Miércoles, 26 de diciembre de 2012

Mensajes semanales
MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA, PAYSANDÚ, URUGUAY, TRANSMITIDO POR LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A HERMANA LUCÍA

Queridísimos hijos:

Después de casi seis años de Apariciones y más de un año de Apariciones públicas, ha llegado la hora de percibir y vivir los frutos que dejó Mi Corazón en el corazón de cada uno de ustedes.

El retorno de Mi Hijo Redentor ya está más cerca de lo que ustedes imaginan y Él vendrá a cosechar los Dones que depositó, como potencial, en las ovejas de Su rebaño, dones que están siendo despertados por la Gracia del Espíritu Santo.

Mis queridos, cuando llegue la hora del Encuentro con Cristo, Él les mostrará Su nuevo Rostro y traerá en Sus manos los Talentos Universales que serán entregados a los que persistan. Como respuestas a estos códigos, que los prepararán para la Nueva Vida, Cristo buscará un rebaño despierto en los Dones del Espíritu Santo. De esta forma, hijos Míos, cada uno deberá descubrir en lo profundo del corazón, qué Don deberá ofertar al Redentor.

Algunos despertarán el Don de la Humildad, a través de un corazón que reconoce plenamente el Poder y la Magnitud de Dios, un corazón que sabe que de Él provienen todas las cosas que existen en la Tierra y vive eso.

Otros manifestarán el Don de la Caridad, por medio de un corazón que descubrió a Dios en sus hermanos y, en la búsqueda incansable para encontrar al Cristo Vivo, buscarán al Redentor en cada criatura y servirán al Padre Supremo por intermedio de Sus hijos, prestando un eterno servicio en todas las acciones.

Algunos despertarán el Don de la Comprensión, mediante un corazón capaz de percibir el momento interior de todo lo que está a su alrededor y de no juzgar cosa alguna, pues conoce la verdad de todo y la comprende.

Algunas ovejas se tornarán pastores, a través del Don del Dicernimiento. Estas sabrán el camino correcto por el cual conducir al rebaño antes de la llegada del Redentor y, por intermedio de este Don, encontrarán a Cristo entre tantos que fingirán ser el Cristo renovado.

Algunos despertarán el Don del Amor y por medio de Él, amarán también al enemigo y darán la oportunidad a la Oscuridad de convertirse en Luz. Estos serán los últimos en ofertar su Don en el tiempo de la tribulación, pues a través de este Don y de esta gran conversión, los Planes de Dios se cumplirán.

Muchas ovejas vivirán el Don de la Paz y mediante ese Don protegerán a muchas otras ovejas y no permitirán que desaparezcan los Dones en el corazón de sus ovejas hermanas.

Un Gran Don que el Señor espera despertar en Sus criaturas en este tiempo es el Don de la Fe, pues las ovejas de Cristo que vivan este Don se mantendrán de pie, en cualquier circunstancia, y no perderán jamás la confianza en el Señor, en la certeza de que Él todo sabe y lo conduce todo. Y por medio de este Don sustentarán a muchas otras ovejas unidas al Rebaño que busca al Gran Pastor.

Es por el despertar de estos Dones, hijos Míos, que Mi Corazón viene día a día; es para que puedan tenerlos en las manos cuando el Señor esté delante de sus ojos, buscando lo que Él les entregó para despertar y vivir en este tiempo. Es para vivir estos Dones que sus pequeños seres están en la Tierra en este momento y para llevarlos más allá de la Tierra, cuando les sea pedido.

Existen muchos otros Dones a ser vividos. Solo se necesita que, por medio de la simplicidad, sus corazones se ofrezcan y se permitan vivir esta verdad que hoy les traigo, pues no hay mucho tiempo.

Vacíen los corazones y no tengan miedo por todo lo que podrán sentir, ya que un corazón vacío es algo desconocido para muchos en este mundo.

Para que sus corazones aprendan, puedo contarles algo:

Jesús ya había ascendido y dejó para Nosotros una gran Misión, la que no sabíamos cómo llevar adelante. Hasta que un día Dios vino a Mí, cuando Me encontraba en oración con las discípulas que Me acompañaban, y Me encomendó que me acercara a los Apóstoles.

No sabía lo que iba a suceder. Cuando nos reunimos, sentimos el profundo vacío que la partida de Jesús nos había dejado. El único sustento de Nuestros corazones era la confianza ciega en Sus palabras y en Sus promesas. Nosotros entramos en un profundo silencio y ofrecimos ese vacío a Dios, ofrecimos todos los días que nos quedaban por delante y, al encontrar Nuestros corazones vacíos, sinceros y confiados en Su Gracia, el Señor envió Su Espíritu y nos dio a todos el Don de la Sabiduría.

En ese momento fuimos colmados por una Sabiduría que no era de esta Tierra, que venía del Cielo y que contenía la Sabiduría de todos los pueblos, de todas las lenguas. Fue así que, plenos del Espíritu Santo, salimos a cumplir la Voluntad del Padre, fortalecidos por Él. Nada era lo suficientemente fuerte para detenernos.

Esto es, hijos Míos, lo que les es ofrecido vivir en este tiempo y más aún en este día.

Los bendigo, para que a través de esta Gracia sus corazones puedan sentir y vivir la oportunidad que les fue anunciada.

Les agradezco por responder a Mi Llamado.

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad