Domingo, 1 de enero de 2012

Mensajes diarios
MENSAJE DIARIO DE MARÍA, MADRE DE LA DIVINA CONCEPCIÓN DE LA TRINIDAD, TRANSMITIDO A FRAY ELÍAS

Queridos hijos:

En las grandes batallas la oración vence a través del amor que cada alma vierte desde su interior por las otras almas.

Pequeños Míos, hoy los invito a orar con sinceridad por la restauración de todas las almas que, por los impulsos de la vida terrena, se sumergieron en el camino de las festividades. Yo los llamo hoy a la oración reparadora por todos los corazones que sin saberlo perdieron el brillo de la llama que los unía a Dios Creador.

Por eso, Mis pequeños, para aliviar el dolor de las almas que se distanciaron de su verdadero Padre del Amor, Yo los llamo a colaborar en humildad con todas ellas a través de la unión de ustedes con los Cielos en el ejercicio diario de la oración.

Muchos corazones en este día se sentirán distanciados de todo y no podrán comprender el porqué. Por eso, Mis pequeños niños, a ustedes, que por Gracia han conocido el poder de la oración, los llamo a ejercitar el amor en el corazón por todos los hermanos que en estas festividades mundiales son engañados por el falso amor.

Para conocer el Amor Divino debemos orar y, así, las almas tibias podrán fortalecerse en esta última hora en el mundo. Mi Bendita Misericordia está siendo derramada sobre todos los corazones pero, ahora, Mi Inmaculado Corazón necesita de verdaderos misioneros de la oración.

Con los orantes en el mundo, el planeta se consagrará a Mi Inmaculado Corazón después que todo acontezca entre los hombres y los pueblos. Pero si no hay verdaderos corazones donados a la oración, al mundo le costará mucho rendirse a los pies del Supremo Dios. La humanidad, en cada pequeño corazón, está siendo llamada por Mi Inmaculado Corazón a consagrarse a Dios en la oración redentora.

Aún queda mucho por aprender en este mundo, pero Mi Corazón prepara a los corazones para el tiempo final. Estoy en cada uno de ustedes contemplándolos y amándolos como la Madre de la Paz. Es necesario, Mis pequeños, que todos conozcan el Reino de la Paz para así reconocer que la Luz de Dios está cerca de cada alma que la busque.

Dios los ama. Dios los quiere redimir. Dios espera que cada corazón se rinda delante de Su Amor Misericordioso. Aún es tiempo de que todos los corazones se conviertan . El Cielo está abriendo las puertas para los que, incluso sin comprenderlo, aspiran a su propia rehabilitación. El Divino Señor los aguarda para la cena de comunión con Su Santísimo Corazón.

Los contempla desde el Corazón,

María, Madre de la Divina Concepción de la Trinidad