz de la Gracia que desciende al mundo por los méritos de la Pasión de Su Señor y Redentor.
En el Sagrario de Mi Corazón está la síntesis de Mi experiencia y de Mi vida en la Tierra, desde que nací hasta que ascendí a los Cielos.
Sé que las almas, a veces, no colocan su atención en el significado del Sagrario de Mi Corazón; pues hoy se los revelo y se los comparto, porque en los Centros Marianos y en sus casas religiosas será en donde podrán encontrarme.
El Sagrario de Mi Corazón es un puente hacia los Cielos, hacia el Universo, hacia la Vida Mayor.
En el Sagrario de Mi Corazón no vivirán la adversidad ni tampoco la perturbación.
Ante el Sagrario de Mi Corazón sus ideas quedarán claras y tendrán discernimiento por el impulso de Mi Gracia y de Mi Sabiduría.
Yo necesito que el mundo comprenda el significado del Sagrario de Mi Corazón, porque aún las almas no saben lo que guardo dentro de él. Allí no solo está Mi Cuerpo y Mi Sangre, sino también está la vida espiritual de Su Señor, que es una vida omnipresente y eterna.
Juan, el Apóstol, conoció el Sagrario de Mi Corazón en la Cruz. Mi Madre permitió que él lo supiera en el momento más culminante de Mi agonía, cuando en las entrañas más profundas de Mi Ser estaba la soledad y el abandono de los hombres.
En la mayor oscuridad y sufrimiento en la Cruz, emergió el Sagrario de Mi Corazón como una forma espiritual y divina. Y eso irguió de los abismos a las almas caídas y muchas almas alcanzaron la victoria de la redención por el precio de Mi Sangre. Aunque eso sucedió hace más de dos mil años, aún está vivo.
El Sagrario de Mi Corazón hoy está aquí para que sea venerado y adorado por las almas buenas y humildes.
En el Sagrario de Mi Corazón podrán encontrar la humildad y la entrega que necesitan para vivir y atravesar estos tiempos tan desconocidos e impredecibles.
Alrededor del Sagrario de Mi Corazón, que podrá estar presente en los Centros Marianos y en sus casas religiosas, así como está presente en las iglesias del mundo, es en donde los ángeles contemplan a Dios en Su segunda persona, el Hijo, el que dona a las almas y a los corazones la filiación con el Padre Eterno, la reconciliación y el perdón.
Quien tenga fe y Me adore en el Sagrario de Mi Corazón se curará espiritualmente y las enfermedades del cuerpo desaparecerán de forma inexplicable.
Hay almas en el mundo que vinieron a servirme a través de su sufrimiento. El alma de las personas tiene miedo de vivir esa experiencia porque es algo semejante a lo que Yo viví, desde el Huerto Getsemaní hasta la muerte en la Cruz.
No descansaré hasta que aprendan a superarme en el amor y en el servicio.
Antes de cerrar Mi ciclo con ustedes, les dejo el mayor legado del universo espiritual, que es el Sagrario de Mi Corazón, para que la Santa Eucaristía no solo sea adorada, sino también reconocida y amada por los hombres.
El Sagrario de Mi Corazón es el refugio para sus penas, el alivio de sus agonías, la cura de sus heridas, el amor para sus consciencias, la sabiduría en sus confusiones, la claridad en sus caminos, la entrega eterna de sus almas.
En el Sagrario de Mi Corazón está toda Mi vida y Mi existencia.
El Sagrario de Mi Corazón está lleno de Misericordia para las almas.
Mi Ser está lleno de Luz para los corazones, pero muchos no la aceptan.
Que esta última Maratón que vivirán Conmigo no solo sea una síntesis, sino una oportunidad de recordar lo que vivieron Conmigo durante estos años, desde los sagrados pinos de Aurora, pasando por todas las ciudades que visitó la Peregrinación por la Paz.
En cada momento, este misterio del Sagrario de Mi Corazón estuvo presente, acompañándolos y sirviendo a las almas más necesitadas, especialmente aquellas que, aparentemente, no lo necesitaban.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, ustedes son cristalinos. Todo lo puedo ver y reconocer, no existen límites ni apariencias.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, sus almas los pueden gobernar y aprender a hacerlo en estos tiempos críticos.
Ante el Sagrario de Mi Corazón, ustedes no olvidarán el compromiso en los momentos de mayor prueba, porque Yo mismo Les haré recordar que vinieron a servirme y lo que vinieron a ofrecerme.
Es a través del Sagrario de Mi Corazón que dejaré a Mis representantes en la Tierra, todos los adoradores y los que veneran Mi Sagrado Cuerpo en la Eucaristía.
A través del Sagrario de Mi Corazón, encontrarán el Reino Celestial y se fortalecerán en la paz, para los momentos de mayor tribulación.
Ahora, deseo tener dentro del Sagrario de Mi Corazón sus experiencias de amor y de perdón, porque eso hará recrear a la Creación en esta escuela del Amor Divino y a la expansión de la consciencia por medio del impulso que trae el Amor de Dios al mundo.
Lo último que quiero decirles, compañeros, es que den valor a todo lo que han recibido de Mi Persona y de Mi Divinidad, durante estos últimos tiempos.
Que este momento de despedida de Su Maestro y Señor sea una oportunidad de asumir definitivamente su compromiso Conmigo, en el trabajo del servicio y de la oración, porque el ejercicio espiritual de la oración de la Misericordia continuará.
Ahora, ha llegado el momento de asumir y de responsabilizarse como adultos en el camino espiritual. Hasta ahora, todo fue una preparación.
No solo Me retiraré porque Mi Padre Me ha llamado para prepararme para Mi Retorno, sino porque ustedes ya aprendieron a cómo sostener Mi Plan de Amor en la humanidad.
Definitivamente, sean el Amor que Yo les he entregado en los Sacramentos y a través de cada palabra, de cada mensaje e instrucción. Así, desde los Cielos, tendré un lugar y un espacio en sus almas en donde poder espejarme y refractar la Luz de Mi Misericordia.
Les agradezco a los que se comprometieron Conmigo durante estos años de oración misericordiosa, y a los que lo seguirán haciendo, comprendiendo más allá de sí mismos, lo que esto significa para este momento del planeta y de la humanidad.
Yo solo puedo estar en lo que es simple, austero y humilde. Es a donde puedo retornar, para que las almas Me encuentren y Me vivan.
La donación de Su Maestro es eterna e incondicional, así deben ser sus vidas y consciencias, porque hoy no comprenderán lo que esto significa, pero mañana lo sabrán. Es una promesa.
Que sus vidas, experiencias y oraciones sigan siendo escritas en los Libros de la Sabiduría de Dios, para que la humanidad aún tenga la chance de redimirse. Que así sea.
Oremos en esta Maratón como si fuera la primera vez, sabiendo que Yo estaré atento a cada uno de ustedes y esperando que Me respondan de la misma forma que cuando los llamé por primera vez para este ejercicio espiritual, sabiendo que Me serviré de este momento de oración para ayudar al planeta y a las almas, a fin de que se cumpla la salvación de los corazones.
Que Mi Paz se refleje en ustedes. Que sean portadores de Mi Paz. Que Mi Paz se multiplique y se expanda por el mundo.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Compañeros, hoy traigo para ustedes el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Sagrado Cáliz del Redentor para que, en este mes de mayo, ofrezcan la Comunión Reparadora todos los días, a fin de que Dios escuche el corazón de Sus hijos y las súplicas de los que oran de verdad, pidiendo por esta humanidad y por este planeta para que, en este tiempo final, las almas se fortalezcan y aprendan a transitar el fin de estos tiempos, tiempos reveladores y definitivos, tiempos en los que la humanidad conocerá la Verdad en este ciclo del Apocalipsis.
Derramo los Rayos de Mi Corazón sobre la Sagrada Eucaristía que hoy llevo en Mi Mano y sobre el Sagrado Cáliz del Redentor, para que el Cuerpo y la Sangre de Cristo sean esa unidad divina, perpetua y eterna, que las almas necesitan en este tiempo final.
Es allí, en esa fuerza divina, en esa unión esencial con el Sacramento del Altar en donde encontrarán la fuerza, el coraje y la valentía para sobrellevar estos tiempos y no en otro lugar.
Por eso, la Luz de Mi Espíritu hoy no solo se derrama sobre el Santísimo Cuerpo de su Señor y el Santo Cáliz, sino también sobre el mundo y, en especial sobre la humanidad, sobre aquellas regiones de la Tierra en donde el conflicto, la pandemia y el terror azota a los corazones inocentes.
En esa unión divina que cada uno de ustedes puede alcanzar, por medio de este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, estarán unidos verdaderamente a Mí y, en consecuencia, estarán unidos a la Vida Superior y Cósmica.
De esa forma, a pesar de lo que suceda, la ayuda vendrá del universo por medio de sus corrientes poderosas, por medio de sus energías sublimes, a través de los sagrados rayos materiales e inmateriales que deben colmar a las almas para que puedan concretar, finalmente, la realización de su misión y de su compromiso Conmigo, para que toda la raza humana aprenda a superar estos tiempos y, sobre todo, aprenda a transitarlos.
Es fundamental que, para este ofrecimiento especial durante el mes de mayo, la vida sacerdotal sea la que infunda, con la fuerza y el ímpetu del corazón y del amor, la ayuda que necesitan las almas por medio de los Sacramentos que Yo les he entregado.
Ahora, que para millones de almas es imposible comulgar con la sagrada forma del Cuerpo de Cristo y con la preciosa Sangre, es el tiempo de vivir la Comunión espiritual, tan verdadera como la Comunión habitual que siempre vivían.
Es en esa unión espiritual en donde su compromiso se fortalecerá, y aquellas adversidades, tinieblas e incertidumbres no prevalecerán, porque cada día que trabajen y vivan esa unión Conmigo permitirá que Yo también pueda actuar y obrar a través de ustedes.
Dedico mi Mensaje, especialmente, a todas las almas, a los buenos corazones silenciosos y anónimos que rezan por los sacerdotes, todos los días, porque el espíritu de la oración, el poder de la oración les hará comprender, más allá de las apariencias, la esencia espiritual de los sacerdotes en este tiempo final, en donde la cura, la redención, la reconciliación y la Misericordia para el mundo entero se alcanzarán a través de la vida sacerdotal.
De ese compromiso y de esa unión que cada uno pueda vivir Conmigo, verdaderamente, a través de Mi Corazón espiritual y de la Luz que emana de los Rayos de la Misericordia Divina, es que Yo podré derramar y depositar en los corazones de los sacerdotes los atributos y, sobre todo, los designios que Yo tengo pensados desde el principio para cada uno de ellos.
Mientras la humanidad está preocupada y agitada por no saber cómo continuará el próximo tiempo, Yo los invito cada día a profundizar más en esa unión Conmigo por medio del Sacramento espiritual con Mi Cuerpo y con Mi Sangre.
También estoy considerando en este tiempo las adoraciones que son ofrecidas a la Santa Eucaristía, porque mientras más adoraciones se realicen, más ejercicios se llevan adelante espiritualmente, y las almas también son beneficiadas por medio de ese ejercicio espiritual que permitirá mantener a los corazones en equilibrio, en ese equilibrio fundamental que la humanidad hoy no tiene por todo lo que se preocupa y por la incertidumbre que siente en este tiempo.
Todo lo que le dejé, hace más de dos mil años al mundo entero, son importantes llaves para hoy. Esa es la razón de la vivencia espiritual de los Sacramentos y de la fuerza inmutable y permanente que ellos tienen a través de los tiempos.
De esa forma, por medio de los Sacramentos, de manera espiritual encontrarán la fuerza de la renovación y de la fe, y las almas, a pesar de todo lo que suceda en el mundo, se sentirán seguras porque no se enfermarán; sus almas se regocijarán y celebrarán Conmigo la victoria de Mi Corazón en cada una de ellas.
Necesito que comprendan, en una visión más amplia, lo que esto significa para Mí: que la vivencia del Sacramento espiritual en cada uno de ustedes le podrá demostrar al Padre Eterno que los tesoros que Yo les entregué están en lugares seguros y que esos mismos tesoros que Yo les entregué dan frutos en la redención y en la conversión.
Este es el tiempo en el que por medio de la Comunión espiritual Conmigo, que a través de la Maratón de la Divina Misericordia todos podrán vivir, se fortalecerán y podrán comprender, más allá de todo, la esencia de lo que Yo he realizado a través de los últimos años.
Porque todo lo que he hecho, hasta ahora y desde el principio, solo ha sido una preparación en sus vidas y espíritus para que sus consciencias no tuvieran miedo ni tampoco dudas de poder enfrentar estos tiempos y de llevar a la humanidad constantemente a la elevación de la consciencia, porque por más que tan pocos hagan ese esfuerzo y esa entrega; todo eso siempre beneficiará al resto de la humanidad y aquellos que tal vez no merecerían nada ni siquiera una Gracia, la recibirán.
Es así que el Amor de Mi Corazón se multiplica en todos los corazones que se ofrecen no solo para rezar por el ministerio sacerdotal y la vida sacerdotal, sino también para que la Obra de Mi Misericordia y Redención sea llevada adelante por los compañeros que Yo he convocado para vivir esta vida y este principio espiritual, entre tantos otros.
Quiero que estén atentos y tengan una clara visión de que este es el tiempo y el momento de vivir lo que Yo tanto he esperado a través de los tiempos y de las generaciones.
He obrado y Me he presentado con el mismo fin y propósito, y eso no cambiará hasta que Yo retorne al mundo, en donde su Sacerdote Mayor y Señor de señores llevará adelante la institución y el advenimiento del nuevo tiempo, de la nueva vida, de la nueva humanidad.
Si sus espíritus y almas están fuertes en la Comunión Conmigo en este tiempo crucial, nada les sucederá, al contrario, ayudarán a los que más lo necesitan, a los que son débiles de espíritu, a los que son tibios de corazón, a los que no son pobres en sus vidas, a los que han perdido la fe, a los que no son humildes, a los que no Me aceptan.
Todos sus ofrecimientos se multiplicarán y Yo los aceptaré, porque los devolveré en Gracia y en Misericordia para los que no merecen nada.
Es así que, poco a poco, los invito a vivir la misma escuela de superación, de entrega y de fe que Yo viví por ustedes hasta la Cruz, para que su última espiración, en el último minuto de su vida, también sea un ofrecimiento.
Piensen y mediten en lo que les digo. No les pediré cosas imposibles, sino les pediré lo que verdaderamente Me pueden dar, porque necesito estar en los corazones, necesito ser consolado por las almas, debo tener un espacio y un lugar en el templo de cada corazón para que puedan sufrir Conmigo, en silencio, por la liberación y la trasmutación de la humanidad por no haber correspondido a la Ley y ni siquiera a Mi Padre Eterno.
Deben comprender lo que les estoy diciendo, porque estas ya son Mis últimas Palabras, en este tiempo final. Y no podrán olvidar todo lo que les he dicho, porque necesito estar vivo en los corazones y en las almas que se ofrecen para vivir esa gran entrega por Mi Corazón y Mi Consciencia.
Es así que, a través de ese camino, alcanzarán la Vida Mayor y la Vida Cósmica. Pero primero tienen que rendirse para que Yo pueda triunfar en el mundo a través de ustedes.
Por eso, hoy les traigo el Santísimo Cuerpo y el Sagrado Cáliz, frutos de la entrega y de los méritos de la Pasión de Jesús, para que el mundo no se olvide que, antes de todo esto, existió un Hombre de Nazaret, Hijo de carpintero y de una humilde Madre, que cumplió y llevó adelante una importante tarea por la humanidad, derramando Su Sangre por los pecadores, derramando Su Agua por los que estaban perdidos, liberando a todo el planeta hasta las entrañas más profundas de este mundo.
Que el poder de Mi Sangre los justifique ante Dios. Que el poder de Mi Agua los purifique ante Dios, porque esperaré su gran y definitivo paso, todo lo que sea necesario, hasta que cada uno de ustedes comprenda que si Yo he venido aquí, para encontrarlos, hablarles e instruirlos durante tanto tiempo, hay una razón y un propósito, porque nada es por acaso.
Que esta Maratón de la Divina Misericordia despierte en ustedes la llama de la cura que necesita la humanidad y, sobre todo, el planeta que agoniza no solo por esta pandemia.
La humanidad tuvo que enfermarse para comprender cómo está el planeta desde hace tanto tiempo y, aun así, cómo todo el planeta y su naturaleza ha respondido y se ha expresado ante la quietud de la humanidad.
Vean, a través de los Reinos de la Naturaleza, el mensaje que les deja el universo, y ya no se resistan más. Anímense a vivir el gran cambio de consciencia para que todo se pueda revertir y curar.
Mientras eso no suceda, el mundo seguirá sufriendo y su Maestro también sufrirá en los corazones que se abran para recibir la Cruz que su Maestro vive en este tiempo actual. Cruz que quiere ser compartida con los perseverantes, con los abnegados, con los que son incondicionales, con los que trabajan, día y noche, en humildad y por la paz, por un único fin y una única meta de que se cumpla la Divina Voluntad.
Por medio del Sacramento de la Comunión y de la Sangre de Cristo, Yo los bendigo para que esta tarea de la Maratón de la Divina Misericordia sea profunda y verdadera, para que no sea un pasar del tiempo, sino una necesidad imperiosa y definitiva de responder a Dios hasta que duela.
Les agradezco por la unión, la perseverancia y la fuerza de determinación en estos tiempos.
Recuerden el ofrecimiento espiritual durante todo este mes de mayo para que, junto a la consagración de sus vidas al Inmaculado Corazón de María, sus amados Mensajeros Celestiales lleven a Dios, una vez más, los frutos de la redención.
En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Hijos Míos:
Lleven estampado espiritualmente, sobre su pecho, el símbolo de la Sagrada Cruz del Redentor, para que en este día, en el que el mundo necesita mucha ayuda espiritual, los méritos de Mi Hijo puedan llegar a los que más lo necesitan.
Lleven consigo el símbolo de la Sagrada Cruz del Redentor, para que la humanidad sea transformada a través de todo lo que Mi Hijo les dejó.
Hoy estaremos a los pies del Monte Calvario para acompañar la tarea espiritual que Cristo llevará adelante.
Llevando consigo el símbolo de la Sagrada Cruz del Redentor permitirán que los ángeles reconozcan a los discípulos de Cristo para que, unidos mediante el misterio de la Cruz, todo pueda ser reparado.
Que el símbolo de la Sagrada Cruz del Redentor los haga recordar el Amor absoluto que Dios les entregó, un Amor misericordioso que perdura a lo largo de los tiempos hasta que se cumpla la redención total de la humanidad.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre, la Virgen María, Rosa de la Paz
No hay nadie más como Yo que pueda sentir, ver y comprender lo que significa perder a un apóstol, a un guerrero o a un amigo.
Por esa razón, soporté en Mis espaldas el pesado madero de la Cruz, para que todos Mis amigos, que eran pocos, pudieran recibir una oportunidad.
Más allá de los martirios, de las transmutaciones, o incluso de las humillaciones y sufrimientos padecidos por su Señor, nada de eso se asemeja a la angustia que Yo sentí en la Cruz cuando Mis compañeros Me abandonaron. Nadie lo podría explicar o comparar.
De esa misma forma Yo siento la pérdida o el abandono de todos los que Yo he llamado a Mi camino y que por alguna circunstancia deciden alejarse de Mí.
Llevo en Mi Corazón a todas esas almas más allá del dolor que es causado y que su Maestro vive en silencio todo el tiempo.
¿Todo esto podría ser mejor?
Sí, podría ser, y tener maravillosos resultados, pero la carne del hombre es débil. Eso lo sé porque encarné en este mundo para poder comprender y abarcar la condición humana.
En estos momentos en los que una forma de vacío se muestra y se hace sentir en Mi Corazón por la pérdida de algunos de Mis queridos amigos, es cuando en soledad dirijo Mi mirada al Cielo para orarle al Padre Celestial, y en esa íntima conversación le pido por cada uno de ustedes, para que se cumpla Su Voluntad así como Él la cumplió Conmigo.
Mi enemigo está llevándose a los que más quiero a Mi lado. Pero eso solo sucede por libre elección. Hasta allí solo puedo observar los acontecimientos.
Llevo en Mi Corazón a todos Mis amigos, a los que hoy están Conmigo y también a los que hoy ya no lo están.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el Corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Hoy llego con el mismo viento que Me abrazó mientras Yo estaba colgado en la Cruz, el viento que testimonió todo el sacrificio del Hijo del hombre.
Ese poderoso viento transmutó junto Conmigo la calamidad humana, y la soberbia de los hombres fue echada por tierra mientras las santas mujeres oraban y lloraban por la pérdida de su Maestro, pero un fuego interior las consolaba.
Yo les dije una vez que no llorasen por Mí, sino por sus hijos y familiares, porque llegaría el tiempo en el que la familia sería el núcleo de la división entre los seres que aparentemente se aman.
La familia hoy es el resultado de una explotación social y nacional que le hace perder los valores que adquirió para la evolución de las consciencias.
Por esa razón, la familia es el proyecto más atacado de todos. Porque en la familia deberá despertar la consciencia de una única familia universal entre seres tan diferentes los unos de los otros y también tan semejantes.
Por el surgimiento de esa familia universal sucedió la muerte de su Maestro y Señor, para poder renovar el proyecto de la familia, pero al mismo tiempo para liberar a las consciencias del cautiverio en el cual ingresaron.
La familia deberá ser el reflejo de la Voluntad de Dios en la Tierra, a través del amor y de la unidad interna entre los seres.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el Corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
La Cruz y la espada
Es en este tiempo en el que hay hijos Míos que luchan con la cruz y otros que luchan con espadas.
Hay hijos que cargan la cruz del mundo, mientras que otros hijos luchan con sus espadas, generando el caos mundial.
Aquellos hijos que luchan con espadas, recibirán el golpe de las espadas. Aquellos que con inteligencia luchan con la cruz, recibirán la Gracia de la Paz.
El mal intenta despertar en el corazón de los inocentes y llevarlos a la rebelión y a las protestas de estos tiempos.
Existe indignación por todo lo que se ve y se vive en las naciones del mundo, pero Mi Hijo ya les dijo una vez que quien luche con espada será herido con espada.
No puede haber oposición ni enfrentamientos en estos tiempos. Mi enemigo quiere generar la guerra más severa y triste en el corazón de los hombres, pero ustedes deberán tener la oración del corazón como arma de defensa para que la luz de la Gracia descienda sobre todos los acontecimientos.
Este es el tiempo en el que cada uno podrá construir su propia fortaleza basada en los valores de la fe, de la solidaridad y del bien; del propio contacto con las Leyes Divinas, más allá de las leyes que los hombres imponen y que no son leyes limpias.
Yo los llamo a luchar a través de la Cruz de Mi Hijo para que Su Sangre, la que fue derramada, tenga el valor y el poder que todos le deben dar. Una Sangre que se derramó para justificar sus errores, los errores de todas las generaciones, de todas las culturas, de todas las religiones, los errores de todos los tiempos.
Si ustedes dan valor a la poderosa Cruz de Cristo, la consciencia humana tendrá su expansión y, algún día, reconocerá que en la lucha no está la salida para encontrar la verdadera justicia, porque la justicia de la Tierra también está corrompida por la falta de transparencia y de compasión.
No hay otro camino que aquel que Mi Hijo les enseñó, aun viendo día a día los conflictos de las naciones y los acontecimientos que son creados por los de siempre a fin de desajustar el psíquico planetario y el plano emocional de las personas.
Este es el tiempo de que cada uno viva la Cruz, la Cruz de la libertad espiritual y material que alcanzó Cristo por cada uno de Sus compañeros y por cada uno de Sus enemigos.
Reciban esta Cruz en lugar de las espadas, para que la esencia de la paz y del amor construya, entre los seres, lo que hasta ahora fue destruido interiormente por la ausencia de la compasión, de la comprensión y de la consideración.
La Cruz no será más pesada para ustedes. La Cruz de Cristo les traerá la Luz de la verdad y el encuentro con la Paz universal, una Paz que les despertará confianza y, sobre todo, sabiduría para que puedan actuar conforme a los principios del Amor Crístico, de un Amor que en este tiempo los protegerá y los conducirá hacia la Tierra Prometida.
Les agradezco por responder a Mi llamado, al llamado de orar por la Paz en las naciones.
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Mi Corazón es un templo y un refugio de Amor y de Luz para quien lo acepta como receptáculo perfecto de Dios.
Mi Corazón es testigo del Amor Creador del Padre y de todo lo que Él pensó para llevar adelante el proyecto de la felicidad de Sus hijos.
Mi Corazón, por eso se ofrece al mundo como Él se ofreció en la Cruz por cada uno, para que cada ser tuviera la Gracia de la rehabilitación interior y de la redención.
Aquí está Mi Corazón que, aun siendo ofendido y lastimado por el mundo, se entrega, una y otra vez, por Amor y Misericordia para que se establezca la redención planetaria.
Quédate en Mi Corazón y nada te sacará de Él, porque Mi Corazón es el templo para la elevación de tu consciencia y es el consuelo para tus momentos de purificación.
Te entrego Mi Corazón como puerta de salvación y como sostén en los tiempos de tribulación.
En Mi Corazón siempre encontrarás a Dios.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
No quiero que algún día sientan frustración, incomodidad o desesperación por estar cansados, porque Yo llegué a la cruz más exhausto y destruido que todos ustedes; por eso tienen la oportunidad, en este día, de padecer por Mí.
Sé que para sus núcleos internos a veces es demasiada exigencia, pero ya es tiempo de que vean que nada, absolutamente nada les falta y que Mi propio Padre, a través de Su Madre Celeste, cuida hasta esos detalles.
Recuerden a todos aquellos hermanos suyos que nada tienen, que nada reciben y que se encuentran en peores condiciones de vida espiritual y material.
Yo llamé a cada uno de ustedes para que Me dieran algo de su interior, y muchos aún no Me lo dieron.
No busco su desarrollo material ni intelectual. Lo que siempre busco es que sus corazones ofrecidos plenamente por la humanidad estén conmigo también en este momento en el que tal vez sus células desean o aspiran a otras cosas.
Yo les prometí Mi Reino por medio de sacrificios soportables para ustedes. Ahora es el tiempo de ofrecerse completamente en las manos de su Redentor para que milagros e intervenciones más grandes se puedan dar.
Les prometí decirles la verdad, reconozco los demás esfuerzos, pero hoy necesito que individualmente se coloquen ante Mí y Me pregunten ¿Señor que más debo hacer?
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor Cristo Jesús
A las tres de la tarde, su Maestro y Señor se vuelve hacia el mundo para derramar Su infinita e insondable Misericordia.
Es la hora más importante para todos porque es el momento en el que Dios se detiene para repasar, espiritualmente, el ofrecimiento de Su Hijo en la cruz y es el momento en el que la expiación espiritual es concedida y entregada a los más pecadores entre los pecadores.
Por eso, invocar la Misericordia todos los días y en ese horario, ayuda en el auxilio y en la redención de forma global y en diferentes regiones de la Tierra, en las que la Divina Misericordia es necesaria y urgente.
A las tres de la tarde es cuando los ángeles, una y otra vez, vuelven a derramar la Sangre preciosa del Cordero de Dios, en forma de pequeñísimas gotas de luz. Esa Gracia es recibida por todos los que invocan Mi Misericordia.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Existen lugares en la Tierra, hijos, que en el principio del planeta fueron diseñados por Dios para que, poco a poco, se pudieran manifestar y guardar las experiencias más sagradas y evolutivas que todo ser humano pudiera experimentar.
En los mundos invisibles, estos lugares sagrados se constituyeron en Reinos de Amor porque todo el amor alcanzado por los hombres se guardó allí y, a lo largo de la evolución humana, se multiplicó y se transformó para auxiliar a todos los que aún están aprendiendo a amar y a descubrir la verdad sobre sí mismos que se oculta en la esencia del amor.
Cuando los Mensajeros Divinos peregrinan por el mundo, despiertan a estos lugares sagrados y crean un vínculo entre la consciencia humana y estos espacios de amor para que, espiritualmente, los seres reciban nuevas oportunidades para cumplir con su misión y para expresar el Pensamiento Divino.
Desde los grados de pureza y de unidad con los Reinos de la Naturaleza expresados por los pueblos primitivos, pasando por el amor alcanzado por Cristo en la Cruz hasta todo el amor vivido por los seres humanos, todo está guardado en la esencia de estos lugares sagrados como auxilio para las diferentes naciones y continentes.
Pero si la humanidad es indiferente a esta realidad espiritual, ella permanecerá oculta y silenciosa y no traerá a la consciencia humana su tesoro, su legado.
Por eso, hijos, cada día deben estar más conscientes de los misterios celestiales que también se guardan en la Tierra para que, en nombre de la humanidad, puedan participar de ellos, recibir y vivir el amor que transforma a todos en dignos hijos de Dios y los hace expresar la Voluntad y el Pensamiento Divinos.
Con sus oraciones, acompañen Nuestros pasos y con gratitud reciban estas dádivas.
Su Padre y Amigo,
San José Castísimo
Soy la Señora de la Cruz y en este sagrado día rememoro todos los hechos importantes y benditos que Mi Hijo dejó como legado a la humanidad.
Soy la Señora de la Cruz y hoy permanezco abrazada a ella, porque la Cruz es la reliquia espiritual de redención y de amor más importante para las almas; porque en la Cruz está la salvación del mundo y la liberación de los perdidos.
Soy la Señora de la Cruz y revivo el gran misterio de amor y de compasión que expresó Mi Hijo, desde que estaba en Mi vientre hasta Su gloriosa Resurrección.
¿Cuál es el misterio de la Cruz?
Es el amor inconmensurable e infinito entregado por un corazón humano, al igual que el de ustedes, que se donó hasta el último momento, hasta la última espiración, para conceder al mundo la redención.
Soy la Señora de la Cruz y hoy contemplo todo el nuevo legado que les entregará Mi Hijo en estos días, para que Mis hijos aprendan a atravesar el fin de los fines, el término de un ciclo para comenzar uno nuevo.
Soy la Señora de la Cruz y hoy los invito, queridos hijos, a que ustedes sean parte viva del testimonio de la Santa Cruz.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Me entrego, de tiempo en tiempo, para que las almas aprendan algún día a amarme, a reverenciarme y a reconocerme.
Si Yo no Me hubiera entregado en la Pasión y en la Cruz por ustedes, nunca hubieran tenido la posibilidad de vivir una vida dedicada a la unión Conmigo y a la profesión de la fe.
Por eso, aún Me sigo entregando al mundo de diferentes formas y, a pesar de que la mayoría no Me reconozca, Su Maestro y Señor se sigue entregando porque algún día todos despertarán y tomarán consciencia de que el Hijo de Dios fue quien se entregó por verdadero amor a cada uno de ustedes.
Mientras tanto, en la mansedumbre de Mi Corazón espero a los que Me corresponderán, para que aprendan a servir a lo Divino y a lo Supremo.
Espero a los que en algún momento tomarán consciencia de lo que significa estar en Mí y de la oportunidad que representa vivir por medio del misterio de Mi Amor.
Algún día todos Me reconocerán, sin importar la religión o la fe, porque el Amor que Yo derramo es para todos.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Su Maestro y Señor, Cristo Jesús
Ver la realidad del mundo día y día y, sobre todo, la realidad en la que se encuentran las almas, que una vez estuvieron a Mi lado, es como recibir de nuevo una lanza en Mi costado o cargar una cruz más pesada que la que Yo una vez cargué.
Los seres humanos no pueden saber lo que verdaderamente significa la vida espiritual sin antes amarla, vivirla y respetarla.
Es por esa razón que algunas almas que antes estuvieron Conmigo, no consiguieron corresponderme porque ellas no llegaron a amar de verdad el camino que Yo les había ofrecido. Esas almas solo pasaron por Mi Camino, pero Mi Camino no pasó por ellas.
Es así que esas almas podrían creer estar felices o libres de cumplir su compromiso, pero en verdad quedaron vacías como una barca que está sin brújula, quedando a la suerte del mundo, quedando al juego de lo que se disputa entre la vida material y el caos.
Pero, para esas almas reconocer la falta de fidelidad a Mí es como sentirse con una espina atravesada en el pie, porque el camino quedó inconcluso, el alma quedó sin la oportunidad de finalizar y de cerrar lo que una vez la endeudó.
¡Les agradezco por guardar Mis Palabras en el corazón!
Los bendice,
Vuestro Maestro, Cristo Jesús
La sangre inocente derramada por los mártires del fin de los tiempos tiene un valor espiritual incalculable, ya que representa un acto de valentía y de amor tan semejante al que vivió su Señor Jesucristo en la Cruz.
Por esa razón, la sangre derramada por los mártires del fin de los tiempos es reconocida en el Cielo como un acto de salvación del Proyecto de Redención de la humanidad.
Al mismo tiempo, esa sangre inocente que es derramada por amor a Cristo queda impregnada de potentísimos Códigos Crísticos, los cuales espiritualmente, por el acto de salvar a otras almas, son irradiados de una forma directa hacia las esencias de la humanidad y, especialmente, hacia el lugar en donde ese inesperado acontecimiento sucedió.
Así como Mi Hijo en el Huerto Getsemaní vio el triunfo de Su Iglesia Celestial en el corazón de los hombres del fin de los tiempos, de la misma forma, Cristo, a través de la visión dada por el Padre, testimonió el triunfo que los mártires de los últimos días vivirían por amor al Señor.
En todo este misterio se revela la existencia de un paso que da la consciencia que, siendo víctima del Amor de Dios, se ofrece espontáneamente en sacrificio por los demás, entregando su vida en manos de la Voluntad Divina.
Los mártires del fin de los tiempos aún no saben que lo serán, solo lo sabrán cuando el Universo les presente el momento de poder vivirlo por amor a Cristo y por la expiación de los grandes pecadores.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Los bendice,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz y Madre de los Santos Inocentes
Queridos hijos:
Como Madre de Jesús, perdí a Mi Hijo, amado y glorificado por Dios, durante Su Pasión y Muerte.
Mi pesar era el pesar de Dios por ver tanta indiferencia humana. Esa indiferencia humana que Mi Hijo y Yo, como Su Madre, tuvimos que transmutar desde el momento en que Él fue entregado a los fariseos.
Así, en un profundo y pesado dolor de Madre, tuve que entregar a Dios lo que más amaba y había gestado en Mi vientre de Luz.
En ese momento, su Madre del Cielo, como mujer y sierva de Dios, confió en lo que estaba sucediendo y en ningún momento Dios nos abandonó, aunque la Pasión de Cristo haya sido extremadamente dura y difícil de soportar.
Cuando una madre pierde a un hijo, es como perder una parte de sí, algo que la propia madre humana engendró en su interior, en su corazón.
Cuando un lazo materno se quiebra por la pérdida de un hijo amado, sea físicamente o espiritualmente, existe un momento que vive la consciencia de una profunda soledad y vacío, más aún cuando ese hijo es indiferente a todo.
Por eso, Cristo aún sufriendo la Cruz del mundo, Me entregó a la humanidad como hijo, para que nuevas consciencias tuvieran la Gracia de ser redimidas por Dios.
Dios envía nuevas consciencias a los brazos de una madre, para que puedan ser atendidas y a partir de allí un nuevo ciclo se presenta a la vida de las almas, y los hijos que no dieron el paso o se mantuvieron indiferentes pasan a otra escuela de amor y de perdón hasta que consigan alcanzar la verdadera unidad.
Hay muchos hijos que se sienten olvidados y que esperan amar y ser amados; por eso, el Padre los envía para renovar el tiempo y la vida de todos.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
En oración y fe,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
A los que transmutan como servicio
A lo largo de los tiempos, queridos hijos, existieron consciencias al servicio del Plan de Dios que, viviendo las enseñanzas de Cristo y Su plena imitación, fueron escogidas por el Universo para sustentar la consciencia planetaria y la humanidad.
Este servicio de transmutación no implica a todas las almas, porque en este tiempo la fuente de la purificación es lo que predomina en la humanidad, como un medio para la liberación del mal.
Pero en este siglo que ha comenzado, con una humanidad indiferente a los planes del Altísimo y a toda Su Obra Creadora, el propio Universo escogió a grupos de almas en el planeta para que ofrecieran silenciosamente este servicio que impide la destrucción espiritual de la humanidad.
Transmutar es un acto de pleno sacrificio y de profunda ofrenda por algo mayor que va más allá de una consciencia, de una nación o de un continente.
La Ley de la Transmutación está siendo aplicada en este momento sobre ciertos grupos de consciencias que ya pasaron por la escuela del discipulado de Cristo.
En el momento de la transmutación, el alma se encuentra con el sufrimiento, con la indignación y con el rechazo que siente el Padre Celestial, cuando Su Amor infinito es negado por las criaturas.
Por eso, nadie pasa por la transmutación sin antes haber vivido una estricta purificación, una vida de oración, de servicio y de entrega a Dios.
Los importantes monasterios del mundo que dedican la vida al servicio de Cristo, se han tornado columnas permanentes de transmutación planetaria y eso se divide entre los cristianos, los budistas, y los hindúes.
Dios deposita Su Voluntad en todas las consciencias que se abren a reconocer la verdadera necesidad de estos tiempos.
El mayor acto de transmutación de Cristo fue haberse dejado clavar en la Cruz, eso no significa que ustedes llegarán a ese estado, solo que la corriente de la transmutación se polariza positivamente cuando existe amor por lo que se está viviendo, así el proyecto de la humanidad es reconfigurado cuando existen almas que viven en este tiempo para transmutar como medio de concretar el proyecto de esta raza.
La transmutación es una escuela de servicio silencioso, abnegado y puro, es el primer escalón que hace ingresar a la consciencia hacia un estado de servicio mayor.
Oremos por todos los que transmutan, porque en estos tiempos eso se volverá un ejercicio grupal para las almas.
La fortaleza de los que transmutan es la fe.
¡Les agradezco por responder a Mi llamado!
Ora por los que transmutan,
Vuestra Madre María, Rosa de la Paz
Oración: Padre Nuestro (en portugués).
Con inmenso gozo y regocijo escuchen Mi Voz que viene del infinito a pronunciarse a ustedes y a todos vuestros hermanos que, en confianza y fe, caminaron a Mi lado a través de los años y especialmente en esta Obra que aquí es realizada por los Sagrados Corazones.
No saben, compañeros, cuánto se complace Mi Alma por estar hoy aquí con ustedes, en comunión perpetua y espiritual por todos aquellos que no están presentes y que están perdidos en el mundo en la tribulación.
Pero hoy Yo vengo a extenderles Mi Mano para que vean Mi Corazón que está luminoso entre ustedes. No dejo de actuar en este mundo para que Mis discípulos Me sientan cerca y caminen junto a Mí, en este desierto que parte de la humanidad está viviendo en este ciclo de transición.
Quiero que se aproximen a Mi Corazón, así como Yo se los ofrezco, para que puedan ingresar en Mi Espíritu y sentir la Voluntad de Mi Padre que se muestra a ustedes, por ejemplo, a través de este encuentro.
No quisiera dejar de pasar por aquí sin que Me sintieran, comprendiendo lo que Yo les pido como rebaño espiritual, como propósito para este último tiempo.
Vengo a traerles Mi Paz y también Mi gratitud por haber permitido que nuevas puertas del Cielo se abrieran sobre este necesitado lugar en donde los corazones claman, sin percibirlo, por Mi intercesión.
Esta Maratón traerá sus frutos a todos, abrirá nuevos caminos a los consecuentes, a aquellos que han hecho una promesa a Mi Corazón Sagrado dándole la victoria a Mi plan a través del servicio y de la oración en esta región del planeta en donde Dios ha podido espejar Su Presencia simplemente en la realización de Su Creación y de su belleza.
Hoy vengo a invitarlos a estar en Mi Cenáculo no solo para comulgar Conmigo, sino más allá de Mí, en el nombre de Mi Padre y de todo el universo que se congrega especialmente para bendecirlos, para transfigurarlos y elevarlos hacia Mi Corazón.
Necesito que sigan cumpliendo con Mi Propósito, a pesar de lo que suceda.
Hoy Mis Manos cicatrizan las heridas imposibles, las heridas más profundas, las que el hombre no puede curar. Esto es obra de Mi Misericordia, de Mi insondable Amor y Piedad no solo por ustedes, sino también por el mundo que se oscurece y está ciego por no reconocerme.
Ahora, compañeros, que ustedes sí Me conocen, háganme conocer en aquellos que duermen, que no Me vivifican y que no Me adoran.
Mi Corazón se ofrece en este último tiempo a todos, sin excepción, antes de que llegue la Justicia de Mi Padre a este mundo y a esta humanidad. Justicia que el mundo no comprenderá porque no la conoce ni tampoco la siente, pero Yo les traigo la fuente de Mi expiación, la cura para vuestros espíritus y almas, la renovación de vuestros caminos y entregas a Mi insondable Corazón.
Solo deseo instituir en sus vidas un espíritu de apostolado, de misión y de servicio.
Que esta Maratón represente la renovación del servicio a Dios, aquello que ustedes pueden entregarme más allá de las limitaciones y de las pruebas, de los miedos y de las incertidumbres.
Desearía que todos los días pudieran renovarse y dejaran de mirar hacia atrás, hacia el pasado, porque si Yo Soy vuestra sagrada Presencia renovadora y crística, ¿por qué se detienen en el pasado?
Cuando Yo estoy presente les traigo lo nuevo, lo que aún no conocen ni viven. Yo les traigo la presencia de otra Ley que participa en otros universos y que los congrega aquí para que Me puedan vivir y sentir.
Vuestros corazones son potenciales en el servicio y la oración. Aquí pueden existir columnas más fuertes de oración que propaguen esa Luz por el mundo a través del precioso verbo orante.
Vuestros corazones no solo deben orar, deben ser espejos vivos que reflejen lo que los demás no viven en este tiempo y en lo que muchos no ponen atención por no conocerme profundamente.
Yo necesito de vuestras manos para llegar a los otros y para que al mismo tiempo ustedes Me puedan ver en los que sufren, en los que se pierden, en los Reinos Menores.
Toda la Creación participó de Mi entrega en la Cruz y aún lo sigue haciendo en Mi Gloria y en Mi Divinidad. Nada está separado después de que Yo ascendí a los Cielos, a la Casa de Mi Padre.
Les dejé la tarea de ser hijos de la Madre del Mundo, de ser semillas de la Nueva Humanidad, espiritualmente hablando.
Les dejé la tarea de propagar Mi Evangelio a través de actos de caridad y de paz, paz que escasea en el mundo y en muchos corazones.
América tiene esa misión Conmigo y con los demás Sagrados Corazones, es parte de esta trilogía espiritual entre vuestro Maestro, Santa María y San José.
Ustedes y vuestros hermanos perdidos son llamados a vivir este proyecto que aún no es comprendido porque es un proyecto de Amor superior, de una existencia desconocida que hoy se aproxima a ustedes para que la puedan percibir y vivir.
Yo les proporciono esta Gracia y esta Misericordia para que vuestros caminos sean pacíficos y no conflictivos, para que vuestros corazones se unan a Mí, así como deben unirse a vuestros hermanos, sin diferencias ni negaciones.
Yo les abro una puerta para vivir la experiencia del amor y de la redención. Ustedes ya han experimentado estas cosas a través de la Obra que aquí realizan, hace tanto tiempo, en honra a Mi Dios. Es por eso que vengo aquí para entregarles Mis Gracias, el espíritu de Mi gratitud infinita y universal.
Vengo así a lavar vuestros pies, a bautizar vuestras cabezas en el nombre del Espíritu Santo, a ungirlos y a sanarlos en el nombre del Amor y de la Unidad, algo que la humanidad está perdiendo rápidamente, pero si ustedes atraviesan el fin de los tiempos Conmigo nada deberán temer.
Quiero que vuestras vidas se entreguen a Mí.
Quiero que abracen Conmigo la Cruz que Yo llevo por el mundo en este tiempo.
Quiero que retiren las espinas de Mi Corazón por todos los injustos y soberbios.
Quiero que contemplen la inmensidad de Mi amor y que se sumerjan en Mi Espíritu, viviendo cada una de Mis Palabras, así como las vivieron los apóstoles en el pasado.
Quiero que sean una pluma de luz entre Mis Manos para que Yo pueda escribir la nueva historia en el Libro de Mi Padre, vuestra historia de redención, de expiación, de perdón y de Misericordia, de liberación y de paz; porque llegará el tiempo, queridos compañeros, en el que deberán estar reunidos al igual que hoy, en este sagrado cenáculo que me están ofreciendo amorosamente.
Así como Yo reuní a los doce, hoy los reúno a ustedes y a los que espiritualmente no están aquí.
Dejo a ustedes el saludo de Mi Paz, la señal luminosa de Mi Cruz victoriosa y resplandeciente en todo el universo.
Dejo para ustedes Mi dolor por el mundo, la negación de los corazones, la indiferencia de los orgullosos, la pobreza de los no humildes, la soberbia de los ciegos, la maldad de los ingratos, para que los compartan Conmigo y para que vuestro amor, junto al Mío, pueda borrar todas las miserias y triunfe Mi Sagrado Corazón como está triunfando en vuestras vidas.
Que esta Maratón abra las puertas a los que deben llegar, a los jóvenes de esta región que deben encontrar también el Camino de Cristo, no un camino estricto, sino el camino del amor, de la redención y de la paz. El camino del apostolado orante, de la misión en el servicio y en la caridad por medio de la piedad.
Los invito a renovarse en el nombre de la Ley de la Jerarquía, en nombre de la unidad y del bien.
Adonai, Misericordia, Misericordia, Misericordia,
Redención, Redención, Redención para este planeta.
Amén.
(tres veces en portugués)
En esta noche de comunión Conmigo, les entrego la bendición de estos elementos y Mi abrazo paternal en la unión perfecta con Mi insondable Corazón de Amor para que, renovados por Mi Espíritu, vuestros caminos sean en Mis Caminos y vuestros corazones estén en Mi Corazón en honra y adoración al Padre.
Yo los renuevo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
En cuanto Me elevo acepten Mi proclamación de Paz y confirmen vuestros conmigo, así como cada uno lo pueda vivir en este ofertorio que es elevado.
Volveré mañana para estar con ustedes en unión espiritual y en vigilia por el mundo.
Gracias por haber concedido este espacio para Mí en vuestros corazones. Los frutos serán vistos en el próximo mundo, en la nueva humanidad y en la alegría de vuestros rostros.
Recuerden que esto es hecho por toda la humanidad no solo por ustedes, sino por aquellos que más lo necesitan y que más sufren la tribulación.
Asociación María
Fundada en diciembre de 2012, a pedido de la Virgen María, Asociación María, Madre de la Divina Concepción es una asociación religiosa, sin vínculos con ninguna religión institucionalizada, de carácter filosófico-espiritual, ecuménico, humanitario, benéfico, cultural, que ampara a todas las actividades indicadas a través de la instrucción transmitida por Cristo Jesús, la Virgen María y San José. Leer más