Viernes, 28 de junio de 2019

Mensajes diarios
MENSAJE DE SAN JOSÉ, TRANSMITIDO EN LA CIUDAD DE FÁTIMA, PORTUGAL, A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS

Este mundo, en este tiempo, hijos, es un mar de estímulos retrógrados y es el escenario de una batalla espiritual entre el caos y el mal, entre la luz del despertar y la oscuridad de la inconsciencia.

Esta batalla tiene sus raíces en lo invisible, en un juego de fuerzas que estimulan y distraen a la humanidad de su verdadero propósito para que los seres jamás descubran quiénes son y lo que vinieron hacer en este mundo. Al mismo tiempo, el Creador les ofrece tesoros espirituales únicos que los impulsan a dar un salto en la evolución y en el despertar, si tan solo se esfuerzan por tornarlos vida.

Es una batalla entre la sabiduría y la ignorancia, entre el amor y la indiferencia, entre el Tiempo de Dios y el tiempo ilusorio del mundo. Y ustedes, en medio de todo esto, deben vivir su definición y dar pasos firmes en el camino que escogieron seguir.

Piensen en el Propósito de Dios y busquen amarlo. Amen el camino que ustedes son llamados a vivir y luchen contra sí mismos para permanecer en él, porque esta batalla, en sus niveles más ocultos, también se traba dentro de ustedes. Los estímulos degenerados de la vida sobre la Tierra también habitan en el interior de los seres.

A lo largo de la evolución humana, de sus experiencias, de sus errores, de sus descaminos, esas fuerzas ganaron su espacio en el interior de los seres y purificarlas es un trabajo arduo, paciente y perseverante.

Por encima de todo, hijos, fortalezcan la fe, porque aquel que tiene fe y confía en Dios eleva sus manos al Padre y recibe Su auxilio. Por encima de todo, busquen la humildad porque ella vence todos los estímulos mundanos y conduce a los seres a la rendición, que es la puerta para que el Creador pueda actuar en sus vidas.

No se cansen de luchar, de caminar, de proseguir.

Si ustedes buscan sinceramente un corazón humilde, no se cansarán tan fácilmente, porque la humildad vence las batallas a través de la rendición. Con el corazón manso, la humildad vence la batalla. Aquel que es humilde vence el orgullo con su simple presencia. Por eso, hijos, cultiven esta humildad en su interior.

Tienen Mi bendición para eso.

Su Padre y Amigo,

San José Castísimo